Lo que aprendimos en la Maratón de las mejores historias de Iberoamérica 2019

Johanna Pérez, Almudena Toral, Néstor Oliveros y Rodrigo Abd. Foto: Julián Roldán/ Fundación Gabo.

Como es tradición, el Festival Gabo dio inicio a 72 horas de periodismo, literatura, arte y música en Medellín con la Maratón de las mejores historias de Iberoamérica, un espacio en el que se reconoce a los finalistas de las categorías Texto, Imagen, Cobertura e Innovación, sus historias, retos y revanchas a la hora de contar realidades a través de diferentes formatos. 

Texto

Tres historias: un perfil sobre Fernando Vallejo, un escritor iracundo que es considerado una de las plumas más brillantes de la literatura colombiana, y que regresa a la ciudad en la que nació después de 47 años jurando que nunca volvería; el retrato de un barrio de La Habana, Cuba, que vive expuesto al plomo, y el perfil del vicepresidente de Brasil, general retirado del ejército Hamilton Mourão, que expone las grietas e incertidumbres causadas por la creciente relación entre los militares y la política en su país, son los finalistas de la categoría Texto. 

Sus autores, Daniel Rivera Marín, Mónica Baró y Fabio Victor, respectivamente, hablaron con Miquel Molina, director adjunto del diario barcelonés La Vanguardia, respecto a cómo construyeron sus historias y cómo ven el quehacer del periodismo. Estas son algunas conclusiones del encuentro. 

Hay que reivindicar el periodismo narrativo 

Historias de largo aliento, de investigación de meses, de conversaciones eternas con los protagonistas de los hechos son las motivaciones de estos periodistas que no quieren cambiar la forma de contar historias. 

Mónica Baró afirma que no se imagina hacerlo de otra forma. Para ella, autora del trabajo La sangre nunca fue amarilla, este tipo de periodismo es necesario para la humanidad en general porque logra profundizar en lo humano detrás de los hechos. Hacerlo puede parecer revolucionario: vender este tipo de proyectos a los editores, en los que el periodista debe desmovilizarse por meses, se convierte en un reto, pero indica que ahí es donde está la convicción del reportero. 

“Es una apuesta a ciegas porque no se sabe cuál va a ser el impacto que va a tener en la comunidad de lectores. Debemos hacer un trabajo que trascienda y testimonie la realidad que no guardan las noticias de actualidad, sobre los problemas sociales a los que hemos naturalizado y en los que no creemos que haya una historia”. 

Por su parte, Fabio Victor comenta que el periodismo de largo aliento es como una cámara profesional, con un lente macro que permite ampliar los hechos y encontrar los detalles, mientras que el periodismo de actualidad es “como la cámara de un celular, que tienes siempre a la mano para registrar”. 

¿Cómo escribir las historias que queremos contar si trabajamos en un medio?

Hace siete años Daniel Rivera, finalista con Volver para incendiar a Colombia, entendió que quería escribir textos narrativos y que trabajando en un medio impreso debía usar sus horas de almuerzo y sobre todo las de la noche para hacer las reporterías y sentarse a escribir. Esa ha sido su apuesta hasta hoy. “Las masas de lectores están en las notas rápidas porque un texto de 16 o 18 páginas no lo lee mucha gente, por eso es que es muy difícil que un diario procure por este tipo de publicaciones, porque es posible que no se vea retribuido en los lectores”. 

“No importan las veces que te dicen que no si en realidad quieres contar una historia”

Daniel Rivera recordó las llamadas, los correos y las idas a la cafetería del hermano de Fernando Vallejo que debió hacer hasta que este le dejara escribir un perfil suyo. Comenta que no es una persona que permite fácilmente que se le acerquen, incluso un día le dijo que prefería a dos sicarios que hablar con un periodista. Debió pasar una prueba de literatura, en una conversación de casi dos horas sobre las grandes plumas de la historia. “Él quería saber si yo había leído su obra y claramente lo había hecho. Me dijo, haz el perfil, pero no me entrevistes”. 

Mónica dice que para lograr hacer su relato fue muy importante el acercamiento a los protagonistas de la historia. Dedicarles el tiempo necesario a las fuentes para crear la confianza es clave para hacer periodismo narrativo. 

“La gente debe educarse respecto a las fuentes de información”

Los finalistas son conscientes de que se debe educar a la sociedad sobre cómo consumir las noticias y las fuentes a las que les creen, al mismo tiempo en el que se escriben historias veraces, bien contadas, con forma y fondo. “Debemos hacer la verdad entretenida. Tiene que ser una narración que la gente disfrute leer porque las fakenews son sensaionalistas, saben cuándo salir, cómo enganchar al lector y la gente las prefiere”, dice Mónica. 

De acuerdo con Miquel Molina, la historia demuestra que las fakenews existen desde siempre. “El usuario actual no tiene un criterio marcado para saber cuál información cree o no. Las personas no leen, solo miran los titulares y se quedan con la información a medias sin saber si lo que leen es confirmado”. 

Concuerdan en que el periodista debe entender muy bien las dinámicas de los medios en los que trabajan, pues la competencia no es con los otros medios sino con la información que corre en redes sociales. 

Imagen

Almudena Toral, finalista con el trabajo America First: El legado de una redada migratoria;  Néstor Oliveros, autor del documental La fiesta del fútbol, y Rodrigo Abd, ojo tras El drama de bucear en busca de langostas, hablaron con Johanna Pérez sobre las preguntas que dieron pie a estas imágenes, que son finalistas del Premio Gabo en una categoría diversa que reúne fotografía, videos y animaciones. En el conversatorio compartieron algunos consejos para lograr trabajos trascendentales. 

Buscar el equilibrio entre forma y fondo 

“La imagen no debe quitarle protagonismo a la historia” fue una de las conclusiones de los finalistas, quienes enfatizan en que debe haber una armonía entre lo que se quiere contar y la forma como se muestra. Johanna Pérez, jurado de la categoría, destacó que estos trabajos lograron ir más allá de la imagen por la imagen. 

