Video: revive la Ceremonia del Premio Gabo 2021

Conoce a los ganadores del Premio Gabo 2021, el reconocimiento más importante al periodismo en español y portugués, en sus cuatro categorías de concurso: Texto, Imagen, Cobertura e Innovación. Además, al ganador del Reconocimiento a la Excelencia, otorgado al caricaturista nicaragüense Pedro X. Molina y del Reconocimiento Clemente Manuel Zabala.

Relatoría del taller ‘Colaboraciones periodísticas: investigaciones que cruzan fronteras’, con Emilia Díaz-Struc

Por lo general, considerar la colaboración con colegas en otros países surge cuando seguimos historias que conectan con otras latitudes, bien sea porque nuestros personajes tienen presencia o intereses allí, o porque un mismo fenómeno afecta a ciudadanos de varias nacionalidades. Sin embargo, independientemente del tema, planear con sagacidad es trascendental para el éxito de cualquier colaboración periodística.

Como parte del Festival Gabo N°9, 20 periodistas iberoamericanos se reunieron virtualmente durante tres días en el taller taller ‘Colaboraciones periodísticas: investigaciones que cruzan fronteras’, para compartir con Emilia Díaz-Struck, coordinadora en América Latina del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) sobre la selección de temas, la gestión de equipos y el aprovechamiento de recursos y herramientas que propician la investigación transfronteriza. Díaz-Struck, creyente de que en las colaboraciones internacionales los estándares éticos del buen periodismo deben mantenerse, ha participado en multitudinarias investigaciones como los Pandora Papers y los Implant Files, escarbando en millones de datos y documentos para develar intereses ocultos de personajes y sectores poderosos.

El taller comenzó dejando claro que aventurarse a trabajar en equipos transnacionales, una práctica que —explicó  Díaz-Struck— data de décadas atrás y ha venido ganando mayor valoración, requiere de una cuidadosa preparación. La planificación de proyectos, equipos y acuerdos de trabajo, incluyendo la implementación de protocolos de seguridad y el uso de tecnologías que se adecuen a las necesidades de la investigación, exige importantes esfuerzos de coordinación. A los ojos de la maestra, quien se esmeró por promover un espacio de reflexión e intercambio, estos son esfuerzos necesarios para gozar de la nutrida lista de beneficios que trae conformar equipos que cruzan fronteras.

¿Para qué colaborar?

“Al cruzar fronteras abrimos y expandimos el acceso a la información, pero más allá de eso: es un tema cada vez más de seguridad para periodistas. Trabajar de forma colaborativa permite y ayuda también a proteger a periodistas, ayuda a combatir la censura y en el contexto que actualmente enfrenta la prensa en todas las partes del mundo, la colaboración ayuda a fortalecer el trabajo periodístico que hacemos”, afirmó Emilia. Aquí algunos de los beneficios que la maestra enfatizó sobre la colaboración entre colegas:

  • Aumenta la profundidad, el alcance y el impacto de la investigación.
  • Ayuda a evidenciar la sistematicidad detrás del problema.
  • Facilita el acceso a fuentes y contextos locales.
  • Blinda la investigación (especialmente en regiones como América Latina, donde en general hay indicadores deficientes de libertad de prensa y pocas garantías de seguridad).
  • Favorece el acceso a recursos y herramientas de investigación.

Con base en su experiencia y la del ICIJ, Emilia dio recomendaciones para la planeación de cada etapa del proceso de investigación, desde la elección del tema hasta el rastreo del impacto de la publicación, recalcando la importancia de preparar un concienzudo plan inicial y de acordar las reglas de la contribución desde el principio.

¿Cómo empezar?

No hay una fórmula precisa para escoger el tema perfecto, puede que cambie mientras avanza la reportería, pero sí hay una serie de criterios que pueden estimarse para iniciar la reportería con mayor asertividad:

  • Seguir los movimientos y redes sociales de las personas y empresas protagonistas de la investigación, así como seguir ‘la ruta del dinero’ involucrada en la historia. “Las personas o compañías pueden tener inversiones, propiedades, causas judiciales, documentadas y accesibles en los registros públicos de los diferentes países. Que no esté en nuestro país no significa que no haya información”, aseguró Emilia.
  • Seguir los tres criterios primordiales para el ICIJ a la hora de evaluar la pertinencia de un tema transfronterizo, hay que preguntarse: i) si el tema es global, ii) si los sistemas relacionados con la historia que deben proteger a la gente están fracturados y iii) sobre la viabilidad del proyecto. Luego de que una propuesta pasa estos filtros y se acompaña de una reportería inicial, el consorcio internacional decide si la respalda.

Aquí algunas preguntas que pueden ayudar a identificar el potencial interés público del proyecto:

  • ¿Cuáles son las preguntas de investigación?
  • ¿Hay alguna hipótesis?
  • ¿Hay personas afectadas? ¿Quiénes son?
  • ¿Hay elementos de ilegalidad? ¿Cuáles?
  • ¿Hay acceso a la información? En caso contrario, ¿se podría acceder de otra manera?
  • ¿Se conoce la historia? ¿Qué es lo nuevo?

El plan inicial

Una vez seleccionado el tema y acotadas las preguntas de la investigación, debe adelantarse una prereportería y un análisis sobre las posibilidades y las necesidades de la propuesta de trabajo. Evaluar la calidad de la información disponible para consulta, el tiempo y los recursos que merecerá, así como los países donde se cruza la historia, es clave para dibujar un plan inicial e identificar los perfiles de los colegas que se necesita sumar, sean periodistas o vengan de otras disciplinas. Entre más claro y mejor preparado esté dicho plan, se tomarán decisiones más informadas desde el comienzo y habrá mayores oportunidades para motivar la participación de las contrapartes.

“Comenzar a pensar ‘¿qué es lo que yo no sé?’ ayuda a mirar hacia dónde y con quién trabajar, ayuda a pensar cómo puedes combinar talentos, destrezas, visiones, fuentes, para que un equipo se complemente”, aconsejó Emilia. Para ella, los invitados a participar deben ser periodistas éticos, inspirar confianza y saber colaborar, comunicar y compartir generosamente los hallazgos y pormenores del proceso de investigación. “En nuestras investigaciones compartimos todo con todos y todos al mismo nivel, no importa si es un emprendimiento o si es un medio grande”, comentó la coordinadora del ICIJ para la región.

Para aproximarse a posibles coequiperos, Emilia recomendó abordarlos explicándoles la importancia de investigar las conexiones de las historias en sus territorios, demostrando haberlas consultado previamente y anticipando posibles preguntas que surjan en la conversación. “Cada uno de ustedes en sus redacciones tienen que hacer en el día a día una cantidad de trabajos y reportajes. Si viene algún colega a contactarlos, ustedes para decir ‘vamos a trabajar juntos’, ¿qué elementos harían que dijeran que sí?”.

Acuerdos claros

Uno de los factores de éxito de estas colaboraciones es llegar a acuerdos claros antes de comenzar las alianzas, incluyendo las reglas sobre las cuales se basará la cooperación en cada etapa del proceso de investigación. Con un equipo trabajando en paralelo en diferentes territorios, la coordinación debe ser minuciosa y la comunicación fluida, tanto durante la reportería como en el periodo de publicaciones. Cualquier falla puede amenazar la relación de confianza, el destino del proyecto e incluso, dependiendo de la sensibilidad de la información comprometida, la integridad del equipo. Por ello hay que ser consciente de la disponibilidad con la que se cuenta antes de comprometerse con un trabajo de este corte.

Para empezar, cada miembro del equipo debe tener claro y haber acordado:

  • El objetivo del proyecto.
  • En qué medida será confidencial y si se firmarán acuerdos de cooperación y confidencialidad, o únicamente consistirá en acuerdos de palabra.
  • Cuáles serán los riesgos y cómo se mitigarán.
  • La duración.
  • El cronograma.
  • Los recursos disponibles.
  • Quiénes serán sus coequiperos y cuáles organizaciones periodísticas participarán.
  • Cuál será su rol específico y el de sus compañeros.
  • Cómo se tomarán las decisiones y quiénes las comunicarán.
  • Cuál será el mecanismo para hacer seguimiento a los avances de la investigación.
  • Cuántos y cuáles serán los filtros editoriales.

Dependiendo de los riesgos de cada contexto se deberán tomar medidas de seguridad y confidencialidad, en ocasiones bajo estrictos protocolos. Emilia cuenta que, por ejemplo, debido a la sensibilidad de la información que manejan en estos trabajos, el ICIJ exige la firma de un acuerdo de colaboración y confidencialidad a cada nuevo integrante.

Otros acuerdos importantes tienen que ver con el manejo de las fuentes, para no ponerlas en riesgo ni a ellas ni al equipo. Aquí algunas consideraciones elementales para coordinar su consulta:

  • Identificar quién entrevistará a quién y cuándo se contactará.
  • Acordar qué se le dice y qué no sobre la investigación.
  • Buscar otras maneras de conseguir la información que provean.

La seguridad: una prioridad

Con el objetivo de blindarla, la planeación de la investigación debe ser diligente, en especial cuando conlleva riesgos tanto para el equipo, como para sus fuentes. Cómo comunicarse; con qué frecuencia; por cuáles medios compartir y almacenar información, sobre todo cuando es delicada y abundante, y qué herramientas tecnológicas usar, son preguntas que deben plenamente acordarse en un plan de acción conjunto.

“Planificar en estos proyectos es súper importante, no podemos dejar las cosas al azar porque estamos trabajando con un montón de gente en muchos países y comunicar cuáles son los planes y cómo estamos trabajando puede ayudar a minimizar muchísimo los riesgos”, aseveró Emilia. Comenzar con un análisis de riesgos y de necesidades es recomendable, según su concepto. Preguntarse por las circunstancias que pueden poner en peligro a la investigación y sus participantes, tanto físicas como digitales, ayuda a mitigarlas en un plan de acción acorde que tenga en cuenta cómo reaccionar según la gravedad del riesgo.

“Los protocolos de seguridad deben quedar claros por parte de todos los integrantes del equipo desde el comienzo”, aconsejó la maestra, además de que se debe tener en cuenta que se trabaja con personas en diferentes países cuyos contextos de seguridad digital pueden ser distintos.

Resguardar las comunicaciones

Cuando estamos en la misma ciudad, por lo general no hay problema para encontrarnos con la redacción o con aliados y compartir hallazgos, pero en investigaciones transnacionales debemos decidir qué recursos usar para conectarnos en remoto y almacenar e intercambiar información. Según las conclusiones del análisis de riesgos, a veces será útil compartirla en servidores como los de Google o Dropbox, pero otras veces requeriremos herramientas de mayor protección.

“Hay que preguntarse qué pasa si alguien, un gobierno (que estemos investigando) por ejemplo, le pide acceso a Google a los documentos (de la investigación)”, alertó Emilia. En ciertos casos, tener mayor control del flujo de información será determinante para aminorar riesgos. En el caso del ICIJ, el equipo de tecnología ha creado una plataforma segura y accesible para sus colaboraciones, un foro llamado ‘Global iHub’. “El foro es como una red social donde uno va creando grupos para compartir información directamente relacionada con la investigación”, explicó la editora del ICIJ.

Aquí algunas herramientas gratuitas de uso común que ofrecen mayores niveles de seguridad:

  • Signal: al igual que WhatsApp, es un servicio de mensajería que permite crear grupos, pero garantiza mayor protección para las conversaciones.
  • Jitsi Meet: es un sistema gratuito y de ‘código abierto’ o ‘fuente abierta’ —de reproducción sin restricción—  para hacer videollamadas encriptadas que puede usarse sin la necesidad de registrarse o instalar ningún programa.
  • Tor: anonimiza búsquedas en internet, ocultando la dirección IP de un dispositivo electrónico.
  • Keepass: contribuye en la salvaguarda y generación de contraseñas seguras.

