Taller con Alberto Bello sobre periodismo económico (Foto David Estrada(FNPI)

8 claves de Alberto Bello para hacer periodismo empresarial y económico

Alberto Bello, director editorial de noticias y negocios en Expansión (México). Foto: David Estrada / FNPI.

Por Sebastián Aguirre Eastman | @aguirresebas

El director editorial de noticias y negocios de Expansión (México), Alberto Bello, compartió en la tarde del jueves 4 de octubre, ante 60 asistentes el taller ‘Quitándole la corbata al lenguaje empresarial y económico’, una síntesis de las mejores prácticas para desempeñarse en este campo del periodismo.

Estos son los ocho aprendizajes que dejó el taller.

Entender el contexto de lo que se va a informar para contarlo de la mejor manera

Para ser un periodista económico hay que dominar el tema sobre el que luego va a informar. Ello implica esforzarse por estudiar y por interesarse en capacitarse en herramientas para el análisis de información y el manejo de datos, cifras y estadísticas como tablas y calendarios en Excel, saber qué es un flujo, comprender un estado financiero, identificar cuáles son las fuentes clave, entre otros.

Para ello hay muchas maneras de hacerlo: en Internet están disponibles cursos gratuitos o de bajo costo, también se pueden leer reportajes en grandes medios especializados o libros sobre el tema, asistir a foros empresariales, conversar con expertos.

Identificar cuáles son los temas que se pueden abordar

El periodismo económico tiene muchas vetas que se pueden explorar, empezando justamente desde lo económico: crecimiento, política monetaria, comercio exterior, tasas de interés, temas de regulación.

También hay asuntos desde las empresas: informes sectoriales, análisis de competencia, situación financiera, mercadotecnia, gestión de talento.

Desde el emprendimiento: Startups, casos de éxito de emprendedores y su contexto.

Desde la innovación: Temas de tecnología, ciencia, asuntos que van a determinar si nuestra economía crece.

De mercados: Divisas, commodities, otros mercados financieros.

Desde el bienestar: Empleo, salud, educación, finanzas personales, ahorro (que en Latinoamérica son importantes por la desigualdad tan alta en la región), pues aunque los lectores principales son los empresarios e industriales, por obligación los periodistas económicos deben contarles los riesgos que tienen las economías en las que se están metiendo.

Taller con Alberto Bello en el Festival Gabo (Foto David Estrada/FNPI).
“Hagamos periodismo relevante, riguroso y preciso”: Alberto Bello. Foto David Estrada / FNPI.

 

Abrirse las puertas de las empresas por sus propios medios

Las grandes empresas, por lo general, son muy rígidas en la manera en la que controlan su comunicación, la cual está centralizada en la dirección de comunicaciones o en una agencia.

Estas oficinas, por supuesto, no van a llamar a los periodistas para darles malas noticias, así que debe ser el periodista, con su habilidad para conseguir la información que ellos no le querrán compartir, quien se deberá abrir esas puertas para encontrar las respuestas.

Organización, preparación y claridad

Para Alberto Bello el buen periodista debe ser curioso y nunca perder esa capacidad. Tiene que tener un buen entendimiento del tema que está manejando para luego poder entregar un buen reporte.

Es clave que sea organizado, que transcriba todo lo que pueda de sus notas, que prepare las entrevistas, que archive la información que recoge y que sepa cuáles son los personajes que tiene que entrevistar.

Por último, el periodista que cubre este sector no puede dejar de lado que su escritura y su narrativa deben ser de buena calidad y, sobre todo, que lo haga con claridad y que piense en multiplataformas para enriquecer sus textos con recursos multimedia.

La historia puede estar en cualquier parte

No solo el periodista económico, sino todos los periodistas en general, deben estar siempre atentos a dónde puede estar la siguiente historia que registrarán, pues incluso la podrían hallar en las notas de sus cuadernos, o en el audio de la entrevista que acaba de hacer y que le da pereza transcribir.

Por eso, el consejo de Alberto Bello es volverle a dar play al audio y estar pendiente de lo dicho por el entrevistado. Quizá entre sus palabras haya alguna historia escondida, o tal vez sus audiencias quieran saber más de esa persona con la que habló y desee conocer más.

 

Taller con Alberto Bello en el Festival Gabo (Foto David Estrada/FNPI).
Taller con Alberto Bello en el Festival Gabo. Foto: David Estrada/FNPI.

 

No se deje atrapar por las fuentes

Es importante que el periodista no se vuelva dependiente de las fuentes, porque luego no podrá enfrentarlas y terminará siendo manipulado.

Alberto Bello no niega que el contacto con las fuentes es clave y hay que mantener una buena relación, pero desde lo profesional: pedirles que le expliquen con detalle algún dato o hecho, pero no quedarse solo con lo que estas le dicen. El reportero debe preocuparse por estudiar por su propia cuenta el tema que esté investigando, además de lo que obtenga de la empresa o el personaje consultado.

“El periodista económico suele hablar solo con la gente de corbata. Salgan a la calle, dejen de cubrir la información solo con fuentes oficiales, busquen color, hablen con los consumidores, con los sindicatos, con las secretarias, con los empleados”, sostiene.

Conozca sus fuentes

No hay que dejarse atrapar por las fuentes pero hay que construir una relación que le permita ganarse la credibilidad, que luego le permitirá tener el valor de preguntar lo difícil.

Deje que la conversación con las fuentes fluya, sepa guardar la confidencialidad, aclare desde el principio cuál es el marco de la conversación, de manera que quede definido si la charla es off the record, hace parte del contexto, en definitiva no se puede publicar nada o, por el contrario, el diálogo puede utilizarse como insumo. En otras palabras, no dejar que haya ambigüedad en la comunicación. De esto puede depender que la relación con esa fuente sea de largo o de corto plazo.

Bello sugiere llevar un registro de las conversaciones con cada fuente, con qué frecuencia la consulta, de qué temas hablan, y construir con ello una base de datos que le será útil en su labor.

Una escritura contundente y que le llegue fácil a los lectores

En la tarea de llegarle más fácil a la mayor cantidad de lectores, el periodista económico y empresarial debe preocuparse por la forma en la que presentará la información que ha recogido. Por eso, debe escribir de una manera sencilla, en la que se evite el uso de metáforas, símil o cualquier otro lugar común, como “bomba de tiempo”, “cuello de botella”, “desplome”. No caer en los clichés.

Bello recomienda usar palabras y frases cortas pero contundentes, con las cuales se digan las cosas según como se habla en el lenguaje común de la audiencia a a cual se dirige.

Hay que tratar de sorprender con algo fresco, pero con el lenguaje que se utiliza a diario, lo que es lo más complicado de lograr. Bello sugiere variar en los géneros periodísticos y recurrir a recursos gráficos como gráficos de barras, de líneas y de tortas para ser más explícitos en la presentación de cifras y estadísticas, que funcionan mejor que el texto corrido.

La precisión y la brevedad, dice Bello, son las mejores virtudes del periodismo económico, sin caer en exageraciones.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos SURA y Bancolombia con sus filiales en América Latina.

¡Estos son los cuatro ganadores del Premio Gabo 2018!

El Premio Gabriel García Márquez de Periodismo en su sexta edición anuncia a los cuatro ganadores de sus categorías de concurso: Texto, Imagen Cobertura e Innovación. Después de tres rondas de juzgamiento, habiendo sido la última el 10 y 11 de agosto en Cartagena Colombia, los 12 jurados nacionales e internacionales escogieron a los mejores trabajos de Iberoamérica de entre 1.714 postulaciones recibidas.

Los trabajos ganadores son: Un niño manchado de petróleo (España), en la categoría Texto; Memoria, verdad y justicia para las pibas (Argentina), en la categoría Imagen; Venezuela a la fuga (Colombia – Venezuela), en la categoría Cobertura; y Los desterrados del Chaco (Paraguay), en Innovación.

Durante la premiación también se entregó el Reconocimiento a la Excelencia Periodística a Ignacio Escolar, director de eldiario.es, y el Reconocimiento Clemente Manuel Zabala a Diego Martínez Lloreda, director de información de El País, de Cali.

Estos son los ganadores:

Categoría Texto

Un niño manchado de petróleo

Autor: Joseph Zárate

Medio: Revista 5W (España)

Descripción del trabajo: En enero de 2016, semanas después de que 186 países de la ONU aprobaran un acuerdo para proteger el planeta del cambio climático, ocurrió una de las peores catástrofes ambientales de la historia del Perú. En Nazareth, una comunidad awajún de la Amazonía norte del país, una tubería rota derramó unos 500 mil litros de petróleo en un río. Los nativos, entre ellos más de 50 niños, intentaron sacar con baldes el combustible que contaminaba las aguas donde nadaban y pescaban.

