Masas revueltas, auditorios tomados

Resumen del coloquio “Masas revueltas: el periodismo ante los movimientos sociales en red y las protestas en las calles”
Por Juan David López

¿Qué mejor espacio para dar un golpe mediático que un auditorio repleto de periodistas? Y si el tema que los reúne es el de los movimientos sociales, la escena está completa. Así ocurrió en la charla “Masas revueltas: el periodismo frente a los movimientos sociales en red y las protestas en las calles”, en el segundo día del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, cuando una pregunta de un asistente se convirtió en un acto simbólico de protesta frente a la desatención de los medios de comunicación a los movimientos ciudadanos por la salud.

Un joven estudiante de medicina de la Universidad de Antioquia, residente de otorrinolaringología, tomó la palabra y pidió a sus acompañantes que se pusieran de pie. La sorpresa no fue menor cuando la mitad de los asistentes se hicieron visibles como un grupo organizado. Ellos no son periodistas, pero sí conscientes de la importancia de los medios para poner en la agenda pública las demandas de los movimientos sociales. En sus camisetas se leía: “No a esta reforma a la salud. Ni es reforma ni es salud”.

La pregunta era muy concreta. Si ellos hacen parte de un movimiento absolutamente pacífico y los medios le dan más importancia al espectáculo que produce la violencia, ¿es necesario que acudan a la violencia ellos también? Más que una pregunta, constituía un reclamo para los periodistas, un grito de alerta: “aquí están pasando cosas, ¿no lo ven?”.

La conversación tuvo como participantes a Pirry, de RCN en Colombia, a Patricio Fernández de The Clinic, en Chile, a Natalia Viana de Agencia Pública, de Brasil, y a Marcela Turati, de la revista mexicana Proceso. Los países de origen de cada uno de ellos han sido testigos de la aparición de ese nuevo sujeto político que se forma, se articula y se convoca a través de las redes sociales, y cuyas demandas se mueven entre la diversidad y la espontaneidad.

El primero en tocar el problema fue Pirry, quien explicó cómo veía estas manifestaciones a partir del Paro Agrario que se dio entre julio y agosto en Colombia. Para él, ahora existen dos tipos de manifestaciones sociales: unas de sectores tradicionales, como las de los trabajadores y campesinos, y otras que tienen las redes como su sitio de inicio, desarrollo y desenlace. También lamentó la dinámica que estas toman a veces, “muchas veces la gente joven participa en las manifestaciones correctas por las razones equivocadas”, como sucedió, para él, con la falsa relación de causalidad que se generó entre el documental 9.70 y el mencionado Paro Agrario.

Con respecto a la relación de estos movimientos sociales con los medios, apuntó que los informes de prensa se han vuelto un inconveniente para que el periodismo llegue al fondo de las manifestaciones: “lo que hacen los informes es tratar de distraer”. En otro sentido, afirmó que existe un problema en la manera como la gente se crea opiniones en redes sociales: “nos armamos las opiniones con 140 caracteres”.

Patricio Fernández, fundador del diario chileno The Clinic, habló de la relación de los medios con los movimientos estudiantiles de 2011 en Chile. “Uno de los grandes enemigos de estos movimientos sociales en Chile fueron los medios de comunicación, y con bastante razón”, pues su labor se reducía a mostrar la violencia. Pero gracias a las redes sociales, los medios tradicionales dejaron de ser importantes para comunicarse. Pese a esta ventaja, Patricio Fernández también planteó que la opinión que se forma en las redes tiende a volverse “cerrada y tozuda” frente a la crítica.

Los estudiantes chilenos no solo dieron la espalda a los grandes medios, sino que generaron sus propias alternativas de comunicación aprovechando la potencialidad de la web con sus propios lenguajes y formatos cercanos. Sin embargo, Patricio también mencionó algunos antecedentes, como la primera explosión popular convocada por redes en abril de 2011, que logró reunir a 5 mil personas sin un acuerdo o consigna común.

En el caso de Brasil, aunque es claro que las manifestaciones comenzaron por un alza en las tarifas de transporte, no es tan evidente quiénes siguieron participando y porqué en las manifestaciones populares de mediados de 2013. Natalia Viana ejemplificó la descalificación de los medios leyendo un par de editoriales. Este discurso comenzó a matizarse cuando los mismos periodistas se convirtieron en víctimas de la represión policial.

