Relatoría del taller ‘Primero fue la imagen, luego el verbo’, con Daniel Liévano

La actividad se llevó a cabo durante el 12º Festival Gabo los días 4 y 5 de julio de 2024, y contó con 20 participantes, entre ellos ilustradores, publicistas, diseñadores y periodistas.

Por Paula Calderón Buitrago | @paulacalderon_

¿Primero fue la imagen, luego el verbo? Con esta pregunta, que a la vez es el título del taller, comenzó la primera sesión el ilustrador Daniel Liévano. El título desafía la frase bíblica, casi mitológica, “primero fue el verbo”, que sugiere que la acción primaria de la creación, ya sea por parte de las deidades o de Dios, fue el verbo, es decir, la palabra, al dar origen al universo. Sin embargo, Liévano propone una reflexión distinta: antes de la palabra, la imagen ya existía como una forma primordial de expresión y comprensión del mundo. El taller, por lo tanto, buscó explorar la idea de que la imagen es un lenguaje fundamental, capaz de preceder y complementar al verbo en la construcción de significado y comunicación.

  1. La ilustración como iluminación

La ilustración puede considerarse una forma de iluminación, ya que las ideas tienen una forma inherente, y al ilustrarlas, se les otorga luz, lo cual es algo asombroso. Incluso en su propia definición, el ilustrador tiene un papel específico: mientras que el pintor busca la belleza, el ilustrador sigue un texto o una idea previa. “Es como si empacara ese concepto y lo interpretara, ya sea un texto escrito o no, que puede provenir de una naturaleza digital o comercial”, dice Liévano.

Los primeros intentos de comunicación del ser humano sugieren que la literatura, o la escritura, posee una naturaleza visual. Al hacer registros de rayones o tachones en una piedra, se buscaba perdurar en la memoria, capturando la realidad a través de los sentidos. Por eso, Daniel Liévano cree que la lengua humana y el pensamiento pueden, en ocasiones, ir más allá de las palabras. “Existen personas que piensan en palabras, pero también hay quienes piensan en imágenes o conceptos”, asegura Liévano.

  1. Poema de palabras

Liévano cuestionó a los participantes: “Todos tenemos una forma de contribuir a la verdad. ¿Cómo se forma esa idea de verdad? ¿Cómo se expone para generar verdad?” Posteriormente, propuso un ejercicio: les pidió imaginar que en un lado hay una palabra en negrilla y, al lado derecho, otra palabra también en negrilla, sin ninguna relación aparente con la primera. Por ejemplo, “continente” en un lado y “competencia” en el otro. Luego, trazó cuatro líneas entre ambas palabras, creando un puente para conectarlas. Por ejemplo:

De “continente” se pasa a “geografía”. “Geografía” se conecta directamente con “carrera” (como una disciplina académica). “Carrera” se relaciona con “competencia”. “Competencia” con “natación”. Y “natación” con “física”.

De esta manera, se crean conexiones entre palabras que inicialmente parecían no tener relación alguna. A partir de estas conexiones, explicó Liévano, se pueden generar imágenes e ilustraciones.

  1. Conectar lo que no está conectado

Lo fundamental es la capacidad de conectar elementos que, a primera vista, no parecen estar relacionados. Esta habilidad es clave para crear imágenes, escribir, o cualquier otra forma de expresión creativa. En el caso de Daniel Liévano, su trabajo consiste en hacer imágenes, y su enfoque se basa precisamente en entrelazar cosas que a veces parecen no tener ninguna relación. Como él mismo explica: “Pueden darme un texto sobre machine learning, inteligencia artificial, y gallos en Indonesia, y mi tarea es encontrar la manera de unir estos conceptos de forma que se puedan entender de manera universal”.

Además, hay personas que asocian colores o formas con palabras. Por ejemplo, para algunos, el número nueve es amarillo, o la palabra “inocencia” se percibe como azul o blanca. Es interesante considerar cómo estas asociaciones actúan como conexiones entre palabras e imágenes en nuestra mente, aunque en ocasiones estas asociaciones ya están integradas de manera natural.

