Discapacidad y mujeres: dos universos fotográficos en inequidad

Foto: David Estrada Larrañeta / FNPI.

Por Marcy Alejandra Rangel |@MarcyAlejandra

A pesar de que la charla El retrato de la desigualdad tenía como fin último presentar el trabajo de Constanza Portnoy, argentina ganadora de la Beca Oxfam FNPI de periodismo sobre temas de desigualdad, el tema de su investigación sobre discapacidad dio pie para conversar sobre la desigualdad desde dos vertientes: el fotoperiodismo y las minorías.

El Festival Gabo contó para esta cita con otras tres mujeres que formaron parte del jurado que reconoció el trabajo de Portnoy: Claudia Daut, jefe fotografía de Reuters en América Latina (Alemania); Silvia Omedes, directora de la Fundación Photographic Social Vision (España) y Adriana Zehbrauskas, fotoperiodista freelance para Buzzfeed y The New York Times (Brasil). Junto a Jineth Bedoya, subdirectora de El Tiempo (Colombia), crearon con sus intervenciones una lista de prácticas que han llevado a los medios a publicar imágenes que refieren a los lectores una visión homogénea del mundo y otra de recomendaciones para conceptualizar mejores trabajos visuales.

Las mujeres en el fotoperiodismo

El fotoperiodismo no está alejado del pensamiento patriarcal y machista. Según Constanza Portnoy, el oficio es un lugar reservado para los hombres. “Me ha costado hacerme un espacio como mujer, comunicadora social y freelancer”. Daut, como jefe de fotografía en Reuters, afirma que la agencia cada vez más está pendiente de ser mentora de fotógrafas mujeres. “Una mujer no se puede encasillar. No se acercan las mujeres, tienen miedo a veces, pero estamos en un momento político convulso para que las mujeres se levanten y hay que aprovecharlo para dedicarse a algo que originalmente no es femenino”.

A los independientes les acompaña la incertidumbre. “Si yo no hago un trabajo bien hecho hoy, no me van a llamar mañana otra vez” ejemplifica Zehbrauskas para explicar que el fotoperiodismo, independientemente del género, se ejerce de una manera riesgosa laboralmente hablando cuando se hace de manera freelance.

La maternidad. “Hay mujeres que son freelancers y no tienen con quién dejar a sus hijos. Si uno ve los salones de las escuelas de periodismo la mayoría son mujeres, pero eso luego no se ve reflejado en el mercado laboral. Entonces ahí pasa algo que hace que las mujeres no sigan” analiza Zehbrauskas.

Solo el 15% de los fotoperiodistas profesionales son mujeres. Silvia Omedes cuenta que esta es una industria muy masculina, porque hay muchas menos mujeres. “En los premios, hace un par de años que son muy sensibles a la perspectiva de género y en dar visibilidad a trabajos hechos por mujeres. El World Press Photo hace un año está buscando que más mujeres se postulen al premio y después de un año de intentarlo solo ha subido un 1% las postulaciones”.

La sensibilidad. Omedes afirma que los premios son un termómetro para saber cuál es el tipo de historias que se venden en los medios, se publican y difunden. “Cuando uno ve las historias que hacen las mujeres, se da cuenta que son historias distintas porque nuestro imaginario es masculino y las mujeres desarrollan historias con un punto de vista más esperanzador”. Daut agrega: “Debemos ser conscientes que el siglo XX se ha construido con fotografías hechas el 85% por hombres. Debemos tener más mujeres para contar una visión más completa que nos acerque a temáticas que si no nunca serían mainstream, ni se publicarían en los grandes medios para tener una visión más completa. Negar una visión femenina para que nos cuente las historias a las que no tenemos acceso, es como perderse la mitad del mundo”.

Existe una visión homogénea del mundo. Las grandes agencias atienden a intereses económicos y políticos clarísimos y distribuyen las mismas imágenes a cantidades de periódicos en el mundo, con lo cual nuestra idea del mundo es homogénea: regida y creada por un cierto tipo de persona. “Hay que potenciar la diversidad, fotógrafos locales y autóctonos. Cuando hablamos de mujeres, estamos hablando del 50% de la población mundial” recuerda Omedes.

Existe un modelo social discapacitante: Hay dos tipos de limitaciones sobre las que se habló en la charla. Por un lado, la visión de Portnoy sobre la discapacidad: “¿Dónde está esa discapacidad? ¿En la persona que tiene esa discapacidad, o en la sociedad que condiciona e impone barreras para que una persona en silla de ruedas no pueda subir a la vereda o tenga que ser levantada para subir a un medio de transporte?”. Y, por otra, la de Omedes que critica a quienes elaboran narrativas que potencian a la mujer como víctimas: “Las mujeres entramos a los museos y nos vemos desnudas. Tenemos que revisar los clichés, la idea de lo femenino, de la mujer, del género. Si hay que analizar el siglo XX por las imágenes que ha creado es absolutamente incompleto e injusto. Y además nos hemos acostumbrado a ello. Las agencias venden muchas más imágenes si aparece un niño destrozado o una mujer en desesperación, pobreza, refugiada. Eso vende y afianza esa imagen tan difícil de romper de la diversidad”.

Recomendaciones para fotoperiodistas

    1. Contar historias nunca va a estar en crisis, porque es algo que forma parte de la naturaleza humana: “Tenemos que explicarnos el mundo, unos a otros, y las nuevas tecnologías ofrecen las herramientas para difundir estos trabajos” dijo Silvia Omedes.
    2. Estar presentes con el corazón. Evitar lugares comunes de revictimización en las imágenes parte de la empatía, de ponerse en el lugar del otro. “No solamente estar presente con los ojos en esa situación, sino también con el corazón. A veces hay que dejar la cámara. Aunque la imagen que veamos sea perfecta quizá no es la mejor si respetamos esa situación” explicó la fotoperiodista y psicóloga Constanza Portnoy.
    3. Tener presencia en redes sociales. Tener una web cuidada y a pesar de eso entender que no todas las redes sociales están pensadas para colgar proyectos fotográficos con aspiraciones profesionales. Omedes agregó: “Cuando uno siente la pulsión de compartir su historia y esa historia está hecha honestamente, se encontrará la vía para difundir”.
    4. Presentarle el trabajo a un editor. Claudia Daut sugiere preguntarle a un editor qué le parece el trabajo antes de ofrecerlo. “Podemos sentarnos y hablar. De alguna manera se tiene que contactar con alguien que esté en el medio”.
    5. Encontrar los cómplices naturales del proyecto. Saber dónde está la audiencia potencial va a marcar el cómo para explicar el qué. “Cuanto más idea tenemos a priori de dónde está nuestra audiencia, nos va a facilitar el llegar ahí antes” señala Omedes.
    6. Desarrollar el proyecto por escrito. Para ganar la Beca OXFAM – FNPI, Portnoy tuvo que acompañar las imágenes de un texto que defendiera el producto que estaba presentando. Durante el proceso, descubrió que es un lenguaje que no se puede descuidar. “No se complementan, pero van de la mano”. 

