Relatoría del ‘Taller de crónica: un espejo de lo real’, con Joseph Zárate

Por: David Lara Ramos

Para escribir una crónica moderna han de cumplirse tres etapas. Tres momentos que constituyen la esencia del trabajo del cronista, eso establece el maestro peruano Joseph Zárate.

Primer momento: la idea, la cual hay que pensarla no solo desde el punto de vista temático sino desde las emociones, sensaciones, sentimientos y conocimientos que se quieren transmitir al lector. Para el maestro, una crónica posee dos niveles: la historia y las ideas contenidas en ella. Eso implica reflexionar y pensar sus abordajes.

Segundo momento: la reportería, una fase que Joseph Zárate definió como el encuentro con el otro. En una crónica hay personas, acciones, conflictos y resoluciones, elementos que llamó los ladrillos que permiten construir la casa de la crónica. En la reportería el periodista ha de encontrar y seleccionar muy bien esos ladrillos, soportan la estructura del relato.

Tercer momento: la escritura: tiene una conexión muy estrecha con la reportería, dado que esas búsquedas aportan al proceso de narrar y cómo se van a contar. Zárate reiteró la importancia de “exponerse” a formas de arte como el cine, la literatura, la música, igualmente la necesidad de leer buena poesía, porque en ella se encuentran matices del lenguaje y formas de escritura que alimentan nuestros textos.

Asistieron 20 periodistas de Iberoamérica que fueron seleccionados para el ‘Taller de crónica: un espejo de lo real’bajo la dirección de Joseph Zárate.

Primer momento: la idea 

Al abordar el tema de la historia y las ideas inmersas en ella, Joseph Zárate fue claro en establecer la naturaleza diversa de la crónica y sus posibilidades narrativas. Hizo alusión a la comparación de la crónica con un ornitorrinco hecha por el escritor mexicano Juan Villoro.

En esa diversidad, la crónica toma elementos de la literatura. Toma del cuento la brevedad y la concreción; de la novela, su estructura narrativa; del teatro, los diálogos y el manejo de las escenas. Del ensayo, las formas de argumentar y cómo se sustentan esos argumentos. De la autobiografía, elementos para exponer asuntos personales que aportan al relato.

El escritor peruano Julio Ramón Ribeyro aseguró que en sus cuentos buscaba entregar la historia sicológica de una decisión humana, para Zárate eso es trascendental. El trabajo del cronista no está tanto en denunciar un hecho o un problema social sino en llegar al interior de la persona. Una crónica trabaja con el material más humano.

Un cronista es un historiador de lo etéreo, aquello que no se registra en los libros de historia. Es un historiador del presente, parafraseando a la escritora Svetlana Alexiévich.

Un cronista trabaja las emociones, esas experiencias que se graban en la mente. En ese sentido, un cronista no solo cuenta lo que ve, o no solo hace eso, sino que trata de darle sentido al caos y transmitir un conocimiento sobre la vida. Es importante establecer cuál es la idea contenida en la historia, aquello sobre lo que el cronista quiere que el lector reflexione, analice, cuestione, se pregunte.

Para establecer esas dos capas de una crónica, Zárate citó su historia sobre Máxima Acuña, una mujer campesina que se enfrenta a una compañía minera que la quiere expulsar de su casa y su territorio. La idea contenida en la historia tiene que ver con la vanidad, porque con el oro se hacen joyas, también está la idea de progreso, para Máxima Acuña, la idea de progreso es sembrar su tierra. Para la compañía minera está en destruir unos lagos para extraer el oro. Entonces, el cronista lleva al lector a que piense en esas ideas universales a través de su narración.

En la historia debo resolver las preguntas:

  • ¿Cuál es la trama que quiero contar?
  • ¿Cuál es el contexto o circunstancia de esa historia?
  • Si fuera una película ¿Cómo sería la sinopsis?

En la idea debo resolver las preguntas:

  • ¿De qué trata la historia?
  • ¿Qué conocimiento quiero transmitir?
  • ¿Sobre qué aspecto de la condición humana quiero reflexionar/ discutir?

La crónica es un género que no pretende una realidad objetiva, intenta cuestionar esa realidad que se muestra a través de una historia. Es un género de las dudas, de las propias dudas del cronista.

Esas ideas inmersas en la crónica permiten reflejarnos a nosotros mismos, lo que nos sucede adentro, lo que pensamos. La cita del escritor David Foster Wallace cerró esta reflexión sobre la idea: “La literatura se trata de saber qué rayos es el ser humano”. La crónica permite también buscarnos, por eso termina siendo un espejo, el espejo de cada cronista, aquello que él quiere reflejar con material real, verificable.

La historia de un hombre en particular es el espejo en el que se pueden reflejar sentimientos universales: amor, impotencia, odio, ambición, desamor, vanidad. “Por eso cuando termino de leer un texto termino siendo otra persona”, dice Zárate. Un texto debe conmover, debe invitar a la reflexión sobre las personas que han tenido una dificultad, un conflicto, una tragedia.

Segundo momento: la reportería 

Zárate planteó su reflexión sobre el ejercicio de la reportería a partir de una frase del cronista estadounidense, David Foster Wallace, quien aseguró que la escritura se trata de “aprender a pensar: ir en contra de nuestra falla de origen”.

Es dejar de pensar que somos el centro del universo. Es una postura contra la vanidad, contra el propio ego. La reportería se trata entonces de salir de uno mismo para intentar comprender al otro. Frente al otro vale la pena preguntarse ¿Cómo se logra acceder a la vida de una persona? ¿Cómo comenzamos a conocerla y a entenderla? ¿Qué necesitamos para conseguirlo?

La entrevista, el diálogo, la cercanía son algunos recursos. Cada historia tiene su propio recorrido, sus propias dinámicas de trabajo que a veces nos la va dando esa idea de “ir en contra de nuestra falla de origen”. Eso permite enriquecer la historia, ir en contra de nuestros preconceptos. Las historias se abren cuando indagamos en otras posibilidades de las personas.

En términos formales una historia tiene personajes, acciones, conflictos y resolución de esos conflictos, encontrar esos elementos es la base del trabajo del reportero. Son los ladrillos con los que se edifica la estructura de la crónica.

Hacer reportería es ir en busca de los detalles que construyen la humanidad del otro, esos detalles son parte del carácter de las personas con las que dialogamos.

Hacer reportería es como tener una cita con alguien que nos interesa, parafraseando al escritor Gay Talese. Las personas son nuestra motivación. Cuando nos interesa una historia nos obsesionamos con ella y nos ponemos al servicio de esas personas.

Zárate estableció que hay diversos métodos de trabajo, dado que no siempre se tiene el tiempo o el dinero suficiente para hacer la reportería que uno anhela. Por eso, antes de comenzar hay que resolver tres aspectos:

  1. Inmersión:¿Cuánto tiempo vas a dedicar a la reportería?
  2. Acceso:¿Cómo llegar a los lugares, al entorno, a las personas?
  3. Conocimiento:¿Sabes lo que se ha publicado? ¿Cuánta información debes leer, reunir, subrayar? ¿A cuánta gente tendrás que entrevistar?

