Cómo encontrar nuevos ángulos en fotoperiodismo: 4 consejos de Viviana Peretti

Por: Emmanuel Upegui | Foto: Unsplash

Mientras se leen estas palabras, millones de imágenes nuevas entran en circulación en las redes sociales. Con el móvil y el pulgar, a pura velocidad y por lo tanto sin la necesidad de aplicar un razonamiento muy extenso, el vecino captura a su gata o el protestante narra desde adentro la manifestación de turno. ¿Para qué un fotógrafo si ahora la gran mayoría tiene la capacidad y las herramientas para capturar imágenes y ponerlas en circulación? ¿Por qué necesitaría la ciudadanía un especialista para narrar historias con fotos, cuando todos se cuentan a todos, al instante y de manera íntima?

Precisamente, en el primer día del ‘Taller de fotoperiodismo: un viaje de lo digital a lo análogo’, dirigido por la fotógrafa Viviana Peretti, los cuestionamientos, sugerencias y observaciones realizadas giraron en torno al fortalecimiento de las capacidades narrativas de los asistentes y a la observación crítica de los trabajos previamente compartidos por ellos, con el objeto de crear en un futuro piezas con la fuerza necesaria para sobresalir, a punta de estética o mensaje, en la marea de información que satura las pantallas. 

En estas, las primeras dos horas de trabajo, el estilo y la experiencia de la maestra marcaron posibles caminos y tácticas, que si bien no buscaban convertirse en las “formas aceptadas” para registrar o documentar historias a través de la fotografía, entregaron ángulos distintos para que los fotoreporteros observaran y cuestionaran su propio trabajo. 

Tal vez allí, en esa invitación a una autocrítica que obliga el cambio continuo de posición con respecto a sí mismos y a las historias que se cubren, se fundamenta parte de la formación impartida. A continuación, cuatro consejos entregados por Peretti para quienes contemplan en la fotografía una de las razones para habitar el mundo.

1. Cuestionar todo el tiempo el tipo de imágenes que se están construyendo

“¿Qué tipo de imágenes se están haciendo?”, ¿Desde qué posición, física o política, se ubica el fotoreportero para fotografiar al personaje?”. Peretti sugiere a los fotógrafos reflexionar en todo momento, una revisión constante y a profundidad de las formas de trabajo. Además de las cuestiones iniciales, considera también las relaciones con los sujetos de la historia, el formato seleccionado, las ópticas escogidas, el porqué de los encuadres realizados y las formas en las que se operan las cámaras. 

2. Rechazar las historias únicas

“Cuando rechazamos la historia única, cuando nos damos cuenta que no existe ninguna historia única sobre ningún lugar, recuperamos una suerte de paraíso”. Aquí, Peretti cita a la escritora Chimamanda Ngonzi Adichie. Para ello, aconseja complejizar las imágenes, ir más allá del encargo realizado por el medio, de los relatos establecidos y aceptados sobre fenómenos, sujetos o comunidades y encontrar esa arista de la historia que motiva y mueve de verdad.

3. “Dejarse tocar” por las historias

“Nos acercamos al otro todo el tiempo y ojalá, en ese proceso, nos dejemos tocar. Porque mirar a los otros se vuelve, eventualmente, en un mirarse (…) Que no se haga ese encargo porque me toca, sino porque hay algo en el fondo que me mueve”. Para la maestra, quien cita en las ideas de este párrafo a Marta Andreu, hay “pérdidas” que motivan y detonan los intereses del fotógrafo, y que en parte, terminan por acercarlo a las historias. Entender esas pérdidas es vital para no transformarse en ese reportero que simplemente cumple con un encargo, un registro escueto de la realidad, sin alcanzar ese “más allá” de lo evidente.

4. Intentar generar imágenes que formulen preguntas

“No estamos para dar respuestas”, afirma la maestra en reiteradas ocasiones, cuya obra no suele contar mucho con el elemento de lo “obvio” o lo “literal”. Ella invita a “sugerir”, entregar de manera sutil al público el fenómeno captado en medio de la reportería, con el fin de establecer una conversación y un cuestionamiento sobre el poder, la sociedad o cualquiera que sea el tema documentado. 

Sobre Viviana Peretti

Viviana Peretti es una fotógrafa italiana radicada en Bogotá. En el 2000, después de graduarse Magna Cum Laude en Antropología en la Universidad de Roma, se trasladó a Colombia donde se especializó en fotoperiodismo. En 2010, se graduó en Documentary Photography and Photojournalism en el International Center of Photography (ICP) de Nueva York. Ha recibido premios y becas de ICP, la World Photography Organization en Londres, la Fondation Bruni-Sarkozy en Francia, CNN, el Moscow International Foto Awards, Sony, y el Ministerio de Cultura de Colombia, entre otros. En 2010, fue seleccionada para participar en los Eddie Adams Workshop en Nueva York. Entre 2013 y 2014 fue una artista en residencia en la École Nationale Supérieure de la Photographie (ENSP) en Arles, Francia. En 2014 fue elegida Fotógrafa del Año en la categoría ‘Arte y Cultura’ de los Sony World Photography Awards. En 2015, fue una artista en residencia en la Camargo Foundation en Francia y, en 2017, en la Bogliasco Foundation en Italia. Las fotografías de Viviana han sido publicadas en varios  medios internacionales incluidos The New York Times, CNN, BBC, Newsweek, New York Magazine, Vice, y Le Journal de la Photographie. 

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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Consejos para planear y gestionar equipos en una investigación transfronteriza

Por: Juan Gómez | Foto: Unsplash

‘Colaboraciones periodísticas: investigaciones que cruzan fronteras’ es el nombre del taller virtual conducido por Emilia Díaz-Struck en el Festival Gabo N°9 para profundizar sobre la selección de temas, la gestión de equipos y el aprovechamiento de recursos que posibilitan la investigación transfronteriza. Emilia es coordinadora para América Latina del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) y ha participado en grandes colaboraciones internacionales como los Pandora Papers y los Implant Files. Junto a cientos de periodistas alrededor del mundo, ha investigado millones de datos y documentos para develar intereses ocultos de personajes y sectores poderosos.

Considerar la colaboración con colegas en otros países por lo general surge cuando seguimos historias que conectan con otras latitudes, bien sea porque nuestros personajes tienen presencia o intereses, o porque un mismo fenómeno afecta a ciudadanos de varias nacionalidades. Aquí algunos de los beneficios de la cooperación: 

  • Aumenta la profundidad, el alcance y el impacto de la investigación.
  • Ayuda a evidenciar la sistematicidad detrás del problema.
  • Facilita el acceso a fuentes y contextos locales.
  • Blinda la investigación.

 

“Al cruzar fronteras abrimos y expandimos el acceso a información, pero más allá de eso es un tema cada vez más de seguridad para periodistas. Trabajar de forma colaborativa permite y ayuda también a proteger a periodistas, ayuda a combatir la censura y en el contexto que actualmente enfrenta la prensa en todas las partes del mundo, la colaboración ayuda a fortalecer el trabajo periodístico que hacemos”, afirmó Emilia.

¿Cómo empezar? Con base en su experiencia y la del ICIJ, Emilia dio recomendaciones para la planeación de cada etapa del proceso de investigación, recalcando la importancia de preparar un concienzudo plan inicial y de acordar las reglas de la contribución desde el principio. 

El plan inicial

Una vez seleccionado el tema y acotadas las preguntas de la investigación, debe adelantarse una prereportería y un análisis sobre las posibilidades y las necesidades de la propuesta de trabajo. Evaluar la calidad de la información disponible para consulta, el tiempo y los recursos que merecerá, así como los países donde se cruza la historia, es clave para dibujar un plan inicial e identificar los perfiles de los colegas que necesitamos sumar, sean periodistas o vengan de otras disciplinas. Entre más claro y mejor preparado esté dicho plan, tomaremos decisiones más informadas desde el comienzo y tendremos mayores oportunidades para motivar la participación de nuestras contrapartes.

“Comenzar a pensar ‘¿qué es lo que yo no sé?’ ayuda a mirar hacia dónde y con quién trabajar, ayuda a pensar cómo puedes combinar talentos, destrezas, visiones, fuentes, para que un equipo se complemente”, aconsejó Emilia. Para ella, los invitados a participar deben ser periodistas éticos, inspirar confianza y saber colaborar, comunicar y compartir generosamente los hallazgos y pormenores del proceso de investigación. “En nuestras investigaciones compartimos todo con todos y todos al mismo nivel, no importa si es un emprendimiento o si es un medio grande”, comentó la coordinadora del ICIJ para la región.

