¡Póstulate a los talleres de Macondo! El periodismo y la cultura se viven en Uruguay

La fiesta más grande de las historias en Iberoamérica se vivirá por primera vez en 11 años fuera de Colombia. El Festival Gabo aterriza en Montevideo, Uruguay para unirse a Macondo, un evento cultural que celebra el legado de Gabriel García Márquez y destaca la potencia y riqueza expresiva del arte latinoamericano contemporáneo, con una programación imperdible de talleres que se adentrarán en las nuevas narrativas del periodismo.

La Fundación Gabo, en alianza con el Teatro Solís, la Comedia Nacional y apoyos como el de la Embajada de Colombia en Uruguay, presenta los talleres que se realizarán en el marco del evento cultural Macondo, del 18 al 21 de octubre de 2023.

Estos encuentros cuentan con una duración de entre dos a tres días, según sus temáticas y técnicas, en diferentes espacio del Teatro Solís. Se seleccionarán entre 15 y 20 participantes por taller, quienes serán anunciados a través de nuestro sitio web festivalgabo.com y www.teatrosolis.org.uy

Postúlate ahora y no te pierdas la oportunidad de hacer parte de estos encuentros.

Taller ‘Cuerpo, realidad y performance. De la investigación a la creación’, con Cristián Alarcón y Sol Dinerstein

En este taller se explorará cómo transitar la narración de la información periodística o científica a otras disciplinas artísticas que usan como medio la imaginación y el sentir, utilizando todas las herramientas del performace a través de la corriente del periodismo performático. Postúlate aquí.

Taller audiovisual ‘Cómo investigar crimen organizado y corrupción’, con Daniela Castro

En este taller se explorará el trabajo colaborativo entre redes de colegas y expertos, además, del uso de herramientas innovadoras en el periodismo de investigación. Este taller de dos días va dirigido a periodistas interesados en profundizar sus conocimientos en técnicas de investigación aplicada a historias de crímen organizado y corrupción. Postúlate aquí.

Sobre Macondo y el Festival Gabo

El Festival Gabo se une a Macondo, un evento cultural que celebra el legado de Gabriel García Márquez y destaca la potencia y riqueza expresiva del arte latinoamericano contemporáneo. Por primera vez en 11 años el Festival Gabo se celebra fuera de Colombia y aterriza en Montevideo, Uruguay.

Durante todo el mes de octubre, el Teatro Solís de Montevideo, Uruguay, será el escenario que acogerá este evento, un homenaje al escritor y nobel colombiano, Gabriel García Márquez. Macondo reúne el trabajo de más de 200 artistas nacionales e internacionales que dejarán en escena la riqueza expresiva del arte latinoamericano contemporáneo, en una amplia agenda alrededor del periodismo y la cultura.

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El Festival Gabo se une a Macondo

  • El Festival Gabo se une a Macondo, un evento cultural que celebra el legado de Gabriel García Márquez y destaca la potencia y riqueza expresiva del arte latinoamericano contemporáneo.
  • Por primera vez en 11 años el Festival Gabo se celebra fuera de Colombia y aterriza en Montevideo, Uruguay.
  • Más de 200 artistas iberoamericanos se suman al homenaje al escritor y nobel colombiano con actividades durante el próximo octubre.

Durante todo el mes de octubre, el Teatro Solís de Montevideo, Uruguay, será el escenario que acogerá a Macondo, un evento cultural en homenaje al escritor y nobel colombiano, Gabriel García Márquez.

Este evento reúne el trabajo de más de 200 artistas nacionales e internacionales que se suman a través de la riqueza expresiva del arte latinoamericano contemporáneo, en una amplia agenda alrededor del periodismo y la cultura.

En el marco de este acontecimiento, la Fundación Gabo desembarca en Montevideo con una pequeña versión del Festival Gabo, que cada año reúne en Bogotá a más de 10 mil personas en sus charlas, talleres y muestras. Con esta participación en Macondo, será la primera vez en sus 11 años que el Festival Gabo se celebre por fuera de Colombia. Jaime Abello Banfi, director general y co-fundador de la Fundación Gabo, quien además fue amigo del autor colombiano, participará de la programación del evento.

Compuesto por un espectáculo central y actividades como talleres, charlas, conciertos, exposiciones, conferencias, recitales de poesía y freestyle, periodismo performático, entre otras, se desarrollará de martes a domingos de todo el mes en las salas y espacios del Teatro Solís.

La directora de Cultura de la Intendencia de Montevideo, María Inés Obaldía, se refirió al show central, al cual describió como “una experiencia inmersiva de homenaje a García Márquez, pero que trasciende al propio autor poniendo la mirada sobre todo a la literatura y el arte latinoamericano”.

Adquiere aquí las entradas para el show principal. 

Además de estas actividades, los espacios del Teatro Solís recrearán diferentes escenarios, como: el bar La Cueva, frecuentado por el autor, y un rincón infantil bautizado como Macondito; Asimismo, habrá una oferta gastronómica para el disfrute de los usuarios, todo lleno de las características y magia del universo macondiano.

La realización del evento implicó una red de trabajo conjunta con distintos cuerpos artísticos y departamentos del gobierno local, la Intendencia de Montevideo, el Teatro Solís, la Comedia Nacional, la Orquesta Filarmónica y la Banda Sinfónica de Montevideo, y apoyos como el de la Embajada de Colombia en Uruguay y la Fundación Gabo, por lo que se espera sea una experiencia sin precedentes a nivel cultural.

Durante las siguientes semanas compartiremos detalles de toda la programación en las redes de la Fundación Gabo, Festival Gabo, Teatro Solís y la Comedia Nacional.

 

 

“El origen de García Márquez es el sánscrito”: tres lectores desentrañan el universo creativo del autor de ‘Cien años de soledad’

¿Cómo escribía uno de los autores más grandes de la literatura universal? ¿Qué significa decir “Caribe” en su obra? Rodrigo García Barcha, Carolina Sanín y Weidler Guerra abordaron estos y otros aspectos sobre el nobel colombiano durante el 11º Festival Gabo. 

Por Kirvin Larios 

A menos de un año de conmemorarse la primera década de la muerte de Gabriel García Márquez –ocurrida el 17 de abril de 2014–, el Festival Gabo organizó una charla para hablar de la obra del escritor más importante e influyente de Colombia, de su relación con el Caribe y de cómo se lee y se estudia en la actualidad. 