Zárate planteó las fuentes en dos columnas: fuentes testimoniales, que hay que clasificar en personajes principales y secundarios. Estos personajes nos aportan acciones, recuerdos, escenarios, ideas, detalles de la personalidad de la gente. Y fuentes documentales: diarios íntimos, libros, películas, fotografías, datos que aportan contexto, explicaciones, argumentos, cifras, ideas. Esas dos fuentes se interconectan. Se agrega entonces la observación, la mirada, la interpretación, las experiencias del cronista al resolver sus propias dudas sobre la historia.

Hacer un mapa de fuentes es fundamental. Zárate las ubica en círculos. En el círculo más externo está la opinión pública y los expertos que conocen sobre el tema. En un círculo intermedio están los familiares, amigos, colegas y antagonistas. En el centro está la persona, los instantes, los aspectos de su vida. Esos círculos no necesariamente se trabajan en ese orden. Zárate dijo que él se sienta a dialogar primero con las personas que componen los dos círculos externos para luego abordar a la persona con la que hará la entrevista principal.

La entrevista, recurso esencial en la reportería

La entrevista es el arte del vínculo, es crear intimidad con la persona a través de un diálogo, a través de preguntas preparadas o espontáneas. La entrevista se asume con gran respeto.

Las preguntas son llaves que abren puertas interiores que conducen a recuerdos, emociones, conflictos, experiencias reveladoras, significativas. Así se crea una intimidad acelerada, eso es una entrevista en profundidad.

En la entrevista hay que tener temas preparados pero no hay que seguir necesariamente un guion. Hay que pensar en preguntas que revelen detalles de la historia. Cualquier elemento por muy insignificante que parezca como el color de un vestido, un anillo, un arete, una cicatriz puede abrir una línea dramática de la historia.

Hacer una entrevista es conectar con la persona, el maestro sugiere:

  • Iniciar la conversación con preguntas sencillas
  • Mostrar real curiosidad por la persona
  • Escuchar antes de hablar
  • Aprender a usar el silencio
  • Evitar las distracciones
  • No le cuentes tu vida al entrevistado (eso depende, a veces sí)

Una pregunta aparentemente banal puede desbordar ríos narrativos inmensos, no son preguntas para obtener un dato, no… Son preguntas para tratar de construir metáforas, realidades que permitan construir un sentido sobre la existencia.

Hacer preguntas que exijan respuestas descriptivas, que reten a las personas a dar respuestas inesperadas. “Nuestro trabajo consiste en convertir al entrevistado en un contador de historias”, aseguró Zárate.

Es muy importante tener una relación de empatía y paciencia con nuestros entrevistados. A veces se hace necesario entrevistar al mismo personaje varias veces. Al respecto, Zárate citó a la escritora Svetlana Alexiévich, quien asegura que ella reflexiona junto a la personas sobre aquello que le ocurrió y cómo aquello ha cambiado su manera de ver el mundo. Eso es la entrevista.  Luego, nuestro propósito es escribir esas historias de la manera más justa y precisa.

Tercer momento: la escritura 

La escritura no tiene que ver con sentarse frente a una computadora, es cómo se ha procesado la historia dentro de ti, para luego transformarla en palabras. Ese proceso de interiorizar las historias arranca con la comprensión de las notas, grabaciones, registros, todo aquello que hemos encontrado en la reportería.

Son muchos elementos al tiempo. El momento de la escritura es exigente. En realidad muchas acciones que realizamos nos permiten dar con las claves de cómo vamos a escribir: los versos de un poema, el ritmo de una canción, las formas del diálogo, todo eso tiene que ver con la escritura. Es importante para darle originalidad a lo que se escribirá.

La crónica trabaja con recursos de la literatura, pero hay que respetar el pacto que tenemos con nuestros lectores. No podemos inventar hechos, datos, para que la historia alcance un mayor dramatismo. Esa es la diferencia con la literatura de ficción. Los cronistas no inventamos nada. Nuestro texto refleja la forma como hemos ordenado el caos con nuestras propias dudas o interpretaciones.

Hay que tener conciencia de la naturaleza del género. Es periodismo literario. Luego hay periodismo y hay literatura. La crónica tiene la posibilidad de interpretar un hecho, eso es pensar la realidad. Su interpretación pesa en el relato; lo hace distinto. El cronista, por supuesto, se hace responsable de esa interpretación.

Cuando se está en el trabajo de campo hay que pensar las escenas que el texto va a reproducir. Luego de tener un buen número de escenas se establece un orden, es la manera en que se administra la experiencia de lectura.

La escena es la unidad básica de la narración. Contiene: personaje, tiempo, lugar, acción, punto de vista. Una escena es como una fotografía en movimiento, ocurren acciones, pero también está la mirada, el punto de vista de quien reconstruye ese momento.

Zárate dijo que para adentrarse en los elementos de la escena utiliza las preguntas básicas del periodismo de forma profunda.

  • ¿Quién? Que en una noticia es un nombre, en la crónica se convierte en un personaje. Se presentan sus manías, sus características físicas. En la crónica, ese quién tiene rostro, vestimenta, tono de voz, maneras de hacer las cosas.
  • ¿Qué? Se convierte en acción. Es una secuencia de actos, la reconstrucción de hechos concretos.
  • ¿Dónde? Se convierte en el escenario. Las características del espacio, sus contextos históricos, se interpreta el lugar, se agregan las sensaciones del cronista al recorrerlo.
  • ¿Cuándo? Se convierte en una cronología, en detalles y matices que da el tiempo.
  • ¿Cómo? Se convierte en un proceso, descifrar la pregunta ¿cómo pasó? tiene que ver con lo que pasa en el interior de las personas, las razones internas de sus actos.
  • ¿Por qué? Se convierte en causa, motivo. Se trata de establecer la historia de una decisión humana, como afirmó el escritor peruano Julio Ramón Ribeyro.

Zárate dijo que él es como un fotógrafo, un retratista que captura fisonomías, gestos, hábitos, vestimentas, gustos, defectos, atributos físicos y de la personalidad. Hay que convertir el nombre de una persona en una entidad con nervio y sustancia.

Una cicatriz en las manos puede revelarnos contextos. Cómo vive la persona, de qué vive, las labores que realiza, las vivencias de esa comunidad, cuentan historias que cargan significados, contextos, conocimientos.

Hay niveles de comunicación en la escritura que guardan relación con las palabras y las intenciones. Escribir, por ejemplo: José Gómez es divertido, eso no comunica mayor cosa. Si decimos todas las mañanas José Gómez se levanta y baila lambada en la cocina, hay otras sensaciones, aspectos particulares de la vida de las personas que el escritor cuenta en su texto.