Acuerdos claros

Uno de los factores de éxito de estas colaboraciones es llegar a acuerdos claros antes de comenzar las alianzas, incluyendo las reglas sobre las cuales se basará la cooperación en cada etapa del proceso de investigación. Con un equipo trabajando en paralelo en diferentes territorios, la coordinación debe ser minuciosa y la comunicación fluida, tanto durante la reporería como en el periodo de publicaciones. Cualquier falla puede amenazar la relación de confianza, el destino del proyecto e incluso, dependiendo de la sensibilidad de la información comprometida, la integridad del equipo. Por ello hay que ser consciente de la disponibilidad con la que se cuenta antes de comprometerse con un trabajo de este corte.

Para empezar, cada miembro del equipo debe tener claro:

  • El objetivo del proyecto.
  • La duración.
  • El cronograma.
  • Los recursos disponibles.
  • Quiénes son sus coequiperos.
  • Cuál es su rol específico y el de sus compañeros.
  • Cuáles son los riesgos.

 

Dependiendo de los riesgos de cada contexto se deberán tomar medidas de seguridad y confidencialidad, en ocasiones bajo estrictos protocolos. Emilia cuenta que, por ejemplo, debido a la sensibilidad de la información que manejan en estos trabajos, el ICIJ exige la firma de un acuerdo de colaboración y confidencialidad a cada nuevo integrante.

¡Adiós a los egos! ¡Hola equipo!

Otros acuerdos esenciales tendrán que cubrir las comunicaciones entre colegas, escogiendo las plataformas y la frecuencia para compartir información, la coordinación para el abordaje de las fuentes, y la organización con las publicaciones. Aquí algunas preguntas clave que deben responderse en conjunto:

  • ¿Todos publican al tiempo?
  • ¿Cada uno decide cómo contar los hallazgos? 
  • ¿Qué historias no se pueden publicar hasta ciertas fechas?
  • ¿Qué procesos legales van a validarlas?
  • ¿Quiénes harán seguimiento al impacto?
  • ¿Cómo se mencionarán los créditos del trabajo?

 

Por último, Emilia recomienda incluir en la planeación medidas que se anticipen a posibles conflictos futuros, incluso adelantar frecuentes monitoreos al respecto durante la puesta en marcha del proyecto. Prevenirlos a tiempo influirá en la creación de ambientes de trabajo cómodos, horizontales y constructivos.

Sobre Emilia Díaz-Struck

Como periodista de investigación, editora y coordinadora para Latinoamérica del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés), ha trabajado en colaboraciones periodísticas transnacionales del ICIJ como Pandora Papers, FinCEN Files, Implant Files, Paradise Papers, Panama Papers, entre otras. Anteriormente, Emilia fue coordinadora del área de periodismo de investigación del Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela; reportera residente del New England Center for Investigative Reporting de la Universidad de Boston y CONNECTAS, y profesora de periodismo en la Universidad Central de Venezuela. Ha colaborado con medios como The Washington Post y Armando.info, del cual es cofundadora.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo 

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¿Drogas o sustancias psicoactivas?: 4 claves para narrar con precisión

Por: Natalia Duque | Foto: Unsplash

La duda siempre será una gran amiga para los periodistas, pero esto poco ocurre cuando se tratan temas relacionados con drogas. Tradicionalmente, estas narrativas han reproducido los estigmas y discursos de la prohibición, aún cuando no se han tenido evidencias para hacerlo. Según Pablo Zuleta, médico especialista en psiquiatría, esto ocurre porque “gran parte de la sociedad considera que los principios de la guerra contra las drogas están basados en cosas absolutamente reales”, incluyendo a los medios de comunicación.

En la tercera sesión del taller ‘Nuevas narrativas sobre drogas: coberturas libres de estereotipos’, realizado en el marco del Festival Gabo N°9, Zuleta hizo una reflexión alrededor de las “verdades” que no se cuestionan y que alimentan discursos cada vez más imprecisos, en los que ni la ciencia ni la evidencia juegan un papel relevante. 

Para desmontarlos y transitar hacia narrativas cada vez más acertadas, planteó algunas claves:

1. La prohibición o abstención como solución

Las políticas de drogas en nuestros países han estado guiadas por el espíritu de la prohibición. Sin embargo, no existe evidencia de que estas medidas funcionen. Por ejemplo, solo el 25% de las personas que empiezan un proceso de rehabilitación, con el que se busca total abstención, lo terminan. No hay pruebas de que el aislamiento a largo plazo aporte algún beneficio. 

Además, no hay una correlación entre el daño que causan las sustancias y los niveles de control hacia las mismas. Por ejemplo, el alcohol es una de las menos controladas pero de las que más nivel de riesgo tiene.

2. La realidad acerca del consumo problemático

“El riesgo de desarrollar consumo problemático no está por encima del 20% para cualquier sustancia de uso”, lo cual significa que, mayoritariamente, se trata de usuarios o consumidores no problemáticos. En este sentido, la prohibición absoluta de las sustancias vuelve a quedar sin peso argumentativo.

3. Establecer un lenguaje de riesgo diferencial

Luego de entender que la mayoría de los consumos no son problemáticos, es importante observar sustancias específicas y casos específicos. Hay múltiples factores que pueden aumentar o disminuir el riesgo, incluso cuando se trata de una misma sustancia. Por ejemplo, con las sustancias que son legales pocas veces se va a generar una presión social que pueda generar dificultades en la forma en la que se consume, lo cual si pasa con las drogas ilícitas. 

4. Cuidado al nombrar

Esta suele ser una de las dudas más comunes a la hora de hablar sobre el tema, así como también el punto en el que se cometen más imprecisiones. Aquí un breve glosario:

  • Sustancias psicoactivas: cualquier agente químico que afecte la actividad neurofisiológica y derive en cambios mentales correspondientes a algún tipo de embriaguez. 
  • Droga: sustancias psicoactivas que generan embriaguez y estaban bajo el paraguas de la ilegalidad. Con este término quedan por fuera productos de uso industrial que son inhalados. 
  • Narcóticos: sustancias que generan sueño, estupor o disminución del dolor. 
  • Psicotrópico: afecta funciones psíquicas por acción en el sistema nervioso central. 
  • Estupefacientes: psicotrópico, con alta probabilidad de producir dependencia o abuso. 

 

Sobre Pablo Zuleta

​​Médico especialista en psiquiatría de la Universidad Javeriana de Bogotá y candidato a maestría en Filosofía de la Universidad Nacional de Colombia. Desde hace 18 años está dedicado al trabajo en adicciones y farmacodependencia. Es director del área de consumo de drogas, salud pública y educación del CESED y profesor de la facultad de medicina de la Universidad de los Andes. Es Asesor de la Fundación La Luz. Es miembro del subcomité de adicciones de la Asociación Colombiana de Psiquiatría y del subcomité de Filosofía de la Psiquiatría. Fue coordinador de la estrategia CAMAD en Bogotá durante el último período antes de su cierre en junio de 2016 y coordinador del Proyecto Khoka Alternativa, desarrollado por Elementa, Consultoría en Derechos.

Sobre el taller‘ Nuevas narrativas sobre drogas: coberturas libres de estereotipos’

Esta actividad hace parte parte de la tercera edición del Fondo para Investigaciones y Nuevas Narrativas sobre Drogas (FINND), que convoca la Fundación Gabo con apoyo de Open Society Foundations (OSF) y es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

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Las claves para entender por qué América Latina tiene una deuda con el periodismo científico (y cambiar este panorama)

Por: Andrea Jiménez Jiménez | Foto: Unsplash

Michelle Soto Méndez y Juan Miguel Hernández la descubrieron desde niños. Ella, viendo Planeta Azul, el segmento del programa de televisión que pasaban todos los lunes, a las siete de la noche, en Costa Rica. Él, escuchando a sus padres periodistas, que trabajaban en un programa radial para niños que se llamaba ‘El tren de los osos’, y uno de cuyos vagones estaba dedicado a ese tema. Así descubrieron la ciencia, y más tarde, el periodismo científico. Christina Stephano de Queiroz llegó a él más adelante, cuando sus estudios de maestría y doctorado la llevaron a publicar en varios diarios de Brasil, y acabó abordando la ciencia en sus textos.

Ellos tres, Michelle, Juan Miguel y Christina, son tres reporteros de América Latina que, gracias a la fuente que cubren, ayudan a cerrar la brecha, los vacíos de información de este campo y la cobertura cotidiana en medios de la región. Sobre esa carencia histórica hablaron en la charla web ‘Periodismo científico: una vieja deuda latinoamericana’, en el marco del Festival Gabo  N°9, y junto a su colega Pablo Correa. 