La encriptación: un aliado cercano

Según la definición de la Real Academia Española (RAE), encriptar o cifrar es “transcribir en números, letras o símbolos, de acuerdo con una clave, un mensaje o texto cuyo contenido se quiere proteger”. Importante lograrlo cuando trabajamos con información sensible que puede ser hackeada, robada o inspeccionada. El análisis de riesgos debe sugerirnos cuáles datos deben encriptarse y cuáles no tienen la necesidad.

“Antes tener sistemas de encriptación era muy complicado, un dolor de cabeza, pero hoy en día han simplificado mucho el uso de mensajes encriptados para minimizar riesgos”, aseguró Emilia. Al respecto, aquí algunos aplicativos que la maestra sugirió explorar:

  • Mailvelope y GPGTools: son aplicaciones de uso sencillo que se instalan directamente en los sistemas de correo para encriptar los mensajes. Una vez instalado, para enviarlos cifrados únicamente hay que cliquear en el botón de la app y para recibirlos y leerlos, se abren con una contraseña.
  • VeraCrypt: es un software de uso libre para encriptar discos duros, sean externos o estén en el ordenador. Además, la encriptación de los discos duros de las computadoras, como explicó Emilia, pueden reforzarse con la función automática de encriptación que actualmente incorporan.
  • SecureDrop: faculta a las fuentes a enviar información encriptada sin revelar su identidad.

La data al alcance de todos

La integración de equipos interdisciplinares es esencial para crear herramientas seguras que obedezcan a las necesidades de la reportería. No se trata solo de reporteros y desarrolladores conformando un grupo, sino también de personas que cumplan el rol de traducir y unir ambos mundos, por ejemplo, periodistas de datos que ayuden a facilitar accesos amigables a la información para sus colegas, sin importar las habilidades tecnológicas.

A propósito, Emilia indica dos recursos de código abierto que pueden inspirar innovaciones:

  • Linkurious: un programa para “conectar las piezas de un rompecabezas”, que permite visualizar en gráficas las relaciones entre diferentes tipos de datos, como los personajes de las historias. “La plataforma te empieza a mostrar las conexiones entre, por ejemplo, el dueño de una compañía y la compañía, así como más datos sobre cuándo se creó, el estatus, información básica sobre las personas y qué roles tienen”, ilustró la maestra. “Es usar las visualizaciones no como producto final sino también como una herramienta para la investigación”, acotó.
  • Datashare es una herramienta desarrollada por el ICIJ, para usar virtualmente o de manera local en el computador, que deja explorar grandes cantidades de documentos a partir de búsquedas clave, independientemente de los formatos de los archivos. “Puedes buscar, por ejemplo, el nombre de una compañía y automáticamente encuentras todos los documentos asociados a esa compañía. Y uno puede abrir el texto que se extrajo y explorar nombres de entidades, personas, organizaciones, locaciones”, instruyó la coordinadora del ICIJ para la región. “Si hay documentos interesantes mientras estás investigando, uno puede tomar un documento y ponerle una estrella, y luego volver a esos documentos, lo que favorece el avance en la investigación”, aclaró.

Gracias a la sinergía entre reporteros de a pie, analistas, periodistas de datos, desarrolladores y personas especializadas en el chequeo de información, el ICIJ se las ha ingeniado para ordenar, cruzar y contrastar largas listas de datos, incluso apelando al uso de inteligencia artificial. Así, han podido automatizar la extracción, limpieza y verificación de millones de datos. En Implant Files, uno de varios casos, le ‘enseñaron’ al ordenador a detectar cómo se estaba clasificando de manera errónea a pacientes que habían fallecido por el uso de implantes y que los fabricantes habían reportado como heridos, en este caso, millones de registros.

“Para recolectar información y luego procesarla, hicimos más de 1.500 solicitudes de acceso a la información con todo el equipo de reporteros, pero luego para procesar toda esa información y estructurarla para generar un producto para la audiencia, qué es una base datos para usar, se involucraron equipos de otras disciplinas: reporteros, editores, analistas de datos, desarrolladores, personas especializadas en chequeo”, explicó Emilia.

En Panama Papers y Pandora Papers también necesitaron automatizar procesos para validar la cantidad abismal de información filtrada a la que tuvieron acceso, el punto de partida de las investigaciones. Procesos que se complementaron con trabajos manuales de equipos interdisciplinares.

Contactos útiles

En caso de necesitar auxilio, no estamos solos con el análisis de riesgos. A veces no sabemos qué hacer cuando se trata de amenazas graves de seguridad, como teléfonos interceptados y potencial ‘phishing’ —una técnica de ciberdelincuencia que engaña a las víctimas para que revelen información personal y confidencial—, y no contamos con un profesional especializado en seguridad digital que pueda brindar asesoría especializada al equipo.

“Vale la pena pensar en organizaciones locales e internacionales que se especializan en el tema de seguridad, tanto personal como digital. Debemos tener los números de contacto de las organizaciones que monitorean los temas de libertad de prensa y amenazas contra periodistas en nuestros países”, orientó Emilia, así como pedir con ellos asesorías y entrenamientos para mejorar los protocolos de seguridad del equipo de investigación. Algunas organizaciones:

Por último, ‘Security in a box’ es un portal web que ofrece una rica serie de guías, tácticas y recursos, disponibles en español, para fortalecer protocolos de seguridad digital. “No es volverse loco ni excesivamente paranoico, pero una paranoia saludable siempre es recomendable. Tener protocolos y mecanismos por adelantado nos ayuda a reducir riesgos”, sentenció Emilia, quien también sugirió, en caso de necesitarlo, forjar alianzas con universidades preocupadas por la seguridad digital de quienes se dedican al periodismo de investigación. Una vez, recordó la maestra, participó en una colaboración con la Universidad de Stanford para llevar a cabo un análisis de datos mediante inteligencia artificial.

¡Adiós a los egos! ¡Hola equipo!

La planeación debe ser tan exhaustiva que incluso contempla la publicación y el después de esta. Aquí algunas preguntas clave al respecto que deben responderse en conjunto:

  • ¿Todos publican al tiempo?
  • ¿Cada uno decide cómo contar los hallazgos?
  • ¿Qué historias no se pueden publicar hasta ciertas fechas?
  • ¿Qué procesos legales van a validarlas?
  • ¿Habrá una edición de estilo?
  • ¿La data recolectada se dejará a disposición del público? “Esto, luego, puede ayudar a otras fuentes a contactar y a seguir y expandir las investigaciones, y también es un servicio para la audiencia”, dijo Emilia.
  • ¿Quiénes harán seguimiento al impacto?
  • ¿Cómo se mencionarán los créditos del trabajo, incluyendo a las organizaciones aliadas?

La maestra también recomendó incluir en la planeación medidas que se anticipen a posibles conflictos futuros, incluso adelantar frecuentes monitoreos al respecto durante la puesta en marcha del proyecto; mecanismos también acordados previamente. Prevenir conflictos a tiempo influirá en la creación de ambientes de trabajo cómodos, horizontales y constructivos.

“Por ejemplo, el tema del ego, hay colegas que buscan solo su crédito y se apropian de tu investigación. Eso claramente al principio: el cómo vamos a compartir el crédito, o sea el tema de la generosidad y cuáles son las reglas claras, puede ayudar a resolver ese problema porque, en efecto, si no somos generosos con el crédito, se rompe la confianza”, comentó Emilia. “Le decimos adiós a los egos, este tipo de trabajo es sacar al ego de la casa, decirle adiós. La primicia no es de un solo periodista, de un solo medio, la primicia se la llevan todos juntos y es darle la bienvenida a un equipo”, concluyó.

Consejo para la financiación

En la experiencia del ICIJ, estas investigaciones son posibles en cuanto las partes compartan recursos, lo que para Emilia, les da fuerza y sostenibilidad. El consorcio como tal no paga a todas las personas involucradas en las investigaciones que lidera. En caso de necesitarlo, sugiere que apliquen a fondos y convocatorias que financian proyectos colaborativos. Para ello, es importante responder a las preguntas de planeación exploradas en todo el taller, que probablemente preguntarán posibles financiadores, y hacer un presupuesto detallado de necesidades.

Para completar el kit de herramientas

Emilia finalizó el taller recomendando una serie de herramientas de código abierto también útiles para la investigación transfronteriza:

  • Google Earth: sistema de información geográfica en un globo terráqueo virtual que permite explorar imágenes satelitales y consultar la transformación que algún lugar ha experimentado en el tiempo. Entre otros aplicativos, puede usarse para rastrear temas ambientales.
  • WayBack Machine: archivo que permite guardar y consultar páginas web, incluso después de haber sido borradas en su fuente original.
  • Import Genius: base de datos paga que centraliza una enorme cantidad de importaciones y exportaciones de productos entre distintos países, sin embargo, es posible obtener acceso explicando a los proveedores el uso que se le dará para alguna investigación periodística. “Puede ser que en nuestro país no haya el registro de exportación, pero el otro país que recibió un producto de nuestro país puede tener registro de importación y eso nos permite entonces rastrear movimientos de distintos productos entre diferentes partes del mundo”, afirmó Emilia.
  • FlightAware: rastrea aviones y sus movimientos.
  • MarineTraffic: rastrea barcos y sus movimientos.

Aquí algunas herramientas recomendadas para el rastreo de empresas offshore y paraísos fiscales:

  • OpenCorporates: registros públicos sobre compañías de distintas partes del mundo. Punto de partida importante para minar data al respecto, que luego debe ser contrastada con la documentación original. Al identificarse como periodista, es posible acceder a un usuario avanzado para buscar documentos a partir del nombres de personas.
  • Open Ownership: aún en su versión beta inicial, esta herramienta está empezando a indexar y agrupar información para identificar los beneficiarios y dueños de compañías en distintos países.
  • Offshore Leaks Database: producto del ICIJ que permite buscar información sobre personas con conexiones en compañías offshore: accionistas, directores y en algunos casos, beneficiarios finales. Es posible contactar al ICIJ para consultar información adicional.
  • Open Secrets: cuenta con los registros de empresas que hacen lobby en Estados Unidos. Es posible evidenciar cuánto pagan para apoyar o no legislaciones y políticos que puedan favorecerlas o perjudicarlas.
  • Edgar: base de datos de la Securities and Exchange Commission de Estados Unidos sobre las empresas que cotizan en la bolsa de EE. UU. Tiene las listas de las subsidiarias de cada compañía, la compañía matriz y algunos reportes detallados.
  • Pacer (Public Access to Court Electronic Records): base de datos con registros de procesos judiciales en Estados Unidos, gratuita hasta cierta cantidad de documentos consultados. Incluye una tabla con todas las personas que han estado en prisión en EE. UU. Esta página tiene similares en otros países.
  • Todos los contratos: base de datos de los contratos y contratistas del Estado mexicano, proyecto similar al peruano FUNES, el cual cuenta con un “‘algoritmo contra la corrupción’, porque permite revisar con cuánta frecuencia recibe alguien un contrato, si se asocia con la experticia o no”, como explicó la editora del ICIJ.

Sobre Emilia Díaz-Struck

Como periodista de investigación, editora y coordinadora para Latinoamérica del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés), ha trabajado en colaboraciones periodísticas transnacionales del ICIJ como Pandora Papers, FinCEN Files, Implant Files, Paradise Papers, Panama Papers, entre otras. Anteriormente, Emilia fue coordinadora del área de periodismo de investigación del Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela; reportera residente del New England Center for Investigative Reporting de la Universidad de Boston y CONNECTAS, y profesora de periodismo en la Universidad Central de Venezuela. Ha colaborado con medios como The Washington Post y Armando.info, del cual es cofundadora.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo 

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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Relatoría del taller ‘Nuevas narrativas sobre drogas: coberturas libres de estereotipos’

Por: Natalia Duque y Elizabeth Otálvaro

Los medios de comunicación han sido uno de los escenarios clave para reproducir los estigmas y la desinformación en los temas relacionados con drogas. Así, la formación de periodistas críticos y con un enfoque de Derechos Humanos es fundamental para generar una transformación real. Estamos ante una “emergencia narrativa”.

