Renata Rizzi explica el modelo de Nexo Jornal.

8 claves del éxito de Nexo Jornal

Renata Rizzi explica el modelo de Nexo Jornal. Foto: David Estrada Larrañeta/FNPI. 

Nexo Jornal es un periódico digital que nació en 2015 en Sao Paulo, Brasil, y que se enfoca en noticias explicativas sobre lo que ocurre en ese país y en el mundo. Renata Rizzi, su directora de estrategia y negocios, estuvo en el Festival Gabo y compartió algunas de las claves que les han permitido crecer y posicionarse con una audiencia fiel.

1.  Equipo con profesionales de diferentes áreas. Nexo Jornal tiene un equipo de trabajo conformado por 30 profesionales, entre los que hay biólogos, abogados, politólogos, programadores, publicistas, periodistas, entre otros. Esa variedad de profesionales les ha permitido interactuar y producir contenido interesante y diverso.

2.  Explorar todas las posibilidades del digital. El equipo de trabajo intenta aprovechar todas las herramientas que brinda la red y a la vez innovar con el desarrollo de nuevos recursos que no solo usan en sus artículos, sino que venden a otros medios interesados. Esto les permite tener una fuente alterna de ingresos.

3.  Contenido de larga duración y educativo. No trabajan contenido de última hora, sino que brindan información en contexto, lo que permite que sus artículos se mantengan con vida en el tiempo. También tienen un contenido explicativo, que les da la oportunidad de hacer negocios con escuelas e instituciones educativas.

4.  Periodismo equilibrado. “Tratamos de ser conocidos por hacer un periodismo equilibrado, porque en Brasil tuvimos muchos casos de periódicos que eran muy de derecha o de izquierda y la gente estaba un poco harta de esto. No querían consumir así. De esta forma conseguimos aumentar mucho la audiencia”.

5.  Modelo de negocio por suscripción. Apostaron por las suscripciones y no por el modelo tradicional de publicidad. Dicen que esto los incentiva para producir contenido de calidad y de valor porque así pueden incrementar la audiencia y el número de suscriptores.

6.  Abarcan temáticas relevantes de todo el país. Aunque Nexo Jornal y todo su equipo de trabajo está en Sao Paulo, intentan abordar los temas relevantes y de interés en todo Brasil. Esto les permite tener una amplia posibilidad de crecer y adquirir mayor número de suscripciones.

7.  Producen contenido diferenciado. Intentan innovar y enfocar sus contenidos desde otros ángulos. Así, su audiencia no tendrá otras alternativas para consumir ese tipo de información.

“Siempre estamos intentando innovar y crecer. Hemos aumentado las secciones con el fin de producir más volumen de contenido. Tenemos ideas creativas. Antes teníamos poco contenido y ahora hacemos mucho más con el mismo equipo. Para un sistema por suscripciones es importante tener un contenido diferenciado”, dice Renata Rizzi.

8.  Organizan eventos y cursos para diversificar los ingresos. Aunque su modelo de negocio se basa en suscripciones, realizan otras actividades para conseguir ingresos, como alianzas con otros medios, con instituciones educativas y organizan eventos.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

Camilo Jiménez, director editorial de Vice Colombia y el medio digital Pacifista, que se enfoca en los acuerdos entre el Gobierno y las Farc, y la construcción de paz en el país, conversó con los asistentes a una de charlas de Periodismo de tú a tú, en el Festival Gabo

Buscar aliados y conocer a la audiencia, las claves de ¡Pacifista!

Foto: Joaquín Sarmiento / FNPI. 

Camilo Jiménez, director editorial de ¡Pacifista!, una plataforma de Vice Colombia que busca contarle a los jóvenes la transición que vive el país luego de la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc, conversó con los asistentes al Festival Gabo sobre las experiencias que los han llevado a posicionarse como un medio alternativo y generador de opinión.

Estas fueron las principales reflexiones que dejó la charla:

Sí es posible ser independiente. El primer aliado de ¡Pacifista! fue la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (OACP). A pesar de estar financiados por una entidad oficial, su director dice que el equipo logró siempre hacer un trabajo independiente. Hoy ¡Pacifista! es conocido como un medio de calidad especializado en narrar el posconflicto desde las voces anónimas.

