La imagen periodística: un género en constante mutación

Relatoría de la ronda final de juzgamiento del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo 2013. Categoría: Imagen periodística

Jurados participantes:
Jean-François Fogel (Francia)
Jesús Abad Colorado (Colombia)
Pablo Salas (Chile)

Relator: Saia Vergara Jaime

Introducción

El 29 y 30 de octubre de 2013 se reunieron en Cartagena de Indias (Colombia) los jurados de la categoría Imagen periodística del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo. Jean-François Fogel (Francia), Jesús Abad Colorado (Colombia) y Pablo Salas (Chile) escogieron, entre 191 trabajos postulados, a dos finalistas y al ganador de esta categoría, en la que se abrió un espectro a todo tipo de recursos visuales empleados para informar, siempre, desde una perspectiva periodística.

En el encuentro, los jurados discutieron sobre las amplias posibilidades que un premio con estas características ofrece al ámbito del periodismo visual. Así mismo, reflexionaron acerca de las nuevas dinámicas en que se inserta la información que circula en la red. Intercambiaron opiniones sobre la calidad de los trabajos presentados a concurso y analizaron con detenimiento las propuestas más innovadoras en cuanto al tratamiento, la temática y la presentación.

Palabras clave: Apertura, Autenticidad, Equipo, Ética, Inclusión, Mezcla, Transformación.

Un premio con miras al futuro

Periodistas de treinta países de Iberoamérica, postularon este año 1304 trabajos en las cuatro categorías del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo.

Jaime Abello Banfi, Director General y cofundador de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), explica que el Consejo Rector renovó las categorías del Premio 2013 motivado por los cambios que vive el periodismo debido al uso masivo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC). Destaca que “hoy en día desde un computador se pueden construir imágenes artificialmente pero el valor de los reporteros que están captando imágenes en el terreno es irreemplazable. Por eso, éste es un premio no para las máquinas sino para los reporteros, que son imprescindibles. Sin embargo, hay que encontrar el equilibrio. El premio es para hombres y mujeres que creen en el periodismo, que trabajan en medio de los cambios que estamos viviendo, pero también es un premio que quiere estar muy cerca de esas transformaciones e interpretarlas para, así, proponer nuevos referentes en esos escenarios”.

Explica que, en las ediciones anteriores, el concurso tenía que ver más con los soportes (prensa escrita, radio, televisión, fotografía), es decir, con la presentación de la noticia y lo que enseñaban en las escuelas de periodismo. Sin embargo, con los cambios que se viven en la actualidad se hace difícil identificar un soporte de un contenido. Y los ejemplos de esa mezcla están por todas partes. Por eso, continúa Abello Banfi, “queríamos intentar, más allá del homenaje al periodista, participar del movimiento y tener categorías que correspondieran a la dinámica actual, es decir, asumimos el cambio del periodismo con un premio”.

En particular, el enfoque de la categoría de Imagen periodística, contempla una apertura sin precedentes en los concursos de periodismo en América Latina. Esta renovación reconoce que en el mundo digital, las fronteras entre televisión en directo, vídeo, fotografía y animación web desaparecen. Y los géneros, ahora mezclados, pueden competir en una misma categoría que contempla el trabajo visual en términos muy amplios. Por ello, la naturaleza misma del Premio invita a proponer y a innovar en el campo de la narrativa visual.

La era del cambio: hiperpresencia de la imagen, mezcla de géneros, hibridación de medios

Así es como Jean-François Fogel entiende la época actual: “Nunca antes habían circulado tantas imágenes en tantos lugares”, dice. A continuación describe lo que sus ojos de editor experimentado ven a diario: “Hay slideshows, revistas de papel, imágenes en webdocu, mezcla de video y foto (…), diaporamas[1] clásicos, juegos visuales. Ya no se pueden separar los géneros”. Por eso esta categoría busca premiar a aquellos que se valen de la imagen para contar algo aunque sin perder de vista el enfoque periodístico y la calidad. Se trata de descubrir en los trabajos una intención clara, “ese alguien que mira a través de una imagen” y que entiende que ésta, a su vez, puede mezclarse con muchos otros recursos para, finalmente, ser expuesta en un contexto que se modifica de forma permanente.

Y es que esa hibridación de medios debe servir para reforzar el mensaje que se quiere transmitir. Si, por ejemplo, un reportero hace un trabajo clásico de fotografía es usual que añada un texto escrito como complemento. Sin embargo, el que las imágenes sean estéticamente bellas o muy profesionales no es garantía de que el mensaje sea directo, pues éstas deberían entregar la información sin necesidad de que el espectador leyera el texto. Y es que, “si las imágenes no son suficientemente poderosas, entonces, no se entiende qué están registrando, qué intentan narrar. Podrán mostrar, quizá, el entorno de una realidad pero no a dónde quiere llegar el autor”, dice Jesús Abad Colorado. En ese sentido,  Pablo Salas recuerda que “la imagen periodística tiene que contar algo y con solo mirarla debe quedar claro qué es. Un trabajo de imagen no solo debe entregar belleza; la información que articula la historia es fundamental”.

Fogel asegura que, en la actualidad, es inevitable usar todo tipo de recursos para informar. No obstante, enfatiza en que hay que ser muy cuidadosos con todo aquello que se utilice para transmitir el mensaje: “el texto debe estar escrito con precisión y, por supuesto, corresponderse plenamente con las imágenes. Muchas veces -recuerda- la promesa que se hace en la descripción de un trabajo no se cumple. Y si, además, se emplean elementos del mundo digital es indispensable que exista un orden en su uso, una planeación de cómo entregar la información al espectador/usuario. No basta con pensar que el navegante construye sus rutas. Todo debe estar planificado y más cuando se trata de mezclar géneros y recursos como, por ejemplo, aquellos que se usan para ampliar la información”. Se refiere, en particular, a la infografía, a la forma visual de presentar el relato o de sugerir rutas de navegación. Sostiene que cada detalle es importante, incluso el nombre con el que se sube un trabajo al servidor (que debe corresponder con su título y con el mensaje que quiere transmitir). Respecto a la publicidad que hoy inunda la red, señala que hay que cuidarse del exceso.

En últimas, “todo lo que rodee al trabajo debe servir para comprender el mensaje y no parecer que son elementos sueltos, una acumulación o una combinación desordenada de recursos”.

El tratamiento del tema: un balance entre intención, calidad y criterio editorial

Los jurados señalan que la fotografía latinoamericana suele transitar por caminos recurrentes: las comunidades (con especial énfasis en las étnicas), la pobreza y la violencia. Fogel reconoce que estos temas “permiten leer una cierta parte de la realidad económica y social del continente. Sin embargo, los trabajos de esta naturaleza tienen más exigencia aún, pues deberían mostrar una nueva dimensión. A veces hay fotos que tienen fuerza técnicamente pero no hay un tratamiento original. Existen muchas formas de mostrar una historia en términos visuales. Uno esperaría que se hiciera con mucho contenido, con mucha fuerza”. Y esto no tiene que ver con el uso exagerado de recursos.

Para Jesús Abad Colorado, el reportero debe tener criterio para saber de qué elementos se vale para contar su historia. En los trabajos sobre memoria, por ejemplo, la mezcla de géneros y recursos es fundamental. En particular, “la utilización de la fotografía de familia dentro de la narración, pero también del video histórico. De esa forma, se puede hacer un buen trabajo de fotografía así como de narrativa, si se incluyen testimonios. Lo ideal es que, como construcción periodística de imagen, el relato emplee variedad recursos”.

Y también el reportero debe ser capaz de “decidir sobre el uso del color o del blanco y negro; ello puede ser definitivo en el tratamiento de un tema. Muchas veces, los retratos sobre muertos pueden ser similares a los que son publicados en las crónicas rojas. Y es preciso ser cuidadoso con lo que se muestra y con el cómo se muestra. Detrás de la violencia se encuentran muchas más historias que contar. No hay que sacar un muerto para hablar de la tragedia. Se puede hacer de otras formas”. Aunque, dice, también sería interesante escoger otro tipo de temáticas.

Hay trabajos que se centran en aspectos muy locales, otros optan por los universales. Más allá de esto, “la pregunta es si como hecho periodístico es relevante”, precisa Fogel. Y también, añade Jesús Abad Colorado, “si está bien producido en términos estéticos”. Sin embargo, para Salas, “lo más importante, es que sea claro y directo”. En suma, un buen tratamiento es aquel que “denota una mirada plástica pero siempre con una clara intención periodística”, anota Jesús Abad Colorado.