Por eso, durante tres días, el 15, 16 y 17 de noviembre, se llevó a cabo el taller virtual ‘Nuevas narrativas sobre drogas: coberturas libres de estereotipos’, en el marco del Festival Gabo N°9. En este espacio participaron 21 periodistas de Colombia, Bolivia, El Salvador, Honduras y México, interesados en perspectivas no hegemónicas para comunicar sobre este tema.

En esta jornada los periodistas pudieron escuchar y conversar con Guillermo Garat, periodista y editor; Adriana Muro, fundadora Elementa DD.HH., y Pablo Zuleta, médico especialista en psiquiatría, quienes compartieron sus reflexiones y conocimientos sobre las narrativas relacionadas con drogas. Finalmente, los participantes terminaron las sesiones con una caja de herramientas que fue producto de estas conversaciones y de la construcción de conocimiento colectivo entre colegas.

La historia de las “drogas”

Conocer los antecedentes históricos de la relación entre las drogas y la humanidad aporta insumos para entender e informar acerca de lo que ocurre actualmente. “Si hoy las drogas son perseguidas y si tienen unas connotaciones negativas, en muchos casos, y si no conocemos muchas de sus propiedades, es por la inquisición española”, dijo Guillermo Garat en la primera sesión.

En este punto es importante tener presente lo que significaron las plantas ancestrales para las comunidades indígenas y para los colonizadores españoles que llegaron a América. Luego la transición hacia el escenario médico europeo y la posterior prohibición que alimenta a la “guerra contra las drogas” iniciada en la década de los setenta.

Esta visión de la prohibición ha marcado las políticas que los países del sur han abanderado para hacerle frente al narcotráfico. Una visión que es el resultado de varias décadas en las que se les ha dado diversos usos, significados, sesgos, suposiciones, prevenciones, pero muy poco estudio científico.

Drogas y ciencia: dos caminos que poco se han encontrado

Durante todo el taller los facilitadores insistieron en el poco conocimiento científico que se ha generado sobre las drogas y el uso de las mismas. Así, las políticas que se han implementado para hacerle frente al narcotráfico y al consumo problemático no han tenido bases científicas sólidas sino que más bien se han levantado a partir de la moral.

“Mucho de este estigma empieza a permear nuestras leyes, tratamientos que no se enmarcan en parámetros científicos. Clasificamos y penalizamos las sustancias sin conocerlas”, dijo Pablo Zuleta en el último día del taller. Zuleta insistió en la falta de estudios que existen sobre las sustancias, generando un vacío de información frente a las reales consecuencias, pero también a los posibles usos medicinales que puedan tener.

La moral que estigmatiza a los eslabones más débiles de la cadena del narcotráfico, así como el temor y la idea de que las drogas son un problema de seguridad, han constituido los discursos hegemónicos que siguen desconociendo la evidencia y que buscan generar constante aceptación al tratamiento de guerra y prohibición que se les da.

De hecho, la falta de evidencia no ocurre solamente con las drogas en sí mismas, sino también con la efectividad de las políticas implementadas. Existen pocos datos y tampoco se le hace seguimiento a los supuestos logros de los gobiernos, por lo que, muchas veces, la única información disponible es la que publica el mismo Estado.

Aquí un consejo muy claro del periodista: dudar de estos datos, buscar en otras fuentes, y propiciar procesos de seguimiento que no estén mediados por el gobierno.

Narrar desde un enfoque de Derechos Humanos

En muchos casos los medios de comunicación adoptan los mismos discursos institucionales de que hay una guerra contra las drogas, que en realidad es un conflicto en el que las consecuencias más devastadoras son para las personas y comunidades.

Aquí Adriana Muro planteó como eje narrar desde los efectos de la prohibición, pues esto poco se hace y es allí donde ocurren las violaciones de los Derechos Humanos por parte de las fuerzas estatales.

La prohibición “genera violaciones a DDHH, fabrica culpables para mostrar resultados, se utiliza el presupuesto público. Pero mientras todas estas políticas se desarrollan, no hay políticas de atención en salud a personas usuarias de drogas”, aseguró Muro.

Asimismo las narrativas basadas en la prohibición también vulneran los derechos de las personas, sobretodo las que se replican en la televisión y la radio, pues se basan en que:

  • Hay buenos/malos.
  • Dañan a los jóvenes.
  • El enemigo público es el narcotráfico.
  • Hay una relación con las bandas delincuenciales.
  • Lucha frontal contra el crimen organizado, pero niega la vía de la regulación.
  • Narcotráfico como problema de seguridad nacional (justifica militarización, estados de excepción, suspensión de garantías).

La construcción del otro y la otra

Desde la colonia se ha forjado una construcción del “otro” a través de un discurso hegemónico que le otorga características no deseables a los consumidores y los nombra como “toxicómanos”. Esto se repite, en general, en todos los países de América Latina.

La visión del otro como un enemigo que es indispensable eliminar, ha sido fundamental para legitimar acciones represivas y de guerra contra campesinos, indígenas, habitantes de calle y población consumidora en general. “El sistema de prohibición de drogas es un sistema de opresión, que interactúa con la clase, el género, la raza”, dijo Adriana Muro en la segunda sesión del taller.

Aquí el periodismo tiene el papel fundamental para preguntarse por las comunidades vulnerables y la responsabilidad de adoptar la interseccionalidad para el cubrimiento.

Frente a esto, Garat planteó la pregunta: ¿las drogas marginan u ocultan la marginación? pues, en muchos casos, el discurso hegemónico que se ha forjado sobre las drogas termina por encubrir o restar importancia a problemáticas sociales de carácter estructural y que afectan principalmente a las comunidades más vulnerables.

Por ejemplo, las penas privativas de la libertad se han enfocado en los eslabones más empobrecidos de toda la cadena (cultivadores, “mulas”), generando duras consecuencias sociales pero sin disminuir el consumo o el tráfico de sustancias. Por otro lado, los campesinos que cultivan las plantas son uno de los actores más perseguidos de la cadena, a pesar de que, en la mayoría de los casos, su historia corresponde a la de familias empobrecidas que sobreviven de estos cultivos.

La droga no existe “sola”

¿Qué muestra y qué esconde la palabra droga? Para Guillermo Garat debemos hacernos permanentemente esa pregunta. La droga sola no existe, hay una serie de actores y tejidos sociales, políticos, morales, etc alrededor, los cuales le dan sentido.

Lo mismo ocurre con la interpretación de los distintos eslabones que hay en la cadena o de la violencia en la misma. No se mata a alguien porque sí, sino que pasan muchas cosas atrás, hay muchos recursos alrededor que se mueven y que determinan una serie de elementos que nos permiten contar una historia.

La verdad sobre el consumo problemático

Una de las ideas más populares acerca de las drogas y que además legitima su prohibición es la supuesta certeza de que el consumo problemático de sustancias es la regla y no la excepción. Para Pablo Zuleta el consumo problemático no está solamente en la cantidad de consumo, sino que hay otros elementos del contexto que influyen.

De hecho, el consumo en general no es problemático, pero quienes lo desarrollan tienen ciertas características que se deben considerar para cada sustancia. En lo real la probabilidad de desarrollar un consumo problemático no es mayor al 20%. Por eso en lo que se tendría que avanzar es en políticas que disminuyan los riesgos asociados al consumo, así este no sea problemático.

“El origen de la prohibición está centrado en un riesgo de salud pública. Cuando se plantea que ese riesgo puede disminuir (con segregación en estudios de cada sustancia), el mercado deja de ser un mercado ilegal”, dijo Zuleta.

Para entender lo problemático o no que puede ser un consumo también es importante tener presentes los determinantes sociales. Los estigmas con los que carga un usuario, el espacio en el que lo puede hacer influyen en esto. Sin embargo, en muchos casos es la posición social la que problematiza el consumo; es decir, se trata también de una discusión atravesada por la clase.

Por último, un elemento importante que tiene que ver con la escasa evidencia científica que hay sobre las sustancias, es que no existe una correlación entre el daño que puede generar ciertas de ellas y los niveles de control al que son sometidas. Entonces ¿quién determina esto?

El lugar de las fuentes y los datos

“El gran asunto es quién está definiendo cuál es el problema y cuáles las soluciones: la policía o los militares. Por eso resulta problemático cuando las fuentes se limitan a estas instituciones y a los datos que dan”, dijo Guillermo Garat.

Como periodistas es fundamental chequear lo que ellos dicen, buscar dónde están los indicadores que dicen que lo que está pasando es real. Hay que ser finos con los datos, pero la verdad es que no hay datos, pues no hay auditorías. En este punto es importante darle lugar a la duda y entender que no está mal privilegiar ciertos asuntos sociales frente a lo que dicen las instituciones.

Tener precisión con los términos

Además de que en muchas ocasiones este debate se minimiza y se generaliza bastante, también se utilizan términos de manera indistinta que generan imprecisiones. Zuleta aclaró algunos de estos como punto de partida para los periodistas en la transformación de las narrativas:

  • Sustancias psicoactivas: cualquier agente químico que afecte la actividad neurofisiológica y derive en cambios mentales correspondientes a algún tipo de embriaguez.
  • Droga: sustancias psicoactivas que generan embriaguez y estaban bajo el paraguas de la ilegalidad. Con este término quedan por fuera productos de uso industrial que son inhalados.
  • Narcóticos: sustancias que generan sueño, estupor o disminución del dolor.
  • Psicotrópico: afecta funciones psíquicas por acción en el sistema nervioso central.
  • Estupefacientes: psicotrópico, con alta probabilidad de producir dependencia o abuso.

La importancia de cualificar el discurso

“Uno de los grandes problemas que tenemos con este debate es que está minimizado, llevado a su mínima expresión, discutimos con memes”, aseguró Guillermo Garat. Esto ocurre porque no se tiene en cuenta el contexto, ni las causas estructurales del narcotráfico y del consumo de sustancias. En muchos casos, incluso sin ser muy conscientes, se reproducen discursos del poder que ya han sido interiorizados, pero que alimentan la estigmatización y el miedo.

Para combatirlo desde el periodismo independiente y las salas de redacción Garat dio algunos consejos:

  • Desconfiar del discurso que patologiza a las personas y que simplifica las dinámicas económicas y sociales.
  • Evitar hablar de la “guerra contra las drogas”, pues al adoptar este discurso bélico estamos permitiendo que se use la violencia para solucionarlo.
  • Humanizar a las personas que han sido deshumanizadas a través de los discursos y la violencia.
  • Preguntarse por qué las comunidades llegan a este negocio.
  • Buscar experiencias alternativas en donde la problemática se ha tramitado desde otros enfoques distintos a la prohibición: encontrar espejos dónde mirarse.
  • Cualificar y complejizar el debate. Dar información, análisis y opiniones para mejorar la comprensión.
  • Exigir resultados de las leyes a los gobernantes.

El objetivo es recrear un mundo desde la honestidad y la empatía.

Otros consejos de Adriana Muro para transformar las narrativas

  • Reconocer que el tema de política de drogas abarca muchas disciplinas, así que es fundamental tomar una gran variedad de fuentes y términos.
  • No se trata solo de un asunto nacional, por eso es importante ligar lo que ocurre a nivel local con el contexto internacional.
  • Informar desde un tono realista y con matices para resolver dudas y preocupaciones insertadas en distintas generaciones.
  • En Colombia la memoria debe ser un elemento central en la construcción de la información.
  • Es necesario mostrar toda la cadena (cultivo, producción, comercialización, tráfico, lavado de activos, consumo) integrando los puntos medios a la conversación pública.