Es importante conseguir aliados.  Cuando finalizó el apoyo de OACP, el medio buscó nuevos aliados que le permitieran trabajar con más neutralidad y transparencia. Así consiguieron ayuda para diversificar sus fuente ingresos y consiguieron crecer como medio. “Somos un medio que ha descubierto que el periodismo también se puede hacer de la mano de aliados y mediante redes. Pacifista ha sabido aliarse y asociarse con organizaciones no periodísticas que buscan defender o representar las mismas causas”, aseguró Jiménez.

Hay que conocer el terreno y entender a la audiencia. “Entre las cosas que pudimos hacer en ese primer año fue salir al país, viajar. No solo hicimos seguimiento a lo que pasaba en La Habana, sino que seguimos en detalle todo lo que se vivía en el terreno, en la población. Eso nos dio mucha fuerza y nos dejó saber que para poder llegar teníamos que tener una estrategia muy desarrollada, conocer a nuestras audiencias, construir comunidad y dinamizarla. Nos dejó saber que para llegarle a un público y construir una audiencia teníamos que transmitirles la sensación de que representábamos algo: un manifiesto de la juventud colombiana contra la guerra”.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

El periodista Jorge Ramos, ganador del Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabriel García Márquez, da consejos sobre el oficio en la charla 'Desobedezcan, siempre desobedezcan.

La principal función del periodista es cuestionar el poder

El periodista Jorge Ramos, ganador del Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabriel García Márquez, da consejos sobre el oficio en la charla ‘Desobedezcan, siempre desobedezcan’. Foto: Julián Roldán Alzate/ FNPI. 

Para Jorge Ramos, periodista mexicano con más de 30 años de experiencia en Estados Unidos y ganador del Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabriel García Márquez, el periodismo es un servicio público que se debe a su audiencia. Por eso, está convencido de que su responsabilidad es cuestionar al poder y obligar a los gobiernos a que rindan cuentas. Cada vez que puede, Ramos enfatiza en que, en ciertas situaciones, el periodista está obligado a dejar la neutralidad y tomar partido para defender el bien común.

Estas son algunas de las ideas que compartió en la charla ‘Desobedezcan, siempre desobedezcan’, que mantuvo con los periodistas Rosental Alves (Brasil) y María Elvira Arango (Colombia), durante el Festival Gabo:

Los periodistas mexicanos son los verdaderos héroes

“La situación en México me llena de desesperanza. Los periodistas mexicanos son los verdaderos héroes. Algunos, por censura y otros por otras razones, nos fuimos. Mi trinchera es Miami y es mucho más fácil hacer periodismo desde allá que donde están ellos en sus ciudades mexicanas, con los narcos, con el alcalde y con el Estado que sencillamente no los protege de absolutamente nada, que no protege la vida de todos los mexicanos, que no reconoce que a los periodistas los están matando por su profesión. Lo peor de todo es que los van a seguir matando porque el Gobierno no está haciendo nada para protegerlos”.

El primer paso para enfrentarse al poder es vencer el miedo

“Los jóvenes soñadores indocumentados que llegaron cuando eran muy pequeños a Estados Unidos me enseñaron una lección y es que el primer paso para cualquier cosa importante es vencer el miedo. Cuando voy a las entrevistas tengo un método para saber cuál es esa pregunta que estoy obligado a hacer porque si no la hago la embarro. Es esa pregunta que sabes que va a ser incómoda, que vas a poner mal al entrevistado. Pues cuando te empiezan a sudar las manos y el corazón te empieza a correr más rápido, es esa la pregunta que tienes que hacer”.

La función del periodista es cuestionar el poder

“Para eso estamos y para eso servimos. Creo que el periodismo es un servicio público y tenemos que hacer dos cosas. La primera es reportar la realidad tal y como es y no como quisiéramos que fuera y en eso creo que estamos de acuerdo. Pero la otra función, y creo que es más importante, es cuestionar a los que tienen el poder. Obligarlos a que rindan cuentas y ponerlos contra la pared. Para eso sirve el periodismo; si no lo hacemos nosotros, nadie más lo va a hacer”.

Hay situaciones en que el periodista está obligado a dejar la neutralidad

“Creo que los periodistas en ciertas ocasiones estamos obligados a dejar a un lado la neutralidad. No siempre, porque en la sala de redacción sería un caos, pero en ciertas ocasiones hay que dejarla de lado, y esos casos son: cuando hay racismo, discriminación, corrupción, violaciones a los derechos humanos y mentiras públicas. En esos casos estamos obligados a tomar partido”.