Respecto a los elementos visuales, Salas advierte que estos pueden llevar a que el reportero se centre demasiado en la estética. Un proyecto “puede estar bien hecho y, aún así, faltarle trabajo de campo, estar en el terreno, conocer el contexto”. Recuerda que las imágenes deben tener siempre un contenido que las sustente.

En ese sentido, Fogel comenta que es muy fácil toparse con “trabajos que son solo fotografías. Y ahí hay un gran fallo periodístico. No sabemos de la intención del autor, no se parte de las explicaciones básicas. A veces falta incluso el porqué, la explicación de ciertos fenómenos”. Salas añade que en el caso del video “hay ocasiones en que ni siquiera las imágenes aportan al relato. Puede suceder que la construcción de la historia sea bastante artificial o que en el registro se pierdan los momentos más importantes de la narración, que los testimonios no tengan densidad”. En últimas, los trabajos que destacan son aquellos que “con solo mirarlos, se entiende inmediatamente de qué tratan”.

En cuanto a la extensión de los temas, los tres jurados coinciden en que el reportero debe ser cuidadoso al elegir la extensión e incluso el uso de informaciones diversas, pues podría correr el riesgo de perderse, “de llegar al ‘todo vale’. Al fin y al cabo, la pregunta que debería tener siempre en mente es, ¿qué quiero contar?”. Aquellos casos en donde no hay límites claros en el desarrollo del problema pueden asimilarse al trabajo de un bibliotecario, que acumula todas las informaciones sobre un tema enorme. Pero eso no es suficiente, pues el reportero debe tener criterio para, como es lógico, construir y contar una historia coherente, eligiendo el material que le permita articular de la mejor manera el relato.

Tal vez en estos casos, dice Jesús Abad Colorado, esa recopilación de información “puede funcionar más para una exposición o conferencia en donde se analice el problema de forma distinta. Pero para construir un relato gráfico es posible que dé la sensación de dispersión, de disociación. Si hay mucho material que, además, proviene de distintos ámbitos, se corre el riesgo de que el espectador se pierda. El trabajo debe ser contundente para explicar lo que está pasando, no para volverse una acumulación de material. Impresiona más un trabajo que sea reconocible a primera vista y no uno que sea profuso”. Para Fogel es preferible un proyecto sencillo, pequeño pero que sorprenda. A veces, dice, “se encuentran trabajos que con muy pocas cosas entregan un mensaje directo, contundente. Sin embargo, en estos casos hay que ser muy cuidadosos de hacer un tratamiento completo: que haya una buena idea, que técnica y estéticamente se vea profesional, pero también que la temática quede desarrollada, como es lógico, bajo los criterios periodísticos básicos del quién, qué, cómo, cuándo, dónde. No basta solo con esbozarlos. Hay que llegar hasta el final del tema, definirlo completamente”.

Por último, los jurados anotan que, aunque el reportero tenga una buena idea y su intención inicial sea clara, aun si logra constituir un buen equipo de trabajo y si cuenta con la suerte de poder desarrollar sus objetivos, hay instancias que no dependen ni de sus capacidades ni de una buena planificación. Una de ellas tiene que ver con papel que desempeña el editor. Él es quien decide cómo se presenta el trabajo y a través de qué canales. Por eso, el espacio que le dé, así como el tratamiento visual que haga puede potenciar o perjudicar un proyecto. Igual de decisivos son los medios que el editor elija para su difusión, es decir, los idiomas, los formatos, los recursos que complementen la publicación. Todas esas decisiones son importantes. No obstante, hay una que debería respetar siempre, y tiene que ver con la transmisión del mensaje en su globalidad, es decir, con la inclusión de todos los componentes del trabajo que el reportero le entregue.

La autenticidad: una forma de trabajar y de registrar la realidad

Los jurados hablan sobre aquellos trabajos que visualmente son impactantes no sólo en el ámbito técnico, estético y periodístico sino también por la honestidad y el compromiso del reportero con el tema, con la gente, pues revelan un trabajo de campo hecho a conciencia. Hay casos, dicen, en que éste no solo va al lugar a tomar la foto o a grabar sino que decide quedarse un tiempo en el lugar.

Ese tipo de experiencias contribuyen a que el reportero encuentre un ingrediente de autenticidad, una cierta novedad en el registro. Lo puede lograr, también, con la ayuda de herramientas técnicas. Sin embargo, en este caso, la innovación surge en un nivel más profundo y es “cuando se entiende aquello que Susan Sontag decía en el libro Sobre el dolor de los demás, que el reportero no es inocente, es testigo. Lo novedoso -destaca Jesús Abad Colorado,- muchas veces tiene que ver con la narración que, como testigo, hace el periodista. Parece algo muy elemental, pero no puede olvidar que con su trabajo está dejando un testimonio”.

Si el reportero está en el terreno por un tiempo determinado “debería comprender que debe ser muy ético y también muy estético frente a las problemáticas que expone. Siempre deben ser tratadas con respeto, con dignidad”. Si no lo entiende así, “las imágenes pueden resultar agresivas, porque parece que el objetivo sea generar conmiseración, lástima”. Y hay que ser muy respetuosos con las personas a las que se registra, enfatiza Colorado.

Los tres jurados coinciden en que hay trabajos, generalmente de fotografía, que se nota han sido meras oportunidades: “el reportero vio algo, estuvo ahí, captó las imágenes y ya. Arma con eso un paquete de buenas fotos, y piensa que la propuesta está lista. Sin embargo, éstas pueden mostrarnos cuándo hay una construcción de un trabajo, cuándo hay un reportero con una intención. La sumatoria de unas muy buenas fotos no refleja la preocupación de un fotógrafo por aportar algo. Por eso no se premian paquetes de fotos sino conceptos, ideas, formas nuevas de contar”, aclara Fogel.

Y es que el desarrollo de un concepto, por lo general, requiere tiempo de maduración pero también mística y entrega. El reportero puede desarrollar un trabajo inmediato, con un fin específico. Pero también existe la posibilidad de que esa semilla llegue a ser un proyecto de largo aliento, sugiere Coloradp. Hay reporteros que llegan solos al lugar, sin el respaldo de una agencia, en bus, con sus propios recursos: “se hospedan en el hotel más barato, caminan la zona, en fin, todo el proceso les toma más tiempo y les requiere más esfuerzo. Pero esas dificultades quizá los lleven a tener mejores resultados. Esa búsqueda, al final, puede verse en las imágenes”, concluye.

El trabajo colectivo y el uso de diversos de medios: un camino hacia la innovación

“Vivimos en el paraíso del Photoshop y eso no podemos evitarlo. Pero, como todo, hay que saber utilizarlo”, sentencia Fogel. Por supuesto que es interesante ver trabajos que utilicen recursos digitales. Pero, añade, no tienen que ser sofisticados. Si se utilizan de forma que refuercen el mensaje de la imagen, entonces, se habrá cumplido el objetivo. Es decir, todas esas herramientas deben “potenciar la intención comunicativa del trabajo”.

La democratización de los contenidos y la posibilidad de que cualquiera que tenga una conexión a Internet pueda intervenirlos o compartirlos transforma la noción de autoría: “Lo interesante del mundo digital es que casi nadie puede firmar de manera solitaria un contenido. Las páginas web, por ejemplo, se están actualizando permanentemente, con recursos, contenidos, comentarios. ¿Quién es el autor, entonces? Uno ve una nota que se modifica cuando hay personas que trabajan y cooperan para que salga, el corresponsal, el fotógrafo, el del vídeo, etc.”.

Y es que trabajar en equipo o, mejor, reconocer que detrás de un resultado siempre hay un esfuerzo colectivo enriquece el trabajo. Apoyarse en otros compañeros para desarrollar el trabajo es importante. Lo que no se puede perder de vista es la intención.

Fogel piensa que “No hay que rechazar nada. Frente a la fragmentación de los soportes que tenemos para mostrar imágenes, más que nunca lo importante es la intención inicial, la capacidad de elegir buenos recursos para llevar esa intención a la realización periodística, de una forma madura. Más que nunca lo que destaca un trabajo es el recorrido que hace el autor”, pero también su ética, su calidad humana y el reconocimiento del equipo que contribuye en el desarrollo de su idea, añade Colorado.