Luego Petroperú contrató a varios adultos de la aldea para limpiar la fuga. Un agricultor de plátano ganaba unos seis dólares al día, pero por limpiar el río recibía hasta siete veces más. Así algunos comuneros pudieron cambiar sus cabañas de madera por casas de cemento, comprar mototaxis y mandar a sus hijos a escuelas de la ciudad.

En un zona donde siete de cada diez familias son pobres y donde mujeres y niños enferman por la desnutrición, hubo quienes vieron en los derrames una oportunidad para mejorar sus vidas. Aunque después temieron quedar envenenados. Esta historia recoge las voces de los afectados y explora las secuelas físicas y emocionales que dejó el desastre. Y sobre todo, reflexiona sobre aquello que somos capaces de hacer –como individuos, como sociedad– en nombre de aquello que llamamos “progreso”. Ver el trabajo.

Categoría Imagen

Memoria, verdad y justicia para las pibas

Autores: Leonardo Vaca, María Florencia Alcaraz

Medio: Revista Anfibia (Argentina)

Descripción del trabajo: Cobertura de la manifestación Ni una Menos en su tercer aniversario. Originada el 3 de junio de 2015 como un grito colectivo contra la violencia machista, surgió de la necesidad de decir “basta de feminicidios”, porque en Argentina cada 30 horas asesinan a una mujer sólo por ser mujer. La convocatoria nació de un grupo de periodistas, activistas y artistas, pero creció cuando la sociedad la hizo suya y la convirtió en una campaña colectiva. A Ni Una Menos se sumaron a miles de personas, cientos de organizaciones en todo el país, escuelas, militantes de todos los partidos políticos. Porque el pedido es urgente y el cambio es posible, Ni Una Menos se instaló en la agenda pública y política. Ver trabajo.

Categoría Cobertura

Venezuela a la fuga

Autores:Ginna Morelo, Laura Weffer, Sara Castillejo, Diego Pérez, Ibis León, Ángel Colmenares, Sheyla Urdaneta, Lisaura Noriega, Luz Mely Reyes, Catalina Oquendo, Mirelis Morales, Vanesa Arenas, Fabiola Torres, Leyla López, Mayté Ciriaco, Valeria Reyes, Juan David Jaimes, Juan Oñate, Francisco Dumar, Nolan Rada, Yorman Maldonado, Gustavo Brandes, Mónica González, María Paula Cardona, Gabriel Bobadilla, Gina Domingos y Jeanfredy Gutiérrez.

Medio: El Tiempo – Efecto Cocuyo (Colombia – Venezuela)

Descripción del trabajo: El reportaje cubre el fenómeno migratorio de Venezuela, el más grande de Latinoamérica en los últimos tiempos. A la fecha de la investigación las fuentes consultadas confirmaban que 1.500.000 personas habían huido del país en los últimos dos años debido a la crisis humanitaria. La migración del desespero, que atraviesa ruidosamente Latinoamérica y se estrella con la xenofobia, nos llevó a preguntarnos desde la Unidad de Periodismo de Datos de El Tiempo: ¿Cómo cubrirla? La primera respuesta fue hacer equipo con Efecto Cocuyo, de Venezuela.

Para abordarla, un equipo periodístico transfronterizo recorrió cinco mil kilómetros de viaje con los migrantes, quienes apuntaban a tres destinos distintos, Perú, Argentina y Curazao; describió la despedida de familiares y los riesgos en las fronteras de diversos países, reveló las cifras de la migración, explicó lo que significa que un país deje de ser potencia petrolera para convertirse en expulsor de sus nacionales y relató cómo viven los venezolanos en seis países del continente (Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, México, Perú) y cómo sobreviven los que se quedaron en la capital de Venezuela, Caracas.

El reportaje comprende 3 crónicas de viaje, 3 artículos de análisis de la crisis migratoria con infografías digitales, un documental web de 33 minutos que narra el recorrido de 2.900 kilómetros en un bus con 35 migrantes, 15 videos más, siete historias y una visualización de datos sobre la canasta familiar venezolana. Cada contenido responde a una perspectiva intimista, que se extiende al diseño web, para acercar la experiencia de usuario a la cruda realidad de los venezolanos.

Venezuela a la fuga demostró que el periodismo colaborativo es clave para investigar los distintos ángulos de un tema que traspasa fronteras. El deseo y la necesidad de hacer equipo para un mejor contexto y seguimiento del tema: Unidad de Datos de El Tiempo más Efecto Cocuyo; postular ante IPYS y ganar una beca que permitiera libremente la travesía y la investigación; y hacer alianzas con periodistas independientes, de Ojo Público y Consejo de Redacción; hacen parte del motor de Venezuela a la fuga. Ver el trabajo.

Categoría Innovación

Los desterrados del Chaco

Autor: Juan Heilborn, Robert Báez, Maximiliano Manzoni, Nadia Gómez, Fernando Ferreira, Alejandro Valdez Sanabria, Jazmín Acuña

Medio: El Surtidor (Paraguay)

Descripción del trabajo: Los artículos ilustrados de la serie Los desterrados del Chaco son presentados con la técnica de scrollytelling, una narrativa que se vale del gesto del scroll para transmitir información, diseñada para el móvil. Son 4 piezas sobre el lugar con la deforestación más acelerada del planeta y un lugar lleno de mitos e historia. Combina la potencia visual con la rigurosidad de los datos, explorando la importancia y belleza de ese ecosistema, la historia de una comunidad indígena que protege un cerro, la de un pueblo comprado por una secta y cómo el negocio del carbón exportado a Europa se beneficia de la deforestación.

Las ilustraciones se combinan con el texto para transmitir información y, a la vez, son la clave para generar empatía en el público, dándole el control de la navegación y el tiempo al usuario. Esta técnica narrativa también esquiva la tendencia del video y exige menos gasto de datos al usuario, en un país con una conectividad lenta y cara.

En este trabajo colectivo, la innovación busca despertar la curiosidad y conmover a un público joven, desde la ilustración, la interfase, la narrativa y los canales de distribución. La apuesta por el público menor de 25 años es una apuesta de política editorial, pensando en un grupo de población olvidado por los medios y con claros hábitos de comunicación. Cada historia fue distribuida en diversos canales y redes, en su lenguaje nativo, para involucrar activamente a la audiencia. Así, se generó una conversación colectiva que, junto con otras publicaciones, llevaron el tema hasta el debate presidencial de 2018, donde ambos candidatos se propusieron derogar decretos que legalizaban la tala de bosque nativos. Ver el trabajo. (https://elsurti.com/page/desterrados/)

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos SURA y Bancolombia con sus filiales en América Latina.

Discurso de Diego Martínez Lloreda, ganador del Reconocimiento Clemente Manuel Zabala 2018

Esta es una noche para dar las gracias.

Y voy a comenzar por agradecerle a Susana, mi compañera de todas las horas por el amor, la comprensión, la sabiduría y la paciencia que ha tenido durante las más de tres décadas que hemos compartido. Ella ha sido mi polo a tierra, el faro que siempre me ha guiado a buen puerto. Y además, me dio el mejor premio que he podido recibir en esta vida: Laura y Juan Diego mis dos maravillosos hijos, de quienes me siento tan orgulloso, porque son una versión nuestra muy mejorada.

En segundo lugar le agradezco a María Elvira Domínguez, directora y gerente general de El País, por el cheque en blanco que me extendió para desarrollar mi tarea en el periódico. Le agradezco también su cariño, su sentido común y la infinita tolerancia con la que ha manejado una testarudez sin límites como la mía.

Toda mi gratitud para Rigoberto Prieto, mi profesor de español en el Gimnasio Moderno, por haberme puesto a leer, cuando apenas cursaba el segundo de bachillerato, esa pequeña joya titulada Relatos de un Náufrago.

Gracias, Gabriel García Márquez, por haber escrito ese libro que habría de marcar mi destino. Como la mayoría de cosas que uno hace por obligación, sobre todo cuando se es adolescente,  tomé el libro con  aprehensión.  Y comencé a leerlo con desdén. Pero sucedió que desde las primeras páginas esa entrevista obró el milagro de captar la atención de aquel adolescente díscolo. La historia de Luis Alejandro Velasco, el marino que estuvo a la deriva durante diez días, luego de caer del barco de la Armada ARC Caldas, me atrapó. El libro, una compilación de entrevistas que fueron publicadas en El Espectador, destapó una vergonzosa trama de contrabando en la que estaban involucrados varios miembros de la Armada. Pero además es un relato vibrante, capaz de concentrar la atención, inclusive, de la dispersa mente de un niño en trance de convertirse en hombre.