Para poder contextualizar esa deuda de antaño, cada uno contó sus experiencias personales e intentó explicar por qué esta es una realidad innegable en el panorama periodístico, y cómo podría revertirse esa situación.

Pocos periodistas, salarios bajos

 Juan Miguel Hernández ha tenido una experiencia contrastante. Durante un año, hizo parte de la redacción de Materia, uno de los medios más importantes de Hispanoamérica dedicados al periodismo científico. En España fue testigo de un equipo robusto de trabajo (8 periodistas), del despliegue en las páginas del diario El País (el medio adscrito a Materia) y de la financiación para el mismo. Cuando volvió a Colombia constató que no había una tribuna similar, y mucho menos un sueldo acorde. “No sé qué tenga que pasar para que en los periódicos se reconozca la importancia del periodismo científico. Creo que la pandemia pudo haber sido un punto de quiebre, pero no sé cuándo se va a ver eso reflejado en los salarios de los periodistas científicos, en el número de periodistas científicos de cada medio”.

Ante este grandísimo reto, es el mismo Juan Miguel quien esboza una solución ante este panorama. “Creo que la batalla la tenemos que dar los periodistas desde la redacción en el día a día. Ser capaces de demostrar ante los editores, el jefe de redacción, cuál es la relevancia y la importancia de cultivar el periodismo científico. Es una batalla cotidiana que muchas veces se pierde, pero es el primer paso para tener un reconocimiento adicional”. Para esto, los periodistas tenemos dos ases bajo la manga, dos temas de indudable alcance global, y de dimensiones que no parecen de corto plazo: el calentamiento global y la pandemia del COVID–19. “La lucha es cada día, cotidiana. Hay que quitar esa idea de que eso solo le interesa a un sector marginal de la sociedad, demostrar que a todo el mundo le afecta en su vida”.

Los cargos de poder en los medios tienen que ver con otras fuentes

Pablo Correa señaló un punto incontrovertible en el panorama continental, y es cómo los cargos de poder en el periodismo latinoamericano han estado históricamente ligados a fuentes como la política y la judicial. “No se pueden permitir no tener a alguien que no se sepa el nombre de todos los corruptos en cada país. Esto hace que las personas no terminen de entender y valorar otro periodismo”.

Un ejemplo excepcional es Debbie Ponchner, quien llegó a ser jefa de redacción del diario La Nación, de Costa Rica, y con quien Michelle tuvo la oportunidad de trabajar. “Ella hizo incidencia para crear una sección de ciencia que empezó siendo una página que solo hacía ella, como una o dos veces por semana. Al final logró, en los mejores tiempos de Aldea Global –como se llamaba la sección– llegar hasta a seis páginas diarias con un equipo de cuatro periodistas con su editora. Lamentablemente Aldea Global cerró dos semanas antes de que se presentara el primer caso de COVID–19”.

Poca valoración de la ciencia en la sociedad

Pablo Correa también se refirió a la poca o nula valoración de la ciencia en nuestra sociedad, cuyo reflejo se ve, entre otras formas, en que asignen al practicante a cubrir temas tan delicados como la salud mental, cuando eso no lo harían, por ejemplo, en un partido de fútbol del cual desconoce los jugadores. Algunas coberturas jamás las dejarían al azar. “Esto no es exclusivo del medio. Las personas que están ahí son resultado de sistemas educativos, de una cultura. No terminaron de entender que el siglo XX lo marcó la ciencia. La gran narrativa del siglo XX posiblemente fue la ciencia. Aparecieron sistema de comunicación, la bomba atómica, la energía nuclear, la tecnología, los computadores, y sin embargo los medios durante décadas no tuvieron a alguien que contara esas historias, y estamos entrando en un siglo en el que cómo no vamos a contar la historia de que estamos destruyendo el planeta. 

Tanto para este punto, como lo anterior, Christina propone una solución estructural desde la academia. “Un primer paso sería que las carreras tuvieran la disciplina en su currículo para hablar qué tiene de diferente el periodismo científico y cuáles son las habilidades que se requieren. Además, que las universidades ampliaran su oferta de másteres, de posgrados dedicados al periodismo científico. Si el editor que hace la carrera sabe de la importancia, la especificidad del campo, asume un puesto de liderazgo en un gran periódico va a tener ganas de ponerlo”. 

Otra solución en esa línea, pero quizás más arriesgada y estructural es la propuesta por Michelle Soto, quien sentaría a un periodista científico en cada sección en lugar de una sección de ciencia como tal. “Aquí, hace unos años, un colega hizo un ejercicio muy interesante y me llamó para pedirme asesoría. Fue con las barras de fútbol: llevó a sismógrafos de la Universidad de Costa Rica a medir los temblores, los sismos causados por ese brincoteo en la gradería, y salió en Deportes”. La misma Michelle participó, durante dos semanas, en un especial luego de la erupción del volcán Turrialba. “La primera cobertura la hicieron los compañeros de Judiciales y Sucesos, pero después entré yo a darle acompañamiento. El especial se llamó ‘La ciencia del Turrialba’, y todos los viernes sacábamos artículos explicando científicamente qué era lo que estaba pasando, y la gente lo leía y tenía tanto interés que lo sacamos durante 12 semanas. Durante 3 meses yo solo me dediqué a hacer eso. Sí hay interés”.

Esto se hace necesario cuando todavía hay dudas sobre el tapete como cuál es la diferencia entre un científico y un periodista científico, a lo que Christina precisa que “El científico domina la ciencia, es un tipo de conocimiento. Lo otro es contar la ciencia al público, cómo se explica una investigación en neurociencia, por ejemplo”.

Sobre la charla web ‘Periodismo científico: una vieja deuda latinoamericana’

Esta actividad, realizada en el marco del Festival Gabo Nº9, hace parte del Programa de formación y estímulo al periodismo sobre ciencia, convocado por la Fundación Gabo y el Instituto Serrapilheira, con el apoyo de la Oficina Regional de Ciencias de la Unesco para América Latina y el Caribe.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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Eliminar prejuicios y priorizar historias humanas: claves en el cubrimiento de la migración y el desarrollo sostenible

Por Daniel Armirola R. | Foto: Unsplash

Para percatarnos del desastre informativo actual en torno a los migrantes, gestado desde los medios de comunicación en general, solo basta buscar esa palabra en Google. De inmediato se puede evidenciar el influjo masivo de noticias que reproducen, a través de un lenguaje errado, prejuicios y estereotipos que en vez de informar generan una atmósfera temerosa y hostil frente a seres humanos que buscan mejor vida en otros lugares. 

Es el sencillo pero contundente ejercicio con el que inicia Luz Mely Reyes, directora general de la plataforma de periodismo Efecto Cocuyo (Venezuela) y ganadora del Premio Gabo 2018 por su participación en el trabajo transnacional ‘Venezuela a la fuga’, para argumentar la necesidad de narrativas nuevas a la hora de cubrir este complejo fenómeno que trasciende fronteras. Esto lo hizo durante la clase magistral ‘¿Puede el periodismo descubrir la relación entre migrantes y desarrollo social sostenible?’, realizada de manera virtual en el marco del Festival Gabo N°9. 

En 2021, un aproximado de 281 millones de personas son migrantes. Parecen muchas personas, pero se trata del 3,6% de la población mundial.  “¿Por qué al ser tan pocos migrantes respecto a la población mundial se genera tanta tensión en torno a ellos?”, se pregunta Reyes. Buena parte de la respuesta nos involucra a los periodistas, en especial a quienes no estamos haciendo bien nuestro trabajo. 

De ahí la importancia de dejar de dibujar una equivocada imagen de la migración. Desde el periodismo debemos desarrollar cambio de narrativas, influir para que ese nuevo marco narrativo deje atrás las palabras manidas que vemos por doquier en nuestra actualidad, las que solo hacen ruido.  

El concepto evoluciona

Y es que, tal como explica Reyes, el propio concepto de migración ha evolucionado en las últimas décadas. Ha pasado de ser un sinónimo de personas sin relevancia, o con importancia moderada como eslabones de un sistema de desarrollo, hasta tomar un rol preponderante en las soluciones a los principales desafíos que enfrenta el globo. 

“Durante los últimos 50 años, la definición de la migración ha variado. Ha pasado de un debate tradicional sobre sus efectos en el desarrollo hasta la actual, en que la ONU considera que es muy importante para varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, argumenta. 

