11 lecciones que cambian la forma como vemos a las audiencias en periodismo

La era de la audiencia pasiva, que nada cuestionaba, quedó atrás. Por eso el reto de los medios es mayúsculo ante unas audiencias cada vez más críticas, que deciden cómo consumir la información.

Por Cristian David Lora Meza / Estudiante de Comunicación Social UTB

En el segundo día del Festival Gabriel García Márquez de Periodismo se celebró el conversatorio ‘El misterio de las audiencias: más allá del engagement’, un evento que buscaba ampliar la forma de ver a las audiencias en el periodismo.

Fotografía de María Paula Giraldo / Estudiante de Comunicación Social UTB.

Los panelistas Eduardo Salles, Carolina Robino, Antonio J. Rodríguez, Pedro Burgos y Margarita Barrero analizaron cómo en la era digital los medios han tenido que cambiar la forma de relacionarse con sus audiencias, después de décadas sin darle mucha importancia.

Estas son las 11 enseñanzas que dejó el evento:

1.La gente lo que quiere es leer buenas historias.

2.No es lo mismo que a nosotros se nos hagan relevantes algunos temas, a hacerlos relevantes para otros.

3.El engagement es una conversación que se vuelve una relación entre el medio y su audiencia.

4.Es necesario crear un vínculo. No basta con un ‘like’ ni con un comentario.

5. Desarrollar ese lazo (medio-audiencia) es como tener una relación de pareja.  

6.La audiencia tiene que volverse una fuente primaria del trabajo periodístico.  

7.Los periodistas están obligados a contestarle a la audiencia. No es una opción.

8.Las audiencias cambian todos los días.

9.Los haters y trolls ayudan a entender que la relación con las audiencias es importante.

10.Siempre es necesario explicar cuál es el valor agregado de los productos periodísticos.

11.Hay que diversificar las vías de monetización para no comprometer la independencia editorial de los productos

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Este texto hace parte del cubrimiento especial que los estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Tecnológica de Bolívar realizan del#FestiGabo2018 #UTBenFestiGabo.

Ceremonia del Premio Gabo - Foto: FNPI.

Las razones por las que el jurado le entregó el Premio Gabo a ‘Venezuela a la fuga’

Durante el proceso de juzgamiento se destacó el abordaje completo y novedoso que este trabajo hace de la crisis migratoria.

Foto: Rosental Alves (izquierda) y parte del equipo de ‘Venezuela a la fuga’. Foto: David Estrada/FNPI.

Por Marcela Madrid Vergara

El especial multimedia Venezuela a la fuga, resultado de una colaboración entre El Tiempo (Colombia) y Efecto Cocuyo (Venezuela), recibió el pasado 4 de octubre en Medellín el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo en la categoría Cobertura. Este trabajo hace un recorrido por las rutas de huida de Venezuela en medio de su masiva crisis migratoria.

Entre las 391 postulaciones a esta categoría, la cobertura del equipo liderado por Ginna Morelo y Laura Weffer se destacó porque “en la historia de cada persona que se aventura a dejar su patria se reflejan también aspectos dramáticos de la crisis venezolana”, como manifestó Rosental Alves, miembro del jurado y del consejo rector del Premio Gabo.

Por su parte, María O’Donell, periodista y escritora argentina, resaltó que el trabajo aborde un punto de vista poco común en las coberturas de este tema: “Además de cubrir la migración, cuenta la historia de un país que se vacía lentamente y la incertidumbre de los que permanecen”.

Para la reportera estadounidense Ginger Thompson, un aspecto a valorar de los textos que hacen parte del trabajo es que los reporteros “acompañan a los migrantes en su recorrido, van con ellos en los camiones (buses) y aún así logran ser invisibles”.

Los tres jurados coincidieron en destacar la manera como este trabajo logra reflejar el aspecto más humano de la crisis y contar historias que van mucho más allá de las estadísticas. Así mismo, consideraron que el trabajo tiene ritmo al permitirle al lector seguir la ruta de cada migrante.

Lo que recibe el ganador

El equipo ganador de Venezuela a la fuga, así como los autores de los trabajos ganadores en las categorías Texto, Imagen e Innovación, recibirá 33 millones de pesos colombianos, un diploma que los acredita como ganadores y un ejemplar de la obra Gabriel, del artista colombiano Antonio Caro.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos SURA y Bancolombia con su filiales en América Latina.

¡Estos son los cuatro ganadores del Premio Gabo 2018!

El Premio Gabriel García Márquez de Periodismo en su sexta edición anuncia a los cuatro ganadores de sus categorías de concurso: Texto, Imagen Cobertura e Innovación. Después de tres rondas de juzgamiento, habiendo sido la última el 10 y 11 de agosto en Cartagena Colombia, los 12 jurados nacionales e internacionales escogieron a los mejores trabajos de Iberoamérica de entre 1.714 postulaciones recibidas.

Los trabajos ganadores son: Un niño manchado de petróleo (España), en la categoría Texto; Memoria, verdad y justicia para las pibas (Argentina), en la categoría Imagen; Venezuela a la fuga (Colombia – Venezuela), en la categoría Cobertura; y Los desterrados del Chaco (Paraguay), en Innovación.

Durante la premiación también se entregó el Reconocimiento a la Excelencia Periodística a Ignacio Escolar, director de eldiario.es, y el Reconocimiento Clemente Manuel Zabala a Diego Martínez Lloreda, director de información de El País, de Cali.

Estos son los ganadores:

Categoría Texto

Un niño manchado de petróleo

Autor: Joseph Zárate

Medio: Revista 5W (España)

Descripción del trabajo: En enero de 2016, semanas después de que 186 países de la ONU aprobaran un acuerdo para proteger el planeta del cambio climático, ocurrió una de las peores catástrofes ambientales de la historia del Perú. En Nazareth, una comunidad awajún de la Amazonía norte del país, una tubería rota derramó unos 500 mil litros de petróleo en un río. Los nativos, entre ellos más de 50 niños, intentaron sacar con baldes el combustible que contaminaba las aguas donde nadaban y pescaban.