Como en Chile, los manifestantes brasileños generaron sus propios medios de comunicación. Transmitieron las manifestaciones en vivo por internet, generando no solo información en tiempo real, sino información con un punto de vista claro y definido. Para Natalia, es claro que vendrán más manifestaciones con la realización de la Copa Mundial de la FIFA de 2014 y de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016.

La última en tomar la palabra fue Marcela Turati, mexicana. A diferencia de sus compañeros de panel, no quiso hablar del movimiento estudiantil representado en #YoSoy132, sino más bien de las distintas manifestaciones que se están dando en contra de la violencia en México, particularmente desde los periodistas. Estos han aprendido a sacar provecho de las redes, no solo para manifestarse, sino para prevenirse de posibles ataques en su contra.

Todos los jóvenes del movimiento contra la reforma a la salud en curso escucharon de forma atenta la conversación de los periodistas invitados. Al final, dieron la lección de la jornada. A la pregunta planteada por el joven estudiante, Pirry respondió que estaba haciendo un programa sobre esa reforma y que era necesario encontrar formas distintas a la violencia para llamar la atención de los medios. Esa respuesta no fue realmente reveladora para ellos. Eso fue justo lo que hicieron.

Países difíciles de contar

Cuatro experiencias periodísticas en América Latina.

El periodismo es difícil por sí mismo, cada historia trae complejidades a quien la quiere contar, pero hay circunstancias que complican más el oficio. El tercer día del Premio GGM comenzó con una conversación entre cronistas de Venezuela, México, Nicaragua y Colombia, donde hacer periodismo implica un reto adicional.

Luz María Tobón, periodista del diario El Mundo, de Medellín, moderó la charla.

¿Cuál pregunta quieren responder ustedes cuando hacen periodismo?

Carlos Chamorro (Nicaragua. Director de dos programas de televisión y del diario digital confidencial.com.ni): La pregunta que trato de responder a través del periodismo es cómo puedo producir información confiable que sea útil para la sociedad, cómo acercarme a la verdad de la información, algo vital para las decisiones que toma una sociedad democrática.

Patricia Nieto (Colombia. Es periodista desde hace veintitrés años. Se ha enfocado en la investigación del conflicto armado de su país): Desde que comencé a hacer periodismo hay dos preguntas que han guiado mi trabajo: ¿Cómo contar el dolor? ¿Cómo se cuenta el horror, lo que no tiene nombre?

Boris Muñoz (Venezuela. Es colaborador de medios independientes como ProDaVinci.com, y The New Yorker): Yo he querido tratar de entender cómo un país desciende progresivamente a la anomalía, eso es lo que ha pasado en Venezuela durante los últimos veinte años. También me interesa comprender la relación entre el poder y la información, contar lo que pasa detrás de lo que muestran las pantallas del poder mediático. Hacer periodismo desde medios alternativos, porque los canales tradicionales han colapsado.

Alejandro Almazán (México. Es periodista freelance y colabora usualmente con la revista Gatopardo y Milenio. Acaba de ganar el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, en la categoría de crónica y reportaje): Yo vengo de una comuna muy violenta, y siempre me he preguntado cómo la violencia de un solo barrio se multiplica en la ciudad y el país. También trato de responderme para qué sirve el periodismo, cómo repercute lo que hacemos.

¿Cuáles son los obstáculos en sus países para responder las preguntas que se hacen como cronistas?

Carlos Chamorro: En Nicaragua quedan muy pocos medios independientes. Hay una cooptación mediática que dificulta contar la verdad. La primera dama, por ejemplo, asegura que la información, para que llegue “incontaminada” a los ciudadanos, solo puede pasar por los medios oficiales. El gobierno actual no considera a la prensa independiente como interlocutora.

Patricia Nieto: En Colombia se negó por muchos años la existencia de la guerra. Y cuando eso sucede, el periodista es visto como el loco de la casa, se presta poca atención a sus investigaciones, se lo deja solo. Esa situación lo llevó a ser un país de mentiras, a ocultar la realidad que pasaba, generalmente, en las zonas rurales. Y cuando un país se instala en la mentira, el periodista pierde credibilidad.

