Video: Charla ‘El gozo omnipresente de Cien años de soledad’ en el Festival Gabo 2017

https://www.facebook.com/festivalgabo/videos/2165227263704164/

En el aniversario número 50 de la obra Cien años de soledad, los escritores y periodistas Wendy Guerra, Guadalupe Nettel , Sergio Ramírez y Darío Jaramillo conversaron con Jorge Franco sobre por qué fue un clásico inmediato, cómo influyó en ellos y en otros narradores, y de qué manera la obra ha creado una comunidad enorme de lectores que sintieron que tenían algo en común.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación, el rigor en el tratamiento de los hechos y la coherencia ética en el periodismo. Está inspirado en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

Video: Charla ‘El chip de Bastenier’ en el Festival Gabo 2017

https://www.facebook.com/festivalgabo/videos/2165200320373525/

 

Rocío Montes, Carlos Serrano, María Teresa Ronderos y Jorge Cardona conversaron con Jean-François Fogel sobre el maestro Miguel Ángel Bastenier, quien dejó instalado en cada uno de sus alumnos el “chip Baste”, un legado marcado por su generosidad y su batalla por un mejor uso de la lengua.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación, el rigor en el tratamiento de los hechos y la coherencia ética en el periodismo. Está inspirado en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

Video: Charla ‘Actualidad Panamericana’ en el Festival Gabo 2017

 

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A manera de espejo, el medio satírico colombiano Actualidad Panamericana se encarga de publicar parodias con base en las noticias que la sociedad se toma demasiado en serio, invitando a la audiencia a reírse de la realidad y de sí misma. Sus creadores –cuya identidad esconden detrás de máscaras y seudónimos- contaron cómo mantienen vigencia brindando “noticias únicas para visitantes únicos”.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación, el rigor en el tratamiento de los hechos y la coherencia ética en el periodismo. Está inspirado en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

Video: Charla ‘BuzzFeed: ¿Cómo construir un medio basado en el uso de datos?’ en el Festival Gabo 2017

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Gilad Lotan (Israel) dirige un equipo de 30 científicos de datos en BuzzFeed, la plataforma de contenidos virales que busca darle contenidos relevantes a su audiencia, mayoritariamente joven. Él compartió con los asistentes a esta charla algunos consejos para recopilar datos sobre los usuarios y usarlos de manera transparente a la hora de tomar decisiones editoriales.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación, el rigor en el tratamiento de los hechos y la coherencia ética en el periodismo. Está inspirado en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

“Orlando Sierra se aparece todos los días en el consejo de redacción de La Patria”: Fernando Ramírez

Por: Juan Camilo Maldonado Tovar

Foto: Julián Roldán/ FNPI.

El día en que asesinaron a Orlando Sierra, Fernando-Alonso Ramírez regresó del almuerzo a la redacción de La Patria, en Manizales, más temprano que de costumbre. Por eso no se encontró con el subdirector del diario en el camino de vuelta, como era usual, y en cambio llegó solo a su puesto de trabajo a reanudar sus labores.

Cuando sonaron los tiros en la calle ese 30 de enero de 2002, se refugió justamente en la oficina de su jefe. Desde allí, vio por la ventana el cuerpo tendido en la calle, la gente que se arrimaba, los brazos recogiendo el cuerpo. Aunque las amenazas contra Sierra eran conocidas debido a las denuncias que lanzaba regularmente contra la clase política caldense desde su columna Punto de Encuentro, Fernando pensó que era otra la víctima.

Ágil y práctico, como siempre, llamó a la Policía. Dio la información de lo ocurrido. Entonces alguien dijo: es Orlando. Pero Fernando no lo creyó. Solo cuando vio a la hija del subdirector entrar desconsolada a la redacción, lo entendió. Y aún así, recuerda, “me pasó lo que siempre me pasa”: aisló todo, agarró el teléfono, llamó al alcalde, le dijo que hiciera alguna cosa, y luego se regresó a la redacción: “había que sacar un periódico al otro día, había que hacerlo”.