Luego Petroperú contrató a varios adultos de la aldea para limpiar la fuga. Un agricultor de plátano ganaba unos seis dólares al día, pero por limpiar el río recibía hasta siete veces más. Así algunos comuneros pudieron cambiar sus cabañas de madera por casas de cemento, comprar mototaxis y mandar a sus hijos a escuelas de la ciudad.

En un zona donde siete de cada diez familias son pobres y donde mujeres y niños enferman por la desnutrición, hubo quienes vieron en los derrames una oportunidad para mejorar sus vidas. Aunque después temieron quedar envenenados. Esta historia recoge las voces de los afectados y explora las secuelas físicas y emocionales que dejó el desastre. Y sobre todo, reflexiona sobre aquello que somos capaces de hacer –como individuos, como sociedad– en nombre de aquello que llamamos “progreso”. Ver el trabajo.

Categoría Imagen

Memoria, verdad y justicia para las pibas

Autores: Leonardo Vaca, María Florencia Alcaraz

Medio: Revista Anfibia (Argentina)

Descripción del trabajo: Cobertura de la manifestación Ni una Menos en su tercer aniversario. Originada el 3 de junio de 2015 como un grito colectivo contra la violencia machista, surgió de la necesidad de decir “basta de feminicidios”, porque en Argentina cada 30 horas asesinan a una mujer sólo por ser mujer. La convocatoria nació de un grupo de periodistas, activistas y artistas, pero creció cuando la sociedad la hizo suya y la convirtió en una campaña colectiva. A Ni Una Menos se sumaron a miles de personas, cientos de organizaciones en todo el país, escuelas, militantes de todos los partidos políticos. Porque el pedido es urgente y el cambio es posible, Ni Una Menos se instaló en la agenda pública y política. Ver trabajo.

Categoría Cobertura

Venezuela a la fuga

Autores:Ginna Morelo, Laura Weffer, Sara Castillejo, Diego Pérez, Ibis León, Ángel Colmenares, Sheyla Urdaneta, Lisaura Noriega, Luz Mely Reyes, Catalina Oquendo, Mirelis Morales, Vanesa Arenas, Fabiola Torres, Leyla López, Mayté Ciriaco, Valeria Reyes, Juan David Jaimes, Juan Oñate, Francisco Dumar, Nolan Rada, Yorman Maldonado, Gustavo Brandes, Mónica González, María Paula Cardona, Gabriel Bobadilla, Gina Domingos y Jeanfredy Gutiérrez.

Medio: El Tiempo – Efecto Cocuyo (Colombia – Venezuela)

Descripción del trabajo: El reportaje cubre el fenómeno migratorio de Venezuela, el más grande de Latinoamérica en los últimos tiempos. A la fecha de la investigación las fuentes consultadas confirmaban que 1.500.000 personas habían huido del país en los últimos dos años debido a la crisis humanitaria. La migración del desespero, que atraviesa ruidosamente Latinoamérica y se estrella con la xenofobia, nos llevó a preguntarnos desde la Unidad de Periodismo de Datos de El Tiempo: ¿Cómo cubrirla? La primera respuesta fue hacer equipo con Efecto Cocuyo, de Venezuela.

Para abordarla, un equipo periodístico transfronterizo recorrió cinco mil kilómetros de viaje con los migrantes, quienes apuntaban a tres destinos distintos, Perú, Argentina y Curazao; describió la despedida de familiares y los riesgos en las fronteras de diversos países, reveló las cifras de la migración, explicó lo que significa que un país deje de ser potencia petrolera para convertirse en expulsor de sus nacionales y relató cómo viven los venezolanos en seis países del continente (Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, México, Perú) y cómo sobreviven los que se quedaron en la capital de Venezuela, Caracas.

El reportaje comprende 3 crónicas de viaje, 3 artículos de análisis de la crisis migratoria con infografías digitales, un documental web de 33 minutos que narra el recorrido de 2.900 kilómetros en un bus con 35 migrantes, 15 videos más, siete historias y una visualización de datos sobre la canasta familiar venezolana. Cada contenido responde a una perspectiva intimista, que se extiende al diseño web, para acercar la experiencia de usuario a la cruda realidad de los venezolanos.

Venezuela a la fuga demostró que el periodismo colaborativo es clave para investigar los distintos ángulos de un tema que traspasa fronteras. El deseo y la necesidad de hacer equipo para un mejor contexto y seguimiento del tema: Unidad de Datos de El Tiempo más Efecto Cocuyo; postular ante IPYS y ganar una beca que permitiera libremente la travesía y la investigación; y hacer alianzas con periodistas independientes, de Ojo Público y Consejo de Redacción; hacen parte del motor de Venezuela a la fuga. Ver el trabajo.

Categoría Innovación

Los desterrados del Chaco

Autor: Juan Heilborn, Robert Báez, Maximiliano Manzoni, Nadia Gómez, Fernando Ferreira, Alejandro Valdez Sanabria, Jazmín Acuña

Medio: El Surtidor (Paraguay)

Descripción del trabajo: Los artículos ilustrados de la serie Los desterrados del Chaco son presentados con la técnica de scrollytelling, una narrativa que se vale del gesto del scroll para transmitir información, diseñada para el móvil. Son 4 piezas sobre el lugar con la deforestación más acelerada del planeta y un lugar lleno de mitos e historia. Combina la potencia visual con la rigurosidad de los datos, explorando la importancia y belleza de ese ecosistema, la historia de una comunidad indígena que protege un cerro, la de un pueblo comprado por una secta y cómo el negocio del carbón exportado a Europa se beneficia de la deforestación.

Las ilustraciones se combinan con el texto para transmitir información y, a la vez, son la clave para generar empatía en el público, dándole el control de la navegación y el tiempo al usuario. Esta técnica narrativa también esquiva la tendencia del video y exige menos gasto de datos al usuario, en un país con una conectividad lenta y cara.