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación, el rigor en el tratamiento de los hechos y la coherencia ética en el periodismo. Está inspirado en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos SURA y Bancolombia con sus filiales en América Latina.

Cómo los periodistas venezolanos usan la red para burlar la censura

Por: Marcy Alejandra Rangel | @MarcyAlejandra

Los periodistas Ronna Rísquez, César Batiz y Albor Rodríguez, nominados en distintos años al Premio Gabo, sostuvieron una conversación con el sociólogo Tulio Hernández sobre cómo el periodismo venezolano ha combatido la censura y se ha convertido en un periodismo independiente, de naturaleza digital, hecho por periodistas y no por grandes empresarios.

La conclusión parte de un concepto: en Venezuela existe un proyecto político autoritario que no es tradicional, no responde al comunismo clásico ni a las dictaduras militares que anteriormente ha habido en el continente, pero tampoco es una democracia. Así lo definió Hernández, quien además explicó: “En Venezuela hablamos de un totalitarismo del siglo XXI porque son modelos cuya característica básica es mantener en lo posible el rostro democrático para tratar, sin embargo, lo mismo que se logra con una dictadura. Por eso los mecanismos para controlar la información son más sofisticados”. El sociólogo comparó la censura como “un sistema de tenazas que se van apretando y en vez de matar a los periodistas, los tratan de aniquilar moralmente, los procesan judicialmente, los expulsan o los hacen huir en muchos casos y, en vez de censurar los medios privados, los compran”.

En este contexto han surgido medios nativos digitales que son una manifestación de la mudanza que se produjo a las plataformas digitales, no por razones de mercado, tecnológicas o económicas, como en los países del primer mundo, sino más bien por la necesidad que tuvieron esos periodistas formados originalmente en medios impresos de seguir haciendo buen periodismo, mantener su independencia y generar emprendimientos como un acto político de responsabilidad con su oficio.

Periodistas que decidieron emprender

Albor Rodríguez dirige La vida de nos, un sitio que reivindica la historia como singularidad que es parte de un contexto, finalista del Premio Gabo 2018 por un trabajo sobre los presos políticos en Venezuela. Este es uno de los medios más recientes en su país a pesar de que Rodríguez es una periodista con una larga trayectoria en la gerencia periodística: “Yo vi la devastación del sistema de medios desde afuera. De pronto no teníamos sitios dónde trabajar, dónde ejercer el periodismo con cierta dignidad. Ocurrió que periodistas formados en medios tradicionales superamos el duelo de esa pérdida y decidimos emprender y crear medios”.

En su experiencia, hay una diversidad de emprendimientos que han producido en el periodismo venezolano la posibilidad de trabajar con verdadera independencia y sin cruzarse con intereses empresariales. “Estamos casados con unos deseos de seguir en Venezuela y esa independencia creo que ha tenido una repercusión en la calidad: estamos dialogando con el continente de un modo comprometido y más serio. No nos quedamos en la devastación. Pudo no haber habido una reinvención de los periodistas. Pudimos habernos ido, cambiado de actividad y decidimos fundar espacios para rehacerlo. Eso ha tenido una consecuencia directa que es palpable”.

Combatir la censura

El objetivo del Monitor de Víctimas, un proyecto creado por Ronna Rísquez dentro de Runrunes, ha sido combatir la censura a través de la unión entre el periodismo de datos, el periodismo de investigación, el periodismo colaborativo y la participación ciudadana. Una censura que en este caso se manifiesta con la ausencia de datos, que no les permite a los venezolanos saber por qué su país está entre los dos más violentos del mundo, ni quiénes son las víctimas o victimarios. “Combinamos la experiencia de los distintos periodistas de sucesos para recabar cifras e ir también buscando las historias combinadas con estudios de expertos, académicos, que buscan mostrar patrones para que en algún momento se puedan formular políticas públicas”.

El Pitazo es uno de los medios que ha sufrido censura de una forma más directa, con el bloqueo de sus tres dominios. Por eso César Batiz, su director, confiesa: “A los periodistas y a políticos en Venezuela les anulan el pasaporte, que es una retaliación contra la libertad de expresión. Cada vez que viajo fuera del país pienso que puede ser la última vez que viaje”.

En Venezuela, cubrir violencia se ha vuelto doblemente peligroso para los periodistas: “Te expones a que puedas ser agredido, no estás protegido por los cuerpos de seguridad del Estado pero además puedes ser víctima de esos mismos cuerpos, que detienen arbitrariamente, roban los equipos, roban las pertenencias de los periodistas, los golpean, los agreden y no sabemos hasta qué punto puedan llegar. Es una sombra que está permanentemente sobre el trabajo de los periodistas” afirma Rísquez.

La periodista habla en nombre de sus colegas que han aprendido a combatir la censura con alianzas locales, y ahora internacionales que han tenido repercusión, como el Premio Gabo 2018 que obtuvo Efecto Cocuyo con el diario colombiano El Tiempo por su trabajo Venezuela a la fuga. “No somos periodistas con grandes recursos ni con grandes financiamientos. Con el periodismo colaborativo buscamos optimizar los recursos y repartirlos en distintas funciones, además de buscar mecanismos de protección con las alianzas, que son parte de eso”.

La infociudadanía

César Batiz es fundador de El Pitazo, un medio que estaba en proyecto cuando ganó el Premio Gabo 2014 en la categoría Cobertura, con el equipo de Últimas Noticias. En ese momento, el periodista Diego Fonseca le recomendó: “Tienes que seguir trabajando con la información que surge de la gente”. Y así terminaron de pulir la idea de ese medio que ahora cuenta con 50 periodistas repartidos en las 23 capitales de Venezuela. “Son 87 personas que generan no solo una página web, sino un programa de radio, un notiaudio de Whatsapp, redes sociales, panfletos, perifoneo donde se distribuyen los contenidos. Hemos formado a 563 infociudadanos”.

El reto, según Batiz, es cómo se puede conectar más con las audiencias, enfrentarse el reto del ancho de banda y las dificultades que hay para entrar a los sectores más empobrecidos. Albor Rodríguez explica que las historias de la gente pueden dar cuenta de cuánto y cómo los venezolanos están creciendo como sociedad. “Estamos construyendo un caleidoscopio de esta Venezuela que en los años venideros podremos ver y darnos cuenta de qué carajos estamos hechos los venezolanos”.

 

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación, el rigor en el tratamiento de los hechos y la coherencia ética en el periodismo. Está inspirado en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos SURA y Bancolombia con sus filiales en América Latina.

7 lecciones que nos enseña la sátira periodística de Actualidad Panamericana

Foto: David Estrada Larrañeta / FNPI.