La descripción

A veces se cree que si se describe un lugar estamos ante una escena, no es así. Una descripción carga una intención. Muestra detalles, construye una atmósfera, revela el estado de ánimo que el mismo cronista tuvo ante esa experiencia. Para llevarlo al texto es importante marcar la longitud de la frase, la puntuación, los incisos; también es importante mostrar cómo se va de un lugar a otro para entregar al lector la mirada del cronista. Hay que cuidarse de las descripciones que no tienen ningún propósito. Los detalles se quedan en la mente del lector porque le sugieren algo, es la manera en que el lector se siente atraído para conocer las personas que protagonizan la historia.

No es solo describir para construir párrafos y párrafos porque quizá se tiene la idea errada de que la crónica es descripción, no. Cada detalle que llevo a mi texto ha de mostrar unidad, carácter, cohesión con la historia.

El arco narrativo  

Para explicar el arco narrativo de una crónica, Zárate habló de su crónica del niño Osman Cuñachí, miembro de la comunidad awajún, que fue afectada por un derrame de petróleo. Es el hecho que saca a las personas de su cotidianidad. Eso genera una serie de problemas, riesgos, conflictos, peligros que van escalando hasta llegar a la crisis, al clímax del relato, luego viene la resolución de ese conflicto. “Esa es una estructura clásica, sencilla y es lo que entrego en ese relato. A veces cuando comenzamos en el género intentamos estructuras complejas y a veces puede resultar confuso, preferí narrar estos hechos con una estructura sencilla”, explicó el maestro.

La clave es ir más allá de los hechos y la información que se tiene sobre el conflicto o la tragedia que se ha reporteado. Se trata de acceder a la parte emocional de la historia.

Para cerrar el taller, Zárate presentó una cita de la poeta Chantal Maillard que refleja el proceso de la escritura y sus dificultades: “Escribo para que el agua envenenada, pueda beberse”. El cronista también debe hacerlo.

Sobre el maestro

Recibió el Premio Gabo 2018 en la categoría Texto, el Premio Ortega y Gasset 2016 a Mejor Historia o Investigación Periodística y el Premio Nacional PAGE 2015 de Periodismo Ambiental creado por la ONU. Fue subeditor de las revistas Etiqueta Negra y Etiqueta Verde. Ha colaborado con diversos medios como The New York Times (Estados Unidos), Courrier International (Francia), Internazionale (Italia), Revista 5W (España), Agencia Pública (Brasil), GK (Ecuador) y Ojo Público (Perú). Su trabajo ha sido incluido en los libros Un mundo lleno de futuro (2017), Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso (2016), Ciudades visibles (2016), Latinoamérica se mueve (2016) y ¡Atención! (2015), antología que reúne diez reportajes de autores latinoamericanos publicados en Alemania.

Tiene un máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y recibió la beca Ochberg 2018 del Dart Center for Journalism & Trauma de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Fue editor en IDL-Reporteros y editor en residencia en Radio Ambulante. Actualmente es profesor de Periodismo Literario en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Es autor de Guerras del interior (Debate, 2018), libro de crónicas sobre conflictos socio-ambientales causados por la explotación de oro, madera y petróleo en los Andes y la Amazonía, y que ha sido traducido al inglés, italiano y polaco.

Por sus crónicas sobre el trabajo funerario durante la pandemia de Covid-19 en Perú ganó el Premio Nacional de Periodismo 2020 y fue nominado al True Story Award 2020/21, que reconoce al mejor periodismo narrativo publicado alrededor del mundo.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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La reportería: los ladrillos que sustentan la crónica

Por: David Lara | Foto: Unsplash

La crónica tiene dos niveles. Uno, la historia y dos, la idea contenida en esa historia. En la historia está la trama, los contextos. En la idea está el conocimiento, las sensaciones humanas que el cronista quiere transmitir. Con estos dos conceptos comenzó el segundo día del ‘Taller de crónica: un espejo de lo real’, que dirige el cronista peruano Joseph Zárate, al que asisten 20 periodistas de Iberoamérica.

“Cualquier pieza narrativa, un perfil, una crónica, un pódcast, una historieta, un reportaje, debe contener esos niveles que abren una ventana hacia otro ser humano, hacia el conocimiento de toda una comunidad”, comentó Josehp Zárate.  

Luego de tener clara las visiones y niveles de la crónica, se abrió la reflexión en torno a la reportería. Zárate dijo, que era la etapa que más disfrutaba, porque era poder encontrarse con el otro. Presentó un esquema con los elementos que contiene una crónica periodística: personajes, acciones, conflictos y resoluciones. “Hallar cada uno de esos ladrillos es la base de la reportería, con esos ladrillos se construye la casa del relato”. 

Tres preguntas en torno a la reportería

¿Cómo logramos acceder a la vida de una persona? ¿Cómo comenzamos a conocerla y entenderla? ¿Qué necesitamos hacer? Fueron las preguntas que motivaron el diálogo inicial. Además, una frase del libro Esto es agua, del escritor David Foster Wallace, quien dice que escribir es “aprender a pensar: ir en contra de nuestra falla de origen”. Zarate agregó que es una idea muy poderosa: “Ir en contra de nuestra falla de origen”, porque la crónica trata lo que le sucede al otro, de lo que piensa el otro, la crónica se convierte entonces en el espacio para que ese otro sea comprendido. 

David Foster asegura que hay que apartarse de una idea que está en el ser humano: pensar que es el centro del mundo. El cronista ha de luchar contra su propio ego. Se trata de escribir un texto sobre otro ser humano sobre una comunidad, para hacerlo, el cronista ha de ir en contra de su falla de origen, de sus propias vanidades. 

Para Zárate, al hacer reportería hay que salir de uno mismo para entender, escuchar, sentir al otro. Esa idea está en un plano más allá de lo periodístico, toca el sentido humano que nos ayuda a mirar distinto, a abandonar los preconceptos y los prejuicios. 

Al respecto, citó su crónica sobre Edwin Chota, líder de la comunidad indígena asháninka, que vivió en la selva amazónica peruana, cerca de la frontera con Brasil. Chota se enfrenta a los traficantes de madera y es asesinado. Cuenta Zárate que al ir en contra de su falla de origen, pudo ampliar el perfil, la visión de Edwin Chota y narrar, entre otros asuntos, que había abandonado a su familia para dedicarse al activismo, a la defensa de la selva. Gracias a ello fue posible presentar otros matices del personaje. “Cuando dejamos atrás esas ideas preconcebidas, las historias se abren. Describir es aprender a pensar”, como dice Foster Wallace, eso debe estar en la mente del cronista. 

Hacer reportería es tratar de capturar la mayor cantidad de detalles. Esos detalles no solo vienen de la observación, vienen también de las preguntas que se hacen para comprender la naturaleza de las personas con las que dialogamos. 