Las redes sociales implican la misma responsabilidad que en un medio

“Cuando empezó todo esto de las redes sociales nuestro jefe nos puso una regla: ‘usen Twitter y Facebook con el mismo rigor que están usando la televisión’. Esa es la regla, si lo haces estás protegido (…) Creo que en las redes tenemos que reconocer cuando nos equivocamos porque lo único que funciona es la absoluta transparencia. Si decimos algo que está equivocado, hay que corregir”.

Colombia es un ejemplo para el mundo

“Ustedes a lo mejor no se dan cuenta y no tienen la menor idea de cuánto los admiramos en el exterior. Todos mis amigos colombianos no habían pasado un solo año en paz. Yo sé que hay muchos debates y dilemas en los que no están de acuerdo, pero prefiero verlos pelear casi hasta la muerte en la televisión, que pelearse con armas en la selva”.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

Las claves que hacen de La Pulla un formato exitoso

Charla de Periodismo de tú a tú sobre La Pulla de El Espectador. Foto: Julián Roldán/FNPI

Por: Marisol Valdés Ángel

María Paulina Baena, periodista de El Espectador e integrante del equipo de La Pulla, compartió con los asistentes al Festival Gabo durante una charla de Periodismo de tú a tú, en qué consiste esta video columna y hacia dónde se proyectan con este formato.

  1. El tono. La Pulla surgió como una idea que buscaba llegarle a más gente, sobre todo al público joven que no lee las editoriales de los periódicos. Así, desde hace año y medio llegó este formato en El Espectador para volverse viral. Sin embargo, en sus inicios la audiencia cuestionaba el tono de La Pulla, ya que no es lo que se acostumbra a ver en los medios tradicionales, pero lo que busca este proyecto es precisamente destacarse por un tono informativo distinto, al sugerido en los manuales de estilo de los medios de comunicación.

 

  1. Generar debate. Lo segundo que busca La Pulla con el tono que maneja es generar debate, María Paulina Baena señala que al final de cada video lo que pretenden es lograr un diálogo con la audiencia, sobre cuál es su opinión de los temas que se tratan allí.

 

  1. Ser claros. Desde detalles como el título, lo que pretende el equipo de La Pulla es subvertir las cosas como la neutralidad de las facultades de periodismo. Para Baena el lenguaje simple y claro también es sinónimo de ética periodística. Todo el contenido se sustenta en la investigación y contrastar fuentes.

 

  1. Creatividad. Otro aspecto importante para el equipo realizador del video es presentar los temas coyunturales de una forma atractiva para el público más joven y que entiendan por qué es importante hablar de eso.

 

  1. Romper con los esquemas tradicionales. “No queríamos ser uno más”, dice Baena. Todos los detalles de La Pulla buscan romper con la perfección a la que estamos acostumbrados a ver en televisión. Para el equipo se trata de hacer un periodismo visceral, y comunicar lo que les da rabia de la realidad colombiana.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

10 claves para construir una carta de ética periodística

Adelino Gomes en el Festival Gabo | Fotografía: David Estrada Larrañeta

Por Hernán Restrepo | @hrestrepo

Si Javier Darío Restrepo es el principal referente de la ética periodística en Colombia y gran parte de Latinoamérica, Adelino Gomes es su equivalente en Portugal.

Se trata de un periodista de profesión y pasión que, después de retirado, ha hecho un postgrado en periodismo y un doctorado en sociología de la comunicación, dedicándose a la investigación y formación de estudiantes y jóvenes profesionales. Además  hace parte del Comité Ejecutivo del Sindicato de Periodistas de Portugal, que prepara a profesores de una nueva disciplina para la enseñanza básica en Portugal, en el área de la Literacía Mediática.

El cofundador del diario Público de Portugal, comenzó su exposición analizando las cartas de principios de Kovach y Rosenstiel (EE.UU., 2001, 2007, 2014), Cardoso y Gomes (Portugal, 2012) y los Cinco valores fundamentales del periodismo ético formulados por Aidan P. White (2015). Luego, invitó a los participantes a construir colectivamente una carta ética pensada en las coyunturas actuales del periodismo en el mundo digital.

Estas son las principales lecciones que aprendimos durante el taller con Adelino:

1. La ética periodística ya no es un asunto que concierna exclusivamente a los periodistas.

En este nuevo siglo, debido a la activa participación de las audiencias que permiten internet y las redes sociales, los ciudadanos se han convertido también en creadores y difusores de contenido. Esto implica que ellos también tienen ahora derechos, deberes y responsabilidades equivalentes a las de los periodistas con respecto a la información noticiosa. 