En este trabajo colectivo, la innovación busca despertar la curiosidad y conmover a un público joven, desde la ilustración, la interfase, la narrativa y los canales de distribución. La apuesta por el público menor de 25 años es una apuesta de política editorial, pensando en un grupo de población olvidado por los medios y con claros hábitos de comunicación. Cada historia fue distribuida en diversos canales y redes, en su lenguaje nativo, para involucrar activamente a la audiencia. Así, se generó una conversación colectiva que, junto con otras publicaciones, llevaron el tema hasta el debate presidencial de 2018, donde ambos candidatos se propusieron derogar decretos que legalizaban la tala de bosque nativos. Ver el trabajo. (https://elsurti.com/page/desterrados/)

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos SURA y Bancolombia con sus filiales en América Latina.

Leonardo Vaca, ganador del Premio Gabo 2018 categoría Imagen. Foto: Julián Roldán/ FNPI.

Las razones por las que ‘Memoria, verdad y justicia para las pibas’ ganó el Premio Gabo, en Imagen

Foto: Leonardo Vaca. Julián Roldán/FNPI.

El jurado de la categoría Imagen del Premio Gabo 2018 distinguió el compromiso social, la cualidad reflexiva y la hazaña creativa de Leonardo Vaca.

Por Camila Del Villar

Memoria y justicia para las pibas, un ensayo fotográfico del argentino Leonardo Vaca, recibió el pasado 4 de octubre en Medellín el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo en la categoría Imagen. El trabajo, publicado en Revista Anfibia de Argentina, es una serie de retratos tomados a mujeres durante la tercera marcha de Ni Una Menos.

Entre los 305 trabajos postulado a esta categoría, los jurados destacaron Memoria verdad y justicia para las pibas por su esfuerzo por mantener en la agenda de los medios la lucha mundial por los derechos de la mujer. “El trabajo aborda cuestiones de la mujer del hemisferio norte y sur. Son imágenes fuertes de mujeres argentinas, pero su objetivo es de carácter universal”, dijo Alberto García Ferrer, ex secretario general de la Televisión Iberoamericana- TEIB y miembro del jurado.

También valoraron la capacidad de las imágenes para informar y trasladar a la audiencia a una reflexión social y política. “(El trabajo) Hace que el fotoperiodismo vuelva tener el eje narrativo de las historias en las emociones, cumple uno de los objetivos claves del periodismo que es meterse en tu cuerpo, provocar emocionalmente con información”, añadió Omar Rincón, periodista, académico y ensayista colombiano.

El fotógrafo portugués, João Pina distinguió la creatividad del autor, para conseguir emitir un mensaje a través de las herramientas técnicas y estéticas aplicadas en los retratos: “Hay poesía en las imágenes y un valor informativo tremendo, que consigue esa borrosidad que no permite identificar a las mujeres”.

Lo que recibe el ganador

Leonardo Vaca, así como los autores de los trabajos ganadores en las categorías Texto, Cobertura e Innovación, recibirá 33 millones de pesos colombianos, un diploma que lo acredita como ganador y un ejemplar de la obra Gabriel, del artista colombiano Antonio Caro.

 

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos SURA y Bancolombia con su filiales en América Latina.

Joseph Zárate, ganador del Premio Gabo 2018 categoría Texto. Foto: David Estrada/FNPI.

Las razones por las que el jurado le entregó el Premio Gabo a ‘Un niño manchado de petróleo’

Leila Guerriero y Joseph Zárate. Foto: David Estrada/FNPI.

Por: Orlando Oliveros

El jurado destacó la inventiva narrativa, el interés informativo y la capacidad para desengañar del trabajo de Joseph Zárate.

La crónica Un niño manchado de petróleo, del periodista peruano Joseph Zárate, recibió el pasado 4 de octubre en Medellín el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo en la categoría Texto. El trabajo, publicado en la Revista 5W, cuenta la historia de un inmenso derrame de petróleo en la selva norte del Perú y sus consecuencias en la vida de los awajún.

Entre las 810 piezas postuladas a esta categoría, el trabajo de Zárate se destacó porque “expone las contradicciones de una situación donde las víctimas pueden aprovecharse –o no– de su condición, donde una gran empresa nacional intenta esquivar su responsabilidad, donde la máquina publicitaria puede esconder la realidad o desvelarla”, como lo expresó la periodista brasilera Elvira Lobato, miembro del jurado.

Por su parte, Martín Caparrós, escritor y periodista argentino, resaltó la manera como esta crónica transforma la problemática del petróleo en un asunto cercano a la cotidianidad del lector: “Vivimos ahogados en petróleo y no lo sabemos. Nada escapa al poder del petróleo: desde un chicle hasta el desodorante, desde una pelota de fútbol hasta las aspirinas, desde los condones hasta un computador, están hechos de petróleo. Al mostrarlo, el autor consigue acercarnos a un problema que, en principio, nos sonaba remoto: lo convierte en nuestro problema”.

Para el periodista peruano Julio Villanueva Chang, este texto de Zárate “la comprensión reemplaza a la mera indignación”, volviendo la historia más interesante y productiva. También subrayó el aspecto formal de la crónica: “Su prosa elegante no escapa a la inventiva, el autor sabe tomar riesgos: busca, en cada caso, la forma de contar que cuente mejor, que cuente más, que no repita fórmulas”.

Lo que recibe el ganador

Joseph Zárate, así como los autores de los trabajos ganadores en las categorías Imagen, Cobertura e Innovación, recibirá 33 millones de pesos colombianos, un diploma que lo acredita como ganador y un ejemplar de la obra Gabriel, del artista colombiano Antonio Caro.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

 

Discurso de Diego Martínez Lloreda, ganador del Reconocimiento Clemente Manuel Zabala 2018

Esta es una noche para dar las gracias.

Y voy a comenzar por agradecerle a Susana, mi compañera de todas las horas por el amor, la comprensión, la sabiduría y la paciencia que ha tenido durante las más de tres décadas que hemos compartido. Ella ha sido mi polo a tierra, el faro que siempre me ha guiado a buen puerto. Y además, me dio el mejor premio que he podido recibir en esta vida: Laura y Juan Diego mis dos maravillosos hijos, de quienes me siento tan orgulloso, porque son una versión nuestra muy mejorada.