Viajar al pasado para encontrar la forma de contar el presente

En America First los realizadores tuvieron que hacer una retrospección sobre cómo había vivido la comunidad de Postville, Iowa, una de las mayores redadas migratorias de Estados Unidos para 10 años después contar cómo está el panorama actual. 

Almudena señala que en un tema tan recurrente como las redadas era necesario repasar cómo fue la historia en ese momento para llegar a la forma en la que viven hoy los que la padecieron hace una década. 

Capturar el alma de los personajes

“El tiempo fuera de cámara es necesario para entregar un producto honesto, que sea sincero. No se puede llegar enseguida con la cámara, que es un elemento un poco intruso. Parte del hacer bien tu oficio es empatizar con la gente, escuchar, para que cuando en verdad regreses a filmar se note que el testigo te ha brindado la confianza, que es genuino y no actuado”, dice Almudena. 

Néstor Oliveros le apuesta a capturar el alma de los personajes diversos, pero también el de la región que cuenta por sí sola sus verdades. En el caso de su trabajo, señala, si no hubiese contado el Chocó en todo su esplendor, con sus paisajes de ríos y selvas exuberantes, no habría conseguido transmitir lo que pretendía con ´La fiesta del fútbol´. 

Rodrigo dice que ellos siempre están invadiendo espacios, cosa con la que deben tener mucho cuidado. Sin embargo, la gente, afirma, es muy intuitiva y sabe si se quiere una conexión, compartir una comida o dormir en cualquier lado para contar una historia.

Cobertura 

Pepa Bueno conversó con tres mujeres representantes de los equipos que son finalistas de la categoría Cobertura del Premio Gabo 2019. Señaló que las historias escogidas por los jurados son una radiografía de lo que están haciendo los periodistas y de adónde queremos llegar. “Son trabajos transmedia muy diferentes que cuentan realidades con rigor”.

Susana Morán habló de Frontera Cautiva, una investigación multimedia y colaborativa sobre las circunstancias que rodearon el secuestro y asesinato del equipo del diario El Comercio en una zona fronteriza donde opera el crimen organizado en Colombia. 

No callar, el periodismo habla

“La mejor forma que teníamos para mostrar la inconformidad con lo que estaba pasando con las autoridades respecto al asesinato de nuestros compañeros era haciendo periodismo. Fue una participación de muchos colegas en un grupo binacional para hacer cuatro grandes reportajes multiformato”. 

Mago Torres, con el equipo de A dónde van los desaparecidos – Quinto Elemento Lab, hizo el trabajo El país de las 2000 fosas, una investigación que muestra la expansión del hallazgo de fosas clandestinas en México entre los años 2006 y 2016. 

Fue más de año y medio de trabajo colectivo. “Trabajar en equipo nos ha ayudado a darle vuelta a zonas de censura, una parte a la que queríamos acceder. Hay que comunicarnos de forma honesta, sobre todo si lo hacemos de manera independiente”.

La ciencia ayuda a contar historias

Patricia Campos Mello indicó que fueron a tres continentes y siempre hubo una combinación de historias periodísticas con el respaldo de la ciencia. “Hay tanto negacionismo del calentamiento global que es necesario siempre acudir a la ciencia”. Crise do clima compila nueve reportajes multimedia que muestran el drama de las poblaciones, los sectores económicos y las regiones que enfrentan impactos de eventos climáticos extremos, como los que la ciencia prevé para las próximas décadas.

“Es muy importante toda la estructura multimedia porque así es menos aburrido para la gente, es más interactivo, por ello la gente lo lee hasta el final”. 

Innovación

Los equipos finalistas de estas categorías dan cuenta de que no todo está dicho, siempre hay una forma nueva de contar una misma historia. Es el caso de los trabajos de Cristina Castro, Joao Brizzi y Susana Morán, que conversaron con Laura Zoomer respecto a los desafíos a los que se enfrentaron creando sus historias. 

Un trabajo sobre la explotación de mujeres que caen en la trata de blancas, uno relacionado con la devastadora tala de los bosques colombianos y otro sobre cómo son las zonas de las organizaciones criminales en Brasil, todos contados en multiformatos, llevan la bandera de esta categoría.

¿Cómo debe ser un trabajo innovador?

Concuerdan que debe tener estas características: originalidad, calidad e intención de servicio público, transparencia respecto al método, intención de interactuar con la audiencia y debe ser un modelo replicable. 

Apostarle a los múltiples formatos

La innovación no necesariamente está relacionada con las nuevas tecnologías, pero sí debe aprovecharlas al máximo para lograr llegar a diferentes audiencias. Los finalistas quisieron tener un impacto diferente en sus historias, por eso le apostaron a abordar de forma distinta las que ya habían contado. 

Sobre el Premio Gabo y el Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabo con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio Gabo y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA, con sus filiales en América Latina.

Video: Entrevista con Adriana Zehbrauskas, finalista de Premio Gabo – Categoría Imagen

Tras su participación en la Maratón de las mejores historias de Iberoamérica, en la categoría Imagen, la brasileña Adriana Zehbrauskas, una de las finalistas, nos contó su experiencia durante la producción de su trabajo fotoperiodístico Un albergue en Ciudad de México para mujeres que fueron trabajadoras sexuales.

*Esta entrevista hace parte del cubrimiento especial que los estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Tecnológica de Bolívar realizan del Festigabo 2018.
Primer día: maratón trabajos finalistas de la categoría Imagen. Foto: David Estrada/ FNPI.

Video: ‘Maratón de las mejores historias de Iberoamérica 2014 – Categoría Imagen’

https://vimeo.com/album/3167138/video/116287168

Jean François Fogel, presidente del Consejo Rector del premio, conversó con Manolo Sarmiento, Eliza Capai y Carolina Trejo, autores de los trabajos finalistas.

Manolo Sarmiento y Lisandra Rivera, presentarán el documental que realizaron acerca de la extraña muerte del presidente de Ecuador Jaime Roldós, quien falleció en un accidente de avión junto a su esposa en condiciones que aún hoy, más de 30 años después del suceso, no han sido aclaradas.

La brasileña Eliza Capai contará a los asistentes las diferencias que existen todavía entre mujeres y hombres en el interior del país, y de las dificultades que atraviesan quienes tratan de alterar esa situación y que ella plasmó en su trabajo Severinas.

