Relatoría del taller ‘Narrar lo invisible: investiga, descubre y cuenta desde el periodismo cultural’, con Héctor Feliciano

Por: Ivonne Arroyo M.

Héctor Feliciano está convencido de que cualquier tema puede narrarse desde un enfoque de periodismo cultural. Mira a su alrededor, las caras de los asistentes al taller ‘Narrar lo invisible: investiga, descubre y cuenta desde el periodismo cultural’, que se realiza en Bogotá, en uno de los salones de la Biblioteca Nacional de Colombia, y señala las sillas en las que todos están sentados. ¿Podríamos escribir sobre las sillas con un enfoque cultural? De hecho sí, responde. “Sobre su historia, su diseño, sus usos”.

“Lo difícil es saber cómo articularlo. Puedes comenzar contando la historia de alguien que se levanta de la butaca y del dolor que siente al incorporarse. No es un tema fascinante, pero depende de cómo se puede inventar algo más fino sobre cualquier cosa”, explica. Todo depende del punto de vista del periodista: desarrollarlo es esencial para el periodista cultural, así como para cualquier tipo de periodista, porque se trata de nuestra mirada sobre el mundo. Esa perspectiva “puede ser amplia o estrecha, pero debe ser auténtica”, destaca Feliciano. Para afinarla hay que conocerse lo suficiente. “Mientras mejor se conozca uno —y uno se conoce por medio de sus orígenes, sus intereses, sus dudas, las dudas sobre uno mismo y sobre el tema, que son una fuente de riqueza— mejor puede crear un punto de vista”, asegura.

Varios de los asistentes se animaron a compartir sus propias dudas sobre ellos mismos. Una periodista audiovisual extranjera confesó sentirse, a menudo, una especie de impostora al narrar culturas ajenas. “Soy europea y estoy intentando escribir sobre cultura latina. ¿Qué derecho tengo yo?”, se cuestionó. Para Feliciano, “uno puede escribir sobre lo que uno quiera y no debería sentir la culpa”. En especial en su caso, al estar consciente de su lugar de enunciación, “puede contar desde otro enfoque, más abierto”.

“No podemos aspirar a que las culturas estén estancadas, solas, en una especie de burbuja y que tengan un monólogo consigo. La cultura es un diálogo”, considera Feliciano. 

Salir a las ramas, volver al tronco

El punto de vista también queda en evidencia al armar una estructura, escoger personajes, escenas y testimonios. Aquello que seleccionamos y descartamos en un trabajo periodístico está atravesado por nuestra mirada propia. ¿Cómo saber qué va y qué no? Feliciano invita a pensar en la narración como un árbol: hay un tronco firme que sostiene la historia y, a partir de él, se despliegan ramas que permiten explorar subtemas.

“Me ayuda hacer un índice de lo que voy a escribir, sin importar que vaya a escribir un texto de 800 palabras o un libro entero”, explica. Ese esquema previo es la columna vertebral: “Te permite ver qué va a ser el tronco, desde el cerebro hasta la pelvis, y te va a permitir usar la historia de la A hasta la Z”. Un constante “sales a las ramas y vuelves al tronco, sales y vuelves”.

La metáfora sirve para recordarnos el lugar que ocupa nuestro criterio de selección en la estructura narrativa. Se trata de pensar conscientemente qué sostiene la historia y qué complementa. Así, las ramas enriquecen el paisaje, pero el tronco asegura que la historia cumpla su consigna, sea cual sea.

En busca de un lector ideal

Toda pieza periodística se dirige a alguien, aunque no lo tengamos frente a nosotros. Es lo que Feliciano llama el lector ideal: una figura imaginada que nos guía durante la escritura: ¿Cuál será el tono, el nivel de referencia y de profundidad adecuados? Feliciano dice que, cuando escribe, lo hace pensando en este “compuesto de lector que nos hemos inventado”. 

Pero ese lector no es único, sino una mezcla de lectores que varía según el género periodístico y el tema. En un reportaje breve, puede imaginarse como un lector curioso que busca claridad inmediata, pero en una investigación más extensa, puede ser alguien mucho más exigente y complejo. 

En su libro El museo desaparecido, una investigación periodística sobre el saqueo de arte realizado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, Feliciano se vio obligado a pensar en un lector especialmente riguroso: “Sabía que los museos iban a estar con el hacha buscando desacreditarme. Tenía que incluir a un lector que me exigiera el máximo, casi en la misma línea que un curador de museo, porque si yo fallaba en el título de un cuadro, me iban a eliminar. Pero también tenía que pensar en un lector que quería divertirse”, recuerda.

Durante el taller, algunos asistentes compartieron sus inquietudes en relación con esa figura imaginada. Un periodista deportivo reconoció que a veces resulta difícil ampliar el horizonte de los hinchas sin perderlos: “En el periodismo deportivo sabemos que no podemos dar ciertas referencias demasiado cultas porque se reduce el público, pero también hay que acostumbrar a la audiencia a esas referencias”.

En el centro, la credibilidad

La credibilidad fue definida en el taller como “la base de cualquier forma de periodismo”. No se trata de un atributo opcional, sino del principal capital del periodista. Así como Feliciano insistía en el juego de salir a las ramas y regresar al tronco, regresaba él mismo siempre a la credibilidad, para hablar de ella como un cultivo que se debe cuidar y hacer crecer.

Esa credibilidad se construye en la relación directa con los lectores. Un pacto que no depende de un medio específico, sino de la calidad del trabajo propio. “Nosotros tenemos que dejarle saber al lector que estamos haciendo lo mejor que se puede y que hay una credibilidad que tienen en nosotros, eso es esencial, ese es el pacto principal de todo periodista”, dijo Feliciano. Para el maestro, se trata de “lo más preciado”, pues la credibilidad se lleva de un lugar a otro, más allá del medio de comunicación donde se trabaje. “Puedo llevarlo de un medio a otro. Escribo un libro, y se sabe que mi reportería es así, que voy a darte lo mejor”.

Que la audiencia crea realmente en el periodista cultural importa mucho más en contextos donde la mayor parte de la cultura está centralizada por el Estado —a través de los teatros, los festivales, las fiestas patronales o las bibliotecas—, explica Feliciano, porque el periodista puede terminar convertido en un portavoz de los discursos oficiales. Feliciano insistió en que “no podemos ser el megáfono del poder, sino que debemos traerle al lector otro punto de vista”. Para lograrlo, es necesario acudir a fuentes alternas, a voces que permitan matizar o incluso cuestionar lo que dicen las instituciones.

El maestro hizo una comparación entre las coberturas que siguen la agenda institucional y que se alimentan de los relacionistas públicos como quien cubre algún tema entrevistando únicamente a quienes intentan promocionar y vender ese tema como si fuese un producto: “Se habla mucho de IA, pero uno de los grandes fallos es que están entrevistando a gente que a la vez nos vende la inteligencia artificial. Ya inmediatamente desconfío de lo que me va a decir, porque el que vende IA nunca va a criticar el producto”. Para él, la tarea del periodista es buscar voces diversas que aporten perspectivas distintas para ofrecer al lector un panorama más amplio y honesto.

Cuando se cumple con esa tarea  resistimos los intentos de manipulación y cuidamos la confianza de la audiencia. De ese lector, tanto imaginario como real, al que no debemos subestimar porque “siempre se da cuenta cuando lo están tomando de bobo”, dice Feliciano. “No podemos hacer parte de una secta que cree todo lo que se dice. La credibilidad es lo más importante que tenemos, no podemos fallarle al lector”.

En cambio, debemos ser tan curiosos como ese ideal de lector. Sólo así, cree el maestro, encontraremos enfoques de periodismo cultural en temas que a otros les resultan irrelevantes, como las sillas del salón de la Biblioteca Nacional de Colombia. Al final del taller, una funcionaria le dio la razón, pues no estábamos en un espacio cualquiera: “Aquí vino Manuel Zapata Olivella y se tomaron la biblioteca para reivindicar el movimiento negro; Beatriz González estuvo aquí; Álvaro Mutis, y Débora Arango cargando una de las primeras piezas de una obra suya sobre la masacre de las bananeras”.

Sobre Héctor Feliciano

Es licenciado en Historia por la Universidad de Brandeis, tiene una maestría de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia y un diplomado doctoral en Literatura Comparada de la Universidad de París. Ha colaborado en El País, Clarín, The Washington Post, Los Angeles Times, y en las revistas Etiqueta Negra, Letras Libres y El Malpensante.

Es autor de El Museo desaparecido, obra por la que la Universidad de Columbia le otorgó la beca del National Arts Journalism Fellowship Program (NAJP). También ha sido miembro del Comité de expertos de la Comisión Presidencial de Bienes del Holocausto en los Estados Unidos. Es maestro director, junto con Jonathan Levi, de la Beca Gabo de Periodismo Cultural,  una iniciativa organizada anualmente por la Fundación Gabo. También ha sido editor y coordinador de los libros de la Fundación Gabo: Las mejores crónicas de América Latina II y Gabo periodista.

Sobre el taller 

Se realizó en Biblioteca Nacional de Colombia el 26 de julio de 2025, en el marco del 13° Festival Gabo. La actividad contó el apoyo del Programa Nacional de Concertación Cultural del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes de Colombia.

Bajo la dirección de Héctor Feliciano, los participantes exploraron el cruce entre la investigación rigurosa y la narración literaria y conocieron herramientas para construir relatos que combinan profundidad documental con estructura narrativa y sentido ético.

Sobre el Festival Gabo

Con el lema ‘Vernos de cerca’, el Festival Gabo 2025 se celebró en múltiples escenarios de  Bogotá, entre ellos el Gimnasio Moderno y las sedes de BibloRed. Este año reunió a más de 150 invitados de Iberoamérica y del mundo en más de 100 eventos organizados por la Fundación Gabo.

El Festival Gabo es posible gracias a Bancolombia, CAF – banco de desarrollo de América Latina y la Alcaldía de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura y BibloRed.

Relatoría del taller ‘Narrar personas, no personajes: una guía para el perfil periodístico’, con Jon Lee Anderson

En el Festival Gabo 2025, periodistas y estudiantes exploraron junto a Jon Lee Anderson las claves del perfil como género narrativo. La conversación giró en torno a cómo acceder a las fuentes, construir escenas y mantener la mirada atenta para narrar personas en su complejidad, más allá de la caricatura o la biografía plana.

Por Luisa Fernanda Gómez Cruz / @ilusa_Gomez

Una treintena de periodistas tuvieron el privilegio de participar en un espacio para reflexionar sobre el género del perfil periodístico, un ejercicio narrativo que exige sensibilidad, reportería rigurosa y apertura para comprender la complejidad humana. Jon Lee Anderson, periodista norteamericano y reportero de The New Yorker, compartió su experiencia construyendo perfiles de figuras como Augusto Pinochet, Charles Taylor, Hugo Chávez y Gabriel García Márquez, entre otros.

A lo largo de la sesión, el periodista destacó que el perfil, más que una semblanza o biografía es un intento por narrar la vida de alguien a través de sus contradicciones, escenas significativas y relaciones con el mundo que habita. Pero también es una manera de acercarse al mundo, a una época, a un país o a una cultura, a través de una persona.

Estas son las claves que compartió Anderson con los participantes del taller “Narrar personas, no personajes: una guía para el perfil periodístico” que se realizó el 27 de julio, en el marco del Festival Gabo 2025.

El perfil: más allá de la semblanza

Para Jon Lee Anderson no existe la clasificación de géneros periodísticos que tenemos en América Latina: crónica, reportaje o perfil son lo mismo para él. En esta charla, sin embargo, hizo un esfuerzo por describir el perfil periodístico y las claves para construirlo.

Empezó haciendo una descripción por oposición: no es una semblanza, ni una biografía; el perfil es una ventana a las complejidades de una persona. Una manera de acercar al lector a un país, una cultura o un tema, a través de una persona. “A las personas nos interesa lo que hacen otros, porque lo que pasa en el mundo pasa por las personas”, dijo el maestro, quien recordó sus primeras experiencias en The New Yorker, donde escribió perfiles de líderes políticos como Augusto Pinochet y Charles Taylor. Estos trabajos no eran simples biografías, sino intentos por entender cómo estos hombres de poder entendían el mundo y actuaban en él.

Dejarse sorprender

Anderson no va a las entrevistas con un guión montado. “No me gusta acercarme como un carpintero que ya sabe dónde meter el serrucho”, dijo. “Prefiero dejarme sorprender. Recoger aspectos de la persona que no esperaba”.

