Charla México. Foto: Joaquín Seamiento / FNPI

Ante la ausencia de Javier Valdez: aprendizajes desde la atmósfera impune de México

Charla Libertad de expresión e impunidad en México. Foto: Joaquín Sarmiento/FNPI.

Por Laura Montoya Carvajal

Una silla vacía podría haber acompañado a los periodistas mexicanos Marcela Turati, Javier Garza, Guillermo Osorno, Ismael Bojórquez y al español Javier Lafuente en la charla Libertad de expresión e impunidad en México, que tuvo lugar el viernes 29 de septiembre en Medellín durante la celebración del Festival Gabo. La memoria del periodista Javier Valdez, asesinado en mayo de este año en Sinaloa, acompañó el recorrido de sus colegas por sus últimos trabajos, la reflexión sobre el doble rol de periodistas y activistas que tienen los reporteros en México y el ambiente adverso para la libertad de expresión que a diario batallan desde las salas de redacción de este país.

En respuesta a la muerte del reportero, fundador del diario Ríodoce y ganador en 2011 del Premio Internacional a la Libertad de Prensa, más de 400 periodistas mexicanos se reunieron en una discusión que llamaron Agenda de periodistas, en la que quieren hacer un consenso sin precedentes sobre las posibilidades y los peligros en el país más peligroso de Latinoamérica para el ejercicio informativo.

Estas son las seis conclusiones y aprendizajes que los invitados al Festival Gabo compartieron con el público:

1. El problema es estructural. Guillermo Osorno, director de Horizontal.mx y de la campaña Agenda de periodistas, explicó que la vulnerabilidad del periodismo en México también puede atribuírsele a la precariedad laboral como otra forma de violencia, a la responsabilidad de los dueños de los medios en la defensa de su personal y la separación entre la línea editorial y los intereses económicos. “Esto deja a los profesionales de la comunicación indefensos, porque el medio no vive de sus lectores sino de la pauta del Estado, llevando a que el ejercicio se vuelva extraño y precario”. Por otra parte, Osorno dijo que la relación del periodista con la sociedad está rota y que es necesario el establecimiento de un nuevo vínculo para que los reporteros dejen de ser percibidos como “emisarios de un mensaje gubernamental”. Por último enunció que, según las reuniones de Agencia de periodistas, faltan diagnósticos sobre la situación del periodismo y capacitación que les dé a los periodistas herramientas y recursos para hacer mejor su trabajo.

2. El narcotráfico está en todo. Ismael Bojórquez, director editorial de Ríodoce y compañero de Javier Valdez, rememoró su muerte como algo que sabían posible desde la creación del diario, donde se hablaba de las estructuras de poder, la corrupción y el crimen: “Sabíamos que podía pasar algo así: estamos en Sinaloa, la cuna del narcotráfico. Este está en todas partes: en la economía, en la Iglesia, en la educación, en la política: cualquier cosa que investigues allí te lleva necesariamente al narcotráfico”.

3. En México hay zonas de silencio donde se reaccionó demasiado tarde. Marcela Turati, cofundadora de la Red de periodistas de a pie y ganadora del Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo 2015, describió estos lugares geográficos como centros de violencia reiterada contra los periodistas, que desde antes de la guerra por las drogas funcionaban y existían en total impunidad. “Reaccionamos tarde a esta emergencia: no nos movimos, no había redes de periodistas y ahora somos producto de ello. Tenemos doble rol, de periodistas y de activistas, donde creamos colectivos para protegernos y defender la libertad de expresión”.

 4. Las soluciones no van a llegar de afuera. La total falta de resultados por parte del Gobierno ante los nueve asesinatos a periodistas ocurridos en México este año asusta y estimula la protesta entre los comunicadores del país. “Matar a un periodista sale muy barato y quien lo hace tiene garantizada la impunidad”, dice Marcela Turati. “No esperamos nada del Gobierno: nosotros mismos tomamos cursos para organizarnos, protegernos y darnos soporte psicológico. Decidimos romper esta falsa neutralidad del periodista y protestar (…) hoy queremos dejar de salir a la calle a marchar, queremos volver solo a escribir, pero la emergencia no nos deja. Estamos en un desbarrancadero”. El asesinato de una figura tan prominente como Javier confundió a los periodistas: “Para nosotros rompió todas las reglas, estamos a ciegas. Ya no sabemos qué salva y qué no”, completó Turati. En este aspecto, Garza también opinó: “Si el crimen de Javier queda impune, creo que no puede esperarse que ningún otro caso sea resuelto”.

