La formación del nuevo periodista: una charla sobre educación e innovación en el periodismo actual

La educación y la innovación han sido dos temas recurrentes durante las actividades del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo. Gracias a las nuevas tecnologías existe un potencial enorme para el oficio, y es preciso que tanto los jóvenes como los más experimentados se preparen para aprovecharlas.

Gumersindo Lafuente (España), Rosental Alves (Brasil), Jean François Fogel (Francia) y Esther Vargas (Perú), compartieron experiencias y reflexiones sobre nuevos medios, sobre los retos de la academia en la formación de los jóvenes periodistas, y sobre la creación de negocios informativos económicos y rentables. La charla fue moderada por Perla Toro, editora del área de interacción del diario El Colombiano, quien propuso la primera pregunta: ¿para innovar en periodismo es imprescindible hacer uso de nuevas tecnologías?

“Lo que está ocurriendo es que la tecnología está transformando todos los ámbitos de la vida, y los periodistas, a quienes se supone que nos pagan por contar esos cambios de la realidad, muchas veces preferimos mirar hacia otro lado, y eso no puede ser. Es cierto que no podemos olvidar los principios de nuestro oficio, pero el periodismo y la innovación están ligados a la tecnología”, señaló Gumersindo Lafuente. Una opinión similar tuvo Rosental Alves, aunque señaló un riesgo: “Hay que tener cuidado de no enceguecerse por la tecnología y  de no olvidar los valores básicos del periodismo y el arte de contar historias”. Jean François Fogel, por su parte, se refirió al cambio de comportamiento de las audiencias, y a las nuevas formas que tiene el periodista para producir y ofrecerles la información. Para finalizar la ronda de respuestas, Esther Vargas, de clasesdeperiodismo.com, concluyó con una frase replicada por más de treinta usuarios que seguían la charla en Twitter: “La principal herramienta del periodista digital no es la tecnología, es su criterio”.

Luego de revisar los programas académicos de los pregrados en Periodismo de Medellín, Perla Toro encontró que ninguno de ellos tenía una materia que apuntara a procesos creativos, innovación o nuevas narrativas. Aprovechó ese dato para preguntarle a los participantes de la mesa por los retos que tiene el sistema educativo ante los jóvenes periodistas.

“El proceso de cambio es tremendamente acelerado, y es muy difícil de asumir para la universidad. Los maestros de las facultades de periodismo muchas veces no comprenden lo que está sucediendo y por eso no pueden enseñarlo, es más, muchas veces los estudiantes van por delante de ellos”, explicó Lafuente.

Jean François Fogel es profesor en el área digital de la escuela de periodismo de Science Po en París, y contó que en los últimos dos años han cambiado el 40% del programa académico. Hay experimentos, errores, cosas que no se entienden, pero explica que hay que arriesgarse. Según él, lo más interesante es el perfil de los estudiantes que quieren entrar a estudiar periodismo: casi todos son activos en redes sociales y tienen blogs desde hace años, es decir, ya son profesionales en medios digitales. El objetivo es diseñar un programa actualizado, y que refuerce el interés por innovar. Ese, para Fogel, es el reto más difícil.

En cuanto a formas de innovar, Perla Toro invitó a conversar sobre los nuevos modelos de negocio que están emprendiendo los periodistas al margen de los medios tradicionales de comunicación.

Rosental Alves, director del Knight Center for Journalism, de la Universidad de Texas, y quien en 1997 fue uno de los primeros en enseñar un curso de periodismo online, dijo que si hoy pudiera ser pionero otra vez, le gustaría serlo en dos campos: periodismo móvil y periodismo emprendedor: “Hay que pensar en modelos de negocio y en innovación. Yo hoy enseño una clase en la que el proyecto final es crear una compañía que tenga sentido usando tecnologías digitales”

“Las empresas de comunicación no han entendido que tienen que vivir en este mundo digital, es muy difícil y costoso para ellos adaptarse a ese cambio. No comprenden que un periodista, por ejemplo, no necesita un despacho permanente, pues su despacho es lo que lleva consigo: un celular, una tableta. No comprenden que ya no es indispensable un gran edificio en el que se reúnan todos. Yo les explico esto y ellos dicen: ‘sí, usted tiene razón, pero yo no puedo traer mi organización a este nuevo mundo”, explicó Fogel, y destacó cómo el mercado de libre competencia permite hoy crear modelos de negocio sostenibles con pocas personas dedicadas a generar buenos contenidos.

Otra forma de hacer empresa es asociándose y compartiendo experiencias. Eso es lo que sucede en clasesdeperiodismo.com, donde constantemente se publican proyectos innovadores en Latinoamérica. “Es importante que los periodistas aprendan a cobrar por su trabajo, nunca nos prepararon para crear una empresa y ahora, en clasesdeperiodismo.com, estamos aprendiendo entre todos a hacerlo”, dijo Esther Vargas.

Para terminar, Gumersindo Lafuente fue claro al argumentar que hoy en día las audiencias que más consumen contenidos periodísticos están pasando cada vez más tiempo en sus dispositivos móviles. Para él ese dato es significativo, pues invita a generar contenidos especiales para tabletas y celulares, contenidos que aprovechen las tecnologías de esos dispositivos y que involucren a quien los consulta. Lo anterior exige pensar la historia de manera creativa, usando formatos y herramientas que parecían del futuro y ya son cotidianos.

“Creo que el equipo que crea un nuevo modelo informativo tiene que saber qué es lo que quiere hacer, a qué público se dirige, con qué mensaje, con qué sistema editorial, y luego identificar dónde están sus audiencias y de qué manera consultan la información”, concluyó Lafuente.

Investigación: un periodismo posible en condiciones imposibles

Costa Rica, El Salvador, Chile y Colombia, como el resto de Iberoamérica, sufren graves problemas políticos asociados a la corrupción y los excesos de los distintos poderes. Pero mientras más se enquistan estos problemas en los sistemas políticos y económicos, aparecen con mayor determinación iniciativas de periodismo de investigación que buscan dejarlos al descubierto. Es el caso de Giannina Segnini, del diario La Nación, Carlos Dada, de ElFaro.net, Mónica González, del Ciper, y Ginna Morelo, del Meridiano de Córdoba, respectivamente.

Ellos se encontraron para conversar en el coloquio “Periodismo de investigación que sacude a Latinoamérica”, durante la última jornada del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo.

Para ellos, es necesario que el periodismo de investigación pierda el velo de misterio que lo ha caracterizado. Así lo afirmó la chilena Mónica González: “Hay que desmitificar el periodismo de investigación, es esencial como herramienta para mejorar todo el periodismo”. En consecuencia, González agrega que la metodología de la investigación debe ser enseñada a todos los estudiantes de periodismo, no como un género específico del periodismo, sino como “una metodología que cruza los géneros”, como la define el salvadoreño Carlos Dada.

En Latinoamérica, el periodismo de investigación cumple con esta característica, es su esencia, según Ginna Morelo, “la narrativa más el dato”, que conjuga sensibilidad social para hablar de los problemas con sensibilidad estética para comunicarlos de la mejor manera posible.