Mantiene los ojos abiertos a todo aquello que compone la naturaleza humana. Está atento a encontrar puntos en común con el entrevistado, que detonen conversaciones novedosas. Observa todo como si fuera visto por primera vez. Está presente, con todos sus sentidos. Busca situaciones, escenas. 

“Cuando estoy con gente de poder, muchas veces sirve viajar con ellos porque ves cómo miran a su país a través de la ventana. Qué comentan, qué es lo que ven que no ves tú. Esos momentos son muy reveladores”, dijo Anderson.

Para ejemplificar esta enseñanza, habló sobre su perfil de Augusto Pinochet, una figura que no creyó conseguir entrevistar, pero a quien llegó a través de perseverar en la idea. Consiguió varias entrevistas con él, escuchó sus versiones, se acercó a su universo.

“Sin duda no lo llegué a conocer completamente pero llegué a entenderlo de una forma en que no había sido comprendido antes. Pude dar un poco de luz en su forma de pensar y su forma de percibir el mundo”, señaló el periodista. 

Trabajo previo

Luego de que le asignan un tema, Anderson revisa lo que sabe sobre ello. Hace algo de lectura previa, escucha música relacionada y quizá ve alguna película o documental. Pero no lee artículos periodísticos sobre el mismo asunto. 

“No me gusta leer cosas recientes que hayan escrito sobre el mismo tema. No es por temor de copiar, aunque creo que es un riesgo real”, dijo el cronista. “Es un instinto de no querer que me coloreen lo que yo pienso. Para conservar la sensación de territorio virgen”, que según Anderson es fundamental para hacer un buen texto y debe permanecer durante las distintas fases de la reportería. “Siempre trata los lugares como si fueran nuevos, como si nunca hubieras ido antes. Porque al llegar a un sitio nuevo, todo es nuevo, entonces todos tus sentidos están abiertos”, señaló.

El acceso y la reportería

La reportería de un perfil se parece a abrir puertas una y otra vez. El maestro compartió cómo llegó hasta Pinochet a través de su hija, quien inicialmente desconfiaba de él. “El acceso personal es una utopía, pero cuando se logra, puede dar lugar a algo extraordinario”, señaló.

Ese acceso, explicó, se gana con paciencia, escucha y disposición a observar más allá de lo evidente. Una escena en un museo militar o una conversación casual sobre la Carretera Austral pueden revelar más del personaje que una entrevista formal.

Escenas: el corazón del perfil

Para escribir cualquier texto periodístico hay que hacer entrevistas. En el caso de textos de largo aliento, como los que escribe Jon Lee Anderson, hay que hacer decenas de entrevistas. 

Pero por más espacio que se tenga para escribir, es imposible citar e introducir a todas las personas con quienes se conversó. Y la clave de esa elección está en la posibilidad de construir escenas a partir de la conversación. 

“A veces, algunos entrevistados solo te dan una cabeza parlante y ya”, dijo Anderson, porque la entrevista tuvo lugar en un escenario aburrido, por ejemplo. Pero otros, —por un detalle, un recuerdo, un gesto— aportan la atmósfera necesaria para la narración.

La escritura: intuición y ritmo

El maestro subrayó que, aunque el perfil se nutre de reportería rigurosa, la escritura también es un acto creativo. “Las palabras deben tener un ritmo, un canto”, dijo, comparando la construcción de un texto con una composición musical.

El arranque debe intrigar y atrapar al lector, sin necesidad de ser sensacionalista. A partir de ahí, la estructura se va revelando en el proceso de escritura, con espacio tanto para la precisión periodística como para la cadencia literaria. En eso consiste la escritura de crónicas, perfiles y reportajes.

Intervenciones de los asistentes

Los participantes enriquecieron el taller con preguntas que abordaron tanto la técnica como los dilemas éticos del perfil y sobre ello versó el grueso de la conversación que se extendió más allá de las cuatro horas destinadas para ello. Los entrecomillados corresponden a las respuestas literales de Jon Lee Anderson.

  • ¿Para qué te sirve todo lo que ves y escuchas que te dicen que es off the record?

“Para tener una mejor comprensión del personaje”.

  • ¿Cómo hacer que la audiencia no ame u odie a un personaje, incluso cuando ha hecho mucho mal?

“El perfil tiene que reflejar ambas cosas. Si no puedes contar las dos realidades, no es un perfil. A veces tenemos que arriesgarnos a que la gente vea cómo es la cosa. La gente tiene sus lados buenos y sus lados malos. Hay que incluirlo todo, si es que se puede”. 

  • ¿Tomas notas, grabas o confías en tu memoria?

“Las tres cosas. Si es un mandatario, hay que grabar, porque tienes que tener citado exactamente lo que te dijeron. En general es bueno grabar, pero a mí no me gusta mucho porque cambia la dinámica de la conversación. Cuando puedo, no grabo por esa razón. Pero es muy instintivo: con algunas personas grabo y con otras no. A veces empiezo grabando y pienso que si grabo, se va a perder la atmósfera.

Y si no grabo, apenas salgo de la entrevista, tomo nota. Pero toca salir y ponerse a escribir. Si lo haces inmediatamente, lo recuerdas casi todo: si fueron tres horas de entrevista, vas a estar tres horas recuperándolo. Vas a perder algunos matices, algunas sutilezas, pero lo armas todo. A mí me funciona empezando por lo más fresco, voy por ahí y llego hasta el comienzo. Si esperas unas horas para empezar a tomar apuntes, lo que queda en la memoria es cada vez menos, una noción.

La arquitectura, la emoción, todo eso lo tendrás presente si lo recuperas en el momento en que terminas”.  

  • En qué o en quién piensas cuando escribes, ¿en tu perfilado o en tu audiencia?

“Pienso en la historia que está saliendo de mí y trato de pensar si eso que acabo de escribir está bien, si voy por buen camino. No pienso en si determinado personaje va a sentirse bien con lo que escribo o no”.

  • ¿Cómo abordas el perfil de personajes con quienes es difícil empatizar?

“Lo más peligroso es dejar que las cosas cicatricen sin procesarlas. En mi caso, que no he sufrido las cosas, que he visto bastante, me perturba la memoria algunas cosas que he visto y sí, haber compartido con personas nefastas. Pero no tengo pesadillas. Escribir sobre ello me mantiene sano”.

Conclusiones

El taller dejó varias lecciones centrales para quienes desean narrar personas y no personajes:

  1. El perfil es un género de comprensión, no de condena ni enaltecimiento de una figura. Debe reflejar todas las facetas de una persona, incluso las contradictorias.
  2. El acceso y la reportería son procesos de paciencia. No siempre se logra hablar directamente con el personaje, pero las voces de su entorno también iluminan su mundo.
  3. Las escenas construyen la narración. No se trata solo de acumular datos, sino de encontrar momentos que revelen quién es alguien en su cotidianidad.
  4. El periodista debe llegar abierto. Evitar prejuicios y planes rígidos permite descubrir matices inesperados.
  5. La escritura es intuición y ritmo. El perfil debe ser fiel a la reportería, pero también cautivar a través de un lenguaje con cadencia propia.
  6. El poder exige escrutinio. Perfilar a los poderosos es una manera de fiscalizarlos y comprender cómo conciben la justicia y la sociedad.

Sobre Jon Lee Anderson

Periodista estadounidense (California, Estados Unidos, 1957). Reportero de The New Yorker. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo.  Inició su carrera en Perú en 1979 como miembro del semanario The Lima Times y se especializó desde entonces en temas políticos latinoamericanos y en varios conflictos modernos, incluyendo los de Siria, Afganistán, Libia e Iraq. Ha desarrollado una escuela sobre la forma de escribir perfiles, habiendo realizado los de importantes personalidades mundiales como Fidel Castro, Gabriel García Márquez, Augusto Pinochet, el rey Juan Carlos I de España y Hugo Chávez. Entre sus más recientes incluyen perfiles de Evo Morales, Jaír Bolsonaro y Gabriel Boric. 

Ha publicado los libros: Che Guevara: Una vida revolucionaria (1997), La tumba del león: Partes de guerra desde Afganistán (2002), La caída de Bagdad (2004), El dictador, los demonios y otras crónicas (2009), La herencia colonial y otras maldiciones: Crónicas de África (2012), Los años de la espiral: Crónicas de América Latina (2020) y He decidido declararme marxista (2024), entre otros. Forma parte de la plantilla permanente de la revista The New Yorker, y ha sido maestro de la Fundación Gabo desde el año 2000.

Ganó en 2013 el Premio María Moors Cabot que cada año entrega la Universidad de Columbia en Nueva York a periodistas que con su destacada trayectoria han contribuido a mejorar las relaciones en el continente americano.

Sobre el Festival Gabo

Con el lema ‘Vernos de cerca’, el Festival Gabo 2025 se celebró en múltiples escenarios de  Bogotá, entre ellos el Gimnasio Moderno y las sedes de BibloRed. Este año reunió a más de 150 invitados de Iberoamérica y del mundo en más de 100 eventos organizados por la Fundación Gabo.

El Festival Gabo es posible gracias a Bancolombia, CAF – banco de desarrollo de América Latina y la Alcaldía de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura y BibloRed.

Relatoría del taller ‘Crónica y etnografía: narrar con el cuerpo, escuchar con el método’, con Juan Martínez d’Aubuisson

Por: Ivonne Arroyo M. 

Esta relatoría comienza con un hallazgo. A Juan Martínez d’Aubuisson le tomó años de reportería, estudio y trabajo etnográfico hasta que, por fin, lo entendió: entre las maras salvadoreñas no existe en realidad ningún conflicto, explica. Mejor dicho: no hay una diferencia profunda que las enfrente ni que las convierta en verdaderas enemigas.

“¿Entonces por qué se pelean?”, le pregunta uno de los asistentes al taller ‘Crónica y etnografía: narrar con el cuerpo, escuchar con el método’, que se llevó a cabo el 25 de julio en la Biblioteca Gabriel García Márquez de Bogotá. La respuesta corta de Martínez: es el juego serio de la violencia. La respuesta más completa y extensa está en las investigaciones que ha publicado a lo largo de su carrera como cronista y antropólogo sociocultural. En libros como Ver, oír y callar. Un año con la Mara Salvatrucha 13, El que tenga miedo a morir que no nazca y Crónicas Negras

Durante el taller del 13° Festival Gabo, Martínez compartió la carpintería de su campo metodológico: una combinación de convivencia prolongada, diarios de campo y entrevistas de largo aliento a miembros de las pandillas más violentas de países como El Salvador, Honduras y Guatemala. “Mientras más tiempo pasaba con ellos, más me daba cuenta de algo que me explotó la cabeza: las maras no tenían un conflicto; peleaban, y era muy fácil confundirse por la intensidad de la violencia que ejercían entre sí, pero no había una diferencia profunda en nada”, explica.

A diferencia de los grupos guerrilleros al margen de la ley en Colombia, que se disputan el control territorial y las economías ilegales —“una diferencia irreconciliable que no arreglan a través de la política, sino del plomo”—, las maras “no tienen un desacuerdo profundo ni sustancial”. Son estructuras compuestas por personas con trayectorias y perfiles socioeconómicos similares: familias desestructuradas, muchos de ellos abandonados desde la infancia, pobres e inmersos en un contexto violento.

“Pero cuando les preguntás —y créanme que lo he hecho más o menos 200 veces—: ‘¿Cuál es el conflicto que tienes tú, como pandillero de la MS13, con el Barrio 18? ¿Por qué pelean?’, ninguno ha logrado explicarlo. Justamente porque no tienen un conflicto, sino una cadena de venganzas”, cuenta Martínez. Si a un joven le asesinan a su hermano, él irá a asesinar al hermano del asesino. Una constante de “tú me haces daño, yo te hago daño” sin fin. 

El hallazgo que comparte Martínez nos ayuda a comprender mejor las dinámicas de violencia entre las pandillas salvadoreñas. Esa perspectiva resultó reveladora para los asistentes del taller, no solo porque amplía el panorama sobre las maras, sino porque muestra cómo la etnografía le permite al periodismo aportar nuevas comprensiones sobre fenómenos sociales. En un momento en que los estudios académicos y los medios de comunicación repetían la misma información sobre las pandillas, Martínez lograba decir algo nuevo gracias a un método distinto.

