La vida de García Márquez en la Ciudad de México

Foto: Archivo Fundación Gabo

El 26 de junio de 1961 fue el día en que Gabriel García Márquez, su esposa Mercedes Barcha y su hijo Rodrigo pisaron por primera vez la Ciudad de México. Llegaron en tren luego de haber atravesado los Estados Unidos a bordo de un autobús Greyhound –un viaje de dos semanas desde Nueva York hasta la frontera mexicana–. En la estación los esperaba el poeta colombiano Álvaro Mutis, gran amigo de la familia, que los condujo hasta los apartamentos Bonampak, en la calle Mérida, a unos cuantos metros de la Zona Rosa y del centro de la ciudad.

La vida que García Márquez tuvo a partir de entonces en la capital mexicana y la importancia que esto implicó para su obra fue el tema de conversación de la charla “Gabo en la CDMX” que se realizó durante la octava versión del Festival Gabo. En panel participaron el diseñador gráfico, tipógrafo y segundo hijo del novelista colombiano, Gonzalo García Barcha (México), el editor Diego García Elío (México), el historiador Álvaro Santana Acuña (España) y la periodista Silvana Paternostro (Colombia).

“En su correspondencia con Plinio Apuleyo Mendoza, Gabo cuenta que su manera de ver la realidad cambió cuando llegó a México”, dijo Santana Acuña. “Le resultaba fascinante ver cómo la cultura indígena mexicana estaba presente en la ciudad y cómo convivían en un mismo plano la modernidad, las tradiciones y la magia, algo que leería después en Juan Rulfo”.

Para Gonzalo García Barcha, esta influencia de México se podía entender en la forma como el escritor narraba sus libros pero no se podía rastrear directamente en ellos. “Gabo nunca escribió nada específicamente sobre la Ciudad de México. Eso siempre me ha llamado la atención. México está presente en sus libros, en chocolates mexicanos o revolucionarios que viajan a Sudamérica para pelear guerras, pero casi no ha escrito de la ciudad”, afirmó.

La omisión directa del Distrito Federal, según contó Diego García Elío, no es un asunto problemático cuando se tiene en cuenta el legado que García Márquez le obsequió a la ciudad. “Creo que lo mejor que dejó Gabo en México, más allá de toda su literatura, fueron sus hijos y sus nietos”, dijo.

El sueño de hacer cine

Cuando García Márquez llegó a México estaba poseído por una obsesión: el cine. Se había desencantado del periodismo en Nueva York cuando trabajó en las oficinas de Prensa Latina, un medio cubano creado a partir de la Revolución en el que fue amenazado por disidentes y acosado por algunos colegas estalinistas. “El cine es el deseo a alcanzar en México. Gabo sintió que viniendo a la capital se podía conectar con el mundo cinematográfico del continente”, contó Gonzalo García Barcha.

“México es el país donde Gabo logra realizar sus sueños artísticos. Allí se convierte en un escritor reconocido y firma sus primeros guiones de cine”, dijo Santana Acuña. “Una de las maneras que García Márquez buscó para trabajar en la industria cinematográfica fue trabajando para Gustavo Alatriste, un productor de cine y empresario, que lo puso a escribir en las revistas populares Sucesos para Todos y La Familia, antes de encargarle la escritura de dos guiones cinematográficos”.

Santana Acuña aclaró, no obstante, que el sueño de hacer cine no acabó con el de seguir produciendo literatura. “En México ocurrió también un misterio: cuando García Márquez más estaba triunfando en el mundo del cine, pues había escrito ya varios guiones que se habían convertido en películas, de repente se desapareció de la escena. Y era porque en el verano del 65, luego de varios cambios importantes en su vida, retornó a esa historia que siempre había querido escribir: Cien años de soledad”, dijo.

Para Diego García Elío, este momento en el que Gabo comienza la escritura de su emblemática novela es otro de los hitos del escritor colombiano en la ciudad. “La escritura y publicación de Cien años de soledad corona esa gran aventura de renunciar a su trabajo y encerrarse en su cuarto a escribir”, afirmó.

Gonzalo García Barcha recordó cómo veía a su padre en aquella época. “Mi imagen de él sentado ante la máquina de escribir, siendo yo muy pequeño, es exactamente la imagen que tengo yo de Melquíades encerrado en la habitación de los Buendía en Macondo. Esa imagen de humos y de espejos es la asociación literaria que yo hago entre mi papá y México”.