Un problema fundamental es cómo llevar a cabo el método, más ahora que el periodismo de datos ha revolcado la manera de investigar en América Latina. Con respecto al tema, Mónica González rechaza los gustos personales como criterio para escoger, “descifrar las preguntas cruciales del momento es el método para encontrar los temas”. Esos temas deben encontrarse en problemas sistémicos, no en personas, de acuerdo con Giannina Segnini, y para esto son útiles los datos. Entonces, la preocupación principal del periodismo de investigación son los problemas de funcionamiento del sistema.

El periodismo ya no debe partir de hipótesis a comprobar, sino de datos: “hay que explorarlos y dejarlos hablar”, dice Segnini, “hay que hacerle preguntas inteligentes a los datos”. Una vez se tiene el tema, la pregunta inicial que propone Ginna Morelo es: “¿el tema es urgente o es importante?”. Responder esta pregunta bajo el criterio de necesidad y servicio social permite definir los tiempos y herramientas necesarios para llevar a cabo la investigación.

El periodismo de investigación es quizás una de las principales razones para que el periodismo en América Latina esté en uno de sus mejores momentos. Un periodismo que hurga en el pasado y que no se queda en las demandas de la inmediatez, porque “ver para atrás también es ver hacia el futuro”, en palabras de Carlos Dada, quien afirma que no es el periodismo el que se encuentra en crisis, sino los medios tradicionales.

Narrativa, investigación, innovación, son elementos que se conjugan para dinamizar un periodismo en el cual, afirma Dada, “no hemos perdido la noción absoluta de que lo que manda es el contenido”, porque a pesar de los riesgos y sacrificios que implica investigar, enfrentar, develar, Ginna Morelo afirma, con experiencia y conocimiento de causa que “el buen periodismo es posible, aún en condiciones imposibles”.

Donna De Cesare: la fotografía como reflexión autobiográfica

Donna De Cesare: la fotografía como reflexión autobiográfica

Tras el lente de una cámara siempre estará la historia de una persona. La experiencia es el trípode sobre el que se sostiene el criterio para hacer fotografías. De esta primera reflexión personalista surgen las decisiones sobre quienes están y estarán frente al lente de la misma cámara. “La sinergia entre las imágenes y las palabras”, fue el nombre que la maestra estadounidense Donna De Cesare dio a su taller durante las jornadas académicas del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo.

Cuando era niña, Donna vio a su hermano salir despedido por la puerta del auto en movimiento de su familia. Este momento dividió la historia de su familia. Varias décadas después, en los ochenta, Donna estaría tomando fotografías de niños en Irlanda del Norte, Colombia, El Salvador y otros países de Centroamérica en conflicto. En el episodio de su niñez, su hermano sobrevivió, pero el accidente le dejó daños cerebrales, por lo que Donna sería su defensora. Pensó en ser terapeuta de niños con discapacidad, pero se inclinó por su faceta de contadora de historias. Aunque estudió literatura, sus viajes la llevarían a dedicarse de lleno al reporterismo gráfico.

Aquí, algunos consejos dados por Donna de Cesare a los asistentes al taller “La sinergia entre las imágenes y las palabras”:

1.     Saber cuándo dejar la cámara

El ejercicio fotográfico es también de investigación. Por eso, las fotografías de Donna De Cesare permiten contar parte de la historia de los conflictos centroamericanos desde la experiencia particular de quienes aparecen en las imágenes. “Algunas veces es tan importante saber cuándo dejar una cámara, como saber cuándo utilizarla”, lee en su libro Unsettled/Desasosiego, que recoge más de 30 años de trabajo fotográfico. Cuando la luz es propicia, en la mañana y la tarde, Donna aprovecha para hacer imágenes, pero las horas en que la luz es “fatal”, hacia el mediodía, las aprovecha para hablar con la gente, para hacer entrevistas. No siempre lo más importante es obtener la imagen, también es importante conocer las historias que se están registrando.

2.     Combinar la imagen con la historia

Donna dice que el lenguaje fotográfico es emocional, y aunque considera importante que la gente pueda interpretar las fotografías, también lo es el contexto en que fueron tomadas: “La fotografía artística es maravillosa porque es ambigua, pero la documental debe responder las preguntas del periodismo”. Compara la fotografía artística con un poema, que comunica desde el sentimiento, y la fotografía documental con la prosa, que puede llegar a ser más explicativa. Para ella, la historia, en vez de limitar, nutre la interpretación de las fotos.

Hay fotógrafos que dejan que otras personas interpreten sus imágenes, pero Donna prefiere escribir la historia de sus propias imágenes. Recomienda leer en voz alta lo que se escribe para encontrar el ritmo ideal de la narración. También considera importante la manera como se titula una fotografía o un libro, pues el título es el espacio metafórico donde se permite cierta ambigüedad a la interpretación de las imágenes.

3.     Ampliar la ‘zona de confort’

Tomar fotografías en situaciones de violencia y conflicto implica riesgos para el reportero. Donna De Cesare muestra a las personas sus fotografías anteriores para que entiendan qué tipo de fotografías hace y en qué consiste su trabajo. Esto le permite ganar confianza, ampliar la ‘zona de confort’, ese espacio donde se puede sentir segura haciendo fotografías.

En tiempos de internet, no se puede prometer a nadie que las fotografías no serán vistas en su país. Esto, en vez de facilitar el trabajo, puede poner en riesgo la propia vida. Por eso, hay que ser transparentes durante el trabajo con las personas que se están fotografiando. Pero antes de eso es importante establecer contactos con organizaciones y personas que, por un lado, faciliten la entrada a las comunidades, y por otro, sirvan como una garantía relativa de seguridad.

4.     Pedir autorización para usar la imagen de las personas

Cada vez es más complicado el uso de la imagen de las personas, por sus implicaciones legales. Cuando se trabaja en medios de comunicación este es un asunto de vital importancia. Donna De Cesare pide a todas las personas que firmen una autorización, ese es el primer paso para hacer una fotografía. Si la persona no está de acuerdo, no insiste ni la toma. Estas autorizaciones también dejan claro si la imagen mostrará o no el rostro de las personas. Para ella no es difícil convencer de que firmen, pues les dice que esa es la herramienta para defenderse legalmente si no están de acuerdo en algo con la fotografía.

En este punto, recomienda las herramientas de ajuste manual de la cámara para proteger la identidad de las personas. Además, su relación con las personas es muy horizontal y respetuosa: les pregunta cómo quisieran salir, los hace partícipes de la fotografía y no solamente el objeto del enfoque. En esto radica también la confianza que se establece con las personas y la transparencia del ejercicio periodístico y fotográfico.

