Por David Lara Ramos | Foto: Unsplash
La crónica es un género literario que explora múltiples ideas, sentimientos, conocimientos sobre una realidad, casi siempre compleja, que implica una reflexión profunda sobre esos hechos y sobre los seres humanos que los viven. Ese fue uno de los primeros conceptos que reveló Joseph Zárate, al comenzar el ‘Taller de crónica: un espejo de lo real’, al que asisten 20 periodistas de Iberoamérica.
Durante el primer día de taller, fueron primordiales las visiones sobre la crónica y sus posibilidades. Al leer la crónica Amor en tienda de campaña 37 A, de David Finkel, Zárate pidió a los participantes responder las preguntas ¿De qué se trata la historia? y ¿Cuál es la idea principal, el sentimiento humano, las emociones o el conocimiento que trasmite? A partir de esa lectura, Zárate fue entregando sus propias reflexiones sobre cómo aborda el concepto de la crónica. Dejó claro que más que sentar cátedra, se trata de compartir su experiencia acumulada, la cual puede ser muy diferente a otros cronistas.
Durante el primer día de taller, Zárate se enfocó en diversas visiones sobre la crónica, presentamos aquí seis de esas visiones:
-
1. La crónica como género literario
Al desarrollar esa idea, Zárate hizo alusión a la imagen de Juan Villoro, quien comparó a la crónica con un ornitorrinco. Es una imagen precisa, comentó Zárate, porque la crónica toma del cuento, la concreción, la concisión, la brevedad, toma también su marco narrativo. La crónica toma de la novela su estructura, la organización de los elementos narrativos. La crónica también tiene de dramaturgia, de teatro, porque el autor puede introducir escenas que se sustentan con el diálogo de los protagonistas del relato. La crónica toma también elementos del ensayo, porque plantea una hipótesis, una afirmación, el cronista debe presentar los argumentos, pruebas y datos que sustenten la hipótesis o las afirmaciones que se hacen en el texto. “La crónica se alimenta de mi propia biografía cuando también revelo dudas, conflictos internos, mis maneras de ver y de sentir”, dijo Zárate.
-
2. La crónica es poesía
Para abordar el aspecto poético de la crónica, Zárate se refirió a la capacidad de un poema para registrar la historia de la condición y las emociones humanas. Citó al escritor peruano, Julio Ramón Ribeyro, quien aseguró que cuando escribía un cuento buscaba registrar en él la historia sicológica de una decisión humana. Zárate expresó: “Eso me ha resonado mucho. Cuando estoy escribiendo me digo: no es denunciar un hecho o denunciar un problema social, sino tratar de acceder al mundo interior de una persona”.
Para concretar la importancia de la poesía en la crónica, presentó el poema La tormenta, del poeta peruano, hijo de migrantes japoneses, José Watanabe, el cual definió como un poeta contemplativo. Zárate explicó que ese poema es ejemplo de cómo un escritor trabaja las emociones, las experiencias que se graban en nuestra memoria. El texto de Watanabe relata un recorrido en canoa con su pareja, en medio de una tormenta. El párrafo final dice: Pero casi estábamos dichosos cuando un relámpago/ iluminó los grandes árboles de la orilla del lago/ y vimos ramas de oro y plata instantáneos. /Entonces volteaste y alargaste tu mano hacia mí: / también te dio miedo la súbita oferta de fulgurar/ y desaparecer. Estos versos que Zárate leyó a los participantes sirvieron de referencia para la siguiente visión de la crónica.
-
3. La crónica busca organizar el caos
Al referirse al relato de Watanabe y a los últimos versos del poema La tempestad, Zárate aseguró que una crónica no solo cuenta lo que ve, o no solo ha de hacer eso, un cronista debe ordenar ese caos que es la realidad, hallarle un sentido, encontrar qué conocimiento puede darse a través de eso que voy a contar, porque además se debe reflexionar sobre la idea contenida en la historia, qué conocimiento sobre la condición humana voy a transmitir a mis lectores. Zárate estableció que la crónica hace la misma operación que el poema de Watanabe, cuenta la historia que le ha ocurrido a alguien. A eso lo llamó el primer nivel, pero hay un segundo nivel, que está en los sentimientos humanos universales como el amor, el miedo, la indecisión, la duda, la inseguridad. Se intenta ordenar ese caos, concluyó Zárate, para dar sentido y significado a la existencia.
-
4. La crónica es un pacto con el lector
Si bien la crónica toma muchas herramientas de los géneros de no ficción como el cuento, la novela o la poesía, está claro que el cronista tiene un pacto con el lector: contar los hechos sin cambiar nada de esa realidad que ha reporteado, observado, vivido. Para reforzar esa idea, Zárate citó al escritor Gay Talease: “Escribir no ficción es dar cuenta de la corriente ficcional que corre en los túneles de lo real”.