En segundo lugar le agradezco a María Elvira Domínguez, directora y gerente general de El País, por el cheque en blanco que me extendió para desarrollar mi tarea en el periódico. Le agradezco también su cariño, su sentido común y la infinita tolerancia con la que ha manejado una testarudez sin límites como la mía.

Toda mi gratitud para Rigoberto Prieto, mi profesor de español en el Gimnasio Moderno, por haberme puesto a leer, cuando apenas cursaba el segundo de bachillerato, esa pequeña joya titulada Relatos de un Náufrago.

Gracias, Gabriel García Márquez, por haber escrito ese libro que habría de marcar mi destino. Como la mayoría de cosas que uno hace por obligación, sobre todo cuando se es adolescente,  tomé el libro con  aprehensión.  Y comencé a leerlo con desdén. Pero sucedió que desde las primeras páginas esa entrevista obró el milagro de captar la atención de aquel adolescente díscolo. La historia de Luis Alejandro Velasco, el marino que estuvo a la deriva durante diez días, luego de caer del barco de la Armada ARC Caldas, me atrapó. El libro, una compilación de entrevistas que fueron publicadas en El Espectador, destapó una vergonzosa trama de contrabando en la que estaban involucrados varios miembros de la Armada. Pero además es un relato vibrante, capaz de concentrar la atención, inclusive, de la dispersa mente de un niño en trance de convertirse en hombre.

Gracias, Maestro Gabo, porque cuando cerré la página 176 de ese libro concluí que yo quería dedicar mi vida a escribir entrevistas como esa.  42 años después de haber culminado esa lectura, aún no he logrado producir nada medianamente parecido, pero sigo intentándolo.

Gracias, Gabo, por haberme enseñado la importancia estratégica de la buena titulación, que a lo largo de los años en que me he desempeñado como editor he procurado transmitir a mis discípulos. Gracias por dejarme ver que el título es el gancho para atrapar al lector, la puerta que se abre para ingresar al mundo siempre imprevisible de los textos. Otra suerte muy distinta hubiera corrido la prolífica obra de García Márquez si en vez de haber escrito El Coronel no Tiene Quién le Escriba, hubiese escrito ‘Al coronel no le llega la pensión’; si en vez de Cien años de Soledad hubiese titulado ese libro portentoso ‘La zaga de los Buendía’; o si a Crónica de una Muerte Anunciada la hubiera llamado ‘La decepción de Bayardo San Román’; o si, finalmente,  hubiera llamado ‘Evocaciones de mis trabajadoras sexuales deprimidas’ a aquel postrer Memorias de mis Putas Tristes.

Gracias, Maestro Gabo, por haberme enseñado la precisión de las palabras, por haberme hecho entender que en nuestro español a cada hecho le corresponde la palabra precisa. Y ninguna otra.

Pero a lo largo de mi ya dilatado ejercicio periodístico he tenido otros maestros. A ellos también les quiero dar las gracias hoy.  Primero que todo, quiero agradecer a mi padre, Rodolfo Martínez, haberme inculcado, desde muy pequeño, que el éxito se compone de un 1% de talento y de un 99% de esfuerzo. Y a mi madre, por siempre haber creído en mí. No exagero cuando digo que en muchos momentos de mi adolescencia se requería tener mucha fe para creer en quien les habla.

A Rodrigo Lloreda, quien me otorgó el privilegio de ser su asistente en su última etapa como Director de El País. Le aprendí muchas cosas. Hoy le quiero agradecer dos enseñanzas tan sencillas como útiles: primero, no pelear con todo el mundo al mismo tiempo. En mis inicios como columnista, con cada escrito adquiría un nuevo enemigo. Resultado, al cabo de un tiempo tenía una multitud de contradictores y no sabía cómo administrar tantas enemistades, lo cual me impedía centrarme y profundizar en la denuncia más importante.

La segunda gran enseñanza que Lloreda me dejó fue nunca escribir nada en caliente. Cuando le llevaba algún escrito y él  veía la pasión y el sentimiento con el que había sido redactado, me pedía ponerlo en remojo durante unas horas, al cabo de las cuales podía apreciar los defectos que antes la calentura no me dejaba ver.

A Gerardo Bedoya, el inolvidable editor de opinión asesinado por el Cartel de Cali, le agradezco las decenas de veces que me devolvió una columna, bajo la convicción de que siempre había una frase que pulir o un  dato que complementar. De Gerardo, de su cáustica inteligencia, me quedó, entre muchas otras cosas, una reflexión inolvidable que no puedo dejar de compartir esta noche: “Diego, me dijo en alguna ocasión, ¿tú sabes cuál es la diferencia entre un buen abogado y un buen periodista? Pues que el buen periodista es el que dice más cosas con menos palabras y el buen abogado es el que dice menos cosas con más palabras”.

Y a Luis Cañón le doy gracias por haberme enseñado a manejar las grandes coyunturas informativas que surgen cuando menos se esperan. Le agradezco por haberme transmitido la importancia de, en ese momento crítico, tener la serenidad para hacer una alto y reunirse con todo el equipo de redacción, escuchar ideas, perfeccionar propuestas, planear procesos.

De esos aprendí a ser escéptico, a desconfiar de todo y de todos, en especial de los poderosos. Aprendí también que la verdad se encuentra en los sitios más insospechados. Y que quienes ejercemos este oficio nos debemos, antes que nada, a la comunidad que se informa y entiende el mundo a través nuestro. Gracias por esas enseñanzas.

Gracias, por último, a la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, al jurado del premio Clemente Manuel Zabala por haberme otorgado el premio a un Editor Ejemplar. Para alguien que ha dedicado su vida entera al oficio periodístico no hay reconocimiento más honroso.

En mi caso, interpreto el adjetivo  ‘ejemplar’ en el sentido de que los editores enseñamos con el ejemplo. Los 34 años que he estado inmerso en la batalla periodística me enseñaron que para que los siempre escépticos y críticos reporteros respeten al líder de la redacción, este debe ser un “general de trinchera”: el editor tiene que estar metido con ellos en ese campo de batalla periodístico. Planeando, dirigiendo, corrigiendo, disparando, estando en la primera línea del frente de batalla. Arriesgando la piel. Es en esos momentos, en las más duras batallas periodísticas cuando el editor más enseña y más aprende. Solo así, un editor se gana el respeto de su redacción.