La importancia de las amistades

En sus primeros días en México, García Márquez tan sólo conocía a cuatro personas: Álvaro Mutis, el escultor colombiano Rodrigo Arenas Betancourt, el escritor mexicano Juan García Ponce y el cineasta y librero catalán Luis Vicens. Sin embargo, a medida que el escritor iba asentándose en la ciudad, fue expandiendo su círculo de amigos y poniéndolo al servicio de sus empresas creativas.   

“Gabo valoraba mucho la amistad y conforme fue viajando por los países fue dejando amistades que luego se convirtieron en voces que le ayudaron a mejorar sus manuscritos. En México, esto fue muy importante porque las amistades en esta ciudad estaban conectadas con la industria cultural”, relató Santana Acuña.

El historiador español también hizo un recuento de las personas que en México ayudaron a Gabo en el proceso de escritura de Cien años de soledad. Mencionó el aporte del crítico Emmanuel Carballo, la actriz María Luisa Elío y el poeta Jomí García Ascot (padres de Diego García Elío), los escritores Juan Vicente Melo y Juan Rulfo, la mecanógrafa Esperanza Araiza, la publicista Carmen Miracle y los poetas Álvaro Mutis y José Emilio Pacheco. “Durante mucho tiempo, Gabo dijo que una novela como Cien años de soledad no la hubiera podido escribir sin la ayuda de sus amigos”, concluyó Santana Acuña.

Sobre el Festival Gabo

El Festival Gabo ofrece una nutrida oferta charlas públicas y clases magistrales con grandes invitados como el Premio Pulitzer de biografía 2020, Benjamin Moser; la escritora Camila Sosa Villada, ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz por su novela Las Malas, y la cantautora colombo-canadiense Lido Pimienta. Consulta toda la programación aquí o suscríbete a nuestro canal de Telegram.  

El Festival Gabo es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina, y a la alianza de la Fundación Gabo con la Alcaldía de Medellín. Para mantenerte al tanto de las novedades de estas iniciativas, puedes seguir las redes sociales: Facebook, Instagram y Twitter.

Charla México. Foto: Joaquín Seamiento / FNPI

Ante la ausencia de Javier Valdez: aprendizajes desde la atmósfera impune de México

Charla Libertad de expresión e impunidad en México. Foto: Joaquín Sarmiento/FNPI.

Por Laura Montoya Carvajal

Una silla vacía podría haber acompañado a los periodistas mexicanos Marcela Turati, Javier Garza, Guillermo Osorno, Ismael Bojórquez y al español Javier Lafuente en la charla Libertad de expresión e impunidad en México, que tuvo lugar el viernes 29 de septiembre en Medellín durante la celebración del Festival Gabo. La memoria del periodista Javier Valdez, asesinado en mayo de este año en Sinaloa, acompañó el recorrido de sus colegas por sus últimos trabajos, la reflexión sobre el doble rol de periodistas y activistas que tienen los reporteros en México y el ambiente adverso para la libertad de expresión que a diario batallan desde las salas de redacción de este país.

En respuesta a la muerte del reportero, fundador del diario Ríodoce y ganador en 2011 del Premio Internacional a la Libertad de Prensa, más de 400 periodistas mexicanos se reunieron en una discusión que llamaron Agenda de periodistas, en la que quieren hacer un consenso sin precedentes sobre las posibilidades y los peligros en el país más peligroso de Latinoamérica para el ejercicio informativo.

Estas son las seis conclusiones y aprendizajes que los invitados al Festival Gabo compartieron con el público:

1. El problema es estructural. Guillermo Osorno, director de Horizontal.mx y de la campaña Agenda de periodistas, explicó que la vulnerabilidad del periodismo en México también puede atribuírsele a la precariedad laboral como otra forma de violencia, a la responsabilidad de los dueños de los medios en la defensa de su personal y la separación entre la línea editorial y los intereses económicos. “Esto deja a los profesionales de la comunicación indefensos, porque el medio no vive de sus lectores sino de la pauta del Estado, llevando a que el ejercicio se vuelva extraño y precario”. Por otra parte, Osorno dijo que la relación del periodista con la sociedad está rota y que es necesario el establecimiento de un nuevo vínculo para que los reporteros dejen de ser percibidos como “emisarios de un mensaje gubernamental”. Por último enunció que, según las reuniones de Agencia de periodistas, faltan diagnósticos sobre la situación del periodismo y capacitación que les dé a los periodistas herramientas y recursos para hacer mejor su trabajo.