Durante los años que sucedieron al crimen, se escribieron cientos de artículos en La Patria que recordaron la impunidad del crimen, entre ellos una gran pieza, reporteada colectivamente y publicada al poco tiempo de ocurrido el asesinato por siete medios colombianos, en un ejercicio sin precedentes en el país que se llamó Proyecto Manizales. Trece años después, el 24 de diciembre de 2013, un juez condenó a 36 años de prisión al exdiputado liberal Ferney Tapasco como autor intelectual del asesinato, así como a dos coaturoes: los hermanos Fabio y Jorge Hernando López, a 28 años, 10 meses y 1 día de cárcel.

Esta semana, cuatro años más tarde, el editor Fernando-Alonso Ramírez, tuvo que sentarse en el cuarto de un hotel en Medellín, recordar esta lucha y, en memoria y honor de su mentor, escribir entre lágrimas el discurso de aceptación del Reconocimiento Clemente Manuel Zabala que entrega la FNPI en el marco del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo.

Un discurso cargado de dolor y sentido. Escrito, sobre todo, como un manifiesto crítico de reivindicación al periodismo regional y sus reporteros: “esas personas que se la juegan a diario en sus regiones por informar a sus coterráneos, todos esos que ningunean desde Bogotá, de esos corresponsales a los que sus jefes no les creen, de esos que quedan en riesgo por su medio cuando gente corresponsal vuelve a la comodidad de las capitales y suelta cualquier barbaridad sin reflexión alguna previa, en nombre de un país sometido a lo que he llamado el provincianismo a la inversa, que no es otra cosa que ese talento natural que tiene la mayoría de medios nacionales de sentar cátedra del país con base en la mirada de su propio ombligo”.

Sentado en el comedor del hotel Intercontinental de Medellín, la víspera de la entrega del premio, Fernando leyó el borrador de su discurso con el acento vehemente, enraizado, de arriero, el mismo con el que ha formado a generaciones de periodistas regionales en la sala de redacción, en los salones de clase, en la asociación Consejo de Redacción, donde hace parte de la Junta Directiva, y en la Fundación para la Libertad de Prensa, de la cual es el actual presidente. Una hora antes, comenzó su charla con nosotros.

Hace poco escribió que el asesinato de Orlando Sierra le enseñó que parte fundamental en la lucha contra la impunidad de un crimen, es la lucha de los dolientes directos. ¿Cómo y cuándo comenzó esa lucha en su caso?

Ahí mismo, el día en que lo mataron. ¿Qué hicimos en la redacción? Inspirados en el caso de José Luis Cabezas (fotoperiodista argentino, asesinado en 1997) dijimos: “ vamos a recordar el crimen de Orlando cada mes, cada seis meses, cada año…”. Si venía el Fiscal General de la Nación o la Procuraduría o la Policía, preguntábamos siempre por el caso. Se volvió una obsesión. Gracias a eso, logramos en dos ocasiones que el caso no se cerrara.

Usted cuenta que ese día su primera reacción fue bloquearlo todo y ponerse a trabajar.

Esta mañana comencé a escribir sobre eso y no fui capaz, me puse a berrear como un culicagado. Con el paso del tiempo, pienso que fue mi manera de protegerme. Yo nunca quise ir al hospital. Además, habíamos tenido, como siempre, un tropel por la mañana el verraco. Fue una situación muy compleja: Orlando seguía vivo, teníamos esa esperanza de que volviera. Ese día, a las siete de la noche, el jefe de redacción, Álvaro Segura, nos dijo que la recuperación sería muy lenta, así que él asumió la subdirección y yo me encargué de la redacción.

¿Por qué usted?

Yo hacía parte del grupo de periodistas, pero entendía muy bien la lógica de los jefes, era como un periodista bisagra. Y como no me puedo quedar callado… Al final nadie me eligió ni nada. ¡Personalidad de mierda esta de meterse en esas cosas!

¿Qué fue lo más difícil para usted a la hora de asumir ese liderazgo?

Fue muy duro. A mí lo que más duro me dio fue la imagen de los muchachos, sobre todo los más chiquitos, llorando y escribiendo. Jueputa… la responsabilidad es una cosa muy berraca. Creo que eso aún no lo superamos. Alguna vez lo hablé con una psicóloga especialista en el apoyo emocional a periodistas: nosotros nunca hicimos el duelo. Inclusive creo que en parte por mi personalidad: yo prefiero borrar y seguir.