Por: Marcy Alejandra Rangel | @MarcyAlejandra

El equipo de Actualidad Panamericana dictó un taller sobre sátira periodística durante el segundo día del Festival Gabo 2018. Sus 25 participantes hicieron el ejercicio de redactar titulares que pudieran funcionar dentro de la página de humor político más reconocida en Colombia. Para ello, vieron una primera parte de teoría que diera cuenta de las técnicas básicas de este género que utiliza referencias desde Chaplin hasta el periodismo tradicional.

Luego de cinco años de trayectoria y cerca de tres mil artículos publicados, estas son algunas de las enseñanzas que compartieron con los participantes y que han hecho del portal una referencia de la sátira y los nuevos lenguajes periodísticos en la región:

    1. Hay una diferencia entre agredir y ofender. “Tú puedes vivir con la ofensa, con la agresión no porque es intencional que lo hagan para hacerte sentir mal”.
    2. Fake news vs. Sátira. El objetivo de la sátira es no meterse con quien está sufriendo, sino con los que tienen el poder. “Como lo tenemos muy claro, la gente no nos metió en la canasta de las fake news sino de la sátira. Hay una distinción muy clara y tanto las redes sociales como los medios tradicionales saben que hacemos humor con la intención de decir algo”.
    3. Poner el humor al servicio de la gente. El mundo digital ofrece posibilidades infinitas para hacer sátira y desnudar al poder porque, en esta era, una buena idea se puede echar a andar en cuestión de horas.  “La tecnología no nos asustó. Somos un medio nativo digital y le ganamos a los medios tradicionales en ese terreno. Podemos usar los lenguajes contemporáneos sin ponerlos enteramente al servicio de la búsqueda de clics por encontrar anunciantes. Al contrario, queremos poner el humor al servicio de la gente”.
    4. Hay dilemas éticos que se deben tomar en cuenta. Aunque se digan mentiras en función del humor, hay una legislación. Entonces no se puede, a través de una sátira, caer en una injuria. Hay que tener presente el marco legal, el sentido común y la ética. “No tome como objeto de su sátira poblaciones vulnerables, minorías o quienes la están pasando mal”.
    5. ¿La audiencia está familiarizada con el tema? El humor tiene mucho menos alcance cuando un tema no está ya en el ambiente. Es difícil hablar de los temas de lo que uno no sabe, por eso es mejor evitarlos o darles tiempo. Algunas preguntas que debe hacerse el autor para formular un tema son: ¿Es algo que le afecta a usted mismo? ¿Usted sabe del tema? ¿Es actual o sigue vigente? ¿Qué quiero decir sobre el tema?
    6. Algunas advertencias. El autor de una nota satírica no puede revictimizar, plagiar o caer en un delito o violar los derechos de alguien (injuria, calumnia, pánico económico, ley del menor). “Criticamos no a la persona, sino la conducta de esa persona”.
    7. Por último, detonar la fórmula de la risa: “La risa se reduce a cuando las leyes de la naturaleza chocan con las leyes humanas”.

 

 

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación, el rigor en el tratamiento de los hechos y la coherencia ética en el periodismo. Está inspirado en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos SURA y Bancolombia con sus filiales en América Latina.

Eduardo Salles, director de Pictoline

Pictoline, o la disrupción frente a los medios tradicionales en el siglo XXI

Eduardo Salles, director de Pictoline, durante la charla Pictoline: crear en la era de la distracción Foto: Julián Roldán/ FNPI.

Por Daniel Torrealba / @Danfebres

“Es una pérdida de tiempo”, así calificó Eduardo Salles, director y co-fundador de Pictoline, el tratar de enseñarles a los asistentes de la charla ‘Pictoline: crear en la era de la distracción’ cómo crear sus propios pictolines. ¿El motivo? Le estaría haciendo el juego a un fenómeno que ve en los formatos la tabla de salvación. No hay nada que pueda estar más alejado de la verdad, por lo menos para el ilustrador y diseñador mexicano: “Cuando te quedas con el formato y no entiendes la raíz de cómo un medio o un nuevo producto periodístico llegó a una determinada solución, lo único que haces es replicar algo que no entiendes y postergar tu fin inevitable”.

Ese fue el punto de partida de la charla que se llevó a cabo en el Salón Restrepo, en el Jardín Botánico de Medellín, durante el segundo día del #FestivalGabo2018. ¿Qué siguió? Un análisis para entender los problemas a los que se enfrentan, hoy en día, los diferentes procesos comunicativos, a través de tres puntos fundamentales:

Modelo de negocio

Para Salles existe un desfase entre la propuesta de valor que ofrecen los medios de comunicación y su modelo de negocios. ¿A qué se debe esto? A que no han sabido encajar la bofetada que les propinó internet al arrebatarles el modelo de distribución y permitir que la información llegara a coste cero a cada usuario.

Explicada al detalle la idea del director de Pictoline iría así:

  1. Antes de internet existía una barrera de distribución y tecnológica.
  2. Los medios las aprovecharon para crear audiencias cautivas.
  3. Al llegar internet estas barreras explotan, permitiendo a cada usuario crear contenido.
  4. Facebook y Google aprovechan esto y crean algoritmos capaces de ofrecer contenido que los usuarios quieren consumir y que, no olvidemos, ya no solo crean los medios.

Esta nueva dinámica lleva a que los medios pierdan buena parte de su audiencia y, como solución, solo den “patadas de ahogados”, según señala Eduardo Salles, al intentar “mantener su viejo modelo de negocios, que consiste en la venta de publicidad”. La manera que encuentran para lograrlo es consiguiendo, comprando, inventando más seguidores o aprovechándose y/o engañando a los algoritmos de distintas plataformas.

En pocas palabras, se metieron en un “círculo vicioso” del que todavía muchos no han logrado salir, según destaca el creador mexicano. Como respuesta a esta situación Salles plantea dos alternativas:

  1. Replantear la propuesta de valor de los medios.
  2. Alinearla a un modelo de negocios que sea viable.

Eduardo Salles indicó que la propuesta de valor de Pictoline es diseñar información, lo cual es relevante tanto para el New York Times como para cualquier marca comercial y su modelo de negocios es el diseño de la información, que sigue siendo relevante para el medio norteamericano como para muchas marcas comerciales. Así, por ejemplo, se pasa de un círculo vicioso a uno virtuoso, según la experiencia del ilustrador y diseñador.

Dinámica de la información

“En 2002 la humanidad produjo 23 exabytes de información. Esa misma cantidad de contenido se creó en solo siete días de 2011. ¿Imaginen cuánta cantidad de información somos capaces de producir hoy en una hora”, con este ejemplo Salles demostró la cantidad abismal de contenido a la que nos enfrentamos en la actualidad.

El mexicano destacó que esta sobreproducción de contenidos ha hecho que pasemos de una atención dedicada a un consumo múltiple, que ocurre a todas horas y en todo momento: al ver una serie de TV también estás en Twitter y no te detienes al encontrar un meme que envías por Whatsapp, para luego crear una historia en Instagram, por ejemplo.