A manera de conclusión: cómo identificar el potencial de un trabajo

Luego de reflexionar durante dos días sobre las fortalezas de los proyectos finalistas, los jurados concluyen que un buen trabajo es aquel que parte de una intención, que desarrolla un tema concreto y lo cuenta a través de una historia bien delimitada, “que es coherente, que informa, que hace reflexionar, que conmueve sin causar lástima, que deja ver la ética y la humanidad del reportero”. Y, por supuesto, que técnicamente esté bien realizado. La frase de Gabo, de que “‘no basta ser el mejor, sino que se sepa’ puede ser entendida en el sentido de que se sepa que está bien hecho, que hay mucho trabajo detrás de él”, destaca Salas. Y que “para sorprender o capturar al espectador no se necesita más que una búsqueda honesta y humana”, complementa Colorado. Sin perder de vista, dice Fogel, que “cualquier logro personal es, también, un logro colectivo pues nunca se está solo en este oficio”.

 


[1] Diaporama es un término acuñado en Francia, alrededor a los años 50. Se trata de una técnica audiovisual consistente en la observación de un trabajo fotográfico a través de la proyección cruzada de imágenes diapositivas sobre una o varias pantallas yuxtapuestas sincronizadas manualmente o con ayuda de un ordenador, acompañada de una banda sonora. Un diaporama es un espectáculo de exhibición de diapositivas; por extensión uno entiende por este término cualquier sucesión de imágenes o de documentos conectados por efectos y, en los cuales es de posible exhibir sonido.

Desde la disponibilidad de proyectores de vídeo, uno también llama generalmente diaporama a la conferencia elaborada en un documento usando software tal como PowerPoint o Beamer de Microsoft, que puede ser o bien una conferencia profesional o bien un espectáculo público compuesto solamente de fotografías. Incluso sin la proyección, los principales softwares de procesamiento de imágenes proponen que el término diaporama consista simplemente en el hecho de hacer desfilar una selección de imágenes a pantalla completa. (Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Diaporama)

La formación del nuevo periodista: una charla sobre educación e innovación en el periodismo actual

La educación y la innovación han sido dos temas recurrentes durante las actividades del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo. Gracias a las nuevas tecnologías existe un potencial enorme para el oficio, y es preciso que tanto los jóvenes como los más experimentados se preparen para aprovecharlas.

Gumersindo Lafuente (España), Rosental Alves (Brasil), Jean François Fogel (Francia) y Esther Vargas (Perú), compartieron experiencias y reflexiones sobre nuevos medios, sobre los retos de la academia en la formación de los jóvenes periodistas, y sobre la creación de negocios informativos económicos y rentables. La charla fue moderada por Perla Toro, editora del área de interacción del diario El Colombiano, quien propuso la primera pregunta: ¿para innovar en periodismo es imprescindible hacer uso de nuevas tecnologías?

“Lo que está ocurriendo es que la tecnología está transformando todos los ámbitos de la vida, y los periodistas, a quienes se supone que nos pagan por contar esos cambios de la realidad, muchas veces preferimos mirar hacia otro lado, y eso no puede ser. Es cierto que no podemos olvidar los principios de nuestro oficio, pero el periodismo y la innovación están ligados a la tecnología”, señaló Gumersindo Lafuente. Una opinión similar tuvo Rosental Alves, aunque señaló un riesgo: “Hay que tener cuidado de no enceguecerse por la tecnología y  de no olvidar los valores básicos del periodismo y el arte de contar historias”. Jean François Fogel, por su parte, se refirió al cambio de comportamiento de las audiencias, y a las nuevas formas que tiene el periodista para producir y ofrecerles la información. Para finalizar la ronda de respuestas, Esther Vargas, de clasesdeperiodismo.com, concluyó con una frase replicada por más de treinta usuarios que seguían la charla en Twitter: “La principal herramienta del periodista digital no es la tecnología, es su criterio”.

Luego de revisar los programas académicos de los pregrados en Periodismo de Medellín, Perla Toro encontró que ninguno de ellos tenía una materia que apuntara a procesos creativos, innovación o nuevas narrativas. Aprovechó ese dato para preguntarle a los participantes de la mesa por los retos que tiene el sistema educativo ante los jóvenes periodistas.

“El proceso de cambio es tremendamente acelerado, y es muy difícil de asumir para la universidad. Los maestros de las facultades de periodismo muchas veces no comprenden lo que está sucediendo y por eso no pueden enseñarlo, es más, muchas veces los estudiantes van por delante de ellos”, explicó Lafuente.

Jean François Fogel es profesor en el área digital de la escuela de periodismo de Science Po en París, y contó que en los últimos dos años han cambiado el 40% del programa académico. Hay experimentos, errores, cosas que no se entienden, pero explica que hay que arriesgarse. Según él, lo más interesante es el perfil de los estudiantes que quieren entrar a estudiar periodismo: casi todos son activos en redes sociales y tienen blogs desde hace años, es decir, ya son profesionales en medios digitales. El objetivo es diseñar un programa actualizado, y que refuerce el interés por innovar. Ese, para Fogel, es el reto más difícil.

En cuanto a formas de innovar, Perla Toro invitó a conversar sobre los nuevos modelos de negocio que están emprendiendo los periodistas al margen de los medios tradicionales de comunicación.

Rosental Alves, director del Knight Center for Journalism, de la Universidad de Texas, y quien en 1997 fue uno de los primeros en enseñar un curso de periodismo online, dijo que si hoy pudiera ser pionero otra vez, le gustaría serlo en dos campos: periodismo móvil y periodismo emprendedor: “Hay que pensar en modelos de negocio y en innovación. Yo hoy enseño una clase en la que el proyecto final es crear una compañía que tenga sentido usando tecnologías digitales”

“Las empresas de comunicación no han entendido que tienen que vivir en este mundo digital, es muy difícil y costoso para ellos adaptarse a ese cambio. No comprenden que un periodista, por ejemplo, no necesita un despacho permanente, pues su despacho es lo que lleva consigo: un celular, una tableta. No comprenden que ya no es indispensable un gran edificio en el que se reúnan todos. Yo les explico esto y ellos dicen: ‘sí, usted tiene razón, pero yo no puedo traer mi organización a este nuevo mundo”, explicó Fogel, y destacó cómo el mercado de libre competencia permite hoy crear modelos de negocio sostenibles con pocas personas dedicadas a generar buenos contenidos.

Otra forma de hacer empresa es asociándose y compartiendo experiencias. Eso es lo que sucede en clasesdeperiodismo.com, donde constantemente se publican proyectos innovadores en Latinoamérica. “Es importante que los periodistas aprendan a cobrar por su trabajo, nunca nos prepararon para crear una empresa y ahora, en clasesdeperiodismo.com, estamos aprendiendo entre todos a hacerlo”, dijo Esther Vargas.

Para terminar, Gumersindo Lafuente fue claro al argumentar que hoy en día las audiencias que más consumen contenidos periodísticos están pasando cada vez más tiempo en sus dispositivos móviles. Para él ese dato es significativo, pues invita a generar contenidos especiales para tabletas y celulares, contenidos que aprovechen las tecnologías de esos dispositivos y que involucren a quien los consulta. Lo anterior exige pensar la historia de manera creativa, usando formatos y herramientas que parecían del futuro y ya son cotidianos.

“Creo que el equipo que crea un nuevo modelo informativo tiene que saber qué es lo que quiere hacer, a qué público se dirige, con qué mensaje, con qué sistema editorial, y luego identificar dónde están sus audiencias y de qué manera consultan la información”, concluyó Lafuente.

Investigación: un periodismo posible en condiciones imposibles

Costa Rica, El Salvador, Chile y Colombia, como el resto de Iberoamérica, sufren graves problemas políticos asociados a la corrupción y los excesos de los distintos poderes. Pero mientras más se enquistan estos problemas en los sistemas políticos y económicos, aparecen con mayor determinación iniciativas de periodismo de investigación que buscan dejarlos al descubierto. Es el caso de Giannina Segnini, del diario La Nación, Carlos Dada, de ElFaro.net, Mónica González, del Ciper, y Ginna Morelo, del Meridiano de Córdoba, respectivamente.

Ellos se encontraron para conversar en el coloquio “Periodismo de investigación que sacude a Latinoamérica”, durante la última jornada del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo.

Para ellos, es necesario que el periodismo de investigación pierda el velo de misterio que lo ha caracterizado. Así lo afirmó la chilena Mónica González: “Hay que desmitificar el periodismo de investigación, es esencial como herramienta para mejorar todo el periodismo”. En consecuencia, González agrega que la metodología de la investigación debe ser enseñada a todos los estudiantes de periodismo, no como un género específico del periodismo, sino como “una metodología que cruza los géneros”, como la define el salvadoreño Carlos Dada.