¿Qué pasó durante los meses siguientes?

Hubo gente que se rompió. Se fueron del periódico. ¿Y yo? No estaba preparado para ese puesto. No me interesaba. Seguramente no supe guiar a los muchachos en esos momentos. Ellos reclamaban vainas que a mí no me parecían. Fueron días en que sonaba la frasecita…. “No, es que si Orlando estuviera….”. Y yo: “pero es que no está, y no podemos hacer nada. Me toca hacerlo y hacerlo de esta manera”. Hoy, todos hemos entendido que fue un momento en el que estuvimos crispados, un estrés postraumático que nunca tratamos.

¿Qué legado dejó Orlando Sierra en La Patria?

Orlando se aparece todos los días en el consejo de redacción. Citamos sus frases, que son como mantras: “donde hay un adjetivo falta un dato” o “húyale a los lugares comunes”. Cada vez que entrevisto a un muchacho que va a entrar, le digo: usted viene aquí, tenga en cuenta que este periódico se le debe a Orlando Sierra y no podemos ser inferiores a eso.

¿En qué consiste esa visión periodística?

En que somos periódico de denuncia, de contrapoder y de crónicas, historias de la gente del común. Un periódico que no claudica, que nunca se deja intimidar.

Ya que habla de eso… La Patria es un periódico regional en un país en que resulta ser más usual que un periódico le cobre a un político en campaña por sacarle una entrevista, que por ser una institución contestataria… ¿qué hace a La Patria o a Caldas diferente?

Los primeros responsables son los accionistas, los Restrepo, una familia de cafeteros y finqueros. Fueron ellos quienes se dieron cuenta de que el mundo había cambiado y que el periódico no podía seguir siendo un instrumento del Partido Conservador . Con Luis José Restrepo como director, se metieron en la locura de contratar periodistas egresados de facultad, una mano de culicagados que, pese a ser ignorantes de la vida, teníamos la ventaja de que no teníamos idea ni ligazón con la política. Restrepo le dio la misión a Orlando de renovar y traer periodistas de facultad. Ahí nos consiguió a todos: “el kínder de José”.

¿En qué más se tradujo el apoyo que les dieron los accionistas?

Nosotros logramos meter en el manual de estilo que el área comercial y la redacción no están superpuestos, y si hay algún tema (controversial), prima la redacción, lo periodístico. Ese ha sido siempre mi argumento. No sé cuanto me dure, pero hasta ahora me ha servido. Otra ventaja es que la nueva generación de los Restrepo no se interesó por la política o el activismo político. Por último, la empresa es muy sólida haciendo productos impresos comerciales, entonces no depende solamente de la publicidad, mucho menos de la publicidad local, pues buena parte de la pauta viene de Bogotá y Medellín.

¿Alguna vez ha tenido que conceder algo que lo haya incomodado?

No, muy poquito. Pendejadas: bajarle al título, que no es un tema crítico. ¿Pero no publicar? Nunca. La única vez que me censuraron era para que no me mataran.

¿Cómo fue eso?

Una historia que tengo literariamente escrita, también. Hubo dos grupos de abogados que se estaban matando en Manizales. Yo tenía la historia completa y el director de la época no me dejó. La publicamos después, cuando capturaron al principal responsable.

Si usted tuviera la posibilidad de liderar, al unísono, las redacciones de este país, ¿qué tarea les encomendaría?

Primero que todo, les prohibiría ir al parque de la 93. Los mandaría, en cambio, a tomar tinto a las cafeterías de los pueblos, y no a las de las plazas principales, sino a los alrededores, a la veredas donde están las fondas, porque este país está muy mal contado. Es un pecado que cometen los medos nacionales con el país, pero que también lo cometemos los de las capitales con nuestras regiones.

Y en términos de línea editorial, ¿hacia dónde deberíamos estar mirando los periodistas? ¿Qué preguntas no nos estamos haciendo en la Colombia de hoy?