¿Qué ha conseguido el exceso de información para Salles? Que seamos cada vez más selectivos con lo que consumimos y que desechemos, de forma cada vez más recurrente, lo que no nos interesa. Es decir, ahora el usuario tiene el poder y puede decidir qué ve, cuándo lo ve y quién se lo dice.

Esta dinámica también perjudicó a los medios, pues antes de la llegada del internet, sobre ellos recaía la responsabilidad de crear contenido. “Se perdió el poder de decidir quién tiene la palabra y quién no. Ese fue un golpe muy duro para el viejo modelo comunicacional”, añadió Salles.

Para el cofundador de Pictoline esta es otra de las razones por la que las empresas tecnológicas le están ganando la batalla a los medios de comunicación: las empresas de Silicon Valley se preocuparon por la experiencia de usuario y por crear interfaces sencillas para que las personas pudieran entender y encontrar información relevante para ellos.

Por contra, ¿qué hicieron los medios? Se encerraron en su burbuja pensando que este cambio iba a ser temporal, que el orden impuesto hace décadas iba a prevalecer y, cuando se dieron cuenta que esto no iba a pasar, ya se había creado una desconexión muy grande entre medios y usuarios, según destacó el mexicano.

¿Qué solución encuentra Salles para este problema que enfrentan los medios? Que creen y desarrollen nuevos productos periodísticos, con base en las necesidades de los usuarios en su contexto actual. Es decir, que piensen en cómo las audiencias y los usuarios quieren consumir información hoy en día.

Paradigmas de creación

“Antes los creadores de contenidos eran unos cuantos y ellos eran el centro. El punto de vista que valía e importaba era el del creador. Ahora, en el nuevo modelo, esto quedó obsoleto. Con el cambio de poderes que trajo el mundo digital pasó el usuario a ser el centro”, destacó Salles al hablar del último problema al que se enfrentan quienes deciden crear un proceso comunicativo.

¿Qué hay que hacer ahora? Para Salles la respuesta es fácil: crear, desarrollar y diseñar en función al usuario, porque en el siglo XXI la atención y la relevancia no se merecen, se ganan.

El mexicano considera que este cambio de paradigma puede ser lo más difícil de entender, por eso plantea que al momento de intentar crear algo se deben responder las siguientes preguntas:

  • – ¿Cómo afecta esto al público al que le voy a llegar?
    – ¿Cuáles son las preocupaciones y necesidades del usuario?
    – ¿Qué conflictos va a tener el usuario con la información que le voy a dar?
  • Después de responder estas preguntas ya puedes crear, pues el objetivo para que las personas se interesen en ti es que tú, primero, te intereses en ellas.

El mexicano aclara que detrás de este planteamiento no hay nada científico, sino que es un principio básico del cual los medios no pueden escapar. Hay que pensar en:

– ¿Quién es el usuario?
– ¿Cómo el usuario usa la información?
– ¿Cuál es el contexto en el que la información ocurre?

Eduardo Salles volvió sobre el inicio y estableció que los tres ejes fundamentales para llegar a soluciones interesantes dentro de los procesos comunicativos son:

  1. Generar una oferta de valor que parta de las personas.
  2. Crear una experiencia de usuario que lo vuelva deseable.
  3. Hacer un modelo de negocio que lo haga viable.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos SURA y Bancolombia con su filiales en América Latina.

engagement y audiencias en el periodismo

En la era del ‘engagement’, ¿en qué consiste tener una buena relación con las audiencias?

Pedro Burgos, Antonio J. Rodríguez, Margarita Barrero, Carolina Robino, Eduardo Salles y Alejandra Cruz en la charla ‘El misterio de las audiencias: más allá del engagement. Foto: Julián Roldán/ FNPI.

Por Daniel Torrealba / @Danfebres

La charla ‘El misterio de las audiencias: más allá del engagement‘, que se llevó a cabo el segundo día del #FestivalGabo2018, en el Orquideorama del Jardín Botánico de Medellín, abrió el debate sobre la relación que debe existir entre los medios y las audiencias en línea de cara al futuro, la sostenibilidad y la independencia de la industria periodística.

En este conversatorio compartieron panel Eduardo Salles, director y co-fundador de Pictoline; Carolina Robino, editora general de BBC Mundo; Antonio Rodríguez, fundador y editor de PlayGround; Pedro Burgos, fundador de Impacto.jor; y Margarita Barrero, quien durante 2016 fue directora de la estrategia digital de la Presidencia de la República y lideró la campaña de redes sociales del Acuerdo de Paz. Ellos conversaron con Alejandra Cruz, directora del Taller del Nuevo Periodismo FNPI.

El debate:

El gran reto para el periodismo de hoy en día es entender quiénes hacen parte de nuestras audiencias y construir con ellos una relación duradera. Ahora, ¿en qué consiste tener una buena relación con los usuarios?

Los puntos de vista:

– Margarita Barrero: Nuestro papel en estos momentos como medio de comunicación es ver a a la audiencia como una comunidad. Se debe crear un vínculo que sea más fuerte que la interacción, lo importante es lograr que los usuarios se identifiquen con lo que ustedes hacen, te sigan y crean. La relación entre el medio y la audiencia debe ser como una relación de pareja: hay que conquistarlos, sorprenderlos, hacer que no se aburran y te crean, porque el día en que esta relación de pareja se rompe, ellos se van. Debemos conocer qué les interesa a los usuarios y qué no. Hacernos esas preguntas y ser capaces de revisarlas y contestarlas es nuestra función. En fin, debemos hacer de las audiencias una fuente primaria de nuestro trabajo, casi que uno más de nuestros compañeros.

– Pedro Burgos: Cada medio tiene que saber cuál es la relación que tiene con los lectores y así conocer qué quiere lograr en la audiencia con cada publicación que realice. Es muy importante pensar en el propósito y saber si quieres que quienes te lean se conviertan en tus donadores, suscriptores o un par de ojos que sirvan para la publicidad. Es por esto que las métricas de análisis no pueden ser las mismas para todos los medios, deben depender del modelo de negocio y la relación con los lectores.

– Carolina Robino: Considero que las audiencias, en estos momentos, son menos misteriosas que nunca, gracias a todas las herramientas que existen y que nos permiten conocer más de ellas. Puedes conocer de dónde te leen, cuánto te leen y qué temas leen, por ejemplo. Además, la BBC Mundo tiene un modelo único: la audiencia la financia y por eso siempre pensamos en ellos, son el centro de todo. Eso hace que nos preguntemos todos los días: 1) ¿qué vamos a escribir?, 2) ¿por qué creemos que eso es relevante? y 3) ¿cómo se lo hago relevante a la audiencia? Por otro lado, para nosotros no es una opción no interactuar con los usuarios. Estamos obligados a contestarles.