  1. La libertad en las oposiciones

Continuando con el proceso creativo en el taller, Liévano propuso un ejercicio en el que se elaboraron dos listas: en la primera se incluyeron sustantivos abstractos como soledad, tristeza y búsqueda de dignidad; en la segunda, sustantivos concretos como columpio, escalera y piscina. El objetivo era encontrar oposiciones instantáneas o antónimos para los sustantivos abstractos, dado que en el lenguaje humano tendemos a comunicarnos utilizando este tipo de contrastes. Es más fácil identificar el opuesto de conceptos como la soledad (compañía) o la tristeza (felicidad), aunque en ciertos casos puede resultar más complicado hallar un antónimo claro para sensaciones abstractas.

En contraste, los sustantivos concretos no suelen evocar antónimos de manera tan inmediata. Por ejemplo, rara vez se piensa en un opuesto para un asiento. Sin embargo, Liévano considera que los objetos, en general, tienen connotaciones y personalidades propias. Intentar encontrarles un opuesto resulta interesante, ya que esto puede generar una identidad para el objeto y ofrecer una nueva experiencia, como si tuviera una personalidad única.

Finalmente, Liévano propuso hacer una lista. Él dictó los objetos, y los participantes identificaron el opuesto de cada uno según su percepción. Al concluir, los asistentes compartieron sus resultados y exploraron las relaciones que se establecieron, y cómo estos opuestos dieron lugar a imágenes poderosas y significativas.

  1. El pensamiento irracional

Las oposiciones también son generadoras de imágenes. Aquí es donde entra en juego algo que siempre rescata Liévano: el pensamiento irracional. Este tipo de pensamiento, a menudo asociado con el lado derecho del cerebro, que se dice que es el creativo, permite generar estructuras y metáforas necesarias para expresar. Cuando queremos generar una metáfora, estas se construyen desde lo irracional.

  1. La metáfora: un puente entre lenguajes

Una metáfora, en términos prácticos y personales, es llevar un lenguaje de un lugar a otro para explicar algo más grande. Un ejemplo muy común sería decir “Tus ojos son soles”. Esta frase usa el lenguaje que ya contiene en sí metáforas o comparaciones. “Estoy sugiriendo que los ojos de la persona son los más grandes o brillantes, o que están asociados al sol, que es algo que necesitamos y que es inmenso, un cuerpo celeste esencial para la vida” explica Liévano.

Este tipo de pensamiento irracional y la creación de metáforas permiten construir imágenes poderosas que comunican ideas complejas de manera accesible y memorable.

  1. Los estereotipos 

Al observar señales éticas, como los avisos de hombre y mujer o los íconos en las señales de tránsito, se puede notar cómo están profundamente relacionados con los estereotipos que predominan en la mente humana. Estos estereotipos influyen en la manera en que las personas visualizan e interpretan el mundo que las rodea. Por ejemplo, al pensar en una montaña, lo primero que viene a la mente es un triángulo, o al imaginar un árbol, es común visualizar un tronco con un círculo en la parte superior.

En la ilustración editorial, estos estereotipos visuales se emplean con frecuencia. “Aunque la palabra estereotipo puede tener connotaciones negativas, para el ilustrador representa una fuente de recursos que puede transformarse para crear nuevas ideas” dice Liévano. Por ejemplo, la imagen de una rosa como símbolo del amor o una pareja abrazándose son estereotipos comunes. Sin embargo, al modificar estos símbolos, es posible generar nuevas interpretaciones y superar el cliché. Un ejemplo sería una espina de una rosa clavada en una pared, lo que le otorga una nueva dimensión a la idea del amor.