No sería capaz de contestar cosas tan grandes. Pero hay una cosa clave: tenemos que hacer algo por bajarle el tono de la pelea. No podemos seguir exacerbando este país. Ahora, hay un tema clarísimo: el campo. Seguimos hablando de que esta paz es de las regiones, pero el campo está cada vez más empobrecido. También hay que hacer visible la cultura de la legalidad, demostrarle a los muchachos que esto se hace con esfuerzo, que el toque de midas no existe, que uno no se hace rico de la noche a la mañana sin delinquir, sin robar, sin corromper. Y finalmente, hay que contar las historias de los corruptos.

Usted preside actualmente la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), y ha dicho que gracias a esta organización usted se hizo activista. ¿Cuál es la diferencia entre el periodismo y el activismo?

Yo soy un activista de la libertad de expresión y el acceso a la información. Aquí y donde sea. Eso lo defiendo absolutamente y en eso difícilmente seré imparcial.

¿Pero cuál es la diferencia, por ejemplo, entre un buen periodista de derechos humanos y un activista en derechos humanos?

Si usted es buen periodista, seguramente también cuestionará a los defensores de derechos humanos cuando toque. El defensor de derechos humanos no cuestiona a sus pares, nunca. Nosotros informamos, tenemos que ser imparciales…

Quisiera ponerlo a conversar con Alejando Santos, director de la Revista Semana. ¿Qué opina de esta afirmación?: “La palabra parcializados es antipática y la objetividad es falaciosa. Ningún medio en el mundo es objetivo. Todos tienen su propia voz y su propia mirada. Y eso es lo que los hace más honestos y transparentes ante la opinión. Me parece hipócrita posar de objetivos cuando un medio es subjetivo. Un medio debe tener una personalidad y defender unos valores haciendo un buen periodismo”. 

Muy respetable, ojalá encuentre definición para la palabra falacioso. Todos tenemos nuestro corazoncito. Es difícil apartarse, pero yo sí creo que se puede hacer un periodismo imparcial y honesto.

¿Qué hace usted cuando su corazoncito se le atraviesa en el ejercicio periodístico?

Pregúntele a mis muchachos a ver qué dicen (se ríe). Yo tengo mi corazón metido en muchas partes. En literatura, por ejemplo, hay personajes que uno no puede permitir que la gente lea, sería ponerlos a perder el tiempo. Pero los muchachos me controlan, me dicen que se me va la mano, que hay que sacarlo. Lo mismo me pasa con los toros. Una ciudad como Manizales no puede permitir que se acaben los toros. Punto. Ahora, si hay un grupo anti taurino que arma una tertulia o que sale a gritar y a pintarse estúpidamente, uno los cubre y ¡sale!

Finalmente, hablemos de García Márquez. Usted dice que siendo muy joven participó en un taller con el Nobel y “le transformó su corazón”. ¿Por qué?

Yo me considero uno de sus discípulos. Cuando tenía como 23 años, en La Patria me inscribieron a un taller con Germán Castro Caycedo, y allá estaba él (Gabo). Yo era una tapia, había ido a un colegio público en Pensilvania, Caldas (es que no me ha tocado fácil en la vida…). Esa semana entendí la importancia del periodismo y los periodistas, conocí su obra periodística. A partir de ahí, lo que me encontraba suyo lo devoraba. En fin, esto que está aquí pasando, este reconocimiento, es el resultado de la FNPI. De algún modo, lo que él se propuso, se ha configurado con la entrega de este premio.

 

10 claves para construir una carta de ética periodística

Adelino Gomes en el Festival Gabo | Fotografía: David Estrada Larrañeta

Por Hernán Restrepo | @hrestrepo

Si Javier Darío Restrepo es el principal referente de la ética periodística en Colombia y gran parte de Latinoamérica, Adelino Gomes es su equivalente en Portugal.

Se trata de un periodista de profesión y pasión que, después de retirado, ha hecho un postgrado en periodismo y un doctorado en sociología de la comunicación, dedicándose a la investigación y formación de estudiantes y jóvenes profesionales. Además  hace parte del Comité Ejecutivo del Sindicato de Periodistas de Portugal, que prepara a profesores de una nueva disciplina para la enseñanza básica en Portugal, en el área de la Literacía Mediática.

El cofundador del diario Público de Portugal, comenzó su exposición analizando las cartas de principios de Kovach y Rosenstiel (EE.UU., 2001, 2007, 2014), Cardoso y Gomes (Portugal, 2012) y los Cinco valores fundamentales del periodismo ético formulados por Aidan P. White (2015). Luego, invitó a los participantes a construir colectivamente una carta ética pensada en las coyunturas actuales del periodismo en el mundo digital.