Gracias, Maestro Gabo, porque cuando cerré la página 176 de ese libro concluí que yo quería dedicar mi vida a escribir entrevistas como esa.  42 años después de haber culminado esa lectura, aún no he logrado producir nada medianamente parecido, pero sigo intentándolo.

Gracias, Gabo, por haberme enseñado la importancia estratégica de la buena titulación, que a lo largo de los años en que me he desempeñado como editor he procurado transmitir a mis discípulos. Gracias por dejarme ver que el título es el gancho para atrapar al lector, la puerta que se abre para ingresar al mundo siempre imprevisible de los textos. Otra suerte muy distinta hubiera corrido la prolífica obra de García Márquez si en vez de haber escrito El Coronel no Tiene Quién le Escriba, hubiese escrito ‘Al coronel no le llega la pensión’; si en vez de Cien años de Soledad hubiese titulado ese libro portentoso ‘La zaga de los Buendía’; o si a Crónica de una Muerte Anunciada la hubiera llamado ‘La decepción de Bayardo San Román’; o si, finalmente,  hubiera llamado ‘Evocaciones de mis trabajadoras sexuales deprimidas’ a aquel postrer Memorias de mis Putas Tristes.

Gracias, Maestro Gabo, por haberme enseñado la precisión de las palabras, por haberme hecho entender que en nuestro español a cada hecho le corresponde la palabra precisa. Y ninguna otra.

Pero a lo largo de mi ya dilatado ejercicio periodístico he tenido otros maestros. A ellos también les quiero dar las gracias hoy.  Primero que todo, quiero agradecer a mi padre, Rodolfo Martínez, haberme inculcado, desde muy pequeño, que el éxito se compone de un 1% de talento y de un 99% de esfuerzo. Y a mi madre, por siempre haber creído en mí. No exagero cuando digo que en muchos momentos de mi adolescencia se requería tener mucha fe para creer en quien les habla.

A Rodrigo Lloreda, quien me otorgó el privilegio de ser su asistente en su última etapa como Director de El País. Le aprendí muchas cosas. Hoy le quiero agradecer dos enseñanzas tan sencillas como útiles: primero, no pelear con todo el mundo al mismo tiempo. En mis inicios como columnista, con cada escrito adquiría un nuevo enemigo. Resultado, al cabo de un tiempo tenía una multitud de contradictores y no sabía cómo administrar tantas enemistades, lo cual me impedía centrarme y profundizar en la denuncia más importante.

La segunda gran enseñanza que Lloreda me dejó fue nunca escribir nada en caliente. Cuando le llevaba algún escrito y él  veía la pasión y el sentimiento con el que había sido redactado, me pedía ponerlo en remojo durante unas horas, al cabo de las cuales podía apreciar los defectos que antes la calentura no me dejaba ver.

A Gerardo Bedoya, el inolvidable editor de opinión asesinado por el Cartel de Cali, le agradezco las decenas de veces que me devolvió una columna, bajo la convicción de que siempre había una frase que pulir o un  dato que complementar. De Gerardo, de su cáustica inteligencia, me quedó, entre muchas otras cosas, una reflexión inolvidable que no puedo dejar de compartir esta noche: “Diego, me dijo en alguna ocasión, ¿tú sabes cuál es la diferencia entre un buen abogado y un buen periodista? Pues que el buen periodista es el que dice más cosas con menos palabras y el buen abogado es el que dice menos cosas con más palabras”.

Y a Luis Cañón le doy gracias por haberme enseñado a manejar las grandes coyunturas informativas que surgen cuando menos se esperan. Le agradezco por haberme transmitido la importancia de, en ese momento crítico, tener la serenidad para hacer una alto y reunirse con todo el equipo de redacción, escuchar ideas, perfeccionar propuestas, planear procesos.

De esos aprendí a ser escéptico, a desconfiar de todo y de todos, en especial de los poderosos. Aprendí también que la verdad se encuentra en los sitios más insospechados. Y que quienes ejercemos este oficio nos debemos, antes que nada, a la comunidad que se informa y entiende el mundo a través nuestro. Gracias por esas enseñanzas.

Gracias, por último, a la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, al jurado del premio Clemente Manuel Zabala por haberme otorgado el premio a un Editor Ejemplar. Para alguien que ha dedicado su vida entera al oficio periodístico no hay reconocimiento más honroso.

En mi caso, interpreto el adjetivo  ‘ejemplar’ en el sentido de que los editores enseñamos con el ejemplo. Los 34 años que he estado inmerso en la batalla periodística me enseñaron que para que los siempre escépticos y críticos reporteros respeten al líder de la redacción, este debe ser un “general de trinchera”: el editor tiene que estar metido con ellos en ese campo de batalla periodístico. Planeando, dirigiendo, corrigiendo, disparando, estando en la primera línea del frente de batalla. Arriesgando la piel. Es en esos momentos, en las más duras batallas periodísticas cuando el editor más enseña y más aprende. Solo así, un editor se gana el respeto de su redacción.

En la trafaga diaria de las redacciones el ejercicio periodístico es una enseñanza permanente. Todos los días, todos aprendemos. Los jóvenes reporteros aprenden de los veteranos observando cómo trabajan, acompañando los procesos informativos. Y sucede que en la redacción de El País yo no soy el más ejemplar, simplemente soy el más veterano. El que más batallas ha librado, el que más cicatrices tiene.

Esta noche, cuando recibo el reconocimiento más honroso de mi carrera, no puedo dejar de evocar una frase que Rodrigo Lloreda  dejó como legado a quienes debimos sucederlo en la trinchera periodística del periódico del que él fue, sin duda, gran mariscal: El País, más que una empresa, es una misión. Y si algo he entendido luego de tantos años de liderar equipos periodísticos es que, precisamente, ser editor no es un trabajo, es una misión.

Muchas gracias.

Las buenas noticias para el periodismo: discurso de Ignacio Escolar, ganador del Reconocimiento a la Excelencia

Foto: Julián Roldán/FNPI.

Quienes me conocen saben que el mejor rasgo de mi carácter probablemente es el optimismo. Es tan fuerte que en ocasiones se convierte en un defecto, porque siempre prefiero ver el vaso medio lleno, en vez de medio vacío, y a veces ni siquiera hay vaso. Pero les aseguro que compensa. Prefiero ser optimista y equivocarme que dar la batalla por perdida.

En este oficio, el periodismo, el pesimismo ha tenido buena prensa. Y eso ha sido muchas veces peor que las propias derrotas del oficio. Llevamos años rendidos. Pronosticando, nosotros mismos, el final del periodismo. Muerto por Internet. Por el derrumbe del papel. Por las redes sociales. Muerto por los bots y la inteligencia artificial. Por las falsas noticias virales. Por esos redactores jóvenes que toman nota en su móvil, en vez de usar la libreta.

Sé que hoy, esta noche, en este hermoso auditorio en la preciosa ciudad de Medellín, solo quedamos los optimistas. Los que no le tenemos miedo al futuro porque depende de nosotros. Los que creemos que ese futuro del periodismo puede ser más brillante que su pasado.

Dicen los pesimistas que el periodismo está en crisis. Pero nuestro trabajo consiste también en no generalizar y profundizar en los detalles.

No está en crisis la función social del periodismo. Nunca lo ha estado. Fuimos, somos y seremos necesarios. Porque nuestro trabajo, cuando es honesto y riguroso, es un gran servicio público. El periodismo sirve para desnudar al emperador cuando va vestido con mentiras.

Tampoco está en crisis la demanda de muchos ciudadanos por el buen periodismo, el que destapa los abusos del poder. Ni está en crisis el método periodístico. Sabemos qué es y qué no es una noticia. Sabemos cómo se investiga. Cómo se comprueba la información y cómo se cuenta a los lectores.

La revolución tecnológica no ha transformado la esencia de nuestro oficio. Solo nos ha dado mejores herramientas. Algoritmos para analizar grandes bases de datos y transformar la información en conocimiento. Buzones encriptados para proteger mejor a nuestras fuentes. Nuevas vías para conversar con nuestra audiencia, a la que hoy también podemos escuchar, algo que deberíamos hacer más.