Bibliografía recomendada

Sobre Guillermo Garat

Periodista uruguayo y editor freelance. Colaborador de The Associated Press en Uruguay. Sus artículos han sido publicados en Le Monde Diplomatique, Gatopardo, revista Anfibia, Vice, New York Times y Washington Post en Español, El País, el Malpensante, EFE (Berlín) y otros. La mayoría de ellos sobre drogas y sociedad. Ha producido para Al Jazeera (EEUU), SBS de Australia o Deutsche Welle en Español. Autor del ensayo periodístico Marihuana y otras yerbas: regulación y uso de drogas en Uruguay (Random House, 2012). Ha editado artículos en la revista de periodismo narrativo Lento. También editó el libro Al otro lado: crónicas y reportajes sobre drogas y personas en Ecuador y Fármakon, el blog de drogas en América Latina de La Diaria.

Editor de Nuevas Narrativas latinoamericanas sobre drogas (Fundación Gabo, 2021). Alumno del Internationale Journalisten-Programme de Alemania.

Sobre Adriana Muro Polo

Abogada mexicana por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México con Maestría en Derechos Humanos y Democratización de la Universidad Externado de Colombia. Tiene más de 10 años de experiencia en organizaciones de la sociedad civil en México y Colombia. En 2014 fundó Elementa DDHH, una organización con sede en Bogotá y Ciudad de México que busca, a través del uso creativo del derecho, aportar a la garantía de los derechos humanos en la región. Específicamente en el área de política de drogas, coordina proyectos de la mano de colectivos, organizaciones e instituciones del Estado para la creación de escenarios jurídicos viables y el desarrollo de investigaciones y estrategias de incidencia nacional e internacional para visibilizar los efectos de la guerra contra las drogas y transitar hacia una política respetuosa de los derechos de las personas. Desde el año 2017, es la directora ejecutiva de dicha organización.

Sobre Pablo Zuleta

​​Médico especialista en psiquiatría de la Universidad Javeriana de Bogotá y candidato a maestría en Filosofía de la Universidad Nacional de Colombia. Desde hace 18 años está dedicado al trabajo en adicciones y farmacodependencia. Es director del área de consumo de drogas, salud pública y educación del CESED y profesor de la facultad de medicina de la Universidad de los Andes. Es Asesor de la Fundación La Luz. Es miembro del subcomité de adicciones de la Asociación Colombiana de Psiquiatría y del subcomité de Filosofía de la Psiquiatría. Fue coordinador de la estrategia CAMAD en Bogotá durante el último período antes de su cierre en junio de 2016 y coordinador del Proyecto Khoka Alternativa, desarrollado por Elementa, Consultoría en Derechos.

Sobre el taller‘ Nuevas narrativas sobre drogas: coberturas libres de estereotipos’

Esta actividad hace parte parte de la tercera edición del Fondo para Investigaciones y Nuevas Narrativas sobre Drogas (FINND), que convoca la Fundación Gabo con apoyo de Open Society Foundations (OSF) y es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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Relatoría del ‘Taller de crónica: un espejo de lo real’, con Joseph Zárate

Por: David Lara Ramos

Para escribir una crónica moderna han de cumplirse tres etapas. Tres momentos que constituyen la esencia del trabajo del cronista, eso establece el maestro peruano Joseph Zárate.

Primer momento: la idea, la cual hay que pensarla no solo desde el punto de vista temático sino desde las emociones, sensaciones, sentimientos y conocimientos que se quieren transmitir al lector. Para el maestro, una crónica posee dos niveles: la historia y las ideas contenidas en ella. Eso implica reflexionar y pensar sus abordajes.

Segundo momento: la reportería, una fase que Joseph Zárate definió como el encuentro con el otro. En una crónica hay personas, acciones, conflictos y resoluciones, elementos que llamó los ladrillos que permiten construir la casa de la crónica. En la reportería el periodista ha de encontrar y seleccionar muy bien esos ladrillos, soportan la estructura del relato.

Tercer momento: la escritura: tiene una conexión muy estrecha con la reportería, dado que esas búsquedas aportan al proceso de narrar y cómo se van a contar. Zárate reiteró la importancia de “exponerse” a formas de arte como el cine, la literatura, la música, igualmente la necesidad de leer buena poesía, porque en ella se encuentran matices del lenguaje y formas de escritura que alimentan nuestros textos.

Asistieron 20 periodistas de Iberoamérica que fueron seleccionados para el ‘Taller de crónica: un espejo de lo real’bajo la dirección de Joseph Zárate.

Primer momento: la idea 

Al abordar el tema de la historia y las ideas inmersas en ella, Joseph Zárate fue claro en establecer la naturaleza diversa de la crónica y sus posibilidades narrativas. Hizo alusión a la comparación de la crónica con un ornitorrinco hecha por el escritor mexicano Juan Villoro.

En esa diversidad, la crónica toma elementos de la literatura. Toma del cuento la brevedad y la concreción; de la novela, su estructura narrativa; del teatro, los diálogos y el manejo de las escenas. Del ensayo, las formas de argumentar y cómo se sustentan esos argumentos. De la autobiografía, elementos para exponer asuntos personales que aportan al relato.

El escritor peruano Julio Ramón Ribeyro aseguró que en sus cuentos buscaba entregar la historia sicológica de una decisión humana, para Zárate eso es trascendental. El trabajo del cronista no está tanto en denunciar un hecho o un problema social sino en llegar al interior de la persona. Una crónica trabaja con el material más humano.

Un cronista es un historiador de lo etéreo, aquello que no se registra en los libros de historia. Es un historiador del presente, parafraseando a la escritora Svetlana Alexiévich.

Un cronista trabaja las emociones, esas experiencias que se graban en la mente. En ese sentido, un cronista no solo cuenta lo que ve, o no solo hace eso, sino que trata de darle sentido al caos y transmitir un conocimiento sobre la vida. Es importante establecer cuál es la idea contenida en la historia, aquello sobre lo que el cronista quiere que el lector reflexione, analice, cuestione, se pregunte.

Para establecer esas dos capas de una crónica, Zárate citó su historia sobre Máxima Acuña, una mujer campesina que se enfrenta a una compañía minera que la quiere expulsar de su casa y su territorio. La idea contenida en la historia tiene que ver con la vanidad, porque con el oro se hacen joyas, también está la idea de progreso, para Máxima Acuña, la idea de progreso es sembrar su tierra. Para la compañía minera está en destruir unos lagos para extraer el oro. Entonces, el cronista lleva al lector a que piense en esas ideas universales a través de su narración.

En la historia debo resolver las preguntas:

  • ¿Cuál es la trama que quiero contar?
  • ¿Cuál es el contexto o circunstancia de esa historia?
  • Si fuera una película ¿Cómo sería la sinopsis?

En la idea debo resolver las preguntas:

  • ¿De qué trata la historia?
  • ¿Qué conocimiento quiero transmitir?
  • ¿Sobre qué aspecto de la condición humana quiero reflexionar/ discutir?

La crónica es un género que no pretende una realidad objetiva, intenta cuestionar esa realidad que se muestra a través de una historia. Es un género de las dudas, de las propias dudas del cronista.

Esas ideas inmersas en la crónica permiten reflejarnos a nosotros mismos, lo que nos sucede adentro, lo que pensamos. La cita del escritor David Foster Wallace cerró esta reflexión sobre la idea: “La literatura se trata de saber qué rayos es el ser humano”. La crónica permite también buscarnos, por eso termina siendo un espejo, el espejo de cada cronista, aquello que él quiere reflejar con material real, verificable.

La historia de un hombre en particular es el espejo en el que se pueden reflejar sentimientos universales: amor, impotencia, odio, ambición, desamor, vanidad. “Por eso cuando termino de leer un texto termino siendo otra persona”, dice Zárate. Un texto debe conmover, debe invitar a la reflexión sobre las personas que han tenido una dificultad, un conflicto, una tragedia.

Segundo momento: la reportería 

Zárate planteó su reflexión sobre el ejercicio de la reportería a partir de una frase del cronista estadounidense, David Foster Wallace, quien aseguró que la escritura se trata de “aprender a pensar: ir en contra de nuestra falla de origen”.

Es dejar de pensar que somos el centro del universo. Es una postura contra la vanidad, contra el propio ego. La reportería se trata entonces de salir de uno mismo para intentar comprender al otro. Frente al otro vale la pena preguntarse ¿Cómo se logra acceder a la vida de una persona? ¿Cómo comenzamos a conocerla y a entenderla? ¿Qué necesitamos para conseguirlo?

La entrevista, el diálogo, la cercanía son algunos recursos. Cada historia tiene su propio recorrido, sus propias dinámicas de trabajo que a veces nos la va dando esa idea de “ir en contra de nuestra falla de origen”. Eso permite enriquecer la historia, ir en contra de nuestros preconceptos. Las historias se abren cuando indagamos en otras posibilidades de las personas.

En términos formales una historia tiene personajes, acciones, conflictos y resolución de esos conflictos, encontrar esos elementos es la base del trabajo del reportero. Son los ladrillos con los que se edifica la estructura de la crónica.

Hacer reportería es ir en busca de los detalles que construyen la humanidad del otro, esos detalles son parte del carácter de las personas con las que dialogamos.

Hacer reportería es como tener una cita con alguien que nos interesa, parafraseando al escritor Gay Talese. Las personas son nuestra motivación. Cuando nos interesa una historia nos obsesionamos con ella y nos ponemos al servicio de esas personas.

Zárate estableció que hay diversos métodos de trabajo, dado que no siempre se tiene el tiempo o el dinero suficiente para hacer la reportería que uno anhela. Por eso, antes de comenzar hay que resolver tres aspectos:

  1. Inmersión:¿Cuánto tiempo vas a dedicar a la reportería?
  2. Acceso:¿Cómo llegar a los lugares, al entorno, a las personas?
  3. Conocimiento:¿Sabes lo que se ha publicado? ¿Cuánta información debes leer, reunir, subrayar? ¿A cuánta gente tendrás que entrevistar?

Zárate planteó las fuentes en dos columnas: fuentes testimoniales, que hay que clasificar en personajes principales y secundarios. Estos personajes nos aportan acciones, recuerdos, escenarios, ideas, detalles de la personalidad de la gente. Y fuentes documentales: diarios íntimos, libros, películas, fotografías, datos que aportan contexto, explicaciones, argumentos, cifras, ideas. Esas dos fuentes se interconectan. Se agrega entonces la observación, la mirada, la interpretación, las experiencias del cronista al resolver sus propias dudas sobre la historia.

Hacer un mapa de fuentes es fundamental. Zárate las ubica en círculos. En el círculo más externo está la opinión pública y los expertos que conocen sobre el tema. En un círculo intermedio están los familiares, amigos, colegas y antagonistas. En el centro está la persona, los instantes, los aspectos de su vida. Esos círculos no necesariamente se trabajan en ese orden. Zárate dijo que él se sienta a dialogar primero con las personas que componen los dos círculos externos para luego abordar a la persona con la que hará la entrevista principal.

La entrevista, recurso esencial en la reportería

La entrevista es el arte del vínculo, es crear intimidad con la persona a través de un diálogo, a través de preguntas preparadas o espontáneas. La entrevista se asume con gran respeto.

Las preguntas son llaves que abren puertas interiores que conducen a recuerdos, emociones, conflictos, experiencias reveladoras, significativas. Así se crea una intimidad acelerada, eso es una entrevista en profundidad.