No era un reto fácil, teniendo en cuenta las dificultades de acercarse a una figura de tanto renombre para los lectores, que al leer su obra parten con una “desventaja” —como dijo durante el evento la escritora colombiana Carolina Sanín— a causa, en parte, de la “fetichización” y “folclorización” que ha traído su fama.

Académicos, periodistas, docentes, autores, lectores, personas de todos los campos y procedencias lo han leído intentado desentrañar los sentidos de su universo creativo, cuyas consecuencias apenas se pueden medir: existe un García Márquez o un ‘Gabo’ para todo y para todos, su importancia universal lo ha puesto en boca de políticos o ‘gente de a pie’, de profesores y especialistas, ha hecho que defina agendas culturales e institucionales, que bautice plazas o recintos culturales en todo el mundo, alimentando no pocas veces los lugares comunes sobre su escritura que de tanto repetirse han dejado de decir algo, si es que alguna vez lo hicieron. 

En el auditorio del Gimnasio Moderno —la sede principal del evento que se realizó por segunda vez consecutiva en Bogotá— conversaron Rodrigo García Barcha, cineasta e hijo del escritor, Weidler Guerra, antropólogo especialista en el Caribe colombiano, y la mencionada Carolina Sanín, escritora y ensayista que imparte cursos sobre la obra del nobel colombiano. Moderó la charla Nadia Celis, profesora y autora de la reciente Crónica de un amor terrible.

El descubrimiento del Caribe

Celis destacó de entrada el “extraordinario mundo de palabras creado por García Márquez”, que “ha sido la fuente no solamente para recrear realidades, para inventar mundos, sino además para transformarlas y entenderlas mejor”. A partir de eso propuso una vuelta al origen para hablar de su universo cultural y su espacio geográfico. ¿Dónde se ve el Caribe en García Márquez?, le preguntó a Weidler Guerra.

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Es común que al acercarse a la obra del autor de Crónica de una muerte anunciada se establezcan relaciones con grandes relatos y personajes de la literatura: Prometeo, Penélope, Ulises, etcétera. Pero lo último que se mira, sostuvo Weidler, es su entorno cultural inmediato. “Gabo, que es un hombre universal y un lector perseverante de distintas literaturas, tiene el Caribe como su punto de partida”.  

¿Pero qué es el Caribe? “Es el lugar en el que el mundo antiguo encuentra su complemento y en el que la humanidad de ese viejo mundo, que se pensaba completa y única, encuentra la otra mitad de la humanidad”, dijo el antropólogo echando mano de unas palabras del haitiano Michel-Rolph Trouillot. 

Como se sabe, ese encuentro con el Caribe legó sucesos como el genocidio indígena o la traída de la población africana esclavizada. Pero también la llegada de figuras históricas, como el corsario inglés Francis Drake, que en Cien años de soledad aparece en las primeras páginas. Por eso según Guerra, García Márquez narra “un Caribe que es producto de intensas mixturas, un Caribe que no tiene un nativo esencial, un Caribe que es el Rastafari de Jamaica, que es el judío de Curazao, que es el indígena de la Guajira y del Darién, que es el hispano en Cuba, en Puerto Rico, que son ingleses, holandeses. A la vez narra el Caribe específico desde el cual él escribe”.

En su intervención, Carolina Sanín amplió este punto sobre el Caribe en la obra garciamarquiana, concretamente en Cien años de soledad: “No sólo es un libro que sale del Caribe sino que es la epopeya del Caribe, es el libro del Caribe”. Añadió: “El Caribe es el mar que recoge al Mediterráneo y en el que el Mediterráneo se miró, entonces es el desdoblamiento del Mediterráneo y es también dos veces el Mediterráneo. Eso quiere decir que es el Mediterráneo potenciado, además de ser el otro del Mediterráneo”.

Al pensar en la comunicación entre esos dos mares, Sanín ha observado que “el origen de García Márquez no es Aracataca; es el sánscrito, es la India”. 

Tal cosa se hace evidente en Cien años de soledad, una obra cuyo origen “es el origen de toda nuestra civilización en realidad, que es India”. En ese libro, “al tiempo que se escribe la novela se está leyendo y se está descifrando un manuscrito invisible, que son los manuscritos de Melquíades, que son la novela misma y que están escritos en sánscrito”. 

“Creo que el mayor hallazgo, el gran descubrimiento de estas obras –que, de hecho, está cifrado en el cuento Ojos de perro azul y que en Cien años de soledad se despliega y se explica– es el del antípoda, el de lo que pasó justamente en el Caribe con el intercambio proverbial y mítico entre oro y espejos, y que es el oro que el americano da. Cien años de soledad trata sobre la construcción del oro: el oro es el sol, y es una novela que trata sobre la soledad, cuya primera sílaba es el sol o contiene el sol”. 

Sanín explicó que ese descubrimiento nos habla de un momento en que “se inauguró un mundo nuevo”, un mundo “más allá de la muerte”, sin fin o “que en la esperanza podría no tener fin […], el mundo de la eterna soledad, que es este mundo”. 

“Ese descubrimiento, que si uno lee con atención ve que el joven de 24 años de repente atisba o más que atisba; ese descubrimiento que hace en Ojos de perro azul, que significa también el descubrimiento del signo, de los dos lados del signo como de los dos lados del mundo –y los dos lados del mundo además son el sueño y la vigilia, y son la vida y la muerte–; ese es el gran descubrimiento de él y lo que informa toda su obra”.

“Yo vivía con un carpintero”

¿Cómo era el día a día del García Márquez escritor? ¿Cómo volcaba en las páginas su pensamiento, su universo creativo? La pregunta iba dirigida a Rodrigo García, sin duda un testigo principal del espacio íntimo y cotidiano de su padre, al que veía como un carpintero, un señor que trabajaba en su casa familiar, recordando una frase de Borges:  “Yo soy sólo un señor que vive en un departamento de Buenos Aires”.

Pero, como hijo, vivió un antes y un después en su familia tras la publicación de la obra más famosa de su padre. “La historia de los orígenes de Gabo, y el mito de los orígenes y la historia-mito de los orígenes de su creatividad, es algo que empezamos a oír después de que saliera Cien años de soledad”, contó García Barcha.