Leyó un texto del escritor Elías Canetti: “Revisar una vida en vez de por los años según sus contenidos, como: todos los terrores, todas las sorpresas, todas las metamorfosis, todas las entradas y salidas, todos los contrastes, todas las esperanzas, todas las enemistades, todas las desgracias, todas las satisfacciones, todos los castigos”.   

Canetti nos pide que al acercarnos a una persona busquemos otros elementos que también hacen parte de su humanidad.

¿Cómo conseguimos ese nivel de cercanía? Para dar respuesta a esa pregunta, Zárate presentó una idea del escritor Gay Talese, quien compara a la reportería con la idea de tener una cita, de salir con una pareja que nos gusta. Ese es el interés que tenemos en construir la historia, el gusto de investigarla. 

Si estamos interesados en alguien queremos estar con esa persona, pero también saber aspectos de su vida, de su existencia: “Me pasa que sueño con los personajes, te obsesionas con sus relatos, con sus vidas, te obsesionas con la forma de encarar la reporetería y te pones al servicio de ella, porque deseas escribir una gran historia”, comentó Zárate. 

Las fuentes se conectan

Las diversas fuentes se integran para dar conexiones y contextos al relato. En tal sentido privilegió los testimonios, los diálogos. Las voces de las personas que lleva a la crónica. También están las fuentes documentales que son trascendentales para hallar detalles del pasado, registros fotográficos sobre los protagonistas en otras épocas. Conocimientos que dan sentido, trascendencia al relato. 

Las fuentes testimoniales y las documentales se interconectan, se apoyan. Adicionalmente, hay que sumar las labores de observación e interpretación de esa realidad y las experiencias del reportero en su trabajo de búsqueda. 

La entrevista 

Zárate dijo que la herramienta que más usa es la entrevista, cuyo éxito está en el tipo de preguntas que se plantean. Hay que hacer preguntas que exijan respuestas descriptivas, que reten a las personas a dar respuestas inesperadas. “Nuestro trabajo consiste en convertir al entrevistado en un contador de historias”, aseguró.  

Sobre la forma de trabajar la entrevista Zárate mencionó que Talese hacía la misma pregunta varias veces en espera de la mejor respuesta de su entrevistado. Comentó que la escritora Svetlana Alexiévich ha dicho que más que entrevistar a una persona lo que hace es reflexionar junto a ella sobre lo que ocurrió, sobre cómo esos hechos han impactado en la manera de ver el mundo, sus transformaciones.  

Por supuesto, las personas no se revelan en el primer momento, es necesario mostrar un legítimo interés en ellas. Propiciar espacios, encuentros. Es una relación de respeto, de comprensión, de cercanía. 

Al cerrar la jornada, Zárate hizo referencia al texto Una cena muy especial y algo dura con Liam Neeson, escrito por Tom Chiarella. Esa entrevista es un buen ejemplo de cómo a través de otros recursos como poner a dibujar al personaje, los silencios, la paciencia, el respeto, propiciar preguntas que indagan en detalles, conectan con la vida de una persona y se abren de forma generosa ante el reportero que escucha.

Sobre Joseph Zárate

Recibió el Premio Gabriel García Márquez 2018 en la categoría Texto, el Premio Ortega y Gasset 2016 a Mejor Historia o Investigación Periodística y el Premio Nacional PAGE 2015 de Periodismo Ambiental creado por la ONU. Fue subeditor de las revistas Etiqueta Negra y Etiqueta Verde. Ha colaborado con diversos medios como The New York Times (Estados Unidos), Courrier International (Francia), Internazionale (Italia), Revista 5W (España), Agencia Pública (Brasil), GK (Ecuador) y Ojo Público (Perú). Su trabajo ha sido incluido en los libros Un mundo lleno de futuro (2017), Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso (2016), Ciudades visibles (2016), Latinoamérica se mueve (2016) y ¡Atención! (2015), antología que reúne diez reportajes de autores latinoamericanos publicados en Alemania.

Tiene un máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y recibió la beca Ochberg 2018 del Dart Center for Journalism & Trauma de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Fue editor en IDL-Reporteros y editor en residencia en Radio Ambulante. Actualmente es profesor de Periodismo Literario en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Es autor de Guerras del interior (Debate, 2018), libro de crónicas sobre conflictos socio-ambientales causados por la explotación de oro, madera y petróleo en los Andes y la Amazonía, y que ha sido traducido al inglés, italiano y polaco.

Por sus crónicas sobre el trabajo funerario durante la pandemia de Covid-19 en Perú ganó el Premio Nacional de Periodismo 2020 y fue nominado al True Story Award 2020/21, que reconoce al mejor periodismo narrativo publicado alrededor del mundo.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo 

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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6 visiones sobre la crónica periodística, según Joseph Zárate

Por David Lara Ramos | Foto: Unsplash

La crónica es un género literario que explora múltiples ideas, sentimientos, conocimientos sobre una realidad, casi siempre compleja, que implica una reflexión profunda sobre esos hechos y sobre los seres humanos que los viven. Ese fue uno de los primeros conceptos que reveló Joseph Zárate, al comenzar el ‘Taller de crónica: un espejo de lo real’, al que asisten 20 periodistas de Iberoamérica.

Durante el primer día de taller, fueron primordiales las visiones sobre la crónica y sus posibilidades. Al leer la crónica Amor en tienda de campaña 37 A, de David Finkel, Zárate pidió a los participantes responder las preguntas ¿De qué se trata la historia? y ¿Cuál es la idea principal, el sentimiento humano, las emociones o el conocimiento que trasmite? A partir de esa lectura, Zárate fue entregando sus propias reflexiones sobre cómo aborda el concepto de la crónica. Dejó claro que más que sentar cátedra, se trata de compartir su experiencia acumulada, la cual puede ser muy diferente a otros cronistas.  

Durante el primer día de taller, Zárate se enfocó en diversas visiones sobre la crónica, presentamos aquí seis de esas visiones:  

  • 1. La crónica como género literario

Al desarrollar esa idea, Zárate hizo alusión a la imagen de Juan Villoro, quien comparó a la crónica con un ornitorrinco. Es una imagen precisa, comentó Zárate, porque la crónica toma del cuento, la concreción, la concisión, la brevedad, toma también su marco narrativo. La crónica toma de la novela su estructura, la organización de los elementos narrativos. La crónica también tiene de dramaturgia, de teatro, porque el autor puede introducir escenas que se sustentan con el diálogo de los protagonistas del relato. La crónica toma también elementos del ensayo, porque plantea una hipótesis, una afirmación, el cronista debe presentar los argumentos, pruebas y datos que sustenten la hipótesis o las afirmaciones que se hacen en el texto. “La crónica se alimenta de mi propia biografía cuando también revelo dudas, conflictos internos, mis maneras de ver y de sentir”, dijo Zárate. 