En la entrevista hay que tener temas preparados pero no hay que seguir necesariamente un guion. Hay que pensar en preguntas que revelen detalles de la historia. Cualquier elemento por muy insignificante que parezca como el color de un vestido, un anillo, un arete, una cicatriz puede abrir una línea dramática de la historia.

Hacer una entrevista es conectar con la persona, el maestro sugiere:

  • Iniciar la conversación con preguntas sencillas
  • Mostrar real curiosidad por la persona
  • Escuchar antes de hablar
  • Aprender a usar el silencio
  • Evitar las distracciones
  • No le cuentes tu vida al entrevistado (eso depende, a veces sí)

Una pregunta aparentemente banal puede desbordar ríos narrativos inmensos, no son preguntas para obtener un dato, no… Son preguntas para tratar de construir metáforas, realidades que permitan construir un sentido sobre la existencia.

Hacer preguntas que exijan respuestas descriptivas, que reten a las personas a dar respuestas inesperadas. “Nuestro trabajo consiste en convertir al entrevistado en un contador de historias”, aseguró Zárate.

Es muy importante tener una relación de empatía y paciencia con nuestros entrevistados. A veces se hace necesario entrevistar al mismo personaje varias veces. Al respecto, Zárate citó a la escritora Svetlana Alexiévich, quien asegura que ella reflexiona junto a la personas sobre aquello que le ocurrió y cómo aquello ha cambiado su manera de ver el mundo. Eso es la entrevista.  Luego, nuestro propósito es escribir esas historias de la manera más justa y precisa.

Tercer momento: la escritura 

La escritura no tiene que ver con sentarse frente a una computadora, es cómo se ha procesado la historia dentro de ti, para luego transformarla en palabras. Ese proceso de interiorizar las historias arranca con la comprensión de las notas, grabaciones, registros, todo aquello que hemos encontrado en la reportería.

Son muchos elementos al tiempo. El momento de la escritura es exigente. En realidad muchas acciones que realizamos nos permiten dar con las claves de cómo vamos a escribir: los versos de un poema, el ritmo de una canción, las formas del diálogo, todo eso tiene que ver con la escritura. Es importante para darle originalidad a lo que se escribirá.

La crónica trabaja con recursos de la literatura, pero hay que respetar el pacto que tenemos con nuestros lectores. No podemos inventar hechos, datos, para que la historia alcance un mayor dramatismo. Esa es la diferencia con la literatura de ficción. Los cronistas no inventamos nada. Nuestro texto refleja la forma como hemos ordenado el caos con nuestras propias dudas o interpretaciones.

Hay que tener conciencia de la naturaleza del género. Es periodismo literario. Luego hay periodismo y hay literatura. La crónica tiene la posibilidad de interpretar un hecho, eso es pensar la realidad. Su interpretación pesa en el relato; lo hace distinto. El cronista, por supuesto, se hace responsable de esa interpretación.

Cuando se está en el trabajo de campo hay que pensar las escenas que el texto va a reproducir. Luego de tener un buen número de escenas se establece un orden, es la manera en que se administra la experiencia de lectura.

La escena es la unidad básica de la narración. Contiene: personaje, tiempo, lugar, acción, punto de vista. Una escena es como una fotografía en movimiento, ocurren acciones, pero también está la mirada, el punto de vista de quien reconstruye ese momento.

Zárate dijo que para adentrarse en los elementos de la escena utiliza las preguntas básicas del periodismo de forma profunda.

  • ¿Quién? Que en una noticia es un nombre, en la crónica se convierte en un personaje. Se presentan sus manías, sus características físicas. En la crónica, ese quién tiene rostro, vestimenta, tono de voz, maneras de hacer las cosas.
  • ¿Qué? Se convierte en acción. Es una secuencia de actos, la reconstrucción de hechos concretos.
  • ¿Dónde? Se convierte en el escenario. Las características del espacio, sus contextos históricos, se interpreta el lugar, se agregan las sensaciones del cronista al recorrerlo.
  • ¿Cuándo? Se convierte en una cronología, en detalles y matices que da el tiempo.
  • ¿Cómo? Se convierte en un proceso, descifrar la pregunta ¿cómo pasó? tiene que ver con lo que pasa en el interior de las personas, las razones internas de sus actos.
  • ¿Por qué? Se convierte en causa, motivo. Se trata de establecer la historia de una decisión humana, como afirmó el escritor peruano Julio Ramón Ribeyro.

Zárate dijo que él es como un fotógrafo, un retratista que captura fisonomías, gestos, hábitos, vestimentas, gustos, defectos, atributos físicos y de la personalidad. Hay que convertir el nombre de una persona en una entidad con nervio y sustancia.

Una cicatriz en las manos puede revelarnos contextos. Cómo vive la persona, de qué vive, las labores que realiza, las vivencias de esa comunidad, cuentan historias que cargan significados, contextos, conocimientos.

Hay niveles de comunicación en la escritura que guardan relación con las palabras y las intenciones. Escribir, por ejemplo: José Gómez es divertido, eso no comunica mayor cosa. Si decimos todas las mañanas José Gómez se levanta y baila lambada en la cocina, hay otras sensaciones, aspectos particulares de la vida de las personas que el escritor cuenta en su texto.

La descripción

A veces se cree que si se describe un lugar estamos ante una escena, no es así. Una descripción carga una intención. Muestra detalles, construye una atmósfera, revela el estado de ánimo que el mismo cronista tuvo ante esa experiencia. Para llevarlo al texto es importante marcar la longitud de la frase, la puntuación, los incisos; también es importante mostrar cómo se va de un lugar a otro para entregar al lector la mirada del cronista. Hay que cuidarse de las descripciones que no tienen ningún propósito. Los detalles se quedan en la mente del lector porque le sugieren algo, es la manera en que el lector se siente atraído para conocer las personas que protagonizan la historia.

No es solo describir para construir párrafos y párrafos porque quizá se tiene la idea errada de que la crónica es descripción, no. Cada detalle que llevo a mi texto ha de mostrar unidad, carácter, cohesión con la historia.

El arco narrativo  

Para explicar el arco narrativo de una crónica, Zárate habló de su crónica del niño Osman Cuñachí, miembro de la comunidad awajún, que fue afectada por un derrame de petróleo. Es el hecho que saca a las personas de su cotidianidad. Eso genera una serie de problemas, riesgos, conflictos, peligros que van escalando hasta llegar a la crisis, al clímax del relato, luego viene la resolución de ese conflicto. “Esa es una estructura clásica, sencilla y es lo que entrego en ese relato. A veces cuando comenzamos en el género intentamos estructuras complejas y a veces puede resultar confuso, preferí narrar estos hechos con una estructura sencilla”, explicó el maestro.

La clave es ir más allá de los hechos y la información que se tiene sobre el conflicto o la tragedia que se ha reporteado. Se trata de acceder a la parte emocional de la historia.

Para cerrar el taller, Zárate presentó una cita de la poeta Chantal Maillard que refleja el proceso de la escritura y sus dificultades: “Escribo para que el agua envenenada, pueda beberse”. El cronista también debe hacerlo.

Sobre el maestro

Recibió el Premio Gabo 2018 en la categoría Texto, el Premio Ortega y Gasset 2016 a Mejor Historia o Investigación Periodística y el Premio Nacional PAGE 2015 de Periodismo Ambiental creado por la ONU. Fue subeditor de las revistas Etiqueta Negra y Etiqueta Verde. Ha colaborado con diversos medios como The New York Times (Estados Unidos), Courrier International (Francia), Internazionale (Italia), Revista 5W (España), Agencia Pública (Brasil), GK (Ecuador) y Ojo Público (Perú). Su trabajo ha sido incluido en los libros Un mundo lleno de futuro (2017), Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso (2016), Ciudades visibles (2016), Latinoamérica se mueve (2016) y ¡Atención! (2015), antología que reúne diez reportajes de autores latinoamericanos publicados en Alemania.

Tiene un máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y recibió la beca Ochberg 2018 del Dart Center for Journalism & Trauma de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Fue editor en IDL-Reporteros y editor en residencia en Radio Ambulante. Actualmente es profesor de Periodismo Literario en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Es autor de Guerras del interior (Debate, 2018), libro de crónicas sobre conflictos socio-ambientales causados por la explotación de oro, madera y petróleo en los Andes y la Amazonía, y que ha sido traducido al inglés, italiano y polaco.

Por sus crónicas sobre el trabajo funerario durante la pandemia de Covid-19 en Perú ganó el Premio Nacional de Periodismo 2020 y fue nominado al True Story Award 2020/21, que reconoce al mejor periodismo narrativo publicado alrededor del mundo.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

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Herramientas para facilitar y blindar investigaciones en una colaboración periodística

Por: Juan Gómez | Foto: Unsplash

El taller ‘Colaboraciones periodísticas: investigaciones que cruzan fronteras’, impartido durante el Festival Gabo N°9, estuvo enfocado en la gestión de equipos y el aprovechamiento de recursos que posibilitan la investigación transfronteriza. Emilia Díaz-Struck, maestra del taller y coordinadora para América Latina del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), ha participado en multitudinarias colaboraciones internacionales como los Pandora Papers, investigando millones de datos y documentos para develar intereses ocultos de personajes poderosos.

Bien sea para aumentar el alcance y el impacto de la investigación o para evidenciar la sistematicidad detrás del problema, seguir el rastro de historias que conectan con otras latitudes requiere de una planeación diligente, en especial cuando conlleva riesgos tanto para el equipo, como para sus fuentes. Cómo comunicarse, por cuáles medios compartir información y qué herramientas tecnológicas usar, son preguntas que deben plenamente acordarse en un plan de acción conjunto.

Comenzar con un análisis de riesgos y de necesidades es recomendable, de acuerdo con Emilia. Preguntarse por las circunstancias que pueden poner en peligro a la investigación y sus participantes, tanto físicas como digitales, ayuda a mitigarlas en un plan de acción acorde. “Los protocolos de seguridad deben quedar claros por parte de todos los integrantes del equipo desde el comienzo”, aconsejó la maestra, además de que debemos tener en cuenta que trabajamos con personas en diferentes países cuyos contextos de seguridad digital son distintos.

Resguardar las comunicaciones

Cuando estamos en la misma ciudad, por lo general no hay problema para encontrarnos con la redacción o con aliados y compartir hallazgos, pero en investigaciones transnacionales debemos decidir qué recursos usar para conectarnos en remoto y almacenar e intercambiar información. Según las conclusiones del análisis de riesgos, a veces será útil compartirla en servidores como los de Google o Dropbox, pero otras veces requeriremos herramientas de mayor protección.

“Hay que preguntarse qué pasa si alguien, un gobierno (que estemos investigando) por ejemplo, le pide acceso a Google a los documentos (de la investigación)”, recomendó Emilia. En ciertos casos, tener mayor control del flujo de información será determinante para aminorar riesgos. En el caso del ICIJ, el equipo de tecnología ha creado una plataforma segura y accesible para sus colaboraciones, un foro llamado ‘Global iHub’. “El foro es como una red social donde uno va creando grupos para compartir información directamente relacionada con la investigación”, explicó la coordinadora del ICIJ para la región.

Aquí algunas herramientas gratuitas de uso común que ofrecen mayores niveles de seguridad:

  • Signal: al igual que WhatsApp, es un servicio de mensajería que permite crear grupos, pero garantiza mayor protección para las conversaciones.
  • Jitsi Meet: es un sistema gratuito y de ‘código o fuente abierta’ —de reproducción sin restricción—  para hacer videollamadas encriptadas que puede usarse sin la necesidad de registrarse o instalar ningún programa.
  • Tor: anonimiza búsquedas en internet, ocultando la dirección IP de un dispositivo electrónico.
  • Keepass: contribuye en la salvaguarda y generación de contraseñas seguras.