El cineasta recordó que su familia vivía “en una clase media mexicana en la que confluían escritores, cineastas, gente con poco éxito pero con respeto, que trabajaba en el cine y la publicidad”. Durante la estancia en Barcelona, ya con el éxito a cuestas de la novela mencionada, empezaron a empaparse del “mito” sobre “el origen de esta persona que vino de la nada y creó este libro espectacular e insólito en ese momento”. 

García Barcha insistió: “Pero seguía siendo un señor que se levantaba, se encerraba en el cuarto, a veces con la puerta abierta, impenetrable de humo, fumando constantemente y con un poder de concentración escribiendo que describo en el libro [Gabo y mercedes: una despedida]”.

“Yo vivía con un carpintero, con un señor que se sentaba [a hacer] clic, clic, clic, clic, primero con la máquina eléctrica, luego una máquina ya olvidada ahora que era semi eléctrica, luego la eléctrica y años después los procesadores”. 

En García Márquez “era el acto de escribir” lo que le descubría lo que pensaba o creía. En ese proceso “lo interesante es que todo convive: el origen del mito y de los mitos y un señor en un cuarto moviendo la máquina. Y claro, el gran caldo de cultivo que es el cerebro humano”.

Revive la charla completa

Sobre el 11º Festival Gabo
El Festival Gabo es organizado por la Fundación Gabo, que, inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

Este año, en su undécima edición, el Festival Gabo regresa a Bogotá. Bajo el lema #TodosEnLasHistorias, hace una invitación a habitar las historias, reconocerlas como punto de encuentro donde coexisten múltiples voces y donde podemos construir un relato colectivo que nos acerque al mundo que soñamos.

El 11° Festival Gabo es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina, y la alianza de la Fundación Gabo con la Alcaldía Mayor de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte (SCRD), su dirección de Economía, Estudios y Política (DEEP), y la Red Distrital de Bibliotecas Públicas (BibloRed).

Cartagena: ¡prepárate para vivir la Fiesta del periodismo y la literatura de Gabo!

Con una importante y nutrida agenda académica y cultural, en torno al legado literario y periodístico de Gabriel García Márquez, la Fundación Gabo en alianza con la Universidad de Cartagena, a través del Espacio Cultural Claustro de la Merced, se unen para celebrar la Fiesta del periodismo y la cultura en homenaje a Gabo.

En el marco del 40˚ aniversario del Premio Nobel de Literatura, concedido a Gabriel García Márquez en diciembre de 1982, y a su vez la celebración de la décima edición del Premio Gabo, la Fundación Gabo y la Universidad de Cartagena, a través del Espacio Cultural Claustro de la Merced, se unen en una sola agenda que busca destacar y dar valor al legado y obra del nobel colombiano e impulsar el periodismo regional. 

La Universidad de Cartagena acogerá el viernes, 23 de septiembre, la Fiesta del periodismo y la literatura, con una programación diversa que incluye espacios de reflexión y formación con grandes figuras del periodismo iberoamericano, dirigidos a estudiantes, docentes y demás ciudadanos del Caribe con interés en estos temas.

Conoce la programación a continuación:

Charlas públicas

Tendrán lugar en Claustro de San Agustín de la Universidad de Cartagena, en el Centro Histórico. En estos espacios públicos se destacará el legado periodístico de García Márquez, enfocado en promover un periodismo crítico, riguroso y de calidad.

  • Los retos de una generación que quiere hacer buen periodismo”, con la participación de Marcela Zamora (El Salvador), Jean-François Fogel (Francia) y Humberto Puello (Colombia).

           9:00 a.m. a 10:00 a.m.

  • Historias mal contadas: nuevas narrativas sobre los temas afro e indígena”, con la participación de Javier Ortiz Cassiani (Colombia) y Estela Simancas (Colombia).

           10:00 a.m. a 11:00 a.m.

  • ¿Cómo hacer un periodismo independiente y riguroso en América Latina?”, con Daniela Pinheiro (Brasil), Pablo Corral Vega  (Ecuador) y Juan Carlos Figuereo (Colombia)

           11:00 a.m. a 12:00 p.m.

 

Encuentros con estudiantes 

Estos espacios de conversación se llevarán a cabo en el Claustro de La Merced de la Universidad de Cartagena,  en el Centro Histórico. Serán exclusivos para estudiantes de esta institución que hayan hecho inscripción previa al evento.

  • “Contar la vida en América Latina: confesiones de un cronista”, Martín Caparrós (Argentina) en conversación con Winston Morales (Colombia).

          9:00 a.m. a 10:30 a.m.

  • “Recomendaciones de un experto para hacer un podcast exitoso”, con José Orenstein (Brasil) en conversación con Bertha Arnedo (Colombia).

           11:00 a.m. a 12:30 p.m

 

Homenaje a Gabo

Esta jornada, en el Claustro de La Merced, estará dedicada a reflexiones sobre la literatura, el arte, la cultura y la música en la vida y obra de Gabo.

  • Charla pública: “Del periodismo al Nobel”, con María Elvira Samper (Colombia), Mónica González (Chile), Sergio Villa-Sanjuán (España) Héctor Feliciano (Puerto Rico) y Jaime Abello Banfi (Colombia).

           3:30 p.m. a 4:30 p.m.

  • Lectura colectiva del discurso “La soledad de América Latina”.

           4:40 p.m. a 5:00 p.m.

           Dirige: Javier Ortiz (Colombia)

 

Dos instituciones cartageneras celebran a Gabo

La Fiesta del periodismo y la literatura es una actividad convocada por dos organizaciones con incidencia en la historia y el legado de García Márquez. Por un lado, la Fundación Gabo, institución que el nobel fundó en Cartagena en 1994 y que tres décadas después continúa promoviendo su memoria y su ideal de un periodismo de calidad y servicio público, hecho con rigor, ética y creatividad.

La Universidad de Cartagena, por su parte, es la institución donde el escritor se inscribió para estudiar en la facultad de Derecho, intentando por segunda vez cumplirle el sueño a sus padres de tener un hijo abogado. A pesar de no terminar sus estudios ahí –su alma de reportero pudo más–, la universidad fue un espacio en el que Gabo conoció a amigos y colegas que lo apoyaron y alentaron en el mundo del periodismo y la literatura.