Boris Muñoz: Sucede algo parecido a lo que cuenta Carlos Chamorro. La hegemonía mediática que ha logrado el gobierno venezolano impone una agenda light, y desaparece los temas que verdaderamente necesitan discutirse. Mi sensación es que la realidad venezolana no está siendo contada. Se ocultan grandes temas y se niega un conflicto social que causa veinte mil muertos al año. Desde el año 2005, por ejemplo, el gobierno dejó de reportar las cifras de homicidios, buscando que el tema salga de la agenda.

Alejandro Almazán: Mi país tiene muchos de los problemas que ya han mencionado. En él los medios tradicionales también son muy cercanos al poder, y dependen del dinero que este les da. Casi todos los medios se han rendido y muestran una realidad en la que parece que no hubiera guerra, ni narcos, ni desaparecidos. Sin embargo, hay pocos medios que sí están contando esas historias.

Otro problema es la indiferencia de la gente por la violencia, y al mismo tiempo la fascinación por la violencia.

Además, todos los actores del conflicto están sobre los periodistas: los políticos, la policía, los militares o los narcos, todos se sienten amenazados por hacer su trabajo. Hay muchos reporteros asesinados en México.

¿Cómo hacen ustedes para saltar las barreras en su profesión?

Alejandro Almazán: Yo trato de hacerlo contando cómo las personas se organizan en nuestro país. Narrando esas iniciativas que sacuden, que conmueven, que muestran cómo el estado ignora al ciudadano. Creo que el periodismo que sabe escuchar también es escuchado.

Boris Muñoz: Mi visión es pesimista, pues en Venezuela la prensa se ha desinstitucionalizado. Los periodistas están solos. Para poder hacer mi trabajo me he refugiado en las corresponsalías extranjeras para poder contar esa realidad. De todas formas hay iniciativas pequeñas que insisten en contar la realidad, y son las que a largo plazo tienen más valor.

Patricia Nieto: No dejando de hacer lo que sabemos y nos gusta, persistir en este oficio. Hay que abrir posibilidades narrativas a otras formas de expresión que salen del texto.

Ojalá tuviéramos la capacidad de provocar que los periodistas de las ciudades hagan trabajos colectivos. Eso nos protegería mucho y nos permitiría contar historias que los otros medios no cuentan.

Carlos Chamorro: No sometiéndonos a la autocensura. Explorar plataformas múltiples, como la televisión por internet. La relación con los ciudadanos depende la calidad del periodismo que hacemos.

En la ronda de preguntas del público, Jaime Abello, director de la FNPI, destacó el trabajo de los cuatro periodistas, quienes publican en proyectos independientes. Para él, es necesario que el periodismo salga a buscar a la gente, y encuentre la forma de llegarle a una ciudadanía dormida. A pesar de que los grandes medios no suelan hacer las investigaciones que la sociedad necesita, el hecho de que sobreviva una minoría disidente tiene un impacto a largo plazo: se deja una información que no desaparece. “La ciudadanía se construye a largo plazo desde las minorías. Los propietarios de los medios tienen miedo, miedo de ser expropiados, de tocar intereses, y por eso no se meten. Entonces los periodistas pueden crear medios alternativos, que por su contenido tienen muchísimo más valor que solo altas cifras de audiencia”, concluyó Abello.

Gabo periodista contado por sus amigos

Resumen del coloquio “Imágenes inéditas e historias no contadas sobre El Otro y otras aventuras del Gabo periodista”
Por Juan David López

Entre todos los invitados suman más de cuatrocientos años, algo así como cuatro veces y media la vida de García Márquez o cuatro veces la de las estirpes condenadas a cien años de soledad. Tantas vidas juntas en el escenario de un auditorio no podían tener sino una razón y una consecuencia: la razón es que Gabo hizo parte fundamental de algún momento de sus vidas, personales y profesionales; la consecuencia, un perfil a voces hecho a manera de tertulia sobre las historias inéditas del Gabriel García Márquez periodista. Y sin embargo, ni sumando cuatrocientos años, parece posible terminar de conocer al Maestro, fundador e inspirador de la FNPI.

Los invitados fueron el argentino Rodolfo Terragno, el puertorriqueño Héctor Feliciano y los colombianos Daniel Samper Pizano,  Mauricio Vargas, Pilar Calderón, Ricardo Ávila y Jorge Alfredo Vargas.