5.     La fotografía como experiencia autobiográfica

Uno de los ejercicios básicos de sus clases, cuando enseña fotografía, es pedir a sus estudiantes que cuente una parte de la historia de su vida y que la complemente con fotografías. De esta manera pone en sinergia la imagen y la palabra, pero además, hurga en los intereses más profundos de las personas, allí donde están las motivaciones para encontrar una imagen, para contar una historia: “La autobiografía es un proceso reflexivo que sirve a la fotografía”, dice Donna.

Ser testigo es una experiencia autobiográfica, no solo porque haga parte de la narración del presente en que se capturan las imágenes, sino también porque hay una rememoración a la historia personal en cada ángulo y enfoque, pero sobre todo, en cada rostro y cada historia que se retrata a través de la fotografía. La experiencia autobiográfica de la fotografía la convierte en un fenómeno, además que estético, ético.

Escribir y editar: darle sentido a una realidad que se niega a tenerlo

Leila Guerriero, Daniela Pinheiro, Crisitan Alarcón y Julio Villanueva Chang conversaron con Esther Rebollo en el coloquio Escribir y editardarle sentido a una realidad que se niega a tenerlo. Un recuento de esta charla.

Esther Rebollo, directora de la Agencia EFE en Colombia, presentó a los invitados diciendo que un periodista cuando escribe y edita debe ponerse en los zapatos del lector, “de manera tan honesta que nos comprenda”. La crónica y el perfil fueron los géneros protagonistas en esta conversación.  

La apertura de la charla le correspondió a Cristian Alarcón quien se refirió a la crónica y al periodismo. “El punto en el que estamos del boom de la crónica y la tendencia de crear espacios de formación, han permitido voltear la mirada una vez más sobre lo medular, sobre lo fundamental del periodismo. Por más que hablemos de literatura, de subjetividad, de forma, volvemos a los temas que importan, a lo que está pasando en América Latina”, dijo Alarcón.

Por su parte, Daniela Pinheiro habló del perfil como género para conocer la esencia de las personas. “Ahí es cuando se conoce la vida privada de los poderosos, cuando se sabe más sobre ellos. Después de que hablamos se les cae la máscara y encontramos lo que está detrás de ese personaje público”, dijo.

Pinheiro aclaró que realiza los perfiles siempre y cuando las personas accedan a trabajar con ella. “Es un contrato entre adultos”, por eso puede viajar junto a su personaje y sacarlo de su espacio habitual para obtener mejores resultados.  “La gente permite que le haga perfiles por vanidad y oportunidad”, apuntó.

Sobre el perfil también habló Leila Guerriero y lo definió como suerte de escape: “estos nos hacen sentir un poco menos locos, un poco menos solos”.

De la edición, Julio Villanueva Chang expresó que lo más valioso que hace un editor es conseguir tiempo, lograr que lo que le importa a él, le interese a todo el mundo. También se convierte en el responsable de la mediocridad o la excelencia de una historia que se publica, “es un segundo cerebro. Debe ayudar a que haya menos indiferencia con los problemas que deben ser resueltos y entendidos”. Llamó la atención, además, sobre el uso de las palabras: “hay que tener conciencia de cómo se utilizan porque son la herramienta de trabajo de un periodista”.

Guerriero indicó que “un buen periodista tiene que ser un muy buen editor de sus propios textos”. Y además del lenguaje resaltó la importancia de la sensibilidad sin la que, definitivamente, no se pueden contar historias: “esta tiene que quedar en la página. Si queda en mí, hay un problema”.

Los periodistas también discutieron sobre el ejercicio de autoedición, sin excluir la mirada del otro que por lo general encuentra todo aquello que se hace invisible para quien escribe. “Trabajo mucho en el texto para que parezca que no hay esfuerzo detrás. Hay que  ajustar tornillos y tuercas. Básicamente me hago muchas preguntas y lo primero que tengo que matar es eso de lo que más estoy enamorada”, afirmó Guerriero.

Historias detrás de las historias

El segundo día del Premio comenzó de la mejor manera: contando historias. Los cuatro ganadores y los ocho finalistas presentaron sus trabajos y narraron cómo los hicieron. Compartieron anécdotas, consejos, aprendizajes, fracasos, satisfacciones: la jornada de excelencia fue un espacio en el que periodistas de todo el continente se sentaron a celebrar su oficio y a enriquecerse mutuamente en la conversación.

 

Innovación

La categoría de Innovación fue la primera en exponer sus experiencias. Gumersindo Lafuente, maestro de la FNPI, presentó los tres mejores proyectos, y destacó que ninguno de ellos es parte de un gran medio de comunicación: como ellos, son muchos los pequeños emprendimientos abriendo caminos y liderando cambios.

Sala Negra

Sala Negra es una redacción de ocho periodistas salvadoreños que busca responder una pregunta a través del periodismo: ¿por qué los centroamericanos nos estamos matando tanto? Daniel Valencia, miembro de este proyecto finalista, contó que desde el comienzo supieron que no se quedarían en un solo lado de la historia, y por eso se acercan tanto a víctimas como a victimarios. Recordó la vez que fueron a la cárcel para establecer contacto con los líderes de la Mara Salvatrucha, escucharlos, comprender quiénes eran y de dónde venían. Encontraron, sorprendidos, que los pandilleros tenían acceso a Internet, y que además conocían bien el trabajo periodístico que ellos hacían.

Aunque trabajan en el diario salvadoreño El Faro, y a veces tienen que cubrir noticias del día a día, los miembros de Sala Negra reconocen eso como una ventaja: hacer investigaciones a profundidad permite trazar un mapa extenso de fuentes, y comprender las dinámicas del conflicto. Esa experiencia les permitió en 2012 revelar la verdad oculta tras la tregua entre las pandillas de su país: no fue por efectividad policial, como lo hizo creer el gobierno, sino que fue un proceso diseñado por el ministerio de seguridad y con conocimiento del presidente.

Gumersindo Lafuente resaltó la importancia de los contenidos publicados por Sala Negra, y dijo que lo que hace innovador a este proyecto es que con una redacción muy pequeña publica investigaciones que impactan el contexto centroamericano y que los grandes medios no están interesados en hacer. “Cuando esos medios luego se preguntan por qué tienen cada vez menos éxito, yo creo que una de las respuestas es que no abordan a profundidad los temas”opinó Lafuente.

Chequeado.com

Otro proyecto finalista fue Chequeado.com, un equipo de cuatro argentinos que se encarga de verificar la veracidad de lo que declaran algunos líderes de su país. El objetivo es aportar a los lectores datos reales para que a partir de ellos construyan su opinión. Laura Zommer, quien empezó su carrera en La Nación, un medio tradicional, es ahora la que dirige este proyecto que usa el potencial del periodismo digital.

Hace unos meses, Chequeado.com hizo el primer chequeo colectivo en tiempo real aprovechando el discurso de la presidenta Cristina Fernández ante el Congreso. Mientras ella presentaba el balance del año anterior y hacía promesas para los meses siguientes, el equipo de Chequeado y quince expertos en diferentes temas verificaban en Twitter los datos de la mandataria y les decían a los usuarios si eran verdaderos, falsos o engañosos. Si hubiera tenido que pagarle a los expertos por las nueve horas que trabajaron ese día, Chequeado habría invertido casi un tercio de su presupuesto anual; sin embargo, ellos lo hicieron de manera voluntaria, convencidos del aporte que estaban haciendo a través de esta iniciativa periodística.