La Universidad adelanta, desde 2019, una agenda académica que resalta y promueve el valor de la vida y obra de Gabriel García Márquez, quien además es huésped perenne del Alma Mater desde 2016, cuando sus cenizas fueron llevadas al Espacio Cultural Claustro de La Merced, que hace parte de la Universidad de Cartagena. Desde marzo de 2022, reposan también allí las cenizas de su esposa, Mercedes Barcha Pardo.

Esta actividad se realiza gracias al apoyo de los grupos SURA y Bancolombia, y sus filiales en América Latina, entidades que hacen posible el Premio Gabo y el Festival Gabo, que este año celebra su décima edición, llegando por primera vez a Bogotá, del 21 al 23 de octubre. 

 

Conoce más sobre los invitados

Mónica González (Chile), periodista, miembro del Consejo Rector del Premio Gabo y responsable del Consultorio Ético.

María Elvira Samper (Colombia), periodista e integrante del equipo periodístico de RCN Radio.

Jean-François Fogel (Francia), director de la maestría en gerencia de medios de Sciences Po Paris y presidente del Consejo Rector del Premio Gabo.

José Orenstein (Brasil), periodista y fundador de la productora de podcast Trovao Media.

Martín Caparrós (Argentina), periodista, escritor y miembro del Consejo Rector del Premio Gabo.

Marcela Zamora (El Salvador), cineasta documentalista y periodista salvadoreña-nicaragüense.

Daniela Pinheiro (Brasil), periodista. Becaria del Reuters Institute for the Study of Journalism en la Universidad de Oxford, en Inglaterra.

Pablo Corral Vega  (Ecuador), fotoperiodista y codirector del concurso de fotografía POY Latam.

Héctor Feliciano  (Puerto Rico), periodista cultural, editor del libro “Gabo periodista” y miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo.

Sergio Vila-Sanjuán (España), escritor y periodista de La Vanguardia.

Jaime Abello Banfi (Colombia), director general y cofundador de la Fundación Gabo.

Estela Simancas (Colombia), historiadora, docente del programa de Trabajo Social de la Universidad de Cartagena, investigadora del Centro de Estudios Afrodescendientes de la Pontificia Javeriana de Bogotá. 

Javier Ortiz Cassiani (Colombia), historiador y columnista de El Espectador.

Winston Morales (Colombia), poeta, novelista y periodista. Docente del programa de Comunicación Social de la Universidad de Cartagena.

Bertha Arnedo (Colombia), Comunicadora Social, Magíster en Comunicación con énfasis en cultura y desarrollo, Doctoranda en Comunicación con énfasis en cultura. Docente titular de la Universidad de Cartagena. Vicerrectora de Extensión y Proyección Social de la Universidad de Cartagena. 

Humberto Puello (Colombia), Comunicador Social, docente del programa de Comunicación Social de la Universidad de Cartagena, experto  en dirección o coordinación de programas y procesos académicos relacionados con modelos pedagógicos, desarrollo curricular, formación y    evaluación docente, y procesos de evaluación de acreditación de alta calidad.

Juan Carlos Figuereo (España), Máster Universitario en Comunicación Política e Institucional, doctorando Interuniversitario en Comunicación, miembro del Grupo de Investigación en Estructura, Historia y Contenidos de la Comunicación.

La vida de García Márquez en la Ciudad de México

Foto: Archivo Fundación Gabo

El 26 de junio de 1961 fue el día en que Gabriel García Márquez, su esposa Mercedes Barcha y su hijo Rodrigo pisaron por primera vez la Ciudad de México. Llegaron en tren luego de haber atravesado los Estados Unidos a bordo de un autobús Greyhound –un viaje de dos semanas desde Nueva York hasta la frontera mexicana–. En la estación los esperaba el poeta colombiano Álvaro Mutis, gran amigo de la familia, que los condujo hasta los apartamentos Bonampak, en la calle Mérida, a unos cuantos metros de la Zona Rosa y del centro de la ciudad.

La vida que García Márquez tuvo a partir de entonces en la capital mexicana y la importancia que esto implicó para su obra fue el tema de conversación de la charla “Gabo en la CDMX” que se realizó durante la octava versión del Festival Gabo. En panel participaron el diseñador gráfico, tipógrafo y segundo hijo del novelista colombiano, Gonzalo García Barcha (México), el editor Diego García Elío (México), el historiador Álvaro Santana Acuña (España) y la periodista Silvana Paternostro (Colombia).

“En su correspondencia con Plinio Apuleyo Mendoza, Gabo cuenta que su manera de ver la realidad cambió cuando llegó a México”, dijo Santana Acuña. “Le resultaba fascinante ver cómo la cultura indígena mexicana estaba presente en la ciudad y cómo convivían en un mismo plano la modernidad, las tradiciones y la magia, algo que leería después en Juan Rulfo”.

Para Gonzalo García Barcha, esta influencia de México se podía entender en la forma como el escritor narraba sus libros pero no se podía rastrear directamente en ellos. “Gabo nunca escribió nada específicamente sobre la Ciudad de México. Eso siempre me ha llamado la atención. México está presente en sus libros, en chocolates mexicanos o revolucionarios que viajan a Sudamérica para pelear guerras, pero casi no ha escrito de la ciudad”, afirmó.

La omisión directa del Distrito Federal, según contó Diego García Elío, no es un asunto problemático cuando se tiene en cuenta el legado que García Márquez le obsequió a la ciudad. “Creo que lo mejor que dejó Gabo en México, más allá de toda su literatura, fueron sus hijos y sus nietos”, dijo.

El sueño de hacer cine

Cuando García Márquez llegó a México estaba poseído por una obsesión: el cine. Se había desencantado del periodismo en Nueva York cuando trabajó en las oficinas de Prensa Latina, un medio cubano creado a partir de la Revolución en el que fue amenazado por disidentes y acosado por algunos colegas estalinistas. “El cine es el deseo a alcanzar en México. Gabo sintió que viniendo a la capital se podía conectar con el mundo cinematográfico del continente”, contó Gonzalo García Barcha.

“México es el país donde Gabo logra realizar sus sueños artísticos. Allí se convierte en un escritor reconocido y firma sus primeros guiones de cine”, dijo Santana Acuña. “Una de las maneras que García Márquez buscó para trabajar en la industria cinematográfica fue trabajando para Gustavo Alatriste, un productor de cine y empresario, que lo puso a escribir en las revistas populares Sucesos para Todos y La Familia, antes de encargarle la escritura de dos guiones cinematográficos”.