En la trafaga diaria de las redacciones el ejercicio periodístico es una enseñanza permanente. Todos los días, todos aprendemos. Los jóvenes reporteros aprenden de los veteranos observando cómo trabajan, acompañando los procesos informativos. Y sucede que en la redacción de El País yo no soy el más ejemplar, simplemente soy el más veterano. El que más batallas ha librado, el que más cicatrices tiene.

Esta noche, cuando recibo el reconocimiento más honroso de mi carrera, no puedo dejar de evocar una frase que Rodrigo Lloreda  dejó como legado a quienes debimos sucederlo en la trinchera periodística del periódico del que él fue, sin duda, gran mariscal: El País, más que una empresa, es una misión. Y si algo he entendido luego de tantos años de liderar equipos periodísticos es que, precisamente, ser editor no es un trabajo, es una misión.

Muchas gracias.

Las buenas noticias para el periodismo: discurso de Ignacio Escolar, ganador del Reconocimiento a la Excelencia

Foto: Julián Roldán/FNPI.

Quienes me conocen saben que el mejor rasgo de mi carácter probablemente es el optimismo. Es tan fuerte que en ocasiones se convierte en un defecto, porque siempre prefiero ver el vaso medio lleno, en vez de medio vacío, y a veces ni siquiera hay vaso. Pero les aseguro que compensa. Prefiero ser optimista y equivocarme que dar la batalla por perdida.

En este oficio, el periodismo, el pesimismo ha tenido buena prensa. Y eso ha sido muchas veces peor que las propias derrotas del oficio. Llevamos años rendidos. Pronosticando, nosotros mismos, el final del periodismo. Muerto por Internet. Por el derrumbe del papel. Por las redes sociales. Muerto por los bots y la inteligencia artificial. Por las falsas noticias virales. Por esos redactores jóvenes que toman nota en su móvil, en vez de usar la libreta.

Sé que hoy, esta noche, en este hermoso auditorio en la preciosa ciudad de Medellín, solo quedamos los optimistas. Los que no le tenemos miedo al futuro porque depende de nosotros. Los que creemos que ese futuro del periodismo puede ser más brillante que su pasado.

Dicen los pesimistas que el periodismo está en crisis. Pero nuestro trabajo consiste también en no generalizar y profundizar en los detalles.

No está en crisis la función social del periodismo. Nunca lo ha estado. Fuimos, somos y seremos necesarios. Porque nuestro trabajo, cuando es honesto y riguroso, es un gran servicio público. El periodismo sirve para desnudar al emperador cuando va vestido con mentiras.

Tampoco está en crisis la demanda de muchos ciudadanos por el buen periodismo, el que destapa los abusos del poder. Ni está en crisis el método periodístico. Sabemos qué es y qué no es una noticia. Sabemos cómo se investiga. Cómo se comprueba la información y cómo se cuenta a los lectores.

La revolución tecnológica no ha transformado la esencia de nuestro oficio. Solo nos ha dado mejores herramientas. Algoritmos para analizar grandes bases de datos y transformar la información en conocimiento. Buzones encriptados para proteger mejor a nuestras fuentes. Nuevas vías para conversar con nuestra audiencia, a la que hoy también podemos escuchar, algo que deberíamos hacer más.

El método periodístico ha mejorado con la tecnología, que también nos ha dado un altavoz mucho más potente y eficaz. Internet simplemente es mejor que los canales que teníamos antes para distribuir la información. Internet es más rápido, tiene una profundidad infinita y es mucho más barato.

Por todo esto defiendo, a pesar de los pesimistas, que el periodismo no ha entrado en crisis: no en su función social, ni en el interés de las audiencias ni en su método. La única crisis del periodismo ha sido económica: cómo pagar el sueldo a los periodistas. No era un tema menor, porque no hay periodismo sin periodistas que vivan de su trabajo.

El colapso de los viejos modelos de negocio del papel no solo hundió el modo de vida de muchos periodistas. También arruinó el corazón de la prensa: su independencia editorial. Un lujo que solo se pueden permitir aquellos medios que son rentables.

Cuando fundamos eldiario.es, en 2012, las empresas periodísticas en España pasaban por uno de sus peores momentos en la historia. Miles de periodistas perdimos nuestro trabajo. La crisis económica provocó la quiebra de muchos medios y despidos masivos en aquellos que lograron sobrevivir. Quienes se salvaron lo hicieron con sueldos más bajos y, lo que es peor para el oficio: con el miedo en el cuerpo. Entre otros, cerró el periódico para el que yo entonces trabajaba.

Pero decidimos no rendirnos. Con el ahorro de unos pocos periodistas y amigos pusimos en marcha eldiario.es. Aprovechamos las ventajas de Internet para ser dueños de nuestra propia redacción. Apostamos por el periodismo de calidad, en vez de por las noticias virales. Y pedimos el apoyo económico de los lectores, pero no levantando un muro que dejase fuera a quien no pudiera pagar, sino cobrándoles a cambio de un diario que cualquiera puede leer gratis.

Había que ser muy optimista para apostar por un modelo así, pero funcionó. Siempre pensamos que había vaso y hoy eldiario.es es uno de los medios más leídos e influyentes en España, gracias, en gran medida, al apoyo económico de los lectores.

Justo al día siguiente de anunciarse que era el ganador de este premio de periodismo, tuve que ir a declarar como investigado ante un juzgado. La expresidenta de Madrid Cristina Cifuentes me pide hasta cinco años de cárcel. Me acusa, junto a mi compañera en eldiario.es Raquel Ejerique, del delito de “revelación de secretos”, por publicar que le habían regalado un título en una universidad pública española.

Cuando Cifuentes nos puso esa querella, hace seis meses, aún era la todopoderosa presidenta de Madrid. Y para intentar callarnos recurrió a los juzgados porque no tenía otra manera de presionarnos. Con otros diarios, habría usado maniobras más sutiles y eficaces. Hablar con el dueño del periódico y pactar un acuerdo. O retirar la publicidad de su Gobierno, de la que tantos medios dependen.