 

La encriptación: un aliado cercano

Según la definición de la Real Academia Española (RAE), encriptar o cifrar es “transcribir en números, letras o símbolos, de acuerdo con una clave, un mensaje o texto cuyo contenido se quiere proteger”. Importante lograrlo cuando trabajamos con información sensible que puede ser hackeada, robada o inspeccionada. El análisis de riesgos debe sugerirnos cuáles datos deben encriptarse y cuáles no tienen la necesidad.

“Antes tener sistemas de encriptación era muy complicado, un dolor de cabeza, pero hoy en día han simplificado mucho el uso de mensajes encriptados para minimizar riesgos”, aseguró Emilia. Al respecto, aquí algunos aplicativos que la maestra sugirió explorar:

  • Mailvelope y GPGTools: son aplicaciones de uso sencillo que se instalan directamente en los sistemas de correo para encriptar los mensajes. Una vez instalado, para enviarlos cifrados únicamente hay que cliquear en el botón de la app y para recibirlos y leerlos, se abren con una contraseña.
  • VeraCrypt: es un software de uso libre para encriptar discos duros, sean externos o estén en el ordenador.
  • SecureDrop: faculta a las fuentes a enviar información encriptada sin revelar su identidad. 

 

La data al alcance de todos

La integración de equipos interdisciplinares es esencial para crear herramientas seguras que obedezcan a las necesidades de la reportería. No se trata solo de reporteros y desarrolladores conformando un grupo, sino también de personas que cumplan el rol de traducir y unir ambos mundos, por ejemplo, periodistas de datos que ayuden a facilitar accesos amigables a la información para sus colegas, sin importar las habilidades tecnológicas.

A propósito, Emilia indica dos recursos de código abierto que pueden inspirar innovaciones:

  • Linkurious: un programa para “conectar las piezas de un rompecabezas”, que permite visualizar en gráficas las relaciones entre diferentes tipos de datos, como los personajes de las historias. “La plataforma te empieza a mostrar las conexiones entre, por ejemplo, el dueño de una compañía y la compañía, así como más datos sobre cuándo se creó, el estatus, información básica sobre las personas y qué roles tienen”, ilustró la maestra. “Es usar las visualizaciones no como producto final sino también como una herramienta para la investigación”, acotó.
  • Datashare es una herramienta desarrollada por el ICIJ, para usar virtualmente o de manera local en el computador, que deja explorar grandes cantidades de documentos a partir de búsquedas clave, independientemente de los formatos de los archivos. “Puedes buscar, por ejemplo, el nombre de una compañía y automáticamente encuentras todos los documentos asociados a esa compañía. Y uno puede abrir el texto que se extrajo y explorar nombres de entidades, personas, organizaciones, locaciones”, instruyó la editora del ICIJ. “Si hay documentos interesantes mientras estás investigando, uno puede tomar un documento y ponerle una estrella, y luego volver a esos documentos, lo que favorece el avance en la investigación”, aclaró.

 

Gracias a la sinergía entre reporteros de a pie, analistas, periodistas de datos, desarrolladores y personas especializadas en el chequeo de información, el ICIJ se las ha ingeniado para ordenar, cruzar y contrastar largas listas de datos, incluso apelando al uso de inteligencia artificial. Así, han podido automatizar la extracción, limpieza y verificación de millones de datos. En Implant Files, uno de varios casos, le ‘enseñaron’ al ordenador a detectar cómo se estaba clasificando de manera errónea a pacientes que habían fallecido por el uso de implantes y que los fabricantes habían reportado como heridos.

Contactos útiles

En caso de necesitar auxilio, no estamos solos con el análisis de riesgos. A veces no sabemos qué hacer cuando se trata de amenazas graves de seguridad, como teléfonos interceptados y potencial ‘phishing’, una técnica de ciberdelincuencia que engaña a las víctimas para que releven información personal y confidencial.

“Vale la pena pensar en organizaciones locales e internacionales que se especializan en el tema de seguridad, tanto personal como digital. Debemos tener los números de contacto de las organizaciones que monitorean los temas de libertad de prensa y amenazas contra periodistas en nuestros países”, orienta Emilia, así como tener protocolos y pedir con ellos asesorías y entrenamientos para los equipos de investigación. Algunas organizaciones:

 

Por último, ‘Security in a box’ es un portal web que ofrece una rica serie de guías, tácticas y recursos para fortalecer protocolos de seguridad digital.

Sobre Emilia Díaz-Struck

Como periodista de investigación, editora y coordinadora para Latinoamérica del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés), ha trabajado en colaboraciones periodísticas transnacionales del ICIJ como Pandora Papers, FinCEN Files, Implant Files, Paradise Papers, Panama Papers, entre otras. Anteriormente, Emilia fue coordinadora del área de periodismo de investigación del Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela; reportera residente del New England Center for Investigative Reporting de la Universidad de Boston y CONNECTAS, y profesora de periodismo en la Universidad Central de Venezuela. Ha colaborado con medios como The Washington Post y Armando.info, del cual es cofundadora.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo 

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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¿Por qué América Latina necesita un periodismo que aporte a la cohesión social?

Por: Andrea Jiménez Jiménez | Foto: Unsplash

La maestra Mónica González los presentó. De un lado, Daniel Innerarity (España), catedrático de filosofía política. Por el otro, Lukas Quintero (Chile), un estudiante universitario de Filosofía, “que representa muy bien aquello que emerge y que funge con una potencia avasalladora y nos presenta desafíos en un momento en que América Latina se encuentra en una encrucijada histórica”. Una encrucijada que se puede palpar en la crisis humanitaria, sanitaria, política, social y económica sin precedentes, algo que ineludiblemente “trae malestar, ira y desapego con la democracia”. Una encrucijada que comenzó tras los estallidos de 2018 en Nicaragua, y que se extendió a Chile y Colombia en 2019, y que exige “recuperar la confianza pública y buscar nichos de cohesión social para reconstruir confianzas e instituciones. Esta crisis múltiple amerita reflexión, rigor”. 

Una necesidad que atraviesa por contar con expertos idóneos para descifrar sus diagnósticos, revisar sus luces y entregárselas desmenuzadas a los ciudadanos. Ante esa necesidad, entonces, una reflexión ideal de Daniel Innerarity llamaba a sentar las bases de la charla charla ‘Cohesión social en América Latina: ¿cuál es rol del periodismo?’: “Entramos en una época de especial incertidumbre. Nuestra inquietud tiene que ver con una especie de desconcierto, perplejidad, y con que muchas de nuestras categorías para interpretar la realidad se han demostrado poco útiles. De esta crisis vamos a aprender si no tenemos muy claro qué es lo que vamos a aprender. Seguramente aprenderemos de esta crisis si hacemos buenos análisis, si dejamos de lado nuestros prejuicios, si aprendemos que una sociedad democrática da pie a la discusión”. Aquí Innerarity trazó uno de los puntos iniciales de esta conversación: la sociedad debe estar abierta a cambiar esas categorías acostumbradas en las que percibe y por las cuales actúa.

Lukas Quintero ubica este punto en la perspectiva de la nueva generación, la de la juventud que late con fuerza, especialmente en América Latina. “Esto supone un problema que debemos afrontar y que nos viene a sobrepasar lo conocido como responsabilidad. La tópica de las nuevas generaciones frente a lo que se está perdiendo es cómo valoramos ciertas cosas”. Esto es que cada persona no solo es responsable de sí misma, sino del otro. “Una vez se asume responsable, actúa responsablemente”.  Y llegan certezas como que la política no es entonces un ejercicio del poder por el poder, sino un ejercicio del poder para con el otro.

Esto, esencialmente entendiendo otro punto abordado por Innerarity, y es que vivimos en una sociedad crítica. “Recuerdo, habiendo ido a Berlín atravesando Alemania Oriental, el Muro, un mundo clausurado en espacios, donde había soberanía y las fronteras protegían. La nube radioactiva de Chernóbil fue la primera señal de que algo estaba pasando y las fronteras no nos protegían. Personalmente no he hecho más que encadenar crisis: la climática, terrorismo internacional, migraciones diversas, crisis del euro, financiera. Ahora pandemia. Estoy pensando que estamos en una sociedad que en lugar de acumular crisis es una sociedad crítica; no en una sociedad de contagios, sino es una sociedad contagiosa”. Y una sociedad con diferentes tipos de actores, con diferentes niveles de afectación y sentido de vulnerabilidad. 

La movilización como medio y no como fin

Esas afectaciones, que provienen de la “cómo vemos a los gobernantes y cómo somos vistos, o no vistos”, como sostiene Quintero, han devenido en ira, un desagrado o malestar que “se manifiesta con distintos tipos de violencia sobre todo si vemos quiénes  han sido las principales víctimas de represión en Chile, por ejemplo, como lo afirma González. Esto “obedece a una práctica que tiene un patrón de conducta que tenemos que analizar”, continúa la periodista chilena, y se pregunta cómo cambia el sentido de la toma de control y la represión.

Lukas Quintero precisa que esas movilizaciones son la manera en la que se verbaliza y se corporiza la soberanía del pueblo. La forma en la que se hace visible cierto sector de la sociedad que se ha visto marginado. Es la forma que encuentra el pueblo de acreditar su existencia, y tiene unas características muy claras en tanto estallido social y colectivo. Una de ellas es que “emerge como un fenómeno transitorio. Uno no marcha porque quiere marchar, no se moviliza porque quiere apostarse en la calle. Dentro de la esencia de la movilización está que uno después no tenga que hacerlo. Uno se moviliza para que lo que es invisibilizado no suceda de nuevo”. Y aquí es donde aparece otro nivel de esta coyuntura que agudiza la fractura entre quienes protestan y entre contra quienes se protesta: “Hay un problema al ver la movilización como fin en sí mismo y no como un medio”.

Para el filósofo español, este es el núcleo del problema. “En nuestra sociedad hay espacios más o menos de protesta, de reivindicación, de crítica, pero muchas veces esa protesta se formula de manera negativa: No queremos esto, lo que llamamos el ‘soberano negativo’. Una cosa es impedir que algo pase y otra es crear las condiciones para que no vuelva a pasar, y para eso segundo hace falta política. Me da la impresión de que en las sociedades contemporáneas hay es una capacidad –afortunadamente– de decir que no queremos esto, y poca capacidad para decir lo que queremos en concreto”. Innerarity agrega que esto sucede porque no están sabiendo convertir la movilización en movimientos transformadores por la vía de reformas, de transformaciones sociales o de inteligencia colectiva. Y esto, básicamente, porque muchas instituciones se han quedado obsoletas, y hay un desajuste entre la institucionalización y la gestión de los problemas. 

Quintero refrenda la idea de que efectivamente hay un problema de la institucionalidad, y la vinculación de las actuaciones estatales, políticas, “que no van un pie adelante de los cambios necesarios. ¿Cuáles son esos cambios? Yo creo que es incierto”. Esa problema de institucionalidad y de vinculación en cómo hacemos los cambios y qué tan dispuestos estamos a hacerlos tiene unas dimensiones mayores a las que podamos llegar a suponer, “porque eso cambiaría a los seres humanos”, continúa Quintero, ya que requiere la mediación de una ética humana, una ética de la tierra, una ética del animal, y que no sea inmediata,  sino que piense en las generaciones futuras”. 

Un nuevo mundo que requiere cambiar sus costumbres

Sobre este mundo que se acaba y este otro que “comenzamos a parir”, como le llamó Mónica González, es la pregunta en cuestión. ¿Sí estamos viviendo un nuevo parto? Aunque Innerarity lo desconoce, asegura que el cambio no vendría a ser al estilo de las revoluciones modernas. “No creo que estemos en un contexto prerevolucionario, del mismo modo que no creo que estemos en un nuevo fascismo. Me parece que toda la categorización del mundo actual con conceptos de otro tiempo está condenado a fracasar. Las democracias no se vienen abajo por un golpe de Estado, los cambios sociales no se hacen revolucionariamente. Desde las revoluciones, todas las reformas de la democracia han sido graduales. El problema es que ahora mismo llamar a un cambio incremental ante la naturaleza de los problemas que tenemos delante es poco atractivo, pero no veo yo otra solución”.