En Latinoamérica, el periodismo de investigación cumple con esta característica, es su esencia, según Ginna Morelo, “la narrativa más el dato”, que conjuga sensibilidad social para hablar de los problemas con sensibilidad estética para comunicarlos de la mejor manera posible.

Un problema fundamental es cómo llevar a cabo el método, más ahora que el periodismo de datos ha revolcado la manera de investigar en América Latina. Con respecto al tema, Mónica González rechaza los gustos personales como criterio para escoger, “descifrar las preguntas cruciales del momento es el método para encontrar los temas”. Esos temas deben encontrarse en problemas sistémicos, no en personas, de acuerdo con Giannina Segnini, y para esto son útiles los datos. Entonces, la preocupación principal del periodismo de investigación son los problemas de funcionamiento del sistema.

El periodismo ya no debe partir de hipótesis a comprobar, sino de datos: “hay que explorarlos y dejarlos hablar”, dice Segnini, “hay que hacerle preguntas inteligentes a los datos”. Una vez se tiene el tema, la pregunta inicial que propone Ginna Morelo es: “¿el tema es urgente o es importante?”. Responder esta pregunta bajo el criterio de necesidad y servicio social permite definir los tiempos y herramientas necesarios para llevar a cabo la investigación.

El periodismo de investigación es quizás una de las principales razones para que el periodismo en América Latina esté en uno de sus mejores momentos. Un periodismo que hurga en el pasado y que no se queda en las demandas de la inmediatez, porque “ver para atrás también es ver hacia el futuro”, en palabras de Carlos Dada, quien afirma que no es el periodismo el que se encuentra en crisis, sino los medios tradicionales.

Narrativa, investigación, innovación, son elementos que se conjugan para dinamizar un periodismo en el cual, afirma Dada, “no hemos perdido la noción absoluta de que lo que manda es el contenido”, porque a pesar de los riesgos y sacrificios que implica investigar, enfrentar, develar, Ginna Morelo afirma, con experiencia y conocimiento de causa que “el buen periodismo es posible, aún en condiciones imposibles”.

Donna De Cesare: la fotografía como reflexión autobiográfica

Donna De Cesare: la fotografía como reflexión autobiográfica

Tras el lente de una cámara siempre estará la historia de una persona. La experiencia es el trípode sobre el que se sostiene el criterio para hacer fotografías. De esta primera reflexión personalista surgen las decisiones sobre quienes están y estarán frente al lente de la misma cámara. “La sinergia entre las imágenes y las palabras”, fue el nombre que la maestra estadounidense Donna De Cesare dio a su taller durante las jornadas académicas del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo.

Cuando era niña, Donna vio a su hermano salir despedido por la puerta del auto en movimiento de su familia. Este momento dividió la historia de su familia. Varias décadas después, en los ochenta, Donna estaría tomando fotografías de niños en Irlanda del Norte, Colombia, El Salvador y otros países de Centroamérica en conflicto. En el episodio de su niñez, su hermano sobrevivió, pero el accidente le dejó daños cerebrales, por lo que Donna sería su defensora. Pensó en ser terapeuta de niños con discapacidad, pero se inclinó por su faceta de contadora de historias. Aunque estudió literatura, sus viajes la llevarían a dedicarse de lleno al reporterismo gráfico.

Aquí, algunos consejos dados por Donna de Cesare a los asistentes al taller “La sinergia entre las imágenes y las palabras”:

1.     Saber cuándo dejar la cámara

El ejercicio fotográfico es también de investigación. Por eso, las fotografías de Donna De Cesare permiten contar parte de la historia de los conflictos centroamericanos desde la experiencia particular de quienes aparecen en las imágenes. “Algunas veces es tan importante saber cuándo dejar una cámara, como saber cuándo utilizarla”, lee en su libro Unsettled/Desasosiego, que recoge más de 30 años de trabajo fotográfico. Cuando la luz es propicia, en la mañana y la tarde, Donna aprovecha para hacer imágenes, pero las horas en que la luz es “fatal”, hacia el mediodía, las aprovecha para hablar con la gente, para hacer entrevistas. No siempre lo más importante es obtener la imagen, también es importante conocer las historias que se están registrando.

2.     Combinar la imagen con la historia

Donna dice que el lenguaje fotográfico es emocional, y aunque considera importante que la gente pueda interpretar las fotografías, también lo es el contexto en que fueron tomadas: “La fotografía artística es maravillosa porque es ambigua, pero la documental debe responder las preguntas del periodismo”. Compara la fotografía artística con un poema, que comunica desde el sentimiento, y la fotografía documental con la prosa, que puede llegar a ser más explicativa. Para ella, la historia, en vez de limitar, nutre la interpretación de las fotos.

Hay fotógrafos que dejan que otras personas interpreten sus imágenes, pero Donna prefiere escribir la historia de sus propias imágenes. Recomienda leer en voz alta lo que se escribe para encontrar el ritmo ideal de la narración. También considera importante la manera como se titula una fotografía o un libro, pues el título es el espacio metafórico donde se permite cierta ambigüedad a la interpretación de las imágenes.

3.     Ampliar la ‘zona de confort’

Tomar fotografías en situaciones de violencia y conflicto implica riesgos para el reportero. Donna De Cesare muestra a las personas sus fotografías anteriores para que entiendan qué tipo de fotografías hace y en qué consiste su trabajo. Esto le permite ganar confianza, ampliar la ‘zona de confort’, ese espacio donde se puede sentir segura haciendo fotografías.

En tiempos de internet, no se puede prometer a nadie que las fotografías no serán vistas en su país. Esto, en vez de facilitar el trabajo, puede poner en riesgo la propia vida. Por eso, hay que ser transparentes durante el trabajo con las personas que se están fotografiando. Pero antes de eso es importante establecer contactos con organizaciones y personas que, por un lado, faciliten la entrada a las comunidades, y por otro, sirvan como una garantía relativa de seguridad.

4.     Pedir autorización para usar la imagen de las personas

Cada vez es más complicado el uso de la imagen de las personas, por sus implicaciones legales. Cuando se trabaja en medios de comunicación este es un asunto de vital importancia. Donna De Cesare pide a todas las personas que firmen una autorización, ese es el primer paso para hacer una fotografía. Si la persona no está de acuerdo, no insiste ni la toma. Estas autorizaciones también dejan claro si la imagen mostrará o no el rostro de las personas. Para ella no es difícil convencer de que firmen, pues les dice que esa es la herramienta para defenderse legalmente si no están de acuerdo en algo con la fotografía.

En este punto, recomienda las herramientas de ajuste manual de la cámara para proteger la identidad de las personas. Además, su relación con las personas es muy horizontal y respetuosa: les pregunta cómo quisieran salir, los hace partícipes de la fotografía y no solamente el objeto del enfoque. En esto radica también la confianza que se establece con las personas y la transparencia del ejercicio periodístico y fotográfico.

5.     La fotografía como experiencia autobiográfica

Uno de los ejercicios básicos de sus clases, cuando enseña fotografía, es pedir a sus estudiantes que cuente una parte de la historia de su vida y que la complemente con fotografías. De esta manera pone en sinergia la imagen y la palabra, pero además, hurga en los intereses más profundos de las personas, allí donde están las motivaciones para encontrar una imagen, para contar una historia: “La autobiografía es un proceso reflexivo que sirve a la fotografía”, dice Donna.

Ser testigo es una experiencia autobiográfica, no solo porque haga parte de la narración del presente en que se capturan las imágenes, sino también porque hay una rememoración a la historia personal en cada ángulo y enfoque, pero sobre todo, en cada rostro y cada historia que se retrata a través de la fotografía. La experiencia autobiográfica de la fotografía la convierte en un fenómeno, además que estético, ético.

Escribir y editar: darle sentido a una realidad que se niega a tenerlo

Leila Guerriero, Daniela Pinheiro, Crisitan Alarcón y Julio Villanueva Chang conversaron con Esther Rebollo en el coloquio Escribir y editardarle sentido a una realidad que se niega a tenerlo. Un recuento de esta charla.

Esther Rebollo, directora de la Agencia EFE en Colombia, presentó a los invitados diciendo que un periodista cuando escribe y edita debe ponerse en los zapatos del lector, “de manera tan honesta que nos comprenda”. La crónica y el perfil fueron los géneros protagonistas en esta conversación.  

La apertura de la charla le correspondió a Cristian Alarcón quien se refirió a la crónica y al periodismo. “El punto en el que estamos del boom de la crónica y la tendencia de crear espacios de formación, han permitido voltear la mirada una vez más sobre lo medular, sobre lo fundamental del periodismo. Por más que hablemos de literatura, de subjetividad, de forma, volvemos a los temas que importan, a lo que está pasando en América Latina”, dijo Alarcón.