  • 2. La crónica es poesía

Para abordar el aspecto poético de la crónica, Zárate se refirió a la capacidad de un poema para registrar la historia de la condición y las emociones humanas. Citó al escritor peruano, Julio Ramón Ribeyro, quien aseguró que cuando escribía un cuento buscaba registrar en él la historia sicológica de una decisión humana. Zárate expresó: “Eso me ha resonado mucho. Cuando estoy escribiendo me digo: no es denunciar un hecho o denunciar un problema social, sino tratar de acceder al mundo interior de una persona”. 

Para concretar la importancia de la poesía en la crónica, presentó el poema La tormenta, del poeta peruano, hijo de migrantes japoneses, José Watanabe, el cual definió como un poeta contemplativo. Zárate explicó que ese poema es ejemplo de cómo un escritor trabaja las emociones, las experiencias que se graban en nuestra memoria. El texto de Watanabe relata un recorrido en canoa con su pareja, en medio de una tormenta. El párrafo final dice: Pero casi estábamos dichosos cuando un relámpago/ iluminó los grandes árboles de la orilla del lago/ y vimos ramas de oro y plata instantáneos. /Entonces volteaste y alargaste tu mano hacia mí: / también te dio miedo la súbita oferta de fulgurar/ y desaparecer.  Estos versos que Zárate leyó a los participantes sirvieron de referencia para la siguiente visión de la crónica.

  • 3. La crónica busca organizar el caos 

Al referirse al relato de Watanabe y a los últimos versos del poema La tempestad, Zárate aseguró que una crónica no solo cuenta lo que ve, o no solo ha de hacer eso, un cronista debe ordenar ese caos que es la realidad, hallarle un sentido, encontrar qué conocimiento puede darse a través de eso que voy a contar, porque además se debe reflexionar sobre la idea contenida en la historia, qué conocimiento sobre la condición humana voy a transmitir a mis lectores. Zárate estableció que la crónica hace la misma operación que el poema de Watanabe, cuenta la historia que le ha ocurrido a alguien. A eso lo llamó el primer nivel, pero hay un segundo nivel, que está en los sentimientos humanos universales como el amor, el miedo, la indecisión, la duda, la inseguridad. Se intenta ordenar ese caos, concluyó Zárate, para dar sentido y significado a la existencia.

  • 4. La crónica es un pacto con el lector

Si bien la crónica toma muchas herramientas de los géneros de no ficción como el cuento, la novela o la poesía, está claro que el cronista tiene un pacto con el lector: contar los hechos sin cambiar nada de esa realidad que ha reporteado, observado, vivido. Para reforzar esa idea, Zárate citó al escritor Gay Talease: “Escribir no ficción es dar cuenta de la corriente ficcional que corre en los túneles de lo real”. 

Al hacer referencia a la crónica de David Finkel, la cual narra la historia de una familia que vive en una tienda de campaña en un campo de refugiados de la guerra de Kosovo, se estableció que más allá de la historia hay diversos niveles para abordar una realidad. La historia de amor de Vjosa Maliqui sucede en medio de la guerra. Su vestido azul, su cabello desaliñado, las condiciones sanitarias del sitio, son detalles reales que el cronista no puede cambiar, ni ajustar para que su crónica sea más atractiva. Contamos hechos reales y no agregamos nada a esa realidad.  

  • 5. La crónica revela las dudas del autor 

En el segundo párrafo de la crónica Amor en la tienda de campaña 37 A, David Finkel se pregunta “¿Quién hubiera esperado amor en un lugar así? Luego Finkel describe las complejas situaciones sanitarias en ese campo de refugiados donde ocurre una historia de amor. Hay una mujer enamorada: Vjosa, quien debe decidir entre su familia, su padre, al que nunca ha desobedecido y su novio francés Gilles, que ha llegado al lugar como parte de un cuerpo de bomberos, encargado de armar tiendas de campaña. Se enamoran. Zárate preguntó: por qué el autor se hace esa pregunta, y porque luego describe aquel caos con todos sus detalles. Zárate afirmó: “La naturaleza de esa descripción es también un cuestionamiento del escritor, enuncia la pregunta y luego describe, y el uso de los signos de puntuación, la extensión de las frases, nos entrega esa sensación caótica. Uno no describe por describir, a través de esas descripciones estoy tratando de transmitir un estado de ánimo que yo como cronista experimento también en ese momento”. Zárate reconoció la capacidad de David Finkel para narrar los cambios que se han dado en ese espacio, sabe que la vida puede cambiar de un momento a otro. La historia que se narra no solo plantea un conflicto, que es fundamental en el relato, sino también un conflicto en el propio cronista, en sus dudas, en sus temores ante la realidad que vive.

  • 6. La crónica es una ventana al mundo interior 

La crónica permite abrir una ventana al mundo interior. Es parte del proceso de reportería. Al leer la crónica de Finkel uno puede imaginar cómo fueron las entrevistas, los documentos revisados, las lecturas que se hicieron. Zárate enfatizó que hay que tener una buena dosis de sensibilidad para acercarse a esa ventana de la realidad, acercarse de la forma más humana y respetuosa. Por eso, una crónica es el reflejo de nosotros mismos, de aquello que también nos sucede adentro. 

Para cerrar estas visiones sobre la crónica, citó una frase del escritor David Foster Wallace: “La literatura se trata de saber qué rayos es el ser humano”. La crónica es también una forma de buscarnos a nosotros mismos, la crónica termina siendo un espejo en el que puedo reflejar, el amor, el miedo, por eso el cronista se conmueve y reflexiona sobre sí mismo. “Cuando termino de leer un texto soy otra persona”, finaliza el maestro Joseph Zárate. 

Sobre Joseph Zárate

Recibió el Premio Gabriel García Márquez 2018 en la categoría Texto, el Premio Ortega y Gasset 2016 a Mejor Historia o Investigación Periodística y el Premio Nacional PAGE 2015 de Periodismo Ambiental creado por la ONU. Fue subeditor de las revistas Etiqueta Negra y Etiqueta Verde. Ha colaborado con diversos medios como The New York Times (Estados Unidos), Courrier International (Francia), Internazionale (Italia), Revista 5W (España), Agencia Pública (Brasil), GK (Ecuador) y Ojo Público (Perú). Su trabajo ha sido incluido en los libros Un mundo lleno de futuro (2017), Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso (2016), Ciudades visibles (2016), Latinoamérica se mueve (2016) y ¡Atención! (2015), antología que reúne diez reportajes de autores latinoamericanos publicados en Alemania.

Tiene un máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y recibió la beca Ochberg 2018 del Dart Center for Journalism & Trauma de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Fue editor en IDL-Reporteros y editor en residencia en Radio Ambulante. Actualmente es profesor de Periodismo Literario en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Es autor de Guerras del interior (Debate, 2018), libro de crónicas sobre conflictos socio-ambientales causados por la explotación de oro, madera y petróleo en los Andes y la Amazonía, y que ha sido traducido al inglés, italiano y polaco.