Terragno sería el cómplice de Gabo en uno de sus proyectos editoriales. La creación de un diario que se llamaría El Otro, y del cual lo único que García Márquez tenía claro era el nombre. Más tarde sería también responsabilizado por Gabo de que no saliera. El Otro no se trataba de un diario complementario, como infería Terragno del nombre, sino de un homenaje de García Márquez a Jorge Luis Borges, un homenaje fallido, valga decirlo. “El Otro fue una ficción vivida. Ni él ni yo pensamos que el diario fuera a salir”, cuenta Terragno.

El Otro fue un proyecto posterior al Nobel de Literatura de García Márquez, pero en la década de los cincuenta, mientras trabajaba en El Universal de Cartagena siendo todavía un jovencito, ya había emprendido un proyecto editorial con Guillermo Dávila, ‘El Mago’, un linotipista del diario. Ese proyecto recibió el nombre de El Comprimido, porque la idea era economizar. El Mago viajó desde Bogotá para llegar a la tertulia, y sin estar programado, terminó haciendo parte de este rompecabezas sobre la vida de Gabriel García Márquez.

‘El Mago’ tardaba dos horas poniendo en linotipo lo que a García Márquez le tomaba una hora escribir. A fin de economizar, El Comprimido se redujo a la nada, convirtiéndose, en palabras de García Márquez, en “el primer diario metafísico del mundo”. Apenas duró seis días. Para el último, el editorial anunciaba la despedida bajo el título “Tirando la última piedra”.

Pero Gabo estaba lejos de tirar su última piedra. Apenas estaba comenzando. En los años setenta, durante la alternancia bipartidista del Frente Nacional en Colombia, y como consecuencia de esta, surgieron movimientos como el M-19, pero también surgieron opciones mediáticas como Alternativa, una revista de izquierda crítica del contexto político del bipartidismo.

Daniel Samper Pizano no trabajó en Alternativa, de hecho, nunca estuvo vinculado directamente con ningún proyecto de Gabo. Pero era cercano al equipo, y esto le permite decir que “Alternativa era una revista política, pero sobre todo, era una revista periodística” que “quiso hacer un periodismo honrado, profesional, y reflejar a quienes nunca llegaban a la gran prensa”. Aunque Samper Pizano dice que era una revista realmente democrática, también asegura que es un error vincular directamente la actividad periodística con la militancia política. Pero es precisamente esa la faceta de Gabo que se puede leer a través de Alternativa: un hombre que combinó sus ideales políticos con el ejercicio de la escritura, tanto desde el periodismo como desde la literatura.

Ya en los noventa, una generación de periodistas jóvenes, entre los que estuvo Jorge Alfredo Vargas, pudo tener a García Márquez como maestro en una sala de redacción de televisión, entre 1992 y 1997, cuando fue transmitido el noticiero QAP. Como editor de televisión, Gabo alargaba las historias en vez de cortarlas. En su defensa decía que “Hay que saber contar bien las historias”.

Apenas un año después de que QAP dejara de transmitirse, Gabriel García Márquez ya estaba en otro proyecto. Desde entonces y hasta 2006, la revista Cambio estuvo a cargo de la sociedad Abrenuncio S.A,, y de esa etapa de la revista hicieron parte no solo Gabo, sino también Mauricio Vargas Linares, Pilar Calderón y Ricardo Ávila. La manera de enseñar de Gabo era situándose como compañero, como un par.

Es difícil separar al García Márquez periodista de su faceta humana. Por eso, este ejercicio de perfilar a Gabo fue más allá de sus proyectos editoriales. Significó hablar de Mercedes, y de la entrevista que le hiciera Héctor Feliciano; de la relación complementaria que significa para los dos el matrimonio; hablar de las entrevistas hechas por Samper Pizano, el hombre que más lo ha entrevistado en la vida aprovechándose de su punto débil: la pasión por las buenas historias.

Es probable que todas las voces se armonicen en torno a una idea. Gabo ha sido un periodista intrépido, atrevido, inquieto.. En cada proyecto ha dejado su marca, editorial y personal. Si García Márquez de verdad cree que el periodismo es el mejor oficio del mundo, es porque así lo ha vivido.

“Tienes que volver adicto al editor”: Giannina Segnini

Competir con el día a día es uno de los retos más fuertes del periodismo investigativo, más aún cuando se hace desde los grandes medios tradicionales. ¿Cómo abrir espacio al periodismo investigativo desde las salas de redacción convencionales?

