6 visiones sobre la crónica periodística, según Joseph Zárate

Por David Lara Ramos | Foto: Unsplash

La crónica es un género literario que explora múltiples ideas, sentimientos, conocimientos sobre una realidad, casi siempre compleja, que implica una reflexión profunda sobre esos hechos y sobre los seres humanos que los viven. Ese fue uno de los primeros conceptos que reveló Joseph Zárate, al comenzar el ‘Taller de crónica: un espejo de lo real’, al que asisten 20 periodistas de Iberoamérica.

Durante el primer día de taller, fueron primordiales las visiones sobre la crónica y sus posibilidades. Al leer la crónica Amor en tienda de campaña 37 A, de David Finkel, Zárate pidió a los participantes responder las preguntas ¿De qué se trata la historia? y ¿Cuál es la idea principal, el sentimiento humano, las emociones o el conocimiento que trasmite? A partir de esa lectura, Zárate fue entregando sus propias reflexiones sobre cómo aborda el concepto de la crónica. Dejó claro que más que sentar cátedra, se trata de compartir su experiencia acumulada, la cual puede ser muy diferente a otros cronistas.  

Durante el primer día de taller, Zárate se enfocó en diversas visiones sobre la crónica, presentamos aquí seis de esas visiones:  

  • 1. La crónica como género literario

Al desarrollar esa idea, Zárate hizo alusión a la imagen de Juan Villoro, quien comparó a la crónica con un ornitorrinco. Es una imagen precisa, comentó Zárate, porque la crónica toma del cuento, la concreción, la concisión, la brevedad, toma también su marco narrativo. La crónica toma de la novela su estructura, la organización de los elementos narrativos. La crónica también tiene de dramaturgia, de teatro, porque el autor puede introducir escenas que se sustentan con el diálogo de los protagonistas del relato. La crónica toma también elementos del ensayo, porque plantea una hipótesis, una afirmación, el cronista debe presentar los argumentos, pruebas y datos que sustenten la hipótesis o las afirmaciones que se hacen en el texto. “La crónica se alimenta de mi propia biografía cuando también revelo dudas, conflictos internos, mis maneras de ver y de sentir”, dijo Zárate. 

  • 2. La crónica es poesía

Para abordar el aspecto poético de la crónica, Zárate se refirió a la capacidad de un poema para registrar la historia de la condición y las emociones humanas. Citó al escritor peruano, Julio Ramón Ribeyro, quien aseguró que cuando escribía un cuento buscaba registrar en él la historia sicológica de una decisión humana. Zárate expresó: “Eso me ha resonado mucho. Cuando estoy escribiendo me digo: no es denunciar un hecho o denunciar un problema social, sino tratar de acceder al mundo interior de una persona”. 

Para concretar la importancia de la poesía en la crónica, presentó el poema La tormenta, del poeta peruano, hijo de migrantes japoneses, José Watanabe, el cual definió como un poeta contemplativo. Zárate explicó que ese poema es ejemplo de cómo un escritor trabaja las emociones, las experiencias que se graban en nuestra memoria. El texto de Watanabe relata un recorrido en canoa con su pareja, en medio de una tormenta. El párrafo final dice: Pero casi estábamos dichosos cuando un relámpago/ iluminó los grandes árboles de la orilla del lago/ y vimos ramas de oro y plata instantáneos. /Entonces volteaste y alargaste tu mano hacia mí: / también te dio miedo la súbita oferta de fulgurar/ y desaparecer.  Estos versos que Zárate leyó a los participantes sirvieron de referencia para la siguiente visión de la crónica.

  • 3. La crónica busca organizar el caos 

Al referirse al relato de Watanabe y a los últimos versos del poema La tempestad, Zárate aseguró que una crónica no solo cuenta lo que ve, o no solo ha de hacer eso, un cronista debe ordenar ese caos que es la realidad, hallarle un sentido, encontrar qué conocimiento puede darse a través de eso que voy a contar, porque además se debe reflexionar sobre la idea contenida en la historia, qué conocimiento sobre la condición humana voy a transmitir a mis lectores. Zárate estableció que la crónica hace la misma operación que el poema de Watanabe, cuenta la historia que le ha ocurrido a alguien. A eso lo llamó el primer nivel, pero hay un segundo nivel, que está en los sentimientos humanos universales como el amor, el miedo, la indecisión, la duda, la inseguridad. Se intenta ordenar ese caos, concluyó Zárate, para dar sentido y significado a la existencia.