Reyes enumera por lo menos 10 de los 17 ODS como los que tienen, al menos, relación con el tema migratorio o que incluso sitúan las acciones en este ámbito como base para solucionar asuntos medioambientales, de equidad de género, de lucha contra la desigualdad, entre otros. Estos son el 1, el 3, el 4, el 5, el 8, el 10, el 11, el 13, el 16 y el 17. Pero Reyes hace especial énfasis en el 5 y el 10. 

El 5 se refiere a “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”. Respecto a ese ODS, Reyes asegura que “justamente una de las características de la migración regional es la feminización de la migración. Como periodistas nos llama la atención que ahí hay oportunidades de cobertura que van de la mano de las prioridades que se ha trazado la comunidad internacional. 

Y frente al 10, cuyo séptimo numeral contempla garantizar la movilidad segura, ordenada, regular y responsable de las personas, Reyes añade que “ha dado lugar a vacíos como temas de expulsión, imposición de barreras en las fronteras”, cuyos efectos se pueden ver por toda la región. 

Por tanto Reyes concluye que el nexo entre los ODS y el fenómeno migratorio global es una herramienta con la que un periodista puede plantear cubrimientos, mejorar sus propuestas y hacer más pertinentes o novedosas sus historias.  Se debe pensar en la relación de los temas que uno quiere cubrir con determinados ODS, ubicarlos. Eso fortalece nuestro cubrimiento. 

Asimismo, es importante tener en cuenta las características de la migración actual: 

  • Ha crecido la migración intrarregional, en comparación a la clásica hacia EE.UU o Europa. 
  • La migración no solo aumentó en número, sino que se diversificó en términos de origen, destinos y perfiles sociodemográficos. 
  • Los acuerdos regionales influyen en buena o mala medida en la protección de los derechos de los migrantes. 
  • Predominio de la mujer en la migración actual. 

Claves en el cubrimiento

Pero más allá de la ayuda que significan los ODS, ¿cómo podemos mejorar desde nuestro trabajo cotidiano el cubrimiento que se hace de la migración? Reyes dejó varias enseñanzas que valen sin importar la plataforma, el país, el género periodístico o el tema específico a abordar. 

“Sugerimos evitar el calificativo de ‘migrantes ilegales’, porque asociar la ilegalidad al migrante violenta sus derechos básicos. Estas palabras fortalecen los sesgos que tenemos frente a este colectivo”, advierte. Asimismo el término “irregular” debe ser utilizado con sumo cuidado y el periodista no requiere utilizar esta palabra si las personas a las que se refiere están identificadas. 

Reyes propone tres normas básicas con las que el periodista que cubre migración debe basar su trabajo:

  • Establecer un marco temático alejado de los temas trillados. Buscar las causas de inmigración ya no son una alternativa viable de cubrimiento. El discurso de derechos no sirve porque tampoco se garantizaban en los países de origen. Evitar viejos enfoques. 
  • No diferenciar entre ellos y nosotros (migrante y periodista, o local y extranjero). Cualquier diferenciación de esta índole contribuye a reforzar barreras.  
  • Evitar en lo posible los datos y concentrarse en las historias de vida. Lo ideal es combinar, pero se sugiere que es más válido tocar las historias. Los números dan una idea, pero no nos cuentan todo. Cada migrante tiene una mejor historia. 

Asimismo, hay otra serie de claves que deja Reyes para que los periodistas tengamos en cuenta a la hora de realizar un trabajo sobre este complejo tema: 

  • Usar los términos adecuados: las palabras importan. Construyen la forma en que los migrantes se ven reflejados en los medios, y en este momento la imagen es negativa.
  • Hablar con los migrantes, y no de los migrantes. En la mayoría de los casos los artículos tienen mucho experto como fuente, pero poco migrante (la historia real). 
  • El respeto a los migrantes debe primar. Esto implica cuidar los enfoques de la fotografía y texto. Tener en cuenta que ya están en condición de vulnerabilidad y no se debe revictimizar por el ánimo de publicar su historia de sufrimiento. 
  • Tener cuidado con las fotografías que pueden dar lugar a malinterpretaciones. Como en el caso de fronteras porosas en las que los migrantes suelen ir y volver. El reportero debe tener el contexto claro y no confundir. 

Por último, el periodista que cubre migración puede guiarse por una serie de objetivos que nos pueden acercar a un entorno en el que definitivamente quede atrás el viejo lenguaje que estigmatiza a estas comunidades. 

  • Desmitificar los prejuicios que tienen muchos sectores, a través de los hechos, del conocimiento. 
  • Divulgar estudios científicos en torno al tema. 
  • Evitar los moralismos. 
  • Dejar de hablar de la nacionalidad al informar sobre un delito. Buscar maneras de narrar los hechos sin estigmatizar a la población migrante. 
  • Concienciar a otros periodistas sobre la necesidad de eliminar estereotipos, de cambiar los vicios en su cubrimiento. 
  • Pensar en la diferencia entre lo que siempre se dice en torno al tema, frente a lo que no se dice. Tener en cuenta lo que no se dice cada vez que se haga un cubrimiento. 

Sobre Luz Mely Reyes

Periodista venezolana, conferencista y tallerista internacional, emprendedora de medios digitales, cofundadora y directora general de Efecto Cocuyo, plataforma integral de periodismo. Es ganadora del Premio Gabo 2018 por su participación en el trabajo transnacional “Venezuela a la fuga”, también ganó el Premio CPJ de libertad de expresión y los Wola y Granco-Aleman de Derechos Humanos (2019). Lidera la iniciativa Venezuela Migrante, una plataforma de Efecto Cocuyo de periodismo útil para la población migrante y refugiada de su país. En 2016 cursó el programa de periodismo emprendedor en City University de Nueva York (CUNY). Fue becaria internacional de la Fundación Konrad Adenauer. Es analista, escritora y comentarista de la actualidad política en Venezuela.

Sobre la clase magistral ‘¿Puede el periodismo descubrir la relación entre migrantes y desarrollo social sostenible?’

Esta clase magistral, dirigida por Luz Mely Reyes (Venezuela), fue convocada por la Fundación Gabo en alianza Efigas con el propósito de pensar a los migrantes como agentes del desarrollo para cubrir los procesos de movilidad humana sin caer en miradas acusatorias victimizantes o prejuiciosas. La actividad se llevó a cabo el 17 de noviembre en el marco del Festival Gabo N°9.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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La reportería: los ladrillos que sustentan la crónica

Por: David Lara | Foto: Unsplash

La crónica tiene dos niveles. Uno, la historia y dos, la idea contenida en esa historia. En la historia está la trama, los contextos. En la idea está el conocimiento, las sensaciones humanas que el cronista quiere transmitir. Con estos dos conceptos comenzó el segundo día del ‘Taller de crónica: un espejo de lo real’, que dirige el cronista peruano Joseph Zárate, al que asisten 20 periodistas de Iberoamérica.

“Cualquier pieza narrativa, un perfil, una crónica, un pódcast, una historieta, un reportaje, debe contener esos niveles que abren una ventana hacia otro ser humano, hacia el conocimiento de toda una comunidad”, comentó Josehp Zárate.  

Luego de tener clara las visiones y niveles de la crónica, se abrió la reflexión en torno a la reportería. Zárate dijo, que era la etapa que más disfrutaba, porque era poder encontrarse con el otro. Presentó un esquema con los elementos que contiene una crónica periodística: personajes, acciones, conflictos y resoluciones. “Hallar cada uno de esos ladrillos es la base de la reportería, con esos ladrillos se construye la casa del relato”. 

Tres preguntas en torno a la reportería

¿Cómo logramos acceder a la vida de una persona? ¿Cómo comenzamos a conocerla y entenderla? ¿Qué necesitamos hacer? Fueron las preguntas que motivaron el diálogo inicial. Además, una frase del libro Esto es agua, del escritor David Foster Wallace, quien dice que escribir es “aprender a pensar: ir en contra de nuestra falla de origen”. Zarate agregó que es una idea muy poderosa: “Ir en contra de nuestra falla de origen”, porque la crónica trata lo que le sucede al otro, de lo que piensa el otro, la crónica se convierte entonces en el espacio para que ese otro sea comprendido. 

David Foster asegura que hay que apartarse de una idea que está en el ser humano: pensar que es el centro del mundo. El cronista ha de luchar contra su propio ego. Se trata de escribir un texto sobre otro ser humano sobre una comunidad, para hacerlo, el cronista ha de ir en contra de su falla de origen, de sus propias vanidades. 