La ganadora del Reconocimiento a la excelencia periodística del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, Giannina Segnini, conversó con María Teresa Ronderos, directora de VerdadAbierta.com, y con Rosental Alves, director del Centro Knight de Periodismo en las Américas, sobre su trabajo en el diario La Nación de Costa Rica.

“Antes había una unidad de investigación, y era yo, literalmente una unidad”, pero después, contó Giannina, esta se fue ampliando. Para explicar cómo lo hizo, la costarricense utiliza una metáfora fuerte. Para ella, es como ser un dealer que provee las primeras dosis de heroína gratis a sus consumidores para volverlos adictos. “Tienes que volver adicto al editor”, dice. Las primeras investigaciones las hizo en su tiempo libre, sin dejar de cumplir con otras funciones. Después, fue el editor el que le pidió más. Giannina no solo creó la Unidad de Investigación de La Nación. Hizo algo más difícil: creó la necesidad.

Sin embargo, es probable que ninguna sala de redacción permita que un equipo se dedique exclusivamente a hacer periodismo investigativo durante largos períodos de tiempo. Por eso, Giannina cuenta que en La Nación trabajan en distintos niveles, a corto, mediano y largo plazo. Ella recuerda la frase de Gabriel García Márquez: “La investigación no es una especialidad del oficio sino que todo el periodismo debe ser investigativo por definición”.

El periodismo de datos como una de las principales herramientas del periodismo de investigación bien puede permitir investigaciones de largo aliento, pero también permite la corroboración rápida de afirmaciones coyunturales. De ahí que las unidades investigativas de los diarios puedan responder también a las necesidades dictadas por las coyunturas.

Giannina compartió con el público algunas de las experiencias que la llevaron a merecer el premio a la excelencia periodística, relacionadas con casos de corrupción. Resaltó que para esto es necesario conformar equipos con diferentes especialidades: “¡Lo más sensato es trabajar en equipo!”. En su caso, el equipo está conformado por tres periodistas y dos programadores, pero acuden regularmente a personal de otras áreas, como auditores, de acuerdo con lo que necesiten.

Además de ser ganadora, Giannina se ha mostrado como una mujer espontánea, cercana, apasionada con su oficio y transparente en su trabajo. Ahora más que nunca, su carrera es un referente del periodismo en Iberoamérica.

“El periodismo digital apenas está descubriendo su potencial, y tendrá la forma que cada periodista quiera darle”, Marcelo Franco

Resumen del taller de Innovación periodística, dictado por Marcelo Franco durante el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo. Medellín, 20 de noviembre de 2013  

 
Por Jorge Caraballo

Hay acontecimientos que derrumban tradiciones en un instante. El periodista argentino Marcelo Franco considera que durante el 11 de septiembre de 2001 se produjo uno de esos quiebres. Para él, ahí empezó el periodismo digital. Hoy, sin embargo, la profesión no ha terminado de asimilar ese cambio y se aferra a prácticas que, en algunos casos, son obsoletas. En el taller que dictó durante el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, Franco invitó a los asistentes a reinventar la labor periodística a través de estrategias y emprendimientos en internet.

Franco trabajaba para el diario Clarín, y en la mañana del 9/11, como era costumbre, había acabado de subir al sitio web las noticias más destacadas de la versión impresa. Pero cuando el primer avión se estrelló contra las Torres Gemelas, su profesión dio un giro: en tiempo real, ante los ojos de los usuarios, y sabiendo lo mismo que ellos, los periodistas aprovecharon el intenso flujo de información en internet para cubrir la noticia y enriquecer la conversación que su público sostenía.

El atentado a los torres gemelas fue el punto cero del periodismo digital –explica Franco–, ahí quedó claro el papel activo de la audiencia en la producción periodística. Ahora, doce años después, cualquier acontecimiento pequeño de un individuo puede adquirir una escala de transmisión veloz, social, masiva, como la del 9/11. ¿Cómo competir con eso?

En la afirmación anterior se resume la hipótesis central que propuso Franco en el taller. Según él, el periodismo conservará su valor social si comprende que el Internet no es un canal tradicional para transmitir contenidos (como la prensa, la radio o la televisión), sino que es una conversación permanente en la que puede participar, y que el éxito del proyecto depende del vínculo que genere con los usuarios, pues es con ellos que se va construyendo el producto.