5. Las salidas apresuradas agravan la situación. Javier Garza, director editorial de El siglo del Torreón, es asesor de periodistas en seguridad y protección y comentó algunas ideas erradas sobre la forma de protegerse: “La regla general es que los periodistas y editores se pasman y buscan soluciones inmediatas contraproducentes como la autocensura”, comenta. Garza aseguró que conocer el contexto específico de cubrimiento es esencial para tener una protección efectiva: “las medidas más lógicas normalmente no sirven para nada. En algunos protocolos dicen que un chaleco antibalas es lo lógico, pero realmente no sirve porque de los periodistas asesinados, un 80% fueron secuestrados antes. Lo menciono porque hay decisiones que dan una sensación de falsa seguridad. Hay que entender primero la naturaleza de la violencia que te afecta”.

6. Deben revisarse constantemente las líneas editoriales porque en cuestión de seguridad se vuelven muy delgadas. Ismael Bojórquez explicó que luego de la muerte de Javier se volvieron aún más cuidadosos en la relectura de sus contenidos, que no dejaron de abordar, ni un poco, la corrupción administrativa y el narcotráfico. Los actores de este fenómeno, aventuró, serían los responsables de asesinato de su colega. “Trazamos líneas para cubrir el narcotráfico, a veces muy delgadas (…) habíamos decidido hace años que no íbamos a entrevistar narcotraficantes, pero en un momento de coyuntura Javier entrevistó a Dámaso López”. El director editorial de Ríodoce recordó que los hijos del ‘Chapo’ Guzmán presionaron fuertemente al periódico para disuadirlos de publicar la información, al punto de seguir las 12 rutas de distribución y comprar todo el tiraje que dejaron en los puntos de venta. “En ese momento el ambiente se enrareció. Hoy creo que hacer esa entrevista fue un error y que debimos manejarla con más cuidado”.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

¿Por qué hacer periodismo sobre desigualdad de género?

Eliezer Budasofff, Jineth Bedoya y Natalia Sánchez durante la charla El género como espectro, no como ideales opuestos. Foto: David Estrada Larrañeta/FNPI.

Por: Marisol Valdés Ángel

“El tema de género es vital para el mundo en este momento”, señaló Jineth Bedoya, subeditora de El Tiempo, al inicio de la charla El género como espectro, no como ideales opuestos, en el marco del Festival Gabo. Natalia Sánchez, ganadora de la primera edición de la beca Oxfam FNPI de periodismo sobre desigualdad, conversó con Eliezer Budasoff y Jineth Bedoya, jurados de la beca, sobre por qué es importante contar historias sobre este tema.

Equilibrar la balanza. Existe un llamado para cubrir con urgencia los temas sobre desigualdad y violencia de género. Mientras no se entienda esa brecha a nivel global, va a ser muy difícil alcanzar la equidad entre hombres y mujeres. Sánchez y Bedoya aseguraron que se necesitan más mujeres y hombres contando historias sobre temas de género.

Desigualdad que se refleja en los contenidos. El panorama general en los medios de comunicación muestra que son pocas las mujeres que ocupan cargos altos dentro de estas organizaciones, lo que se refleja en los contenidos. Para Sánchez,  el tema de desigualdad y violencia de género no puede seguir siendo solo una noticia, también se pueden hacer especiales, investigaciones, reportajes que den a entender la problemática. Su trabajo sobre las esterilizaciones forzadas durante la dictadura de Alberto Fujimori, que desarrolla gracias al estímulo económico y la asesoría editorial que da la Beca, es un ejemplo de los retos que hay en el periodismo para abordar el tema y darles voz a las mujeres.

Memoria histórica. “El trabajo de Natalia es una gran oportunidad de hacer memoria histórica dentro del periodismo “, asegura Jineth recalcando que no podemos olvidar que, ante todo, lo que comunicamos los periodistas implica una responsabilidad social. En el caso de los temas sobre desigualdad y violencia de género debemos asumir un compromiso con las historias que contamos para lograr una transformación que salve la vida de las mujeres.

¿Cómo cubrir esos temas?

Para concluir la charla, los panelistas reflexionaron sobre los desafíos desde el periodismo a la hora de cubrir temas de género. Conocer el impacto de las palabras es la base primordial para elegir un titular, una foto o la forma como se va contar cada caso.