Para Zárate, al hacer reportería hay que salir de uno mismo para entender, escuchar, sentir al otro. Esa idea está en un plano más allá de lo periodístico, toca el sentido humano que nos ayuda a mirar distinto, a abandonar los preconceptos y los prejuicios. 

Al respecto, citó su crónica sobre Edwin Chota, líder de la comunidad indígena asháninka, que vivió en la selva amazónica peruana, cerca de la frontera con Brasil. Chota se enfrenta a los traficantes de madera y es asesinado. Cuenta Zárate que al ir en contra de su falla de origen, pudo ampliar el perfil, la visión de Edwin Chota y narrar, entre otros asuntos, que había abandonado a su familia para dedicarse al activismo, a la defensa de la selva. Gracias a ello fue posible presentar otros matices del personaje. “Cuando dejamos atrás esas ideas preconcebidas, las historias se abren. Describir es aprender a pensar”, como dice Foster Wallace, eso debe estar en la mente del cronista. 

Hacer reportería es tratar de capturar la mayor cantidad de detalles. Esos detalles no solo vienen de la observación, vienen también de las preguntas que se hacen para comprender la naturaleza de las personas con las que dialogamos. 

Leyó un texto del escritor Elías Canetti: “Revisar una vida en vez de por los años según sus contenidos, como: todos los terrores, todas las sorpresas, todas las metamorfosis, todas las entradas y salidas, todos los contrastes, todas las esperanzas, todas las enemistades, todas las desgracias, todas las satisfacciones, todos los castigos”.   

Canetti nos pide que al acercarnos a una persona busquemos otros elementos que también hacen parte de su humanidad.

¿Cómo conseguimos ese nivel de cercanía? Para dar respuesta a esa pregunta, Zárate presentó una idea del escritor Gay Talese, quien compara a la reportería con la idea de tener una cita, de salir con una pareja que nos gusta. Ese es el interés que tenemos en construir la historia, el gusto de investigarla. 

Si estamos interesados en alguien queremos estar con esa persona, pero también saber aspectos de su vida, de su existencia: “Me pasa que sueño con los personajes, te obsesionas con sus relatos, con sus vidas, te obsesionas con la forma de encarar la reporetería y te pones al servicio de ella, porque deseas escribir una gran historia”, comentó Zárate. 

Las fuentes se conectan

Las diversas fuentes se integran para dar conexiones y contextos al relato. En tal sentido privilegió los testimonios, los diálogos. Las voces de las personas que lleva a la crónica. También están las fuentes documentales que son trascendentales para hallar detalles del pasado, registros fotográficos sobre los protagonistas en otras épocas. Conocimientos que dan sentido, trascendencia al relato. 

Las fuentes testimoniales y las documentales se interconectan, se apoyan. Adicionalmente, hay que sumar las labores de observación e interpretación de esa realidad y las experiencias del reportero en su trabajo de búsqueda. 

La entrevista 

Zárate dijo que la herramienta que más usa es la entrevista, cuyo éxito está en el tipo de preguntas que se plantean. Hay que hacer preguntas que exijan respuestas descriptivas, que reten a las personas a dar respuestas inesperadas. “Nuestro trabajo consiste en convertir al entrevistado en un contador de historias”, aseguró.  

Sobre la forma de trabajar la entrevista Zárate mencionó que Talese hacía la misma pregunta varias veces en espera de la mejor respuesta de su entrevistado. Comentó que la escritora Svetlana Alexiévich ha dicho que más que entrevistar a una persona lo que hace es reflexionar junto a ella sobre lo que ocurrió, sobre cómo esos hechos han impactado en la manera de ver el mundo, sus transformaciones.  

Por supuesto, las personas no se revelan en el primer momento, es necesario mostrar un legítimo interés en ellas. Propiciar espacios, encuentros. Es una relación de respeto, de comprensión, de cercanía. 

Al cerrar la jornada, Zárate hizo referencia al texto Una cena muy especial y algo dura con Liam Neeson, escrito por Tom Chiarella. Esa entrevista es un buen ejemplo de cómo a través de otros recursos como poner a dibujar al personaje, los silencios, la paciencia, el respeto, propiciar preguntas que indagan en detalles, conectan con la vida de una persona y se abren de forma generosa ante el reportero que escucha.

Sobre Joseph Zárate

Recibió el Premio Gabriel García Márquez 2018 en la categoría Texto, el Premio Ortega y Gasset 2016 a Mejor Historia o Investigación Periodística y el Premio Nacional PAGE 2015 de Periodismo Ambiental creado por la ONU. Fue subeditor de las revistas Etiqueta Negra y Etiqueta Verde. Ha colaborado con diversos medios como The New York Times (Estados Unidos), Courrier International (Francia), Internazionale (Italia), Revista 5W (España), Agencia Pública (Brasil), GK (Ecuador) y Ojo Público (Perú). Su trabajo ha sido incluido en los libros Un mundo lleno de futuro (2017), Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso (2016), Ciudades visibles (2016), Latinoamérica se mueve (2016) y ¡Atención! (2015), antología que reúne diez reportajes de autores latinoamericanos publicados en Alemania.

Tiene un máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y recibió la beca Ochberg 2018 del Dart Center for Journalism & Trauma de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Fue editor en IDL-Reporteros y editor en residencia en Radio Ambulante. Actualmente es profesor de Periodismo Literario en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Es autor de Guerras del interior (Debate, 2018), libro de crónicas sobre conflictos socio-ambientales causados por la explotación de oro, madera y petróleo en los Andes y la Amazonía, y que ha sido traducido al inglés, italiano y polaco.

Por sus crónicas sobre el trabajo funerario durante la pandemia de Covid-19 en Perú ganó el Premio Nacional de Periodismo 2020 y fue nominado al True Story Award 2020/21, que reconoce al mejor periodismo narrativo publicado alrededor del mundo.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo 

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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6 claves para transformar las narrativas sobre drogas, según Adriana Muro

Desenmarañar las redes del narcotráfico, hacer seguimiento a las rutas por las que transita la droga y hacer registro de las incautaciones y operativos policiales en donde hay capturas y se decomisan toneladas. La estética y la narrativa de lo “narco” ha primado en el cubrimiento que hacen los medios acerca de la política de drogas, haciendo de esta un lugar común del cual es complejo salir.

Tal vez la cantidad de visitas y clicks ha motivado esta matriz que no logra desenredar la problemática para llegar a historias y puntos clave que nos permitan comprender de manera más amplia y profunda el problema de las drogas en nuestros países. 

“Creemos que el sistema de prohibición de drogas es un sistema de opresión”, dijo Adriana Muro en la segunda sesión del taller virtual ‘Nuevas narrativas sobre drogas: coberturas libres de estereotipos’, en el marco del Festival Gabo N°9. 

Durante este espacio, Adriana insistió en el papel que juegan los periodistas y los medios de comunicación a la hora de reproducir las narrativas que estigmatizan, criminalizan y alimentan el enfoque bélico. En contraste, Muro compartió algunas claves para transformar estos enfoques: 

Narrar desde los efectos de la prohibición

¿Es el narcotráfico o es la prohibición la que genera violaciones a los Derechos Humanos? Esta pregunta es importante a la hora de empezar un cubrimiento sobre el tema. Reconocer que la política de drogas se ha enfocado en la prohibición brinda una perspectiva más honesta de lo que ocurre, por eso es fundamental narrar la relación entre el tratamiento punitivo, de guerra, y las violaciones sistemáticas de distintos derechos de comunidades principalmente vulnerables. 

Analizar la interacción con otros sistemas de opresión

Las narrativas tradicionales sobre los temas relacionados con drogas han fortalecido los estigmas contra las poblaciones más empobrecidas y vulnerables. Las dinámicas de prohibición están atravesadas por el sexo – género, la raza y la clase, lo cual genera mayores impactos en jóvenes, mujeres, habitantes de calle, población cultivadora y personas que consumen drogas. Por eso, cualquier contenido que se produzca debe tener presente la interseccionalidad.

Brindar una fotografía completa de la cadena

Usualmente la información que se produce sobre este tema suele enfocarse en un momento específico de la cadena, estigmatizando los eslabones más débiles de la misma y agudizando la persecución contra ellos. Para informar es importante integrar a la conversación pública los puntos medios, no solamente el cultivo y el consumo.

Aportar diversas fuentes y términos

La política de drogas es un tema que abarca numerosas disciplinas (derecho, medicina, economía, entre otras). Por eso, a la hora de informar es importante hacer una consulta diversa que brinde un panorama amplio de la noticia desde distintos frentes de estudio.