Tenemos que entender que ahora somos parte de las noticias, no dueños de ellas. No pensemos el periodismo como un restaurante al que las personas vienen a comer lo que les ofrecemos en el menú. Ahora tenemos que ir con nuestras noticias a donde está la gente. Es un cambio de perspectiva. Es preciso abandonar la arrogancia, ser humildes y aprender a gestionar audiencias. Eso es innovación.

Marcelo Franco tiene más de una década de experiencia en la creación de estrategias digitales que permiten implementar ideas periodística en internet. A lo largo de las cuatro horas que duró el taller, fue insistente en recordar que hoy el periodista no es solo un gestor de contenidos, sino que también es un gestor de audiencias. Según él, el desafío principal del periodismo actual no es tanto inventar formas de contar historias, sino descubrir maneras efectivas, baratas y rápidas, de llevar las historias a la mayor cantidad de usuarios a quienes les pueda interesar. Tan importante como producir contenido, es captar la atención de la gente, por eso hay que vincularlos a nuestros procesos, y propiciar la interacción entre ellos mismos, asegura Franco.

En la parte final del taller, luego de hacer un panorama de las dinámicas de los usuarios en internet, y de invitar a los periodistas a adaptarse a ellas, el maestro de la FNPI propuso una estrategia para implementar ideas periodísticas en la web:

Una vez tenemos una idea periodística valiosa, deberíamos tomarnos un minuto para pensar al menos en veinte matices, utilizaciones, destinos, perspectivas, que podría tener eso que se nos ha ocurrido. Preguntarnos, por ejemplo, si nuestra idea podría ir dirigida a un público infantil además de a un público adulto; o si podría tener una versión seria y otra cómica; o si podría explicarse tanto desde lo global como desde lo local, etc. Creo que la innovación se da en encontrar múltiples formas para presentar la idea. ¿A cuánta más gente le podríamos hacer llegar nuestro trabajo si se lo propusiéramos en una versión sutilmente diferente?

Ninguno de los treinta asistentes del taller levantó la mano cuando Franco preguntó quiénes creían que las empresas periodísticas permanecerían iguales a hoy dentro de cinco años. El mensaje fue claro y convincente: el periodismo digital apenas está descubriendo su potencial, y tendrá la forma que cada periodista quiera darle si se atreve a innovar.

Charla: “Los partidos del periodismo: contar historias sobre fútbol”

 

Con Martín Caparrós, escritor y periodista (Argentina); Daniel Samper Pizano, El Tiempo (Colombia), Juan Pablo Meneses, HoyxHoy (Chile), Lucio Castro, ESPN (Brasil)

Introducción y moderaciónWaldir Ochoa, Telemedellín (Colombia)

Charla: Educación para un periodismo innovador

Con: Rosental Alves, Universidad de Texas (Brasil); Jean-François Fogel, Sciences Po (Francia); Esther Vargas, ClasesdePeriodismo.com (Perú); Gumersindo Lafuente, PorCausa.org (España)

Introduce y moderaPerla Toro,  Universidad Eafit y Universidad de Medellín, El Colombiano (Colombia)

Charla: “Escribir y editar: darle sentido a una realidad que se niega a tenerlo”

Con: Leila Guerriero, periodista y editora (Argentina); Daniela Pinheiro, Piauí (Brasil); Cristian Alarcón, Anfibia (Chile-Argentina); Julio Villanueva Chang, Etiqueta Negra (Perú).

Introduce y moderaEsther Rebollo, Agencia Efe (España)

Charla: “Países difíciles de contar”

Participan: Carlos Fernando Chamorro, Confidencial.ni (Nicaragua); Boris Muñoz, colaborador de ProDaVinci.com y The New Yorker (Venezuela); Patricia Nieto, Universidad de Antioquia (Colombia); Alejandro Almazán, Gatopardo (México).

Introduce y modera: Luz María Tobón, El Mundo (Colombia)

Charla: “Fotoperiodismo en Iberoamerica”

Participan: Donna De Cesare, fotoperiodista y profesora de la Universidad de Texas (Estados Unidos); Alejandro Cossío, Semanario Zeta (México); Stephen Ferry, fotoperiodista (Estados Unidos); Jesús Abad Colorado, fotoperiodista y jurado del Premio (Colombia), Esteban Félix, Associated Press (Perú)
Introduce y modera: Ricardo Corredor, Director ejecutivo de la FNPI (Colombia)