El método periodístico ha mejorado con la tecnología, que también nos ha dado un altavoz mucho más potente y eficaz. Internet simplemente es mejor que los canales que teníamos antes para distribuir la información. Internet es más rápido, tiene una profundidad infinita y es mucho más barato.

Por todo esto defiendo, a pesar de los pesimistas, que el periodismo no ha entrado en crisis: no en su función social, ni en el interés de las audiencias ni en su método. La única crisis del periodismo ha sido económica: cómo pagar el sueldo a los periodistas. No era un tema menor, porque no hay periodismo sin periodistas que vivan de su trabajo.

El colapso de los viejos modelos de negocio del papel no solo hundió el modo de vida de muchos periodistas. También arruinó el corazón de la prensa: su independencia editorial. Un lujo que solo se pueden permitir aquellos medios que son rentables.

Cuando fundamos eldiario.es, en 2012, las empresas periodísticas en España pasaban por uno de sus peores momentos en la historia. Miles de periodistas perdimos nuestro trabajo. La crisis económica provocó la quiebra de muchos medios y despidos masivos en aquellos que lograron sobrevivir. Quienes se salvaron lo hicieron con sueldos más bajos y, lo que es peor para el oficio: con el miedo en el cuerpo. Entre otros, cerró el periódico para el que yo entonces trabajaba.

Pero decidimos no rendirnos. Con el ahorro de unos pocos periodistas y amigos pusimos en marcha eldiario.es. Aprovechamos las ventajas de Internet para ser dueños de nuestra propia redacción. Apostamos por el periodismo de calidad, en vez de por las noticias virales. Y pedimos el apoyo económico de los lectores, pero no levantando un muro que dejase fuera a quien no pudiera pagar, sino cobrándoles a cambio de un diario que cualquiera puede leer gratis.

Había que ser muy optimista para apostar por un modelo así, pero funcionó. Siempre pensamos que había vaso y hoy eldiario.es es uno de los medios más leídos e influyentes en España, gracias, en gran medida, al apoyo económico de los lectores.

Justo al día siguiente de anunciarse que era el ganador de este premio de periodismo, tuve que ir a declarar como investigado ante un juzgado. La expresidenta de Madrid Cristina Cifuentes me pide hasta cinco años de cárcel. Me acusa, junto a mi compañera en eldiario.es Raquel Ejerique, del delito de “revelación de secretos”, por publicar que le habían regalado un título en una universidad pública española.

Cuando Cifuentes nos puso esa querella, hace seis meses, aún era la todopoderosa presidenta de Madrid. Y para intentar callarnos recurrió a los juzgados porque no tenía otra manera de presionarnos. Con otros diarios, habría usado maniobras más sutiles y eficaces. Hablar con el dueño del periódico y pactar un acuerdo. O retirar la publicidad de su Gobierno, de la que tantos medios dependen.

Con nosotros no pudo hacer otra cosa que llevarnos al juzgado y ni siquiera así logró intimidarnos. Poco después tuvo que dimitir porque perdió el apoyo parlamentario, en gran medida como consecuencia de las informaciones de eldiario.es.

Cifuentes no nos pudo callar porque no tuvo ningún dueño ajeno al periodismo con el que hablar, porque no hay ningún dueño de eldiario.es salvo los periodistas que trabajamos cada día en la redacción. Y también porque somos económicamente independientes. Porque no dependemos de la publicidad institucional de los gobiernos. Porque no tenemos deudas. Porque no nos financiamos con el intercambio de favores con el poder. Porque dependemos de los lectores.

En estos seis años, hemos alcanzado una audiencia mensual de diez millones de usuarios únicos y hemos convencido a 34.000 personas, nuestros socios, de que merece la pena pagar por periodismo independiente. Que les ayuda en sus vidas. Que sirve para cambiar las cosas. Y la mejor noticia de todas es que no somos los únicos que estamos logrando encontrar en los lectores la respuesta a la pregunta más importante: ¿quién va a pagar por el periodismo?

Era muy simple. El periodismo lo van a pagar sus lectores.

En todo el mundo, cada vez son más los medios que encuentran un futuro gracias a los lectores. Nuevos diarios digitales, como el nuestro, y también grandes periódicos de papel que se reinventan. El crecimiento en suscripciones está siendo generalizado en la mayoría de los medios de calidad estadounidenses. Allí los periódicos crecen, aunque la publicidad retroceda.

Está pasando en todo el mundo. La publicidad cada día es menos rentable para pagar el periodismo porque la mayor parte de ese negocio se lo han quedado otros, Google y Facebook, y dudo que vaya a volver a los periódicos con la importancia que antes tuvo.

A medio plazo, esto dejará dos tipos de modelos de negocio para la prensa en Internet. Habrá periódicos digitales que vivan solo de la publicidad, y para lograrlo necesitarán generar mucha audiencia al menor coste posible. Con algunas excepciones, serán medios sensacionalistas, esclavos de la difusión viral en redes sociales y donde el entretenimiento primará sobre la información relevante.

Pero también florecerá la prensa de calidad, esa prensa de excelencia que mereció que el derecho a la información y la libertad de expresión fuesen consagrados en todas las constituciones democráticas. Algunos pocos saldrán adelante gracias a las donaciones. Sostenidos por fundaciones que consideran, con razón, que financiar el periodismo independiente es un bien mayor, que no se puede dejar solo a los designios del mercado, especialmente en algunos países donde ese mercado es tan injusto, ineficiente e interesado.

Pero la mayor parte de la prensa escrita de calidad estará pagada mayoritariamente por sus lectores. Dependeremos de ellos. Más de lo que la prensa lo ha hecho nunca en su historia.

Toda la prensa siempre ha dicho, de forma a veces pomposa, que se debía a sus lectores. Pero, seamos sinceros, no siempre ha sido así. En demasiadas ocasiones, el lector no era el cliente, sino la mercancía. Y el negocio de la información era otro: el de las relaciones públicas, la propaganda y el cabildeo de favores con el poder.

Pero en el futuro próximo de verdad nos vamos a deber a nuestros lectores. Entre otras razones, porque no habrá mejores alternativas. Solo los medios que consigan la confianza de sus lectores, el respeto de sus lectores, el amor de sus lectores, van a crecer y consolidarse en el futuro.

El nivel de exigencia de un lector que paga por su periódico es muchísimo mayor. Y los lectores no pagarán por noticias virales. Ni por titulares exagerados, que decepcionan en el primer párrafo. Ni por noticias falsas o escritas al dictado del poder. Todo eso lamentablemente sobrevivirá. Pero la frontera entre la prensa de calidad y la propaganda va a estar cada vez más nítida.

Los lectores pagarán por buen periodismo. Por el ideal del periodismo.

Por eso soy tan optimista. Porque se va a imponer el periodismo de excelencia, que comprueba las noticias, que fiscaliza al poder, que pone por delante la verdad y el interés general de sus lectores. Que rectifica y pide disculpas cuando se equivoca. Ese va a ser el periodismo del futuro y no solo porque sea moralmente superior a la propaganda, que lo es. También porque va a ser nuestro único camino.

Muchas gracias al consejo rector y a la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano Gabriel García Márquez por este gran honor. Espero estar a la altura de la responsabilidad que me habéis entregado y tener siempre presente una de las muchas lecciones que nos dejó Gabo: que la ética debe acompañar siempre al periodismo, como el zumbido al moscardón.

Gracias a mi madre, Montse, a mi padre, Arsenio, y a mi mujer, Fátima; todos ellos periodistas. Gracias a mi hijo, Íñigo, que por ahora dice que de mayor quiere ser inventor y escritor, pero que aún no descarto transmitirle mi pasión por este oficio, que es el mejor del mundo. Gracias a mis compañeros de la redacción, porque este premio también se lo han ganado ellos. Pero sobre todo, quiero dar las gracias a los socios y socias de eldiario.es. Gracias a esos lectores comprometidos, que nos permiten ser libres y mirar hacia el futuro de la prensa con optimismo.

Las 5 enseñanzas que nos deja la Maratón de las mejores historias de Iberoamérica

Maratón de las mejores historias de Iberoamérica. Foto: David Estrada / FNPI.

Por Marcy Alejandra Rangel | @MarcyAlejandra

El amplísimo escenario del Orquideorama del Jardín Botánico de Medellín es el lugar donde los doce finalistas de las categorías Cobertura, Imagen, Texto e Innovación se dan cita la primera mañana del Festival Gabo. Es una tradición para quienes celebran el periodismo en Iberoamérica escuchar las presentaciones de los trabajos, en carne y hueso, o transmitidas en directo, con las historias detrás de sus trabajos que fueron elegidos finalistas del Premio Gabo 2018.