2. El narcotráfico está en todo. Ismael Bojórquez, director editorial de Ríodoce y compañero de Javier Valdez, rememoró su muerte como algo que sabían posible desde la creación del diario, donde se hablaba de las estructuras de poder, la corrupción y el crimen: “Sabíamos que podía pasar algo así: estamos en Sinaloa, la cuna del narcotráfico. Este está en todas partes: en la economía, en la Iglesia, en la educación, en la política: cualquier cosa que investigues allí te lleva necesariamente al narcotráfico”.

3. En México hay zonas de silencio donde se reaccionó demasiado tarde. Marcela Turati, cofundadora de la Red de periodistas de a pie y ganadora del Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo 2015, describió estos lugares geográficos como centros de violencia reiterada contra los periodistas, que desde antes de la guerra por las drogas funcionaban y existían en total impunidad. “Reaccionamos tarde a esta emergencia: no nos movimos, no había redes de periodistas y ahora somos producto de ello. Tenemos doble rol, de periodistas y de activistas, donde creamos colectivos para protegernos y defender la libertad de expresión”.

 4. Las soluciones no van a llegar de afuera. La total falta de resultados por parte del Gobierno ante los nueve asesinatos a periodistas ocurridos en México este año asusta y estimula la protesta entre los comunicadores del país. “Matar a un periodista sale muy barato y quien lo hace tiene garantizada la impunidad”, dice Marcela Turati. “No esperamos nada del Gobierno: nosotros mismos tomamos cursos para organizarnos, protegernos y darnos soporte psicológico. Decidimos romper esta falsa neutralidad del periodista y protestar (…) hoy queremos dejar de salir a la calle a marchar, queremos volver solo a escribir, pero la emergencia no nos deja. Estamos en un desbarrancadero”. El asesinato de una figura tan prominente como Javier confundió a los periodistas: “Para nosotros rompió todas las reglas, estamos a ciegas. Ya no sabemos qué salva y qué no”, completó Turati. En este aspecto, Garza también opinó: “Si el crimen de Javier queda impune, creo que no puede esperarse que ningún otro caso sea resuelto”.

5. Las salidas apresuradas agravan la situación. Javier Garza, director editorial de El siglo del Torreón, es asesor de periodistas en seguridad y protección y comentó algunas ideas erradas sobre la forma de protegerse: “La regla general es que los periodistas y editores se pasman y buscan soluciones inmediatas contraproducentes como la autocensura”, comenta. Garza aseguró que conocer el contexto específico de cubrimiento es esencial para tener una protección efectiva: “las medidas más lógicas normalmente no sirven para nada. En algunos protocolos dicen que un chaleco antibalas es lo lógico, pero realmente no sirve porque de los periodistas asesinados, un 80% fueron secuestrados antes. Lo menciono porque hay decisiones que dan una sensación de falsa seguridad. Hay que entender primero la naturaleza de la violencia que te afecta”.

6. Deben revisarse constantemente las líneas editoriales porque en cuestión de seguridad se vuelven muy delgadas. Ismael Bojórquez explicó que luego de la muerte de Javier se volvieron aún más cuidadosos en la relectura de sus contenidos, que no dejaron de abordar, ni un poco, la corrupción administrativa y el narcotráfico. Los actores de este fenómeno, aventuró, serían los responsables de asesinato de su colega. “Trazamos líneas para cubrir el narcotráfico, a veces muy delgadas (…) habíamos decidido hace años que no íbamos a entrevistar narcotraficantes, pero en un momento de coyuntura Javier entrevistó a Dámaso López”. El director editorial de Ríodoce recordó que los hijos del ‘Chapo’ Guzmán presionaron fuertemente al periódico para disuadirlos de publicar la información, al punto de seguir las 12 rutas de distribución y comprar todo el tiraje que dejaron en los puntos de venta. “En ese momento el ambiente se enrareció. Hoy creo que hacer esa entrevista fue un error y que debimos manejarla con más cuidado”.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

“Las crisis hacen que salga lo mejor del periodismo”: Marcela Turati

Foto: Jaider Ruiz/ FNPI.