Zommer opinó que el futuro del periodismo está en aprovechar la generación de conocimiento colectivo. En unos días presentarán una aplicación móvil para que los usuarios envíen datos, ellos los verifiquen, y así formarán una base de información que podrán usar en cualquier momento y que le permitirá a quien la consulte darse cuenta de cifras reales para que puedan hacerse preguntas reales.

Proyecto Rosa – La silla vacía

Este proyecto inició con el objetivo de darle reconocimiento a las víctimas del conflicto colombiano que ahora buscan recuperar las tierras de las que han sido desplazado. Lo hace a través de Rosa Hernández, una líder que va de pueblo en pueblo recogiendo las denuncias que los campesinos temen hacer, para luego hacerlas ella misma.

Olga Lozano, periodista de La silla vacía y coordinadora del proyecto, contó que llegaron a Rosa Hernández luego de un proceso riguroso en la selección del personaje. En su historia aparecen con nitidez los procesos de las víctimas colombianas ante un reciente marco legal que pretende hacer justicia.

El proyecto inició con 2.500 dólares, una cantidad relativamente baja para su naturaleza multimedial, pero cuando les contaron a los lectores lo que querían hacer, recibieron un respaldo inesperado. Las personas se entusiasmaron con la idea, y empezaron a hacer donaciones para construirla. Algunos donaban trinos para sumar a más personas, artistas reconocidos donaron canciones y piezas gráficas, otros más salieron a la calle a pegar carteles. Lo innovador de Proyecto Rosa es que lograron que los mismos usuarios consumieran y protagonizaran la producción del contenido, basado en historias georreferenciales, videos, datos, y otros géneros tradicionales. “A mí este proyecto me permitió ser lo que más me gusta: una periodista en un tubo de ensayo”, concluyó Lozano.

 

Cobertura noticiosa

“Yo me odié como jurado de esta categoría, porque veía unos trabajos deslumbrantes, hermosos, y después me tenía que preguntar ¿qué les falta? Esa pregunta me parecía arrogante, pero me reconcilié cuando entendí que eso era lo que debía hacer. Estos premios no sirven para encontrar lo perfecto, que es imposible, sino para encontrar formas de avanzar”, dijo Javier Darío Restrepo, maestro de la FNPI y jurado del Premio, para presentar a los tres mejores trabajos de cobertura noticiosa.

Marcela Turati – Cobertur sobre desaparición de personas en México

Durante los últimos años esta periodista mexicana se ha dedicado con persistencia a un tema en especial: la desaparición de personas en su país. Sus reportajes en la revista Proceso retratan una realidad dolorosa, consecuencia de la violencia. Su persistencia, reflejada en más de veinticinco crónicas y reportajes, la fue convirtiendo en referencia para familiares e individuos que buscaban a sus desaparecidos.

“En México hay una crisis humanitaria por desaparición de personas, y es algo que me interesa contar. Eso me ha llevado a investigar y cubrir otros temas que son igualmente difíciles, pero que tengo que hacer”, contó Turati, quien mostró páginas de sus reportajes: niños desaparecidos, marchas de familiares, exhumaciones de cadáveres, agentes del Estado buscando a los suyos y decisiones políticas que afectaban investigaciones.

Un sueño llamado paz – Carlos Betancur, Noticias RCN.

Este documental narra en 55 minutos varias décadas de conflicto armado en Colombia, y se enfoca en los procesos de paz que se han entablado desde los años ochenta. Más de 200 horas de imágenes fueron revisadas para seleccionar las más representativas. El guión y la dirección de Carlos Julio Betancur tuvieron siempre claro una cosa: este trabajo debe ser un aporte para que los colombianos no olviden lo que han vivido. A través de un lenguaje audiovisual limpio y contundente, el equipo de RCN deja un testimonio para la memoria de un país. “Colombia es un país que no tiene derecho a olvidar, y menos ahora, cuando se encuentra en un nuevo proceso de paz”, dijo Betancur.

“Quien hace el cubrimiento de una noticia tiene un gran problema: el exceso de información. El mérito de este documental es que permite comprender un fenómeno sobre el que los colombianos estamos sobresaturados de información”, dijo Javier Darío Restrepo.

Memórias No Chumbo – Lucio Castro

Las dictaduras latinoamericanas de las últimas décadas del siglo XX tuvieron dos estrategias principales para conservar el poder: infiltraban y reprimían. Esa infiltración llegó a todos los espacios de la sociedad, incluso a los menos sospechados. El periodista Lucio Castro, de Brasil, quiso investigar los rumores que decían que la dictadura brasileña de los años sesenta y setenta eran las que manejaban algo casi sagrado para el país: el fútbol.

“Empecé consultando los archivos nacionales, cinco meses haciendo minería en esos papeles viejos y poco consultados. Encontraba cosas sorprendentes, pero a veces, también, pasaban semanas en las que sentía que estaba perdiendo el tiempo, hasta que sin esperarlo, volvía a aparecer un dato revelador que me devolvía la energía”, contó en su portuñol rápido.

Las anécdotas que narró Castro dejaron atónitos a los asistentes. Contó cómo los clubes de fútbol más grandes del Brasil no tenían independencia para escoger a sus directivos, sino que tenían que pasar la lista de candidatos a los militares para que ellos los escogieran. Contó que Joao Saldanha, el entrenador de la selección nacional que se preparaba para participar en el mundial de 1970, no inspiraba confianza entre los militares que gobernaban, pues temían que ganara la copa, tomara un micrófono y señalara los crímenes que estaban cometiendo, por eso lo obligaron a salir de su cargo tres meses antes de que iniciara el torneo. Castro contó también que en esa delegación brasileña que viajó a México 70 había un hombre desconocido, que solo apareció en una foto, y que no tenía nada que ver con el fútbol: era un torturador y violador enviado por los militares. Por último, Lucio Castro mostró un documento que encontró en los archivos nacionales, en los que se registra la visita de Pelé a las instalaciones de la institución que realizaba todas las torturas en la dictadura: en ese papel amarillo se relata que el ídolo de fútbol brasileño se compromete a hablar bien públicamente del gobierno.

Mémorias No Chumbo es, en definitiva, una serie de reportajes rigurosos, que muestran cómo las dictaduras latinoamericanas se aprovecharon del fútbol para captar la atención de las masas, hacer propaganda y mantener su poder. Lucio Castro hizo una investigación a profundidad que aún estaba pendiente en su país, y que se adentró en la verdad, aunque tuviera que referirse a ídolos y a triunfos sagrados para muchos. “Desmitificar los ídolos del balón, y mostrar los pies de barro del poder. Se necesitó mucha valentía, y por eso es el ganador de la categoría”, finalizó Javier Darío Restrepo.