Santana Acuña aclaró, no obstante, que el sueño de hacer cine no acabó con el de seguir produciendo literatura. “En México ocurrió también un misterio: cuando García Márquez más estaba triunfando en el mundo del cine, pues había escrito ya varios guiones que se habían convertido en películas, de repente se desapareció de la escena. Y era porque en el verano del 65, luego de varios cambios importantes en su vida, retornó a esa historia que siempre había querido escribir: Cien años de soledad”, dijo.

Para Diego García Elío, este momento en el que Gabo comienza la escritura de su emblemática novela es otro de los hitos del escritor colombiano en la ciudad. “La escritura y publicación de Cien años de soledad corona esa gran aventura de renunciar a su trabajo y encerrarse en su cuarto a escribir”, afirmó.

Gonzalo García Barcha recordó cómo veía a su padre en aquella época. “Mi imagen de él sentado ante la máquina de escribir, siendo yo muy pequeño, es exactamente la imagen que tengo yo de Melquíades encerrado en la habitación de los Buendía en Macondo. Esa imagen de humos y de espejos es la asociación literaria que yo hago entre mi papá y México”.

La importancia de las amistades

En sus primeros días en México, García Márquez tan sólo conocía a cuatro personas: Álvaro Mutis, el escultor colombiano Rodrigo Arenas Betancourt, el escritor mexicano Juan García Ponce y el cineasta y librero catalán Luis Vicens. Sin embargo, a medida que el escritor iba asentándose en la ciudad, fue expandiendo su círculo de amigos y poniéndolo al servicio de sus empresas creativas.   

“Gabo valoraba mucho la amistad y conforme fue viajando por los países fue dejando amistades que luego se convirtieron en voces que le ayudaron a mejorar sus manuscritos. En México, esto fue muy importante porque las amistades en esta ciudad estaban conectadas con la industria cultural”, relató Santana Acuña.

El historiador español también hizo un recuento de las personas que en México ayudaron a Gabo en el proceso de escritura de Cien años de soledad. Mencionó el aporte del crítico Emmanuel Carballo, la actriz María Luisa Elío y el poeta Jomí García Ascot (padres de Diego García Elío), los escritores Juan Vicente Melo y Juan Rulfo, la mecanógrafa Esperanza Araiza, la publicista Carmen Miracle y los poetas Álvaro Mutis y José Emilio Pacheco. “Durante mucho tiempo, Gabo dijo que una novela como Cien años de soledad no la hubiera podido escribir sin la ayuda de sus amigos”, concluyó Santana Acuña.

Sobre el Festival Gabo

El Festival Gabo ofrece una nutrida oferta charlas públicas y clases magistrales con grandes invitados como el Premio Pulitzer de biografía 2020, Benjamin Moser; la escritora Camila Sosa Villada, ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz por su novela Las Malas, y la cantautora colombo-canadiense Lido Pimienta. Consulta toda la programación aquí o suscríbete a nuestro canal de Telegram.  

El Festival Gabo es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina, y a la alianza de la Fundación Gabo con la Alcaldía de Medellín. Para mantenerte al tanto de las novedades de estas iniciativas, puedes seguir las redes sociales: Facebook, Instagram y Twitter.

Gabo y la astronomía: 10 momentos de su obra más allá de los astros

Ilustración: Paola Nirta/ Fundación Gabo

Por Ivonne Arroyo M. 

Cuando Gabriel García Márquez vio por televisión las primeras imágenes de la histórica llegada de Neil Armstrong a la superficie lunar, se sintió desilusionado. El alunizaje del 20 de julio de 1969 significaba para Gabo la destrucción de una imagen mucho más fascinante de la Luna, que en su cabeza debía lucir como la isla Pantelaria incrustada en el sur de Sicilia: con llanuras interminables de roca volcánica y aguas “tan densas que casi se podía caminar sobre ellas”.

En “25.000 millones de kilómetros cuadrados sin una sola flor”, un artículo que publicó García Márquez en El País de España en 1981, recordó esta hazaña en la que vuelve a desilusionarse, pero también a dejar rastro de sus propios viajes espaciales, de los cuales surgen hallazgos tan astronómicos como literarios.  

 “Para quienes perdemos el tiempo pensando en estas cosas, hay desde entonces dos lunas. La Luna astronómica, con mayúscula, cuyo valor científico debe ser muy grande, pero que carece por completo de validez poética. La otra es la Luna de siempre que vemos colgada en el cielo; la Luna única de los licántropos y los boleros, y a la cual —por fortuna— nadie llegará jamás”, escribió Gabo. 

Ambas lunas, así como otros muchos elementos fijados en el espacio, aparecen y orbitan la obra de García Márquez, capaz de encontrar un lugar más allá de los astros, que sólo son barro que brilla— diría Idea Vilariño—, para entrelazarlos con sus relatos. Muchas veces sus personajes están acompañados por una puesta de Sol, una noche estrellada o  una superluna, y lo que ocurre con ellos está ambientado o atravesado por las constelaciones, los movimientos del Sol o la redondez de la Tierra. En Gabo habitaba un astrónomo aficionado a tal punto que, para la escritura de El general en su laberinto, investigó las fases lunares de todas las noches de los primeros treinta años del siglo XIX, pues le seducía la idea de que el comportamiento de Simón Bolívar estuviese influenciado por la luna llena. 

Desde la Fundación Gabo compartimos contigo una selección de fragmentos de la obra de Gabo conectados con el cosmos y recopilados en el libro La astronomía en la obra de García Márquez, de José Antonio Mesa, invitado a la charla ‘Gabo y la astronomía’ que te ofrece el Festival Gabo en casa. 

Cien años de soledad

“Una tarde estaba Amaranta bordando en el corredor de las begonias.

—Por amor de Dios —protestó Amaranta —, fíjese por dónde camina.

—Eres tú —dijo Úrsula, la que está sentada donde no debe ser.

Para ella era cierto. Pero aquel día empezó a darse cuenta de algo que nadie había descubierto, y era que en el transcurso del año el Sol iba cambiando imperceptiblemente de posición, y quienes se sentaban en el corredor tenían que ir cambiando de lugar poco a poco y sin advertirlo. A partir de entonces, Úrsula no tenía, sino que recordar la fecha para conocer el lugar exacto en el que estaba sentada Amaranta”.