– Eduardo Salles: Hay que partir de que las audiencias no son algo nuevo para los medios de comunicación, siempre han dependido de ellas. Esa relación siempre ha existido. Ahora, sí hay que entender que el contexto tecnológico propició una nueva relación entre los medios y sus usuarios que hay que buscar entender. En el momento actual la audiencia está mucho más empoderada y decide qué, cuándo y cómo consume la información.

– Antonio Rodríguez: El engagement se puede definir como la unidad mínima de relación emocional entre un medio y su comunidad. Si se entiende cómo interactúa esta audiencia con el medio, se puede construir, a mediano y largo plazo, una oferta de consumo digital a través de una identidad que es muy importante trabajarla. Se debe construir una relación estable con las audiencias.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos SURA y Bancolombia con su filiales en América Latina.

periodismo performatico

¿Qué es el periodismo performático?

Sebastián Hacher y Sol Dinerstein durante la charla ‘Periodismo performático: la palabra ya no tiene el poder’. Foto: Julián Roldán/ FNPI.

Por Daniel Torrealba / @Danfebres

La palabra ya no tiene poder. Esa es la consigna que, desde la revista Anfibia, da rienda suelta al periodismo performático. Ahora, ¿qué es esto? En la revista argentina, dirigida por Cristian Alarcón, lo aproximan a algo que se encuentra en la “frontera entre el periodismo y el arte, entre el relato y la acción”.

Para conocer más detalles sobre esta nueva corriente del periodismo, alrededor de 300 personas asistieron a la charla ‘Periodismo performático: la palabra ya no tiene poder’, que se realizó el segundo día del #FestivalGabo2018 en el salón Restrepo del Jardín Botánico, en Medellín.

Aquí los ponentes argentinos Sebastián Hacher, editor de Cosecha Roja, y Sol Dinerstein, productora ejecutiva de Anfibia, se enfocaron en responder las siguientes preguntas: ¿Es cierto que la palabra ya no tiene el poder? ¿Es legítimo que lo creativo forme parte de un proceso periodístico?

 

Así nace el periodismo performático

“El laboratorio de periodismo performático es un proyecto de poco más de un año y nace a raíz de una convocatoria de Casa Sofía [un proyecto político culturar y político], que nos propuso hacer talleres de formación de periodistas. Esto, desde Anfibia, lo venimos haciendo desde hace años y por eso decidimos redoblar la apuesta y pensar en algo innovador para narrar la realidad. Así surge la idea de convocar a un laboratorio de periodismo performático”, señala Sebastián Hacher.

Desde Anfibia creen que hemos migrado a un mundo de imágenes, donde la palabra ha ido perdiendo, poco a poco, poder. Por eso ellos se están preocupando por encontrar nuevas gramáticas para narrar lo real, para apropiarse de la realidad y poder contarla.

“La idea fue convocar a periodistas y artistas para que trabajen juntos y creen algo nuevo: cosas que puedan romper la pantalla y generar nuevas sensaciones en la audiencia”, señaló el editor de Cosecha Roja. Además, añadió que el objetivo es “conmover a nuestras audiencias hiperestimuladas, hiperconectadas, hipercultas e hipercríticas”.

La convocatoria para el laboratorio de periodismo performático

Sol Dinerstein señaló que 194 proyectos se postularon, en marzo de este año, para hacer parte del laboratorio, en una convocatoria que estuvo abierta por espacio de un mes.

Solo seis proyectos fueron seleccionados durante esta primera convocatoria y los ganadores los dieron a conocer durante la 44a edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires:

Laberintos de cristal: La performance hace foco en los movimientos de las mujeres para encontrar su lugar dentro del poder judicial.

Sur delta: El arte urbano es su lenguaje, las redes sociales y las calles son el territorio donde disputa el discurso público. Ellos intervienen con acciones performáticas sobre los temas calientes de la agenda.

Sinfonía big data: Una performance escénica múltiple que investiga el fenómeno socio-tecnológico del big data, abordando los enfoques y conceptos de la psicopolítica, vigilancia y publicidad en diálogo con las reverberaciones político-tecnológicas tanto a nivel internacional como local.

Con toda la muerte al aire: Una instalación performática que reconstruye el femicidio e invita a sumergirse en el relato y en las ambigüedades que rodean a todo acto de violencia.

Micropolítica de la supervivencia gorda: Esta performance comparte visiones, porciones y fragmentos de cuerpos gordos sobreviviendo en un sistema neoliberal magro. Trae voces, genera representaciones, jaquea palabras y hace intervenciones que buscan habilitar nuevas formas de recorridos deseantes sobre los cuerpos y nuevas formas de ser gordo en el mundo.

Voces disidentes: La performance invita al público a ingresar en un túnel: se escuchan incesantemente fragmentos de discursos naturalizados que contribuyen a la generación de desigualdades en nuestra sociedad.

“Después de la ceremonia iniciamos un periodo de workshops muy intensos y nos reunimos con cada uno de los proyectos una vez por semana. Fue un proceso laborioso que nos obligó a salir de nuestros lugares de confort como periodistas y narradores. Tratamos de aprender a vivir en la tensión entre el arte y el periodismo; tratamos de vivir en esa frontera”, contó Hacher.

Desde Anfibia comentan que tenían claro lo que no querían que fuera el periodismo performático: 1) un periodismo bonito y 2) arte con información. Bajo esas premisas han trabajado durante todos estos meses con los distintos proyectos, que en el último trimestre de 2018 empezarán a mostrar sus resultados en la ciudad de Buenos Aires y a través de redes sociales.

¿Por qué esto es periodismo?

Esa fue la primera pregunta de uno de los asistentes a la charla y fue respondida por Sebastián Hacher: “Primero porque hay una investigación detrás. O sea, todos estos trabajos tienen fuentes, entrevistas, inmersión, etc. Lo que estamos haciendo es cambiar la manera en que esa información se procesa. Así como antes apelamos a las herramientas de la narrativa clásica y de la ficción para contar lo que investigamos, ahora queremos hacerlo a través del arte. Apostamos a un cambio profundo en el que presentamos la investigación. Es un tema de lenguaje”.

Hacher aclaró que una de las características de Anfibia es intentar encontrar formas innovadoras para narrar lo complejo, por eso con el proyecto de periodismo performático están pasando de la investigación a la narración y de la interpretación a la creación.

 

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos SURA y Bancolombia con su filiales en América Latina.

6 obstáculos a los que se enfrentan las mujeres periodistas

Jineth Bedoya, María Elena Salinas, Natalia Viana y Mabel Lara. Foto: Joaquín Sarmiento / FNPI.

María Elena Salinas (México/Estados Unidos), Natalia Viana (Brasil) y Jineth Bedoya (Colombia) son tres mujeres que se han destacado en el periodismo latinoamericano, pese a tratarse de una profesión tradicionalmente dominada por los hombres en una región sumergida en un imaginario machista.

