Este taller se realizó el 6 de julio de 2024 en Bogotá, durante el 12° Festival Gabo.
Por Daniela Trujillo | @SoyMiroslawa
La preocupación por la equidad de género en todos los entornos, incluyendo el periodístico, no es reciente ni tampoco fácil de conciliar. Dar el paso a la transformación y la verdadera inclusión requiere un proceso de deconstrucción anterior, en el cual es necesario acoger la perspectiva de género como un elemento vital, pues a través de esta comprendemos las estructuras que nos oprimen y construimos herramientas para enfrentarlas.
Este taller de edición realizado durante la 12° edición del Festival Gabo, dirigido por Mariana Alvarado, Pilar Cuartas y Gogo Ortiz permitió a sus participantes tener una discusión sobre las prácticas periodísticas a las que constantemente se enfrentan que, en ocasiones, llegan a ser violentas, revictimizantes o, simplemente, insuficientes; y también, abrió un espacio cocreativo con la REDIPE (Red para la Diversidad en el Periodismo Latinoamericano) para comprender mejores prácticas, vinculando una mirada de género en las salas editoriales. Esto fue realizado a través de los siguientes ejes:
- ¿Qué es el género y cómo nos afecta?
- Mitos alrededor del periodismo con enfoque de género.
- Rol de las editoras de género.
- Narrativas visuales incluyentes
¿Qué es el género y cómo nos afecta?
Pilar Cuartas, coordinadora de Género y Diversidades en El Espectador, explica que el género es una concepción social que evidencia cómo somos leídos por los demás y establece una concatenación de exigencias que, supuestamente, debemos apropiar dependiendo de si el resultado de esta lectura apunta a que somos hombres o mujeres. Este hecho ocurre incluso antes del nacimiento, a través de la elección de ropa, juguetes y la ejecución de ritos tales como la celebración de fiestas de revelación y se mantiene hasta el día de nuestra muerte. Así pues, las tensiones nacen cuando estos anhelos culturales no corresponden con las acciones que realizamos como sujetos de derechos.
En ese sentido, el enfoque de género es una herramienta que nos permite evidenciar el impacto diferencial en la realidad según esos constructos sociales. Si bien está principalmente enfocado en mujeres —en números el 35% han sufrido violencia física o sexual, el 23% tienen menores salarios que los hombres, en 29 de los 187 países contabilizados por la ONU son los esposos quienes llevan la cabeza del hogar destinados por la ley y, según el Foro Internacional, aún faltan 132 años para cerrar esa brecha—, es importante comprender que toda persona se ve afectada por estas lecturas de una u otra manera.
Esta herramienta, aplicada al periodismo, permite una representación equitativa y mejora la credibilidad y calidad periodística, pensando las preguntas no solo para los hombres y así, abriendo el diálogo con las comunidades documentadas. A través de la perspectiva de género se sensibiliza sobre la ausencia de la pluriculturalidad que hoy por hoy es tan necesaria.
En este momento histórico de Latinoamérica, dice Mariana Alvarado, es muy importante existir en la promoción de la diversidad, porque en países como Argentina, que lideraba el avance en el reconocimiento de las mujeres y las personas diversas, ahora hay un presidente que desaparece el Ministerio de la Mujer y niega el lenguaje incluyente; porque en El Salvador empieza a crecer la persecución contra la comunidad LGBTIQ+; y porque en México, pese a que la presidenta electa es mujer y perteneciente al partido de gobierno, no es claro que la actual administración se base en igualdad.
Mitos alrededor del periodismo con enfoque de género
Habla solo de la vida de las mujeres: el enfoque de género no es una ciencia exacta, dice Pilar Cuartas; a todos nos atraviesa y, por ende, todas las personas debemos entrar en la discusión, pues este no solo aborda la desigualdad de un grupo poblacional sino que se inmiscuye en la vida cotidiana. Allí es posible descubrir cómo las estructuras que oprimen habitan tanto en las grandes aristas de poder como en las relaciones sexoafectivas, en los límites, en el cuidado propio y de otras personas, y del hogar.
El periodismo con enfoque de género no es periodismo de investigación: Debido a la exclusión histórica de la diversidad, Cuartas menciona que en distintas salas de redacción, los temas concernientes al género suelen verse como investigaciones menos rigurosas o de menor reconocimiento. Sin embargo, tras el caso de denuncia contra el cineasta colombiano Ciro Guerra, la Corte Constitucional de ese país opinó que las víctimas encuentran en dicho periodismo un aliado con capital social y político que contribuye a que sus relatos de violencia lleguen a más personas. Además, el órgano judicial se refirió a este periodismo como un ejercicio de profunda ética y un trabajo necesario que, si bien no corresponde a las necesidades de un caso judicial, ayuda a la construcción de un espacio seguro de comunicación para las afectadas a través de las mismas herramientas de otras formas periodísticas: la contrastación sustentada, verificación y manejo de fuentes.
Rol de las editoras de género
Los hechos de violencia de género suceden aunque no sean deseables. Lo importante, entonces, no es ocultarlos o maquillarlos, sino entender cómo lo que se publica sobre estos casos afecta a la audiencia y, sobre todo, a las víctimas. Aunque cada editora de género construye su rol desde las necesidades que encuentra en su medio y su audiencia, Pilar Cuartas, en su rol en el El Espectador, considera las siguientes funciones esenciales para su trabajo:
Capacitación. Implica trabajar con periodistas nuevos y pasantes realizando, inicialmente, una introducción básica a conceptos como, por ejemplo, qué representa la sigla LGBTIQ+ o qué es la violencia de género y posteriormente, entrando a temas más complejos como los diferentes tipos de violencia. Esto con el fin de que toda la sala de redacción mantenga una línea de lenguaje unificada y respetuosa a la hora de abordar cualquier investigación y, también, para sensibilizar a los periodistas en el inicio del ejercicio de su profesión.