Además, estos problemas requieren de un abordaje diferente al histórico, porque el mundo que habitamos también ha cambiado. El experto español señala que “ese cambio se podía canalizar porque habíamos construido un mundo que arregla problemas aislados, bien definidos, pero ahora nos encontramos con un tipo de problemas con un mundo interconectado, dependiente, contagioso, epidémico. En este mundo no nos vale de nada arreglar un problema concreto si no arreglamos todo. Tenemos que arreglarlo todo si queremos arreglar algo”.

Para lograrlo, es necesario lo público y la institucionalidad. “La tarea de lo público es facilitar el cambio. Y hay que cambiar hábitos. Llevamos toda la vida viviendo de la misma manera, las mismas costumbres, ¿cómo se cambian esos hábitos? ¿Cómo construirnos un cambio? No va a ser posible cambiar si no hay una estrategia pública de facilitarlos”.

Puede que un camino que permita facilitar este cambio estructural sea el periodismo. “El periodismo es esta labor esencialmente política porque valoran ciertos sucesos. La voz de la soberanía debe estar puesta dentro del mismo periodismo, que encarna la representatividad de lo que debe ser dicho”, sostiene Lukas Quintero. El oficio periodístico tiene “la tarea de la democratización de la información, que las grandes mayorías sean informadas para crear un concepto justo, veraz”, agrega.

Lo que le pide Daniel Innerarity  al periodismo no es nada más que “un buen diagnóstico de la realidad. Que deje de prestar atención a la agitación minúscula  y haga buenos análisis de lo que está pasando en el mundo, en la realidad”. Y para esto, el periodismo necesita a las ciencias sociales y humanas, como la filosofía. “El periodismo contribuye a que seamos una sociedad distraída, a poner la atención en cosas que no lo merecen tanto”. Y como el poder no es solo dinero, sino también la capacidad de generar ruido y desinformar, este oficio tiene más poder –y responsabilidades– que nunca antes.

Sobre la charla ‘Cohesión social en América Latina: ¿cuál es rol del periodismo?’

Esta conversación se llevó a cabo en el marco del Festival Gabo Nº9 y fue convocada por la Fundación Gabo, en alianza con el programa de la Unión Europea EUROsociAL+, con el objetivo de ofrecer reflexiones y respuestas a periodistas interesados en contar la realidad con enfoque en la cohesión social. Fue la antesala del taller ‘Cobertura de los retos para la cohesión social en América Latina’, que se desarrollará en noviembre con participación de periodistas de diversos países latinoamericanos.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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Cuando la foto no funciona: 3 fórmulas de Viviana Peretti para evitarlo

Por: Emmanuel Upegui | Foto: Unsplash

Revisar el material luego de horas de trabajo y encontrar que las fotos capturadas no son tan potentes como se esperaba, o peor, que no poseen la calidad mínima de publicación, podría tener impactos complejos y difíciles de manejar para cualquier flujo de trabajo periodístico.   

Por esta razón, Viviana Peretti dedicó buena parte de las horas del ‘Taller de fotoperiodismo: un viaje de lo digital a lo análogo’, realizado en el marco de la novena edición del Festival Gabo Nº9, a revisar las fotografías que los 20 participantes enviaron de manera previa. Un ejercicio de reflexión para el grupo, de autocrítica para cada individuo, que ha resultado clave en las sesiones en la medida que ha permitido el hallazgo de vicios y la destrucción de tabúes. 

A continuación, se dejan tres fórmulas para evaluar las tácticas y estrategias aplicadas en campo, y que en definitiva, determinan la fuerza y la calidad resultante de cualquier cubrimiento. 

1. Revisar siempre el dónde se está parado

“Tomar fotos es danzar con un sujeto. Es moverme todo el tiempo replanteándome siempre mi punto de vista”. Peretti afirma que cuando una foto no funciona es porque se está parado donde no se debe. Moverse tanto como se pueda brindará todas las opciones de disparo al fotógrafo, ver lo que no se había visto, teniendo en cuenta elementos de perspectiva, cercanía del sujeto, posiciones respecto a las fuentes de luz y la oportunidad de componer con base en capas. Todo esto resultará, muy probablemente, en un paquete de fotografías más rico y en una narración final más completa y profunda.

2. La foto no tiene por qué ser una copia de la realidad

“¿Cómo mi historia puede ser visualmente más reveladora, más interesante y más llamativa?”, cuestiona la maestra al grupo de asistentes. El fotógrafo debe ser capaz de encontrar un equilibrio entre el contenido y la forma, es decir, entre la historia y la estética con la que se cuenta. No es necesario mostrarlo “todo” siempre, en cambio, se debe tomar la oportunidad de seleccionar, por las razones adecuadas, un fragmento de esa realidad para evocar. Elementos como el misterio, el “¿qué es aquello?”, pueden jugar a favor de la serie en la medida en que genera preguntas en el público y construye conversaciones con la imagen.  

3. Para antes de salir: saber escoger el equipo adecuado para cada momento

Por supuesto, el trabajo de reportería arranca antes de la primera obturación. Comienza en el contacto previo con el sujeto, con la investigación del tema a abordar y la selección del equipo con el que se va a trabajar. ¿Por qué llevar un teleobjetivo si se va a trabajar en un espacio cerrado y pequeño? ¿Por qué no llevar el lente de mayor apertura de diafragma si se va a trabajar de noche y en un espacio con pocas fuentes de luz? Aquí, Viviana Peretti invita a ser cuidadosos, pues una mala decisión limitaría y complicaría el momento de reporteo. Insiste, de manera especial, en el uso de ópticas fijas en lugar de los lentes “zoom”: la mejor herramienta de acercamiento, de reencuadre y de cambio de posición son las piernas del fotógrafo. Los lentes variables impiden, de cierta forma, el cuestionarse dónde se está ubicado; y ante la eventualidad del cuestionamiento, se soluciona este con un movimiento de dedos. La cámara y su óptica deben transformarse en extensiones del cuerpo humano, muy complicado llegar a esto cuando el “ojo” modifica frecuentemente y antinaturalmente su campo de visión.

Sobre Viviana Peretti

Viviana Peretti es una fotógrafa italiana radicada en Bogotá. En el 2000, después de graduarse Magna Cum Laude en Antropología en la Universidad de Roma, se trasladó a Colombia donde se especializó en fotoperiodismo. En 2010, se graduó en Documentary Photography and Photojournalism en el International Center of Photography (ICP) de Nueva York. Ha recibido premios y becas de ICP, la World Photography Organization en Londres, la Fondation Bruni-Sarkozy en Francia, CNN, el Moscow International Foto Awards, Sony, y el Ministerio de Cultura de Colombia, entre otros. En 2010, fue seleccionada para participar en los Eddie Adams Workshop en Nueva York. Entre 2013 y 2014 fue una artista en residencia en la École Nationale Supérieure de la Photographie (ENSP) en Arles, Francia. En 2014 fue elegida Fotógrafa del Año en la categoría ‘Arte y Cultura’ de los Sony World Photography Awards. En 2015, fue una artista en residencia en la Camargo Foundation en Francia y, en 2017, en la Bogliasco Foundation en Italia. Las fotografías de Viviana han sido publicadas en varios  medios internacionales incluidos The New York Times, CNN, BBC, Newsweek, New York Magazine, Vice, y Le Journal de la Photographie.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

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Cómo encontrar nuevos ángulos en fotoperiodismo: 4 consejos de Viviana Peretti

Por: Emmanuel Upegui | Foto: Unsplash

Mientras se leen estas palabras, millones de imágenes nuevas entran en circulación en las redes sociales. Con el móvil y el pulgar, a pura velocidad y por lo tanto sin la necesidad de aplicar un razonamiento muy extenso, el vecino captura a su gata o el protestante narra desde adentro la manifestación de turno. ¿Para qué un fotógrafo si ahora la gran mayoría tiene la capacidad y las herramientas para capturar imágenes y ponerlas en circulación? ¿Por qué necesitaría la ciudadanía un especialista para narrar historias con fotos, cuando todos se cuentan a todos, al instante y de manera íntima?

Precisamente, en el primer día del ‘Taller de fotoperiodismo: un viaje de lo digital a lo análogo’, dirigido por la fotógrafa Viviana Peretti, los cuestionamientos, sugerencias y observaciones realizadas giraron en torno al fortalecimiento de las capacidades narrativas de los asistentes y a la observación crítica de los trabajos previamente compartidos por ellos, con el objeto de crear en un futuro piezas con la fuerza necesaria para sobresalir, a punta de estética o mensaje, en la marea de información que satura las pantallas. 

En estas, las primeras dos horas de trabajo, el estilo y la experiencia de la maestra marcaron posibles caminos y tácticas, que si bien no buscaban convertirse en las “formas aceptadas” para registrar o documentar historias a través de la fotografía, entregaron ángulos distintos para que los fotoreporteros observaran y cuestionaran su propio trabajo. 

Tal vez allí, en esa invitación a una autocrítica que obliga el cambio continuo de posición con respecto a sí mismos y a las historias que se cubren, se fundamenta parte de la formación impartida. A continuación, cuatro consejos entregados por Peretti para quienes contemplan en la fotografía una de las razones para habitar el mundo.

1. Cuestionar todo el tiempo el tipo de imágenes que se están construyendo

“¿Qué tipo de imágenes se están haciendo?”, ¿Desde qué posición, física o política, se ubica el fotoreportero para fotografiar al personaje?”. Peretti sugiere a los fotógrafos reflexionar en todo momento, una revisión constante y a profundidad de las formas de trabajo. Además de las cuestiones iniciales, considera también las relaciones con los sujetos de la historia, el formato seleccionado, las ópticas escogidas, el porqué de los encuadres realizados y las formas en las que se operan las cámaras. 

2. Rechazar las historias únicas

“Cuando rechazamos la historia única, cuando nos damos cuenta que no existe ninguna historia única sobre ningún lugar, recuperamos una suerte de paraíso”. Aquí, Peretti cita a la escritora Chimamanda Ngonzi Adichie. Para ello, aconseja complejizar las imágenes, ir más allá del encargo realizado por el medio, de los relatos establecidos y aceptados sobre fenómenos, sujetos o comunidades y encontrar esa arista de la historia que motiva y mueve de verdad.

3. “Dejarse tocar” por las historias

“Nos acercamos al otro todo el tiempo y ojalá, en ese proceso, nos dejemos tocar. Porque mirar a los otros se vuelve, eventualmente, en un mirarse (…) Que no se haga ese encargo porque me toca, sino porque hay algo en el fondo que me mueve”. Para la maestra, quien cita en las ideas de este párrafo a Marta Andreu, hay “pérdidas” que motivan y detonan los intereses del fotógrafo, y que en parte, terminan por acercarlo a las historias. Entender esas pérdidas es vital para no transformarse en ese reportero que simplemente cumple con un encargo, un registro escueto de la realidad, sin alcanzar ese “más allá” de lo evidente.

4. Intentar generar imágenes que formulen preguntas

“No estamos para dar respuestas”, afirma la maestra en reiteradas ocasiones, cuya obra no suele contar mucho con el elemento de lo “obvio” o lo “literal”. Ella invita a “sugerir”, entregar de manera sutil al público el fenómeno captado en medio de la reportería, con el fin de establecer una conversación y un cuestionamiento sobre el poder, la sociedad o cualquiera que sea el tema documentado. 