  • 4. La crónica es un pacto con el lector

Si bien la crónica toma muchas herramientas de los géneros de no ficción como el cuento, la novela o la poesía, está claro que el cronista tiene un pacto con el lector: contar los hechos sin cambiar nada de esa realidad que ha reporteado, observado, vivido. Para reforzar esa idea, Zárate citó al escritor Gay Talease: “Escribir no ficción es dar cuenta de la corriente ficcional que corre en los túneles de lo real”. 

Al hacer referencia a la crónica de David Finkel, la cual narra la historia de una familia que vive en una tienda de campaña en un campo de refugiados de la guerra de Kosovo, se estableció que más allá de la historia hay diversos niveles para abordar una realidad. La historia de amor de Vjosa Maliqui sucede en medio de la guerra. Su vestido azul, su cabello desaliñado, las condiciones sanitarias del sitio, son detalles reales que el cronista no puede cambiar, ni ajustar para que su crónica sea más atractiva. Contamos hechos reales y no agregamos nada a esa realidad.  

  • 5. La crónica revela las dudas del autor 

En el segundo párrafo de la crónica Amor en la tienda de campaña 37 A, David Finkel se pregunta “¿Quién hubiera esperado amor en un lugar así? Luego Finkel describe las complejas situaciones sanitarias en ese campo de refugiados donde ocurre una historia de amor. Hay una mujer enamorada: Vjosa, quien debe decidir entre su familia, su padre, al que nunca ha desobedecido y su novio francés Gilles, que ha llegado al lugar como parte de un cuerpo de bomberos, encargado de armar tiendas de campaña. Se enamoran. Zárate preguntó: por qué el autor se hace esa pregunta, y porque luego describe aquel caos con todos sus detalles. Zárate afirmó: “La naturaleza de esa descripción es también un cuestionamiento del escritor, enuncia la pregunta y luego describe, y el uso de los signos de puntuación, la extensión de las frases, nos entrega esa sensación caótica. Uno no describe por describir, a través de esas descripciones estoy tratando de transmitir un estado de ánimo que yo como cronista experimento también en ese momento”. Zárate reconoció la capacidad de David Finkel para narrar los cambios que se han dado en ese espacio, sabe que la vida puede cambiar de un momento a otro. La historia que se narra no solo plantea un conflicto, que es fundamental en el relato, sino también un conflicto en el propio cronista, en sus dudas, en sus temores ante la realidad que vive.

  • 6. La crónica es una ventana al mundo interior 

La crónica permite abrir una ventana al mundo interior. Es parte del proceso de reportería. Al leer la crónica de Finkel uno puede imaginar cómo fueron las entrevistas, los documentos revisados, las lecturas que se hicieron. Zárate enfatizó que hay que tener una buena dosis de sensibilidad para acercarse a esa ventana de la realidad, acercarse de la forma más humana y respetuosa. Por eso, una crónica es el reflejo de nosotros mismos, de aquello que también nos sucede adentro. 

Para cerrar estas visiones sobre la crónica, citó una frase del escritor David Foster Wallace: “La literatura se trata de saber qué rayos es el ser humano”. La crónica es también una forma de buscarnos a nosotros mismos, la crónica termina siendo un espejo en el que puedo reflejar, el amor, el miedo, por eso el cronista se conmueve y reflexiona sobre sí mismo. “Cuando termino de leer un texto soy otra persona”, finaliza el maestro Joseph Zárate. 

Sobre Joseph Zárate

Recibió el Premio Gabriel García Márquez 2018 en la categoría Texto, el Premio Ortega y Gasset 2016 a Mejor Historia o Investigación Periodística y el Premio Nacional PAGE 2015 de Periodismo Ambiental creado por la ONU. Fue subeditor de las revistas Etiqueta Negra y Etiqueta Verde. Ha colaborado con diversos medios como The New York Times (Estados Unidos), Courrier International (Francia), Internazionale (Italia), Revista 5W (España), Agencia Pública (Brasil), GK (Ecuador) y Ojo Público (Perú). Su trabajo ha sido incluido en los libros Un mundo lleno de futuro (2017), Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso (2016), Ciudades visibles (2016), Latinoamérica se mueve (2016) y ¡Atención! (2015), antología que reúne diez reportajes de autores latinoamericanos publicados en Alemania.