México se ha convertido en el país más riesgoso de América Latina para ejercer el periodismo. En lo corrido de este año ya son siete los reporteros asesinados por investigar la corrupción, los carteles de la droga y los vínculos del gobierno con el crimen organizado.

Fue el crimen contra Javier Valdez, fundador del semanario Ríodoce de Sinaloa, el que despertó un movimiento de indignación por parte de colegas México y la región. Esto llevó a crear la iniciativa Agenda de periodistas, que busca plantear estrategias comunes dirigidas a detener los ataques contra la libertad de expresión.

Una de las líderes de este proceso es Marcela Turati, fundadora de la Red de periodistas de a pie y Quinto Elemento Lab, quien estará en el Festival Gabo conversando con Guillermo Osorno, director de Horizontal.mx; Ismael Bojórquez, director editorial de Ríodoce; Javier Garza, director editorial de El Siglo de Torreón y Javier Lafuente, corresponsal de El País en Centroamérica. Inscríbete sin costo al Festival Gabo.

 Turati, quien obtuvo el Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo en 2014, habla sobre la manera como los periodistas de todos los rincones de México se están uniendo para protegerse y seguir revelando la verdad.

¿Cómo la situación de violencia que viven los periodistas en México afecta la manera de cubrir las historias?

De alguna manera las crisis hacen que salga lo mejor del periodismo, se están haciendo muy buenas piezas de periodismo de investigación. También estamos aprendiendo a hacer reportería de manera más segura a través de trabajos colaborativos, a ayudarnos entre regiones y darle apoyo a los periodistas de lugares apartados desde la ciudad de México y otros estados grandes.

¿Cómo el trabajo colaborativo ayuda a blindar a los periodistas ante ataques?

Queremos creer que el trabajo entre periodistas de varios medios, de varios lugares, hace que el riesgo sea menor porque hay un mayor costo político si alguien pretende silenciar a alguien que hace parte de un gran equipo. Hasta ahora así ha ocurrido, esperemos que así siga. Lee el perfil de Marcela Turati.

¿Tienen algunos referentes o modelos donde esta estrategia haya funcionado?

Hay ejemplos en Latinoamérica, especialmente en Colombia, que nos inspiran y de los que aprendemos mucho en cuestiones de seguridad. Uno de ellos es el Proyecto Manizales (en 2002, siete medios se unieron para continuar con las investigaciones que adelantaba el recién asesinado subdirector del diario La Patria, Orlando Sierra).

Otra cosa que estamos haciendo es, entre muchos periodistas, investigar los asesinatos o amenazas a nuestros colegas para que no queden impunes. Eso ocurrió en Argentina tras el asesinato de José Luis Cabezas: el gremio se unió para exigir cuentas al gobierno y saber quién lo había matado. En este momento aspiramos a eso, a lograr unirnos e investigar, que no queden impunes los asesinatos y desapariciones de nuestros colegas.

¿En qué van las iniciativas de periodistas que, a raíz del asesinato de Javier Valdez, han surgido para detener la violencia y la impunidad contra el gremio?

Sabemos de colectivos de periodistas que se están organizando en sus regiones para protegerse, para ayudar a otros, para salvar vidas, para aprender sobre libertad de expresión y sobre leyes. También se han articulado periodistas y organizaciones para trabajar mejor y estar más atentos a los ataques. Sin embargo, después de Javier han seguido desapareciendo periodistas.

¿Qué balance preliminar haría de la iniciativa Agenda de periodistas?

Casi 400 periodistas de todo el país nos reunimos para hablar de la agenda posible que necesitamos, de seguridad, de la impunidad, cuestiones laborales, todo lo que se necesita cambiar y pensar en estrategia. En eso estamos, estamos revisando modelos organizativos de otras organizaciones; estamos en contacto con la FLIP, de Colombia; Fopea, de Argentina; Ipys, de Perú; Abraji, de Brasil; El Faro, de Centroamérica.

Es una emergencia y en una emergencia hay que hacerlo todo rápido. Sabemos que tenemos que hacer algo distinto, reaccionar distinto, pues ya son más de 120 periodistas asesinados y 20 desaparecidos. No queremos seguir esperando a que haya otro para reaccionar, sabemos que ya estamos tarde.