Carolina Trejo, quien junto a José Tomás Correa, realizó el documental Mehuín, y la defensa del mar, expondrá cómo fue la resistencia del pueblo chileno del mismo nombre, contra la construcción de un ducto de residuos cerca de la costa, y cómo consiguió compendiarlo todo en su trabajo.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación, el rigor en el tratamiento de los hechos y la coherencia ética en el periodismo. Está inspirado en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

La imagen periodística: un género en constante mutación

Relatoría de la ronda final de juzgamiento del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo 2013. Categoría: Imagen periodística

Jurados participantes:
Jean-François Fogel (Francia)
Jesús Abad Colorado (Colombia)
Pablo Salas (Chile)

Relator: Saia Vergara Jaime

Introducción

El 29 y 30 de octubre de 2013 se reunieron en Cartagena de Indias (Colombia) los jurados de la categoría Imagen periodística del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo. Jean-François Fogel (Francia), Jesús Abad Colorado (Colombia) y Pablo Salas (Chile) escogieron, entre 191 trabajos postulados, a dos finalistas y al ganador de esta categoría, en la que se abrió un espectro a todo tipo de recursos visuales empleados para informar, siempre, desde una perspectiva periodística.

En el encuentro, los jurados discutieron sobre las amplias posibilidades que un premio con estas características ofrece al ámbito del periodismo visual. Así mismo, reflexionaron acerca de las nuevas dinámicas en que se inserta la información que circula en la red. Intercambiaron opiniones sobre la calidad de los trabajos presentados a concurso y analizaron con detenimiento las propuestas más innovadoras en cuanto al tratamiento, la temática y la presentación.

Palabras clave: Apertura, Autenticidad, Equipo, Ética, Inclusión, Mezcla, Transformación.

Un premio con miras al futuro

Periodistas de treinta países de Iberoamérica, postularon este año 1304 trabajos en las cuatro categorías del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo.

Jaime Abello Banfi, Director General y cofundador de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), explica que el Consejo Rector renovó las categorías del Premio 2013 motivado por los cambios que vive el periodismo debido al uso masivo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC). Destaca que “hoy en día desde un computador se pueden construir imágenes artificialmente pero el valor de los reporteros que están captando imágenes en el terreno es irreemplazable. Por eso, éste es un premio no para las máquinas sino para los reporteros, que son imprescindibles. Sin embargo, hay que encontrar el equilibrio. El premio es para hombres y mujeres que creen en el periodismo, que trabajan en medio de los cambios que estamos viviendo, pero también es un premio que quiere estar muy cerca de esas transformaciones e interpretarlas para, así, proponer nuevos referentes en esos escenarios”.

Explica que, en las ediciones anteriores, el concurso tenía que ver más con los soportes (prensa escrita, radio, televisión, fotografía), es decir, con la presentación de la noticia y lo que enseñaban en las escuelas de periodismo. Sin embargo, con los cambios que se viven en la actualidad se hace difícil identificar un soporte de un contenido. Y los ejemplos de esa mezcla están por todas partes. Por eso, continúa Abello Banfi, “queríamos intentar, más allá del homenaje al periodista, participar del movimiento y tener categorías que correspondieran a la dinámica actual, es decir, asumimos el cambio del periodismo con un premio”.

En particular, el enfoque de la categoría de Imagen periodística, contempla una apertura sin precedentes en los concursos de periodismo en América Latina. Esta renovación reconoce que en el mundo digital, las fronteras entre televisión en directo, vídeo, fotografía y animación web desaparecen. Y los géneros, ahora mezclados, pueden competir en una misma categoría que contempla el trabajo visual en términos muy amplios. Por ello, la naturaleza misma del Premio invita a proponer y a innovar en el campo de la narrativa visual.

La era del cambio: hiperpresencia de la imagen, mezcla de géneros, hibridación de medios

Así es como Jean-François Fogel entiende la época actual: “Nunca antes habían circulado tantas imágenes en tantos lugares”, dice. A continuación describe lo que sus ojos de editor experimentado ven a diario: “Hay slideshows, revistas de papel, imágenes en webdocu, mezcla de video y foto (…), diaporamas[1] clásicos, juegos visuales. Ya no se pueden separar los géneros”. Por eso esta categoría busca premiar a aquellos que se valen de la imagen para contar algo aunque sin perder de vista el enfoque periodístico y la calidad. Se trata de descubrir en los trabajos una intención clara, “ese alguien que mira a través de una imagen” y que entiende que ésta, a su vez, puede mezclarse con muchos otros recursos para, finalmente, ser expuesta en un contexto que se modifica de forma permanente.

Y es que esa hibridación de medios debe servir para reforzar el mensaje que se quiere transmitir. Si, por ejemplo, un reportero hace un trabajo clásico de fotografía es usual que añada un texto escrito como complemento. Sin embargo, el que las imágenes sean estéticamente bellas o muy profesionales no es garantía de que el mensaje sea directo, pues éstas deberían entregar la información sin necesidad de que el espectador leyera el texto. Y es que, “si las imágenes no son suficientemente poderosas, entonces, no se entiende qué están registrando, qué intentan narrar. Podrán mostrar, quizá, el entorno de una realidad pero no a dónde quiere llegar el autor”, dice Jesús Abad Colorado. En ese sentido,  Pablo Salas recuerda que “la imagen periodística tiene que contar algo y con solo mirarla debe quedar claro qué es. Un trabajo de imagen no solo debe entregar belleza; la información que articula la historia es fundamental”.