2. El periodismo debe someter al escrutinio a todos los distintos poderes: político, sindical, privado.

Esto incluye el escrutinio que la prensa debe hacer de su propia labor, a fin de mantenerse transparente y favorecer el debate público de una manera que esté libre de intereses particulares.

3. Adaptarse a nuevas plataformas del ecosistema informativo es una responsabilidad del periodismo.

Debemos estar donde están las audiencias. Esto requiere que la prensa se mantenga vigente a través de la innovación tecnológica, manteniendo altos estándares éticos en la producción y difusión de información.

4. La ética periodística del Siglo XXI tiene nuevos desafíos para viejos problemas.

A pesar de que las nuevas tecnologías han dado lugar a inquietudes éticas que podrían parecer nunca antes vistas, la respuesta a estos dilemas está en el respeto a los valores fundamentales que por siglos han regido al periodismo: precisión, independencia, imparcialidad, humanidad y rendición de cuentas.

5. La verdad periodística no es rígida ni estática.

Como decía Carl Bernstein, que con Bob Woodward formó en el Washington Post la pareja periodística más famosa del mundo, “los periodistas debemos estar buscando siempre la mejor versión disponible de la verdad”. Esto nos obliga a dudar incluso de las verdades que acabamos de publicar, pues pueden verse desactualizadas por el ritmo de los acontecimientos.

6. La materia prima del periodismo es la vida.

De ahí el compromiso de la prensa por contar la actualidad con precisión. A pesar de que muchos periodistas tienen pretensiones literarias, el periodista no puede permitirse la subjetividad de la ficción.

7. No presta un buen servicio al lector el periodista que emplea un lenguaje rebuscado.

“Algunas veces el adjetivo es objetivo”, dijo Adelino citando a Gabriel García Márquez, invitando a los asistentes a no temer usar adjetivos. En algunas ocasiones, es necesario incluir adjetivos en el relato periodístico para brindarle al lector una imagen adecuada de nuestra percepción.

8. Los medios no están para educar, pero sí para formar a las audiencias para que hagan un consumo crítico de la información (media literacy).

Las noticias falsas siempre han existido. No se trata de un fenómeno debido a las redes sociales. Por lo tanto, el combate contra la desinformación debe ser una batalla de cada día en las salas de redacción, y enseñarle así a los lectores a diferenciar una información verdadera de una falsa; o un publirreportajes de una noticia.

9. Los periodistas trabajamos para mejorar algo en el mundo todos los días.

Por ese motivo la búsqueda de la verdad debe ser un ejercicio constante, persistente, no limitado por los horarios de trabajo o las circunstancias personales.

10. No basta con mostrar todas las versiones de los hechos.

Por eso el ‘fact-checking’ es fundamental. Al verificar la información, el rol del periodismo cobra valor, pues además de exponer a la audiencia los distintos puntos de vista de una historia, estamos en capacidad de demostrar cuáles de esas versiones no están fundamentadas en la verdad.

… y la ñapa:

11. Suena contradictorio, pero el periodismo necesita reducir su velocidad.

Adelino destacó el trabajo de ‘slow journalism’ ‘Out of Eden Walk’ realizado por Paul Salopek para National Geographic. En este proyecto, el reportero emprendió un viaje a pie desde el lugar entre África y Asia donde se cree estaba el Jardín del Edén, para llegar dentro de unos años hasta la Tierra del Fuego en Argentina. “En la era de los cubrimientos 24/7, es necesario contar también historias de esta forma lenta para recuperar la humanidad del periodismo”, destacó Adelino.

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Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

En el inicio del Festival, finalistas del Premio Gabo compartieron detalles de sus trabajos durante la maratón de las historias. David Estrada/FNPI

La maratón de las historias en imágenes

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Festival Gabo 2017. Medellín. Taller Cómo contar una historia en un mundo multiformato y plataforma. Foto: Julián Roldán Alzate/FNPI

3 fases para contar una historia en un mundo multiformato y multiplataforma

Borja Echevarría (España) y Selymar Colón (Puerto Rico) dictan el Taller Cómo contar una historia en un mundo multiformato y plataforma. Foto: Julián Roldán Alzate/FNPI

Borja Echevarría (España) y Selymar Colón (Puerto Rico), conductores del taller Cómo contar una historia en un mundo multiplataforma y multiformato, dieron luces sobre cómo afrontar el desafío de elegir la forma, el enfoque y la plataforma ideal para abordar una historia. Para ambos, la clave está en encontrar una buena historia que valga la pena contar. Una vez se tiene esa historia, el periodista afronta un proceso de planteamiento que se divide en tres fases.