Por su parte, Daniela Pinheiro habló del perfil como género para conocer la esencia de las personas. “Ahí es cuando se conoce la vida privada de los poderosos, cuando se sabe más sobre ellos. Después de que hablamos se les cae la máscara y encontramos lo que está detrás de ese personaje público”, dijo.

Pinheiro aclaró que realiza los perfiles siempre y cuando las personas accedan a trabajar con ella. “Es un contrato entre adultos”, por eso puede viajar junto a su personaje y sacarlo de su espacio habitual para obtener mejores resultados.  “La gente permite que le haga perfiles por vanidad y oportunidad”, apuntó.

Sobre el perfil también habló Leila Guerriero y lo definió como suerte de escape: “estos nos hacen sentir un poco menos locos, un poco menos solos”.

De la edición, Julio Villanueva Chang expresó que lo más valioso que hace un editor es conseguir tiempo, lograr que lo que le importa a él, le interese a todo el mundo. También se convierte en el responsable de la mediocridad o la excelencia de una historia que se publica, “es un segundo cerebro. Debe ayudar a que haya menos indiferencia con los problemas que deben ser resueltos y entendidos”. Llamó la atención, además, sobre el uso de las palabras: “hay que tener conciencia de cómo se utilizan porque son la herramienta de trabajo de un periodista”.

Guerriero indicó que “un buen periodista tiene que ser un muy buen editor de sus propios textos”. Y además del lenguaje resaltó la importancia de la sensibilidad sin la que, definitivamente, no se pueden contar historias: “esta tiene que quedar en la página. Si queda en mí, hay un problema”.

Los periodistas también discutieron sobre el ejercicio de autoedición, sin excluir la mirada del otro que por lo general encuentra todo aquello que se hace invisible para quien escribe. “Trabajo mucho en el texto para que parezca que no hay esfuerzo detrás. Hay que  ajustar tornillos y tuercas. Básicamente me hago muchas preguntas y lo primero que tengo que matar es eso de lo que más estoy enamorada”, afirmó Guerriero.

Historias detrás de las historias

El segundo día del Premio comenzó de la mejor manera: contando historias. Los cuatro ganadores y los ocho finalistas presentaron sus trabajos y narraron cómo los hicieron. Compartieron anécdotas, consejos, aprendizajes, fracasos, satisfacciones: la jornada de excelencia fue un espacio en el que periodistas de todo el continente se sentaron a celebrar su oficio y a enriquecerse mutuamente en la conversación.

 

Innovación

La categoría de Innovación fue la primera en exponer sus experiencias. Gumersindo Lafuente, maestro de la FNPI, presentó los tres mejores proyectos, y destacó que ninguno de ellos es parte de un gran medio de comunicación: como ellos, son muchos los pequeños emprendimientos abriendo caminos y liderando cambios.

Sala Negra

Sala Negra es una redacción de ocho periodistas salvadoreños que busca responder una pregunta a través del periodismo: ¿por qué los centroamericanos nos estamos matando tanto? Daniel Valencia, miembro de este proyecto finalista, contó que desde el comienzo supieron que no se quedarían en un solo lado de la historia, y por eso se acercan tanto a víctimas como a victimarios. Recordó la vez que fueron a la cárcel para establecer contacto con los líderes de la Mara Salvatrucha, escucharlos, comprender quiénes eran y de dónde venían. Encontraron, sorprendidos, que los pandilleros tenían acceso a Internet, y que además conocían bien el trabajo periodístico que ellos hacían.

Aunque trabajan en el diario salvadoreño El Faro, y a veces tienen que cubrir noticias del día a día, los miembros de Sala Negra reconocen eso como una ventaja: hacer investigaciones a profundidad permite trazar un mapa extenso de fuentes, y comprender las dinámicas del conflicto. Esa experiencia les permitió en 2012 revelar la verdad oculta tras la tregua entre las pandillas de su país: no fue por efectividad policial, como lo hizo creer el gobierno, sino que fue un proceso diseñado por el ministerio de seguridad y con conocimiento del presidente.

Gumersindo Lafuente resaltó la importancia de los contenidos publicados por Sala Negra, y dijo que lo que hace innovador a este proyecto es que con una redacción muy pequeña publica investigaciones que impactan el contexto centroamericano y que los grandes medios no están interesados en hacer. “Cuando esos medios luego se preguntan por qué tienen cada vez menos éxito, yo creo que una de las respuestas es que no abordan a profundidad los temas”opinó Lafuente.

Chequeado.com

Otro proyecto finalista fue Chequeado.com, un equipo de cuatro argentinos que se encarga de verificar la veracidad de lo que declaran algunos líderes de su país. El objetivo es aportar a los lectores datos reales para que a partir de ellos construyan su opinión. Laura Zommer, quien empezó su carrera en La Nación, un medio tradicional, es ahora la que dirige este proyecto que usa el potencial del periodismo digital.

Hace unos meses, Chequeado.com hizo el primer chequeo colectivo en tiempo real aprovechando el discurso de la presidenta Cristina Fernández ante el Congreso. Mientras ella presentaba el balance del año anterior y hacía promesas para los meses siguientes, el equipo de Chequeado y quince expertos en diferentes temas verificaban en Twitter los datos de la mandataria y les decían a los usuarios si eran verdaderos, falsos o engañosos. Si hubiera tenido que pagarle a los expertos por las nueve horas que trabajaron ese día, Chequeado habría invertido casi un tercio de su presupuesto anual; sin embargo, ellos lo hicieron de manera voluntaria, convencidos del aporte que estaban haciendo a través de esta iniciativa periodística.

Zommer opinó que el futuro del periodismo está en aprovechar la generación de conocimiento colectivo. En unos días presentarán una aplicación móvil para que los usuarios envíen datos, ellos los verifiquen, y así formarán una base de información que podrán usar en cualquier momento y que le permitirá a quien la consulte darse cuenta de cifras reales para que puedan hacerse preguntas reales.

Proyecto Rosa – La silla vacía

Este proyecto inició con el objetivo de darle reconocimiento a las víctimas del conflicto colombiano que ahora buscan recuperar las tierras de las que han sido desplazado. Lo hace a través de Rosa Hernández, una líder que va de pueblo en pueblo recogiendo las denuncias que los campesinos temen hacer, para luego hacerlas ella misma.

Olga Lozano, periodista de La silla vacía y coordinadora del proyecto, contó que llegaron a Rosa Hernández luego de un proceso riguroso en la selección del personaje. En su historia aparecen con nitidez los procesos de las víctimas colombianas ante un reciente marco legal que pretende hacer justicia.

El proyecto inició con 2.500 dólares, una cantidad relativamente baja para su naturaleza multimedial, pero cuando les contaron a los lectores lo que querían hacer, recibieron un respaldo inesperado. Las personas se entusiasmaron con la idea, y empezaron a hacer donaciones para construirla. Algunos donaban trinos para sumar a más personas, artistas reconocidos donaron canciones y piezas gráficas, otros más salieron a la calle a pegar carteles. Lo innovador de Proyecto Rosa es que lograron que los mismos usuarios consumieran y protagonizaran la producción del contenido, basado en historias georreferenciales, videos, datos, y otros géneros tradicionales. “A mí este proyecto me permitió ser lo que más me gusta: una periodista en un tubo de ensayo”, concluyó Lozano.

 

Cobertura noticiosa

“Yo me odié como jurado de esta categoría, porque veía unos trabajos deslumbrantes, hermosos, y después me tenía que preguntar ¿qué les falta? Esa pregunta me parecía arrogante, pero me reconcilié cuando entendí que eso era lo que debía hacer. Estos premios no sirven para encontrar lo perfecto, que es imposible, sino para encontrar formas de avanzar”, dijo Javier Darío Restrepo, maestro de la FNPI y jurado del Premio, para presentar a los tres mejores trabajos de cobertura noticiosa.

Marcela Turati – Cobertur sobre desaparición de personas en México

Durante los últimos años esta periodista mexicana se ha dedicado con persistencia a un tema en especial: la desaparición de personas en su país. Sus reportajes en la revista Proceso retratan una realidad dolorosa, consecuencia de la violencia. Su persistencia, reflejada en más de veinticinco crónicas y reportajes, la fue convirtiendo en referencia para familiares e individuos que buscaban a sus desaparecidos.