“Las metodologías de la academia, la psicología, el periodismo y el trabajo social no eran suficientes para explicar cómo las pandillas estaban desbordando a El Salvador. El método de esas publicaciones era la encuesta hecha por veteranos. Casi que les preguntaban: ‘¿Por qué eres pandillero? Marca una de estas cuatro opciones. ¿Qué esperas de la pandilla? ¿Cómo está conformada tu familia?’. Era como esa broma poco divertida que hacen los antropólogos: llega un antropólogo a una comunidad y le dice a la gente: ‘Explícame tu realidad sociocultural’”, dice.

En cambio, Martínez ha experimentado con una mezcla entre etnografía y periodismo, que le permite comprender a fondo y contar más y mejor la violencia social en El Salvador y en todo el Triángulo Norte de Centroamérica. Esa es una de las bondades del trabajo etnográfico: tiene el poder de transformar la forma de acercarse a los temas. Es una apuesta de largo aliento, un cuerpo metodológico que combina convivencia prolongada y observación participante para generar conocimiento antropológico.

Sin embargo, lo que realmente marca la diferencia es que los hallazgos del trabajo de campo no se presentan a modo de paper académico, sino como crónica, con calidad narrativa y originalidad. “El método para obtener la información es académico y el método para socializar el resultado es a través del periodismo narrativo. Entonces, es este híbrido el que a mí me interesa comenzar a desarrollar, aunque obviamente no es un cuerpo metodológico desarrollado hasta ahora”, aclara Martínez.

Un ejemplo de crónica etnográfica es Buscando a Mikelson: un apartheid en el Caribe, crónica ganadora del Premio Gabo 2025 en la categoría Texto. En esta serie, publicada en Redacción Regional y Dromómanos, el cronista salvadoreño investiga los entresijos del sistema de apartheid que sufren los migrantes haitianos y sus descendientes en República Dominicana. Todo comienza con un video anónimo en el que se ve a dos policías dominicanos arrojando desde un tejado a un hombre negro. Martínez emprende la búsqueda de ese hombre y, en el camino, se encuentra con un sistema de violencia escalofriante e impune: hombres baleados con escopeta o arrastrados por la carretera, mujeres abusadas, bebés separados de sus padres y víctimas a quienes se les niega atención médica.

Pero primero, los lentes de la etnografía

El primer paso antes de entrar al mundo de la etnografía es asegurarse de que el tema “sea susceptible de ser investigado a través de la crónica etnográfica”. Parece evidente, pero no lo es. “No podemos hacer una crónica etnográfica sobre la corrupción, porque implica convivencia con una población, y un trabajo periodístico sobre casos de corrupción o un reportaje sobre los dineros de un puente que fueron desviados no aplica para esto”, explica.

Luego de cerciorarnos de que la historia tiene cabida en la crónica etnográfica, Martínez nos invita a escoger los lentes a través de los cuales ver la realidad. Esos lentes no son otra cosa que el planteamiento de un marco teórico o conceptual. “En el periodismo muy rara vez las crónicas se trabajan desde un marco conceptual, e incluso en la academia hay una confusión importante”, lamenta Martínez, quien ha sido profesor universitario. Justo desde ese lugar académico, ha visto “con mucha tristeza” que se considere el marco teórico “como una especie de paso burocrático para luego meterse a investigar de verdad”.

A veces se cree que elaborar un marco conceptual es simplemente “leer algunos autores, hacer un poco de discusión o resumir las posturas de los autores más o menos referentes al tema que vamos a estudiar, y luego ya nos metemos a trabajar”. Pero es más que eso. Para huir de esa idea, Martínez propone asumir el planteamiento del marco teórico como “un compendio de ideas profundas trabajadas por otros, que nos permiten generar categorías de análisis para poder estudiar”. O, retomando la fórmula poética usada antes, como “los lentes con los que vemos la realidad”.

“Si usted escoge los lentes, por decirle algo, del materialismo dialéctico, va a encontrar un montón de contradicciones de clase y de luchas de clases, y con esos lentes va a interpretar y a explicarnos lo que sea que quiera explicar. Si sus lentes son los de una de las diversas corrientes de género, lo que usted va a encontrar es un montón de desigualdades de género, de injusticias de género. Ese es el marco teórico”, explica.

Para el cronista y antropólogo salvadoreño, escoger esos lentes es el paso más importante de cualquier trabajo académico y de cualquier crónica etnográfica. Es preguntarse: ¿qué ideas elaboradas por otros vamos a llevar al terreno? “Lo que nos diferencia de otras herramientas y de otros caminos periodísticos es justamente la existencia de un marco teórico”, dice.

Luego, el verdadero reto es definir cómo ese marco teórico se expresa en la crónica. “Eso sí puede ser una de las cosas más difíciles”, advierte Martínez. “Pero la idea es que esté presente no solo al principio como un paso burocrático, sino que atraviese todo el documento”. En sus textos sobre las maras salvadoreñas, el marco conceptual es lo que sostiene la idea de que entre las pandillas no hay un conflicto profundo. Es la base de sus postulados. Todo gira alrededor de un concepto: el juego serio de la violencia. 

“El antropólogo Clifford Geertz retoma un concepto que llama juego profundo, en el que explica que normalmente todas las estructuras sociales parten del juego. Eso es justo lo que tienen las pandillas: una especie de juego serio en donde se espera que el contrario te ataque y te agreda para entonces poder agredirlo”, explica Martínez.

En palabras de otro autor, Wim Savenije, el día que una pandilla realmente elimine a la otra atravesará una seria crisis de identidad. Es como el sentido de la pelea en un boxeador. “Un boxeador no es absolutamente nadie si se sube solo a un ring con unos guantes. Necesita al otro boxeador, y se van a hacer mucho daño, pero el boxeador no tiene problema con el otro. No lo conoce ni siquiera, no lo odia, pero lo necesita para boxear”, dice.

Así se ve el juego serio de la violencia que alimenta a las maras. Para Martínez, aunque sea arbitrario decirlo, “justo esto es lo que define a las pandillas en el mundo, y justo esto lo que las diferencia de otros grupos criminales o violentos”. Es la frontera que separa a las pandillas de las bandas dedicadas al secuestro o de los carteles. “Ahí radica el verdadero núcleo de la identidad. No en hacer plata, no en vender droga, no en controlar un territorio, sino en poder jugar a la violencia con un grupo similar”, añade. 

Un repaso a la historia 

De la mano del marco teórico está el marco histórico. Importa mucho, porque los procesos históricos son los que dan forma a la realidad de hoy. Pero “el presente etnográfico no sale por generación espontánea”. Cualquier fenómeno social, desde una pandilla hasta un mercado, está sostenido en capas de historia.

“Sería muy difícil explicarnos a nosotros mismos sin saber sobre nuestra infancia, de dónde vienen nuestros padres y abuelos. Sería muy difícil que sepamos quiénes somos y por qué hacemos lo que hacemos si no conocemos eso”, dice Martínez. Por eso necesitamos tanto del pasado para comprender el presente.

Así funciona también con la crónica etnográfica. El asunto es que el marco histórico no es solo un conjunto de datos del pasado, sino más bien “un proceso sistemático de comprender, valga la redundancia, procesos históricos que llevaron a la realidad que estamos estudiando ahora”.

No se trata, entonces, de una bolsa de datitos curiosos para adornar la crónica. Tampoco de contar que “aquí comió un dictador” o que “este barrio fue un asentamiento indígena en el siglo XVIII”. Eso puede entretener, pero no explica nada. En cambio, “necesitamos estudiar de manera sistemática los procesos que han construido lo que nosotros estamos estudiando a través de la etnografía”. Esa mirada histórica, lejos de limitarnos, nos da libertad: nos permite ver más allá de la anécdota inmediata y comprender las tensiones profundas que sostienen lo que narramos.

Claro, el reto está en incluir ese marco histórico en una crónica sin romper el pulso narrativo. Martínez insiste en que no es simplemente abrir un apartado de “historia” que el lector pueda saltarse, sino de incorporar esa explicación en la narración misma. La clave es que el contexto histórico aparezca entrelazado con las escenas y los personajes. Narrar e interpretar al mismo tiempo.

Finalmente, la etnografía: convivir un tiempo prolongado con las comunidades, estar presente en los lugares a tal punto que “por ejemplo, las personas y los emisores de violenta te respeten y te hablen”. “Lo más importante al llegar a un lugar es la permanencia”, destaca Martínez. Pero antes, recomienda, “hay que hacer un mapa de actores para saber quiénes son las fuerzas que llevan la palabra y cómo se relacionan entre sí”. 

No es cuestión de infiltrarse en las comunidades, advierte Martínez. “Es mucho más práctico si nos presentamos como lo que somos: soy un antropólogo, periodista, estoy haciendo un trabajo sobre esto y eso. En la medida de que engañés menos, la calidad de la información va a ser mejor”.

Sobre Juan Martínez d’Aubuisson

Antropólogo sociocultural salvadoreño, ha dedicado su carrera al estudio de la violencia, las pandillas, las migraciones y las dinámicas sociales en Centroamérica y el Caribe. Es autor de libros como Ver, oír y callar y Para morir nacimos, y coautor de El Niño de Hollywood y Crónicas negras. Su trabajo ha sido reconocido con el Premio Ortega y Gasset 2024, el True Story Award y el Kurt Schork Award al periodista freelance del año. Su enfoque combina la investigación etnográfica con una narrativa potente y comprometida.

Sobre el Festival Gabo

Con el lema ‘Vernos de cerca’, el Festival Gabo 2025 se celebró en múltiples escenarios de  Bogotá, entre ellos el Gimnasio Moderno y las sedes de BibloRed. Este año reunió a más de 150 invitados de Iberoamérica y del mundo en más de 100 eventos organizados por la Fundación Gabo.

El Festival Gabo es posible gracias a Bancolombia, CAF – banco de desarrollo de América Latina y la Alcaldía de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura y BibloRed.

Relatoría del taller ‘Herramientas para la cobertura electoral’

Por Daniela Trujillo

Las épocas electorales son un momento clave para el oficio periodístico. No solo por el mero hecho de mantener a los espectadores informados, sino porque es una labor clave para la democracia. De su rigor depende abrir preguntas importantes sobre candidatos, procesos y decisiones que afectan la vida pública.

En la era digital esto exige combinar el criterio editorial con herramientas tecnológicas y, pese a que la inteligencia artifical genera aún desconfianza, a través de esta se han creado herramientas útiles para aplicar en este contexto. Este taller, dirigido por la periodista y editora Mariana Alvarado y realizado el 17 de julio del 2025, en la edición número 13 del Festival Gabo, abordó algunas que han sido estructuradas por Google. 

El taller arrancó con una breve bienvenida y un reto que, en la inmediatez del ahora, aparece en el panorama: pasar de la necesidad de estar primero a la certeza de estar de forma útil. A partir de ejemplos prácticos se hizo un recorrido de herramientas, mostradas a continuación, aplicables a este contexto que, para Colombia, aparece ya en su futuro cercano.

Google Trends: identificar búsquedas

Durante los periodos electorales las preguntas de las audiencias deben ser las respuestas de los medios. Identificar qué están buscando permite convertir la intuición en evidencia y ver en un panorama amplio qué temas realmente importan, en qué regiones y a qué horas. Además, añade Mariana Alvarado, esto permite anticipar crisis informativas u oportunidades editoriales, también a optimizar la promoción y a orientar recursos limitados donde tendrán mayor impacto. 

Así pues, Google Trends es una herramienta vital para identificar búsquedas en crecimiento (personas, temas y preguntas relacionadas). Esta no da verdades absolutas, pero sí señales accionables que reducen el riesgo de publicar contenido irrelevante o tardío y aumenta la probabilidad de conectar con audiencias concretas en momentos clave. 

Su utilidad se puede aplicar en las decisiones que se toman para decidir hablar de un tema, para diseñar titulares y para programar publicaciones o newsletters según horas pico.

Puntos importantes y recomendaciones:

  • Las búsquedas se enmarcan en escala 0 a 100. Esto muestra picos relativos, no volumen absoluto.
  • Para realizar comparaciones se requiere consistencia, es decir, se deben relacionar los mismos tipos de términos para no generar falsas equivalencias.

NotebookLM: asistir la investigación

Una de las necesidades emergentes dentro de las salas de redacción es la de optimizar el trabajo de archivo. En ese sentido, herramientas como NotebookLM son esenciales. 