Con nosotros no pudo hacer otra cosa que llevarnos al juzgado y ni siquiera así logró intimidarnos. Poco después tuvo que dimitir porque perdió el apoyo parlamentario, en gran medida como consecuencia de las informaciones de eldiario.es.

Cifuentes no nos pudo callar porque no tuvo ningún dueño ajeno al periodismo con el que hablar, porque no hay ningún dueño de eldiario.es salvo los periodistas que trabajamos cada día en la redacción. Y también porque somos económicamente independientes. Porque no dependemos de la publicidad institucional de los gobiernos. Porque no tenemos deudas. Porque no nos financiamos con el intercambio de favores con el poder. Porque dependemos de los lectores.

En estos seis años, hemos alcanzado una audiencia mensual de diez millones de usuarios únicos y hemos convencido a 34.000 personas, nuestros socios, de que merece la pena pagar por periodismo independiente. Que les ayuda en sus vidas. Que sirve para cambiar las cosas. Y la mejor noticia de todas es que no somos los únicos que estamos logrando encontrar en los lectores la respuesta a la pregunta más importante: ¿quién va a pagar por el periodismo?

Era muy simple. El periodismo lo van a pagar sus lectores.

En todo el mundo, cada vez son más los medios que encuentran un futuro gracias a los lectores. Nuevos diarios digitales, como el nuestro, y también grandes periódicos de papel que se reinventan. El crecimiento en suscripciones está siendo generalizado en la mayoría de los medios de calidad estadounidenses. Allí los periódicos crecen, aunque la publicidad retroceda.

Está pasando en todo el mundo. La publicidad cada día es menos rentable para pagar el periodismo porque la mayor parte de ese negocio se lo han quedado otros, Google y Facebook, y dudo que vaya a volver a los periódicos con la importancia que antes tuvo.

A medio plazo, esto dejará dos tipos de modelos de negocio para la prensa en Internet. Habrá periódicos digitales que vivan solo de la publicidad, y para lograrlo necesitarán generar mucha audiencia al menor coste posible. Con algunas excepciones, serán medios sensacionalistas, esclavos de la difusión viral en redes sociales y donde el entretenimiento primará sobre la información relevante.

Pero también florecerá la prensa de calidad, esa prensa de excelencia que mereció que el derecho a la información y la libertad de expresión fuesen consagrados en todas las constituciones democráticas. Algunos pocos saldrán adelante gracias a las donaciones. Sostenidos por fundaciones que consideran, con razón, que financiar el periodismo independiente es un bien mayor, que no se puede dejar solo a los designios del mercado, especialmente en algunos países donde ese mercado es tan injusto, ineficiente e interesado.

Pero la mayor parte de la prensa escrita de calidad estará pagada mayoritariamente por sus lectores. Dependeremos de ellos. Más de lo que la prensa lo ha hecho nunca en su historia.

Toda la prensa siempre ha dicho, de forma a veces pomposa, que se debía a sus lectores. Pero, seamos sinceros, no siempre ha sido así. En demasiadas ocasiones, el lector no era el cliente, sino la mercancía. Y el negocio de la información era otro: el de las relaciones públicas, la propaganda y el cabildeo de favores con el poder.

Pero en el futuro próximo de verdad nos vamos a deber a nuestros lectores. Entre otras razones, porque no habrá mejores alternativas. Solo los medios que consigan la confianza de sus lectores, el respeto de sus lectores, el amor de sus lectores, van a crecer y consolidarse en el futuro.

El nivel de exigencia de un lector que paga por su periódico es muchísimo mayor. Y los lectores no pagarán por noticias virales. Ni por titulares exagerados, que decepcionan en el primer párrafo. Ni por noticias falsas o escritas al dictado del poder. Todo eso lamentablemente sobrevivirá. Pero la frontera entre la prensa de calidad y la propaganda va a estar cada vez más nítida.

Los lectores pagarán por buen periodismo. Por el ideal del periodismo.

Por eso soy tan optimista. Porque se va a imponer el periodismo de excelencia, que comprueba las noticias, que fiscaliza al poder, que pone por delante la verdad y el interés general de sus lectores. Que rectifica y pide disculpas cuando se equivoca. Ese va a ser el periodismo del futuro y no solo porque sea moralmente superior a la propaganda, que lo es. También porque va a ser nuestro único camino.

Muchas gracias al consejo rector y a la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano Gabriel García Márquez por este gran honor. Espero estar a la altura de la responsabilidad que me habéis entregado y tener siempre presente una de las muchas lecciones que nos dejó Gabo: que la ética debe acompañar siempre al periodismo, como el zumbido al moscardón.

Gracias a mi madre, Montse, a mi padre, Arsenio, y a mi mujer, Fátima; todos ellos periodistas. Gracias a mi hijo, Íñigo, que por ahora dice que de mayor quiere ser inventor y escritor, pero que aún no descarto transmitirle mi pasión por este oficio, que es el mejor del mundo. Gracias a mis compañeros de la redacción, porque este premio también se lo han ganado ellos. Pero sobre todo, quiero dar las gracias a los socios y socias de eldiario.es. Gracias a esos lectores comprometidos, que nos permiten ser libres y mirar hacia el futuro de la prensa con optimismo.

Periodismo de soluciones: qué es y cómo hacerlo bien

Liza Gross a la izquierda, Tina Rosenberg a la derecha en su taller del Festival Gabo. Fotografía: David Estrada Larrañeta | FNPI.

Por: Hernán Restrepo | @hrestrepo

La ganadora del Premio Pulitzer Tina Rosenberg y la experta en medios Liza Gross condujeron en la tarde del segundo día del Festival Gabo 2018 el taller Periodismo de soluciones: contar la historia completa.

Durante cuatro horas, más de 70 talleristas aprendieron de las dos expositoras las técnicas narrativas del periodismo de soluciones, un concepto que nace en 2013 para legitimar y extender esta forma de contar historias. Se trata del reportaje riguroso de las respuestas a problemas sociales y sus resultados. Es decir, cubrir un tema que está sucediendo ahora y las consecuencias que está teniendo.