 

Imagen periodística

A través de la imagen se pueden contar grandes historias y esto fue lo que demostraron durante la presentación de sus trabajos Amaro Gómez-Pablos Benavides, Álvaro Cardona y Esteban Félix, finalistas y ganador de la categoría imagen periodística, respectivamente.

Antes de contar sobre Plástico: el doble filo,  Amaro Gómez-Pablos Benavides resaltó la importancia de “compartir con otros colegas en una instancia en la que estás expuesto a lo mejor del periodismo y donde la curva de aprendizaje es grandísima”. Para él, a todos los identifica la pasión y recordó una frase que su padre, también periodista, mencionó alguna vez: “nunca le digas a tus jefes que esto lo haríamos gratis, y eso es muy cierto”.

Con su investigación publicada en la Televisión Nacional de Chile, Amaro Gómez-Pablos Benavides quiso hacer una interpelación a cada persona sobre su papel como ciudadano y consumidor. Lo que les movió a hacer este reportaje “es lo excesivamente irreflexivo que somos antes el derroche. La basura ajena es también basura propia. Es necesario que cada quien se haga cargo de algo que nos toca a todos”.

La imagen del reportaje es un pájaro que ha comido un encendedor, tapas de plástico y otros derechos que permanecen en su estómago. Ese pájaro, según el periodista, es una metáfora de lo que le sucede a cada persona en el actual modelo de consumo  y elgran desafío fue convocar al espectador para generar una reflexión sobre la ecología, la ciencia, el consumo desmesurado y su efecto en la contaminación.

Un trabajo que aunque en términos precisos no se refiere a la violencia armada sí expresa, en palabras de Jesús Abad Colorado quien dirigió la conversación, uno de sus tipos  y además está estrechamente relacionado con la vida.

También lo está Padre, Hijo y Espíritu armado, de Álvaro Cardona quien con  sus fotografías brindó la posibilidad de expresión a las víctimas del conflicto en la zona del Catatumbo, Colombia. “Hay una analogía directa con la religión. Si le quitamos la r a la palabra armado queda amado; de lo contrario hace referencia a lo armado del conflicto pero también al ejercicio de armar en el rostro de las víctimas la imagen de la persona desaparecida”, dijo Cardona.

La idea surgió como un experimento que se materializó con la ayuda de un amigo. En este proceso estuvo un año viendo lo que ocurría en La Gabarra y “me encontré con que esta parte de la geografía del país no se había tocado. A la gente solo le quedan tres alternativas: ser parte del proceso de la coca, de las guerrillas o desplazarse”, expresó.

La voz de Cardona se quebró al hablar de su experiencia con las familias, de las fotografías rasgadas que muestra en su trabajo, de la historia que hay detrás de ellas. Y esto lo trasmitió a través de la cámara que para él “no es un muro sino es una forma de hablar”. “Después de esto asumo que lo único que le queda a las familias es la imagen física o mental de sus desaparecidos”, agregó.

De último estuvo Esteban Félix ganador del premio con Azúcar amargo: la epidemia misteriosa, que cuenta la realidad de los trabajadores de los ingenios azucareros en Nicaragua y otros países de Centro América. “Uno trabaja para vivir pero en realidad esta gente trabaja para morir”, expresó. Habló poco pero su trabajo lo dijo todo.

“Ignacio Flórez era un ex trabajador del ingenio. Cuando lo conocí me dijo que le hiciera fotos de la condición en que vivía, enfermo, abandonado; incluso me dijo que el día de su muerte yo lo fotografiara”, contó Félix. Otro de los personajes, Segundo Zapata, cortó caña en el Ingenio San Antonio durante 20 años hasta que enfermó y quedó relegado del trabajo: “estuve con él durante toda la historia. Fue al hospital y a los cinco minutos de llegar a su casa, falleció”.

Las imágenes fueron tomadas por el periodista. El trabajo se publicó internacionalmente, caso contrario a lo que sucedió en Nicaragua donde no se conoció ni una sola foto sobre el tema.

 

Crónica y reportaje

Martín Caparrós introdujo a los finalistas y al ganador y mencionó lo interesante que le pareció encontrar diversidad y el hecho de que desde distintos espacios se intentara contar a través del periodismo narrativo.

El primero en relatar su experiencia en la construcción de Carta desde La Laguna, reportaje que le dio el primer premio, fue Alejandro Almazán. “Llegué a La Laguna cuando estaban matando ‘solamente’ a 2 personas al día”, dijo.

En sus palabras, La Laguna es una zona de México que siempre ha suministrado todo lo que necesita un adicto. Es el caldo de cultivo donde están los Zetas y el Cartel de Sinaloa y fue en ese lugar en el que el periodista se metió para construir la historia. Contó con un guía de la zona y un drug dealer; este último lo condujo en su recorrido por varios lugares: “decidí antes qué historias quería contar. Llegué un lunes y primero hice lo más difícil porque en esa zona te empiezan a ubicar. Tuve que trabajar 24 horas al día porque no me podía quedar en el lugar por seguridad”.

En el reportaje, Almazán utiliza diversos recursos narrativos porque “en México nos ha entrado ya mucha sangre por los ojos y contarlo de una forma distinta hace que el lector se interese en leer lo que está pasando”, concluyó.

Luego el público escuchó algunos detalles de Especial Paraguai. “La historia de Natalia Viana es realmente todo lo que usted nunca quiso preguntar sobre lo que pasó con el derrocamiento del expresidente Fernando Lugo en Paraguay”, así introdujo Caparrós a  la periodista.

A diferencia de otros, a Viana sí le interesó el país. En el tema encontró un drama profundo pues por primera vez una nación tenía un presidente progresista y era derrocado. Ese fue para ella el mayor hecho geopolítico de América Latina en 2012. Un quiebre democrático que dejó marcas y envió un mensaje a toda América Latina. En cinco entregas presentó un trabajo de largo aliento que empezó un mes después de ser derrocado Lugo.

“Él estaba en San Pablo haciéndose su tratamiento contra el cáncer linfático y disponible para cualquier medio que lo quisiera entrevistar. Hizo una rueda de prensa y fueron cinco periodistas. Me sentía mal y le dije que me encantaría contar qué pasó en su país. Accedió y me fui a Paraguay”, contó Viana.

Finalmente, con La larga risa de todos estos años de Diego Erlan  cerró esta jornada de excelencia. El trabajo fue la reconstrucción de la vida del escritor argentino Rodolfo Fogwill a través de sus restos, sus papeles, sus escritos. “Tuve acceso a los papeles gracias a la familia. Me enteré de que algunos apenas se estaban descubriendo y me uní a ellos. Encontré novelas inéditas, un diario bastante difícil de leer y un libro de sueños que es casi de relatos y se publicó este año con Alfaguara”, contó Erlan.

En su trabajo mostró eso además las facetas poco conocidas del escritor como la de publicista en los años 70 y 80. “El articulo termina casi con un dejo de melancolía de cuánto lo extrañamos a él y sus intervenciones en el campo cultural”, concluyó.