Contar las historias de vida

Las narrativas se han enfocado en los datos cuantitativos y, al ser un tema complejo, en muchos casos han despojado la humanidad que puedan tener estos datos. Por eso es importante comunicar quiénes han sufrido las consecuencias de las políticas de drogas y contar que “la guerra contra las drogas ha sido una guerra contra las personas”. 

Este enfoque permite: 

  • Generar empatía
  • Demostrar que existen consumos no problemáticos
  • Evidenciar que la prohibición afecta a grupos en situación de vulnerabilidad 

Contribuir al debate sin criminalización

La memoria es un elemento fundamental

Durante décadas, el narcotráfico ha tenido consecuencias en diversas esferas políticas, sociales, incluso mentales, en muchas comunidades del país. Por eso, los antecedentes históricos, la memoria y el tacto o cuidado con la información que se divulga deben ser elementos centrales para estos cubrimientos. 

Dos lecciones finales:

  • No es solo un asunto nacional, sino que también es importante tener en cuenta el contexto internacional. 
  • Todas las historias tienen matices y “zonas grises” que son importantes de visibilizar.

 

Sobre Adriana Muro Polo

Abogada mexicana por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México con Maestría en Derechos Humanos y Democratización de la Universidad Externado de Colombia. Tiene más de 10 años de experiencia en organizaciones de la sociedad civil en México y Colombia. En 2014 fundó Elementa DDHH, una organización con sede en Bogotá y Ciudad de México que busca, a través del uso creativo del derecho, aportar a la garantía de los derechos humanos en la región. Específicamente en el área de política de drogas, coordina proyectos de la mano de colectivos, organizaciones e instituciones del Estado para la creación de escenarios jurídicos viables y el desarrollo de investigaciones y estrategias de incidencia nacional e internacional para visibilizar los efectos de la guerra contra las drogas y transitar hacia una política respetuosa de los derechos de las personas. Desde el año 2017, es la directora ejecutiva de dicha organización.

Sobre el taller‘ Nuevas narrativas sobre drogas: coberturas libres de estereotipos’

Esta actividad hace parte parte de la tercera edición del Fondo para Investigaciones y Nuevas Narrativas sobre Drogas (FINND), que convoca la Fundación Gabo con apoyo de Open Society Foundations (OSF) y es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

Sobre el Premio Gabo y el Festival Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

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6 visiones sobre la crónica periodística, según Joseph Zárate

Por David Lara Ramos | Foto: Unsplash

La crónica es un género literario que explora múltiples ideas, sentimientos, conocimientos sobre una realidad, casi siempre compleja, que implica una reflexión profunda sobre esos hechos y sobre los seres humanos que los viven. Ese fue uno de los primeros conceptos que reveló Joseph Zárate, al comenzar el ‘Taller de crónica: un espejo de lo real’, al que asisten 20 periodistas de Iberoamérica.

Durante el primer día de taller, fueron primordiales las visiones sobre la crónica y sus posibilidades. Al leer la crónica Amor en tienda de campaña 37 A, de David Finkel, Zárate pidió a los participantes responder las preguntas ¿De qué se trata la historia? y ¿Cuál es la idea principal, el sentimiento humano, las emociones o el conocimiento que trasmite? A partir de esa lectura, Zárate fue entregando sus propias reflexiones sobre cómo aborda el concepto de la crónica. Dejó claro que más que sentar cátedra, se trata de compartir su experiencia acumulada, la cual puede ser muy diferente a otros cronistas.  

Durante el primer día de taller, Zárate se enfocó en diversas visiones sobre la crónica, presentamos aquí seis de esas visiones:  

  • 1. La crónica como género literario

Al desarrollar esa idea, Zárate hizo alusión a la imagen de Juan Villoro, quien comparó a la crónica con un ornitorrinco. Es una imagen precisa, comentó Zárate, porque la crónica toma del cuento, la concreción, la concisión, la brevedad, toma también su marco narrativo. La crónica toma de la novela su estructura, la organización de los elementos narrativos. La crónica también tiene de dramaturgia, de teatro, porque el autor puede introducir escenas que se sustentan con el diálogo de los protagonistas del relato. La crónica toma también elementos del ensayo, porque plantea una hipótesis, una afirmación, el cronista debe presentar los argumentos, pruebas y datos que sustenten la hipótesis o las afirmaciones que se hacen en el texto. “La crónica se alimenta de mi propia biografía cuando también revelo dudas, conflictos internos, mis maneras de ver y de sentir”, dijo Zárate. 

  • 2. La crónica es poesía

Para abordar el aspecto poético de la crónica, Zárate se refirió a la capacidad de un poema para registrar la historia de la condición y las emociones humanas. Citó al escritor peruano, Julio Ramón Ribeyro, quien aseguró que cuando escribía un cuento buscaba registrar en él la historia sicológica de una decisión humana. Zárate expresó: “Eso me ha resonado mucho. Cuando estoy escribiendo me digo: no es denunciar un hecho o denunciar un problema social, sino tratar de acceder al mundo interior de una persona”. 

Para concretar la importancia de la poesía en la crónica, presentó el poema La tormenta, del poeta peruano, hijo de migrantes japoneses, José Watanabe, el cual definió como un poeta contemplativo. Zárate explicó que ese poema es ejemplo de cómo un escritor trabaja las emociones, las experiencias que se graban en nuestra memoria. El texto de Watanabe relata un recorrido en canoa con su pareja, en medio de una tormenta. El párrafo final dice: Pero casi estábamos dichosos cuando un relámpago/ iluminó los grandes árboles de la orilla del lago/ y vimos ramas de oro y plata instantáneos. /Entonces volteaste y alargaste tu mano hacia mí: / también te dio miedo la súbita oferta de fulgurar/ y desaparecer.  Estos versos que Zárate leyó a los participantes sirvieron de referencia para la siguiente visión de la crónica.

  • 3. La crónica busca organizar el caos 

Al referirse al relato de Watanabe y a los últimos versos del poema La tempestad, Zárate aseguró que una crónica no solo cuenta lo que ve, o no solo ha de hacer eso, un cronista debe ordenar ese caos que es la realidad, hallarle un sentido, encontrar qué conocimiento puede darse a través de eso que voy a contar, porque además se debe reflexionar sobre la idea contenida en la historia, qué conocimiento sobre la condición humana voy a transmitir a mis lectores. Zárate estableció que la crónica hace la misma operación que el poema de Watanabe, cuenta la historia que le ha ocurrido a alguien. A eso lo llamó el primer nivel, pero hay un segundo nivel, que está en los sentimientos humanos universales como el amor, el miedo, la indecisión, la duda, la inseguridad. Se intenta ordenar ese caos, concluyó Zárate, para dar sentido y significado a la existencia.

  • 4. La crónica es un pacto con el lector

Si bien la crónica toma muchas herramientas de los géneros de no ficción como el cuento, la novela o la poesía, está claro que el cronista tiene un pacto con el lector: contar los hechos sin cambiar nada de esa realidad que ha reporteado, observado, vivido. Para reforzar esa idea, Zárate citó al escritor Gay Talease: “Escribir no ficción es dar cuenta de la corriente ficcional que corre en los túneles de lo real”. 

Al hacer referencia a la crónica de David Finkel, la cual narra la historia de una familia que vive en una tienda de campaña en un campo de refugiados de la guerra de Kosovo, se estableció que más allá de la historia hay diversos niveles para abordar una realidad. La historia de amor de Vjosa Maliqui sucede en medio de la guerra. Su vestido azul, su cabello desaliñado, las condiciones sanitarias del sitio, son detalles reales que el cronista no puede cambiar, ni ajustar para que su crónica sea más atractiva. Contamos hechos reales y no agregamos nada a esa realidad.  

  • 5. La crónica revela las dudas del autor 

En el segundo párrafo de la crónica Amor en la tienda de campaña 37 A, David Finkel se pregunta “¿Quién hubiera esperado amor en un lugar así? Luego Finkel describe las complejas situaciones sanitarias en ese campo de refugiados donde ocurre una historia de amor. Hay una mujer enamorada: Vjosa, quien debe decidir entre su familia, su padre, al que nunca ha desobedecido y su novio francés Gilles, que ha llegado al lugar como parte de un cuerpo de bomberos, encargado de armar tiendas de campaña. Se enamoran. Zárate preguntó: por qué el autor se hace esa pregunta, y porque luego describe aquel caos con todos sus detalles. Zárate afirmó: “La naturaleza de esa descripción es también un cuestionamiento del escritor, enuncia la pregunta y luego describe, y el uso de los signos de puntuación, la extensión de las frases, nos entrega esa sensación caótica. Uno no describe por describir, a través de esas descripciones estoy tratando de transmitir un estado de ánimo que yo como cronista experimento también en ese momento”. Zárate reconoció la capacidad de David Finkel para narrar los cambios que se han dado en ese espacio, sabe que la vida puede cambiar de un momento a otro. La historia que se narra no solo plantea un conflicto, que es fundamental en el relato, sino también un conflicto en el propio cronista, en sus dudas, en sus temores ante la realidad que vive.