Por tratarse de un concepto nuevo para los periodistas latinoamericanos, Liza y Tina recurrieron a lo largo del taller a comparaciones para establecer con claridad las diferencias entre lo que sí es periodismo de soluciones, y aquello que no lo es. Compartimos estas ideas a continuación:

Lo que sí es periodismo de soluciones 

Debe cumplir con los siguientes requisitos:
– Hace de la solución el eje narrativo.
– Se adentra en los detalles de la implementación.
– Presenta evidencia de resultados y efectividad, no solamente intenciones.
– Incluye personajes, pero se concentra en el proceso de resolución.
– Ofrece detalles de las limitaciones.
– Enfatiza en las perspectivas frescas e innovadoras.
– No es sensacionalista ni promueve puntos de vista.

 El fracaso instructivo, dar a conocer soluciones que no funcionaron, también hacen parte del periodismo de soluciones.

El periodismo de soluciones nos invita a cuestionarnos constantemente cuál es el rol del periodismo en la sociedad.

El periodismo ha cambiado mucho en los últimos 20 años, pero básicamente solo en el área de la difusión de las noticias. Hace falta cambiar ahora los métodos de elaboración de las noticias.

El periodismo de soluciones tiene el poder de volver a acercar a los medios tradicionales a sus audiencias y comunidades.

Quienes hacen periodismo de soluciones formulan preguntas distintas.

 El periodismo de soluciones muestra a los personajes tratando de resolver el problema, obteniendo resultados.

El periodismo de soluciones es explicativo, nunca es condenatorio. Si una solución no funcionó, buscamos comprender las razones de ese fracaso para aprender de él.

Al hacer un ‘ranking’, procuremos mostrar los resultados del mejor al peor. Analicemos los datos desde una perspectiva diferente.

El primer paso para hacer periodismo de soluciones es preguntarnos ¿quién responde mejor al problema que estamos tratando de resolver?

Lo que no es periodismo de soluciones

El concepto no debe prestarse a confusiones:
– No es el culto al héroe.
– No es mostrar una solución como la panacea.
– No es hablar de soluciones que en teoría podrían funcionar.
– La solución no es un apéndice del reportaje.
– No da lugar a especuladores disfrazados de expertos. En su lugar, dar lugar al uso de las redes sociales para tener participación genuina.
– No es invitación al activismo, sino ofrecer diversidad de opciones y soluciones.

El periodismo de soluciones no es un movimiento. Es una técnica periodística.

Paradójicamente, evitar la palabra ‘solución’ en nuestros reportajes es aconsejable al hacer periodismo de soluciones. De esta manera no nos arriesgamos a mostrar como una panacea la historia de la solución que estamos contando.

La falsa ayuda de los medios y la pornomiseria son formas impostoras de hacer periodismo de soluciones.

La cobertura negativa produce una postura defensiva, no de cambio. Esta percepción de impotencia lleva a la apatía.

Es mentira que el contenido negativo sea más viral que el contenido positivo. Un análisis del New York Times a 7.000 artículos compartidos vía e-mail, demostró que las historias positivas eran más veces compartidas.

Los periodistas necesitamos evolucionar de la figura del “perro guardián” a la del “perro guía”: no es suficiente revelar lo que está mal para esperar que el cambio se genere mágicamente. Más bien, resaltar las posibles soluciones que pueden contribuir a que el cambio suceda.

El periodismo de soluciones no hace promesas exageradas ni predice el futuro. Tampoco proclama que la solución presentada es la única existente. Mantiene la narrativa enfocada en la evidencia y las lecciones aprendidas.

La clave para que una historia de periodismo de soluciones no suene a publirreportaje es ser muy claros en las limitaciones de la solución que estamos dando a conocer.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI – Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos SURA y Bancolombia con sus filiales en América Latina.

Video: Entrevista con Carola Solé, finalista del Premio Gabo 2018 – categoría Innovación

 

Carola Solé compartió su experiencia durante la realización de Balas Perdidas, uno de los trabajos finalistas del Premio Gabo 2018.

*Esta entrevista hace parte del cubrimiento especial que los estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Tecnológica de Bolívar realizan del Festival Gabo 2018 #UTBenFestigabo

Las 5 enseñanzas que nos deja la Maratón de las mejores historias de Iberoamérica

Maratón de las mejores historias de Iberoamérica. Foto: David Estrada / FNPI.

Por Marcy Alejandra Rangel | @MarcyAlejandra

El amplísimo escenario del Orquideorama del Jardín Botánico de Medellín es el lugar donde los doce finalistas de las categorías Cobertura, Imagen, Texto e Innovación se dan cita la primera mañana del Festival Gabo. Es una tradición para quienes celebran el periodismo en Iberoamérica escuchar las presentaciones de los trabajos, en carne y hueso, o transmitidas en directo, con las historias detrás de sus trabajos que fueron elegidos finalistas del Premio Gabo 2018.

Temas como la corrupción, la migración, debates sobre la religión, los derechos humanos y sus injusticias son parte de las inquietudes etnográficas de los periodistas y, sobre todo, de los lectores que han permitido –a través de sus lecturas– crear un impacto suficiente para posicionar esos trabajos dentro del espectro del periodismo en la región. Estas son algunas de las enseñanzas que los finalistas compartieron con la audiencia:

Maye Primera (Venezuela), Ginna Morelo (Colombia) y Daniel Moreno (México). Foto: David Estrada/FNPI.

Los periodistas están cada vez más preocupados por el formato

Rosental Alves, miembro del Consejo Rector del Premio Gabo, presentó la Maratón de las mejores hstorias de Iberoamérica en la categoría Cobertura con una premisa: “Es algo muy novedoso en el periodismo que los periodistas estén preocupados por generar impacto en las redes, en otros periódicos, en los formatos, y los tres reportajes hubo un uso de la tecnología práctica para entender la historia”.

Participaron la venezolana Maye Primera, editora de Univisión Noticias para América Latina; la colombiana Ginna Morelo, directora de la Unidad de Datos de El Tiempo; y el mexicano Daniel Moreno, Director General y Fundador de Animal Político.