  1. Los estereotipos en la supervivencia 

Los estereotipos también cumplen una función evolutiva. La capacidad de identificar patrones en la realidad ha sido clave para la supervivencia humana. Hace miles de años, si las personas escuchaban un ruido que asociaban con peligro, como el acecho de un animal, reaccionaban instintivamente huyendo. Esta habilidad de asociación rápida permitió a los seres humanos sobrevivir, aunque también puede dar lugar a la paranoia, como una respuesta instintiva de mantenerse alerta. En términos visuales, estos patrones y asociaciones ayudan a conectar ideas, como se vio en el ejercicio inicial donde se asociaron elementos aparentemente desconectados.

  1. Lo poético y lo absurdo en el arte

Lo poético en el mundo, para Daniel Liévano, se manifiesta en lo absurdo, pero ese absurdo no es tan irracional como parece. A menudo, en el arte, se encuentra coherencia en lo aparentemente absurdo, aunque no siempre se pueda explicar. Por ejemplo, un cigarrillo colocado como una flauta puede no tener un sentido lógico inmediato, pero puede evocar una sensación o idea que resuene de manera inexplicable.

  1. El arte de sugerir a través de la imaginación

La famosa imagen de la mujer de espaldas que evoca un instrumento musical, obra de Man Ray, es un ejemplo perfecto de cómo la sugerencia y la omisión pueden añadir profundidad a una imagen. Al mezclar dos elementos —en este caso, una mujer y un violín—, Man Ray no muestra la totalidad de ambos, sino que deja espacio para la interpretación. Esta sugerencia en la imagen le otorga elegancia, intelecto y poder, al invitar al espectador a completar la imagen con su imaginación.

El arte también juega con las connotaciones de los objetos. Por ejemplo, comparar una copa de vino con una parte del cuerpo, como la vagina, sugiere una conexión sensual y refinada. Una copa de vino evoca un ambiente más tranquilo, íntimo y de pareja, en contraste con la connotación más robusta o fuerte que podría tener un whisky. Estos matices en las imágenes y en los símbolos permiten al espectador explorar diferentes capas de significado y generar nuevas interpretaciones.

Sobre Daniel Liévano

Nació en Bogotá, Colombia. Una parte de su trabajo se enfoca en visualizar las ideas vanguardistas de líderes de la ciencia y el arte en grandes medios de comunicación. Como ejemplos destacados están tres libros de colección ilustrados de Haruki Murakami para la editorial inglesa The Folio Society, y la portada digital sobre sostenibilidad climática para la revista The New Yorker. Liévano está interesado en la narración visual y en las relaciones formales de la semiótica general con la poesía y el arte. Su más reciente novela gráfica, La gravedad y otras sustancias, recibió la Medalla de Oro de la Sociedad de Ilustradores de Nueva York y el Premio Seymour Chwast del Museo Avant-Garde en Suiza. En 2022 fue galardonado con el primer puesto de los World Illustration Awards, otorgado por la Asociación de Ilustradores (AOI) de Reino Unido.

Sobre el taller

El taller titulado “Primero fue la imagen, luego el verbo” se llevó a cabo los días 4 y 5 de julio en la Biblioteca Pública Virgilio Barco, en colaboración con BibloRed, la Red Distrital de Bibliotecas Públicas y Espacios Alternativos de Lectura de Bogotá, como parte del 12º Festival Gabo. Durante el taller, los participantes exploraron el proceso cognitivo, lúdico, libre y caprichoso de traducir palabras en imágenes. Más allá de la habilidad para dibujar, se puso un énfasis especial en el concepto, una idea que muchos suelen abordar con cierta distancia, pero que resultó ser accesible y manejable.

La actividad se centró en capturar esencias, siempre dentro del ámbito subjetivo, lo que precisamente sirvió como detonante para una comunicación única de ideas. Se destacó que la imagen es representativa y explícita, pero también puede ser sutil y reservada. Una imagen que evoca un libro completo es una excelente representación, incluso si no lo revela todo de inmediato. Durante el taller, los participantes cazaron ideas, las modificaron y descartaron, con el propósito de experimentar con la creación de una cubierta.

Finalmente, se invitó a todos a capturar imágenes desde su perspectiva personal y a transformarlas en un símbolo visual que comunicara de manera efectiva.