El general en su laberinto

“La última noche de navegación, mientras velaba junto a la hamaca del general, José Palacios oyó que Carreño dijo desde la proa del champán: ‘Siete mil ochocientos ochenta y dos’. ‘¿De qué estamos hablando?’, le preguntó José Palacios. ‘De las estrellas, dijo Carreño. El general abrió los ojos, convencido de que Carreño estaba hablando dormido, y se incorporó en la hamaca para ver la noche a través de la ventana. Era inmensa y radiante, y las estrellas nítidas no dejaban un espacio en el cielo. ‘Deben ser como diez veces más, dijo el general’. ‘Son las que dije’, dijo Carreño, ‘más dos errantes que pasaron mientras las contaba. Entonces, el general abandonó la hamaca, y lo vio tendido bocarriba en la proa, más despierto que nunca, con el torso desnudo cruzado de cicatrices enmarañadas, y contando las estrellas con el muñón del brazo”.

El amor en los tiempos del cólera

“Ambos se fueron a dormir cuando se acabó la música, después de una larga conversación sin tropiezos en el mirador oscuro. No hubo luna, el cielo estaba encapotado, y en el  horizonte estallaban relámpagos  sin  truenos  que  los  iluminaban  por  un  instante”.

Crónica de una muerte anunciada

“En realidad no se demoró más de diez minutos, pero fue algo tan difícil, y tan enigmático para Pablo Vicario, que lo interpretó como una nueva artimaña del hermano para perder el tiempo hasta el amanecer. De modo que le puso el cuchillo en la mano y se lo llevó casi por la fuerza a buscar la honra perdida de la hermana.

—Esto no tiene remedio —le dijo—: es como si ya nos hubiera sucedido. Salieron  por  el  portón  de  la  porqueriza  con  los  cuchillos sin envolver, perseguidos por el alboroto de  los  perros  en  los  patios.  Empezaba  a  aclarar.  «No  estaba  lloviendo»,  recordaba  Pablo  Vicario. «Al contrario —recordaba Pedro—: había viento de mar y todavía las estrellas se podían contar con el dedo»”. 

Relato de un náufrago

“Esa noche me costó trabajo encontrar la Osa Menor, perdida en una confusa e interminable maraña de estrellas. Nunca había visto tantas. En toda la extensión del cielo era difícil encontrar un punto vacío, pero desde que localicé la Osa Menor no me atrevía a mirar a otro lado. No sé por qué me sentía menos solo mirando la Osa Menor. En Cartagena, cuando teníamos franquicia, nos sentábamos en el puente de Manga a la madrugada, mientras Ramón Herrera cantaba imitando a Daniel Santos y alguien lo acompañaba con una guitarra. Sentado en el borde de la piedra yo descubría siempre la Osa Menor por los lados del Cerro de la Popa”.

El coronel no tiene quien le escriba

“—Mira en lo que ha quedado nuestro paraguas de payaso de circo —dijo el coronel con una antigua frase suya. Abrió sobre su cabeza un misterioso sistema de varillas metálicas—. Ahora sólo sirve para contar las estrellas. Sonrió. Pero la mujer no se tomó el trabajo de mirar el paraguas. «Todo está así», murmuró. «Nos estamos pudriendo vivos.» Y cerró los ojos para pensar más intensamente en el muerto”. 

Cien años de soledad

“De pronto, sin ningún anuncio, su actividad febril  se  interrumpió  y  fue  sustituida  por  una  especie  de  fascinación.  Estuvo  varios  días  como  hechizado, repitiéndose a sí mismo en voz baja un sartal de asombrosas conjeturas, sin dar crédito a su propio entendimiento. Por fin, un martes de diciembre, a la hora del almuerzo, soltó de un golpe toda la carga de su tormento. Los niños habían de recordar por el resto de su vida la augusta solemnidad con que su padre se sentó a la cabecera de la mesa, temblando de fiebre, devastado por la prolongada vigilia y por el encono de su imaginación, y les reveló su descubrimiento.

—La tierra es redonda como una naranja”.

El  general  en  su  laberinto

“Veracruz estaba prevista como una breve escala de su primer viaje a Europa, en febrero de 1799, pero  se  prolongó  casi  dos  meses  por  un  bloqueo  inglés a La Habana, que era la escala siguiente. La  demora  le  dio  tiempo  de  ir  en  coche  hasta  la  ciudad de México, trepando casi tres mil metros por entre volcanes nevados y desiertos alucinantes que  no  tenían  nada  que  ver  con  los  amaneceres  pastorales del valle de Aragua, donde había vivido hasta entonces. «Pensé que así debía ser la luna»”.

Vivir  para  contarla

 “La noche se había vuelto diáfana y fresca bajo la luna llena, y el silencio parecía una sustancia invisible que podía respirarse como el aire. Entonces comprendí lo que tanto nos contaba papá sin que se lo creyéramos, que ensayaba el violín de madrugada en el silencio del cementerio para sentir que sus valses de amor podían oírse en todo el ámbito del Caribe”. 

Relato de un náufrago

“De pronto el cielo se puso rojo, y yo seguía escrutando el horizonte. Luego se puso color de violetas oscuras, y yo seguía mirando. A un lado de la balsa, como un diamante amarillo en el cielo color vino, fija y cuadrada, apareció la primera estrella. Fue como una señal. Inmediatamente después, la noche, apretada y densa, se derrumbó sobre el mar”.

Sobre el Premio Gabo y el Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabo con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio Gabo y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con su filiales en América Latina.

Para mantenerte al tanto de las novedades del Premio Gabo y del Festival Gabo, puedes suscribirte a nuestro boletín o seguirnos en nuestras redes sociales: FacebookInstagram y Twitter.

 

El matrimonio entre Gabo y Medellín fue por el periodismo

Ceremonia del Premio Gabo 2015 en Medellín (Colombia). Foto: Archivo Fundación Gabo/ Julián Roldán Alzate

Por Ronald Castañeda*

Hace siete años, el 17 de abril, falleció en su residencia en Ciudad de México el escritor Gabriel García Márquez, uno de los autores claves del boom latinoamericano. Su legado periodístico quedó en sus crónicas y reportajes, y también en Medellín. Esta ciudad heredó el Festival Gabo, fruto de una relación que venía de antes.