Temas como la corrupción, la migración, debates sobre la religión, los derechos humanos y sus injusticias son parte de las inquietudes etnográficas de los periodistas y, sobre todo, de los lectores que han permitido –a través de sus lecturas– crear un impacto suficiente para posicionar esos trabajos dentro del espectro del periodismo en la región. Estas son algunas de las enseñanzas que los finalistas compartieron con la audiencia:

Maye Primera (Venezuela), Ginna Morelo (Colombia) y Daniel Moreno (México). Foto: David Estrada/FNPI.

Los periodistas están cada vez más preocupados por el formato

Rosental Alves, miembro del Consejo Rector del Premio Gabo, presentó la Maratón de las mejores hstorias de Iberoamérica en la categoría Cobertura con una premisa: “Es algo muy novedoso en el periodismo que los periodistas estén preocupados por generar impacto en las redes, en otros periódicos, en los formatos, y los tres reportajes hubo un uso de la tecnología práctica para entender la historia”.

Participaron la venezolana Maye Primera, editora de Univisión Noticias para América Latina; la colombiana Ginna Morelo, directora de la Unidad de Datos de El Tiempo; y el mexicano Daniel Moreno, Director General y Fundador de Animal Político.

A pesar de que las historias nominadas hablan de preocupaciones políticas de los países que ocupan, lo que realza las historias es el espíritu colaborativo con el que fueron concebidas. Univisión trabajó con El Faro, El Tiempo en alianza con Efecto Cocuyo y 27 periodistas que viajaron con los migrantes venezolanos desde tres de sus pasos fronterizos, y Animal Político lo hizo en conjunto con Méxicanos contra la Corrupción y la Impunidad y otros 25 medios que publicaron su trabajo, como parte de una estrategia de comunicación para generar mayor impacto en la sociedad y los políticos a los que denunciaron.

Moreno lo resume así: “Un periodista tiene que estar convencido de que un periodista tiene que cazar las audiencias y hay que diseñar estrategias para conquistarlos. Es clave entender que es igual de importante que tanto el responsable de video como el diseño se involucre desde la investigación misma. Que todo el equipo se pregunte: ¿De qué se trata el reportaje y cómo se va a complementar?”.

Joseph Zárate (Perú), Erick Lezama (Venezuela), Julio Villanueva Chang (Perú), Carlos Martínez (El Salvador) / Foto: David Estrada

Si el periodista no asume un riesgo, no puede contar lo que sucede.

Cada categoría del Premio Gabo adquiere un tamiz diferente, a pesar de que los temas de los trabajos puedan coincidir. El de la conversación entre los finalistas de la categoría texto estuvo arropado por la franqueza. Julio Villanueva Chang, director fundador de la Revista Etiqueta Negra, hizo que Joseph Zárate (Perú), Erick Lezama (Venezuela) y Carlos Martínez (El Salvador) leyeran los fragmentos más emotivos de sus crónicas y confesaran cuánto se habían conmovido durante el proceso de escritura. “Siempre hay que cuidar a la gente de sí misma. Lo importante es la gente, y este es un trabajo de empatía y de ponerse en los calzoncillos de otras personas”, señaló Chang.

Los periodistas, a partir de entonces, expusieron sus miedos: “Le permití a mis entrevistados leer la historia antes de publicarla porque se los propuse yo. Me pareció que no valía la pena arriesgar la vida de alguien”; “Es una historia de horror que sentía que podía pasarme a mí, podía pasarle a mi hermana”. A partir de esa sensibilidad, Lezama habló sobre la posibilidad de emocionar al lector contando una vida “común”, en una situación de fragilidad que vulnera al periodista desde su reportería. “Siempre corremos riesgos como periodistas, pero siempre afrontamos esos retos porque de lo contrario no estaríamos contando lo que sucede”. 

Isabella Bernal (Colombia) y Leonardo Vaca (Argentina). Foto: Joaquín Sarmiento/FNPI.
Isabella Bernal (Colombia) y Leonardo Vaca (Argentina) / Joaquín Sarmiento – FNPI.

Lo importante es lo que está detrás de la imagen.

Omar Rincón, crítico de televisión de El Tiempo, llevó la charla de los finalistas de la categoría Imagen al terreno de la informalidad. “¿Qué es lo que hace que una imagen sea periodística?” fue una pregunta que ayudó a desmitificar un poco el uso de la fotografía como herramienta cotidiana de quienes no son fotógrafos pero usan un teléfono inteligente para registrar sus momentos importantes.

“No se puede tomar una buena foto todos los días, en todos los momentos, porque lo importante es lo que está detrás de la foto” explicó Adriana Zehbrauskas, de Brasil, residente en México. Su trabajo nominado está compuesto por fotografías solo tomadas desde el iPhone y que imprime al momento, desde que hizo un trabajo en Guerrero y se dio cuenta de que sus entrevistados no tenían fotos familiares en sus casas.

Leonardo Vaca, de Argentina, apuntó que una fotografía es periodística cuando acompaña el trabajo de sus compañeros periodistas. Isabella Bernal, de Colombia, lo explicó de esta manera: “Una foto debe revelar la historia de mucha gente. No solo las imágenes, sino el periodismo le compete a muchas más personas. Cuando empecé a escribir, la gente me decía ‘tienes que pintar con palabras’. Ahora entiendo que el periodismo merece ser más redondo y no separar ninguna historia donde haya foto, video o texto”. 

Pere Ortín (España) en conversación con Carola Solé (España) / Foto: Joaquín Sarmiento – FNPI

Innovar es permitir que los lectores saquen sus propias conclusiones.

Carola Solé y Mari Luz Peinado, de España, y Juan Heliborn de Paraguay conversaron con Pere Ortín, director de Altair Magazine, sobre la innovación es sus trabajos.

Todos contestaron por qué consideran que su trabajo es innovador. El Surtidor, donde trabaja Heliborn, defiende la flexibilidad de los medios nativos digitales y explica que la innovación “parte de la desesperación y la carencia de recursos” y es “mezclar cosas que la gente hace muy bien para que funcionen en el periodismo”, mientras que Solé habla de la dificultad de innovar en un medio grande como AFP. “No son solo los datos en sí, es que los datos cuenten historias y que el público interactúe con esas historias y que sean una excusa para abordar lo que queremos de manera relevante”.

Finalmente, la innovación en el trabajo de Peinado, en Verne, fue hablar de un tema tabú como la menstruación en diferentes formatos que visibilizaran cada uno las infinitas historias que hay sobre este tema. “En este proyecto ha sido muy importante el feedback de los lectores. Distintos lenguajes para contar cómo la cultura pop ha influido en nuestra visión. Mientras quede claro que tiene una base rigurosa, porque estamos hablando de proyectos periodísticos, todo va a estar bien”.

Mari Luz Peinado, finalista del Premio Gabo / Foto: Julián Roldán – FNPI

No hay que tener miedo a que los proyectos salgan mal.

Mari Luz Peinado, finalista en la categoría Innovación, culminó su charla con un consejo para todos los periodistas: “Probar con los nuevos temas: no hay que tener miedo a que los proyectos salgan mal, porque, ¿qué significan que salgan mal? ¿Qué se lean poco? Pues a veces los temas se tienen que leer poco para poder seguir”.

 

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con su filiales en América Latina.

Cinco Reflexiones sobre el español

5 reflexiones sobre el español, ¿la lengua que nos divide?

Álex Grijelmo, Gioconda Belli, Mario Jursich, Leila Guerriero y Renato Cisneros durante la charla Español: ¿la lengua que nos divide? Foto: Julián Roldán/ FNPI.

Por Daniel Torrealba / @Danfebres

Aproximadamente 600 millones de personas alrededor del mundo hablan el español. Ahora, ¿se trata es una lengua que nos une o nos divide? Este dilema reunió a Leila Guerriero (Argentina), Álex Grijelmo (España), Renato Cisneros (Perú) y Gioconda Belli (Nicaragua) en conversación con Mario Jursich (Colombia) en el Parque Explora, en la ciudad de Medellín.

Estas son las cinco reflexiones que dejó el encuentro que se dio en el marco del #FestivalGabo2018:

¿Se está imponiendo una especie de español internacional?

La pregunta se la planteó Mario Jursich a los panelistas, al intentar entender si pueden existir poderes que pretendan unificar el español para que, por ejemplo, los potenciales lectores de algún diario o editorial escriban en esa misma variante.