A pesar de que las historias nominadas hablan de preocupaciones políticas de los países que ocupan, lo que realza las historias es el espíritu colaborativo con el que fueron concebidas. Univisión trabajó con El Faro, El Tiempo en alianza con Efecto Cocuyo y 27 periodistas que viajaron con los migrantes venezolanos desde tres de sus pasos fronterizos, y Animal Político lo hizo en conjunto con Méxicanos contra la Corrupción y la Impunidad y otros 25 medios que publicaron su trabajo, como parte de una estrategia de comunicación para generar mayor impacto en la sociedad y los políticos a los que denunciaron.

Moreno lo resume así: “Un periodista tiene que estar convencido de que un periodista tiene que cazar las audiencias y hay que diseñar estrategias para conquistarlos. Es clave entender que es igual de importante que tanto el responsable de video como el diseño se involucre desde la investigación misma. Que todo el equipo se pregunte: ¿De qué se trata el reportaje y cómo se va a complementar?”.

Joseph Zárate (Perú), Erick Lezama (Venezuela), Julio Villanueva Chang (Perú), Carlos Martínez (El Salvador) / Foto: David Estrada

Si el periodista no asume un riesgo, no puede contar lo que sucede.

Cada categoría del Premio Gabo adquiere un tamiz diferente, a pesar de que los temas de los trabajos puedan coincidir. El de la conversación entre los finalistas de la categoría texto estuvo arropado por la franqueza. Julio Villanueva Chang, director fundador de la Revista Etiqueta Negra, hizo que Joseph Zárate (Perú), Erick Lezama (Venezuela) y Carlos Martínez (El Salvador) leyeran los fragmentos más emotivos de sus crónicas y confesaran cuánto se habían conmovido durante el proceso de escritura. “Siempre hay que cuidar a la gente de sí misma. Lo importante es la gente, y este es un trabajo de empatía y de ponerse en los calzoncillos de otras personas”, señaló Chang.

Los periodistas, a partir de entonces, expusieron sus miedos: “Le permití a mis entrevistados leer la historia antes de publicarla porque se los propuse yo. Me pareció que no valía la pena arriesgar la vida de alguien”; “Es una historia de horror que sentía que podía pasarme a mí, podía pasarle a mi hermana”. A partir de esa sensibilidad, Lezama habló sobre la posibilidad de emocionar al lector contando una vida “común”, en una situación de fragilidad que vulnera al periodista desde su reportería. “Siempre corremos riesgos como periodistas, pero siempre afrontamos esos retos porque de lo contrario no estaríamos contando lo que sucede”. 

Isabella Bernal (Colombia) y Leonardo Vaca (Argentina). Foto: Joaquín Sarmiento/FNPI.
Isabella Bernal (Colombia) y Leonardo Vaca (Argentina) / Joaquín Sarmiento – FNPI.

Lo importante es lo que está detrás de la imagen.

Omar Rincón, crítico de televisión de El Tiempo, llevó la charla de los finalistas de la categoría Imagen al terreno de la informalidad. “¿Qué es lo que hace que una imagen sea periodística?” fue una pregunta que ayudó a desmitificar un poco el uso de la fotografía como herramienta cotidiana de quienes no son fotógrafos pero usan un teléfono inteligente para registrar sus momentos importantes.

“No se puede tomar una buena foto todos los días, en todos los momentos, porque lo importante es lo que está detrás de la foto” explicó Adriana Zehbrauskas, de Brasil, residente en México. Su trabajo nominado está compuesto por fotografías solo tomadas desde el iPhone y que imprime al momento, desde que hizo un trabajo en Guerrero y se dio cuenta de que sus entrevistados no tenían fotos familiares en sus casas.

Leonardo Vaca, de Argentina, apuntó que una fotografía es periodística cuando acompaña el trabajo de sus compañeros periodistas. Isabella Bernal, de Colombia, lo explicó de esta manera: “Una foto debe revelar la historia de mucha gente. No solo las imágenes, sino el periodismo le compete a muchas más personas. Cuando empecé a escribir, la gente me decía ‘tienes que pintar con palabras’. Ahora entiendo que el periodismo merece ser más redondo y no separar ninguna historia donde haya foto, video o texto”. 

Pere Ortín (España) en conversación con Carola Solé (España) / Foto: Joaquín Sarmiento – FNPI

Innovar es permitir que los lectores saquen sus propias conclusiones.

Carola Solé y Mari Luz Peinado, de España, y Juan Heliborn de Paraguay conversaron con Pere Ortín, director de Altair Magazine, sobre la innovación es sus trabajos.

Todos contestaron por qué consideran que su trabajo es innovador. El Surtidor, donde trabaja Heliborn, defiende la flexibilidad de los medios nativos digitales y explica que la innovación “parte de la desesperación y la carencia de recursos” y es “mezclar cosas que la gente hace muy bien para que funcionen en el periodismo”, mientras que Solé habla de la dificultad de innovar en un medio grande como AFP. “No son solo los datos en sí, es que los datos cuenten historias y que el público interactúe con esas historias y que sean una excusa para abordar lo que queremos de manera relevante”.

Finalmente, la innovación en el trabajo de Peinado, en Verne, fue hablar de un tema tabú como la menstruación en diferentes formatos que visibilizaran cada uno las infinitas historias que hay sobre este tema. “En este proyecto ha sido muy importante el feedback de los lectores. Distintos lenguajes para contar cómo la cultura pop ha influido en nuestra visión. Mientras quede claro que tiene una base rigurosa, porque estamos hablando de proyectos periodísticos, todo va a estar bien”.

Mari Luz Peinado, finalista del Premio Gabo / Foto: Julián Roldán – FNPI

No hay que tener miedo a que los proyectos salgan mal.

Mari Luz Peinado, finalista en la categoría Innovación, culminó su charla con un consejo para todos los periodistas: “Probar con los nuevos temas: no hay que tener miedo a que los proyectos salgan mal, porque, ¿qué significan que salgan mal? ¿Qué se lean poco? Pues a veces los temas se tienen que leer poco para poder seguir”.

 

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con su filiales en América Latina.