La invención del personaje: entre las tripas y el conflicto

Alonso Sánchez Baute (Colombia), Ariel Castillo (Colombia) y Gonzalo Celorio (México). Foto: Julián Roldán/ FNPI

Por: Orlando Oliveros Acosta,  @orlandojoseoa

Todas las buenas historias de la literatura exigen siempre buenos personajes, seres únicos que permanezcan en la memoria del lector y mantengan vivo el interés por el relato. Con esta premisa, los escritores Gonzalo Celorio (México) y Alonso Sánchez Baute (Colombia) dieron inicio a su diálogo en el Festival Gabo, titulado Investigación y construcción de personajes para las historias de ficción. La discusión, que fue moderada por el crítico literario Ariel Castillo (Colombia), tuvo como referente la obra del colombiano Gabriel García Márquez y su constelación de personajes extravagantes donde es posible encontrar esposas asmáticas, alcaldes con dolor de muelas y sacerdotes que levitan con chocolate caliente.

En poco más de sesenta minutos, los tres participantes reflexionaron sobre el perfil sicológico de los protagonistas de una narración, los secretos de su seducción y otros aspectos importantes de su composición moral. Al final, estas fueron las conclusiones que dejaron:

Un buen personaje nace de las tripas de su autor

Ernesto Sábato decía que los personajes principales de una novela salen del alma de su creador. Para Alonso Sánchez Baute, este nacimiento no se da en el alma, sino en las tripas. “El protagonista de la novela Al diablo la maldita primavera es un personaje ensangrentado que deja a su alrededor pura sangre íntima”, afirmó. Un personaje que se cuenta desde las vísceras adquiere fortaleza y presencia en la narración. Para llegar a ello, es necesario que el escritor se enfrente a la imagen de sí mismo que refleja el espejo de la escritura y sea capaz de sobrellevar la vergüenza de reconocerse. “Es el autor como un personaje de sus propias novelas”, comentó Gonzalo Celorio, “y eso muchas veces es difícil porque exige una desnudez que suele ser limitada por el pudor. Consiste en salir a la calle encuerado”.

Personajes que exorcizan conflictos

Toda novela brota de un conflicto que no se resuelve conversando con un amigo y que solo encuentra alguna compensación en la escritura. Extraños herederos del escritor, los personajes se apropian de los conflictos de su autor, los sacan a flote, los ponen en la escena de la ficción literaria y los exorcizan para siempre, trasladando sus problemas a los lectores. “Cuando un escritor termina de escribir su novela, ese conflicto ya no le pertenece, lo saca de su pecho para ponerlo en el del lector. Ahora, ¿por qué leemos? La lectura es un raro acto de masoquismo donde hacemos nuestros los conflictos que no nos pertenecen, acercándonos más a la condición humana”, concluyó Gonzalo Celorio.

La vida real, la vida prestada y la vida ficticia

Las personas cercanas a un escritor también pueden servir como fuente de inspiración para crear personajes literarios. Se trata de seres extraídos de la vida real. Sobre esto, Ariel Castillo recordó al doctor Octavio Giraldo, personaje de La mala hora que García Márquez construye basándose en un médico argelino que conoció en una cárcel de París a mediados del siglo XX. Este tipo de personajes, insiste Sánchez Baute, demandan una investigación minuciosa donde la observación se convierte en una cualidad indispensable del escritor.

Es recomendable que quien elabora un personaje con una composición moral distinta a la suya ‘tome prestado’ los conflictos de los demás. Con una vida prestada al servicio de la ficción, el autor puede explorar atributos hasta entonces desconocidos de la condición humana. “Uno escribe para tratar entender lo que no sabemos, cómo funciona el mundo, cómo funciona la humanidad y cómo funciona uno mismo”, enfatizó Sánchez Baute.

Personajes que se salen de las manos

Durante la escritura de un cuento o una novela el control que ejerce el escritor sobre las acciones de sus personajes es limitado. En las buenas narraciones, tarde o temprano los personajes se liberan de su autor y actúan por su cuenta. “Uno puede crear un personaje con total consciencia, pero llega un momento en que el personaje cobra autonomía y uno se vuelve un cronista de lo que al personaje se le ocurre hacer. Se invierten los papeles entre el escritor y el personaje, termina este último mandando al escritor” advirtió Gonzalo Celorio.

Dejar que un personaje se desenvuelva por sí solo en la trama de un relato implica conducirlo hacia un lenguaje personal, complejo, donde su voz sea tan natural y exclusiva que pueda generar una impresión perdurable en el lector. Cuando el escritor descubre la voz de sus personajes, está descubriendo su destino en la historia.

Revive la charla aquí:

https://www.facebook.com/CentroGaboOficial/videos/322469078517888/

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.