Tiene un máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y recibió la beca Ochberg 2018 del Dart Center for Journalism & Trauma de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Fue editor en IDL-Reporteros y editor en residencia en Radio Ambulante. Actualmente es profesor de Periodismo Literario en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Es autor de Guerras del interior (Debate, 2018), libro de crónicas sobre conflictos socio-ambientales causados por la explotación de oro, madera y petróleo en los Andes y la Amazonía, y que ha sido traducido al inglés, italiano y polaco.

Por sus crónicas sobre el trabajo funerario durante la pandemia de Covid-19 en Perú ganó el Premio Nacional de Periodismo 2020 y fue nominado al True Story Award 2020/21, que reconoce al mejor periodismo narrativo publicado alrededor del mundo.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

Para mantenerte al tanto de las novedades de estas iniciativas, puedes suscribirte a nuestro boletín y seguir nuestras redes sociales: Facebook, Instagram y Twitter.

Taller de crónica: un espejo de lo real

“La crónica es la novela de la realidad”, dijo alguna vez Gabriel García Márquez para referirse al, posiblemente, más antiguo de los géneros periodísticos: el que se acerca a la literatura por su intención de construir un escenario, un clima y personajes que le transmiten al lector la sensación de haber estado en los lugares en los que se desarrollaron las historias. Una crónica, entonces, no es solo un modo de enterarse de los hechos, sino también de conocer el mundo.

Para explorar más sobre la crónica, el Festival Gabo N°9 te ofrece este taller virtual, conducido por el periodista y editor peruano Joseph Zárate, en el que podrás conocer el proceso de construcción de una crónica, a partir de tres momentos claves: la identificación de la idea, la reportería y el proceso de escritura de la historia.

Esta actividad es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina. Conoce la programación completa de talleres aquí.

Inscríbete aquí en el taller de crónica: un espejo de lo real

 

Dirigido a:

Periodistas y editores en medios de comunicación de cualquier formato en Iberoamérica. Serán seleccionados por convocatoria pública 20 personas entre quienes se postulen.

 

Más información sobre el taller:

    • Fechas: 15, 16 y 17 de noviembre de 2021  (sesiones de 2 horas por día)
    • Cupos: 20
    • Hora:  10 a.m. a 12 m. (México)
      11 a.m. a 1 p.m. (Colombia)
      1 p.m. a 3 p.m.  (Argentina/Chile)
    • Modalidad: virtual
    • Fecha de cierre de inscripciones: 1 de noviembre de 2021
    • Fecha de publicación de seleccionados:  9 de noviembre de 2021
    • Contacto del taller: Silvia Navarro Aguas – snavarro@fundaciongabo.org

 

Sobre Joseph Zárate

Joseph Zárate es un periodista y editor peruano. Recibió el Premio Gabriel García Márquez 2018 en la categoría Texto, el Premio Ortega y Gasset 2016 a Mejor Historia o Investigación Periodística y el Premio Nacional PAGE 2015 de Periodismo Ambiental creado por la ONU. Fue subeditor de las revistas Etiqueta Negra y Etiqueta Verde. Ha colaborado con diversos medios como The New York Times (Estados Unidos), Courrier International (Francia), Internazionale (Italia), Revista 5W (España), Agencia Pública (Brasil), GK (Ecuador) y Ojo Público (Perú). Su trabajo ha sido incluido en los libros Un mundo lleno de futuro (2017), Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso (2016), Ciudades visibles (2016), Latinoamérica se mueve (2016) y ¡Atención! (2015), antología que reúne diez reportajes de autores latinoamericanos publicados en Alemania.

Tiene un máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y recibió la beca Ochberg 2018 del Dart Center for Journalism & Trauma de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Fue editor en IDL-Reporteros y editor en residencia en Radio Ambulante. Actualmente es profesor de Periodismo Literario en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Es autor de Guerras del interior (Debate, 2018), libro de crónicas sobre conflictos socio-ambientales causados por la explotación de oro, madera y petróleo en los Andes y la Amazonía, y que ha sido traducido al inglés, italiano y polaco.