“En México hay una crisis humanitaria por desaparición de personas, y es algo que me interesa contar. Eso me ha llevado a investigar y cubrir otros temas que son igualmente difíciles, pero que tengo que hacer”, contó Turati, quien mostró páginas de sus reportajes: niños desaparecidos, marchas de familiares, exhumaciones de cadáveres, agentes del Estado buscando a los suyos y decisiones políticas que afectaban investigaciones.

Un sueño llamado paz – Carlos Betancur, Noticias RCN.

Este documental narra en 55 minutos varias décadas de conflicto armado en Colombia, y se enfoca en los procesos de paz que se han entablado desde los años ochenta. Más de 200 horas de imágenes fueron revisadas para seleccionar las más representativas. El guión y la dirección de Carlos Julio Betancur tuvieron siempre claro una cosa: este trabajo debe ser un aporte para que los colombianos no olviden lo que han vivido. A través de un lenguaje audiovisual limpio y contundente, el equipo de RCN deja un testimonio para la memoria de un país. “Colombia es un país que no tiene derecho a olvidar, y menos ahora, cuando se encuentra en un nuevo proceso de paz”, dijo Betancur.

“Quien hace el cubrimiento de una noticia tiene un gran problema: el exceso de información. El mérito de este documental es que permite comprender un fenómeno sobre el que los colombianos estamos sobresaturados de información”, dijo Javier Darío Restrepo.

Memórias No Chumbo – Lucio Castro

Las dictaduras latinoamericanas de las últimas décadas del siglo XX tuvieron dos estrategias principales para conservar el poder: infiltraban y reprimían. Esa infiltración llegó a todos los espacios de la sociedad, incluso a los menos sospechados. El periodista Lucio Castro, de Brasil, quiso investigar los rumores que decían que la dictadura brasileña de los años sesenta y setenta eran las que manejaban algo casi sagrado para el país: el fútbol.

“Empecé consultando los archivos nacionales, cinco meses haciendo minería en esos papeles viejos y poco consultados. Encontraba cosas sorprendentes, pero a veces, también, pasaban semanas en las que sentía que estaba perdiendo el tiempo, hasta que sin esperarlo, volvía a aparecer un dato revelador que me devolvía la energía”, contó en su portuñol rápido.

Las anécdotas que narró Castro dejaron atónitos a los asistentes. Contó cómo los clubes de fútbol más grandes del Brasil no tenían independencia para escoger a sus directivos, sino que tenían que pasar la lista de candidatos a los militares para que ellos los escogieran. Contó que Joao Saldanha, el entrenador de la selección nacional que se preparaba para participar en el mundial de 1970, no inspiraba confianza entre los militares que gobernaban, pues temían que ganara la copa, tomara un micrófono y señalara los crímenes que estaban cometiendo, por eso lo obligaron a salir de su cargo tres meses antes de que iniciara el torneo. Castro contó también que en esa delegación brasileña que viajó a México 70 había un hombre desconocido, que solo apareció en una foto, y que no tenía nada que ver con el fútbol: era un torturador y violador enviado por los militares. Por último, Lucio Castro mostró un documento que encontró en los archivos nacionales, en los que se registra la visita de Pelé a las instalaciones de la institución que realizaba todas las torturas en la dictadura: en ese papel amarillo se relata que el ídolo de fútbol brasileño se compromete a hablar bien públicamente del gobierno.

Mémorias No Chumbo es, en definitiva, una serie de reportajes rigurosos, que muestran cómo las dictaduras latinoamericanas se aprovecharon del fútbol para captar la atención de las masas, hacer propaganda y mantener su poder. Lucio Castro hizo una investigación a profundidad que aún estaba pendiente en su país, y que se adentró en la verdad, aunque tuviera que referirse a ídolos y a triunfos sagrados para muchos. “Desmitificar los ídolos del balón, y mostrar los pies de barro del poder. Se necesitó mucha valentía, y por eso es el ganador de la categoría”, finalizó Javier Darío Restrepo.

 

Imagen periodística

A través de la imagen se pueden contar grandes historias y esto fue lo que demostraron durante la presentación de sus trabajos Amaro Gómez-Pablos Benavides, Álvaro Cardona y Esteban Félix, finalistas y ganador de la categoría imagen periodística, respectivamente.

Antes de contar sobre Plástico: el doble filo,  Amaro Gómez-Pablos Benavides resaltó la importancia de “compartir con otros colegas en una instancia en la que estás expuesto a lo mejor del periodismo y donde la curva de aprendizaje es grandísima”. Para él, a todos los identifica la pasión y recordó una frase que su padre, también periodista, mencionó alguna vez: “nunca le digas a tus jefes que esto lo haríamos gratis, y eso es muy cierto”.

Con su investigación publicada en la Televisión Nacional de Chile, Amaro Gómez-Pablos Benavides quiso hacer una interpelación a cada persona sobre su papel como ciudadano y consumidor. Lo que les movió a hacer este reportaje “es lo excesivamente irreflexivo que somos antes el derroche. La basura ajena es también basura propia. Es necesario que cada quien se haga cargo de algo que nos toca a todos”.

La imagen del reportaje es un pájaro que ha comido un encendedor, tapas de plástico y otros derechos que permanecen en su estómago. Ese pájaro, según el periodista, es una metáfora de lo que le sucede a cada persona en el actual modelo de consumo  y elgran desafío fue convocar al espectador para generar una reflexión sobre la ecología, la ciencia, el consumo desmesurado y su efecto en la contaminación.

Un trabajo que aunque en términos precisos no se refiere a la violencia armada sí expresa, en palabras de Jesús Abad Colorado quien dirigió la conversación, uno de sus tipos  y además está estrechamente relacionado con la vida.

También lo está Padre, Hijo y Espíritu armado, de Álvaro Cardona quien con  sus fotografías brindó la posibilidad de expresión a las víctimas del conflicto en la zona del Catatumbo, Colombia. “Hay una analogía directa con la religión. Si le quitamos la r a la palabra armado queda amado; de lo contrario hace referencia a lo armado del conflicto pero también al ejercicio de armar en el rostro de las víctimas la imagen de la persona desaparecida”, dijo Cardona.

La idea surgió como un experimento que se materializó con la ayuda de un amigo. En este proceso estuvo un año viendo lo que ocurría en La Gabarra y “me encontré con que esta parte de la geografía del país no se había tocado. A la gente solo le quedan tres alternativas: ser parte del proceso de la coca, de las guerrillas o desplazarse”, expresó.

La voz de Cardona se quebró al hablar de su experiencia con las familias, de las fotografías rasgadas que muestra en su trabajo, de la historia que hay detrás de ellas. Y esto lo trasmitió a través de la cámara que para él “no es un muro sino es una forma de hablar”. “Después de esto asumo que lo único que le queda a las familias es la imagen física o mental de sus desaparecidos”, agregó.

De último estuvo Esteban Félix ganador del premio con Azúcar amargo: la epidemia misteriosa, que cuenta la realidad de los trabajadores de los ingenios azucareros en Nicaragua y otros países de Centro América. “Uno trabaja para vivir pero en realidad esta gente trabaja para morir”, expresó. Habló poco pero su trabajo lo dijo todo.

“Ignacio Flórez era un ex trabajador del ingenio. Cuando lo conocí me dijo que le hiciera fotos de la condición en que vivía, enfermo, abandonado; incluso me dijo que el día de su muerte yo lo fotografiara”, contó Félix. Otro de los personajes, Segundo Zapata, cortó caña en el Ingenio San Antonio durante 20 años hasta que enfermó y quedó relegado del trabajo: “estuve con él durante toda la historia. Fue al hospital y a los cinco minutos de llegar a su casa, falleció”.

Las imágenes fueron tomadas por el periodista. El trabajo se publicó internacionalmente, caso contrario a lo que sucedió en Nicaragua donde no se conoció ni una sola foto sobre el tema.

 

Crónica y reportaje

Martín Caparrós introdujo a los finalistas y al ganador y mencionó lo interesante que le pareció encontrar diversidad y el hecho de que desde distintos espacios se intentara contar a través del periodismo narrativo.

El primero en relatar su experiencia en la construcción de Carta desde La Laguna, reportaje que le dio el primer premio, fue Alejandro Almazán. “Llegué a La Laguna cuando estaban matando ‘solamente’ a 2 personas al día”, dijo.