El primer contacto con la capital antioqueña lo hizo cuando era periodista en la década del 50. En 1961 Aguirre Editor publicó su segunda novela. Así mismo fue protagónica en uno de sus reportajes novelados, Noticia de un secuestro (1996). “El periodismo lo unió a Medellín”, relata Jaime Abello Banfi, cofundador de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, FNPI y de director de la Fundación Gabo. Hoy esa cofradía no se ha separado.

El derrumbe

El escritor de Aracataca fue enviado a Medellín cuando era reportero raso de El Espectador. Cuenta Gerald Martin en el libro Gabo periodista, que José Salgar, jefe de redacción de ese diario, lo mandó a que averiguara “qué carajo fue lo que pasó” en los derrumbes que dejaron más de 60 muertos, ocurridos en la zona de Media Luna, corregimiento de Santa Elena.

“Hace sesenta años comenzó la tragedia”, tituló la crónica de tres entregas que aparecería 20 días después. Así comienza su publicación: “El lunes 12 de julio, un poco antes de las siete de la mañana, los niños Jorge Alirio y Licirio Caro, de once y ocho años, salieron a cortar leña. Era un trabajo que realizaban tres veces por semana, con un pequeño machete de cachas de cuerno, gastado por el uso, después de tomar el desayuno con su padre, el arenero Guillermo Caro Gallego, de 45 años…”

Las víctimas estaban en el lugar presenciando el rescate de una familia que había quedado atrapada en un alud, ocurrido horas antes. Entre ellas estaban la madre y una hermana del campeón de la Vuelta a Colombia, Ramón Hoyos Vallejo, de quién escribiría más adelante el periodista.

“En medio de la tragedia, descubrió el goce de ser un reportero-detective, la creatividad que encerraba descubrir –y, en cierto modo, inventar– la verdad… Fue el primero de unos ochenta reportajes que escribiría en el año antes de su partida para Europa”, recuerda en su ensayo el biógrafo y crítico literario británico.

En su autobiografía Vivir para contarla, Gabo recuerda a Medellín como tierra de “grandes escritores y poetas” y donde estudiaba su novia Mercedes Barcha, en el colegio de la Presentación. El día que llegó a hacer su crónica, dejó la maleta con ropa para tres días de estadía en el hotel Nutibara. A las 11 de la mañana, en medio de una borrasca, se echó a la calle a hacer su reportería.

Aguirre

En Medellín fue publicada la primera edición de El coronel no tiene quien le escriba (1961), que se había entregado por partes en la revista Mito. Ahí fue donde la conoció a Alberto Aguirre, librero, editor y distribuidor antioqueño.

En una entrevista para la revista ContextoAguirre cuenta que logró vender cerca de 450 ejemplares y regaló 200. El resto los vendó a cincuenta centavos a un desconocido que se lo llevó a su pueblo para envolver cominos. El escritor costeño no era muy conocido y tampoco había mercado para los libros en la ciudad.

El crítico de cine Orlando Mora recuerda esa primera edición de las primeras reuniones con Aguirre, cuando era el secretario del Cineclub Medellín a finales de los años sesenta: “En la oficina de Girardot, entre Maracaibo y Caracas, tenía en cajas con edición de El Coronel que había editado. Alberto me decía que se había vendido muy mal”.

En 1999, el director mexicano Arturo Ripstein, haría una versión cinematográfica del libro y, en 2001, el periódico El Mundo de España la ubicaría entre las mejores 100 novelas del siglo XX.

Libro y periodismo

En 1996 publica el libro Noticia de un secuestro, un reportaje novelado sobre la guerra de las drogas en los 80 y 90 en Colombia. La historia es sobre nueve víctimas de Pablo Escobar, el jefe del Cartel de Medellín.

Nuevamente el periodismo lo unió con Medellín, comenta Abello Banfi. “La primera fue el reportaje, luego esta novela y la tercera sería Festival Gabo, que se realiza en esta ciudad desde 2014 con capital público y privado.

“El Premio y el Festival nacieron con Gabo mientras estaba vivo. Él y Mercedes me dieron una autorización firmada en notaría para hacer el proyecto del premio internacional de periodismo con su nombre”, explica el director barranquillero. Para él Gabo siempre apreció ese espíritu e iniciativa antioqueña.

*Publicado originalmente en El Colombiano el 17 de abril de 2020. 

Teatro Lido, Cinemateca Municipal de Medellín.

‘Las películas favoritas de Gabo’, el ciclo de la Cinemateca durante el Festival Gabo 2019

Foto: cortesía Medellín.travel, Bureau de Medellín.

 

El Festival Gabo tendrá dentro de la programación de esta séptima edición el ciclo ‘Las películas favoritas de Gabo’, una selección de piezas cinematográficas que serán proyectadas a través de la Cinemateca Municipal, uno de los aliados de ciudad del evento. Lee Apuntes sobre García Márquez y el cine.

Estas proyecciones tendrán lugar en distintos escenarios de Medellín como el Teatro Lido, Parque Biblioteca Gabriel García Márquez, Plaza Botero y el Parque Biblioteca San Antonio de Prado.

El ciclo ‘revivirá’ algunas de las producciones que han estado ligadas a la faceta cinematográfica del nobel colombiano, quien en agosto de 1987, durante una entrevista concedida para el periódico El Espectador, comentó que su relación con el cine y la literatura era una especie de matrimonio mal avenido. “No pueden vivir juntos ni separados”, dijo. Te puede interesar: 12 lecciones de Gabriel García Márquez para escribir un guión de cine.

Las funciones del ciclo Las películas favoritas de Gabo serán de entrada libre hasta completar aforo. Conoce la programación: 

 

Último tango en París (Italia 1972)

Director: Bernardo Bertolucci

Parque Biblioteca Gabriel García Márquez – Doce de Octubre

Viernes, 27 de septiembre – 4:00 p.m. 

Ladrón de bicicletas (Italia, 1948)

Director: Vittorio De Sica

Parque Biblioteca San Antonio de Prado 

Sábado, 28 de septiembre – 3:00 p.m.

Ciudadano Kane (Estados Unidos, 1941)

Director: Orson Welles

Teatro Lido 

Martes, 1 de octubre – 4:00 p.m. 

