Relatoría del taller ‘De perfil se ve mejor’, con Sabrina Duque

En el marco del 12° Festival Gabo, la cronista y traductora develó sus claves a la hora de escribir sobre alguien.

Por Luisa Fernanda Gómez Cruz / @ilusa_Gomez

Escribir un perfil no es recopilar un cúmulo de datos biográficos sobre un personaje. Es lograr que lo que escribimos sobre una persona en particular hable sobre todas los demás. “Cuando vayan a escribir un perfil piensen qué es lo que la vida de esta persona me dice sobre mí mismo, qué es lo que me puedo preguntar sobre mi existencia a través de esta persona”, dijo al arrancar su taller Sabrina Duque, periodista, cronista y traductora ecuatoriana.

Periodistas, editores, docentes y estudiantes de comunicación social tuvieron la oportunidad de escuchar los secretos de Sabrina Duque al escribir un perfil, en el taller que dictó durante el Festival Gabo 2024.

Al final del encuentro, la cronista invitó a pensar en un personaje sobre el que los asistentes quisieran escribir y los acompañó en el planteamiento de la historia apuntando que “uno no está solo cuando está haciendo un perfil. Es cierto que vas a estar solo mientras escribes, pero siempre necesitas hablar con la gente en la que confías y cuyo criterio te va a acompañar”. Estas son las claves a través de las cuales la cronista ofreció su acompañamiento.

Escoger a quién perfilar

Algunas veces se trata de una asignación. Otras, de ideas que están dando vueltas en tu cabeza por años. “Para mí, es el momento en el que quiero entender todo acerca de alguien o quiero explicarme algo”, apuntó Duque. Para ilustrar este punto compartió un el proceso de estructuración de un perfil de su autoría. 

Cuando Sabrina vivía en Portugal, la cantidad de centros de estudio neurológicos que había por todas partes llamaron su atención. Esa curiosidad la llevó a descubrir que el primer Premio Nobel portugués no fue José Saramago, como comúnmente se piensa, sino António Egas Moniz, un neurocirujano. 

Encontrar esa historia “me dio la oportunidad de preguntar ¿qué tanto sabemos realmente sobre el cerebro?, ¿por qué aún no tenemos suficiente información sobre este órgano?, ¿qué es lo que el cerebro representa?”, señaló la cronista. La idea que comenzó con una pregunta (¿por qué hay tantos neurólogos en Portugal?) terminó con la escritura del perfil “Antonio Egas Moniz: el doctor que curaba la tristeza perforando cráneos”.

Escribir sobre alguien muerto

Antonio Egas Moniz vivió entre 1874 y 1955. A diferencia de perfilar a alguien vivo, a quien es posible seguir a todas partes y ser testigo de su historia, cuando se escribe un perfil sobre una persona muerta se requiere de otras herramientas de reportería. Hay que confiar en la memoria y los recuerdos —algunos quizá falsos— de quienes lo conocieron y rodearon.

Para hacer un relato verídico, sin embargo, se requiere más, como recurrir al archivo histórico, a las entrevistas que otros hicieron en vida a este personaje y leer las cartas que envió y, con suerte, los diarios que escribió. Estos elementos ayudan a hacer una reconstrucción del personaje.

Pero, como no basta con escribir sobre una persona para hacer un perfil, Sabrina Duque recomienda leer libros históricos que den contexto sobre cómo era la época que habitó ese personaje: “No hay un perfil que yo haya escrito en el que no haya revisado los libros de historia para poder tener detalles de la ciudad, de la vida en la ciudad, de cómo era por donde andaba la persona sobre la cual escribo”.

Construir una escena de la que no soy testigo

El perfil de Antonio Egas Moniz arranca con la descripción de un día de 1935, en un quirófano del Hospital Santa Marta de Lisboa: “Antonio Egas Moniz se calzó los guantes en sus manos deformes por el reumatismo, echó un ojo a la mecha acerada de su taladro y le perforó el cráneo a un paciente”. “¿Cómo construyo una escena de la que no fui testigo?”, preguntó la cronista a los asistentes al taller. Echando mano de los recursos disponibles.