Por sus crónicas sobre el trabajo funerario durante la pandemia de Covid-19 en Perú ganó el Premio Nacional de Periodismo 2020 y fue nominado al True Story Award 2020/21, que reconoce al mejor periodismo narrativo publicado alrededor del mundo.

 

Sobre el Premio Gabo y el Festival Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

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¡Inscríbete a los talleres del Festival Gabo N°9!

La Fundación Gabo, creada por el periodista y Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, ofrece este 2021 cuatro talleres en el marco del Festival Gabo N°9, la fiesta más importante de la ciudadanía, el periodismo y la cultura, que este año se realizará de forma virtual del 15 al 20 de noviembre.

Estos talleres nos reconectarán con las nuevas narrativas sobre drogas, la crónica, el fotoperiodismo y las colaboraciones periodísticas. En el primer taller, los participantes podrán identificar los estereotipos que perviven en el cubrimiento periodístico de las drogas y temas relacionados. En el segundo, podrán conocer el proceso de construcción de una crónica. En el tercero, realizarán un viaje anacrónico de la fotografía digital a la análoga. En el cuarto, conocerán cómo planear colaboraciones periodísticas, seleccionar temas a investigar de forma colaborativa y gestionar equipos interdisciplinarios.

Cada taller del Festival Gabo N°9 tiene fechas y horarios distintos, te invitamos a consultar los detalles e inscribirte al que más sea de tu interés. Algunos talleres están dirigidos a periodistas y editores en ejercicio y otros están abiertos también a estudiantes, docentes y al público en general.

Para inscribirte, debes diligenciar un sencillo formulario en el que te preguntaremos por tus motivaciones para asistir y te solicitaremos algunos datos de contacto. Del total de postulaciones recibidas, se seleccionarán a 20 personas para cada taller, y tú puedes ser uno de ellos. El plazo de inscripciones se cerrará el próximo 1 de noviembre.

Los seleccionados serán anunciados el 9 de noviembre a través del sitio web www.festivalgabo.com. Los participantes no asumirán los costos de matrícula gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

Conoce e inscríbete al Festival Gabo N°9:

Taller de crónica: un espejo de lo real

Para explorar más sobre la crónica, el Festival Gabo N°9 ofrece este taller virtual, conducido por el periodista y editor peruano Joseph Zárate, en el que periodistas y editores en medios de comunicación de Iberoamérica podrán conocer el proceso de construcción de una crónica, a partir de tres momentos claves: la identificación de la idea, la reportería y el proceso de escritura de la historia. Más información e inscripción al taller aquí

Taller ‘Nuevas narrativas sobre drogas: coberturas libres de estereotipos’

Este taller del Festival Gabo N°9 te ayudará a identificar los prejuicios, estereotipos y lugares comunes que perviven en la cobertura periodística sobre drogas y sus relacionados. Podrás hallar la inspiración para ampliar la mirada sobre este tema, el cual puede ser contado a partir de nuevas narrativas y mediante el empleo de formatos innovadores que generen reflexión y conversaciones con las audiencias. Esta actividad, dirigida a periodistas y editores en medios de comunicación de Iberoamérica, la conducirá el periodista y editor uruguayo Guillermo Garat y contará con la participación de Adriana Muro Polo,  abogada y fundadora de Elementa DDHH, y de Pablo Zuleta, médico psquiatra y director del área de consumo de drogas, salud pública y educación del CESED.  Más información e inscripción al taller aquí

Taller de fotoperiodismo: un viaje de lo digital a lo análogo, con Viviana Peretti

Este taller del Festival Gabo N°9 te permitirá hacer un recorrido a lo largo de los 15 años de práctica fotográfica de Viviana Peretti. Será un viaje anacrónico de la fotografía digital a la análoga hasta terminar con la fotografía con teléfonos móviles. La actividad, dirigida a profesionales y estudiantes de periodismo y carreras afines y, en general, a todos los interesados en el fotoperiodismo, contempla una serie de tres clases para hablar de mirada y punto de vista; te invitamos con este taller a desarrollar un ojo analógico y a cuestionar dónde estamos parados en esta época de masificación y banalización visual. Más información e inscripción al taller aquí

Taller ‘Colaboraciones periodísticas: investigaciones que cruzan fronteras, con Emilia Díaz-Struck’