Sobre Viviana Peretti

Viviana Peretti es una fotógrafa italiana radicada en Bogotá. En el 2000, después de graduarse Magna Cum Laude en Antropología en la Universidad de Roma, se trasladó a Colombia donde se especializó en fotoperiodismo. En 2010, se graduó en Documentary Photography and Photojournalism en el International Center of Photography (ICP) de Nueva York. Ha recibido premios y becas de ICP, la World Photography Organization en Londres, la Fondation Bruni-Sarkozy en Francia, CNN, el Moscow International Foto Awards, Sony, y el Ministerio de Cultura de Colombia, entre otros. En 2010, fue seleccionada para participar en los Eddie Adams Workshop en Nueva York. Entre 2013 y 2014 fue una artista en residencia en la École Nationale Supérieure de la Photographie (ENSP) en Arles, Francia. En 2014 fue elegida Fotógrafa del Año en la categoría ‘Arte y Cultura’ de los Sony World Photography Awards. En 2015, fue una artista en residencia en la Camargo Foundation en Francia y, en 2017, en la Bogliasco Foundation en Italia. Las fotografías de Viviana han sido publicadas en varios  medios internacionales incluidos The New York Times, CNN, BBC, Newsweek, New York Magazine, Vice, y Le Journal de la Photographie. 

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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Consejos para planear y gestionar equipos en una investigación transfronteriza

Por: Juan Gómez | Foto: Unsplash

‘Colaboraciones periodísticas: investigaciones que cruzan fronteras’ es el nombre del taller virtual conducido por Emilia Díaz-Struck en el Festival Gabo N°9 para profundizar sobre la selección de temas, la gestión de equipos y el aprovechamiento de recursos que posibilitan la investigación transfronteriza. Emilia es coordinadora para América Latina del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) y ha participado en grandes colaboraciones internacionales como los Pandora Papers y los Implant Files. Junto a cientos de periodistas alrededor del mundo, ha investigado millones de datos y documentos para develar intereses ocultos de personajes y sectores poderosos.

Considerar la colaboración con colegas en otros países por lo general surge cuando seguimos historias que conectan con otras latitudes, bien sea porque nuestros personajes tienen presencia o intereses, o porque un mismo fenómeno afecta a ciudadanos de varias nacionalidades. Aquí algunos de los beneficios de la cooperación: 

  • Aumenta la profundidad, el alcance y el impacto de la investigación.
  • Ayuda a evidenciar la sistematicidad detrás del problema.
  • Facilita el acceso a fuentes y contextos locales.
  • Blinda la investigación.

 

“Al cruzar fronteras abrimos y expandimos el acceso a información, pero más allá de eso es un tema cada vez más de seguridad para periodistas. Trabajar de forma colaborativa permite y ayuda también a proteger a periodistas, ayuda a combatir la censura y en el contexto que actualmente enfrenta la prensa en todas las partes del mundo, la colaboración ayuda a fortalecer el trabajo periodístico que hacemos”, afirmó Emilia.

¿Cómo empezar? Con base en su experiencia y la del ICIJ, Emilia dio recomendaciones para la planeación de cada etapa del proceso de investigación, recalcando la importancia de preparar un concienzudo plan inicial y de acordar las reglas de la contribución desde el principio. 

El plan inicial

Una vez seleccionado el tema y acotadas las preguntas de la investigación, debe adelantarse una prereportería y un análisis sobre las posibilidades y las necesidades de la propuesta de trabajo. Evaluar la calidad de la información disponible para consulta, el tiempo y los recursos que merecerá, así como los países donde se cruza la historia, es clave para dibujar un plan inicial e identificar los perfiles de los colegas que necesitamos sumar, sean periodistas o vengan de otras disciplinas. Entre más claro y mejor preparado esté dicho plan, tomaremos decisiones más informadas desde el comienzo y tendremos mayores oportunidades para motivar la participación de nuestras contrapartes.

“Comenzar a pensar ‘¿qué es lo que yo no sé?’ ayuda a mirar hacia dónde y con quién trabajar, ayuda a pensar cómo puedes combinar talentos, destrezas, visiones, fuentes, para que un equipo se complemente”, aconsejó Emilia. Para ella, los invitados a participar deben ser periodistas éticos, inspirar confianza y saber colaborar, comunicar y compartir generosamente los hallazgos y pormenores del proceso de investigación. “En nuestras investigaciones compartimos todo con todos y todos al mismo nivel, no importa si es un emprendimiento o si es un medio grande”, comentó la coordinadora del ICIJ para la región.

Acuerdos claros

Uno de los factores de éxito de estas colaboraciones es llegar a acuerdos claros antes de comenzar las alianzas, incluyendo las reglas sobre las cuales se basará la cooperación en cada etapa del proceso de investigación. Con un equipo trabajando en paralelo en diferentes territorios, la coordinación debe ser minuciosa y la comunicación fluida, tanto durante la reporería como en el periodo de publicaciones. Cualquier falla puede amenazar la relación de confianza, el destino del proyecto e incluso, dependiendo de la sensibilidad de la información comprometida, la integridad del equipo. Por ello hay que ser consciente de la disponibilidad con la que se cuenta antes de comprometerse con un trabajo de este corte.

Para empezar, cada miembro del equipo debe tener claro:

  • El objetivo del proyecto.
  • La duración.
  • El cronograma.
  • Los recursos disponibles.
  • Quiénes son sus coequiperos.
  • Cuál es su rol específico y el de sus compañeros.
  • Cuáles son los riesgos.

 

Dependiendo de los riesgos de cada contexto se deberán tomar medidas de seguridad y confidencialidad, en ocasiones bajo estrictos protocolos. Emilia cuenta que, por ejemplo, debido a la sensibilidad de la información que manejan en estos trabajos, el ICIJ exige la firma de un acuerdo de colaboración y confidencialidad a cada nuevo integrante.

¡Adiós a los egos! ¡Hola equipo!

Otros acuerdos esenciales tendrán que cubrir las comunicaciones entre colegas, escogiendo las plataformas y la frecuencia para compartir información, la coordinación para el abordaje de las fuentes, y la organización con las publicaciones. Aquí algunas preguntas clave que deben responderse en conjunto:

  • ¿Todos publican al tiempo?
  • ¿Cada uno decide cómo contar los hallazgos? 
  • ¿Qué historias no se pueden publicar hasta ciertas fechas?
  • ¿Qué procesos legales van a validarlas?
  • ¿Quiénes harán seguimiento al impacto?
  • ¿Cómo se mencionarán los créditos del trabajo?

 

Por último, Emilia recomienda incluir en la planeación medidas que se anticipen a posibles conflictos futuros, incluso adelantar frecuentes monitoreos al respecto durante la puesta en marcha del proyecto. Prevenirlos a tiempo influirá en la creación de ambientes de trabajo cómodos, horizontales y constructivos.

Sobre Emilia Díaz-Struck

Como periodista de investigación, editora y coordinadora para Latinoamérica del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés), ha trabajado en colaboraciones periodísticas transnacionales del ICIJ como Pandora Papers, FinCEN Files, Implant Files, Paradise Papers, Panama Papers, entre otras. Anteriormente, Emilia fue coordinadora del área de periodismo de investigación del Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela; reportera residente del New England Center for Investigative Reporting de la Universidad de Boston y CONNECTAS, y profesora de periodismo en la Universidad Central de Venezuela. Ha colaborado con medios como The Washington Post y Armando.info, del cual es cofundadora.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo 

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¿Drogas o sustancias psicoactivas?: 4 claves para narrar con precisión

Por: Natalia Duque | Foto: Unsplash

La duda siempre será una gran amiga para los periodistas, pero esto poco ocurre cuando se tratan temas relacionados con drogas. Tradicionalmente, estas narrativas han reproducido los estigmas y discursos de la prohibición, aún cuando no se han tenido evidencias para hacerlo. Según Pablo Zuleta, médico especialista en psiquiatría, esto ocurre porque “gran parte de la sociedad considera que los principios de la guerra contra las drogas están basados en cosas absolutamente reales”, incluyendo a los medios de comunicación.

En la tercera sesión del taller ‘Nuevas narrativas sobre drogas: coberturas libres de estereotipos’, realizado en el marco del Festival Gabo N°9, Zuleta hizo una reflexión alrededor de las “verdades” que no se cuestionan y que alimentan discursos cada vez más imprecisos, en los que ni la ciencia ni la evidencia juegan un papel relevante. 

Para desmontarlos y transitar hacia narrativas cada vez más acertadas, planteó algunas claves:

1. La prohibición o abstención como solución

Las políticas de drogas en nuestros países han estado guiadas por el espíritu de la prohibición. Sin embargo, no existe evidencia de que estas medidas funcionen. Por ejemplo, solo el 25% de las personas que empiezan un proceso de rehabilitación, con el que se busca total abstención, lo terminan. No hay pruebas de que el aislamiento a largo plazo aporte algún beneficio. 

Además, no hay una correlación entre el daño que causan las sustancias y los niveles de control hacia las mismas. Por ejemplo, el alcohol es una de las menos controladas pero de las que más nivel de riesgo tiene.

2. La realidad acerca del consumo problemático

“El riesgo de desarrollar consumo problemático no está por encima del 20% para cualquier sustancia de uso”, lo cual significa que, mayoritariamente, se trata de usuarios o consumidores no problemáticos. En este sentido, la prohibición absoluta de las sustancias vuelve a quedar sin peso argumentativo.

3. Establecer un lenguaje de riesgo diferencial

Luego de entender que la mayoría de los consumos no son problemáticos, es importante observar sustancias específicas y casos específicos. Hay múltiples factores que pueden aumentar o disminuir el riesgo, incluso cuando se trata de una misma sustancia. Por ejemplo, con las sustancias que son legales pocas veces se va a generar una presión social que pueda generar dificultades en la forma en la que se consume, lo cual si pasa con las drogas ilícitas. 

4. Cuidado al nombrar

Esta suele ser una de las dudas más comunes a la hora de hablar sobre el tema, así como también el punto en el que se cometen más imprecisiones. Aquí un breve glosario:

  • Sustancias psicoactivas: cualquier agente químico que afecte la actividad neurofisiológica y derive en cambios mentales correspondientes a algún tipo de embriaguez. 
  • Droga: sustancias psicoactivas que generan embriaguez y estaban bajo el paraguas de la ilegalidad. Con este término quedan por fuera productos de uso industrial que son inhalados. 
  • Narcóticos: sustancias que generan sueño, estupor o disminución del dolor. 
  • Psicotrópico: afecta funciones psíquicas por acción en el sistema nervioso central. 
  • Estupefacientes: psicotrópico, con alta probabilidad de producir dependencia o abuso. 

 

Sobre Pablo Zuleta

​​Médico especialista en psiquiatría de la Universidad Javeriana de Bogotá y candidato a maestría en Filosofía de la Universidad Nacional de Colombia. Desde hace 18 años está dedicado al trabajo en adicciones y farmacodependencia. Es director del área de consumo de drogas, salud pública y educación del CESED y profesor de la facultad de medicina de la Universidad de los Andes. Es Asesor de la Fundación La Luz. Es miembro del subcomité de adicciones de la Asociación Colombiana de Psiquiatría y del subcomité de Filosofía de la Psiquiatría. Fue coordinador de la estrategia CAMAD en Bogotá durante el último período antes de su cierre en junio de 2016 y coordinador del Proyecto Khoka Alternativa, desarrollado por Elementa, Consultoría en Derechos.

Sobre el taller‘ Nuevas narrativas sobre drogas: coberturas libres de estereotipos’

Esta actividad hace parte parte de la tercera edición del Fondo para Investigaciones y Nuevas Narrativas sobre Drogas (FINND), que convoca la Fundación Gabo con apoyo de Open Society Foundations (OSF) y es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

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