 

Imágenes para vencer el silencio

Recuento del coloquio “Diez años de fotoperiodismo en  Iberoamérica”.
Por Daniela Ramírez

Donna De Cesare, Alejandro Cossío, Stephen Ferry, Jesús Abad Colorado y Esteban Félix atraparon al auditorio con sus fotografías. No fueron necesarias tantas explicaciones pues las imágenes de sus trabajos en diferentes lugares del mundo contaron las historias que mantuvieron atentos a todos los que participaban en la última charla del segundo día del Premio.

Ricardo Corredor introdujo el coloquio. Primero, Donna De Cesare quien con brevedad relató su experiencia: “en la década de los 60, Centroamérica fue mi escuela del periodismo. Aprendí a prestar atención a los niños y a pensar sobre el impacto del drama en su desarrollo profesional”. Y agregó: “cualquier sociedad que estigmatiza y criminaliza a los jóvenes engendra el miedo y limita las libertades de ser uno mismo”.

A la fotografía se refirió como un proceso de conexión, “un instrumento clave en la superación de los temores y el silencio que nos separa”.

Le siguió Alejandro Cossío y con él varias fotografías sobre personas que tienen vida en ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos , que con su “transcircularidad”, como llamó su trabajo, derriban el cerco. Como ejemplo, narró el caso de Alfredo, que es gerente de un banco en California y disk  jockey en Tijuana.

Según Cossío, “hacer este tipo de trabajos –personales– es tratar de contrarrestar un poco lo que los medios quieren y están acostumbrados a mostrar”.

Esteban Félix mostró parte de su trabajo reciente. Fotografías de Haití, de cómo el país intentaba caminar en medio de las dificultades. Niños sonrientes, personajes enigmáticos, imágenes distintas a las que se han visto en los medios de comunicación; también, sobre la cobertura del golpe de Estado en Honduras, enfrentamientos entre el ejército y los simpatizantes del gobierno, internos de un hospital mental, corteros de caña y unas muy especiales con niñas enfermas de cáncer que celebran sus 15 años y  a través de las cuales pretende dar un ejemplo de vida y fortaleza.

“Creo que la fotografía también tiene mucho que ver con la suerte que se tenga a la hora de tomar una decisión”, dijo Félix quien ante algunas situaciones utiliza el video aunque, no teme dañarlo si un momento llama su atención y considera necesario capturarlo en una imagen fija. Es ante todo fotógrafo. Por eso, “lo que hago con el video es acercarlo a la fotografía para que sea más honesto”, dijo.

Stephen Ferry, por su parte, habló de “El papel del papel”, como tituló la presentación. “Sobre nosotros ronda el fantasma de la multimedia. Muchas personas dicen que la fotografía impresa es cosa del pasado, que somos obsoletos. Yo no estoy de acuerdo. Me preocupa que ahora todo sea pantalla y no usemos las manos y los otros sentidos para apreciar”, afirmó.

Ferry compartió fotografías de Violentología, su más reciente libro y habló de su encanto por el papel: “frente a la idea de que hoy todo tiene que estar en la web es muy importante reconocer que la mayor parte de la población no está conectada de esa forma, por eso el papel tiene tanta importancia en la vida de los pueblos”, dijo. Además, que el poder icónico de la imagen fija está dado por el silencio.

Con Jesús Abad Colorado y sus fotografías sobre naturaleza y guerra concluyó esta jornada. En sus imágenes se vieron mariposas pegadas en armas de combatientes, tierras devastadas por la guerra, rostros de personas desplazadas por la violencia.

“Para mí la fotografía es una forma de escribir la historia”, afirmó.  Y es también documento  y memoria en un país que la ha desechado. Las imágenes nos recuerdan, según Jesús Abad, que donde hubo guerra la naturaleza vuelve a nacer.

Por eso su palabra es la imagen y con ella tratar de entender lo que significa la guerra desde la vida “porque aunque nos toque fotografiar esas cosas, lo reporteros gráficos tenemos ojos para la vida”.

Dos pasiones unidas

Recuento del coloquio “Los partidos del periodismo: contar historias sobre fútbol”.

El fútbol y el periodismo reunieron a Martín Caparrós, a Daniel Samper Pizano, a Juan Pablo Meneses, a Lucio Castro y  a Waldir Ochoa, quien moderó la conversación. El púbico se divirtió con las historias de los periodistas invitados y descubrió por qué este deporte despierta tantas emociones en todo el mundo.

Como el gran hecho cultural del siglo XX lo definió Caparrós. Un deporte que, para él, no excluye en principio a nadie y suscita tanta pasión por la figura del equipo que supone la perdurabilidad en el tiempo, más allá de las personas. “Es un fracaso sistemático pero produce una explosión cuando se supera”, dijo. Se refería al gol, casi único dentro de los deportes pues por lo general en los demás se habla de puntos. “Sin el gol todo fuera menos divertido”, afirmó.

Además señaló entre sus virtudes que se puede jugar en cualquier lado y casi con cualquier cosa y las reglas son fáciles. “Si no hubiera existido nadie hubiera notado su ausencia pero es un hecho que atrae y se vuelve una necesidad intrínseca”, aseguró.

Para Samper la diferencia está en sus códigos únicos: “es un lenguaje de emociones que no lo da nada más”. Resaltó a los humoristas, pues considera que son los primeros que exploran el mundo del fútbol con lente literario. Mencionó entre sus favoritos a Roberto Fontanarrosa y anotó que la cobertura de este deporte se ha movido entre el  dato, la emoción a través de la radio, la llegada de la televisión y el relato.

Pero no solo es una pasión. Hoy el fútbol se ha transformado hasta llegar a lo que Juan Pablo Meneses llamó el pos fútbol en el que se mezcla la mercantilización, las estructuras de poder y la ética que se mueve a través del dinero.

Meneses se refirió a la “compra” de niños y dijo que estos “ya no quieren jugar a la pelota sino ser contratados por un gran equipo. El fútbol es la telenovela de los hombres y algunas historias no tienes un final feliz”. Eso fue lo que trató de plasmar en su libro Niños futbolistas.

Además, los invitados abordaron el tema de este deporte como una herramienta política. Gobiernos y dictaduras lo han utilizado para paliar momentos difíciles. En Brasil, por ejemplo, “es un microcosmos de la sociedad y a través de él se pueden contar muchas historias”, dijo Lucio Castro.

En el auditorio no quedó duda de que el fútbol despierta emociones y pasiones, como el periodismo. Al final, Caparrós expresó que “hay una relación muy confusa entre el fútbol y los periodistas que nos ocupamos de él. Ambos se necesitan mutuamente”.

Colaboración, innovación y creatividad

Reflexiones a propósito de las estrategias innovadoras para organizar el trabajo periodístico en la época digital.