Este taller del Festival Gabo N°9 te permitirá reforzar tus conocimientos acerca de cómo planear colaboraciones periodísticas, seleccionar temas a investigar de forma colaborativa, gestionar equipos interdisciplinarios, así como aprovechar recursos y herramientas para hacer periodismo de investigación transfronterizo. Es dirigido a periodistas y editores independientes o vinculados a medios de comunicación de Iberoamérica.  Es conducido por Emilia Díaz-Struck, coordinadora para América Latina del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), que partirá de su experiencia en los Pandora Papers, una de las mayores colaboraciones periodísticas de la historia. Más información e inscripción al taller aquí 

Sobre el Premio Gabo y el Festival Gabo

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8 motivos para romper el molde de la crónica prefabricada (y lograr ser publicado), según Josefina Licitra

La cronista argentina Josefina Licitra, durante el taller que impartió en el Festival Gabo. Foto: Julián Roldán – Fundación Gabo

Por Andrea Jiménez Jiménez@andrejimenezj

¿Por qué los editores devuelven crónicas y otros textos que les llegan como propuestas? Josefina Licitra tiene la respuesta. “Lo que llega hace muchos años es un formato. Quizá sea el formato de la nueva crónica latinoamericana, que es muy ordenador, que sigue dando piezas periodísticas interesantes que vale la pena leer, pero que impuso una especie de estructura que también vale la pena romper”.

Las crónicas, como producción en masa, vienen con molde pre-hecho, una guía establecida que ha convencido a la argentina, ganadora del Premio Cemex en 2004, de que hay que comenzar a darle la vuelta a la forma en la que contamos las historias para que estas tengan cabida, con una voz propia, en espacios dedicados a cultivar este arte narrativo.

Entonces, ¿por qué rebotan las historias cuando las rebotan? ¿Cómo se puede fundamentar la idea de que hay un molde a romper? Aquí, las razones:

  1. La crónica busca –supuestamente- usar el dato paro luego trabajar el texto en función de su elemento visual, que es imaginártelo como un documental, y eso no está mal. Pero en esta forma de concebir las crónicas como elementos organizados por escenas, el dato dejó de importar. Cuesta dar con estos, con material que esté fuerte de datos. Empecé a tener profundo respeto por los datos, porque, más allá de que estén chequeados, una cosa es equivocarse en el dato y otra no buscarlo. Pero en nombre del estilo y del nuevo periodismo literario, no hay datos. Hay un manejo más literario del material, más allá de que sea bueno o malo. Y el dato es fundamental. En nombre de que a la idea hay que articularla en elementos visuales, que estoy de acuerdo, hemos olvidado los datos, y las ideas hay que argumentarlas, y eso es tan importante como la estética.

 

  1. No hay estructura. A veces uno se encuentra escena, pero no hay progresión dramática. Esto no necesariamente debe pasar en el perfil, porque el perfil es otra cosa, es como una fotografía. En la crónica debe haber movimiento. Hay que hacer lo que en lenguaje audiovisual se llama escaletear. Es muy importante la estructura, y esa estructura está rezagada y solo vemos escenas lindas una al lado de la otra.

 

  1. El periodismo tiene un punto de vista que no es opinión, y está bien seguir pensándolo en ese sentido, pero la pregunta sobre el punto de vista hoy nos terminó quedando antigua. Creo que a nadie se le ocurre pensar que el periodismo se concibe sin la idea del punto de vista, porque el tema de la objetividad dejó de ser una discusión, porque todos entendemos que la objetividad no existe, es una discusión estéril. Así que encontrar y mostrar el punto de vista es importante.

 

  1. Esta no es una pregunta menor: Con eso que vemos, ¿podemos hacer algo? En los talleres de creación es una pelea constante por lograr que los participantes cuenten lo que vieron y no lo que sienten que tienen que contar. Hay un temor y una autocensura que son bastante grandes.

 

  1. Las crónicas se hacen con eso que el periodismo narrativo llamó “detalle simbólico”. Como recurso está bien, es interesante, pero suele ser una equivocación. Y uno recibe textos que tienen detalles que no dicen nada, y el detalle tiene que decir algo. El texto no puede ser la fiesta del detalle, hay que elegir un par, mirar bien dónde lo vas a poner. Si uno muestra un detalle, este tiene que explotar. Si no, no ayuda: hace ruido.