Hay registros en el hospital sobre cómo fue ese día, están las fichas médicas donde se cuentan los detalles de lo que sucedía en los quirófanos. Están los profesores de la universidad que forman a las nuevas generaciones de neurocirujanos portugueses y que saben cómo se hacían los procedimientos en el pasado. “A través de todos estos apuntes y de todas estas entrevistas pude recrear esta escena. No escribí nada que tenga que ver con el clima porque no tenía esa información. Pero sí tengo la descripción de cómo se hacía el proceso, la cantidad de pacientes que atendía, el diagnóstico que se hacía de estos pacientes”, explica Duque.

Qué contar de nuevo cuando son personajes famosos

Puede que el personaje del que se vaya a escribir sea lo suficientemente famoso para que creamos que ya todo ha sido escrito. Y aún así puedes hacer la diferencia a través de tu mirada. “Es tu perspectiva, es tú análisis”, sentencia Duque. Pero la mirada, la perspectiva y el análisis no nacen en el vacío. Para encontrar un buen enfoque es preciso estar completamente informado sobre lo que vamos a escribir. La reportería es lo más importante y es la herramienta que nos conducirá a hacer algo distinto. De no contar con un buen trabajo previo es fácil caer en obviedades. 

Cómo ganarse la confianza del perfilado

No es suficiente con una entrevista con el personaje del que escribiremos para hacer un perfil. Es necesario pasar la mayor cantidad de tiempo posible con él, seguirle en su día a día, conseguir que se olvide de que estamos ahí.

La clave es la escucha. “Cuando me siento a hablar con alguien, esa es la única persona en el mundo que existe”, dice Sabrina Duque. Nada más importa y toda la atención del reportero debe estar volcada a su personaje, porque es fácil notar cuando alguien no está prestando atención. “Pero cuando escuchas con interés, la gente te cuenta sus historias”, explica la cronista.

Cómo titular

Sabrina Duque reveló a los asistentes al taller el método usado en la revista Etiqueta Negra, donde publicó sus historias: “Hazte una pregunta. ¿Qué es lo que quieres contar? ¿De qué se trata esta historia? Esa pregunta, que tiene que ser sencilla y fácil de responder, te puede dar el tono de a donde vas”.

El perfil de Fernando Pessoa escrito por Duque se titula “Pessoa, su estatua y la Coca-Cola”. “La Coca-Cola es un símbolo”, explica la autora; “es algo a lo que todo el mundo le puede dar una interpretación y una visión. Pessoa es un personaje del que todo el mundo tiene algo que decir en Portugal. Hay muchos Fernando Pessoa en la imagen de Fernando Pessoa. Pero además, él hizo un anuncio publicitario para Coca-Cola”. Así fue que encontró las conexiones para titular su perfil a la vez que despertaba curiosidad en sus lectores.

Sobre Sabrina Duque (Ecuador)

Es periodista, cronista y traductora. Sus historias han sido traducidas al portugués, italiano e inglés. En 2015 fue finalista del Premio Gabo, categoría Texto, con el perfil Vasco Pimentel, el oidor. En 2018 ganó la Beca Michael Jacobs de Crónica Viajera. Su ensayo ¿Hay vida después del Maracaná? aparece en el libro Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso. Ha publicado los libros Lama (Turbina, 2017), VolcáNica (Debate, 2019) y Necesito Saber hoy de tu vida (Anagrama, 2022). Es colaboradora de la sección Español de The New York Times, donde entre otras cosas edita el boletín El Times.

Sobre el 12º Festival Gabo

El Festival Gabo es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con la Alcaldía de Bogotá y el Grupo Bancolombia con sus filiales en América Latina. A partir de este año, cuenta también con el respaldo de la CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe, además del apoyo de más de 50 instituciones de todo el mundo.