Salinas, la periodista hispana de más amplia trayectoria en la televisión estadounidense; Viana, ganadora del Premio Gabo en 2016, y codirectora y cofundadora de Agéncia Pública; y Jineth Bedoya (Colombia), subdirectora de El Tiempo, y destacada corresponsal de guerra y activista contra la violencia de género, tuvieron que desmontar una serie de estructuras y paradigmas para establecerse como líderes en sus respectivos campos.

Estos son algunos de los testimonios íntimos que compartieron con la periodista colombiana Mabel Lara durante la charla Ellas transformadoras del periodismo, llevada a cabo durante el primer día del Festival Gabo 2018, sobre los obstáculos que han enfrentado a lo largo de sus trayectorias en el oficio:

Tener que justificar sus logros por el hecho de ser mujeres

Jineth Bedoya: “Es muy complicado todos los dias justificar cómo logramos ciertas cosas por el hecho de ser mujeres, sobre todo cuando se está en un contexto tan machista como el de la gran cantidad de redacciones. Siempre estamos en la dinámica de justificar que hacemos las cosas no porque seamos feministas o mujeres, sino porque el periodismo nos obliga a hacerlas con total rigor, porque nos debemos a un público; pero ese es el reto que tenemos”.

María Elena Salinas: “Molesta un poco constantemente que sobresalga el hecho de que ‘mira lo que has logrado siendo mujer’. Vivimos en mundo machista y, en medio de una política empresarial que no reconoce los aportes de las mujeres, constantemente nos tenemos que estar probando. Siempre es noticia cuando llega una mujer a ser titular de un programa. Claro, nos gusta ser noticia, pero nos gustaría que eso fuera lo normal y que, si somos buenas en lo que hacemos, entonces sí se reconozca nuestro trabajo”.

Entrar en campos del periodismo que son ‘para hombres’

Jineth Bedoya: “Mi reputación me la he ganado porque he sido de las pocas mujeres que hace 25 años se atrevió a estar en la línea de fuego, a cubrir un combate, a subirme al helicóptero y enfrentarme a esos guerrilleros, policías, militares y paramilitares que por el hecho de ser mujer querían ‘algo más’ aparte de entregarnos información”.

“Me tocó muy difícil porque además de llegar a confrontar a los armados, me tocó confrontarme con mis colegas. En combates donde había 20 reporteros y fotógrafos hombres, y Jineth Bedoya, cuando yo tenía la fortuna de conseguir la noticia desde el lugar de los hechos, lo que me decían mis colegas era ‘se lo dio al general’. Tenía que pelear con eso siempre”.

María Elena Salinas: “El último estudio que vi del Centro de Mujeres en los Medios en Estados Unidos muestra que en la televisión las mujeres reportan únicamente un 25% de las noticias y casi siempre en temas de educación, salud, belleza y moda”.

“Yo he sido víctima de discriminaciones en ese caso a lo largo de mi carrera. A veces es muy sutil, a veces es muy abierto y frontal. Recuerdo hace muchos años un desastre natural en Centroamérica. Quería ir a cubrirlo y un jefe me dijo: ‘¡allá no vas a poder andar en tacones y con secadora de pelo!’ En otra ocasión me dijeron: ‘no puedes ir al Medio Oriente porque su cultura no permite la cobertura, a pesar de que mandaron a un hombre reportero y a una mujer como productora”.

Las agresiones

Mabel Lara: “Hay una agresión constante de líderes mundiales contra las mujeres. Parece que los hombres están atacando lo femenino en las democracias liberales”.

Natalia Viana: “Como somos periodistas, nuestro trabajo es contar lo que pasa en el mundo en este momento. Es innegable que hay movimientos feministas que cada vez son más importantes y relevantes y que tenemos la obligación de cubrir. Pero lo que estamos viendo bastante es el ataque, el linchamiento moral a periodistas mujeres cuando tocan el tema femenino o cuando investigan a hombres de partidos conservadores”.

“En Brasil tenemos tres organizaciones que hacen fact-checking de manera independiente, las tres dirigidas por mujeres, y fueron atacadas en redes sociales por grupos de derecha con imágenes sexuales y cosas humillantes”.

La percibida ‘menor credibilidad’ de las mujeres

Jineth Bedoya: “Hace dos años desde la campaña de ‘No es hora de callar’ hicimos un sondeo sobre qué percepción tenía la gente cuando se le entregaba información sobre temas políticos, económicos o judiciales. Les preguntábamos qué percepción tenían si el analista era hombre o mujer, y, de cada 10 personas, 8 consideraban que tenía más credibilidad que hablara un hombre a una mujer”.

“Ustedes cogen los diarios de América Latina y se dan cuenta, si hacen un sondeo de todas las páginas, de que un promedio del 80% de analistas son hombres. No llamamos a mujeres expertas a pedir su opinión. Siempre consultamos al hombre, al analista, al doctor, al congresista, y no a la doctora”.

María Elena Salinas: “Ese tipo de cosas ocurre muy a menudo. Un programa político en el canal donde yo trabajaba dejó de utilizar mis aportes porque ya había más hombres que los podían hacer”.

El acoso en las redacciones

Jineth Bedoya: La investigación que hizo el New York Times y que replicaron diarios de todo el hemisferio sobre el ambiente laboral dentro de las redacciones nos muestra que hay un acoso que se ha mantenido bajo el tapete y del que hemos sido cómplices.

“Las practicantes que llegan a la sala de redacción, si hacemos un sondeo, muchas de ellas de alguna forma han tenido que afrontar el acoso, y nosotros lo hemos silenciado. Me pregunto qué he hecho yo para levantarme contra ese acoso del que de alguna manera hemos sido testigos”.

Natalia Viana: “Hago una autocrítica: cuando empezó el #MeToo muchas cosas que se denunciaban me parecían exageradas. Pero hablando con chicas me di cuenta de que hay muchos temas que para ellas son inaceptables, ¡y que yo los aceptaba!: galanteos de gente que iba a entrevistar, que para nosotros eran normales. Qué bueno que haya esos cambios para esta generación.

La falta de mujeres en cargos de jefatura

Mabel Lara: En las escuelas de comunicación social, el 60% son mujeres. Pero el ascenso de mujeres a cargos de poder y toma de decisiones es del 9%.

Natalia Viana: Cuando yo llegué al periodismo las mujeres ya éramos la mayoría. Lo que no había era mujeres en el cargo de jefatura. Pero en mi generación ya no estamos disputando cargos de jefes; estamos creando nuestros medios y la cuestión es un poco diferente. Agéncia Pública fue fundada por dos mujeres.

 

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación, el rigor en el tratamiento de los hechos y la coherencia ética en el periodismo. Está inspirado en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos SURA y Bancolombia con sus filiales en América Latina.

Continente Cautivo

15.000 asistentes vivieron el Festival Gabo 2018

Foto: Joaquín Sarmiento/FNPI.