Estas son las 3 fases:

1.         Lo importante es tener una buena historia. El primer reto que tienen los periodistas y las redacciones es encontrar una historia que valga la pena contar. Reflexionar sobre qué contar y cómo hacerlo debe significar un tercio del trabajo. El enfoque diferencial debe estar en el  proceso de producción del trabajo.

2.       El desarrollo de la historia. En esta fase se definen los recursos que se van a emplear en el trabajo y los formatos en que se presentará. Aquí es importante definir desde la cantidad de fotógrafos o periodistas que se necesitarán para la reportería hasta la extensión del texto o formato que se decida usar.

Estos formatos pueden ser:

-Texto: Se recomiendan historias contadas en menos de 500 o más de 800 palabras. Estas son las extensiones que diferencian las historias cortas y fáciles de digerir para la audiencia de las profundas y extensas que aportan nuevas nociones de una realidad a los lectores. Son importantes los textos enfocados en primera persona, los de preguntas y respuestas, las listas y las cartas abiertas, que son fórmulas que funcionan con las audiencias en Internet.

-Video: Es el formato que reina. Aunque muchos medios se enfocan en la producción de videos, no todas las historias se pueden contar con este recurso.

Para desarrollar un producto en video se debe tener como claves: conceptos e ideas simples, que haya una evidencia visual, que muestre algo que nunca se haya visto, que tenga drama, que cuente con un cambio sorpresa, que cause emoción, humor y ternura, y que sea una historia universal, es decir, con la que cualquiera pueda empatizar sin importar si ocurre en Japón o Alemania.

Un trabajo en video se puede pensar en diferentes formatos: Los en vivos (Youtube, Facebook, Instagram, Periscope, etc.), videos con texto, videos cuadrados o verticales para redes sociales, videos interactivos, en 360, cámara rápida, documentales, explainers animados y dron.

-Fotografía, ilustración y gif: Sirven para secuenciar o retratar las historias, aunque por los modelos de negocio actuales se está presentando un abuso de este formato. Hay historias que no merecen ser contadas en fotografías y que se están publicando en este formato.

-Audios: Los podcasts son recursos interesantes que permiten contar realidades sin necesidad de apelar a la imagen o el texto. Es un recurso que apunta, sobre todo, a un público que consume mientras se moviliza en las ciudades.

Infografía y datos: Cada vez vamos a un periodismo más visual: Hay historias que no se pueden explicar mejor que con una gráfica.

Quiz: Es una herramienta de periodismo de servicio, de darle a la audiencia información importante, útil y entretenida.

3.           Distribución de la historia. Es una de las fases más importantes del trabajo y debe pensarse desde el primer momento. Parte del éxito del un producto depende de una distribución bien planeada.

Deben tenerse en cuenta las plataformas en las que se reproducirá el trabajo. Estas pueden ser el sitio web del medio, redes sociales como Facebook, Twitter, Youtube, Periscope, Flippboard, Apple News. También se consideran recursos de difusión como Whatsapp, mensajería de texto, notificaciones a móvil a través de aplicaciones y e-mail dirigidos a los lectores.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

Lo que aprendimos en la Maratón de las mejores historias de Iberoamérica

Jurados y finalistas del Premio Gabo 2017. De izquierda a derecha: Marcela Turati, Adelino Gomes, Mónica González y Martín Rodríguez Pellecer | Fotografía: David Estrada.

Por Hernán Restrepo | @hrestrepo

La apertura de las actividades del Festival Gabo se dio con la ya tradicional Maratón de las mejores historias de Iberoamérica. Durante toda la mañana del jueves 28 de septiembre se llevaron a cabo conversatorios de una hora de duración entre jurados y finalistas en cada una de las cuatro categorías del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo: Innovación, Imagen, Texto y Cobertura.

Estas son las principales conclusiones que dejó la Maratón:

Innovación

El primer paso, y el más difícil para poder innovar en periodismo, es convencer a tus jefes y editores de que la idea es buena y vale la pena desarrollarla.

Para María Cristina Castro, periodista colombiana de la Revista Semana, finalista por el trabajo Agua Bendita, los especiales multimedia representan una oportunidad para romper las barreras invisibles entre los periodistas digitales y los tradicionales en las salas de redacción. Para ella, cuando estos experimentos funcionan, logran infundir en aquellos que ven la tecnología con desconfianza un entusiasmo por comunicar a través de nuevos formatos.