Hacer periodismo en la actualidad implica un cambio de mentalidad. En esto coincidieron Borja Echevarría de El País, Jean-François Fogel de France Télévisions, Marcelo Franco, Periodista y consultor digital y Olga Lucía Lozano de Lasillavacia.com, invitados al coloquio “La nueva sala de redacción: estrategias innovadoras para organizar el trabajo periodístico en la época digital”.

Los periodistas compartieron sus reflexiones en torno a la convergencia entre el modelo de la redacción tradicional y la digital,  la claridad en cuanto a la identificación del medio, la diferenciación, el trabajo colaborativo, entre otros aspectos.

“Las dos maneras de trabajar siguen siendo compatibles, pero es importante tomar medidas estructurales que favorezcan el cambio”, dijo Borja Echevarría respecto a los modelos de redacción. También aseguró que la clave está en identificar el tipo de medio que se quiere ser: “hacer todos lo mismo ha conducido a la irrelevancia de muchos”.

La colaboración fue otra de las características mencionadas sobre el trabajo periodístico en entornos digitales. En internet las jerarquías desaparecen para darle paso a la construcción con las audiencias. “Aunque creemos que estamos trabajando solos, siempre lo hacemos en equipo y en la red eso es más claro desde el principio”, apuntó Olga Lucía Lozano.

Opinión que compartió Jean-François Fogel para quien el mundo digital es una red absolutamente horizontal y cambiante: “puedes armar una mesa de trabajo hoy que posiblemente desaparecerá  al día siguiente por el tipo de interacciones”.

Por eso, el desafío que representa hacer periodismo en la web es saber cómo lograr captar el interés de ese público para el medio.  “La convergencia puede y debe respetar singularidades. Abandonado la simetría, las organizaciones tradicionales podrían lograr más repercusión”, aseguró Marcelo Franco.

Sin embargo, hay un riesgo. Muchos tienen acceso a las herramientas digitales. Por eso según Fogel “cada uno tiene que ser mucho más responsable con la información” .

Hoy es necesario entender el internet como un hecho inagotable, lo que modifica, entre otras cosas, el concepto de cierre de las redacciones tradicionales, pese a que “se siguen reforzando culturalmente las formas de trabajo de hace 20 años”, comentó Echavarría.

La nueva sala de redacción no es un espacio físico y sus periodistas deben ser creativos para descubrir nuevas formas de contar, así “podríamos producir con  la ayuda de nuestros públicos y que estos no solo sean el destino final de lo que hacemos”, expresó Marcelo Franco.

Masas revueltas, auditorios tomados

Resumen del coloquio “Masas revueltas: el periodismo ante los movimientos sociales en red y las protestas en las calles”
Por Juan David López

¿Qué mejor espacio para dar un golpe mediático que un auditorio repleto de periodistas? Y si el tema que los reúne es el de los movimientos sociales, la escena está completa. Así ocurrió en la charla “Masas revueltas: el periodismo frente a los movimientos sociales en red y las protestas en las calles”, en el segundo día del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, cuando una pregunta de un asistente se convirtió en un acto simbólico de protesta frente a la desatención de los medios de comunicación a los movimientos ciudadanos por la salud.

Un joven estudiante de medicina de la Universidad de Antioquia, residente de otorrinolaringología, tomó la palabra y pidió a sus acompañantes que se pusieran de pie. La sorpresa no fue menor cuando la mitad de los asistentes se hicieron visibles como un grupo organizado. Ellos no son periodistas, pero sí conscientes de la importancia de los medios para poner en la agenda pública las demandas de los movimientos sociales. En sus camisetas se leía: “No a esta reforma a la salud. Ni es reforma ni es salud”.

La pregunta era muy concreta. Si ellos hacen parte de un movimiento absolutamente pacífico y los medios le dan más importancia al espectáculo que produce la violencia, ¿es necesario que acudan a la violencia ellos también? Más que una pregunta, constituía un reclamo para los periodistas, un grito de alerta: “aquí están pasando cosas, ¿no lo ven?”.

La conversación tuvo como participantes a Pirry, de RCN en Colombia, a Patricio Fernández de The Clinic, en Chile, a Natalia Viana de Agencia Pública, de Brasil, y a Marcela Turati, de la revista mexicana Proceso. Los países de origen de cada uno de ellos han sido testigos de la aparición de ese nuevo sujeto político que se forma, se articula y se convoca a través de las redes sociales, y cuyas demandas se mueven entre la diversidad y la espontaneidad.

El primero en tocar el problema fue Pirry, quien explicó cómo veía estas manifestaciones a partir del Paro Agrario que se dio entre julio y agosto en Colombia. Para él, ahora existen dos tipos de manifestaciones sociales: unas de sectores tradicionales, como las de los trabajadores y campesinos, y otras que tienen las redes como su sitio de inicio, desarrollo y desenlace. También lamentó la dinámica que estas toman a veces, “muchas veces la gente joven participa en las manifestaciones correctas por las razones equivocadas”, como sucedió, para él, con la falsa relación de causalidad que se generó entre el documental 9.70 y el mencionado Paro Agrario.

Con respecto a la relación de estos movimientos sociales con los medios, apuntó que los informes de prensa se han vuelto un inconveniente para que el periodismo llegue al fondo de las manifestaciones: “lo que hacen los informes es tratar de distraer”. En otro sentido, afirmó que existe un problema en la manera como la gente se crea opiniones en redes sociales: “nos armamos las opiniones con 140 caracteres”.

Patricio Fernández, fundador del diario chileno The Clinic, habló de la relación de los medios con los movimientos estudiantiles de 2011 en Chile. “Uno de los grandes enemigos de estos movimientos sociales en Chile fueron los medios de comunicación, y con bastante razón”, pues su labor se reducía a mostrar la violencia. Pero gracias a las redes sociales, los medios tradicionales dejaron de ser importantes para comunicarse. Pese a esta ventaja, Patricio Fernández también planteó que la opinión que se forma en las redes tiende a volverse “cerrada y tozuda” frente a la crítica.

Los estudiantes chilenos no solo dieron la espalda a los grandes medios, sino que generaron sus propias alternativas de comunicación aprovechando la potencialidad de la web con sus propios lenguajes y formatos cercanos. Sin embargo, Patricio también mencionó algunos antecedentes, como la primera explosión popular convocada por redes en abril de 2011, que logró reunir a 5 mil personas sin un acuerdo o consigna común.

En el caso de Brasil, aunque es claro que las manifestaciones comenzaron por un alza en las tarifas de transporte, no es tan evidente quiénes siguieron participando y porqué en las manifestaciones populares de mediados de 2013. Natalia Viana ejemplificó la descalificación de los medios leyendo un par de editoriales. Este discurso comenzó a matizarse cuando los mismos periodistas se convirtieron en víctimas de la represión policial.

Como en Chile, los manifestantes brasileños generaron sus propios medios de comunicación. Transmitieron las manifestaciones en vivo por internet, generando no solo información en tiempo real, sino información con un punto de vista claro y definido. Para Natalia, es claro que vendrán más manifestaciones con la realización de la Copa Mundial de la FIFA de 2014 y de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016.