“Es importante no solamente contar las historias con afán de apelar a quienes les incomoda pensar en estos temas, sino también humanizando a nuestros protagonistas”, aseguró Natalia Sánchez.

Por otra parte, se tiene que entender como un tema de comunidad que está afectando el modelo básico de todas las sociedades y que no se puede dejar en las manos de unos pocos periodistas o colectivos de mujeres.

El tema de género está marcando al mundo y se basa en los derechos y principios básicos de la equidad, por eso es necesario tener estrategias para combatir la desinformación y que las redacciones se encaminen a tratar cada vez más estos temas y hacerlo mejor.

Viajar y contar: bitácora de un viaje a la puta mierda con Federico Ríos

El fotógrafo Federico Ríos Escobar. Foto: David Estrada Larrañeta/FNPI

Por: Laura Montoya Carvajal

Una selección de 50 fotografías con teléfono móvil compone la muestra #Transputamierda del manizaleño Federico Ríos, expuesta en Jardín Botánico de Medellín durante el Festival Gabo de 2017. En este proyecto, que ya acumula 1.500 imágenes en su Instagram @historiasencillas, el autor busca mostrar los paisajes y los protagonistas de largos caminos hacia adentro de una Colombia para muchos desconocida. El fotoperiodista conversó con Germán Rey sobre este trabajo.

Estas son la siete ideas que compartió el reportero en su intervención:

1. La incertidumbre que deja que el camino te sorprenda. El viaje puede ser preparado, pero muchas veces se va “con una venda en los ojos”. “Me encuentro con lugares que no aparecen en ningún mapa y paisajes increíbles en cada curva del camino”.

2. Que algo esté “lejos” es relativo. Aunque parezcan cerca en Google Maps, hay lugares que implican distintos medios de transporte por causa del relieve, el estado de los caminos y que dan sensaciones diversas del tiempo o la distancia. Aún dentro de las mismas ciudades hay viajes que se hacen difíciles y largos por el acceso limitado y los contrastes entre zonas.

3. Más allá de la aventura propia está ver la cotidianidad de los viajeros colombianos. Puede ser una novedad montarse en una mula enlodada o recorrer ocho horas en moto para alguien de la ciudad, pero esto no es lo que muestra #Transputamierda. El fotógrafo expone en cambio lo que para muchos colombianos es su rutina de transportarse. En la charla dio ejemplos de grupos y familias que hacen viajes de semanas en busca de provisiones, o niños y ancianos que caminan durante horas para estudiar o buscar leña. “Lo que me interesa ya no es narrar en primera persona lo que vivo, sino reflexionar sobre la dificultad que afrontan quienes viven o viajan a esos sitios”.

4. La recursividad del camino: un catálogo de la movilidad. Los vehículos también protagonizan las imágenes de Federico, y su trabajo evidencia la variedad que obliga la intrincada geografía colombiana: mulas, caballos, motos, canoas, lanchas, planchones, aviones, avionetas, helicópteros, chivas, carros, motorrieles y trenes son algunos de ellos.

5. Los acompañantes del viaje son generosos y dan esperanza. En #Transputamierda los rostros de los campesinos, conductores, combatientes, entre otros, son expuestos y explicados con agradecimiento, horizontalidad y ecuanimidad. Federico asegura que en cada rincón que ha visitado encuentra una guía, un lugar seco para descansar, comida, amabilidad y hospitalidad: “me llena de emoción ver esto porque me da esperanza”.

6. La Colombia que es más territorio que Estado y los representantes de la ley. “El gobierno colombiano en Bogotá no está pensando en lo que pasa en el río Pogue”, dice. Agrega que “uno piensa en una figura robótica cuando imagina al ejército o las guerrillas, pero de repente te los encuentras, te saludan, te preguntan, y ves como son seres humanos que conviven con otros y hacen control territorial que es normal para las comunidades”.  

7. Los saltos en el tiempo: del móvil a la leña. Hay muchos factores de los que hay que desprenderse para viajar: no hay taxis, ni Internet, ni señal celular, no hay sistema público de transporte. Dejas lo que te es cotidiano y llegas a un sitio donde alguien coge a una escopeta y dice que va por el almuerzo, cuando en la ciudad levantas el teléfono y pides una pizza. Ese ‘muy muy lejos’ al que te vas es casi una regresión temporal”.

 

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.