La primera en responder esta cuestión fue Guerriero, quien rechazó de plano que esto pase, por lo menos en su caso. La argentina indicó que ella publica en diarios de varios países de Hispanoamérica y siempre “utiliza un vocabulario muy local”, aproximándose a “como habla la gente”. “Apuesto más a que lo que no se entiende se pueda comprender por contexto y a que la música del lenguaje aporte”, finalizó Leila.

Renato Cisneros también se mojó con la pregunta de Jursich e indicó que su libro Busco novia, de coloquialismos peruanos, se publicó tal cual en España, aunque sí hubo ciertas sugerencias de su editorial para adaptar algunas palabras.

Los diminutivos… los usa la gente, pero están proscritos en los diarios

A ellos, los diminutivos, no los encontrarás en la Nación, El Tiempo, el Clarín o El Espectador a pesar de que en varios países de América Latina son muy frecuentes, reflexionó Jursich. ¿A qué se debe? La respuesta para Álex Grijelmo es que el periodista “al hacer información tiende a distanciarse de los hechos y los diminutivos tienen una carga afectiva de la que el que escribe huye, para no implicarse en los hechos”.

Leila añadió que ella tiene parte de culpa en que no haya diminutivos en la prensa, pues siempre que está en el papel de editora y lee uno, lo tacha. ¿El motivo? Estas palabras califican y recortan la distancia con el “objeto o sujeto que estoy contando” y, en fin, “son cursis”.

El cuerpo humano y el sexo: en Latinoamérica, eufemísticos, y en España, denotativos

“Jamás he escrito ni pene ni vagina. No tiene misterio”. Gioconda Belli prefiere usar la “magia del erotismo y sublimar un poco” en su poesía. Ahora, Renato cree que esa diferencia, por lo menos en la escritura, puede depender del contexto, pues el peruano recordó que en su novela Dejarás la tierra se cuidó de no vulgarizar el sexo, mientras que en su blog Busco novia, “no importaba si decía pene o concha, porque son expresiones sumamente coloquiales”.

Para Grijelmo, los eufemismos en este tipo de palabras “siempre se terminan contaminando con la realidad que quieren encubrir”. ¿Un ejemplo? ‘Puta’, así pasó con esa palabra, según recordó el periodista español.

El español sí nos divide… en la política

Hay muchas palabras que tienen un significado en específico y, sin embargo, dependiendo del país y el gobernante significan cosas distintas, le comentó a la audiencia del Parque Explora y a los panelistas Mario Jursich, quien citó un ejemplo: la palabra ‘democracia’. ¿Cuáles son las raíces de este malentendido? Para Grijelmo reside en que son “palabras contenedoras en las cuales cada uno pone dentro el significado que ve”.

Y si hablamos spanglish… ¿nos debe preocupar?

El problema de esta mezcla de español e inglés, que tiene su mayor fuerza en los Estados Unidos, pasa por el hecho de que toca la “estructura de la lengua y eso puede ser un motivo de alarma”, indicó Jursich, a quien secundó Belli.

Por su lado el filólogo Grijelmo se manifestó poco preocupado por este tema, pues si alguien “considera que hablando así se entiendo mejor, que lo haga”. El problema, también, para esa persona es que se expone a no poder comunicarse con una colectividad de 550 millones de individuos, añadió Álex. Ahora, ¿qué sí le preocupa al autor de El genio del lenguaje? El uso de anglicismos, pues demuestra un complejo de inferioridad en el mundo hispano y nos hace creer que al expresar algo en inglés es más prestigioso que si lo decimos en español.

Revive aquí la charla

https://www.facebook.com/CentroGaboOficial/videos/274644813259611/

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos SURA y Bancolombia con su filiales en América Latina.

7 claves de Cristian Alarcón para contar historias de sexualidades disidentes

Cristian Alarcón en el Taller de crónica queer: como narrar sexualidades disidentes en el Parque Explora. Foto: Julián Roldán/FNPI.

Por Camila Del Villar | @cdvillar

Para el periodista argentino Cristian Alarcón, contar una buena historia no requiere tener un título de cronista. Durante el Taller de crónica queer: cómo narrar sexualidades disidentes, realizado en el primer día del sexto Festival Gabo, el editor de revista Anfibia aseguró que los tiempos de los periodistas de hoy no son nada parecidos a los de aquellos de quienes se posicionaron como sus maestros. Con esta idea, Alarcón compartió ciertas claves y valores de la crónica contemporánea que deben considerarse sobre todo a la hora de abordar temas como las sexualidades disidentes.

En un momento donde, de acuerdo con Alarcón, la crónica queer (o cuir) se encuentra en crisis, el maestro de la FNPI invitó a los 61 participantes del taller a escribir sobre el amor en la disidencia sexual, recordándoles que  “el periodismo es el territorio del ejercicio profundo de la libertad que se consigue con dos cosas: investigación (de la temática) y conocimiento profundo del lenguaje”.

De este taller quedan siete claves para poner en práctica a la hora de escribir crónicas sobre sexualidades disidentes:

1. “Un autor primero se conoce y luego escribe”. Alarcón afirma que el autoconocimiento es uno de los ejercicios esenciales para escribir crónicas. Propone hacerse preguntas que solo pueden responderse en privado o de las que a veces ni siquiera conocemos las respuestas. Explica que la búsqueda de la voz propia es un recorrido que nos permite tener una conciencia crítica sobre lo que se conoce de uno mismo.“Hay que cuestionar de dónde vengo, cuál es mi primer recuerdo, cuándo comprendí la diferencia entre goce y deseo o en qué momento entendí que llegó el amor”, añade el periodista.

2. “El tema queer exige formación”. El director de Anfibia recomienda estudiar la teoría y  la historia de la diversidad sexual para contar con propiedad. Explica que antes escribir del tema hay que dominar el contexto, en el que se incluyen ideas como que la sexualidad tiene que ser administrada por la iglesia, los médicos, la justicia o la prensa y que las disidencias están relacionadas con peligrosidad, alcoholismo o drogadicción. “Ahora la teoría queer, la teoría feminista, todo está accesible”, dice Alarcón.

3. “La condición del cronista es mutante y necesita nuevas herramientas”. Según Alarcón, las mutaciones, para los periodistas y para cualquier persona, no sólo son aquellos cambios a los que estamos expuestos en el ambiente; también son aquellos a las que nos sometemos como consecuencias de lo que creemos. “Si no, ¿por qué no nos quedamos fijos en un rol?”, se cuestiona el editor. Él considera que, a la hora de escribir historias, para un periodista es clave preguntarse cuáles son esos territorios a dónde puede y quiere ir con su trabajo, y a donde aún no ha ido. “Si estamos en una época donde lo transicional parece ser el estado permanente, hay que aceptarnos como cronistas en tránsito, sin la necesidad de tenerlo todo claro”.

4. “Cualquier periodista puede ser un activista, pero no todo activista puede ser periodista”. El activismo ya está profesionalizado, mientras que hace algunos años no. Esto causaba que, sin que el periodista siquiera lo supiera, no había división entre lo uno y lo otro, explica Alarcón. Añade que hoy, cuando esa distinción está clara, es importante encaminar cada propósito. Aunque en la acción puede ser distinto, el periodista puede ser activista con el impacto de su trabajo.

5. “La voz del narrador se funda en la experiencia”. Para acercarse a las historias de las personas queer, hay que asumir esfuerzos en reducir las distancias que puedan existir e implementar otros procesos. “La voz de narrador no sale de una entrevista de dos horas, sino de la inmensa experiencia que tuvo con el tema”, dice Alarcón.

6. “Cuidado con la fetichización de lo queer”. En un momento en que existen ideas predeterminadas del género y donde apenas se comienza a cubrir las disidencias, es común caer en formas monótonas de contar estas realidades y meter todo en un mismo saco. Frente a esto Alarcón propone salir de los temas frecuentes e indagar cuáles son las percepciones sociales y políticas de las distintas disidencias. “El periodismo no es otra cosa que la búsqueda de preguntas nuevas. No es la obtención de respuestas”.

7. “El periodismo es territorio del ejercicio profundo de la libertad que se consigue con dos cosas: investigación y conocimiento profundo del lenguaje”. El editor de Revista Anfibia dice que con estos dos elemento se encuentra la creatividad para romper esquemas. Explica que ahora, cuando el periodismo exige velocidad de acción, hay que entrenarse en la capacidad narrativa a través del conocimiento de la teoría de los temas que cubrimos y la lectura de la gran literatura.