Esta fue presentada por Alvarado como un asistente de investigación que permite resumir documentos extensos y transformarlos en materiales útiles para la audiencia. A partir de documentos recopilados por los periodistas, es posible realizar con esta herramienta guías de votación, rastrear preguntas frecuentes o elaborar mapas conceptuales para explicar temas relacionados, por ejemplo, con las reformas propuestas por distintos candidatos. 

Para aprovecharla se sugirieron algunos prompts prácticos: pedir que un dossier sea resumido en seis viñetas enfocadas en votantes o que a partir de la información dada sean generadas cinco preguntas frecuentes. 

Para el caso de las guías es posible solicitar, por ejemplo, fechas clave, una explicación paso a paso sobre cómo votar desde el exterior; o bien, pedir la creación de un mapa mental paso a paso del proceso de votación, ideal para convertir en una infografía.

Google Analytics, News Consumer Insights y Reader Revenue Manager: analizar las métricas y optimizar las conversiones

El análisis de métricas es esencial para comprender cómo interactúan las audiencias con los contenidos y, a partir de ello, tomar decisiones editoriales informadas. Para las coberturas electorales es importante, más allá de contabilizar clics o visitas, identificar patrones, tanto de los temas como de los formatos que generan participación, así como de los momentos en los cuales la información es consultada. 

Así pues, estas métricas permiten ajustar coberturas en tiempo real, detectar qué preguntas del electorado siguen sin resolverse y mejorar la distribución de piezas en diferentes plataformas. Además, el seguimiento constante ayuda a medir el impacto social de los reportajes y garantizan que estén alineados con las necesidades de la audiencia.

Google Analytics es una fuente de datos útil que permite medir eventos como los clics en la suscripción de un newsletter, las cantidades de descargas de una guía de votación o la apertura de un mapa. Esto, junto a la aplicación de herramientas como News Consumer Insights, permite obtener métricas sobre el contenido, su engagement y monetización. Hecho esto, herramientas como Reader Revenue Manager sirven para optimizar las conversiones, basadas en los datos, y diseñar flujos que conviertan a lectores interesados en suscriptores del boletín electoral.

Puntos importantes y recomendaciones:

  • Es necesario configurar eventos y conversiones para medir llamadas a la acción.
  • Para tener mayor precisión, se recomienda segmentar las métricas por dispositivo y región.
  • Se recomienda usar insights para decidir recirculación o reformulación de piezas que no rinden y revisar diariamente las pestañas de audiencia y contenido durante la campaña.

Fact Check Explorer y Google Lens: comprobar la información

La verificación es fundamental cuando se habla de periodos electorales, porque garantiza que la información que llega a la ciudadanía sea contextualizada y libre de manipulaciones. Verificar no solo evita la propagación de contenidos engañosos, sino que además fortalece la confianza en los medios de comunicación y en los periodistas, quienes cumplen así con su papel de mediadores responsables entre los hechos y la ciudadanía.

Teniendo en cuenta esto, Google presenta Fact Check Explorer, un índice de verificaciones elaboradas por organizaciones acreditadas, que facilita identificar si una imagen o un enlace que circula ya fue objeto de verificación. La herramienta permite consultar no solo la existencia de la verificación, sino también la calificación asignada; por ejemplo, si es falso o está fuera de contexto. Además, permite rastrear la fuente que la realizó y el contexto temporal en que se emitió.

Alvarado destacó su utilidad para frenar la viralización de contenidos falsos antes de publicarlos o reenviarlos, lo que lo convierte en un recurso clave en coberturas electorales. Su uso práctico implica que, ante una pieza de información viral recibida por mensajería u otras vías, lo primero sea buscarla allí para comprobar su proveniencia.

Si el contenido ya cuenta con verificación, es posible citar esta adecuadamente en caso de requerir su uso. Por otro lado, en caso de que no exista una verificación previa, la recomendación es activar los protocolos internos de verificación del medio o del equipo de trabajo, asegurando que la información pase por un proceso riguroso antes de difundirse.

A esto se suman herramientas como Google Lens, que permite realizar una búsqueda visual rápidamente desde el teléfono para identificar origen o detalles de una imagen recibida por mensajería. Un ejemplo común son las campañas de difusión masiva a través de WhatsApp. Si esta tiene una imagen, es posible a través de esta herramienta, activar la opción de reverse image para rastrear su origen.

Seguridad digital y programas de protección

Para cerrar, durante el taller se compartieron varias prácticas de seguridad digital recomendadas para periodistas. Entre ellas se destacó la importancia de activar la verificación en dos pasos (2FA) en todas las cuentas, cambiar contraseñas de manera periódica, evitar anotarlas en lugares inseguros y no usar redes públicas para realizar operaciones sensibles. También se sugirió borrar el historial en dispositivos compartidos, variar las rutinas cotidianas y ser cuidadosos con la exposición de información sensible en espacios públicos.

Además, Alvarado presentó herramientas útiles para proteger tanto a periodistas como a medios. Entre ellas se mencionó Google Advanced Protection Program, diseñado para cuentas de alto riesgo como las de periodistas y editores; Project Shield, que ofrece protección contra ataques de denegación de servicio (DDoS) a sitios de noticias; y Outline, una herramienta para crear servidores VPN y resguardar las comunicaciones de los equipos en terreno.

Sobre Mariana Alvarado 

Periodista y editora bilingüe con más de 29 años de experiencia en medios impresos y digitales. Capacitadora de Google News Initiative para México, Centroamérica y Colombia; colaboradora del Centro Knight; embajadora de Viabilidad de Medios para la DW Akademie; cofundadora de la Red para la Diversidad en el Periodismo Latinoamericano. Máster en periodismo e investigación por Florida International University. Experiencia en Grupo Reforma, Expansión, Arizona Daily Star, Orlando Sentinel y La Opinión.

Sobre el Festival Gabo

Con el lema ‘Vernos de cerca’, el Festival Gabo 2025 se celebró en múltiples escenarios de  Bogotá, entre ellos el Gimnasio Moderno y las sedes de BibloRed. Este año reunió a más de 150 invitados de Iberoamérica y del mundo en más de 100 eventos organizados por la Fundación Gabo.

El Festival Gabo es posible gracias a Bancolombia, CAF – banco de desarrollo de América Latina y la Alcaldía de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura y BibloRed.

Relatoría del taller ‘Explorar, narrar, innovar: inteligencia artificial aplicada al periodismo’

Por Daniela Trujillo

La inteligencia artificial se ha convertido en uno de los temas más relevantes de los últimos años. Con el paso del tiempo, su avance ha provocado tanto nuevos hitos como nuevas preguntas. Pese a que aún se ignoran muchos de sus usos, límites y alcances, su crecimiento ha sido exponencial y lo más responsable a ejecutar como consumidores de tecnología es, en suma, aprender a usarla y vincularla a diferentes necesidades específicas como lo que es: un apoyo complementario a la experiencia.  

Para el caso del periodismo —sin ignorar que debe ser una bandera para todos los usos, independientemente del oficio—, el uso de IA trae una gran cantidad de beneficios en pro de la optimización, pero asimismo requiere un compromiso ético importante que debe estar mediado por el ojo humano siempre. 

Por ello, enfocado en inteligencia artificial generativa y con el fin de abordar algunas herramientas útiles para quienes ejercen el oficio de ser periodista se realizó el taller ‘Explorar, narrar, innovar: inteligencia artificial aplicada al periodismo’. El taller tuvo lugar el día 26 de julio, en el marco del 13° Festival Gabo, y se llevó a cabo en alianza con Google News, bajo la dirección de la periodista y editora Mariana Alvarado.

Conceptos preliminares

La IA, aunque parezca un tema reciente, se ha venido implementando en diferentes áreas desde hace ya bastantes años. Por ejemplo, si en algún momento hemos tenido la oportunidad de usar Google Maps, el texto predictivo de Gmail o las búsquedas visuales de Google Images, nos hemos visto involucrados con herramientas potenciadas con IA.

Para poder comprender a profundidad cómo se implementa, es necesario establecer una base conceptual que nos permita reconocer qué es:

Inteligencia artificial

Alvarado define este concepto como “cualquier sistema informático entrenado para emular la inteligencia humana”. Así pues, este primer momento de la IA se relaciona especialmente con el lado izquierdo del cerebro, apoyando áreas que van en concordancia con la organización, la ejecución de cálculos o el análisis.

Inteligencia artificial generativa

Por otro lado, esta IA emula el lado derecho del cerebro. Alvarado la define como “cualquier sistema informático al que le enseñamos a crear contenido nuevo basado en texto, imágenes, código, etc.”. Todo esto con intervención de los Large Lenguge Models (LLM), modelos a los cuales se les entrena para comprender y generar texto.

Dentro de esta categoría aparecen herramientas como los chatbots, que, pese a que son uno de los instrumentos más usados y conocidos, en realidad son uno de los más nuevos. 

Es importante tener presente que este contenido nuevo no nace de una potencia imaginativa, sino de la disponibilidad de material al que pueda acceder la IA; por ello siempre requiere verificación.

Alucinaciones

Son aquellos errores que se encuentran en la IA generativa cuando no posee la información suficiente para dar una respuesta correcta. Estos se desarrollan tal como lo hace la mente humana: trabaja con los contenidos disponibles y si no los encuentra, vincula el contenido que le parece relacionado, así no sea cierto. 

Prompt

Instrucción o pregunta para interactuar con un chatbot.

IA generativa para el periodismo contemporáneo

La transformación del periodismo ha sido evidente. Ha pasado por la máquina de escribir, por el fax, el teléfono y ahora la IA. Sin embargo, pese al avance tecnológico, es el periodista quien brinda veeduría y verosimilitud a la información útil que se transporta. Teniendo en cuenta esto y los conceptos anteriormente nombrados, Alvarado aborda tres herramientas útiles para el oficio que emplean IA generativa como sistema, pero que reconocen la necesidad de la mano humana en su uso y verificación. 

El taller abordó principalmente tres herramientas: Notebook LM, PinPoint  y Gemini que se desarrollarán a continuación. 

NotebookLM

Lanzada oficialmente en el año 2023, esta herramienta fue diseñada por Google para facilitar el aprendizaje de literatura en estudiantes y, aunque su segmento de público inicial no son los periodistas, estos han encontrado facilidades para ejercer el oficio a través de ella, pues es una herramienta gratuita que tiene tres funciones primarias: encontrar, resumir y obtener información útil de manera muy rápida. 

Su confiabilidad es alta debido a que, por un lado, el usuario es quien se encarga de seleccionar la información con la cual la herramienta va a trabajar. Es decir, la extracción de datos sucede solo y únicamente del insumo que se le brinda. Por ende, el primer filtro sigue siendo el humano. Por otro lado, la IA no extrae o se alimenta de la información dada y basta con eliminar el cuaderno para desalojar los datos que se subieron, pues su modelo se optimiza a través de protocolos públicos concertados, haciendo que sea más seguro su uso.

En cuanto a sus virtudes, además de la seguridad, se encuentra la posibilidad de manejar gran cantidad de archivos en un solo cuaderno de audio, diapositivas, URL de contenido ya subido a la web y textos que, apenas subidos, son resumidos por la IA a través de conceptos clave que pueden ser transformados en otros contenidos según la necesidad. Así pues, es posible obtener en diagramas, guías de estudio, encuestas, líneas de tiempo y pódcast. Este último cuenta con dos interlocutores hechos con IA y más de 100 idiomas de traducción. 

La herramienta posee un chatbot al cual se le pueden realizar preguntas de profundización que va a responder citando las fuentes. 

NotebookLM permite comprender rápidamente temas que no se cubren o de los cuales no se tiene tanto conocimiento y, asimismo, profundizar en temas coyunturales, como las elecciones. A través de la herramienta, dice Alvarado, podríamos hacer cuadernos por candidatos para comprender su trayectoria o una guía de estudio para que la ciudadanía sepa cómo votar. Todos los contenidos que brinda se pueden utilizar para la redacción y su transparencia se evidencia en que el resultado obtenido no es modificable una vez procesado.

Algunos puntos para tener en cuenta:

  • Requiere ingreso con cuenta de Gmail.
  • No accederá a contenidos suscripción, aunque el usuario esté suscrito.
  • El límite de cuadernos es cincuenta.
  • Al igual que todas las IA, requieren revisión previa a la publicación de sus contenidos. 

PinPoint

Es una herramienta pensada para periodistas y académicos, enfocada en investigación. Su objetivo es ayudar a analizar grandes cantidades de documentos a través de colecciones, las cuales pueden tener hasta 200.000 archivos. 