Durante tres días Medellín fue la capital del periodismo iberoamericano siendo sede de la sexta edición del Festival Gabo, que en esta ocasión compiló todas las historias detrás del relato para contárselas a los 15.000 asistentes que vivieron las 75 actividades realizadas en once espacios de la ciudad, distribuidos en el Jardín Botánico, el Parque Explora, el Museo de Arte Moderno, Casa Museo de la Memoria y seis universidades: Eafit, Universidad de Antioquia, Universidad Católica Luis Amigó, Universidad de Medellín, Universidad Pontificia Bolivariana y el Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM).

Los 150 invitados que le dijeron sí a la cita anual con el periodismo de excelencia, de innovación y con coherencia ética expusieron sus vivencias, experiencias y saberes frente a las audiencias que tuvieron la oportunidad de interactuar con ellos, además de preguntarles sobre los temas de este oficio que le interesan a la región.

Durante la mañana del primer día, en la Maratón de las mejores historias de Iberoamérica, se revelaron los procesos y las experiencias de los finalistas de las cuatro categorías de concurso —Texto, Imagen, Cobertura e Innovación— y los medios que utilizaron para lograr una historia que fuera finalista de este galardón, considerado el mejor del periodismo iberoamericano.

Esa tarde la lluvia no fue impedimento para que siguieran las actividades del Festival Gabo. Con paraguas en mano llegaron los asistentes para escuchar las charlas de Masha Gessen, Antonio J. Rodríguez, Carolina Robino, María Elena Salinas, Gonzalo Celorio, Ignacio Escolar, Alonso Sánchez Baute, Jineth Bedoya, Leila Guerriero, Álex Grijelmo y todos los invitados que hicieron parte del itinerario del día uno.

El día dos del Festival Gabo comenzó con actividades variadas de Premio Gabo, Periodismo de tú a tú y la Cocina del Periodismo, con la participación de Martín Rodríguez Pellecer, Eduardo Salles, Carolina Torreblanca, Pedro Burgos, Patricia Nieto, quienes hablaron de los proyectos periodísticos más innovadores, en un formato en el que primó la interacción con la audiencia.

Esta jornada estuvo enmarcada por la ceremonia del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo 2018, en la que se exaltaron los mejores trabajos periodísticos de Iberoamérica. Allí se conocieron las historias ganadoras de las cuatro categorías: Un niño manchado de petróleo, en Texto; Memoria, verdad y justicia para las pibas, en Imagen; Venezuela a la Fuga, en Cobertura; y Los desterrados del Chaco, en Innovación. Así mismo, se hizo entrega de los reconocimientos Clemente Manuel Zabala, a Diego Martínez Lloreda, director de información del diario El País, de Cali; y a la Excelencia al periodista español Ignacio Escolar, director de eldiario.es.

A lo largo de los tres días del Festival Gabo, las muestras fueron permanentes para los asistentes, entre ellas ‘Africamericanos’, una exposición colectiva que incluyó fotografías de Liliana Angulo, Maya Goded, Sandra Eleta, Jorge Panchoaga, Cristina de Middel y Bruno Morais, con la curaduría de Claudi Carreras y Germán Rey, y el ciclo de documentales de Caio Cavechini, que incluyó tres proyecciones de sus mejores trabajos.

La ética periodística tuvo su espacio con Javier Darío Restrepo, Mónica González, Jorge Cardona, Gumersindo Lafuente y otros invitados que hicieron parte de las actividades del tercer día del Festival Gabo 2018. En simultáneo todos los escenarios del evento recibieron a invitados y asistentes para cumplir las últimas actividades del Festival, que cerró con la tertulia musical en homenaje a Gabo, con los vallenatos de Leandro Díaz.

Alonso Sánchez Baute, Ariel Castillo, Marina Quintero e Ivo Díaz, hijo del fallecido juglar vallenato, expusieron las similitudes que tenía el compositor de canciones como Matilde Lina y La diosa coronada con Gabriel García Márquez, mientras interpretaban las canciones de Díaz.

Fueron tres días en los que se respiró periodismo, cheveridad, arte y cultura en Medellín, en esta fiesta de historias para mentes curiosas que honra el legado periodístico de Gabriel García Márquez.

Abandonar la racionalidad y otras lecciones de Natalia Viana sobre la elaboración de un reportaje

Foto: Natalia Viana, directora de Agéncia Pública. Joaquín Sarmiento/FNPI.

Por Marcela Madrid Vergara

En 2015, la periodista brasilera Natalia Viana encontró en un informe público un dato inquietante: el municipio con mayor población indígena de Brasil era también el que presentaba el mayor índice de suicidios. Sin mucho más contexto y sin la certeza de que encontraría una historia, emprendió un viaje de cuatro horas de avión y tres días en barco hasta San Gabriel de Cachoeira en la amazonía brasilera.

Ese era apenas el comienzo de una profunda investigación que la llevaría a escarbar en los conocimientos históricos, sociológicos y espirituales de los 23 pueblos que habitan la región. Fue un trabajo de cinco meses que resultó en el reportaje San Gabriel y sus demonios, ganador del Premio Gabo en 2016.

La directora de Agéncia Pública y miembro del Consejo Rector de la FNPI compartió algunas de las lecciones de ese proceso con los asistentes al taller ‘Cazando demonios: cómo hacer reportajes investigativos en un medio independiente’, durante el Festival Gabo 2018.

No tener miedo a hablar de temas sensibles

Una de las dudas más recurrentes por parte de los asistentes al taller fue cómo abordar historias relacionadas con un tema tan delicado como el suicidio. Era una inquietud compartida con la autora: “Mi temor era que al publicar, este texto incitara a más personas a matarse”.

Luego de consultar a sicólogos y a otros periodistas, llegó a la conclusión de que debía hablar del tema a pesar de que fuera un misterio, un tabú y que ni la ciencia o la medicina tuvieran respuestas. La clave era ir más allá de los suicidios para buscar la raíz del fenómeno, que se remontaba, en este caso, a décadas atrás durante la colonización religiosa.

Escuchar hasta abandonar la propia racionalidad

Natalia Viana llegó a San Gabriel sin una hipótesis sobre las causas de los suicidios. Lo que hizo desde el primer momento fue escuchar a la gente, personas que la fueron llevando de un lado a otro encontrando nuevas pistas. En ese recorrido habló con familiares de las víctimas, pastores, policías, chamanes, sicólogos y antropólogos.

De las fuentes indígenas escuchó decenas de historias sobre visiones, monstruos acuáticos, demonios o sueños premonitorios. “Cuando estás ahí, la loca eres tú que no ves la cobra grande o el hombre de negro”. Luego entendió que ahí existe otra percepción de la humanidad, de lo vivo y lo muerto, así que “toda la historia se basó en respetar lo que ellos están viviendo en lugar de pensar que están locos o inventándose cosas”.