Por sus crónicas sobre el trabajo funerario durante la pandemia de Covid-19 en Perú ganó el Premio Nacional de Periodismo 2020 y fue nominado al True Story Award 2020/21, que reconoce al mejor periodismo narrativo publicado alrededor del mundo.

Sobre el Festival Gabo y el Premio Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Festival Gabo y el Premio Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

Para mantenerte al tanto de las novedades de estas iniciativas, puedes suscribirte a nuestro boletín y seguir nuestras redes sociales: Facebook, Instagram y Twitter.

Taller de crónica: un espejo de lo real

“La crónica es la novela de la realidad”, dijo alguna vez Gabriel García Márquez para referirse al, posiblemente, más antiguo de los géneros periodísticos: el que se acerca a la literatura por su intención de construir un escenario, un clima y personajes que le transmiten al lector la sensación de haber estado en los lugares en los que se desarrollaron las historias. Una crónica, entonces, no es solo un modo de enterarse de los hechos, sino también de conocer el mundo.

Para explorar más sobre la crónica, el Festival Gabo N°9 te ofrece este taller virtual, conducido por el periodista y editor peruano Joseph Zárate, en el que podrás conocer el proceso de construcción de una crónica, a partir de tres momentos claves: la identificación de la idea, la reportería y el proceso de escritura de la historia.

Esta actividad es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina. Conoce la programación completa de talleres aquí.

Inscríbete aquí en el taller de crónica: un espejo de lo real

 

Dirigido a:

Periodistas y editores en medios de comunicación de cualquier formato en Iberoamérica. Serán seleccionados por convocatoria pública 20 personas entre quienes se postulen.

 

Más información sobre el taller:

    • Fechas: 15, 16 y 17 de noviembre de 2021  (sesiones de 2 horas por día)
    • Cupos: 20
    • Hora:  10 a.m. a 12 m. (México)
      11 a.m. a 1 p.m. (Colombia)
      1 p.m. a 3 p.m.  (Argentina/Chile)
    • Modalidad: virtual
    • Fecha de cierre de inscripciones: 1 de noviembre de 2021
    • Fecha de publicación de seleccionados:  9 de noviembre de 2021
    • Contacto del taller: Silvia Navarro Aguas – snavarro@fundaciongabo.org

 

Sobre Joseph Zárate

Joseph Zárate es un periodista y editor peruano. Recibió el Premio Gabriel García Márquez 2018 en la categoría Texto, el Premio Ortega y Gasset 2016 a Mejor Historia o Investigación Periodística y el Premio Nacional PAGE 2015 de Periodismo Ambiental creado por la ONU. Fue subeditor de las revistas Etiqueta Negra y Etiqueta Verde. Ha colaborado con diversos medios como The New York Times (Estados Unidos), Courrier International (Francia), Internazionale (Italia), Revista 5W (España), Agencia Pública (Brasil), GK (Ecuador) y Ojo Público (Perú). Su trabajo ha sido incluido en los libros Un mundo lleno de futuro (2017), Eduardo Galeano, un ilegal en el paraíso (2016), Ciudades visibles (2016), Latinoamérica se mueve (2016) y ¡Atención! (2015), antología que reúne diez reportajes de autores latinoamericanos publicados en Alemania.

Tiene un máster en Creación Literaria de la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona y recibió la beca Ochberg 2018 del Dart Center for Journalism & Trauma de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Fue editor en IDL-Reporteros y editor en residencia en Radio Ambulante. Actualmente es profesor de Periodismo Literario en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Es autor de Guerras del interior (Debate, 2018), libro de crónicas sobre conflictos socio-ambientales causados por la explotación de oro, madera y petróleo en los Andes y la Amazonía, y que ha sido traducido al inglés, italiano y polaco.

Por sus crónicas sobre el trabajo funerario durante la pandemia de Covid-19 en Perú ganó el Premio Nacional de Periodismo 2020 y fue nominado al True Story Award 2020/21, que reconoce al mejor periodismo narrativo publicado alrededor del mundo.

 

Sobre el Premio Gabo y el Festival Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Premio Gabo y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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¡Inscríbete a los talleres del Festival Gabo N°9!

La Fundación Gabo, creada por el periodista y Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, ofrece este 2021 cuatro talleres en el marco del Festival Gabo N°9, la fiesta más importante de la ciudadanía, el periodismo y la cultura, que este año se realizará de forma virtual del 15 al 20 de noviembre.

Estos talleres nos reconectarán con las nuevas narrativas sobre drogas, la crónica, el fotoperiodismo y las colaboraciones periodísticas. En el primer taller, los participantes podrán identificar los estereotipos que perviven en el cubrimiento periodístico de las drogas y temas relacionados. En el segundo, podrán conocer el proceso de construcción de una crónica. En el tercero, realizarán un viaje anacrónico de la fotografía digital a la análoga. En el cuarto, conocerán cómo planear colaboraciones periodísticas, seleccionar temas a investigar de forma colaborativa y gestionar equipos interdisciplinarios.

Cada taller del Festival Gabo N°9 tiene fechas y horarios distintos, te invitamos a consultar los detalles e inscribirte al que más sea de tu interés. Algunos talleres están dirigidos a periodistas y editores en ejercicio y otros están abiertos también a estudiantes, docentes y al público en general.

Para inscribirte, debes diligenciar un sencillo formulario en el que te preguntaremos por tus motivaciones para asistir y te solicitaremos algunos datos de contacto. Del total de postulaciones recibidas, se seleccionarán a 20 personas para cada taller, y tú puedes ser uno de ellos. El plazo de inscripciones se cerrará el próximo 1 de noviembre.

Los seleccionados serán anunciados el 9 de noviembre a través del sitio web www.festivalgabo.com. Los participantes no asumirán los costos de matrícula gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

Conoce e inscríbete al Festival Gabo N°9:

Taller de crónica: un espejo de lo real

Para explorar más sobre la crónica, el Festival Gabo N°9 ofrece este taller virtual, conducido por el periodista y editor peruano Joseph Zárate, en el que periodistas y editores en medios de comunicación de Iberoamérica podrán conocer el proceso de construcción de una crónica, a partir de tres momentos claves: la identificación de la idea, la reportería y el proceso de escritura de la historia. Más información e inscripción al taller aquí

Taller ‘Nuevas narrativas sobre drogas: coberturas libres de estereotipos’