  • 6. La crónica es una ventana al mundo interior 

La crónica permite abrir una ventana al mundo interior. Es parte del proceso de reportería. Al leer la crónica de Finkel uno puede imaginar cómo fueron las entrevistas, los documentos revisados, las lecturas que se hicieron. Zárate enfatizó que hay que tener una buena dosis de sensibilidad para acercarse a esa ventana de la realidad, acercarse de la forma más humana y respetuosa. Por eso, una crónica es el reflejo de nosotros mismos, de aquello que también nos sucede adentro. 

Para cerrar estas visiones sobre la crónica, citó una frase del escritor David Foster Wallace: “La literatura se trata de saber qué rayos es el ser humano”. La crónica es también una forma de buscarnos a nosotros mismos, la crónica termina siendo un espejo en el que puedo reflejar, el amor, el miedo, por eso el cronista se conmueve y reflexiona sobre sí mismo. “Cuando termino de leer un texto soy otra persona”, finaliza el maestro Joseph Zárate. 

Sobre Joseph Zárate

Recibió el Premio Gabriel García Márquez 2018 en la categoría Texto, el Premio Ortega y Gasset 2016 a Mejor Historia o Investigación Periodística y el Premio Nacional PAGE 2015 de Periodismo Ambiental creado por la ONU. Fue subeditor de las revistas Etiqueta Negra y Etiqueta Verde. Ha colaborado con diversos medios como The New York Times (Estados Unidos), Courrier International (Francia), Internazionale (Italia), Revista 5W (España), Agencia Pública (Brasil), GK (Ecuador) y Ojo Público (Perú). Su trabajo ha sido incluido en los libros Un mundo lleno de futuro (2017), Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso (2016), Ciudades visibles (2016), Latinoamérica se mueve (2016) y ¡Atención! (2015), antología que reúne diez reportajes de autores latinoamericanos publicados en Alemania.

Tiene un máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y recibió la beca Ochberg 2018 del Dart Center for Journalism & Trauma de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Fue editor en IDL-Reporteros y editor en residencia en Radio Ambulante. Actualmente es profesor de Periodismo Literario en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Es autor de Guerras del interior (Debate, 2018), libro de crónicas sobre conflictos socio-ambientales causados por la explotación de oro, madera y petróleo en los Andes y la Amazonía, y que ha sido traducido al inglés, italiano y polaco.

Por sus crónicas sobre el trabajo funerario durante la pandemia de Covid-19 en Perú ganó el Premio Nacional de Periodismo 2020 y fue nominado al True Story Award 2020/21, que reconoce al mejor periodismo narrativo publicado alrededor del mundo.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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12 lecciones para periodistas científicos sobre la pandemia de COVID-19

Por Andrea Jiménez Jiménez

Con más de 30 años en periodismo científico, Deborah Blum es todo un referente en Estados Unidos en este ámbito. Ha sido columnista para The New York Times y editora de seis libros sobre diferentes aspectos y momentos de la historia científica. Actualmente es la directora del programa Knight Science Journalism del Massachusetts Institute of Technology – MIT. 

Con ese conocimiento acumulado tras décadas de carrera y ejercicio, brindó a los participantes de la clase magistral del Festival Gabo ‘Doce lecciones para periodistas científicos sobre la pandemia de COVID-19’, estos consejos a seguir si lo suyo es la cobertura de la pandemia.

  • 1. Una pandemia te recuerda lo importante que es tu trabajo como periodista científico

Necesitamos personas con experiencia o capacitación para trabajar en medio de la comunidad científica, para entender cómo funciona la ciencia, o cómo se manifiesta una infección, cómo se comporta un virus. El periodismo científico vive en un mundo donde la ciencia y la tecnología son los motores principales de lo que pasa hoy en el planeta. Como lo dice Blum: “Lo podemos ver en muchos ejemplos a nivel medioambiental, el cambio climático. También el auge del internet, pandemias, Facebook, Twitter… Todo eso moldea nuestros cerebros, nuestras mentes”. El periodismo científico es esencial para entender cómo la ciencia y la tecnología transforman nuestras vidas, y “si no tenemos un entendimiento, un sentido común, conocimientos sobre cómo funciona una vacuna, un virus, o las redes sociales, que manejan sus algoritmos, no tenemos herramientas para entender ese mundo que está siendo cambiando por esa fuerzas todos los días”. Y, además, hay que compartir historias más allá del mundo científico, hay que trascender esa esfera.

  • 2. Nuestro trabajo no es solo local, sino global

Cada historia local es una pieza de un rompecabezas que solo se arma si miramos el planeta entero en situaciones como las actuales. “Si queremos entender la pandemia a nivel global, debemos mirar lo local. Poner en perspectiva o que está pasando en tu propio país. Salir un poquito de la burbuja”. En tiempos de pandemia, todos estamos trabajando juntos. En el “periodismo científico todos tenemos la misma mentalidad y el mismo objetivo”. Ya la humanidad ha pasado por esto, y el COVID–19 no es la primera pandemia global ni será la última. 

  • 3. No olvidar de dónde venimos

Durante la peste negra que azotó a Europa en el medioevo, la máscara con la protuberancia era la manera más común de cuidarse. Las personas creían que esto los iba a proteger y estaban equivocados, puesto que la principal manera de trasmisión eran las picaduras de las pulgas. “Las máscaras protegen si se trata de un virus aerotransportado como el de ahora”, sostiene Blum sobre la importancia de revisar las lecciones de la historia que dejó cada pandemia. “Durante la gripe española, el pico tuvo que ver con una mutación, lo mismo que ocurre ahora con la variante delta”. El pasado es, generalmente en estas ocasiones, el mejor derrotero de nuestro futuro. 

4. No repetir los errores del pasado

En una pandemia se hace necesario evitar errores periodísticos comunes. No estereotipar, no exagerar y no crear pánico es nuestro deber. “En esta cobertura hemos visto un esfuerzo para sugerir que ciertos países son responsables de la pandemia. Con un virus como este no tenemos que exagerar los riesgos, ni angustiarnos con la primera plana del periódico. El virus es suficiente”. A los periodistas nos toca la parte inteligente. 

5. Sigamos siendo inteligentes

Ante todo y ante todos… “Nuestro trabajo es decir la verdad. Explorar, examinar, hasta tener una buena idea de lo que está ocurriendo. Los periodistas tienen que ser verificadores”, especialmente ante las teorías conspirativas, que crean muchos problemas para controlar la pandemia. Mostrar la falsedad de estas es un imperativo. Hay campañas para contrarrestar la información de las cuales también, como reporteros, hacemos parte. “No tengamos miedo de repetir lo que ya han dicho. Los hombres necesitan ver la verdad desde todos los lados. Hay una frase del siglo XVIII que dice: El primer rumor es escuchado, el segundo queda grabado y el tercero entra de verdad”. Esa reiteración es parte del trabajo periodístico en muchos casos. Por eso, muchas veces, “las historias tenemos que contarlas desde la perspectiva del médico, del enfermero jefe, de los pacientes, de los que se resisten a las vacunas…”.

  • 6. Abordar las fuentes oficiales con cuidado

Hay que cuestionar lo que hacen y lo que dicen las fuentes oficiales. “Los lectores lo hacen. Así que nunca te fíes de lo que dice una sola persona sorbe nada”. Recordemos los subregistros de muchos países sobre los casos positivos: muchos provenían de los gobiernos locales.

  • 7. Sentirse cómoda con la idea de que los hechos van a cambiar

… Y especialmente en una pandemia. Cada noticia es una serie de nuevos eventos y hechos, “en la ciencia eso puede ser descubrimientos o avances. Yo intento evitar esas dos palabras, porque la ciencia es un proceso de cuestionar. La ciencia es un proceso, cuando pasa un avance o algo, es solo un punto en un proceso”. Y hay que saber aceptarlo. Blum recuerda cómo bañarse en desinfectantes y lavar el mercado fueron de las primeras medidas adoptadas en todo el mundo para controlar la pandemia del COVID–19 y terminó siendo totalmente innecesario, pues se comprobó que el principal medio de transmisión es a través del aire.