En sus palabras, La Laguna es una zona de México que siempre ha suministrado todo lo que necesita un adicto. Es el caldo de cultivo donde están los Zetas y el Cartel de Sinaloa y fue en ese lugar en el que el periodista se metió para construir la historia. Contó con un guía de la zona y un drug dealer; este último lo condujo en su recorrido por varios lugares: “decidí antes qué historias quería contar. Llegué un lunes y primero hice lo más difícil porque en esa zona te empiezan a ubicar. Tuve que trabajar 24 horas al día porque no me podía quedar en el lugar por seguridad”.

En el reportaje, Almazán utiliza diversos recursos narrativos porque “en México nos ha entrado ya mucha sangre por los ojos y contarlo de una forma distinta hace que el lector se interese en leer lo que está pasando”, concluyó.

Luego el público escuchó algunos detalles de Especial Paraguai. “La historia de Natalia Viana es realmente todo lo que usted nunca quiso preguntar sobre lo que pasó con el derrocamiento del expresidente Fernando Lugo en Paraguay”, así introdujo Caparrós a  la periodista.

A diferencia de otros, a Viana sí le interesó el país. En el tema encontró un drama profundo pues por primera vez una nación tenía un presidente progresista y era derrocado. Ese fue para ella el mayor hecho geopolítico de América Latina en 2012. Un quiebre democrático que dejó marcas y envió un mensaje a toda América Latina. En cinco entregas presentó un trabajo de largo aliento que empezó un mes después de ser derrocado Lugo.

“Él estaba en San Pablo haciéndose su tratamiento contra el cáncer linfático y disponible para cualquier medio que lo quisiera entrevistar. Hizo una rueda de prensa y fueron cinco periodistas. Me sentía mal y le dije que me encantaría contar qué pasó en su país. Accedió y me fui a Paraguay”, contó Viana.

Finalmente, con La larga risa de todos estos años de Diego Erlan  cerró esta jornada de excelencia. El trabajo fue la reconstrucción de la vida del escritor argentino Rodolfo Fogwill a través de sus restos, sus papeles, sus escritos. “Tuve acceso a los papeles gracias a la familia. Me enteré de que algunos apenas se estaban descubriendo y me uní a ellos. Encontré novelas inéditas, un diario bastante difícil de leer y un libro de sueños que es casi de relatos y se publicó este año con Alfaguara”, contó Erlan.

En su trabajo mostró eso además las facetas poco conocidas del escritor como la de publicista en los años 70 y 80. “El articulo termina casi con un dejo de melancolía de cuánto lo extrañamos a él y sus intervenciones en el campo cultural”, concluyó.

 

Imágenes para vencer el silencio

Recuento del coloquio “Diez años de fotoperiodismo en  Iberoamérica”.
Por Daniela Ramírez

Donna De Cesare, Alejandro Cossío, Stephen Ferry, Jesús Abad Colorado y Esteban Félix atraparon al auditorio con sus fotografías. No fueron necesarias tantas explicaciones pues las imágenes de sus trabajos en diferentes lugares del mundo contaron las historias que mantuvieron atentos a todos los que participaban en la última charla del segundo día del Premio.

Ricardo Corredor introdujo el coloquio. Primero, Donna De Cesare quien con brevedad relató su experiencia: “en la década de los 60, Centroamérica fue mi escuela del periodismo. Aprendí a prestar atención a los niños y a pensar sobre el impacto del drama en su desarrollo profesional”. Y agregó: “cualquier sociedad que estigmatiza y criminaliza a los jóvenes engendra el miedo y limita las libertades de ser uno mismo”.

A la fotografía se refirió como un proceso de conexión, “un instrumento clave en la superación de los temores y el silencio que nos separa”.

Le siguió Alejandro Cossío y con él varias fotografías sobre personas que tienen vida en ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos , que con su “transcircularidad”, como llamó su trabajo, derriban el cerco. Como ejemplo, narró el caso de Alfredo, que es gerente de un banco en California y disk  jockey en Tijuana.

Según Cossío, “hacer este tipo de trabajos –personales– es tratar de contrarrestar un poco lo que los medios quieren y están acostumbrados a mostrar”.

Esteban Félix mostró parte de su trabajo reciente. Fotografías de Haití, de cómo el país intentaba caminar en medio de las dificultades. Niños sonrientes, personajes enigmáticos, imágenes distintas a las que se han visto en los medios de comunicación; también, sobre la cobertura del golpe de Estado en Honduras, enfrentamientos entre el ejército y los simpatizantes del gobierno, internos de un hospital mental, corteros de caña y unas muy especiales con niñas enfermas de cáncer que celebran sus 15 años y  a través de las cuales pretende dar un ejemplo de vida y fortaleza.

“Creo que la fotografía también tiene mucho que ver con la suerte que se tenga a la hora de tomar una decisión”, dijo Félix quien ante algunas situaciones utiliza el video aunque, no teme dañarlo si un momento llama su atención y considera necesario capturarlo en una imagen fija. Es ante todo fotógrafo. Por eso, “lo que hago con el video es acercarlo a la fotografía para que sea más honesto”, dijo.

Stephen Ferry, por su parte, habló de “El papel del papel”, como tituló la presentación. “Sobre nosotros ronda el fantasma de la multimedia. Muchas personas dicen que la fotografía impresa es cosa del pasado, que somos obsoletos. Yo no estoy de acuerdo. Me preocupa que ahora todo sea pantalla y no usemos las manos y los otros sentidos para apreciar”, afirmó.

Ferry compartió fotografías de Violentología, su más reciente libro y habló de su encanto por el papel: “frente a la idea de que hoy todo tiene que estar en la web es muy importante reconocer que la mayor parte de la población no está conectada de esa forma, por eso el papel tiene tanta importancia en la vida de los pueblos”, dijo. Además, que el poder icónico de la imagen fija está dado por el silencio.

Con Jesús Abad Colorado y sus fotografías sobre naturaleza y guerra concluyó esta jornada. En sus imágenes se vieron mariposas pegadas en armas de combatientes, tierras devastadas por la guerra, rostros de personas desplazadas por la violencia.

“Para mí la fotografía es una forma de escribir la historia”, afirmó.  Y es también documento  y memoria en un país que la ha desechado. Las imágenes nos recuerdan, según Jesús Abad, que donde hubo guerra la naturaleza vuelve a nacer.

Por eso su palabra es la imagen y con ella tratar de entender lo que significa la guerra desde la vida “porque aunque nos toque fotografiar esas cosas, lo reporteros gráficos tenemos ojos para la vida”.

Dos pasiones unidas

Recuento del coloquio “Los partidos del periodismo: contar historias sobre fútbol”.

El fútbol y el periodismo reunieron a Martín Caparrós, a Daniel Samper Pizano, a Juan Pablo Meneses, a Lucio Castro y  a Waldir Ochoa, quien moderó la conversación. El púbico se divirtió con las historias de los periodistas invitados y descubrió por qué este deporte despierta tantas emociones en todo el mundo.

Como el gran hecho cultural del siglo XX lo definió Caparrós. Un deporte que, para él, no excluye en principio a nadie y suscita tanta pasión por la figura del equipo que supone la perdurabilidad en el tiempo, más allá de las personas. “Es un fracaso sistemático pero produce una explosión cuando se supera”, dijo. Se refería al gol, casi único dentro de los deportes pues por lo general en los demás se habla de puntos. “Sin el gol todo fuera menos divertido”, afirmó.

Además señaló entre sus virtudes que se puede jugar en cualquier lado y casi con cualquier cosa y las reglas son fáciles. “Si no hubiera existido nadie hubiera notado su ausencia pero es un hecho que atrae y se vuelve una necesidad intrínseca”, aseguró.

Para Samper la diferencia está en sus códigos únicos: “es un lenguaje de emociones que no lo da nada más”. Resaltó a los humoristas, pues considera que son los primeros que exploran el mundo del fútbol con lente literario. Mencionó entre sus favoritos a Roberto Fontanarrosa y anotó que la cobertura de este deporte se ha movido entre el  dato, la emoción a través de la radio, la llegada de la televisión y el relato.

Pero no solo es una pasión. Hoy el fútbol se ha transformado hasta llegar a lo que Juan Pablo Meneses llamó el pos fútbol en el que se mezcla la mercantilización, las estructuras de poder y la ética que se mueve a través del dinero.

Meneses se refirió a la “compra” de niños y dijo que estos “ya no quieren jugar a la pelota sino ser contratados por un gran equipo. El fútbol es la telenovela de los hombres y algunas historias no tienes un final feliz”. Eso fue lo que trató de plasmar en su libro Niños futbolistas.