Este taller del Festival Gabo N°9 te ayudará a identificar los prejuicios, estereotipos y lugares comunes que perviven en la cobertura periodística sobre drogas y sus relacionados. Podrás hallar la inspiración para ampliar la mirada sobre este tema, el cual puede ser contado a partir de nuevas narrativas y mediante el empleo de formatos innovadores que generen reflexión y conversaciones con las audiencias. Esta actividad, dirigida a periodistas y editores en medios de comunicación de Iberoamérica, la conducirá el periodista y editor uruguayo Guillermo Garat y contará con la participación de Adriana Muro Polo,  abogada y fundadora de Elementa DDHH, y de Pablo Zuleta, médico psquiatra y director del área de consumo de drogas, salud pública y educación del CESED.  Más información e inscripción al taller aquí

Taller de fotoperiodismo: un viaje de lo digital a lo análogo, con Viviana Peretti

Este taller del Festival Gabo N°9 te permitirá hacer un recorrido a lo largo de los 15 años de práctica fotográfica de Viviana Peretti. Será un viaje anacrónico de la fotografía digital a la análoga hasta terminar con la fotografía con teléfonos móviles. La actividad, dirigida a profesionales y estudiantes de periodismo y carreras afines y, en general, a todos los interesados en el fotoperiodismo, contempla una serie de tres clases para hablar de mirada y punto de vista; te invitamos con este taller a desarrollar un ojo analógico y a cuestionar dónde estamos parados en esta época de masificación y banalización visual. Más información e inscripción al taller aquí

Taller ‘Colaboraciones periodísticas: investigaciones que cruzan fronteras, con Emilia Díaz-Struck’

Este taller del Festival Gabo N°9 te permitirá reforzar tus conocimientos acerca de cómo planear colaboraciones periodísticas, seleccionar temas a investigar de forma colaborativa, gestionar equipos interdisciplinarios, así como aprovechar recursos y herramientas para hacer periodismo de investigación transfronterizo. Es dirigido a periodistas y editores independientes o vinculados a medios de comunicación de Iberoamérica.  Es conducido por Emilia Díaz-Struck, coordinadora para América Latina del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), que partirá de su experiencia en los Pandora Papers, una de las mayores colaboraciones periodísticas de la historia. Más información e inscripción al taller aquí 

Sobre el Premio Gabo y el Festival Gabo

Son convocados por la Fundación Gabo, que inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

El Premio Gabo y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.

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Joseph Zárate, ganador del Premio Gabo 2018 categoría Texto. Foto: David Estrada/FNPI.

Las razones por las que el jurado le entregó el Premio Gabo a ‘Un niño manchado de petróleo’

Leila Guerriero y Joseph Zárate. Foto: David Estrada/FNPI.

Por: Orlando Oliveros

El jurado destacó la inventiva narrativa, el interés informativo y la capacidad para desengañar del trabajo de Joseph Zárate.

La crónica Un niño manchado de petróleo, del periodista peruano Joseph Zárate, recibió el pasado 4 de octubre en Medellín el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo en la categoría Texto. El trabajo, publicado en la Revista 5W, cuenta la historia de un inmenso derrame de petróleo en la selva norte del Perú y sus consecuencias en la vida de los awajún.

Entre las 810 piezas postuladas a esta categoría, el trabajo de Zárate se destacó porque “expone las contradicciones de una situación donde las víctimas pueden aprovecharse –o no– de su condición, donde una gran empresa nacional intenta esquivar su responsabilidad, donde la máquina publicitaria puede esconder la realidad o desvelarla”, como lo expresó la periodista brasilera Elvira Lobato, miembro del jurado.

Por su parte, Martín Caparrós, escritor y periodista argentino, resaltó la manera como esta crónica transforma la problemática del petróleo en un asunto cercano a la cotidianidad del lector: “Vivimos ahogados en petróleo y no lo sabemos. Nada escapa al poder del petróleo: desde un chicle hasta el desodorante, desde una pelota de fútbol hasta las aspirinas, desde los condones hasta un computador, están hechos de petróleo. Al mostrarlo, el autor consigue acercarnos a un problema que, en principio, nos sonaba remoto: lo convierte en nuestro problema”.

Para el periodista peruano Julio Villanueva Chang, este texto de Zárate “la comprensión reemplaza a la mera indignación”, volviendo la historia más interesante y productiva. También subrayó el aspecto formal de la crónica: “Su prosa elegante no escapa a la inventiva, el autor sabe tomar riesgos: busca, en cada caso, la forma de contar que cuente mejor, que cuente más, que no repita fórmulas”.

Lo que recibe el ganador

Joseph Zárate, así como los autores de los trabajos ganadores en las categorías Imagen, Cobertura e Innovación, recibirá 33 millones de pesos colombianos, un diploma que lo acredita como ganador y un ejemplar de la obra Gabriel, del artista colombiano Antonio Caro.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

 

Las 5 enseñanzas que nos deja la Maratón de las mejores historias de Iberoamérica

Maratón de las mejores historias de Iberoamérica. Foto: David Estrada / FNPI.

Por Marcy Alejandra Rangel | @MarcyAlejandra

El amplísimo escenario del Orquideorama del Jardín Botánico de Medellín es el lugar donde los doce finalistas de las categorías Cobertura, Imagen, Texto e Innovación se dan cita la primera mañana del Festival Gabo. Es una tradición para quienes celebran el periodismo en Iberoamérica escuchar las presentaciones de los trabajos, en carne y hueso, o transmitidas en directo, con las historias detrás de sus trabajos que fueron elegidos finalistas del Premio Gabo 2018.

Temas como la corrupción, la migración, debates sobre la religión, los derechos humanos y sus injusticias son parte de las inquietudes etnográficas de los periodistas y, sobre todo, de los lectores que han permitido –a través de sus lecturas– crear un impacto suficiente para posicionar esos trabajos dentro del espectro del periodismo en la región. Estas son algunas de las enseñanzas que los finalistas compartieron con la audiencia:

Maye Primera (Venezuela), Ginna Morelo (Colombia) y Daniel Moreno (México). Foto: David Estrada/FNPI.

Los periodistas están cada vez más preocupados por el formato

Rosental Alves, miembro del Consejo Rector del Premio Gabo, presentó la Maratón de las mejores hstorias de Iberoamérica en la categoría Cobertura con una premisa: “Es algo muy novedoso en el periodismo que los periodistas estén preocupados por generar impacto en las redes, en otros periódicos, en los formatos, y los tres reportajes hubo un uso de la tecnología práctica para entender la historia”.

Participaron la venezolana Maye Primera, editora de Univisión Noticias para América Latina; la colombiana Ginna Morelo, directora de la Unidad de Datos de El Tiempo; y el mexicano Daniel Moreno, Director General y Fundador de Animal Político.

A pesar de que las historias nominadas hablan de preocupaciones políticas de los países que ocupan, lo que realza las historias es el espíritu colaborativo con el que fueron concebidas. Univisión trabajó con El Faro, El Tiempo en alianza con Efecto Cocuyo y 27 periodistas que viajaron con los migrantes venezolanos desde tres de sus pasos fronterizos, y Animal Político lo hizo en conjunto con Méxicanos contra la Corrupción y la Impunidad y otros 25 medios que publicaron su trabajo, como parte de una estrategia de comunicación para generar mayor impacto en la sociedad y los políticos a los que denunciaron.