 

  1. La falta de moralización, de línea ideológica, es uno de los preceptos del ‘nuevo viejo periodismo’ que sigo sosteniendo. Creo que nos cuesta mucho meternos con “gente buena”. Les perdonamos la vida en todos los aspectos. Tenemos miedo de que nos señalen, y más en tiempos de redes sociales, en los que estamos con una fiscalía digital que a muchos nos atemoriza, pero debemos superar.

 

  1. Siempre hubo esa idea de que el periodismo narrativo no iba detrás de la primicia, de la urgencia, y como nunca vamos a llegar a tiempo, nuestra posibilidad de diferenciarnos no es en flecha horizontal sino vertical: vayamos hacia el fondo ya que no podemos ir más rápido que los demás. Pero no tomar las características de la televisión o internet para ir rápido no quiere decir que debamos hacer una alegoría de lo pequeñito, de lo demorado. ¡Queremos que nos lean! Y si queremos que nos lean debemos empezar a pensar un poco más en grande. Hay pequeñas historias que valen porque pueden crecer, pero por eso valen, y si se quedan pequeñas no van para ningún lado. Pero la idea no tiene que ser en el nombre de que no estamos apurados, y eso no nos vuelve demagógicos, sino con sentido común. Debemos pensar que un buen tema puede pasar desapercibido, pero que no necesariamente hay que buscarlos en el universo marginal. Saber leer los diarios, que son la centralidad del discurso periodístico, también nos puede dar un punto de partida para hacer una buena historia.

 

Teniendo los rasgos del molde a romper, no está mal tener en cuenta otras recomendaciones (e ideas):

-Cuando golpeas muchas puertas y hay mucho “no, no, no”, ahí hay algo. Cuando los rebotes son sistemáticos, esas negativas son sintomáticas. Y hay que revisarlas.

No sirve un editor que te perdone todo, o que te admire. No está mal desenamorarse del texto de uno, si es un buen editor

– Si no hay algo que te conecte con trabajos de largo aliento, te vas a cansar.

-Sobre la primera persona: si en una escena uno tiene algo que contar, uno cumple una función. De ninguna manera me parece algo vanidoso o egocéntrico.

-Uno tiene que poder escuchar su propio hartazgo y saber cuándo parar (con respecto a la autoedición)

-Cuando uno escribe sobre sí mismo es toda una decisión a tomar. Son textos son muy dolorosos de hacer. Si se hacen con honestidad, no son textos fáciles, y exigen un procedimiento que tal vez sea complicado cuando llevas poco tiempo escribiendo, porque suponen cierta madurez. Porque uno tiene que escribir sobre la falla y analizarse uno mismo desde lo editorial; uno debe mirar la textura, la calidad. Hay que tener distancia como sea. Creo que eso se ejercita. Uno paga precios altísimos. No hay que escribir una falsa literatura. Hay que entregar todo lo que uno tiene.

-Uno tiene que poder sacrificar su ansia de lucirse en pos de lo que el texto necesita.

Se necesitan personajes. Si no hay personas, lo que tienes es una nota.

-En general, escribir con mucho moño, con mucha retórica, es fácil. La escritura es limpieza.

Sean incorrectos. No como dogma, no como provocación, sino como honra a la verdad.

Sobre el Premio Gabo y el Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabo con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio Gabo y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con su filiales en América Latina.

7 claves de Cristian Alarcón para contar historias de sexualidades disidentes

Cristian Alarcón en el Taller de crónica queer: como narrar sexualidades disidentes en el Parque Explora. Foto: Julián Roldán/FNPI.

Por Camila Del Villar | @cdvillar

Para el periodista argentino Cristian Alarcón, contar una buena historia no requiere tener un título de cronista. Durante el Taller de crónica queer: cómo narrar sexualidades disidentes, realizado en el primer día del sexto Festival Gabo, el editor de revista Anfibia aseguró que los tiempos de los periodistas de hoy no son nada parecidos a los de aquellos de quienes se posicionaron como sus maestros. Con esta idea, Alarcón compartió ciertas claves y valores de la crónica contemporánea que deben considerarse sobre todo a la hora de abordar temas como las sexualidades disidentes.

En un momento donde, de acuerdo con Alarcón, la crónica queer (o cuir) se encuentra en crisis, el maestro de la FNPI invitó a los 61 participantes del taller a escribir sobre el amor en la disidencia sexual, recordándoles que  “el periodismo es el territorio del ejercicio profundo de la libertad que se consigue con dos cosas: investigación (de la temática) y conocimiento profundo del lenguaje”.