Además, los invitados abordaron el tema de este deporte como una herramienta política. Gobiernos y dictaduras lo han utilizado para paliar momentos difíciles. En Brasil, por ejemplo, “es un microcosmos de la sociedad y a través de él se pueden contar muchas historias”, dijo Lucio Castro.

En el auditorio no quedó duda de que el fútbol despierta emociones y pasiones, como el periodismo. Al final, Caparrós expresó que “hay una relación muy confusa entre el fútbol y los periodistas que nos ocupamos de él. Ambos se necesitan mutuamente”.

Colaboración, innovación y creatividad

Reflexiones a propósito de las estrategias innovadoras para organizar el trabajo periodístico en la época digital.

Hacer periodismo en la actualidad implica un cambio de mentalidad. En esto coincidieron Borja Echevarría de El País, Jean-François Fogel de France Télévisions, Marcelo Franco, Periodista y consultor digital y Olga Lucía Lozano de Lasillavacia.com, invitados al coloquio “La nueva sala de redacción: estrategias innovadoras para organizar el trabajo periodístico en la época digital”.

Los periodistas compartieron sus reflexiones en torno a la convergencia entre el modelo de la redacción tradicional y la digital,  la claridad en cuanto a la identificación del medio, la diferenciación, el trabajo colaborativo, entre otros aspectos.

“Las dos maneras de trabajar siguen siendo compatibles, pero es importante tomar medidas estructurales que favorezcan el cambio”, dijo Borja Echevarría respecto a los modelos de redacción. También aseguró que la clave está en identificar el tipo de medio que se quiere ser: “hacer todos lo mismo ha conducido a la irrelevancia de muchos”.

La colaboración fue otra de las características mencionadas sobre el trabajo periodístico en entornos digitales. En internet las jerarquías desaparecen para darle paso a la construcción con las audiencias. “Aunque creemos que estamos trabajando solos, siempre lo hacemos en equipo y en la red eso es más claro desde el principio”, apuntó Olga Lucía Lozano.

Opinión que compartió Jean-François Fogel para quien el mundo digital es una red absolutamente horizontal y cambiante: “puedes armar una mesa de trabajo hoy que posiblemente desaparecerá  al día siguiente por el tipo de interacciones”.

Por eso, el desafío que representa hacer periodismo en la web es saber cómo lograr captar el interés de ese público para el medio.  “La convergencia puede y debe respetar singularidades. Abandonado la simetría, las organizaciones tradicionales podrían lograr más repercusión”, aseguró Marcelo Franco.

Sin embargo, hay un riesgo. Muchos tienen acceso a las herramientas digitales. Por eso según Fogel “cada uno tiene que ser mucho más responsable con la información” .

Hoy es necesario entender el internet como un hecho inagotable, lo que modifica, entre otras cosas, el concepto de cierre de las redacciones tradicionales, pese a que “se siguen reforzando culturalmente las formas de trabajo de hace 20 años”, comentó Echavarría.

La nueva sala de redacción no es un espacio físico y sus periodistas deben ser creativos para descubrir nuevas formas de contar, así “podríamos producir con  la ayuda de nuestros públicos y que estos no solo sean el destino final de lo que hacemos”, expresó Marcelo Franco.

Masas revueltas, auditorios tomados

Resumen del coloquio “Masas revueltas: el periodismo ante los movimientos sociales en red y las protestas en las calles”
Por Juan David López

¿Qué mejor espacio para dar un golpe mediático que un auditorio repleto de periodistas? Y si el tema que los reúne es el de los movimientos sociales, la escena está completa. Así ocurrió en la charla “Masas revueltas: el periodismo frente a los movimientos sociales en red y las protestas en las calles”, en el segundo día del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, cuando una pregunta de un asistente se convirtió en un acto simbólico de protesta frente a la desatención de los medios de comunicación a los movimientos ciudadanos por la salud.

Un joven estudiante de medicina de la Universidad de Antioquia, residente de otorrinolaringología, tomó la palabra y pidió a sus acompañantes que se pusieran de pie. La sorpresa no fue menor cuando la mitad de los asistentes se hicieron visibles como un grupo organizado. Ellos no son periodistas, pero sí conscientes de la importancia de los medios para poner en la agenda pública las demandas de los movimientos sociales. En sus camisetas se leía: “No a esta reforma a la salud. Ni es reforma ni es salud”.

La pregunta era muy concreta. Si ellos hacen parte de un movimiento absolutamente pacífico y los medios le dan más importancia al espectáculo que produce la violencia, ¿es necesario que acudan a la violencia ellos también? Más que una pregunta, constituía un reclamo para los periodistas, un grito de alerta: “aquí están pasando cosas, ¿no lo ven?”.

La conversación tuvo como participantes a Pirry, de RCN en Colombia, a Patricio Fernández de The Clinic, en Chile, a Natalia Viana de Agencia Pública, de Brasil, y a Marcela Turati, de la revista mexicana Proceso. Los países de origen de cada uno de ellos han sido testigos de la aparición de ese nuevo sujeto político que se forma, se articula y se convoca a través de las redes sociales, y cuyas demandas se mueven entre la diversidad y la espontaneidad.

El primero en tocar el problema fue Pirry, quien explicó cómo veía estas manifestaciones a partir del Paro Agrario que se dio entre julio y agosto en Colombia. Para él, ahora existen dos tipos de manifestaciones sociales: unas de sectores tradicionales, como las de los trabajadores y campesinos, y otras que tienen las redes como su sitio de inicio, desarrollo y desenlace. También lamentó la dinámica que estas toman a veces, “muchas veces la gente joven participa en las manifestaciones correctas por las razones equivocadas”, como sucedió, para él, con la falsa relación de causalidad que se generó entre el documental 9.70 y el mencionado Paro Agrario.

Con respecto a la relación de estos movimientos sociales con los medios, apuntó que los informes de prensa se han vuelto un inconveniente para que el periodismo llegue al fondo de las manifestaciones: “lo que hacen los informes es tratar de distraer”. En otro sentido, afirmó que existe un problema en la manera como la gente se crea opiniones en redes sociales: “nos armamos las opiniones con 140 caracteres”.

Patricio Fernández, fundador del diario chileno The Clinic, habló de la relación de los medios con los movimientos estudiantiles de 2011 en Chile. “Uno de los grandes enemigos de estos movimientos sociales en Chile fueron los medios de comunicación, y con bastante razón”, pues su labor se reducía a mostrar la violencia. Pero gracias a las redes sociales, los medios tradicionales dejaron de ser importantes para comunicarse. Pese a esta ventaja, Patricio Fernández también planteó que la opinión que se forma en las redes tiende a volverse “cerrada y tozuda” frente a la crítica.

Los estudiantes chilenos no solo dieron la espalda a los grandes medios, sino que generaron sus propias alternativas de comunicación aprovechando la potencialidad de la web con sus propios lenguajes y formatos cercanos. Sin embargo, Patricio también mencionó algunos antecedentes, como la primera explosión popular convocada por redes en abril de 2011, que logró reunir a 5 mil personas sin un acuerdo o consigna común.

En el caso de Brasil, aunque es claro que las manifestaciones comenzaron por un alza en las tarifas de transporte, no es tan evidente quiénes siguieron participando y porqué en las manifestaciones populares de mediados de 2013. Natalia Viana ejemplificó la descalificación de los medios leyendo un par de editoriales. Este discurso comenzó a matizarse cuando los mismos periodistas se convirtieron en víctimas de la represión policial.

Como en Chile, los manifestantes brasileños generaron sus propios medios de comunicación. Transmitieron las manifestaciones en vivo por internet, generando no solo información en tiempo real, sino información con un punto de vista claro y definido. Para Natalia, es claro que vendrán más manifestaciones con la realización de la Copa Mundial de la FIFA de 2014 y de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016.

La última en tomar la palabra fue Marcela Turati, mexicana. A diferencia de sus compañeros de panel, no quiso hablar del movimiento estudiantil representado en #YoSoy132, sino más bien de las distintas manifestaciones que se están dando en contra de la violencia en México, particularmente desde los periodistas. Estos han aprendido a sacar provecho de las redes, no solo para manifestarse, sino para prevenirse de posibles ataques en su contra.

Todos los jóvenes del movimiento contra la reforma a la salud en curso escucharon de forma atenta la conversación de los periodistas invitados. Al final, dieron la lección de la jornada. A la pregunta planteada por el joven estudiante, Pirry respondió que estaba haciendo un programa sobre esa reforma y que era necesario encontrar formas distintas a la violencia para llamar la atención de los medios. Esa respuesta no fue realmente reveladora para ellos. Eso fue justo lo que hicieron.