Edición. En este proceso se realiza la verificación previa de los contenidos que van a salir al aire. Esto incluye revisar que los titulares sean acordes a las noticias y no sean revictimizantes, analizar los contenidos y los perfiles de víctimas y agresores para no recaer en estereotipos tales como “la buena víctima” o “el agresor monstruoso”, resolver dudas de los periodistas sobre temáticas relacionadas al rol y coordinar la sección de género que produce contenido sobre diversidad sexual.
También, a través de este rol, se construye la perspectiva con la que se narra. No es igual comunicar un hecho violento enumerando al pie de la letra los pasos con el que una persona asesinó a otra a tomarlo como una oportunidad de pedagogía en el que se utilice el caso para realizar prevención y contención a posibles víctimas que estén en contacto con el medio. Aunque una editora no conozca sobre todos los temas tratados en la sala de redacción, si debe, de la mano de un equipo de trabajo competente, tener la posibilidad de revisar dicha perspectiva desde todas las áreas posibles.
Narrativas visuales incluyentes
En este momento donde lo audiovisual ha ganado tanto peso, es necesario empezar a pulir la forma en la cual se comunican las investigaciones con enfoque de género, debido a la sencillez con la que es posible caer en estereotipos sobre cómo se debe ver un hombre, una mujer, una persona no binaria o perteneciente a una miniría étnica y cultural. Gogo Ortiz, ilustradora mexicana, propone a continuación algunos consejos para abordar mejor estas narrativas desde el dibujo, la fotografía, la animación y otras formas similares:
Escuchar a las audiencias. Qué consumen, qué no consumen y cómo lo consumen. Un ejemplo de ello es la representación del feminicidio de Ingrid Escamilla, en cuyo caso se filtraron inicialmente fotos de su cuerpo. Las audiencias, en contranarrativa, subieron diversidad de imágenes de flores y animales, para que cuando fuera buscada información sobre ella en redes, su cuerpo no apareciera en la búsqueda. Esto indica la importancia de abandonar el contenido amarillista.
Comprender el contexto y lugar. Es necesario insistir en la construcción de un periodismo humano que verdaderamente se vincule a profundidad con las historias que narra. No es lo mismo lo que viven las personas migrantes, las disidencias, las mujeres o las mujeres trans. Por ello, es necesario visualizar y retratar el entorno para que las audiencias tengan mayor empatía y conexión con las historias.
La importancia de la representación. Entender que todas las personas viven de distintas maneras abre la posibilidad a indagar cómo quieren ser estas plasmadas a la hora de contar sus historias. No todas las fuentes desean aparecer en primer plano ni todas las victimas quieren ser retratadas desde el dolor atemporalmente. La imagen es una ventana que debe apuntar a la representación humana y respetuosa para brindar no solo una mejor conexión, sino también la protección a los deseos de las víctimas.
Hay que iniciar por preguntar qué elementos representan la historia y cómo dialogan con quien la cuenta, acudiendo directamente a la persona afectada o, de no ser posible, a sus familiares o círculo cercano seguro y comprender en su relato que la literalidad no siempre es necesaria: es posible alejarse del amarillismo realizando metáforas visuales que eviten la doble revictimización jugando con el color, las proporciones y las relaciones simbólicas.
Sobre Mariana Alvarado
Periodista con más de veinte años de trayectoria. Embajadora de Viabilidad de Medios para la DW Akademie y colabora en el Centro Knight para el Periodismo en las Américas. Cofundadora de la Red para la Diversidad en el Periodismo Latinoamericano. Ex Teaching Fellow de Google News Lab para México, Centroamérica, Puerto Rico, Colombia y el Caribe. Cubrió migración y comunidad hispana en EE.UU. Tiene una maestría en periodismo e investigación por Florida International University. Fue colaboradora de Grupo Reforma y Expansión en México; y del Arizona Daily Star, Orlando Sentinel, La Opinión y otros medios en Estados Unidos.
Sobre Pilar Cuartas
Periodista y abogada. Coordina la primera sección de Género y Diversidad del diario El Espectador. Antes fue redactora de la Unidad de Investigación del mismo medio, becaria de la Corte IDH, Cosecha Roja y revista Anfibia. Ha sido pasante legal de organizaciones internacionales de derechos humanos como CEJIL, Women’s Link Worldwide y Fundación Konrad Adenauer. Co-fundadora de la Red para la Diversidad en el Periodismo Latinoamericano.
Sobre Gogo Ortiz
Ilustradora y diseñadora gráfica. Su trabajo ha estado expuesto en la Galería Majkensla en Estocolmo, en la Bienal Internacional de México. Ilustradora del fanzine “A ver, quién lleva la Batuta”. Trabajó para el medio independiente LADO B realizando investigaciones periodísticas, como es el caso de los reportajes SE BUSCA: La capital donde niños y niñas desaparecen, el cual ganó el primer lugar de Periodismo Transmedia en Puebla. En 2022 ilustró el especial El Pecado original de la deforestación en Cartagena de Chairá, realizado en conjunto con el medio independiente Verdad Abierta de Colombia, financiado con la beca del programa Crece Digital 2021, desarrollado por la Fundación Gabo con apoyo del Meta Journalism Project.