Fogel asegura que, en la actualidad, es inevitable usar todo tipo de recursos para informar. No obstante, enfatiza en que hay que ser muy cuidadosos con todo aquello que se utilice para transmitir el mensaje: “el texto debe estar escrito con precisión y, por supuesto, corresponderse plenamente con las imágenes. Muchas veces -recuerda- la promesa que se hace en la descripción de un trabajo no se cumple. Y si, además, se emplean elementos del mundo digital es indispensable que exista un orden en su uso, una planeación de cómo entregar la información al espectador/usuario. No basta con pensar que el navegante construye sus rutas. Todo debe estar planificado y más cuando se trata de mezclar géneros y recursos como, por ejemplo, aquellos que se usan para ampliar la información”. Se refiere, en particular, a la infografía, a la forma visual de presentar el relato o de sugerir rutas de navegación. Sostiene que cada detalle es importante, incluso el nombre con el que se sube un trabajo al servidor (que debe corresponder con su título y con el mensaje que quiere transmitir). Respecto a la publicidad que hoy inunda la red, señala que hay que cuidarse del exceso.

En últimas, “todo lo que rodee al trabajo debe servir para comprender el mensaje y no parecer que son elementos sueltos, una acumulación o una combinación desordenada de recursos”.

El tratamiento del tema: un balance entre intención, calidad y criterio editorial

Los jurados señalan que la fotografía latinoamericana suele transitar por caminos recurrentes: las comunidades (con especial énfasis en las étnicas), la pobreza y la violencia. Fogel reconoce que estos temas “permiten leer una cierta parte de la realidad económica y social del continente. Sin embargo, los trabajos de esta naturaleza tienen más exigencia aún, pues deberían mostrar una nueva dimensión. A veces hay fotos que tienen fuerza técnicamente pero no hay un tratamiento original. Existen muchas formas de mostrar una historia en términos visuales. Uno esperaría que se hiciera con mucho contenido, con mucha fuerza”. Y esto no tiene que ver con el uso exagerado de recursos.

Para Jesús Abad Colorado, el reportero debe tener criterio para saber de qué elementos se vale para contar su historia. En los trabajos sobre memoria, por ejemplo, la mezcla de géneros y recursos es fundamental. En particular, “la utilización de la fotografía de familia dentro de la narración, pero también del video histórico. De esa forma, se puede hacer un buen trabajo de fotografía así como de narrativa, si se incluyen testimonios. Lo ideal es que, como construcción periodística de imagen, el relato emplee variedad recursos”.

Y también el reportero debe ser capaz de “decidir sobre el uso del color o del blanco y negro; ello puede ser definitivo en el tratamiento de un tema. Muchas veces, los retratos sobre muertos pueden ser similares a los que son publicados en las crónicas rojas. Y es preciso ser cuidadoso con lo que se muestra y con el cómo se muestra. Detrás de la violencia se encuentran muchas más historias que contar. No hay que sacar un muerto para hablar de la tragedia. Se puede hacer de otras formas”. Aunque, dice, también sería interesante escoger otro tipo de temáticas.

Hay trabajos que se centran en aspectos muy locales, otros optan por los universales. Más allá de esto, “la pregunta es si como hecho periodístico es relevante”, precisa Fogel. Y también, añade Jesús Abad Colorado, “si está bien producido en términos estéticos”. Sin embargo, para Salas, “lo más importante, es que sea claro y directo”. En suma, un buen tratamiento es aquel que “denota una mirada plástica pero siempre con una clara intención periodística”, anota Jesús Abad Colorado.

Respecto a los elementos visuales, Salas advierte que estos pueden llevar a que el reportero se centre demasiado en la estética. Un proyecto “puede estar bien hecho y, aún así, faltarle trabajo de campo, estar en el terreno, conocer el contexto”. Recuerda que las imágenes deben tener siempre un contenido que las sustente.

En ese sentido, Fogel comenta que es muy fácil toparse con “trabajos que son solo fotografías. Y ahí hay un gran fallo periodístico. No sabemos de la intención del autor, no se parte de las explicaciones básicas. A veces falta incluso el porqué, la explicación de ciertos fenómenos”. Salas añade que en el caso del video “hay ocasiones en que ni siquiera las imágenes aportan al relato. Puede suceder que la construcción de la historia sea bastante artificial o que en el registro se pierdan los momentos más importantes de la narración, que los testimonios no tengan densidad”. En últimas, los trabajos que destacan son aquellos que “con solo mirarlos, se entiende inmediatamente de qué tratan”.

En cuanto a la extensión de los temas, los tres jurados coinciden en que el reportero debe ser cuidadoso al elegir la extensión e incluso el uso de informaciones diversas, pues podría correr el riesgo de perderse, “de llegar al ‘todo vale’. Al fin y al cabo, la pregunta que debería tener siempre en mente es, ¿qué quiero contar?”. Aquellos casos en donde no hay límites claros en el desarrollo del problema pueden asimilarse al trabajo de un bibliotecario, que acumula todas las informaciones sobre un tema enorme. Pero eso no es suficiente, pues el reportero debe tener criterio para, como es lógico, construir y contar una historia coherente, eligiendo el material que le permita articular de la mejor manera el relato.

Tal vez en estos casos, dice Jesús Abad Colorado, esa recopilación de información “puede funcionar más para una exposición o conferencia en donde se analice el problema de forma distinta. Pero para construir un relato gráfico es posible que dé la sensación de dispersión, de disociación. Si hay mucho material que, además, proviene de distintos ámbitos, se corre el riesgo de que el espectador se pierda. El trabajo debe ser contundente para explicar lo que está pasando, no para volverse una acumulación de material. Impresiona más un trabajo que sea reconocible a primera vista y no uno que sea profuso”. Para Fogel es preferible un proyecto sencillo, pequeño pero que sorprenda. A veces, dice, “se encuentran trabajos que con muy pocas cosas entregan un mensaje directo, contundente. Sin embargo, en estos casos hay que ser muy cuidadosos de hacer un tratamiento completo: que haya una buena idea, que técnica y estéticamente se vea profesional, pero también que la temática quede desarrollada, como es lógico, bajo los criterios periodísticos básicos del quién, qué, cómo, cuándo, dónde. No basta solo con esbozarlos. Hay que llegar hasta el final del tema, definirlo completamente”.