Esta característica la hace indispensable para el periodismo de investigación, pues permite organizar documentos en indagaciones gigantes. Un ejemplo de ello es la colección de memorandos hechos por Elon Musk en el proyecto Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), realizada por el New York Times, donde el compendio—que además se puede consultar poque es público— posee más de 30.000 archivos.

Si bien Pinpoint no permite poner enlaces, sí permite subir cualquier archivo. Es decir, se pueden cargar tanto fotos como audios, documentos escaneados y videos que hayan sido tomados con un teléfono o grabadora y, a partir de lo cargado, se pueden hacer tablas para analizar la información insertando los valores de interés.

Otra de las funciones más importantes de esta herramienta es su segmentación de búsqueda avanzada, pues se pueden relacionar términos y discriminar la información de acuerdo con ello. Para comprender esto, Alvarado utiliza el siguiente ejemplo: “si estoy realizando una investigación sobre un Juan Pérez, que es corrupto, y tengo 100.000 archivos, en la búsqueda puedo poner ‘Juan Perez + corrupción’ y solo me saldrá lo que tenga esos términos, incluso si es de documentos escaneados”.

También, debido a la integración de chatbot, es posible realizar preguntas sobre los documentos cargados. Todo esto, claro está, de forma privada. 

Algunos puntos para tener en cuenta:

  • Requiere ingreso con cuenta de Gmail.
  • No accederá a contenidos suscripción, aunque el usuario esté suscrito
  • Al igual que todas las IA, requieren revisión previa a la publicación de sus contenidos. 

Gemini

Esta herramienta es, en suma, una asistente virtual que, si bien no es 100% precisa, permite consultar de forma rápida información de contexto, por ejemplo, sobre lugares a los cuales se desea ir a investigar o sobre las poblaciones a las cuales nos vamos a dirigir.

También, gracias a su conexión con el Google Workspace, es posible usarla como traductor simultáneo en Google Meet o pedirle acomodar una cita en Google Calendar. También es posible usar su generador de imagen en Google Slides.

Esto último es su función más popular en el público. Sin embargo, Alvarado aclara que, pese a su utilidad, nada debe reemplazar la tarea del periodista. Si el deseo parte de cubrir de forma gráfica un evento o suceso concreto, lo mejor y más ético es contar con registro real de ello o solicitar a la IA imágenes abstractas que no involucren recrear personas. Lo ideal para su uso se concentra en la construcción del prompt.

La forma que Alvarado ofrece para solicitar a la IA con mayor exactitud es:

  1. Explicarle al chatbot cuál será su rol dentro de la solicitud.
  2. Desarrollar la tarea que debe realizar.
  3. Especificar la audiencia que va a recibir esta información.
  4. Puntualizar las restricciones y ampliar el contexto de la solicitud.
  5. Especificar en qué formato se desea el resultado. 

Por último, Alvarado añade que, independientemente de la seguridad que brindan las herramientas, se debe mantener un protocolo propio que impida la fuga de datos sensibles de fuentes. Su recomendación final es cambiar las contraseñas de las cuentas cada dos meses, borrar los historiales de navegación y actualizar constantemente las aplicaciones para renovar los ajustes de seguridad. 

Sobre Mariana Alvarado

Periodista con más de veinte años de trayectoria. Es capacitadora de Google News Initiative para México, Centroamérica y Colombia. Embajadora de Viabilidad de Medios para la DW Akademie y colabora en el Centro Knight para el Periodismo en las Américas. Cofundadora de la Red para la Diversidad en el Periodismo Latinoamericano. Ex Teaching Fellow de Google News Lab para México, Centroamérica, Puerto Rico, Colombia y el Caribe. Cubrió migración y comunidad hispana en EE.UU. Tiene una maestría en periodismo e investigación por Florida International University. Fue colaboradora de Grupo Reforma y Expansión en México; y del Arizona Daily Star, Orlando Sentinel, La Opinión y otros medios en Estados Unidos.

Sobre el Festival Gabo

Con el lema ‘Vernos de cerca’, el Festival Gabo 2025 se celebró en múltiples escenarios de  Bogotá, entre ellos el Gimnasio Moderno y las sedes de BibloRed. Este año reunió a más de 150 invitados de Iberoamérica y del mundo en más de 100 eventos organizados por la Fundación Gabo.

El Festival Gabo es posible gracias a Bancolombia, CAF – banco de desarrollo de América Latina y la Alcaldía de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura y BibloRed.

Relatoría del taller ‘Conectar para permanecer: construir audiencias en la era de la fragmentación digital’, con Enrique Anarte

Por Alejandra Garboza

En un ecosistema mediático marcado por la irrupción de nuevos lenguajes audiovisuales, la nueva manera de consumir información y el reto de tratar de entender los algoritmos, la pregunta que surge ya no es si el periodismo puede sobrevivir en plataformas como TikTok, sino cómo adaptarse para seguir siendo relevante. Con esta idea inició Enrique Anarte, corresponsal multimedia LGBTIQ+ de Context, el medio digital de la Fundación Thomson Reuters, el taller ‘Conectar para permanecer: construir audiencias en la era de la fragmentación digital’, realizado el viernes 25 de julio de 2025 en Bogotá, en el marco del 13° Festival Gabo.

“Al principio nos decían: no se puede hacer periodismo en TikTok. Pero todo ha cambiado”, recordó Anarte. Esta premisa se convirtió en una invitación a reconocer que el periodismo está ante un cambio narrativo irreversible, donde la atención de las audiencias es cada vez más breve, las plataformas marcan el ritmo del consumo y el gran desafío es construir confianza en medio del ruido digital.

Durante la primera parte del taller, se intentó llegar a un diagnóstico: los medios tradicionales ya no solo compiten entre sí, sino con creadores independientes, instituciones y organizaciones que han sabido conectar de forma más directa con los usuarios. En muchos casos, estas nuevas voces se han posicionado como fuentes confiables, mientras los medios enfrentan una crisis de credibilidad y el reto de dialogar con algoritmos de propiedad privada que determinan qué historias llegan y cuáles quedan sepultadas.

Pero Anarte insistió en ver esta crisis como una oportunidad: los formatos de video corto han demostrado no solo la capacidad de llegar masivamente a nuevas audiencias, sino también de recuperar la confianza en el periodismo, subrayando su rol como pilar democrático.

La audiencia en el centro

Otro de los ejes de la conversación fue la necesidad de reorientar el proceso periodístico hacia la audiencia. Antes de producir cualquier pieza, Anarte propuso hacerse preguntas clave:

  • ¿A quién quiero llegar?
  • ¿Qué saben y qué les importa?
  • ¿Cómo y cuándo van a ver este video?
  • ¿Qué quiero que hagan después de verlo?
  • ¿Yo mismo lo compartiría con un amigo?

Este cambio de enfoque supone reconocer que la misión del periodismo –informar con rigurosidad– permanece intacta, pero la manera de cumplirla cambia constantemente. Para Anarte, parte del terreno perdido responde a una falta de respeto hacia las audiencias más jóvenes y a la inercia conservadora de una industria que se siente más cómoda en los formatos tradicionales.

El guion como clave de todo

El taller se adentró a reconocer el guion periodístico como el centro de toda narración digital. Un buen guion debe atrapar desde los primeros segundos, sostener la atención y motivar a emprender una acción.

“Un buen comienzo vale más que mil palabras: tienes entre tres y cinco segundos para convencer a la gente en medio de un océano de contenidos”, explicó Anarte.

Entre los errores más frecuentes, señaló:

  • Usar un lenguaje poco conversacional.
  • Saturar de información.
  • Elaborar inicios demasiado largos o dependientes de la coyuntura.
  • Limitarse a narrativas lineales que pierden impacto en plataformas audiovisuales.

Escuchar y experimentar

Los materiales elaborados durante el taller, compuestos por ejemplos de guiones, ejercicios prácticos y reflexiones colectivas, reforzaron la idea de que el periodismo no puede seguir hablándoles a sus audiencias desde arriba, sino conversando con ellas al mismo nivel.

En ese sentido, los participantes exploraron cómo adaptar contenidos noticiosos a formatos como TikTok, Instagram Reels y YouTube Shorts, sin perder rigor ni credibilidad. Se discutió, por ejemplo, cómo la simplificación del lenguaje no significa banalización, sino una búsqueda de claridad que permita que los mensajes sobrevivan en entornos de saturación informativa.

Los ejercicios prácticos también pusieron en evidencia la importancia de escuchar activamente a la audiencia: analizar patrones de consumo, hábitos de interacción y retroalimentación directa. Como señaló Enrique: “Siempre la primera pregunta debe ser: ¿cuál es mi audiencia?”.

Periodismo en tiempos de algoritmos

Uno de los puntos más discutidos fue cómo los algoritmos han desplazado a los editores en la distribución de la información. Ya no consumimos lo que seguimos, sino lo que las plataformas nos sugieren. En ese contexto, el papel del periodista debe ser el de ‘hackear’ esos lenguajes para reconectar con el público y, al mismo tiempo, mantener un compromiso ético con la veracidad.

Aquí se discutió un dilema central: si los creadores ya aportan información, ¿qué valor añadido debe entregar un medio? Para Anarte, la respuesta está en el rigor, la verificación y la capacidad de contextualizar.

Lo que el taller dejó claro

  • El periodismo no puede seguir siendo una industria conservadora: debe experimentar con nuevas narrativas y plataformas.
  • Escuchar a la audiencia, simplificar el lenguaje y trabajar con guiones sólidos es clave para recuperar la confianza.
  • Los formatos de video corto son aliados para acercar el periodismo a nuevas generaciones sin perder profundidad.
  • La innovación no se mide por la tecnología usada, sino por la capacidad de poner al público en el centro.

El taller cerró con un recordatorio: el periodismo sigue teniendo una misión insustituible, pero el reto de esta era es cómo hacerlo sin perder la conexión con quienes nos leen, nos ven y nos escuchan.

“Nos adaptamos o dejamos de ser relevantes”, resumió Anarte, invitando a repensar el oficio desde la escucha, la creatividad y la experimentación, porque en un mundo de narrativas fragmentadas, conectar es la única manera de permanecer.

Sobre Enrique Anarte

Enrique Anarte es un periodista y creador de contenido español radicado en Berlín. Actualmente trabaja como corresponsal multimedia LGBTIQ+ de Context, el medio de comunicación digital de la Fundación Thomson Reuters. Anarte colanzó y dirige Openly, un canal de TikTok de la Fundación dedicado a noticias e historias LGTBIQ+ de todo el mundo. Anarte ha cubierto temas LGBTIQ+ y de derechos humanos de más de 20 países y ha escrito para Reuters, NBC News y DW, entre otros.

Sobre el taller ‘Conectar o desaparecer: cómo construir audiencias en la era de la transformación digital’

Con Enrique Anarte, de la Fundación Thomson Reuters, los participantes aprendieron, a través de ejercicios prácticos centrados en entender a las audiencias digitales y escribir guiones originales para estos ecosistemas, cómo utilizar y desarrollar formatos en video vertical para plataformas como TikTok, Instagram Reels y YouTube Shorts y adaptar los contenidos noticiosos sin perder rigor ni credibilidad.

Sobre el Festival Gabo

Con el lema ‘Vernos de cerca’, el Festival Gabo 2025 se celebró en múltiples escenarios de  Bogotá, entre ellos el Gimnasio Moderno y las sedes de BibloRed. Este año reunió a más de 150 invitados de Iberoamérica y del mundo en más de 100 eventos organizados por la Fundación Gabo.

El Festival Gabo es posible gracias a Bancolombia, CAF – banco de desarrollo de América Latina y la Alcaldía de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura y BibloRed.

Relatoría del taller ‘Mentiras con poder: el periodismo frente a la desinformación’, con Laura Zommer

Por Juliana Murcia Flechas

Las narrativas de desinformación alimentan discursos de odio, vulneran los derechos de las personas y ponen en duda la legitimidad de los procesos y las instituciones. ¿Cómo contrarrestarlas con herramientas como el chequeo o el periodismo de datos? ¿Cuál es la manera efectiva de aplicar los métodos de verificación? ¿Puede la IA estar al servicio de la identificación de la mentira en diversos formatos?

Estas fueron algunas de las preguntas sobre las cuales giró el taller ‘Mentiras con poder: el periodismo frente a la desinformación’, liderado por la periodista y abogada argentina Laura Zommer, durante el Festival Gabo 2025. 