The General (Estados Unidos, 1926)

Director: Buster Keaton 

Teatro Lido

Martes, 1 de octubre – 6:30 p.m. 

  • The General (Estados Unidos, 1926)

Director: Buster Keaton

Plaza Botero – Cultura Parque

Viernes, 4 de octubre – 6:00 p.m.  

 

Sobre el Premio Gabo y el Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabo con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio Gabo y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con su filiales en América Latina.

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Gonzalo García Barcha. Festival Gabo 2018. Foto: David Estrada Larrañeta/FNPI.

Video: Los papeles de Gabo: originales inéditos, fuentes tipográficas y otras revelaciones

 

En su aniversario 60, la biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República ha formado uno de los acervos culturales más valiosos de Gabriel García Márquez: una colección compuesta por las primeras ediciones de sus libros en muchos idiomas —donación de su esposa Mercedes—, imágenes y originales inéditos del autor, así como archivos particulares de sus amigos y colegas adquiridos por el Banco. En este espacio fueron presentados al público por primera vez los nuevos papeles de Gabo, en una conversación de los colombianos Alberto Abello Vives, director de la Biblioteca, Sergio Sarmiento, investigador literario de la Biblioteca, y Gonzalo García Barcha (México), hijo de Gabo y diseñador de las fuentes usadas en distintas ediciones de los libros de su padre, con Jaime Abello Banfi (Colombia), director general de la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano.

Alberto Abello Vives (Colombia), Sergio Sarmiento (Colombia) y Gonzalo García Barcha (México) en conversación con Jaime Abello Banfi (Colombia).

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con su filiales en América Latina.

La invención del personaje: entre las tripas y el conflicto

Alonso Sánchez Baute (Colombia), Ariel Castillo (Colombia) y Gonzalo Celorio (México). Foto: Julián Roldán/ FNPI

Por: Orlando Oliveros Acosta,  @orlandojoseoa

Todas las buenas historias de la literatura exigen siempre buenos personajes, seres únicos que permanezcan en la memoria del lector y mantengan vivo el interés por el relato. Con esta premisa, los escritores Gonzalo Celorio (México) y Alonso Sánchez Baute (Colombia) dieron inicio a su diálogo en el Festival Gabo, titulado Investigación y construcción de personajes para las historias de ficción. La discusión, que fue moderada por el crítico literario Ariel Castillo (Colombia), tuvo como referente la obra del colombiano Gabriel García Márquez y su constelación de personajes extravagantes donde es posible encontrar esposas asmáticas, alcaldes con dolor de muelas y sacerdotes que levitan con chocolate caliente.

En poco más de sesenta minutos, los tres participantes reflexionaron sobre el perfil sicológico de los protagonistas de una narración, los secretos de su seducción y otros aspectos importantes de su composición moral. Al final, estas fueron las conclusiones que dejaron:

Un buen personaje nace de las tripas de su autor

Ernesto Sábato decía que los personajes principales de una novela salen del alma de su creador. Para Alonso Sánchez Baute, este nacimiento no se da en el alma, sino en las tripas. “El protagonista de la novela Al diablo la maldita primavera es un personaje ensangrentado que deja a su alrededor pura sangre íntima”, afirmó. Un personaje que se cuenta desde las vísceras adquiere fortaleza y presencia en la narración. Para llegar a ello, es necesario que el escritor se enfrente a la imagen de sí mismo que refleja el espejo de la escritura y sea capaz de sobrellevar la vergüenza de reconocerse. “Es el autor como un personaje de sus propias novelas”, comentó Gonzalo Celorio, “y eso muchas veces es difícil porque exige una desnudez que suele ser limitada por el pudor. Consiste en salir a la calle encuerado”.

Personajes que exorcizan conflictos

Toda novela brota de un conflicto que no se resuelve conversando con un amigo y que solo encuentra alguna compensación en la escritura. Extraños herederos del escritor, los personajes se apropian de los conflictos de su autor, los sacan a flote, los ponen en la escena de la ficción literaria y los exorcizan para siempre, trasladando sus problemas a los lectores. “Cuando un escritor termina de escribir su novela, ese conflicto ya no le pertenece, lo saca de su pecho para ponerlo en el del lector. Ahora, ¿por qué leemos? La lectura es un raro acto de masoquismo donde hacemos nuestros los conflictos que no nos pertenecen, acercándonos más a la condición humana”, concluyó Gonzalo Celorio.

La vida real, la vida prestada y la vida ficticia

Las personas cercanas a un escritor también pueden servir como fuente de inspiración para crear personajes literarios. Se trata de seres extraídos de la vida real. Sobre esto, Ariel Castillo recordó al doctor Octavio Giraldo, personaje de La mala hora que García Márquez construye basándose en un médico argelino que conoció en una cárcel de París a mediados del siglo XX. Este tipo de personajes, insiste Sánchez Baute, demandan una investigación minuciosa donde la observación se convierte en una cualidad indispensable del escritor.

Es recomendable que quien elabora un personaje con una composición moral distinta a la suya ‘tome prestado’ los conflictos de los demás. Con una vida prestada al servicio de la ficción, el autor puede explorar atributos hasta entonces desconocidos de la condición humana. “Uno escribe para tratar entender lo que no sabemos, cómo funciona el mundo, cómo funciona la humanidad y cómo funciona uno mismo”, enfatizó Sánchez Baute.

Personajes que se salen de las manos

Durante la escritura de un cuento o una novela el control que ejerce el escritor sobre las acciones de sus personajes es limitado. En las buenas narraciones, tarde o temprano los personajes se liberan de su autor y actúan por su cuenta. “Uno puede crear un personaje con total consciencia, pero llega un momento en que el personaje cobra autonomía y uno se vuelve un cronista de lo que al personaje se le ocurre hacer. Se invierten los papeles entre el escritor y el personaje, termina este último mandando al escritor” advirtió Gonzalo Celorio.

Dejar que un personaje se desenvuelva por sí solo en la trama de un relato implica conducirlo hacia un lenguaje personal, complejo, donde su voz sea tan natural y exclusiva que pueda generar una impresión perdurable en el lector. Cuando el escritor descubre la voz de sus personajes, está descubriendo su destino en la historia.

Revive la charla aquí:

https://www.facebook.com/CentroGaboOficial/videos/322469078517888/

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.