Por último, los jurados anotan que, aunque el reportero tenga una buena idea y su intención inicial sea clara, aun si logra constituir un buen equipo de trabajo y si cuenta con la suerte de poder desarrollar sus objetivos, hay instancias que no dependen ni de sus capacidades ni de una buena planificación. Una de ellas tiene que ver con papel que desempeña el editor. Él es quien decide cómo se presenta el trabajo y a través de qué canales. Por eso, el espacio que le dé, así como el tratamiento visual que haga puede potenciar o perjudicar un proyecto. Igual de decisivos son los medios que el editor elija para su difusión, es decir, los idiomas, los formatos, los recursos que complementen la publicación. Todas esas decisiones son importantes. No obstante, hay una que debería respetar siempre, y tiene que ver con la transmisión del mensaje en su globalidad, es decir, con la inclusión de todos los componentes del trabajo que el reportero le entregue.

La autenticidad: una forma de trabajar y de registrar la realidad

Los jurados hablan sobre aquellos trabajos que visualmente son impactantes no sólo en el ámbito técnico, estético y periodístico sino también por la honestidad y el compromiso del reportero con el tema, con la gente, pues revelan un trabajo de campo hecho a conciencia. Hay casos, dicen, en que éste no solo va al lugar a tomar la foto o a grabar sino que decide quedarse un tiempo en el lugar.

Ese tipo de experiencias contribuyen a que el reportero encuentre un ingrediente de autenticidad, una cierta novedad en el registro. Lo puede lograr, también, con la ayuda de herramientas técnicas. Sin embargo, en este caso, la innovación surge en un nivel más profundo y es “cuando se entiende aquello que Susan Sontag decía en el libro Sobre el dolor de los demás, que el reportero no es inocente, es testigo. Lo novedoso -destaca Jesús Abad Colorado,- muchas veces tiene que ver con la narración que, como testigo, hace el periodista. Parece algo muy elemental, pero no puede olvidar que con su trabajo está dejando un testimonio”.

Si el reportero está en el terreno por un tiempo determinado “debería comprender que debe ser muy ético y también muy estético frente a las problemáticas que expone. Siempre deben ser tratadas con respeto, con dignidad”. Si no lo entiende así, “las imágenes pueden resultar agresivas, porque parece que el objetivo sea generar conmiseración, lástima”. Y hay que ser muy respetuosos con las personas a las que se registra, enfatiza Colorado.

Los tres jurados coinciden en que hay trabajos, generalmente de fotografía, que se nota han sido meras oportunidades: “el reportero vio algo, estuvo ahí, captó las imágenes y ya. Arma con eso un paquete de buenas fotos, y piensa que la propuesta está lista. Sin embargo, éstas pueden mostrarnos cuándo hay una construcción de un trabajo, cuándo hay un reportero con una intención. La sumatoria de unas muy buenas fotos no refleja la preocupación de un fotógrafo por aportar algo. Por eso no se premian paquetes de fotos sino conceptos, ideas, formas nuevas de contar”, aclara Fogel.

Y es que el desarrollo de un concepto, por lo general, requiere tiempo de maduración pero también mística y entrega. El reportero puede desarrollar un trabajo inmediato, con un fin específico. Pero también existe la posibilidad de que esa semilla llegue a ser un proyecto de largo aliento, sugiere Coloradp. Hay reporteros que llegan solos al lugar, sin el respaldo de una agencia, en bus, con sus propios recursos: “se hospedan en el hotel más barato, caminan la zona, en fin, todo el proceso les toma más tiempo y les requiere más esfuerzo. Pero esas dificultades quizá los lleven a tener mejores resultados. Esa búsqueda, al final, puede verse en las imágenes”, concluye.

El trabajo colectivo y el uso de diversos de medios: un camino hacia la innovación

“Vivimos en el paraíso del Photoshop y eso no podemos evitarlo. Pero, como todo, hay que saber utilizarlo”, sentencia Fogel. Por supuesto que es interesante ver trabajos que utilicen recursos digitales. Pero, añade, no tienen que ser sofisticados. Si se utilizan de forma que refuercen el mensaje de la imagen, entonces, se habrá cumplido el objetivo. Es decir, todas esas herramientas deben “potenciar la intención comunicativa del trabajo”.

La democratización de los contenidos y la posibilidad de que cualquiera que tenga una conexión a Internet pueda intervenirlos o compartirlos transforma la noción de autoría: “Lo interesante del mundo digital es que casi nadie puede firmar de manera solitaria un contenido. Las páginas web, por ejemplo, se están actualizando permanentemente, con recursos, contenidos, comentarios. ¿Quién es el autor, entonces? Uno ve una nota que se modifica cuando hay personas que trabajan y cooperan para que salga, el corresponsal, el fotógrafo, el del vídeo, etc.”.

Y es que trabajar en equipo o, mejor, reconocer que detrás de un resultado siempre hay un esfuerzo colectivo enriquece el trabajo. Apoyarse en otros compañeros para desarrollar el trabajo es importante. Lo que no se puede perder de vista es la intención.

Fogel piensa que “No hay que rechazar nada. Frente a la fragmentación de los soportes que tenemos para mostrar imágenes, más que nunca lo importante es la intención inicial, la capacidad de elegir buenos recursos para llevar esa intención a la realización periodística, de una forma madura. Más que nunca lo que destaca un trabajo es el recorrido que hace el autor”, pero también su ética, su calidad humana y el reconocimiento del equipo que contribuye en el desarrollo de su idea, añade Colorado.

A manera de conclusión: cómo identificar el potencial de un trabajo

Luego de reflexionar durante dos días sobre las fortalezas de los proyectos finalistas, los jurados concluyen que un buen trabajo es aquel que parte de una intención, que desarrolla un tema concreto y lo cuenta a través de una historia bien delimitada, “que es coherente, que informa, que hace reflexionar, que conmueve sin causar lástima, que deja ver la ética y la humanidad del reportero”. Y, por supuesto, que técnicamente esté bien realizado. La frase de Gabo, de que “‘no basta ser el mejor, sino que se sepa’ puede ser entendida en el sentido de que se sepa que está bien hecho, que hay mucho trabajo detrás de él”, destaca Salas. Y que “para sorprender o capturar al espectador no se necesita más que una búsqueda honesta y humana”, complementa Colorado. Sin perder de vista, dice Fogel, que “cualquier logro personal es, también, un logro colectivo pues nunca se está solo en este oficio”.