De este taller quedan siete claves para poner en práctica a la hora de escribir crónicas sobre sexualidades disidentes:

1. “Un autor primero se conoce y luego escribe”. Alarcón afirma que el autoconocimiento es uno de los ejercicios esenciales para escribir crónicas. Propone hacerse preguntas que solo pueden responderse en privado o de las que a veces ni siquiera conocemos las respuestas. Explica que la búsqueda de la voz propia es un recorrido que nos permite tener una conciencia crítica sobre lo que se conoce de uno mismo.“Hay que cuestionar de dónde vengo, cuál es mi primer recuerdo, cuándo comprendí la diferencia entre goce y deseo o en qué momento entendí que llegó el amor”, añade el periodista.

2. “El tema queer exige formación”. El director de Anfibia recomienda estudiar la teoría y  la historia de la diversidad sexual para contar con propiedad. Explica que antes escribir del tema hay que dominar el contexto, en el que se incluyen ideas como que la sexualidad tiene que ser administrada por la iglesia, los médicos, la justicia o la prensa y que las disidencias están relacionadas con peligrosidad, alcoholismo o drogadicción. “Ahora la teoría queer, la teoría feminista, todo está accesible”, dice Alarcón.

3. “La condición del cronista es mutante y necesita nuevas herramientas”. Según Alarcón, las mutaciones, para los periodistas y para cualquier persona, no sólo son aquellos cambios a los que estamos expuestos en el ambiente; también son aquellos a las que nos sometemos como consecuencias de lo que creemos. “Si no, ¿por qué no nos quedamos fijos en un rol?”, se cuestiona el editor. Él considera que, a la hora de escribir historias, para un periodista es clave preguntarse cuáles son esos territorios a dónde puede y quiere ir con su trabajo, y a donde aún no ha ido. “Si estamos en una época donde lo transicional parece ser el estado permanente, hay que aceptarnos como cronistas en tránsito, sin la necesidad de tenerlo todo claro”.

4. “Cualquier periodista puede ser un activista, pero no todo activista puede ser periodista”. El activismo ya está profesionalizado, mientras que hace algunos años no. Esto causaba que, sin que el periodista siquiera lo supiera, no había división entre lo uno y lo otro, explica Alarcón. Añade que hoy, cuando esa distinción está clara, es importante encaminar cada propósito. Aunque en la acción puede ser distinto, el periodista puede ser activista con el impacto de su trabajo.

5. “La voz del narrador se funda en la experiencia”. Para acercarse a las historias de las personas queer, hay que asumir esfuerzos en reducir las distancias que puedan existir e implementar otros procesos. “La voz de narrador no sale de una entrevista de dos horas, sino de la inmensa experiencia que tuvo con el tema”, dice Alarcón.

6. “Cuidado con la fetichización de lo queer”. En un momento en que existen ideas predeterminadas del género y donde apenas se comienza a cubrir las disidencias, es común caer en formas monótonas de contar estas realidades y meter todo en un mismo saco. Frente a esto Alarcón propone salir de los temas frecuentes e indagar cuáles son las percepciones sociales y políticas de las distintas disidencias. “El periodismo no es otra cosa que la búsqueda de preguntas nuevas. No es la obtención de respuestas”.

7. “El periodismo es territorio del ejercicio profundo de la libertad que se consigue con dos cosas: investigación y conocimiento profundo del lenguaje”. El editor de Revista Anfibia dice que con estos dos elemento se encuentra la creatividad para romper esquemas. Explica que ahora, cuando el periodismo exige velocidad de acción, hay que entrenarse en la capacidad narrativa a través del conocimiento de la teoría de los temas que cubrimos y la lectura de la gran literatura.

Sobre Cristian Alarcón

Actualmente dirige la revista Anfibia de la Universidad Nacional de San Martín y Cosecha Roja, y la Red de periodismo judicial de América Latina. Autor de los libros Cuando me muera quiero que me toquen cumbia, Si me querés, quereme transa y de la antología Un mar de castillos peronistas. Fue becario del diario Clarín. Trabajó en el diario Página/12, la Revista TXT y el diario Crítica de la Argentina.