En este taller presencial con duración de cuatro horas, se encontraron 30 periodistas, documentalistas y docentes de 9 países de Iberoamérica para reflexionar, cuestionar y adquirir herramientas que les permitieran comprender a la desinformación como herramienta de influencia en la geopolítica y conocer de primera mano cómo se construyen y difunden los contenidos manipulados en contextos de crisis, elecciones y conflictos.

A partir de la experticia de Zommer como cofundadora y CEO de Factchequeado, se reiteraron pilares fundamentales para el medio de la comunicación en la actualidad como la creación de comunidad, la colaboración entre pares para aumentar el impacto y la experimentación con formatos y el desarrollo tecnológico para la innovación.

En el marco de la celebración de los 30 años de la Fundación Gabo, este taller dio apertura a la programación y se caracterizó por la activa participación de las personas, quienes expusieron sus inquietudes y desafíos encontrados frente al tema y también se llevaron una ‘caja de herramientas’ y recursos para fortalecer su capacidad de luchar contra la mentira. 

La primera organización de verificación de datos en América Latina

Laura Zommer comenzó su labor en verificación del discurso público  en el año 2012, en un medio independiente llamado Chequeado, el primero en América Latina y el sur global en dedicarse a esta labor. 

Todo partió de la insatisfecha necesidad que identificaron un físico, un químico y un economista, todos mayores de 60 años, quienes “no encontraban en los medios de Argentina lo que buscaban. Había mucha opinión y pocos datos y evidencias”. Entonces, fundaron Chequeado, un medio dedicado a cotejar los discursos de políticos, economistas, empresarios, líderes sindicales y sociales, periodistas, medios y otras instituciones formadoras de opinión, para así generar una clasificación que iba desde verdadero a falso y pasaba por un espectro intermedio que incluía engañoso, exagerado o insostenible. 

Laura se sumó en mayo de 2012, cuando el equipo lo conformaban un estudiante y una recién egresada, quienes son los actuales directores de Chequeado. 

En 2013 fueron finalistas del Premio Gabo en Innovación y finalmente en 2015 ganadores de dicho galardón. El impulso de ese reconocimiento les permitió crear LatamChequea, la primera red regional de verificación de datos, que conecta a más de 45 medios de comunicación en 19 países de América Latina. En 2025, su papel como referente de la verificación en la región le valió a Zommer el Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo.

Contrarrestar la desinformación en la comunidad hispana de EE. UU.

Tras 10 años de trabajo en Chequeado, que ya tenía un equipo de 50 personas y sólidos programas de medios, innovación, desarrollo de tecnología y educación, surgió una pregunta: ¿qué hacer con el problema de la falta de financiación a los medios en español en EE. UU. y la creciente ola de mentiras que emerge cada dos años cuando hay elecciones?

Chequeado entonces hizo una alianza con la fundación española Maldita, “quienes técnicamente son nuestros competidores; pero en el medio no nos vemos como tal porque, en el mundo de contrarrestar la desinformación, nadie puede pensar que tiene un competidor”, mencionó Zommer. 

Así, en abril de 2022 fue lanzada Factchequeado como piloto. Ahora es una organización sin fines de lucro en EE. UU. que cuenta con un equipo de 10 personas. 

Factchequeado determinó tres pilares fundamentales que pueden inspirar a cualquier medio u organización: 

  • Comunidad: Enfocarse en las necesidades de la audiencia y en darle herramientas para aumentar su resiliencia.
  • Colaboración: Alianzas con otros para incrementar el impacto. (Factchequeado: 129 medios y organizaciones aliadas en 24 estados) 
  • Innovación: Estar donde la gente está informándose. Experimentar con formatos y desarrollar tecnología cívica.

“En Estados Unidos, siete de cada 10 latinos se informan en redes sociales. Hacer periodismo de calidad implica estar donde la gente se está informando”, mencionó Zommer, haciendo referencia a información publicada en el informe de consumo de noticias 2025 del Instituto Reuters de la Universidad de Oxford. 

Zommer instó  no ignorar los datos que nos dicen cómo se está informando la gente. Por ejemplo, en la actualidad más del 10% de la población se informa con ChatGPT, lo cual casi alcanza la cifra histórica del porcentaje de consumo de la radio en EE. UU: la cual es del 12%.

¿Qué información se puede chequear?

Hay dos aspectos para tener en cuenta cuando se tratan las mentiras con poder. Se debe tener claridad respecto a lo que se quiere verificar: 

  • Verdad o falsedad: Se parte de que hay claridad total sobre quien es el autor de la información. 
  • Autenticidad: Se procede a verificar si realmente la persona a la que está atribuida la información fue quien lo dijo.

Todo aquello que sea:

  • Factual
  • Posible de contrastar

Asuntos del idioma

En inglés, existe una clara identificación de los términos misinformation y disinformation: el primero alude a compartir información sin intención de daño (el usuario desconoce que no es cierto), mientras que el segundo implica la intención deliberada de causar daño. En español ambas categorías se expresan como ‘desinformación’. 

En esa medida, para el primer caso se maneja la estrategia de ayudarle al usuario a tener mayor resiliencia, capacidad de alfabetización mediática y más pensamiento crítico, puesto que lo que motivó su desinformación fue la ignorancia. El segundo caso se debe exponer, ante los repetidos intentos por mentir, pues sus posibles motivaciones pueden ser monetarias, de convicción o políticas. 

Por otro lado, en Factchequeado ya no se usa el término fake news o noticias falsas. Teóricamente, si son inventos, nunca llegaron a ser noticia. La noticia es “algo real, extraordinario e inusual, que afecta a un número determinado de personas y que merece ser contado”, dice Zommer.

Periodismo de datos

El primer intento de realizar periodismo de datos lo hizo el diario británico The Guardian en 1821 al mostrar una tabla que contenía información sobre la cantidad de colegios públicos que había en Manchester y la participación en ellos. Con esto, se terminó revelando que la cantidad de alumnos que estudiaban de manera gratuita era mucho mayor que la que decían las cifras oficiales. Esto fue 60 años antes de que la educación primaria fuera obligatoria.

Vale la pena destacar que los datos no son solo números. La gran variedad de estos se expresa a continuación:

  • Históricos
  • Legales
  • Estadísticos
  • Comparaciones regionales o internacionales

Algunas características del periodismo de datos son: 

  • Extrae historias a partir de bases de datos.
  • Es una disciplina sin límites claros.
  • Contribuye a interpretar la realidad desde otro punto de vista, complementario a otras formas de periodismo.

Y aunque los datos resultan sumamente útiles, es claro que funcionan mejor cuando van de la mano de los contadores de historias. “La gente quiere historias. Una de las razones por las que necesitamos a los contadores de cuentos y a los influenciadores o creadores de contenido es porque la gente conecta desde la historia y no desde los datos”.

Algunos de los puntos básicos del periodismo de datos son: 

  • Trabaja con bases de datos y extrae historias a partir de ellos.
  • Trabaja con datos abiertos o los abre.
  • Cualquier persona tiene que estar de acuerdo si sigue los pasos del periodista.
  • Explica algo.
  • Tiende a ser colaborativo.
  • Puede mostrar la información de otra manera.

“Cuando hacemos verificación de datos (en inglés fact-checking), a veces usamos periodismo de datos; no siempre. No en toda verificación y chequeo de una afirmación usamos herramientas de periodismo de datos, no siempre usamos bases de datos y no todo el periodismo de datos es verificación de datos”. Por esto se puede establecer la siguiente diferencia: 

  • Verificación de datos: Es un formato específico: toma una frase de un referente público y la contrasta con la mejor información disponible para ver si corresponde o no con los hechos y los datos. Los métodos que se utilizan pueden variar un poco entre sí, pero son bastante similares. 
  • Periodismo de datos: Es un tipo de periodismo (como el narrativo o el de investigación) que busca extraer historias a partir de los datos.

Métodos de chequeo

Para tener un proceso óptimo y ordenado en la verificación del discurso público, esta es la ruta sugerida: 

  1. Seleccionar una frase del ámbito público: nunca del privado.
  2. Ponderar su relevancia: ¿cuál es el alcance que tiene la persona que lo compartió?
  3. Consultar a la fuente original: ¿Quién dijo la frase? Esta fuente permite acceder a más evidencia y aporta eficiencia.
  4. Consultar a la fuente oficial: Toda dependencia estatal que produce información. Si los datos no existen o están controvertidos por expertos, eso también es un dato y es importante que la audiencia lo sepa. Una pregunta clave para hacerse: sobre este fenómeno, ¿quién es el responsable en mi país?
  5. Consultar fuentes alternativas: preguntar a expertos (universidades, centros de estudio, ONG y consultoras, entre otros) para tener perspectiva y contexto.
  6. Ubicar en contexto: siempre permitir a la audiencia ver las distintas caras del asunto, gracias a las fuentes alternativas.
  7. Confirmar, relativizar o desmentir la afirmación
  8. Calificar: las reglas siempre varían según la organización. En Chequeado existen las siguientes categorías para la verificación del discurso público: verdadero, “verdadero, pero…”, apresurado, exagerado, engañoso, discutible, insostenible o falso.  Es útil que el matiz tenga de 3 a 6 categorías para empezar. 

El método para la verificación contra la desinformación viral es el siguiente:

  • Seleccionar un contenido sospechoso de las redes sociales que se monitorean: puede ser texto, fotografía, video o cadena de chats.
  • Ponderar su relevancia: se contrasta su grado de viralidad con el posible daño causado (si se confirmara que es falso, ¿cuál es su ámbito de daño? ¿Está en riesgo la vida?) 
  • Consultar, cuando es identificable, a la fuente original: se contacta a las fuentes, siempre desde las cuentas y dispositivos de la organización y nunca desde los personales. 
  • Consultar, si son identificables, a los involucrados/afectados en la desinformación 
  • Consultar a la fuente oficial
  • Consultar a fuentes alternativas
  • Dar contexto
  • Confirmar o desmentir el contenido: en Factchequeado existen las siguientes categorías clasificatorias: verdadero, necesita contexto, no hay pruebas o falso. 

Fuentes y bases de datos

Siempre será clave hacerse las siguientes preguntas respecto a las fuentes: 

  • ¿De dónde viene? 
  • ¿Qué intereses puede tener?
  •  ¿Qué nivel de confiabilidad tiene?

Las siguientes funcionan previo a usar una base de datos:

  • ¿Quién recopiló la información? 
  • ¿Cómo lo hizo? 
  • ¿Cuándo lo hizo? 
  • ¿Por qué lo hizo? 
  • ¿Dónde se recopiló la información?

Una vez se haya trabajado con la base es necesario ubicar el dato en contexto: 

  • ¿Es mucho o poco? ¿Comparado con qué o quién? Hacer comparaciones históricas con otros países o regiones.
  • ¿Es algo nuevo o inusual? ¿Desde cuándo sucede y por qué? 
  • ¿Hay una relación causal o es una correlación?

Transversalmente, por parte del periodista, es esencial tratar por igual a todos los actores chequeados y no reforzar sesgos como podrían ser: 

  • Sesgo de confirmación: creemos más cosas que van en línea con lo que pensamos.
  • Sesgo de familiaridad: si vemos algo muchas veces hay más posibilidades de que creamos que es cierto.
  • Ceguera a la elección: tendemos a tomar una decisión y después buscar una justificación.

Esquematizaciones de daño

Dentro del periodismo de verificación es esencial que cada medio establezca sus prioridades para iniciar el proceso de combatir la mentira. Esto se logra gracias a un esquema que sepa priorizar los impactos causados por la desinformación que circula. En el caso de Factchequeado funciona así: 

  1. Riesgo de vida. Salud pública. Radicalización.
  2. Interferencia en la democracia. Interferir en elecciones. Efecto en creencias y actitudes. 
  3. Daño económico. Individuos, empresas, sistemas.
  4. Alejamiento de la democracia. Abuso de poder. Desconfianza y alejamiento. 
  5. No dañino. Gente que entiende mal las cosas. 