La última en tomar la palabra fue Marcela Turati, mexicana. A diferencia de sus compañeros de panel, no quiso hablar del movimiento estudiantil representado en #YoSoy132, sino más bien de las distintas manifestaciones que se están dando en contra de la violencia en México, particularmente desde los periodistas. Estos han aprendido a sacar provecho de las redes, no solo para manifestarse, sino para prevenirse de posibles ataques en su contra.

Todos los jóvenes del movimiento contra la reforma a la salud en curso escucharon de forma atenta la conversación de los periodistas invitados. Al final, dieron la lección de la jornada. A la pregunta planteada por el joven estudiante, Pirry respondió que estaba haciendo un programa sobre esa reforma y que era necesario encontrar formas distintas a la violencia para llamar la atención de los medios. Esa respuesta no fue realmente reveladora para ellos. Eso fue justo lo que hicieron.

Países difíciles de contar

Cuatro experiencias periodísticas en América Latina.

El periodismo es difícil por sí mismo, cada historia trae complejidades a quien la quiere contar, pero hay circunstancias que complican más el oficio. El tercer día del Premio GGM comenzó con una conversación entre cronistas de Venezuela, México, Nicaragua y Colombia, donde hacer periodismo implica un reto adicional.

Luz María Tobón, periodista del diario El Mundo, de Medellín, moderó la charla.

¿Cuál pregunta quieren responder ustedes cuando hacen periodismo?

Carlos Chamorro (Nicaragua. Director de dos programas de televisión y del diario digital confidencial.com.ni): La pregunta que trato de responder a través del periodismo es cómo puedo producir información confiable que sea útil para la sociedad, cómo acercarme a la verdad de la información, algo vital para las decisiones que toma una sociedad democrática.

Patricia Nieto (Colombia. Es periodista desde hace veintitrés años. Se ha enfocado en la investigación del conflicto armado de su país): Desde que comencé a hacer periodismo hay dos preguntas que han guiado mi trabajo: ¿Cómo contar el dolor? ¿Cómo se cuenta el horror, lo que no tiene nombre?

Boris Muñoz (Venezuela. Es colaborador de medios independientes como ProDaVinci.com, y The New Yorker): Yo he querido tratar de entender cómo un país desciende progresivamente a la anomalía, eso es lo que ha pasado en Venezuela durante los últimos veinte años. También me interesa comprender la relación entre el poder y la información, contar lo que pasa detrás de lo que muestran las pantallas del poder mediático. Hacer periodismo desde medios alternativos, porque los canales tradicionales han colapsado.

Alejandro Almazán (México. Es periodista freelance y colabora usualmente con la revista Gatopardo y Milenio. Acaba de ganar el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, en la categoría de crónica y reportaje): Yo vengo de una comuna muy violenta, y siempre me he preguntado cómo la violencia de un solo barrio se multiplica en la ciudad y el país. También trato de responderme para qué sirve el periodismo, cómo repercute lo que hacemos.

¿Cuáles son los obstáculos en sus países para responder las preguntas que se hacen como cronistas?

Carlos Chamorro: En Nicaragua quedan muy pocos medios independientes. Hay una cooptación mediática que dificulta contar la verdad. La primera dama, por ejemplo, asegura que la información, para que llegue “incontaminada” a los ciudadanos, solo puede pasar por los medios oficiales. El gobierno actual no considera a la prensa independiente como interlocutora.

Patricia Nieto: En Colombia se negó por muchos años la existencia de la guerra. Y cuando eso sucede, el periodista es visto como el loco de la casa, se presta poca atención a sus investigaciones, se lo deja solo. Esa situación lo llevó a ser un país de mentiras, a ocultar la realidad que pasaba, generalmente, en las zonas rurales. Y cuando un país se instala en la mentira, el periodista pierde credibilidad.

Boris Muñoz: Sucede algo parecido a lo que cuenta Carlos Chamorro. La hegemonía mediática que ha logrado el gobierno venezolano impone una agenda light, y desaparece los temas que verdaderamente necesitan discutirse. Mi sensación es que la realidad venezolana no está siendo contada. Se ocultan grandes temas y se niega un conflicto social que causa veinte mil muertos al año. Desde el año 2005, por ejemplo, el gobierno dejó de reportar las cifras de homicidios, buscando que el tema salga de la agenda.

Alejandro Almazán: Mi país tiene muchos de los problemas que ya han mencionado. En él los medios tradicionales también son muy cercanos al poder, y dependen del dinero que este les da. Casi todos los medios se han rendido y muestran una realidad en la que parece que no hubiera guerra, ni narcos, ni desaparecidos. Sin embargo, hay pocos medios que sí están contando esas historias.

Otro problema es la indiferencia de la gente por la violencia, y al mismo tiempo la fascinación por la violencia.

Además, todos los actores del conflicto están sobre los periodistas: los políticos, la policía, los militares o los narcos, todos se sienten amenazados por hacer su trabajo. Hay muchos reporteros asesinados en México.

¿Cómo hacen ustedes para saltar las barreras en su profesión?

Alejandro Almazán: Yo trato de hacerlo contando cómo las personas se organizan en nuestro país. Narrando esas iniciativas que sacuden, que conmueven, que muestran cómo el estado ignora al ciudadano. Creo que el periodismo que sabe escuchar también es escuchado.

Boris Muñoz: Mi visión es pesimista, pues en Venezuela la prensa se ha desinstitucionalizado. Los periodistas están solos. Para poder hacer mi trabajo me he refugiado en las corresponsalías extranjeras para poder contar esa realidad. De todas formas hay iniciativas pequeñas que insisten en contar la realidad, y son las que a largo plazo tienen más valor.

Patricia Nieto: No dejando de hacer lo que sabemos y nos gusta, persistir en este oficio. Hay que abrir posibilidades narrativas a otras formas de expresión que salen del texto.

Ojalá tuviéramos la capacidad de provocar que los periodistas de las ciudades hagan trabajos colectivos. Eso nos protegería mucho y nos permitiría contar historias que los otros medios no cuentan.

Carlos Chamorro: No sometiéndonos a la autocensura. Explorar plataformas múltiples, como la televisión por internet. La relación con los ciudadanos depende la calidad del periodismo que hacemos.

En la ronda de preguntas del público, Jaime Abello, director de la FNPI, destacó el trabajo de los cuatro periodistas, quienes publican en proyectos independientes. Para él, es necesario que el periodismo salga a buscar a la gente, y encuentre la forma de llegarle a una ciudadanía dormida. A pesar de que los grandes medios no suelan hacer las investigaciones que la sociedad necesita, el hecho de que sobreviva una minoría disidente tiene un impacto a largo plazo: se deja una información que no desaparece. “La ciudadanía se construye a largo plazo desde las minorías. Los propietarios de los medios tienen miedo, miedo de ser expropiados, de tocar intereses, y por eso no se meten. Entonces los periodistas pueden crear medios alternativos, que por su contenido tienen muchísimo más valor que solo altas cifras de audiencia”, concluyó Abello.