 


[1] Diaporama es un término acuñado en Francia, alrededor a los años 50. Se trata de una técnica audiovisual consistente en la observación de un trabajo fotográfico a través de la proyección cruzada de imágenes diapositivas sobre una o varias pantallas yuxtapuestas sincronizadas manualmente o con ayuda de un ordenador, acompañada de una banda sonora. Un diaporama es un espectáculo de exhibición de diapositivas; por extensión uno entiende por este término cualquier sucesión de imágenes o de documentos conectados por efectos y, en los cuales es de posible exhibir sonido.

Desde la disponibilidad de proyectores de vídeo, uno también llama generalmente diaporama a la conferencia elaborada en un documento usando software tal como PowerPoint o Beamer de Microsoft, que puede ser o bien una conferencia profesional o bien un espectáculo público compuesto solamente de fotografías. Incluso sin la proyección, los principales softwares de procesamiento de imágenes proponen que el término diaporama consista simplemente en el hecho de hacer desfilar una selección de imágenes a pantalla completa. (Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Diaporama)

Historias detrás de las historias

El segundo día del Premio comenzó de la mejor manera: contando historias. Los cuatro ganadores y los ocho finalistas presentaron sus trabajos y narraron cómo los hicieron. Compartieron anécdotas, consejos, aprendizajes, fracasos, satisfacciones: la jornada de excelencia fue un espacio en el que periodistas de todo el continente se sentaron a celebrar su oficio y a enriquecerse mutuamente en la conversación.

 

Innovación

La categoría de Innovación fue la primera en exponer sus experiencias. Gumersindo Lafuente, maestro de la FNPI, presentó los tres mejores proyectos, y destacó que ninguno de ellos es parte de un gran medio de comunicación: como ellos, son muchos los pequeños emprendimientos abriendo caminos y liderando cambios.

Sala Negra

Sala Negra es una redacción de ocho periodistas salvadoreños que busca responder una pregunta a través del periodismo: ¿por qué los centroamericanos nos estamos matando tanto? Daniel Valencia, miembro de este proyecto finalista, contó que desde el comienzo supieron que no se quedarían en un solo lado de la historia, y por eso se acercan tanto a víctimas como a victimarios. Recordó la vez que fueron a la cárcel para establecer contacto con los líderes de la Mara Salvatrucha, escucharlos, comprender quiénes eran y de dónde venían. Encontraron, sorprendidos, que los pandilleros tenían acceso a Internet, y que además conocían bien el trabajo periodístico que ellos hacían.

Aunque trabajan en el diario salvadoreño El Faro, y a veces tienen que cubrir noticias del día a día, los miembros de Sala Negra reconocen eso como una ventaja: hacer investigaciones a profundidad permite trazar un mapa extenso de fuentes, y comprender las dinámicas del conflicto. Esa experiencia les permitió en 2012 revelar la verdad oculta tras la tregua entre las pandillas de su país: no fue por efectividad policial, como lo hizo creer el gobierno, sino que fue un proceso diseñado por el ministerio de seguridad y con conocimiento del presidente.

Gumersindo Lafuente resaltó la importancia de los contenidos publicados por Sala Negra, y dijo que lo que hace innovador a este proyecto es que con una redacción muy pequeña publica investigaciones que impactan el contexto centroamericano y que los grandes medios no están interesados en hacer. “Cuando esos medios luego se preguntan por qué tienen cada vez menos éxito, yo creo que una de las respuestas es que no abordan a profundidad los temas”opinó Lafuente.

Chequeado.com

Otro proyecto finalista fue Chequeado.com, un equipo de cuatro argentinos que se encarga de verificar la veracidad de lo que declaran algunos líderes de su país. El objetivo es aportar a los lectores datos reales para que a partir de ellos construyan su opinión. Laura Zommer, quien empezó su carrera en La Nación, un medio tradicional, es ahora la que dirige este proyecto que usa el potencial del periodismo digital.

Hace unos meses, Chequeado.com hizo el primer chequeo colectivo en tiempo real aprovechando el discurso de la presidenta Cristina Fernández ante el Congreso. Mientras ella presentaba el balance del año anterior y hacía promesas para los meses siguientes, el equipo de Chequeado y quince expertos en diferentes temas verificaban en Twitter los datos de la mandataria y les decían a los usuarios si eran verdaderos, falsos o engañosos. Si hubiera tenido que pagarle a los expertos por las nueve horas que trabajaron ese día, Chequeado habría invertido casi un tercio de su presupuesto anual; sin embargo, ellos lo hicieron de manera voluntaria, convencidos del aporte que estaban haciendo a través de esta iniciativa periodística.

Zommer opinó que el futuro del periodismo está en aprovechar la generación de conocimiento colectivo. En unos días presentarán una aplicación móvil para que los usuarios envíen datos, ellos los verifiquen, y así formarán una base de información que podrán usar en cualquier momento y que le permitirá a quien la consulte darse cuenta de cifras reales para que puedan hacerse preguntas reales.

Proyecto Rosa – La silla vacía

Este proyecto inició con el objetivo de darle reconocimiento a las víctimas del conflicto colombiano que ahora buscan recuperar las tierras de las que han sido desplazado. Lo hace a través de Rosa Hernández, una líder que va de pueblo en pueblo recogiendo las denuncias que los campesinos temen hacer, para luego hacerlas ella misma.

Olga Lozano, periodista de La silla vacía y coordinadora del proyecto, contó que llegaron a Rosa Hernández luego de un proceso riguroso en la selección del personaje. En su historia aparecen con nitidez los procesos de las víctimas colombianas ante un reciente marco legal que pretende hacer justicia.

El proyecto inició con 2.500 dólares, una cantidad relativamente baja para su naturaleza multimedial, pero cuando les contaron a los lectores lo que querían hacer, recibieron un respaldo inesperado. Las personas se entusiasmaron con la idea, y empezaron a hacer donaciones para construirla. Algunos donaban trinos para sumar a más personas, artistas reconocidos donaron canciones y piezas gráficas, otros más salieron a la calle a pegar carteles. Lo innovador de Proyecto Rosa es que lograron que los mismos usuarios consumieran y protagonizaran la producción del contenido, basado en historias georreferenciales, videos, datos, y otros géneros tradicionales. “A mí este proyecto me permitió ser lo que más me gusta: una periodista en un tubo de ensayo”, concluyó Lozano.