Atreverse a contradecir la historia oficial

La primera versión que apareció en San Gabriel era que un profesor de la escuela estaba induciendo a los jóvenes al suicidio, una teoría que tomó fuerza cuando la policía lo acusó públicamente y los medios replicaron la historia. “La ciudad quería un culpable”, explica la reportera, hasta el punto que el profesor tuvo que huir del pueblo y empezar de cero.

En el terreno, Viana decidió comprobar esta historia y encontró pistas que la ponían en duda, como que los suicidios continuaron después de la partida del profesor. “Luego de ver muchas cosas así de concretas, decidí absolverlo”.

Cazar los datos, la mitad del trabajo

Cuando regresó a Sao Paulo, Natalia todavía estaba lejos de enfrentarse a la hoja en blanco. Así resumió su método para organizar el material: “Hago un cuadro con los temas principales y voy llenando con lo que tengo y lo que falta de cada historia. A partir de ahí sigo buscando datos y datos”.

La tabla le planteaba dos grandes tareas: la primera, entender qué sucedió décadas atrás durante la colonización indígena en Brasil y, por otro lado, descubrir qué estaba haciendo actualmente el Gobierno por detener los suicidios en esta comunidad.

Ninguna de las dos metas era sencilla. Por un lado, la evangelización por parte de los jesuitas estuvo intencionalmente indocumentada durante la dictadura. En cuanto a la información sobre suicidio, “los datos son malísimos, yo misma encontré cinco o seis casos no documentados cuando estuve ahí”. Fueron entonces jornadas enteras de inmersión en archivos históricos y entrevistas con funcionarios, sicólogos y expertos.

Bonus: ¿Por dónde comenzar?

Al tener tantas historias diversas dentro de un mismo texto, esta puede llegar a ser una pregunta agobiante. Así lo hace Natalia Viana: “Para saber por dónde empiezo a escribir me sirve mucho contarle la historia a alguien y darme cuenta de qué es lo que le interesa más. Así conozco cuál es el camino natural de la curiosidad”.

 

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación, el rigor en el tratamiento de los hechos y la coherencia ética en el periodismo. Está inspirado en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos SURA y Bancolombia con sus filiales en América Latina.

 

Hojas de vida: un taller para relatar la identidad de los jóvenes de Antioquia

Por Renata Cabrales

Los jóvenes de décimo y undécimo de la institución educativa rural El Tablazo tuvieron un viaje a la tierra del Nunca Jamás, con la diferencia de que no se trataba de un mundo de hadas, sirenas, cuevas y entradas secretas, sino de sus propias comunidades, ubicadas en el municipio de Barbosa, Antioquia.

Gracias al taller ‘Hojas de vida’, promovido por Comfama en el marco del Festival Gabo 2018 y liderado por el argentino Marcelo Franco, periodista y maestro de la FNPI – Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, 25 jóvenes aprendieron técnicas periodísticas para contar de una manera distinta sus vidas y realidades.

Esta actividad usa la metodología del Taller Cronicando, una iniciativa del Centro Gabo de la FNPI, que desde hace dos años dirige Franco en Cartagena, con el objetivo de enseñar a jóvenes en edad escolar a contar cuentos que son verdad.

Así fue el taller ‘Hojas de vida’
Jóvenes participantes del taller conectan sus vivencias con la cultura digital a través de la realización de su primera selfie periodística.

La visita de Marcelo Franco a El Tablazo marcó el principio de una relación llena de cercanía y empatía. “¡¿Qué el profe va a venir hasta acá!?”. No podían creer que alguien los visitara de tan lejos y, mucho menos, que quisiera conocer dónde estudian y cómo viven. “Un bacán”.

Investigar, narrar y compartir. Tres momentos de 25 caracteres que encierran un sinfín de posibilidades, habilidades y herramientas, algunas de las cuales pudieron desarrollar jóvenes como Valeri o Jeison, en la recta final para ser bachilleres.

El género usado por el maestro de la FNPI para que escudriñaran su vida y comunidad con otros ojos fue el perfil periodístico. “Volver a mirar, volver a escuchar, caminando la comunidad a la que pertenecen, que tiene la dimensión familia, escuela, vereda”. Y fue todo un juego.

Trazos, temperas, crayones, cartulinas y hasta selfies, “porque muestran rasgos y actitudes”, hicieron parte de las herramientas con las que recordaron dónde están parados, cómo miran, son o no son mirados por su familia, amigos o profesores, todo con el propósito de mejorar la expresión de su propia identidad.

Conociendo las etapas del taller 
Jóvenes participantes del taller elaboraron este mapa de la vereda. “Es un mapa caminado o 2.0”, explica Marcelo, porque los jóvenes se lo muestran a sus familiares o vecinos para que ellos cuenten qué les falta.

1. Investigar: en esta fase del taller el profesor Marcelo Franco viajó a la zona rural El Tablazo. Antes de ello los estudiantes ya debían haber contestado a preguntas o comentarios como:

– Lo que cuentan de mí mis padres, parientes, vecinos.

– Un minuto, una hora o un día en mi vida que recuerde con mucha intensidad.

– Cambios físicos que me sucedieron mientras crecía

– Qué valoro yo en los demás

2. Narrar: en esta fase los jóvenes ya tienen qué contar, dado que han caminado la comunidad o han hecho un viaje a su propia identidad. Todo lo recopilado es obra gris que los mismos asistentes al taller convierten en piezas textuales, gráficas o visuales, que en algunos casos trabajan de manera individual, grupal o colectiva. Piezas que al final ensamblan y convierten en un gran muro de actualidad.

3. Compartir: es el momento en el que los estudiantes intercambian ideas y sensaciones de lo trabajado, incluso, salen del salón donde estuvieron dos días concentrados, para compartirle a los visitantes del Festival Gabo lo que termina siendo el mapa de sus vidas.

Ese gran mapa no tiene como punto final el cierre de los talleres realizados en el Jardín Botánico de Medellín. Los jóvenes tienen la misión de replicar lo vivido a otros estudiantes de la vereda. Y, como el “bacán” de Marcelo, tendrán que animar al resto de sus “parceros”. ¡Excelente, te pintaste muy bien, qué crees que te falta!

El taller tiene como marco la máxima de Gabriel García Márquez de que la crónica consiste en cuentos que son verdad. Aquí no hay lugar a la imaginación, no hay ficción. Utilizamos, sí, arte, fotografía, literatura, para reconstruir acontecimientos de la realidad, de la proximidad y de la relevancia. – Marcelo Franco

Y es que la única forma de mejorar esos auto-perfiles es que sigan trabajando juntos, ya no en un salón, sino cerca a su riachuelo, las montañas, el cultivo, las vacas, con su familia, sus profes, junto a lo que los llena de alegría o frente a lo que los preocupa: los estragos del cambio climático en su comunidad, los robos cuando se va la energía, los asesinatos o el consumo de droga en “La plaza”, allí donde otros jóvenes como ellos fuman marihuana como si no hubiera un mañana.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos SURA y Bancolombia con sus filiales en América Latina.