Al hacer referencia a la crónica de David Finkel, la cual narra la historia de una familia que vive en una tienda de campaña en un campo de refugiados de la guerra de Kosovo, se estableció que más allá de la historia hay diversos niveles para abordar una realidad. La historia de amor de Vjosa Maliqui sucede en medio de la guerra. Su vestido azul, su cabello desaliñado, las condiciones sanitarias del sitio, son detalles reales que el cronista no puede cambiar, ni ajustar para que su crónica sea más atractiva. Contamos hechos reales y no agregamos nada a esa realidad.
-
5. La crónica revela las dudas del autor
En el segundo párrafo de la crónica Amor en la tienda de campaña 37 A, David Finkel se pregunta “¿Quién hubiera esperado amor en un lugar así? Luego Finkel describe las complejas situaciones sanitarias en ese campo de refugiados donde ocurre una historia de amor. Hay una mujer enamorada: Vjosa, quien debe decidir entre su familia, su padre, al que nunca ha desobedecido y su novio francés Gilles, que ha llegado al lugar como parte de un cuerpo de bomberos, encargado de armar tiendas de campaña. Se enamoran. Zárate preguntó: por qué el autor se hace esa pregunta, y porque luego describe aquel caos con todos sus detalles. Zárate afirmó: “La naturaleza de esa descripción es también un cuestionamiento del escritor, enuncia la pregunta y luego describe, y el uso de los signos de puntuación, la extensión de las frases, nos entrega esa sensación caótica. Uno no describe por describir, a través de esas descripciones estoy tratando de transmitir un estado de ánimo que yo como cronista experimento también en ese momento”. Zárate reconoció la capacidad de David Finkel para narrar los cambios que se han dado en ese espacio, sabe que la vida puede cambiar de un momento a otro. La historia que se narra no solo plantea un conflicto, que es fundamental en el relato, sino también un conflicto en el propio cronista, en sus dudas, en sus temores ante la realidad que vive.
-
6. La crónica es una ventana al mundo interior
La crónica permite abrir una ventana al mundo interior. Es parte del proceso de reportería. Al leer la crónica de Finkel uno puede imaginar cómo fueron las entrevistas, los documentos revisados, las lecturas que se hicieron. Zárate enfatizó que hay que tener una buena dosis de sensibilidad para acercarse a esa ventana de la realidad, acercarse de la forma más humana y respetuosa. Por eso, una crónica es el reflejo de nosotros mismos, de aquello que también nos sucede adentro.
Para cerrar estas visiones sobre la crónica, citó una frase del escritor David Foster Wallace: “La literatura se trata de saber qué rayos es el ser humano”. La crónica es también una forma de buscarnos a nosotros mismos, la crónica termina siendo un espejo en el que puedo reflejar, el amor, el miedo, por eso el cronista se conmueve y reflexiona sobre sí mismo. “Cuando termino de leer un texto soy otra persona”, finaliza el maestro Joseph Zárate.
Sobre Joseph Zárate
Recibió el Premio Gabriel García Márquez 2018 en la categoría Texto, el Premio Ortega y Gasset 2016 a Mejor Historia o Investigación Periodística y el Premio Nacional PAGE 2015 de Periodismo Ambiental creado por la ONU. Fue subeditor de las revistas Etiqueta Negra y Etiqueta Verde. Ha colaborado con diversos medios como The New York Times (Estados Unidos), Courrier International (Francia), Internazionale (Italia), Revista 5W (España), Agencia Pública (Brasil), GK (Ecuador) y Ojo Público (Perú). Su trabajo ha sido incluido en los libros Un mundo lleno de futuro (2017), Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso (2016), Ciudades visibles (2016), Latinoamérica se mueve (2016) y ¡Atención! (2015), antología que reúne diez reportajes de autores latinoamericanos publicados en Alemania.
Tiene un máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y recibió la beca Ochberg 2018 del Dart Center for Journalism & Trauma de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Fue editor en IDL-Reporteros y editor en residencia en Radio Ambulante. Actualmente es profesor de Periodismo Literario en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Es autor de Guerras del interior (Debate, 2018), libro de crónicas sobre conflictos socio-ambientales causados por la explotación de oro, madera y petróleo en los Andes y la Amazonía, y que ha sido traducido al inglés, italiano y polaco.
Por sus crónicas sobre el trabajo funerario durante la pandemia de Covid-19 en Perú ganó el Premio Nacional de Periodismo 2020 y fue nominado al True Story Award 2020/21, que reconoce al mejor periodismo narrativo publicado alrededor del mundo.
Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo
Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.
El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.
Para mantenerte al tanto de las novedades de estas iniciativas, puedes suscribirte a nuestro boletín y seguir nuestras redes sociales: Facebook, Instagram y Twitter.