¿Ha habido respuestas por parte del Estado, la sociedad civil, la academia o algún otro sector ante estos movimientos?

En México la política de Estado es la impunidad. Los actores políticos no se mueven, los crímenes contra periodistas no son un tema que les importe, de hecho a mucha gente le conviene silenciar periodistas; no solo a los narcos, sino también a los alcaldes, las policías municipales, los gobernadores, los empresarios. Por eso este cambio no va a venir de fuera, tenemos que generarlo nosotros.

Sobre el Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación, el rigor en el tratamiento de los hechos y la coherencia ética en el periodismo. Está inspirado en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.
El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

La libertad de prensa será tema central del Festival Gabo

México y Venezuela son dos de los países con mayores riesgos para ejercer el periodismo en América Latina. Así lo revela la Clasificación Mundial de Reporteros sin Fronteras (RSF) 2017, que los ubica en los lugares 147 y 137, respectivamente, entre 180 naciones del mundo.

Es por eso que la quinta edición del Festival Gabo contará con dos paneles para debatir sobre la libertad de expresión en estos países. En ellos participarán invitados que trabajan por hacer periodismo independiente en medio de ambientes de censura y violencia, como Marcela Turati y Luzmely Reyes, recientemente incluidas en el top 5 del periodismo en Latinoamérica de Americas Quarterly.

También estarán algunos periodistas que intentan dar a conocer la realidad de su país desde fuera, como el venezolano Boris Muñoz, editor de opinión de The New York Times (NYT) en español; y Alberto Barrera, coautor de Hugo Chávez sin uniforme. Conoce aquí la programación completa.

México: el último de la lista

Con siete periodistas asesinados en lo que va del año, México se ha convertido en el país más mortífero de la región para los periodistas, especialmente aquellos dedicados a cubrir la corrupción, los carteles de la droga y los vínculos del gobierno con el crimen organizado. Además, “los periodistas padecen intimidaciones, amenazas y pueden ser asesinados a sangre fría, crímenes que suelen permanecer impunes”, asegura RSF.

El asesinato de Javier Valdez, el periodista que se dedicó a investigar y contar la violencia del narco en su país desde el semanario Ríodoce, despertó un movimiento de indignación y acción por parte de periodistas, medios y organizaciones de México y la región.

Esto ha llevado a plantear una agenda en común para detener los ataques contra la libertad de expresión, liderados por Guillermo Osorno, director de Horizontal.mx, y Marcela Turati, cofundadora de la Red de periodistas de a pie. Ellos estarán en la charla Libertad de expresión e impunidad en México, donde conversarán con Ismael Bojórquez, director editorial de Ríodoce; Javier Garza, director editorial de El Siglo de Torreón y Javier Lafuente, corresponsal de El País en Centroamérica.

Cuándo: Viernes, 29 de septiembre/ 11 a.m.

Dónde: Orquideorama, Jardín Botánico

Venezuela: informar la agresión estatal y vivirla

En Venezuela, por otra parte, la represión y la censura son la regla diaria del ejercicio periodístico. A la par del aumento de manifestacipnes contra el gobierno de Nicolás Maduro, “los periodistas se han convertido en un blanco de las fuerzas de la policía, la Guardia Nacional Bolivariana y el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, que a menudo los insultan, los detienen arbitrariamente y decomisan o destruyen su material”, revela RSF.

Si bien no hay registros de periodistas asesinados en el país en lo que va de 2017, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa calcula más de 200 agresiones a periodistas entre el 1 de enero y el 30 de abril de 2017. A esto se suma una larga lista de medios nacionales e internacionales que han sido cerrados por el Gobierno.

Para hablar de los retos de hacer periodismo en el ambiente de crisis y cambio permanente que vive este país, tendrá lugar la charla ABC de Venezuela hoy, con Luz Mely Reyes, cofundadora de Efecto Cocuyo; Alberto Barrera Tyszka,  columnista del NYT en español y del portal Prodavinci; y Boris Muñoz, editor de opinión del NYT en español, quienes conversarán con Rodrigo Pardo, director editorial de la Revista Semana.

Cuándo: Sábado, 30 de septiembre/ 10 a.m.

Dónde: Salón Restrepo, Jardín Botánico

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación, el rigor en el tratamiento de los hechos y la coherencia ética en el periodismo. Está inspirado en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.