Estas son las principales lecciones que aprendimos durante el taller con Adelino:

1. La ética periodística ya no es un asunto que concierna exclusivamente a los periodistas.

En este nuevo siglo, debido a la activa participación de las audiencias que permiten internet y las redes sociales, los ciudadanos se han convertido también en creadores y difusores de contenido. Esto implica que ellos también tienen ahora derechos, deberes y responsabilidades equivalentes a las de los periodistas con respecto a la información noticiosa. 

2. El periodismo debe someter al escrutinio a todos los distintos poderes: político, sindical, privado.

Esto incluye el escrutinio que la prensa debe hacer de su propia labor, a fin de mantenerse transparente y favorecer el debate público de una manera que esté libre de intereses particulares.

3. Adaptarse a nuevas plataformas del ecosistema informativo es una responsabilidad del periodismo.

Debemos estar donde están las audiencias. Esto requiere que la prensa se mantenga vigente a través de la innovación tecnológica, manteniendo altos estándares éticos en la producción y difusión de información.

4. La ética periodística del Siglo XXI tiene nuevos desafíos para viejos problemas.

A pesar de que las nuevas tecnologías han dado lugar a inquietudes éticas que podrían parecer nunca antes vistas, la respuesta a estos dilemas está en el respeto a los valores fundamentales que por siglos han regido al periodismo: precisión, independencia, imparcialidad, humanidad y rendición de cuentas.

5. La verdad periodística no es rígida ni estática.

Como decía Carl Bernstein, que con Bob Woodward formó en el Washington Post la pareja periodística más famosa del mundo, “los periodistas debemos estar buscando siempre la mejor versión disponible de la verdad”. Esto nos obliga a dudar incluso de las verdades que acabamos de publicar, pues pueden verse desactualizadas por el ritmo de los acontecimientos.

6. La materia prima del periodismo es la vida.

De ahí el compromiso de la prensa por contar la actualidad con precisión. A pesar de que muchos periodistas tienen pretensiones literarias, el periodista no puede permitirse la subjetividad de la ficción.

7. No presta un buen servicio al lector el periodista que emplea un lenguaje rebuscado.

“Algunas veces el adjetivo es objetivo”, dijo Adelino citando a Gabriel García Márquez, invitando a los asistentes a no temer usar adjetivos. En algunas ocasiones, es necesario incluir adjetivos en el relato periodístico para brindarle al lector una imagen adecuada de nuestra percepción.

8. Los medios no están para educar, pero sí para formar a las audiencias para que hagan un consumo crítico de la información (media literacy).

Las noticias falsas siempre han existido. No se trata de un fenómeno debido a las redes sociales. Por lo tanto, el combate contra la desinformación debe ser una batalla de cada día en las salas de redacción, y enseñarle así a los lectores a diferenciar una información verdadera de una falsa; o un publirreportajes de una noticia.

9. Los periodistas trabajamos para mejorar algo en el mundo todos los días.

Por ese motivo la búsqueda de la verdad debe ser un ejercicio constante, persistente, no limitado por los horarios de trabajo o las circunstancias personales.

10. No basta con mostrar todas las versiones de los hechos.

Por eso el ‘fact-checking’ es fundamental. Al verificar la información, el rol del periodismo cobra valor, pues además de exponer a la audiencia los distintos puntos de vista de una historia, estamos en capacidad de demostrar cuáles de esas versiones no están fundamentadas en la verdad.

… y la ñapa:

11. Suena contradictorio, pero el periodismo necesita reducir su velocidad.

Adelino destacó el trabajo de ‘slow journalism’ ‘Out of Eden Walk’ realizado por Paul Salopek para National Geographic. En este proyecto, el reportero emprendió un viaje a pie desde el lugar entre África y Asia donde se cree estaba el Jardín del Edén, para llegar dentro de unos años hasta la Tierra del Fuego en Argentina. “En la era de los cubrimientos 24/7, es necesario contar también historias de esta forma lenta para recuperar la humanidad del periodismo”, destacó Adelino.