Como parte del conocimiento del universo mediático, se exponen a continuación las técnicas desinformantes con las cuales se encuentran en su mayoría las audiencias y los verificadores: 

  • Manipulación de Imágenes
  • Audios en aplicaciones de mensajería
  • Suplantación de la identidad de algún medio: como ejemplo están las falsas portadas.
  • Generadores de bromas: incluyen logos de medios oficiales y tipografías para armar el falso.
  • Artículos y titulares falsos: son anzuelos para generar clic.
  • Generadores de falsos trinos (posteos de X)

Recursos y detectores de contenidos generados por IA

De manera paralela a los ejemplos, experiencias y conocimiento compartido por Laura Zommer, los participantes fueron invitados a realizar ejercicios de identificación de mentira y a contrastar percepciones y criterios respecto a los deepfakes y diversas formas de desinformación mediática que circularon en los últimos años. 

Respecto a los contenidos generados por IA, hay cinco pasos claves: 

  1. Buscar si estas imágenes están en otros medios de comunicación.
  2. Mirar las manos.
  3. Atención a los pequeños detalles.
  4. Comprobar si la escenografía de fondo y/o los textos son correctos.
  5. En caso de seguir con dudas, utilizar una herramienta de detección como: 
    • Hive Moderation
    • Hugging Face
    • Deepware
    • Sensity
    • Illuminarty
    • Deep Mind (de Google, que solo detecta contenido creado por Gemini)
    • AI Voice Detector

Algo que nunca debe perderse de vista es que ninguno de los métodos listados resulta 100% infalible. Otras preguntas claves que puede hacerse todo usuario respecto a los medios son las siguientes: 

  • Imágenes: ¿Quién la tomó? ¿Cuál es la fuente? ¿Tiene la firma de un fotógrafo o una agencia?
  • Audio: Prestar atención a los cambios en el tono, volumen y claridad de la voz. Las pausas o cambios bruscos pueden ser la señal para identificar la manipulación. 
  • Video: Mirar si los movimientos de los labios están sincronizados con la voz, ver el rostro y la calidad de la piel, así como si hay vello facial, el cabello, los ojos, si las sombras están en el lugar correcto e incluso la frecuencia del parpadeo. 
  • Texto: Si genera emociones muy fuertes al leerlo, como alegría extrema, ira o angustia, desconfíe. Lo recomendable siempre será ir a la fuente original y si no la encuentra, no lo comparta.

Contrarrestar la desinformación con eficiencia

Factchequeado puede inspirar a diversos medios y personas que no necesariamente estén en el universo del periodismo y la comunicación, pues tiene un método de trabajo que le ha permitido reafirmarse en las búsquedas, así como en las inmersiones que debe hacer cada usuario en los plataformas que Factchequeado usa para distribución. Mientras no existan plataformas que prescindan de algoritmos, hay que saber sacarles provecho y entender su diseño. Como mencionó Zommer, “el problema de la desinformación no es exclusivo de periodistas” por lo que comparte seis factores clave para la eficiencia en la verificación: 

  1. No enfocarse prioritariamente en contenidos falsos puntuales sino en las narrativas desinformantes y los actores que están detrás y financian o se benefician con la mentira.
  2. Pasar de una estrategia de reacción a una de acción y prevención. Detectar vacíos para anticiparse. Pre-bunking (del inglés debunk: desmentir) para explicar a las audiencias las técnicas de manipulación, alfabetización mediática en cada oportunidad.
  3. Para aumentar la circulación de la información verificada, aliarse con una gran cantidad de medios con diversos públicos y tamaños, con organizaciones, creadores de contenido y la comunidad
  4. Pluralidad y diversidad entre los aliados para asegurar que la información verificada alcance a diferentes comunidades, en este mundo hiperpolarizado.
  5. Capacitación a periodistas de medios de todo tipo y lugar en el método de verificación para asegurar la lucha contra la desinformación a largo plazo. 
  6. Innovación, automatización (aprovechando IA) y experimentación con nuevos formatos y formas de narrar para alcanzar a distintas audiencias donde ellas están.

Recursos de alfabetización mediática:

Sobre Laura Zommer

Comunicadora y Abogada egresada de la Universidad de Buenos Aires y Magíster en Comunicación Política de la Universidad Austral de Argentina. Es cofundadora y actual CEO de Factchequeado, iniciativa colaborativa sin fines de lucro, que combate la desinformación que afecta a comunidades latinas e hispanas en Estados Unidos y reduce el vacío de información confiable en español. 

Ha recibido premios como el reconocimiento a la excelencia del Premio Gabo 2025 o la mención especial del Premio Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia en 2024 y fue becaria de programas como Knight del Centro Internacional de Periodistas (ICFJ por sus siglas en inglés) y la Beca Ashoka en 2022. En 2012 se convirtió en la directora ejecutiva y periodística de Chequeado, la primera organización de verificación de datos del Sur Global. En 2014 creó LatamChequea, la primera red regional de verificación de datos en la cual están vinculados medios de 19 países de América Latina. También, se desempeña como docente universitaria (UBA, UdeSA, entre otras) y es presidenta del directorio de SembraMedia y miembro del consejo asesor de La Silla Vacía, de la Facultad de Derecho de la Universidad Torcuato Di Tella (Argentina) y del Center for Democracy and Technology. 

Sobre el taller ‘Mentiras con poder: el periodismo frente a la desinformación’.

Esta actividad se realizó en el marco del Festival Gabo 2025 en Bogotá, Colombia. 

Fue posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con Bancolombia, El Banco de desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) y La Alcaldía Mayor de Bogotá D.C. 

El taller se llevó a cabo el jueves 24 de julio de manera presencial. Participaron 30 periodistas, documentalistas y docentes de Colombia y otros 8 países: México, Ecuador, Venezuela, Perú, Guatemala, República Dominicana, Puerto Rico y España.

Sobre el Festival Gabo

Con el lema ‘Vernos de cerca’, el Festival Gabo 2025 se celebró en múltiples escenarios de  Bogotá, entre ellos el Gimnasio Moderno y las sedes de BibloRed. Este año reunió a más de 150 invitados de Iberoamérica y del mundo en más de 100 eventos organizados por la Fundación Gabo.

El Festival Gabo es posible gracias a Bancolombia, CAF – banco de desarrollo de América Latina y la Alcaldía de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura y BibloRed.

Relatoría del taller ‘Periodismo que resiste: Investigar en contextos hostiles’

Por María José Chacón

Joseph Poliszuk y Roberto Deniz, directores del portal venezolano Armando.info, abordaron en un taller, en el marco del 13° Festival Gabo, los desafíos de hacer periodismo de investigación en contextos hostiles, como el exilio, la censura y la represión estatal. A partir del análisis de sus investigaciones sobre corrupción en Venezuela, compartieron metodologías, aprendizajes y reflexiones sobre cómo continuar investigando incluso fuera del país, colaborando a distancia, usando tecnología, accediendo a bases de datos públicas y fortaleciendo redes de periodistas. La sesión ofreció una caja de herramientas y una mirada profunda sobre el rol del periodismo como forma de resistencia.

La primera diapositiva mostraba unas escaleras que no llevaban a ninguna parte. El pasillo al final de la última escalera chocaba contra una pared. “Esto es lo que a veces se siente al hacer periodismo en el exilio”, dijo Poliszuk, quien junto al equipo de Armando.info recibió el Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo 2025.

El exilio como punto de partida

Los periodistas de Armando.info compartieron cómo el exilio, lejos de significar un silencio impuesto, se convirtió en una oportunidad para investigar desde nuevas coordenadas. La conversación comenzó con una pregunta contundente: ¿cómo se trabaja desde afuera cuando estás desconectado de las fuentes directas y del entorno donde ocurren los hechos?

La respuesta fue clara: el exilio implica una transformación del oficio. Pasar de tener contactos y fuentes al alcance, a enfrentarse a la incertidumbre profesional, el desarraigo, y la reinvención de la reportería desde la distancia. Pero también ofrece algo inesperado: perspectiva. Estar fuera del país les ha permitido seguir el rastro del poder sin las presiones inmediatas del contexto local, ampliando así el alcance de sus investigaciones.

Contar lo que los poderosos quieren ocultar

El corazón del trabajo de Armando.info es contar lo que los poderosos desean mantener oculto. Así lo mostraron con el caso de Álex Saab, una investigación que comenzó de manera casual: una nota de prensa sobre una empresa colombiana que entregaba cajas de alimentos CLAP en Venezuela. Lo que parecía una historia menor fue el punto de partida para destapar una red de corrupción transnacional.

Contar esa historia implicó costos altos: demandas judiciales, amenazas y, eventualmente, el exilio. “Tocar intereses reales tiene consecuencias”, advirtieron, y sin embargo, esa es la función esencial del periodismo: revelar lo que incomoda al poder.

El rastro de la información: mirar donde otros no miran

Joseph Poliszuk y Roberto Deniz compartieron cómo han logrado continuar sus investigaciones desde el exilio, trabajando desde Colombia. En ese proceso, fueron afinando ciertos métodos que se volvieron clave en su trabajo.

Uno de los aprendizajes más potentes fue el valor de leer documentos como si fueran mapas. Contratos públicos, registros mercantiles, balances financieros o simples recibos pueden convertirse en rutas para seguir la pista de una historia. Un pequeño cambio de dirección, una empresa recién registrada o un dato aparentemente menor puede abrir puertas insospechadas.

También subrayaron algo fundamental: guardar toda la información. Aunque algo no tenga sentido al principio, con el tiempo puede encajar en un panorama mayor. Este tipo de periodismo requiere una mezcla de obsesión, paciencia y una curiosidad activa para ver lo que otros no ven.

Investigar en red: el valor del periodismo colaborativo

Durante la charla se subrayó la fuerza del trabajo en equipo. Casos como los Panamá Papers, Odebrecht y la investigación sobre la triple frontera del coltán evidencian cómo cada periodista, medio o equipo tiene en sus manos una parte del rompecabezas.

En lugar de competir, la clave está en compartir. En vez de encerrarse, lo que enriquece es articularse. En ese engranaje colectivo, cada periodista aporta lo que Poliszuk llama “un superpoder distinto” que se potencia al integrarse con otros. Además, cuando se investiga desde fuera del país, es fundamental tener una red de contactos que estén dispuestos a colaborar, compartir información y abrir puertas que desde lejos serían más difíciles de alcanzar. Como lo resumió Deniz: “Hay que crear alianzas. Por más buen periodista que seas, el trabajo siempre será mejor si es colaborativo”.

Conciencia de las bases de datos: rastrear donde parece no haber nada

Uno de los ejes más importantes del taller fue entender el poder de las bases de datos, incluso en contextos donde el acceso a la información es limitado. Roberto Deniz explicó que el periodismo de investigación no siempre parte de una gran filtración o de una fuente presencial, sino muchas veces de la conciencia de que los datos existen, aunque estén ocultos, dispersos o subvalorados.

Registros marítimos, bases de datos empresariales en Miami, sistemas judiciales en Estados Unidos o el sistema federal de contratos… todo puede convertirse en fuente. Incluso en Venezuela, donde la opacidad institucional es regla, es posible reconstruir tramas si se sabe dónde buscar: por ejemplo, rastrear el origen de productos importados o analizar quiénes están detrás de empresas vinculadas al Estado.

La clave está en cruzar información y conservar cada dato, por insignificante que parezca. Como mostraron en el caso del piloto de El Chapo, una pequeña coincidencia entre documentos en México, Costa Rica y República Dominicana permitió confirmar una doble identidad que fue decisiva para la investigación.

Además, resaltaron que hay organizaciones como el OCCRP que permiten a periodistas independientes acceder a bases de datos internacionales de forma gratuita. En palabras de Deniz, el valor no está en memorizar todas las bases existentes, sino en entender qué metodología aplicar para probar lo que se busca.

Tecnología que amplía la mirada: de la pantalla al terreno

Más allá de los documentos, la tecnología se ha convertido en una aliada indispensable del periodismo de investigación. Durante el taller, se mostraron ejemplos concretos del uso de scraping, programación, inteligencia artificial, y geolocalización como herramientas para sistematizar y visualizar fenómenos complejos.

Uno de los casos más potentes fue el de las minas ilegales de oro en el sur de Venezuela. El equipo de Armando.info logró identificar más de 3.700 minas y 42 pistas clandestinas combinando imágenes satelitales, anotaciones en Google Earth y un algoritmo programado con expertos. Con inteligencia artificial, detectaron patrones que luego pudieron confirmar con trabajo en terreno. Así descubrieron mafias que transportaban oro hasta Brasil y Suiza, y que lo cambiaban por alimentos durante la crisis.

Otro caso fue el del registro nacional de contratistas, una base pública a la que pudieron acceder cuando aún estaba abierta. Gracias a la sistematización de esos datos, revelaron que coroneles y generales del Ejército venezolano estaban detrás de grandes contratos del Estado.