Sobre Cristian Alarcón

Actualmente dirige la revista Anfibia de la Universidad Nacional de San Martín y Cosecha Roja, y la Red de periodismo judicial de América Latina. Autor de los libros Cuando me muera quiero que me toquen cumbia, Si me querés, quereme transa y de la antología Un mar de castillos peronistas. Fue becario del diario Clarín. Trabajó en el diario Página/12, la Revista TXT y el diario Crítica de la Argentina.

Es maestro de la FNPI. Es profesor titular en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata y fundador del posgrado en Periodismo Cultural. Ha sido becado como profesor visitante por el Lozano Long Institute of Latin American Studies de la Universidad de Austin, Texas. Recientemente fue designado como profesor visitante por el Centro de Estudios en civilizaciones, lenguas y letras extranjeras –CECILLE—y la Facultad de Periodismo de la Universidad de Lille, Francia.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos SURA y Bancolombia con sus filiales en América Latina.

Cómo hizo Playground para pasar del ‘Me gusta’ y ‘Compartir’ a la acción

Antonio J. Rodríguez, editor jefe de Playground, durante su charla en el Festival Gabo (Foto Joaquín Sarmiento/FNPI).

Por Sebastián Aguirre Eastman | @aguirresebas

Comenzó como un blog de música en 2008 pero diez años después es una de las revistas digitales referentes del periodismo iberoamericano, capaz de convertir una idea periodística en un producto multiplataformas exitoso que aborda temáticas diversas, pero que en un momento dado los llevó a cuestionarse sobre la trascendencia que dicho contenido tenía en la vida real más allá de los innumerables Me Gusta y Compartir que este recibía en la virtualidad.

Durante la charla que sostuvo con los asistentes al Festival Gabo la tarde de este miércoles 3 de octubre, el editor jefe de la publicación, Antonio J. Rodríguez, contó cómo mediante sus videos -una apuesta por la que se inclinaron en 2015 con muy buenos resultados, en especial en Latinoamérica, de donde se origina gran parte de su tráfico-, las audiencias les fueron comentando cómo, además de aprobarlos y compartirlos, se podía hacer algo por aquellos quienes protagonizaban sus denuncias virales. Era pasar del Me Gusta y el Compartir a la Acción; Like Share & Do, que es el lema actual de Playground.

Charla de Antonio J. Rodríguez, de Playground, en el Festival Gabo (Foto Joaquín Sarmiento/FNPI). 

Esta premisa se convirtió, entonces, en la piedra angular de su proyecto. En el Festival, Antonio presentó tres casos de éxito que fueron publicados en los últimos meses, que reflejan la esencia de sus acciones más allá de las redes sociales.

El primero fue el caso de los manteros en Barcelona, España, el término que se refiere a los migrantes que al llegar a la ciudad se encuentran en un callejón sin salida, pues para trabajar necesitan papeles y su única opción son las ventas ambulantes en las calles de esta urbe, y esto supone una serie de problemas políticos entre quienes quieren ayudar a esta población y aquellos que se oponen a su presencia.

Nació así entonces la campaña Top Manta,  con la cual no solo se contó su historia, sino que no siendo eso suficiente se les ocurrió ir más allá y ayudarles con la creación de una marca propia llamada Top Manta, “ropa legal hecha por gente ilegal”.

Playground no solo difundió la campaña sino que les ayudó con el concepto audiosivual y a través de sus audiencias masifició el mensaje. Like, Share & Do.

Charla de Antonio J. Rodríguez, de Playground (Foto Joaquín Sarmiento)
Charla de Antonio J. Rodríguez, de Playground (Foto Joaquín Sarmiento)

 

El segundo caso expuesto por Antonio fue #MeQueer, una campaña en la que personas de la comunidad LGBTI denunciaban casos de abuso sexual y discriminación. Este proyecto, ubicado en “una línea fronteriza entre periodismo y accionabilidad”, fue impulsado por Playground en agosto de 2018 luego de que surgiera en Alemania como continuación, una versión, del #MeToo.

Con este tema, comentó Antonio, taguearon una serie de contenidos afines a esta población en la que informaron sobre esta iniciativa y el periodista que los desarrolló, Ruben Serrano, lo promovió entre sus audiencias, y como consecuencia el hashtag se hizo viral y fue trending topic. Un caso curioso, señaló Rodríguez, por la agilidad con que se hizo y la cantidad de usuarios en redes sociales que alcanzó. Like, Share and Do, de nuevo.

La tercera campaña fue muy conocida en redes sociales: Velaske yo soi guapa, una canción que mezcló el ritmo del trap con la historia del cuadro famoso del siglo XVII, y que denunciaba la presión a la que son sometidas las mujeres por verse siempre bellas, “guapas”.

El video, recordó Antonio, surgió en una época de “feminismo viral” cuyos contenidos ocupan las tendencias virales con mucha frecuencia. Acudiendo a recursos de animación sencillos pero efectivos, Playground quiso hacer “de la necesidad una virtud”. Este contenido trascendió el simple Like and Share y se integró en el día a día de las personas

Como conclusión, Antonio J. Rodríguez planteó que las tres campañas se unían en “la objetividad a la imposibilidad de renunciar al punto de vista; en que la ansiedad por las soluciones produce el nacimiento del querer hacer, que por tanto lleguen propuestas de soluciones y por último que se cree una audiencia activa”. 

Claves para generar buenos contenidos

El editor jefe de Playground dejó algunas claves sobre cómo realizar buenos contenidos, que sean entretenidos pero que no vayan en detrimento de la calidad y la rigurosidad de la información.

“Detrás de cualquier reportaje hay una idea valiosa. Primero tiene que poner las ideas y luego los formatos”. “Después hay que divulgar sin caer en la banalización, todo debe hacerse con rigor y de forma atractiva”. “La clave de la permanencia de los medios de comunicación está en tener el mismo fondo pero con distinta forma”, y “todos los medios tiene que prestar atención a sus audiencias para saber cuáles contenidos son los que más les interesan, pero para que el medio pueda evolucionar tiene que tener una identidad”, fueron algunas de sus frases más valiosas para los asistentes.

https://www.facebook.com/FNPI.org/videos/313886759421686/

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

BRA_Caio-Cavechini

Para el documental todavía hay un gran público: Caio Cavechini

Las producciones de largo aliento son la esencia del trabajo de Caio Cavechini, quien estará en el Festival Gabriel García Márquez de Periodismo en una conversación sobre esta otra manera de ejercer el oficio y proyectará tres documentales: Cartas para un ladrón de libro, Carne y Hueso y Entre los hombres de bien. El brasileño nos entrega unas claves para acercarnos al tema.

Caio Cavechini tiene claro que no existe una fórmula mágica para realizar un documental exitoso, pero sabe que con tiempo, acceso y pasión el producto de cualquier investigación periodística puede estar cerca de ser no solo un producto de calidad, sino que le interese al gran público.
Esta lección la aprendió hace unos diez años en un taller con el estadounidense Jon Alpert, para esa época documentalista ya experimentado, mientras Caio daba sus primeros pasos en esta faceta del periodismo.

“Debe tener tiempo de dedicación, de investigación, para que la historia pueda ser contada de forma más completa. Acceso a las personas, las fuentes, los lugares, para podernos involucrar como espectadores en esa parte de la realidad que se propuso. Y pasión por el tema, es una actividad que no se hace todos los días, sino durante un tiempo, y hay que tener un poco de ganas personales para dedicarse y sacrificar muchas cosas, porque como un libro u otros procesos largos, exige un sacrificio personal y por es necesario sentir esa pasión”, resalta Caio Cavechini sobre los preceptos obligatorios para este tipo de trabajos.

El brasileño estará en el campus de La Floresta del Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM), el próximo jueves 4 de octubre a partir de las 4 de la tarde. Allí hablará con el argentino Alberto García Ferrer, cinematógrafo, sobre el lugar de este tipo de cine de en el periodismo cultural actual. Este conversatorio es una de las actividades que se realizará en centros de educación superior de Medellín, durante la sexta edición del Festival Gabo, que empieza el miércoles 3 de octubre.

Con más de una década de experiencia y por lo menos nueve trabajos de largo aliento, entre dirigidos y escritos, que le han merecido galardones como el Premio Gabo, categoría Imagen, en 2016; Cavechini no se siente un maestro de su oficio, pero es contundente al reclamar cambios en las escuelas de periodismo.