Moreno lo resume así: “Un periodista tiene que estar convencido de que un periodista tiene que cazar las audiencias y hay que diseñar estrategias para conquistarlos. Es clave entender que es igual de importante que tanto el responsable de video como el diseño se involucre desde la investigación misma. Que todo el equipo se pregunte: ¿De qué se trata el reportaje y cómo se va a complementar?”.

Joseph Zárate (Perú), Erick Lezama (Venezuela), Julio Villanueva Chang (Perú), Carlos Martínez (El Salvador) / Foto: David Estrada

Si el periodista no asume un riesgo, no puede contar lo que sucede.

Cada categoría del Premio Gabo adquiere un tamiz diferente, a pesar de que los temas de los trabajos puedan coincidir. El de la conversación entre los finalistas de la categoría texto estuvo arropado por la franqueza. Julio Villanueva Chang, director fundador de la Revista Etiqueta Negra, hizo que Joseph Zárate (Perú), Erick Lezama (Venezuela) y Carlos Martínez (El Salvador) leyeran los fragmentos más emotivos de sus crónicas y confesaran cuánto se habían conmovido durante el proceso de escritura. “Siempre hay que cuidar a la gente de sí misma. Lo importante es la gente, y este es un trabajo de empatía y de ponerse en los calzoncillos de otras personas”, señaló Chang.

Los periodistas, a partir de entonces, expusieron sus miedos: “Le permití a mis entrevistados leer la historia antes de publicarla porque se los propuse yo. Me pareció que no valía la pena arriesgar la vida de alguien”; “Es una historia de horror que sentía que podía pasarme a mí, podía pasarle a mi hermana”. A partir de esa sensibilidad, Lezama habló sobre la posibilidad de emocionar al lector contando una vida “común”, en una situación de fragilidad que vulnera al periodista desde su reportería. “Siempre corremos riesgos como periodistas, pero siempre afrontamos esos retos porque de lo contrario no estaríamos contando lo que sucede”. 

Isabella Bernal (Colombia) y Leonardo Vaca (Argentina). Foto: Joaquín Sarmiento/FNPI.
Isabella Bernal (Colombia) y Leonardo Vaca (Argentina) / Joaquín Sarmiento – FNPI.

Lo importante es lo que está detrás de la imagen.

Omar Rincón, crítico de televisión de El Tiempo, llevó la charla de los finalistas de la categoría Imagen al terreno de la informalidad. “¿Qué es lo que hace que una imagen sea periodística?” fue una pregunta que ayudó a desmitificar un poco el uso de la fotografía como herramienta cotidiana de quienes no son fotógrafos pero usan un teléfono inteligente para registrar sus momentos importantes.

“No se puede tomar una buena foto todos los días, en todos los momentos, porque lo importante es lo que está detrás de la foto” explicó Adriana Zehbrauskas, de Brasil, residente en México. Su trabajo nominado está compuesto por fotografías solo tomadas desde el iPhone y que imprime al momento, desde que hizo un trabajo en Guerrero y se dio cuenta de que sus entrevistados no tenían fotos familiares en sus casas.

Leonardo Vaca, de Argentina, apuntó que una fotografía es periodística cuando acompaña el trabajo de sus compañeros periodistas. Isabella Bernal, de Colombia, lo explicó de esta manera: “Una foto debe revelar la historia de mucha gente. No solo las imágenes, sino el periodismo le compete a muchas más personas. Cuando empecé a escribir, la gente me decía ‘tienes que pintar con palabras’. Ahora entiendo que el periodismo merece ser más redondo y no separar ninguna historia donde haya foto, video o texto”. 

Pere Ortín (España) en conversación con Carola Solé (España) / Foto: Joaquín Sarmiento – FNPI

Innovar es permitir que los lectores saquen sus propias conclusiones.

Carola Solé y Mari Luz Peinado, de España, y Juan Heliborn de Paraguay conversaron con Pere Ortín, director de Altair Magazine, sobre la innovación es sus trabajos.

Todos contestaron por qué consideran que su trabajo es innovador. El Surtidor, donde trabaja Heliborn, defiende la flexibilidad de los medios nativos digitales y explica que la innovación “parte de la desesperación y la carencia de recursos” y es “mezclar cosas que la gente hace muy bien para que funcionen en el periodismo”, mientras que Solé habla de la dificultad de innovar en un medio grande como AFP. “No son solo los datos en sí, es que los datos cuenten historias y que el público interactúe con esas historias y que sean una excusa para abordar lo que queremos de manera relevante”.

Finalmente, la innovación en el trabajo de Peinado, en Verne, fue hablar de un tema tabú como la menstruación en diferentes formatos que visibilizaran cada uno las infinitas historias que hay sobre este tema. “En este proyecto ha sido muy importante el feedback de los lectores. Distintos lenguajes para contar cómo la cultura pop ha influido en nuestra visión. Mientras quede claro que tiene una base rigurosa, porque estamos hablando de proyectos periodísticos, todo va a estar bien”.

Mari Luz Peinado, finalista del Premio Gabo / Foto: Julián Roldán – FNPI

No hay que tener miedo a que los proyectos salgan mal.

Mari Luz Peinado, finalista en la categoría Innovación, culminó su charla con un consejo para todos los periodistas: “Probar con los nuevos temas: no hay que tener miedo a que los proyectos salgan mal, porque, ¿qué significan que salgan mal? ¿Qué se lean poco? Pues a veces los temas se tienen que leer poco para poder seguir”.

 

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con su filiales en América Latina.

Ponerse en los zapatos del otro, el reto del reportero que quiere apostarle a historias de alto impacto

El periodista Julio Villanueva Chang presentó los trabajos periodísticos de los 3 finalistas en la categoría Texto del Premio Gabo 2018.

Fotografía de Yordi Alcalá / Estudiante de Comunicación Social UTB

Por Kathy Lambis / Estudiante de Comunicación Social UTB

El primer día del Festival Gabriel García Márquez de Periodismo se inició con la tradicional Maratón de las mejores historias de Iberoamérica, evento que se llevó a cabo en el Jardín Botánico (Orquideorama).

Los tres finalistas de la categoría Texto conversaron con el editor y cronista peruano Julio Villanueva Chang. Ellos son Carlos Martínez, de El Salvador, con su trabajo ‘La revolución de las ovejas’; Erick Lezama, de Venezuela, con ‘Son presos políticos, nosotros también’, y Joseph Zárate, de Perú, con ‘Un niño manchado de petróleo’.

Estas son las principales reflexiones que dejó el conversatorio:

Este texto hace parte del cubrimiento especial que los estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Tecnológica de Bolívar realizan del FestiGabo 2018 #UTBenFestiGabo