 

Cobertura noticiosa

“Yo me odié como jurado de esta categoría, porque veía unos trabajos deslumbrantes, hermosos, y después me tenía que preguntar ¿qué les falta? Esa pregunta me parecía arrogante, pero me reconcilié cuando entendí que eso era lo que debía hacer. Estos premios no sirven para encontrar lo perfecto, que es imposible, sino para encontrar formas de avanzar”, dijo Javier Darío Restrepo, maestro de la FNPI y jurado del Premio, para presentar a los tres mejores trabajos de cobertura noticiosa.

Marcela Turati – Cobertur sobre desaparición de personas en México

Durante los últimos años esta periodista mexicana se ha dedicado con persistencia a un tema en especial: la desaparición de personas en su país. Sus reportajes en la revista Proceso retratan una realidad dolorosa, consecuencia de la violencia. Su persistencia, reflejada en más de veinticinco crónicas y reportajes, la fue convirtiendo en referencia para familiares e individuos que buscaban a sus desaparecidos.

“En México hay una crisis humanitaria por desaparición de personas, y es algo que me interesa contar. Eso me ha llevado a investigar y cubrir otros temas que son igualmente difíciles, pero que tengo que hacer”, contó Turati, quien mostró páginas de sus reportajes: niños desaparecidos, marchas de familiares, exhumaciones de cadáveres, agentes del Estado buscando a los suyos y decisiones políticas que afectaban investigaciones.

Un sueño llamado paz – Carlos Betancur, Noticias RCN.

Este documental narra en 55 minutos varias décadas de conflicto armado en Colombia, y se enfoca en los procesos de paz que se han entablado desde los años ochenta. Más de 200 horas de imágenes fueron revisadas para seleccionar las más representativas. El guión y la dirección de Carlos Julio Betancur tuvieron siempre claro una cosa: este trabajo debe ser un aporte para que los colombianos no olviden lo que han vivido. A través de un lenguaje audiovisual limpio y contundente, el equipo de RCN deja un testimonio para la memoria de un país. “Colombia es un país que no tiene derecho a olvidar, y menos ahora, cuando se encuentra en un nuevo proceso de paz”, dijo Betancur.

“Quien hace el cubrimiento de una noticia tiene un gran problema: el exceso de información. El mérito de este documental es que permite comprender un fenómeno sobre el que los colombianos estamos sobresaturados de información”, dijo Javier Darío Restrepo.

Memórias No Chumbo – Lucio Castro

Las dictaduras latinoamericanas de las últimas décadas del siglo XX tuvieron dos estrategias principales para conservar el poder: infiltraban y reprimían. Esa infiltración llegó a todos los espacios de la sociedad, incluso a los menos sospechados. El periodista Lucio Castro, de Brasil, quiso investigar los rumores que decían que la dictadura brasileña de los años sesenta y setenta eran las que manejaban algo casi sagrado para el país: el fútbol.

“Empecé consultando los archivos nacionales, cinco meses haciendo minería en esos papeles viejos y poco consultados. Encontraba cosas sorprendentes, pero a veces, también, pasaban semanas en las que sentía que estaba perdiendo el tiempo, hasta que sin esperarlo, volvía a aparecer un dato revelador que me devolvía la energía”, contó en su portuñol rápido.

Las anécdotas que narró Castro dejaron atónitos a los asistentes. Contó cómo los clubes de fútbol más grandes del Brasil no tenían independencia para escoger a sus directivos, sino que tenían que pasar la lista de candidatos a los militares para que ellos los escogieran. Contó que Joao Saldanha, el entrenador de la selección nacional que se preparaba para participar en el mundial de 1970, no inspiraba confianza entre los militares que gobernaban, pues temían que ganara la copa, tomara un micrófono y señalara los crímenes que estaban cometiendo, por eso lo obligaron a salir de su cargo tres meses antes de que iniciara el torneo. Castro contó también que en esa delegación brasileña que viajó a México 70 había un hombre desconocido, que solo apareció en una foto, y que no tenía nada que ver con el fútbol: era un torturador y violador enviado por los militares. Por último, Lucio Castro mostró un documento que encontró en los archivos nacionales, en los que se registra la visita de Pelé a las instalaciones de la institución que realizaba todas las torturas en la dictadura: en ese papel amarillo se relata que el ídolo de fútbol brasileño se compromete a hablar bien públicamente del gobierno.

Mémorias No Chumbo es, en definitiva, una serie de reportajes rigurosos, que muestran cómo las dictaduras latinoamericanas se aprovecharon del fútbol para captar la atención de las masas, hacer propaganda y mantener su poder. Lucio Castro hizo una investigación a profundidad que aún estaba pendiente en su país, y que se adentró en la verdad, aunque tuviera que referirse a ídolos y a triunfos sagrados para muchos. “Desmitificar los ídolos del balón, y mostrar los pies de barro del poder. Se necesitó mucha valentía, y por eso es el ganador de la categoría”, finalizó Javier Darío Restrepo.

 

Imagen periodística

A través de la imagen se pueden contar grandes historias y esto fue lo que demostraron durante la presentación de sus trabajos Amaro Gómez-Pablos Benavides, Álvaro Cardona y Esteban Félix, finalistas y ganador de la categoría imagen periodística, respectivamente.

Antes de contar sobre Plástico: el doble filo,  Amaro Gómez-Pablos Benavides resaltó la importancia de “compartir con otros colegas en una instancia en la que estás expuesto a lo mejor del periodismo y donde la curva de aprendizaje es grandísima”. Para él, a todos los identifica la pasión y recordó una frase que su padre, también periodista, mencionó alguna vez: “nunca le digas a tus jefes que esto lo haríamos gratis, y eso es muy cierto”.