La innovación en el periodismo de datos requiere la creación de equipos colaborativos donde la confianza es lo más importante.

Florencia Coelho, del diario argentino La Nación, finalista por el trabajo Dos años de análisis de las escuchas de Nisman, relató cómo para poder analizar 40.000 grabaciones utilizando la herramienta gratuita y de código abierto VozData, fue necesario armar un equipo diverso de voluntarios. Vincularon a estudiantes de periodismo, jubilados, profesionales de distintas áreas y Organizaciones No Gubernamentales quienes donaron su tiempo para analizar toda esta gran cantidad de información. Para ella, esto demuestra que no hay ningún proyecto imposible de desarrollar cuando se unen la tecnología, la pasión por la investigación y la curiosidad periodística.

Imagen

Un buen documental requiere que el protagonista de la historia no quiera controlar cómo los reporteros contarán su día a día.

Entre Os Homens de Bem es un documental que retrata a Jean Wyllyz, el primer legislador brasileño abiertamente homosexual que se convirtió en adalid de la causa LGBT en momentos de alta polarización social en Brasil. Para Mauricio Monteiro, productor del trabajo, la clave de la naturalidad del relato radica en que, a pesar de que Wyllyz es toda una celebridad, jamás quiso intervenir en la forma en que la cámara lo mostraría o sería editado el resultado final del filme.  

La fotografía puede ayudarnos a ponernos en el lugar del otro. Y esta es la mejor medicina contra la xenofobia.

Por iniciativa personal, el fotógrafo español Javier Bauluz decidió acompañar durante seis semanas a un grupo de refugiados por su travesía por Grecia, Macedonia, Serbia, Hungría, Austria y Alemania. Con su trabajo Buscando refugio para mis hijos pretende abrir los ojos de Europa hacia la emergencia humanitaria  que se vive ante la llegada de miles de migrantes provenientes del norte de África. “La logística es lo de menos, si crees que una historia tiene que ser contada, lo intentas de cualquier manera”, sostiene Javier.

Texto

Escribir es la parte fácil. Pero la clave de una buena historia está en una juiciosa labor de reportería y en las discusiones posteriores con tu equipo de trabajo.

“Debes dejar que la historia te sorprenda”, aconseja el periodista Alberto Arce Suárez, quien viajó con el reportero gráfico Rodrigo Abd a un  pequeño pueblo de pescadores ubicado en la península de Araya de Venezuela, sin saber qué historia iban a contar. Pero fue gracias a su paciencia, actitud y capacidad de observación que lograron encontrar un enfoque totalmente nuevo en la compleja realidad venezolana: Los nuevos piratas del Caribe.

Los periodistas estamos para poner más sustantivos que adjetivos.

A pesar de ser un personaje icónico de La Habana por tratarse del primer travesti que se declaró como tal en la década de los 80, la historia de Farah no había sido contada por ninguno de los medios oficiales de Cuba. Ahí radica el valor de la manera en que la revista El Estornudo plasmó su vida en Historia de un paria. “El mérito de la historia fue encontrar que un personaje tan manoseado como Farah no había sido contado aún”, afirma Carlos Manuel Álvarez Rodríguez.

Cobertura

El buen periodismo comienza a hacerse cuando dejamos simplemente de reproducir los comunicados de prensa de las entidades oficiales.

26.668 muertes violentas en los últimos 15 años. Esa fue la escandalosa cifra a la que llegó el equipo de periodismo de datos del diario El País de la ciudad colombiana de Cali para construir el Mapa de la Muerte. “Nuestro objetivo era sacudir a una sociedad que ya no se conmueve con nada para producir cambios en las políticas públicas”, dice Hugo Mario Cárdenas, líder del equipo que se dedicó durante meses a hacer zoom a los números que los políticos de turno solían manipular a su antojo. Al hacerlo, lograron mostrar en qué barrios, con qué motivos y en qué momentos se produjo cada una de estas muertes.

Los periodistas no podemos impedir que sucedan crímenes. Pero sí podemos evitar que queden en la impunidad.

El 8 de marzo de este año Guatemala quedó en shock ante la noticia de la muerte de 41 niñas quemadas en un hogar gubernamental por un incendio en el lugar. El equipo de Nómada liderado por Martín Rodríguez Pellecer se dedicó a investigar la historia de cada una de estas niñas, evitando que se convirtieran apenas en cifras de una tragedia. Sus indagaciones los llevaron a descubrir que agentes del Estado habían participado en lo sucedido. Aunque el caso habría podido quedar registrado apenas como un accidente, el trabajo periodístico ayudó a que la justicia del país se involucrara en las denuncias.