  • 8. Investigar las fuentes es esencial

¿De dónde surge una fuente? ¿Por qué dice eso que dice? ¿Puede haber algo detrás?

  • 9. E investigar los números

Hay que cuestionar los números de la misma manera que lo haríamos con una fuente humana. Un claro ejemplo de que esto es necesario son las cifras sobre casos reportados. Se hace imprescindible revisar el número de pruebas vs número de infecciones para hallar, por ejemplo, posibles subregistros.

  • 10. Las líneas de la pandemia muestran también líneas de historia

Vacunar a la gente, desarrollar soluciones y alternativas… En cada uno de esos puntos hay historias, narrativas que hay que contar.  Blum da sus sugerencias: “La primera regla de escribir narrativas es meter al héroe en problemas y mantenerlo ahí. Dejar algo de suspenso, la resolución no debe llegar demasiado temprano. La segunda regla: es más importante ser responsable que provocativos”

  • 11. Ser honestos

No tenemos todas las respuestas.  Cuenten la historia: con las respuestas que tengan y las que no. 

  • 12. La ética importa 

Siempre lo decimos, pero ¿qué queremos decir con eso? “La ética no es algo abstracto que se debate en un club de filosofía. Debemos recordar que estamos escribiendo sobre personas reales, lo que escribimos puede afectar sus vidas”.

Sobre Deborah Blum

Deborah Blum dirige el prestigioso Programa Knight de Periodismo Científico del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y es editora de la revista Undark. Es autora de libros como The Poisoner’s Handbook y The Poison Squad. Ha sido columnista de The New York Times y bloguera de Wired.

Sobre la clase magistral ‘Doce lecciones para periodistas científicos sobre la pandemia de COVID-19’

Esta actividad hace parte del Programa de formación y estímulo al periodismo sobre ciencia, convocado por la Fundación Gabo y el Instituto Serrapilheira, con el apoyo de la Oficina Regional de Ciencias de la Unesco para América Latina y el Caribe.

Sobre el Premio Gabo y el Festival Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Premio Gabo y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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Libertad de expresión, tema central en el Festival Gabo Nº9

La programación de esta celebración del periodismo, la ciudadanía y la cultura aborda el tema de la libertad de expresión desde el ámbito social, literario, electoral y, por supuesto, periodístico.

La libertad de expresión se encuentra bajo asedio en América Latina, convirtiendo así no solo al periodismo sino también cualquier demostración política en una actividad de alto riesgo. Las amenazas son notorias en Nicaragua, cuyo gobierno ha ejercido una represión sistemática contra las voces disidentes, particularmente los medios de comunicación que no tienen bajo su control.  O en Guatemala o El Salvador, donde se han propuesto instrumentos similares a los implementados en Nicaragua para restringir la financiación de medios independientes. O en el caso de Cuba, donde líderes de protestas contra el gobierno amanecen con sus casas bajo vigilancia policial y la prohibición expresa de salir a la calle.

Un síntoma de esto lo observamos en el Premio Gabo 2021. Uno de los trabajos finalistas de su categoría Cobertura, #NicaraguaNoCalla, es firmado por 20 periodistas anónimos de cinco países, coordinados por CONNECTAS, que mantienen el anonimato por el latente riesgo de represalias. Y el ganador del Reconocimiento de Excelencia, el caricaturista nicaragüense Pedro X. Molina, obligado al exilio a raíz de sus incisivas críticas en contra del régimen Ortega-Murillo.

Es por esto que el Festival Gabo Nº 9, que se realiza de manera virtual hasta el sábado, 20 de noviembre, ha incluido en su programación una serie de actividades que abordan el tema de la libertad de expresión desde el ámbito social, literario e incluso electoral, y por supuesto desde la necesidad de un periodismo libre e independiente en contextos en que el autoritarismo menoscaba la libertad de expresión y empobrece la democracia.

Conoce las actividades relacionadas con este tópico en las que puedes participar:

Sergio Ramírez en conversación con Martín Caparrós

Miércoles, 17 de noviembre

11:00 a.m. (hora de Colombia)

Sergio Ramírez (Nicaragua) está exiliado en España después que el gobierno de Daniel Ortega intentara detenerlo y prohibiera su último libro. El ganador del Premio Cervantes 2017 y exvicepresidente nicaragüense conversará con Martín Caparrós (Argentina) sobre un artículo llamado “Esa vieja palabra compromiso”, escrito por Ramírez, que discurre sobre la compleja pregunta de qué tienen de parecido el oficio del escritor con el del político. Cuando el escritor de ficción es mejor que el político, este podría resultar “atrapado en los hilos de su propia creación”; pero el escritor podría resolver su acción política en encontrar monstruos debajo de las piedras, como diría José Saramago. ¿Qué hace que América Latina sea un subcontinente productor de tiranos? ¿Tiene el escritor un compromiso más allá del de escribir bien? ¿Qué podríamos aprender de escritores como García Márquez, el mismo Saramago, Voltaire, Fuentes, quienes, al tiempo que inventaban mundos, se preocupaban por el mundo en donde vivían?

El periodismo: el antídoto para enfrentar el autoritarismo

Jueves, 18 de noviembre

5:00 p.m. (hora de Colombia)

Mónica González, una de las periodistas que con más ahínco investigó la corrupción durante la dictadura de Pinochet, y María Teresa Ronderos, que ha desentrañado como nadie el conflicto armado en Colombia, lideran esta charla sobre periodismo en contextos adversos para las libertades ciudadanas y el ejercicio periodístico. Conversarán sobre el papel del periodismo ante el debilitamiento de la democracia y los ataques a la libertad de expresión, con énfasis en en el caso centroamericano, con el director de Confidencial, Carlos Fernando Chamorro (Nicaragua), forzado al exilio por el régimen Ortega-Murillo; el editor del medio digital salvadoreño El Faro, Daniel Lizárraga (México), quien fue expulsado del país por el gobierno Bukele; y el escritor y periodista Carlos Manuel Álvarez (Cuba), objeto de múltiples detenciones arbitrarias por el régimen cubano.

Cohesión social en América Latina: ¿cuál es rol del periodismo?

Viernes, 19 de noviembre

11:30 a.m. (hora de Colombia)

América Latina se encuentra ante un estrés histórico en el que converge una crisis humanitaria, social y económica sin precedentes con un malestar de la democracia en una nueva era digital. Tras los estallidos sociales de 2019, a nivel regional, y la crisis derivada de la pandemia, se ha producido un recrudecimiento de incertidumbres y miedos que fomentan una polarización de los discursos y la necesidad de articular nuevos pactos sociales.

Para ofrecer reflexiones y respuestas a periodistas interesados en contar esta realidad desde una mirada integral, y con foco en la cohesión social, esta charla contará con dos referentes en el abordaje de la materia, los académicas Lukas Quinteros (Chile) y Daniel Innerarity (España), quienes conversarán con la periodista chilena Mónica González.

Así mismo, puedes revivir algunas actividades del Festival Gabo Nº 9 que han abordado la temática de libertad de expresión:

Desinformación en elecciones: ¿cómo enfrentarla a través del periodismo? : En esta clase magistral, dictada por Luiza Bandeira (Brasil), periodista multimedia e investigadora de DFRLab, se propusieron ideas para enfrentar la desinformación. La charla exploró cómo la desinformación ejerce gran influencia en la polarización en las elecciones de América Latina, entorpeciendo el derecho de millones a ejercer un voto informado y obstaculizando las aspiraciones electorales de ciertos candidatos.

Caricaturas que incomodan: Esta clase magistral con el caricaturista nicaragüense PxMolina (Nicaragua) ofreció principios y herramientas para transmitir mensajes importantes a través de la sátira y la caricatura; así como un análisis sobre la caricatura como antídoto de la represión de regímenes autoritarios y como género del periodismo de opinión que denuncia los procesos contemporáneos de corrupción, retrocesos de libertades civiles y abuso contra los derechos humanos.

Maratón de las mejores historias de Iberoamérica – categoría Cobertura: Los finalistas y jurados del Premio Gabo 2021 en la categoría Cobertura conversaron sobre su quehacer en el oficio: qué los inspira, cómo investigan, de qué manera construyen sus narrativas, qué retos enfrentan y cuál es la relevancia de sus trabajos. En esta charla participó Carlos Eduardo Huertas (Colombia), director de la organización CONNECTAS, que coordinó el trabajo de 20 periodistas que ocultaron su identidad para producir la investigación #NicaraguaNoCalla.