“El cambio en la formación en este tiempo de competencia con la información instantánea no es algo solo para las escuelas de periodismo, también es necesario para los niños y jóvenes que están en educación básica, es decir, hay que repensar la educación en general”, asegura.

Pero ya en el campo de la comunicación, considera que “en la enseñanza del periodismo me parece muy relevante tener profesionales en constante actualización. Por eso valoro mucho las iniciativas de la Fundación Gabriel García Márquez, porque son unos espacios de encuentro de profesionales interesados en reflexionar acerca del momento del periodismo”.

Y explica que “el ritmo de una carrera universitaria no lo deben llevar solo los profesores dedicados exclusivamente a la academia. Es verdad que para que una persona llegue a ser un maestro titular de una universidad, debe dar muchas clases, publicar en revistas especializadas (científicas), investigar mucho.

Pero para la enseñanza del periodismo hay que buscar espacios no solo para estos profesores, sino espacios para otros profesionales, que estén más corto tiempo en la academia, con charlas, conferencias, algunas cátedras, profesionales que puedan ir a la universidad a apoyar a los estudiantes y profesores y hacer que las universidades sean espacios abiertos también para otro tipo de profesionales, además de los maestros”.

Sobre el trabajo del investigador, sea el que se dedica a un asunto para escribir un libro, hacer un documental o difundirlo en cualquier otro formato, Caio Cavechini considera que “es un recurso necesario no solo para los periodistas, sino también para el público. De tiempo en tiempo encontrar información más consolidada, profunda, con contexto, con historias particulares, mejor contadas, eso le gusta a la gente”.

Y resalta que “todo esto depende mucho del periodista involucrado, que por su curiosidad, su pasión por un tema, pueda hacer sugerencias y se dedique a explorar más, que salga un poco de su rutina y dedique un tiempo a uno de los temas a los que se enfrenta cada día. Y busque datos, informaciones que muchas veces no encuentran espacio para publicar en las notas diarias, para poder llegar al público”.

Pero, como le ha sucedido a él, muchas veces los investigadores se tropiezan con grandes obstáculos y por eso aconseja que “cuando vas a tratar un tema en el que vas a tocar o incomodar poderes políticos o económicos, lo más importante es no estar solo, no solo en lo personal sino también de manera institucional. Hay que conquistar apoyo de redes locales, de movimientos sociales, de otros periodistas.

Si se trabaja en un medio, es importante acercarse a otras instituciones que han abordado un determinado problema social o político. Y también hay que tener paciencia. Solo no vas a poder cambiar el mundo y mucho menos enfrentar a todos. Con la búsqueda de estos apoyos el trabajo queda mejor hecho y su repercusión puede ser mayor”.

Cavechini reitera su confianza en que estos trabajos de largo aliento aún tienen espacio en la era actual. “Es difícil saber si las cadenas en las redes sociales o lo los memes van a dominar el consumo de información en mediano o largo plazo, si las personas van a creer más en sus propios círculos de información o en el periodismo profesional. Lo que yo espero es que la gente quiera seguir conociendo historias diferentes, que se les pueden presentar en documentales como largometrajes o series, o también como libros”.

Y añade que “por más que el periodismo diario se intente adecuar a ese tiempo de consumo cada vez más rápido, en el que las personas están informadas a través de Facebook, Instagram, Snapchat, también debe mirar que hay un público con más tiempo, al que se debe buscar para ofrecerle contenidos de mayor duración, no solo como películas o series de ficción, también documentales. Esa es mi esperanza”.

Caio Cavechini en el Festival Gabo

El documentalista también estará en la charla Caio Cavechini: ¿un documental se concluye o se abandona?, en la que hablará con Sylvia Colombo, corresponsal de Folha de S.Paulo para América Latina, sobre la influencia que ha tenido la coyuntura brasileña en su obra y sobre la investigación que realizó durante casi cinco años a uno de los ladrones de libros más inquietantes de Brasil, el miércoles, 3 de octubre, en el Salón Restrepo del Jardín Botánico a las 6:30 p.m. Posterior a la charla se proyectará su documental Cartas para un ladrón de libros.

Así mismo, el 4 de octubre se proyectará el documental Carne y Hueso, en el Salón Restrepo del Jardín Botánico a las 6:00 p.m.; y el viernes se hará la proyección de Entre los hombres de bien, en el Museo de Arte Moderno de Medellín a las 7:30 p.m.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los gruposSURA y Bancolombia con su filiales en América Latina.

Por Carlos Olimpo Restrepo S.

Imagen del trabajo Macondo de Álvaro Ybarra

Taller de fotografía documental: relatos para la memoria de un país

Foto: Álvaro Ybarra.

Colombia, como otros países -cada uno con su historia y su contexto- tiene un enorme reto en trabajar en el tema de la verdad como instrumento para la reconciliación y el perdón. Para la imagen periodística y la fotografía documental este ha sido y seguirá siendo un asunto clave, que gira alrededor de conceptos como conflicto y posconflicto, paz, resiliencia, verdad y memoria.A partir de un recorrido por su obra Álvaro Ybarra nos compartirá cómo se hace el abordaje del tema seleccionado, la planeación, la construcción narrativa y la edición final. Se hará énfasis en el uso de nuevas y diversas plataformas de soporte y lo que exigen los grandes medios para publicar historias.

Durante el taller se hará un trabajo curatorial de los proyectos llevados a escena por los participantes, quienes deberán llevar impresos sus trabajos para realizar una edición narrativa y conceptual de la idea y su construcción visual. Como resultado, se editará una muestra de imágenes que serán exhibidas en el Festival Gabo 2018, en Medellín.

Dirigido a:

Este es un taller diseñado para fotógrafos, investigadores y artistas visuales con experiencia en el tratamiento de la imagen y temáticas relacionadas con conflicto, desaparición forzada, destierro, víctimas, posconflicto, reconciliación y paz; con proyectos de largo aliento los cuales quieran poner en conversación con otras ideas y otros participantes, con la necesidad de una edición, puesta en escena, posterior montaje y circulación.

Se seleccionará un máximo de ocho (8) participantes entre quienes postulen.

Quienes quieran participar deben enviar un texto de máximo 800 caracteres contando: a) el proyecto que está desarrollando, tiempo de duración y objetivo final del mismo, b) qué lo motiva a participar en el taller y c) un breve resumen de su experiencia profesional. En otro documento (PDF) deberá enviar 12 fotografías en el orden que considere conveniente.

Para conformar el grupo final se tendrán en cuenta la calidad y pertinencia de la postulación en primer lugar. Luego, criterios de equilibrio entre países, regiones y género. A los seleccionados se les enviará a su correo electrónico un mensaje de confirmación en el que se indicará todo lo relacionado con la actividad.

Es un taller sin costo. No cubre ningún gasto adicional, como por ejemplo: tiquetes aéreos, transportes internos, hospedaje o alimentación.

Requisito para los seleccionados

Imprimir en papel fotográfico un mínimo de 30 fotos en un tamaño máximo de 10×15 cm, documentación sobre el tema que está desarrollando y disponibilidad de tiempo completo los dos días del taller.

Conduce: Álvaro Ybarra Zavala (España)

Es fotógrafo documental, cineasta y narrador. Ha trabajado en más de 40 países en encargos para publicaciones como TIME, GEO, New York Times, Le Monde, Libération, Newsweek, Sunday Times Magazine, CNN, Vanity Fair, XLSEMANAL y muchos otros. Nacido en España en 1979, comenzó la carrera en fotografía mientras estaba en la universidad. Se unió a Agencia Vu en 2005 y a Reportage de Getty Images en 2009.

Ha publicado cinco libros entre los que se encuentran Macondo, memorias del conflicto colombiano (2017), Apocalipsis (2010) e Hijos del dolor (2006). Exhibió su trabajo internacionalmente ganando numerosos premios incluido el Over Seas Press Club, el Premio especial del jurado de la Fundación Alexia, el World Press Photo JSMC, la Beca Getty para fotografía editorial y el Photo of the Year. En octubre de 2017, Álvaro fue nombrado como embajador europeo de Canon.

Organizan

Premio y Festival Gabriel García Márquez de Periodismo y La Focal.

Días:  lunes 1 y martes 2 de octubre de 2018.
Cupos: 8
Lugar: La Focal, Casa de la fotografía. Tv. 32a Sur # 32 – 72. Barrio La Magnolia. Envigado, Antioquia.
Fecha de cierre de inscripción: lunes, 24 de septiembre.
Fecha de publicación de seleccionados: miércoles, 26 de septiembre.
Contacto: Emmanuel Upegui (eupegui@fnpi.org)

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