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Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

Agotadas las manillas para ingresar al concierto de Totó La Momposina

Las manillas que permitirán el ingreso al concierto de Totó La Momposina ya están agotadas; en sólo una de las tres jornadas dispuestas para la entrega de manillas se agotaron todas las existencias.

Es importante recordar que la escarapela del Festival Gabo no permite el ingreso al concierto ni a la muestra Actualidad Panamericana en vivo, la única forma de ingresar a estos eventos es presentando la manilla entregada por los organizadores del Festival Gabo en el punto que se habilitó en el Jardín Botánico.

La muestra Actualidad Panamericana en vivo, un consejo de redacción del portal satírico de referencia en Colombia, comenzará a las 8:00 pm. y el concierto iniciará a las 9:00 pm. El ingreso se habilitará desde las 7:30 p.m.

SOBRE EL CONCIERTO
Totó La Momposina ofrecerá un concierto este sábado 30 de septiembre en Medellín como parte de la programación del Festival Gabo. El concierto será un homenaje a Gabriel García Márquez en el que el público podrá verla interpretar canciones como La candela viva, Los sabores del porro, Yo me llamo cumbia, y muchas otras de la cultura Caribe que inspiró el universo macondiano.

Este espectáculo musical es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina y al apoyo del Ministerio de Cultura de Colombia.

SOBRE TOTÓ LA MOMPOSINA
Durante más de 50 años de carrera musical, Totó La Momposina ha recorrido las raíces de los ritmos más tradicionales del Caribe colombiano, como el bullerengue, el pajarito, la cumbia, la tambora y el porro sabanero.

En su esfuerzo por exportar esta riqueza musical ha puesto a bailar a públicos de los cinco continentes. Como parte de una de sus presentaciones más memorables interpretó la cumbia Soledad en la ceremonia de entrega del Premio Nobel a Gabriel García Márquez en Estocolmo.

La marca que deja ‘Cien años de Soledad’

Darío Jaramillo, Wendy Guerra, Jorge Franco, Guadalupe Nettel y Sergio Ramírez. Foto: Joaquín Sarmiento/FNPI

Por: Laura Montoya Carvajal

En una conversación sobre los impactos generales y las evocaciones personales de Cien años de soledad, los escritores y periodistas Wendy Guerra, Guadalupe Nettel, Sergio Ramírez, Darío Jaramillo y Jorge Franco recordaron el paso de esta obra y de su autor por sus vidas en la charla El gozo onmipresente de Cien años de soledad, que tuvo lugar el jueves 27 de septiembre en el Jardín Botánico de Medellín, durante la celebración del Festival Gabo.

Aquí algunas de sus frases más memorables:

Cuando lo conocí: Wendy Guerra

“No lo leí sino que lo escuché: mi madre trabajaba en una radio de Cienfuegos (Cuba) y quería que la gente conociera Cien años de soledad. Yo no vivía con ella, estaba en un grupo de teatro en las montañas y oía su programa de 45 minutos, donde en 15 leía a Gabriel García Márquez. La segunda vez fue cuando llegué a La Habana, cuando la mujer de José Lezama Lima se lo regaló a mi mamá. Lo leí a los 15 años, y cuando lo hice me pareció muy normal, muy cotidiano, pues mi mamá hablaba con los espíritus. Cien años de soledad me parecía una dilatación de mi vida familiar. Lo que entendí como artista e intelectual cubana era que se acercaba realmente a algo latinoamericano o costeño: él era el único que sacaba la cara por nuestras costumbres y sacaba de debajo de la cama lo que vivíamos”.

Un temido recorrido: Sergio Ramírez

“Este libro hizo un viaje triunfal desde la Argentina a lo largo de América. Yo vivía en Costa Rica y se oía un rumor de que venía un libro maravilloso de país en país. Llegó a mí cuando tenía 25 años. Me deslumbró y a la vez temí caer en sus garras, no poder volver a salir de ese mundo, que debía, como escritor, huir de él”.

La dulzura de Gabo: Wendy Guerra

“Tengo esta sensación al volver a leer a Gabo. Lo retomé mucho después de su muerte: es una dulzura que hay en él, relacionada con las playas y los pequeños pueblos costeños que en Cuba tenemos también. Yo a Gabo lo siento también muy cubano. Para mí como caribeña es el lenguaje, como suena, más allá de lo que dice. Creo que Gabo es inatrapable, es como una brujería, abstracto como el dadaísmo”.