Es maestro de la FNPI. Es profesor titular en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata y fundador del posgrado en Periodismo Cultural. Ha sido becado como profesor visitante por el Lozano Long Institute of Latin American Studies de la Universidad de Austin, Texas. Recientemente fue designado como profesor visitante por el Centro de Estudios en civilizaciones, lenguas y letras extranjeras –CECILLE—y la Facultad de Periodismo de la Universidad de Lille, Francia.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos SURA y Bancolombia con sus filiales en América Latina.

3 crónicas de Carlos Manuel Álvarez para conocer la Cuba de verdad

Carlos Manuel Álvarez, la pluma más joven de la lista Bogotá 39-2017 del Hay Festival, es el autor de La tribu, un libro que recopila sus mejores crónicas sobre “la Cuba que existe de verdad, la Cuba que perdura, la querida, la triste y la aborrecida, la de los versos de boleros y ahora de reggaeton, la que es para siempre, se quiera o no”, como comenta Jon Lee Anderson.

Ahí están las aventuras y los calvarios de unos cubanos que se van de la isla, buscando fortuna en el norte; la vida de un gran poeta que ha sido muy escasamente publicado y se resigna a morir en el anonimato; las cotidianidades de una exbailarina de Tropicana que vive en un vertedero de basura.

Álvarez, director de la revista digital de periodismo narrativo El Estornudo, regresa al Festival Gabo para compartir con los asistentes el proceso de investigación, financiación y escritura de su primer libro de crónicas en la sección Periodismo de tú a tú. Un grupo de 60 asistentes podrá conversar con él este sábado 30 de septiembre a las 4 p.m en el Auditorio del Parque Explora. Además, compartirá una conversación con los escritores caribeños Frank Báez y Alberto Salcedo Ramos, el viernes 29 a las 5 p.m. en el Teatro Explora. Inscríbete aquí al Festival Gabo.

Te presentamos un abrebocas de su trabajo:

La isla, vista desde sus personajes

Álvarez se ha caracterizado por hablar de Cuba desde el espectro de lo que son sus personajes. Así, se encuentran historias de personas que huyeron, soportaron, glorificaron o simplemente sobrevivieron la revolución desde diferentes ángulos.

Recomendado #1 – Los Enigmas de Bola:

Cuenta la historia de Ignacio Villa ‘Bola de Nieve’, un cantante negro y homosexual que además era considerado poco atractivo en una época de total machismo en la Cuba revolucionaria de 1933.

Frase destacada:

Del público obtendría varias respuestas –tomates, huevos, gritos racistoides de ‘negro gordo’, el abucheo de una muchachada que lo conocía bien y que de plano rechazaba los amaneramientos que ya afloraban en Bola–, ninguna que lo animara a seguir en los escenarios. Pero siguió”.

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Recomendado #2 – Cuba, como congelada en el tiempo:

Tras la reapertura económica de la isla con Estados Unidos, Álvarez analiza cómo se percibe la ciudad de La Habana después de tantos años de aislamiento y atraso y se pregunta qué pasará cuando entren los turistas y salgan los cubanos.

Frase destacada:

…todas las buenas nuevas que han sucedido en el lapso apretado de los últimos meses, desde que se reiniciaran las relaciones con Estados Unidos, han terminado en sonoros fracasos, por lo que no habría qué temer. La Habana no se va a volver Dubái, todavía”.

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Recomendado #3 – El ‘pitcher’ negro de las medias blancas:

Para narrar la repercusión de las leyes migratorias cubanas durante la era Fidel, Álvarez cuenta la historia de ‘Contreras’, un lanzador de béisbol que regresa a Cuba después de varios años en Estados Unidos. Desde 1959, a los deportistas cubanos que intentaran hacer carrera fuera del país se les prohibía la entrada durante los siguientes ocho años, lo cual marcó en dos la historia que muchos habían construido con sus seguidores y sus equipos.

Frase destacada:

En todo ese tiempo su consagración y persistencia cobraron merecida fama. Tanta que Will González, comentarista de ESPN, llegó a sugerirle a Yoenis Céspedes, jardinero contratado por Oakland a inicios de 2012, que aprendiera de Contreras cómo asumir la escabrosa transición de exiliado cubano a estrella consistente en las Grandes Ligas”.

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Sobre el Premio y Festival Gabo 

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y las empresas Bancolombia y el Grupo SURA y su filiales en América Latina.