Como lo resumieron en el taller: “No hay periodismo de datos sin reportería tradicional”. La tecnología no reemplaza al periodista, pero lo potencia. Permite ver lo que a simple vista es invisible, y contar historias desde una escala amplia sin perder el detalle.

Metodologías que resisten

Roberto Deniz recalcó que un buen periodista no se limita a aplicar fórmulas fijas, sino que es capaz de diseñar una estrategia propia según las necesidades de cada investigación. En Armando.info, combinan tres enfoques: el periodismo clásico, el acceso a información pública y el análisis de datos. Esta mezcla les permite ajustar la metodología según el tipo de historia y el entorno en el que investigan.

La clave no está en encontrar una técnica infalible, sino en saber elegir la herramienta adecuada en el momento justo. Esa capacidad de adaptación es, en sí misma, una forma de resistencia.

El taller dejó una certeza: la resistencia periodística no está atada a un lugar físico. Está en la decisión ética de seguir investigando, aun cuando las condiciones sean adversas.

El periodismo de Armando.info es colectivo, técnico, estratégico y valiente. Pero, sobre todo, es una práctica ética que se adapta, se expande y se fortalece en red. Nos invitaron a descubrir nuestro propio superpoder como periodistas y a construir redes que nos permitan trabajar juntos, porque solo así se puede seguir contando lo que muchos quieren silenciar.

Sobre Joseph Poliszuk y Roberto Deniz

Joseph Poliszuk y Roberto Deniz son periodistas venezolanos y directores del medio de investigación Armando.info, reconocido por su compromiso con el periodismo independiente y su capacidad para investigar casos de corrupción en contextos autoritarios. En 2017, tras publicar una serie de reportajes sobre el empresario colombiano Álex Saab y su vinculación con negocios irregulares relacionados con el gobierno de Nicolás Maduro, comenzaron a recibir amenazas y demandas judiciales que los forzaron al exilio. Desde entonces, han continuado su labor periodística desde fuera de Venezuela, convirtiéndose en referentes del periodismo de resistencia en América Latina. Su trabajo ha tenido impacto internacional, demostrando que el ejercicio del periodismo crítico y ético no tiene fronteras.

Sobre el taller ‘Periodismo en el exilio: resistir desde afuera’

Esta actividad se realizó en el marco del Festival Gabo 2025, el cual es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con Bancolombia,  CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe- y la Alcaldía Mayor de Bogotá.

El taller se llevó a cabo de manera presencial el  viernes, 25 de julio de 2025, con la participación de periodistas y estudiantes de distintos países latinoamericanos y fue dirigido por los periodistas venezolanos Roberto Deniz y Joseph Poliszuk.

Sobre el Festival Gabo

Con el lema ‘Vernos de cerca’, el Festival Gabo 2025 se celebró en múltiples escenarios de  Bogotá, entre ellos el Gimnasio Moderno y las sedes de BibloRed. Este año reunió a más de 150 invitados de Iberoamérica y del mundo en más de 100 eventos organizados por la Fundación Gabo.

El Festival Gabo es posible gracias a Bancolombia, CAF – banco de desarrollo de América Latina y la Alcaldía de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura y BibloRed.

El futuro del periodismo no está solo en la IA

En el marco del 13° Festival Gabo, Jorge Carrión y Cristian Alarcón en conversación con María Jesús Espinosa de los Monteros se refirieron a los desafíos que afronta el periodismo para seguir contando historias en épocas atravesadas por la Inteligencia Artificial y la innovación.

Por Alejandra Garboza

En el periodismo, la innovación no siempre pasa por la tecnología. Esta premisa se reconfirma con la frase que repetía el recordado asesor de medios latinoamericanos Jean-François Fogel: “Hay que cambiarlo todo”.

En ese sentido, durante una conversación que reunió a los periodistas Cristián Alarcón, Jorge Carrión y María Jesús Espinosa de los Monteros, en el marco del 13° Festival Gabo realizado entre el 25 y 27 de julio, en Bogotá, se abordó el desafío de innovar sin perder el foco, abriendo el periodismo a otras disciplinas y manteniendo el pensamiento crítico como eje.

La charla también, titulada ‘Cambiarlo todo: innovar para contar historias’, exploró cómo la inteligencia artificial, la multidisciplinariedad y la conexión auténtica con las audiencias están redefiniendo las formas de contar historias.

Innovar más allá de la tecnología

“Vivo entre dos identidades, dos nombres. Mis novelas son ensayísticas, mis ensayos son narrativos”, comenzó Jorge Carrión, para luego responder una pregunta clave que le hizo Espinosa de los Monteros: ¿qué es la innovación en 2025? Para él, quizá no esté en un avance tecnológico, sino en un cambio de mirada. Puso como ejemplo la biblioteca: antes un lugar para encontrar historias, hoy un espacio donde se valora la curaduría humana frente a la abundancia de contenidos generados artificialmente. “Lo innovador puede estar en un suelo de madera y unas butacas”, reflexionó.

Para Alarcón, la innovación parte del método: “Estamos en crisis por nuestros métodos, y la forma de avanzar es recuperar prácticas como la entrevista, para escuchar antes de ser escuchados. La innovación surge cuando creamos vínculos”.

Espinosa de los Monteros añadió que innovar implica abrazar la interdisciplinariedad. El periodismo, dijo, debe nutrirse de otras áreas del conocimiento y la cultura para renovar sus lenguajes y formatos.

El periodismo como vocación y cruce de disciplinas

Carrión subrayó que “el periodismo es una palabra que limita una vocación que trasciende al oficio”. Imaginó un futuro donde los periodistas se asemejen a los poetas del siglo XXII, con un trabajo que se expanda a espacios como el teatro, el museo o los festivales de cine.

El fundador de Anfibia alertó sobre el riesgo de que el pensamiento crítico quede relegado en las escuelas de comunicación, y propuso tres caminos para innovar: la tecnología, la experiencia sensorial y la recuperación de ese pensamiento crítico. También cuestionó la narrativa que asume que la inteligencia artificial es obligatoria para innovar: “No nos alineemos a la idea de que si no trabajamos con IA somos estúpidos”.

La IA y el foco en lo humano

En este diálogo, Carrión y Alarcón coincidieron en que la irrupción de herramientas como ChatGPT o Gemini plantea nuevos retos, como la formación de “editores de IA” o el desarrollo de estrategias para hackear las lógicas algorítmicas de las grandes plataformas. “Hagamos periodismo con los cinco sentidos”, propuso Carrión, quien insistió en que la subjetividad y el cuerpo son fuentes de valor para el relato.

Alarcón, por su parte, recordó que el periodismo ya no es masivo en el sentido tradicional. “La pretensión de lo masivo es la zanahoria que nos han puesto. Lo masivo hoy es Bad Bunny o Netflix”, ironizó.

Narrar para una nueva generación

Esta conversación se complementó con el pódcast en vivo: “Narrar para una nueva generación: cómo conquistar nuevas audiencias a través del contenido”, que reunió a Dima Khatib (AJ+), Ale Higareda (Malvestida) y Enrique Anarte (Fundación Thomson Reuters), moderados por Sara Trejos (Sillón Estudios).

Khatib destacó la importancia de escuchar activamente a las audiencias y mantener equipos diversos que representen a las comunidades sobre las que se informa. Higareda contó cómo Malvestida incorpora los comentarios de su comunidad para definir contenidos y defender espacios seguros y Anarte, por su parte, compartió que los nuevos formatos digitales han generado un intercambio más horizontal y enriquecedor con las audiencias, incluso en temas delicados como los derechos LGBTIQ+.

Los tres coincidieron en que la confianza es el capital más valioso que puede tener un medio frente a sus públicos, y que es clave aceptar que hay puentes que no siempre se pueden tender, especialmente cuando se trata con personas que están en contra de los derechos humanos.

Este encuentro dejó claro que innovar no significa seguir ciegamente las tendencias tecnológicas, sino repensar la relación con las audiencias, abrir el periodismo a otras disciplinas y mantener viva la capacidad de escucha y el pensamiento crítico. Cambiarlo todo, como proponía Fogel, sigue siendo una tarea urgente.

Sobre el Festival Gabo

Con el lema ‘Vernos de cerca’, el Festival Gabo 2025 se celebró en múltiples escenarios de  Bogotá, entre ellos el Gimnasio Moderno y las sedes de BibloRed. Este año reunió a más de 150 invitados de Iberoamérica y del mundo en más de 100 eventos organizados por la Fundación Gabo.

El Festival Gabo es posible gracias a Bancolombia, CAF – banco de desarrollo de América Latina y la Alcaldía de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura y BibloRed.

¡Y nos vimos de cerca! Así culminó el 13° Festival Gabo 2025, la fiesta de las historias y la cultura ciudadana

  • Con más de 100 eventos y 150 invitados, el evento organizado por la Fundación Gabo celebró una nueva edición en escenarios por toda Bogotá.
  • Charlas, encuentros, talleres, proyecciones audiovisuales, exposiciones y otras actividades abordaron temas urgentes como la desinformación, la migración, el legado de García Márquez y los nuevos caminos para el periodismo.
  • Cada evento, así como la apertura de todas sus puertas, fue un homenaje a los 30 años de la Fundación Gabo, institución creada por el nobel de literatura en Cartagena. 

 

Este domingo 27 de julio culminó la decimotercera edición del Festival Gabo. Durante tres días, con más de cien eventos al norte y sur de la ciudad, Bogotá se convirtió en el epicentro del periodismo, las historias y la cultura iberoamericana. Bajo el lema ‘Vernos de cerca’, esta edición completamente gratuita propició espacios de encuentro, reflexión y celebración en torno al poder de las historias.

Cerca de 15 mil asistentes se dieron cita en el Gimnasio Moderno, los espacios de BibloRed, el CEFE Chapinero, la Biblioteca Nacional de Colombia, el Museo Santa Clara, la Universidad Javeriana, Uniandes y Cine Colombia Av. Chile, entre otros escenarios. 

 

Una programación diversa, profunda y pertinente

Esta edición fue pensada para poner en el centro los grandes desafíos del sur global y del mundo: violencia, migración, crisis climática, desinformación, el ascenso de nuevos poderes que amenazan la democracia, y las tensiones del ecosistema digital.

También propuso alternativas: nuevas narrativas, tecnologías emergentes, caminos para un periodismo más ético, inclusivo y transformador.

Entre lo más destacado de esta edición, se encuentran cuatro líneas temáticas que atravesaron la programación:

  • Un periodismo que interpela el poder
    Conversaciones clave abordaron el rol del periodismo frente al poder, la desinformación y la crisis democrática en la región.
  • Cruces entre periodismo, arte y memoria
    Obras escénicas y audiovisuales mostraron nuevas formas de narrar la verdad, el duelo y la justicia desde lo sensorial.
  • Voces que amplifican las luchas del presente
    Se escucharon las experiencias de mujeres, juventudes, disidencias y periodistas marginados, con enfoque en justicia y representación.
  • Gabo como semilla, no pedestal
    Su legado fue inspiración para crear y reflexionar, no desde la nostalgia, sino como punto de partida para imaginar futuros posibles.

Cada actividad celebró los 30 años de la Fundación Gabo, reafirmando nuestro compromiso con el periodismo independiente, la cultura, la educación y la ética. 

 

Cifras de impacto y participación 

Más de 150 invitados nacionales e internacionales —entre periodistas, artistas, pensadores y activistas— se sumaron a más de 100 actividades gratuitas, entre charlas, pódcast en vivo, performances, talleres, exposiciones y funciones de cine que convocaron cerca de 15 mil asistentes presenciales.

De la mano de invitados como Joseph Stiglitz, Laura Zommer, Carmen Aristegui, Dima Khatib, Cristian Alarcón, Rokhaya Diallo y María Jimena Duzán, el Festival Gabo se abrió al público por cuarta vez consecutiva en Bogotá.

Además, se celebró una nueva edición del Premio Gabo, el reconocimiento más importante al periodismo iberoamericano, en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, con una asistencia de más de 800 personas.

Queremos agradecer a todas las personas, organizaciones aliadas y patrocinadores que hicieron posible estos días de festejar el pensamiento, la imaginación y los sueños de varias generaciones. Nos despedimos con la certeza de que vernos de cerca es apenas el comienzo de nuevas historias por contar.

¡Nos vemos en el próximo Festival Gabo!