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Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia. El Premio y el Festival es posible gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los Grupos Bancolombia y SURA con sus filiales en América Latina.

Participantes del taller Visión y expresión fotográfica, con Gihan Tubbeh. Foto: Juan David Tamayo M / FNPI

Fotos: Así se vivió el taller Visión y expresión fotográfica durante el Festival Gabo 2017

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En esta galería se encuentran fotos de la conductora del taller, los participantes y algunos de los mejores momentos de los recorridos y actividades.

Sobre el Premio y Festival Gabo

Es convocado por la FNPI- Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y obra de Gabriel García Márquez y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.

El Premio y el Festival son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y las empresas Bancolombia y el Grupo SURA y su filiales en América Latina.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

“No importa cuánto bajes, cuánto escarbes, siempre hay alguien debajo”: Agus Morales

Foto: Anna Surinyach (No somos refugiados).

No somos refugiados, del periodista español Agus Morales, es el libro recomendado del Festival Gabo en su quinta edición. Su autor conversará, el 29 de septiembre en el Parque Explora, con la chilena Mónica González y el argentino Martín Caparrós, miembros del Consejo Rector de la FNPI. Inscríbete al Festival Gabo.

Morales, quien se ha dedicado  durante la última década a investigar y escribir sobre migrantes y víctimas de guerras, escribe en este libro las historias de aquellas personas obligadas a huir por los conflictos en Siria, Afganistán, Pakistán, República Centroafricana y Sudán del Sur. También las de los centroamericanos que atraviesan México en busca del sueño americano. Entrevistamos al autor de No somos refugiados y director de la Revista 5W, para conocer cómo nació y se cocinó este libro de 360 páginas. Lee las razones del Consejo Rector para escoger este libro.

¿En qué momento las historias que cubría como reportero comenzaron a convertirse en pequeñas obsesiones que lo llevaron a mirarlas como la materia prima de un proyecto de largo aliento como es este libro?

Fue en verano de 2013, en la frontera entre Sudán y Sudán del Sur. Lo recuerdo perfectamente, como si fuera una epifanía. Volvía de campos con centenares de personas a las que ni siquiera el Gobierno sabía poner nombre, porque habían huido de Sudán, del norte árabe, pero eran negros, como la sociedad que ahora tenía que darles acogida en Sudán del Sur. Eran contradicciones que había visto en otros lugares, pero que eran difíciles de explicar. Ni siquiera había tiendas con lonas de plástico en el campamento: las viviendas eran frágiles castillos de ramas. Pensé que el tema de nuestro tiempo, que uno de los temas de nuestro tiempo, era el de esas personas que huyen de la violencia en todo el mundo: los refugiados, que en realidad no son refugiados, porque muchas veces no son acogidos. Me di cuenta de que tenía material, de que mi carrera profesional me había conducido hacia ese tema. Me di cuenta de que necesitaba muchas más historias. Y decidí ponerme manos a la obra. Eso fue mucho antes de que la mal llamada crisis de los refugiados fuera mediática.

Con este libro busca retratar a los refugiados que huyen de la guerra, de la persecución política y de la tortura, pero sin quedarse en el instante traumático de la guerra o en la alegría de la acogida. ¿Desde qué enfoque cuenta la historia de estos refugiados?

Quise huir de mis propios errores. Un libro te da esa oportunidad. Los medios (y yo también me incluyo, entono el mea culpa) tienden a sustituir la persona por la herida. Una víctima de la guerra, alguien que busca asilo, es mucho más que el día en que perdió a un familiar o el día en que sufrió un balazo. Quise escribir la vida cotidiana de esas personas, y eso incluía el aburrimiento.

La vida de un refugiado puede ser soporífera y desesperante. Meses esperando en un campo. Años esperando la resolución de una solicitud de asilo. Incertidumbre. No tenemos una visión más realista de algunos fenómenos globales porque a veces parece que ese tipo de pequeños detalles no nos interesan. Y son los que dibujan una vida, un contexto, una situación, un horizonte. Este libro no es sobre los refugiados, es sobre la experiencia refugiada.