A qué se parece Macondo: Sergio Ramírez

“Esas historias de Gabo las había escuchado desde niño, él las puso por escrito, pero inventó un lenguaje nuevo y distinto: igual que El Quijote, Cien años de soledad es una novela de novelas, contiene muchas historias dentro de sí y se les puede hacer muchas lecturas. Es en sí una novela de todo tipo”.

La poética de su obra: Darío Jaramillo 

“Habría que recordar que Andrés Holgín publicó una antología de poesía colombiana y metió allí fragmentos de Cien años de soledad, algo que fue muy criticado, pero para mí fue adecuado porque realmente ese rapto que sentimos al leer ese libro es la emoción poética, que crea una atmósfera, con un ritmo cálido, con ese lenguaje, sin tener que partir en versos. Para mí no hay muchas cercas ni alambradas en los géneros de la literatura. La literatura tiene un solo género que es la poesía”.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

La fotógrafa Lisette Poole (Cuba/Estados Unidos) comparte en una charla su experiencia de viajar con dos mujeres cubanas que migraron a Estados Unidos. Foto: Julián Roldan.

¿Cómo hacer periodismo de inmersión sin faltar a la ética?

La fotógrafa Lisette Poole (Cuba/Estados Unidos) comparte en una charla su experiencia de viajar con dos mujeres cubanas que migraron a Estados Unidos. Foto: Julián Roldan.

Por: Antonio Canchila García.

Cuando se asume el reto de hacer periodismo de inmersión sobre cualquier historia se afronta un reto aún mayor: el de no faltar a la ética. De eso da fe la reportera gráfica Lisette Poole (Cuba/Estados Unidos) que se embarcó en la aventura de dos cubanas que migraron a Estados Unidos atravesando 13 países de América Latina.

Durante una charla en el marco del Festival Gabo, Poole compartió con periodistas su trabajo y dio luces sobre cómo hacer este tipo de periodismo, que implica un contacto permanente con los personajes de la historia y su vida, sin incurrir en faltas éticas.

Aquí te resumimos varias recomendaciones:

Saber cuándo hay algo que contar. Muchas veces creemos que en cada momento puede hacerse periodismo de inmersión. Para Poole contar la historia de la travesía de dos mujeres cubanas lo era, porque además era como reconstruir la historia que vivieron varios de sus familiares.

“Es muy difícil encontrar alguien que te permita que lo acompañes a hacer una travesía como ilegal. Por eso cuando estas dos mujeres me lo permitieron decidí hacerlo. Para identificar cuándo lanzarse a esto hay que tener olfato, porque no siempre vale la pena”, precisó.

Ser sinceros con el o los personajes. Aunque algunos entendidos en la materia recomiendan posar de infiltrado para encontrar una realidad más cruda, Poole acudió a la sinceridad con las dos mujeres que acompañó en el viaje.

Lo hizo porque, además de que era necesario para poder hacer el registro fotográfico de todo, le parecía un engaño con las cubanas y con los espectadores de su historia no hacerlo.

Mantener la distancia con los personajes. Como esta práctica del oficio implica una relación estrecha con los personajes que se pretenden contar y su vida personal, puede pasarse a una relación más personal que laboral, eso tiene sus ventajas, pero también puede truncar el buen curso de la historia.

“En el viaje las vi (a las mujeres cubanas) discutir, pelearse fuerte y si no hubiera mantenido mi distancia en esos momentos, muy seguramente no habría podido continuar el viaje”, contó.

No distorsionar la historia. Como se es parte de la historia es clave tener cuidado para no entrar a cambiarla. Hay que mantener el rol del espectador que ve y vive la historia para luego contarla.

Sugerir rutas, aportar dineros o imponer rutinas a los personajes, además de ser una falta a la ética, es en sí mismo un cambio de la historia.

Sobre el Premio y Festival Gabo

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En el inicio del Festival, finalistas del Premio Gabo compartieron detalles de sus trabajos durante la maratón de las historias. David Estrada/FNPI

La maratón de las historias en imágenes

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