Con su investigación publicada en la Televisión Nacional de Chile, Amaro Gómez-Pablos Benavides quiso hacer una interpelación a cada persona sobre su papel como ciudadano y consumidor. Lo que les movió a hacer este reportaje “es lo excesivamente irreflexivo que somos antes el derroche. La basura ajena es también basura propia. Es necesario que cada quien se haga cargo de algo que nos toca a todos”.

La imagen del reportaje es un pájaro que ha comido un encendedor, tapas de plástico y otros derechos que permanecen en su estómago. Ese pájaro, según el periodista, es una metáfora de lo que le sucede a cada persona en el actual modelo de consumo  y elgran desafío fue convocar al espectador para generar una reflexión sobre la ecología, la ciencia, el consumo desmesurado y su efecto en la contaminación.

Un trabajo que aunque en términos precisos no se refiere a la violencia armada sí expresa, en palabras de Jesús Abad Colorado quien dirigió la conversación, uno de sus tipos  y además está estrechamente relacionado con la vida.

También lo está Padre, Hijo y Espíritu armado, de Álvaro Cardona quien con  sus fotografías brindó la posibilidad de expresión a las víctimas del conflicto en la zona del Catatumbo, Colombia. “Hay una analogía directa con la religión. Si le quitamos la r a la palabra armado queda amado; de lo contrario hace referencia a lo armado del conflicto pero también al ejercicio de armar en el rostro de las víctimas la imagen de la persona desaparecida”, dijo Cardona.

La idea surgió como un experimento que se materializó con la ayuda de un amigo. En este proceso estuvo un año viendo lo que ocurría en La Gabarra y “me encontré con que esta parte de la geografía del país no se había tocado. A la gente solo le quedan tres alternativas: ser parte del proceso de la coca, de las guerrillas o desplazarse”, expresó.

La voz de Cardona se quebró al hablar de su experiencia con las familias, de las fotografías rasgadas que muestra en su trabajo, de la historia que hay detrás de ellas. Y esto lo trasmitió a través de la cámara que para él “no es un muro sino es una forma de hablar”. “Después de esto asumo que lo único que le queda a las familias es la imagen física o mental de sus desaparecidos”, agregó.

De último estuvo Esteban Félix ganador del premio con Azúcar amargo: la epidemia misteriosa, que cuenta la realidad de los trabajadores de los ingenios azucareros en Nicaragua y otros países de Centro América. “Uno trabaja para vivir pero en realidad esta gente trabaja para morir”, expresó. Habló poco pero su trabajo lo dijo todo.

“Ignacio Flórez era un ex trabajador del ingenio. Cuando lo conocí me dijo que le hiciera fotos de la condición en que vivía, enfermo, abandonado; incluso me dijo que el día de su muerte yo lo fotografiara”, contó Félix. Otro de los personajes, Segundo Zapata, cortó caña en el Ingenio San Antonio durante 20 años hasta que enfermó y quedó relegado del trabajo: “estuve con él durante toda la historia. Fue al hospital y a los cinco minutos de llegar a su casa, falleció”.

Las imágenes fueron tomadas por el periodista. El trabajo se publicó internacionalmente, caso contrario a lo que sucedió en Nicaragua donde no se conoció ni una sola foto sobre el tema.

 

Crónica y reportaje

Martín Caparrós introdujo a los finalistas y al ganador y mencionó lo interesante que le pareció encontrar diversidad y el hecho de que desde distintos espacios se intentara contar a través del periodismo narrativo.

El primero en relatar su experiencia en la construcción de Carta desde La Laguna, reportaje que le dio el primer premio, fue Alejandro Almazán. “Llegué a La Laguna cuando estaban matando ‘solamente’ a 2 personas al día”, dijo.

En sus palabras, La Laguna es una zona de México que siempre ha suministrado todo lo que necesita un adicto. Es el caldo de cultivo donde están los Zetas y el Cartel de Sinaloa y fue en ese lugar en el que el periodista se metió para construir la historia. Contó con un guía de la zona y un drug dealer; este último lo condujo en su recorrido por varios lugares: “decidí antes qué historias quería contar. Llegué un lunes y primero hice lo más difícil porque en esa zona te empiezan a ubicar. Tuve que trabajar 24 horas al día porque no me podía quedar en el lugar por seguridad”.

En el reportaje, Almazán utiliza diversos recursos narrativos porque “en México nos ha entrado ya mucha sangre por los ojos y contarlo de una forma distinta hace que el lector se interese en leer lo que está pasando”, concluyó.

Luego el público escuchó algunos detalles de Especial Paraguai. “La historia de Natalia Viana es realmente todo lo que usted nunca quiso preguntar sobre lo que pasó con el derrocamiento del expresidente Fernando Lugo en Paraguay”, así introdujo Caparrós a  la periodista.

A diferencia de otros, a Viana sí le interesó el país. En el tema encontró un drama profundo pues por primera vez una nación tenía un presidente progresista y era derrocado. Ese fue para ella el mayor hecho geopolítico de América Latina en 2012. Un quiebre democrático que dejó marcas y envió un mensaje a toda América Latina. En cinco entregas presentó un trabajo de largo aliento que empezó un mes después de ser derrocado Lugo.

“Él estaba en San Pablo haciéndose su tratamiento contra el cáncer linfático y disponible para cualquier medio que lo quisiera entrevistar. Hizo una rueda de prensa y fueron cinco periodistas. Me sentía mal y le dije que me encantaría contar qué pasó en su país. Accedió y me fui a Paraguay”, contó Viana.

Finalmente, con La larga risa de todos estos años de Diego Erlan  cerró esta jornada de excelencia. El trabajo fue la reconstrucción de la vida del escritor argentino Rodolfo Fogwill a través de sus restos, sus papeles, sus escritos. “Tuve acceso a los papeles gracias a la familia. Me enteré de que algunos apenas se estaban descubriendo y me uní a ellos. Encontré novelas inéditas, un diario bastante difícil de leer y un libro de sueños que es casi de relatos y se publicó este año con Alfaguara”, contó Erlan.

En su trabajo mostró eso además las facetas poco conocidas del escritor como la de publicista en los años 70 y 80. “El articulo termina casi con un dejo de melancolía de cuánto lo extrañamos a él y sus intervenciones en el campo cultural”, concluyó.