¿Cómo logró ganarse la confianza de los refugiados? ¿Cómo fue ese proceso de romper el hielo, teniendo en cuenta que por las duras experiencias que han vivido muchos de ellos suelen ser muy prevenidos?

Recuerdo que una vez, en Siria, una mujer ingresada en un hospital descubrió sus maltrechos pies al verme pasar. Casi en forma de reclamo. Estaban llenos de quemaduras. Me dijo que el régimen había atacado su casa con misiles. Le pregunté si podía grabar una entrevista en vídeo, y dudó. ¿Arriesgarse a ser identificada o denunciar lo ocurrido? Al final dijo que no, pero la impotencia se leía en su mirada.

Muchas de las personas con las que me he encontrado se parecen a ella: quieren contar, quieren denunciar, quieren explicar. No deja de sorprenderme. Yo no lo haría. Si huyera de Estado Islámico o de los talibanes, pensaría que una entrevista con un periodista solo me puede traer problemas. La generosidad de muchas de esas personas no tiene límites. La confianza se gana con el tiempo, no creo que sea ningún secreto. Se genera un vínculo que es difícil que se rompa. No voy a ser hipócrita: siempre hay una asimetría en esa relación, porque en muchas ocasiones el refugiado está en una situación vulnerable, pero poco a poco se va construyendo una relación humana que es de ida y vuelta, y que tiene grandes momentos, pero también puede tener desencuentros o malentendidos. Porque tanto ellos como yo somos personas.

¿Cómo fue el proceso de escritura del libro? ¿Cuánto tiempo le tomó?

Las primeras voces que aparecen en el libro, que son de Afganistán y Pakistán, datan de 2010. Entonces no sabía que iban a formar parte de algo más grande. Poco a poco fui acumulando diarios de todos los viajes que hacía, con un esquema cada vez más claro de lo que quería a partir de 2013. Analicé qué cosas me faltaban para dar una visión global y no eurocéntrica del fenómeno. Acabé de construir el puzzle y me puse a escribir todo. Esta última fase duró un año más o menos. Pero el proceso de escritura, tal y como yo lo entiendo, duró mucho más. Quizá arrancó antes de que lo supiera: con el comienzo de mi carrera profesional.

¿Cómo seleccionó las historias de los refugiados que aparecen en él?

Antes hablaba de la importancia del tiempo. En el libro hay todo tipo de historias, pero privilegié aquellas con más recorrido, aquellas que he podido seguir, porque he mantenido el contacto. Intenté en todo caso no forzarlas: hay veces que el texto rechaza una historia determinada, y es absurdo intentar encajarla. Algunas historias que considero de gran valor no han entrado en el libro. Hay que ser implacable con eso, aunque a veces haya una implicación sentimental. Decir que no es importante. Seleccionar. Editar. Yo establezco una relación con el libro: le pido cosas, y él también me las pide. Nos intentamos respetar. Y a veces llegan sorpresas.

Me obsesioné, por ejemplo, con que la historia de Ulet, un somalí de 16 años que murió en alta mar, cuando ya había sido rescatado, apareciera en la crónica que escribo sobre el Mediterráneo. Lo tenía todo grabado en la mente, como si fuera una película, y quería escribirlo, estaba obsesionado. Pero me di cuenta de que el libro no quería esa historia ahí, conviviendo con la de otros personajes en otro plano temporal. Acepté su voluntad. Y luego el libro me dijo que esa tenía que ser su primera historia. La que abriera todo. Y tenía razón. Era una historia que hablaba de la desigualdad, el tema fundamental del texto, y del escenario azaroso en el que se mueven los que nunca llegaron a ser refugiados. Durante la escritura vas negociando ese tipo de cosas con el libro que estás escribiendo.

¿Qué aprendizajes personales y profesionales le dejó la corresponsalía en la India y Pakistán y sus viajes a África?

Buf, la mitad de mi vida está allí. Desde allí lo soñé todo. Sería imposible ser exhaustivo. Cada sitio me dejó sus aprendizajes y preguntas, quizá la India más que ningún otro país. Pero si tengo que decir la primera cosa que me viene a la cabeza y que agrupa todos esos lugares, diría algo que entra tanto en la esfera profesional como emocional, y que es una conclusión política: siempre hay alguien debajo. Siempre.

Si en la India me fijaba en una casta discriminada que luchaba por sus derechos, luego descubría que había otras que ni siquiera eran conscientes de que uniéndose podían cambiar su situación. Si en República Centroafricana había desplazados en un campamento que no tenían casi recursos, a unos metros había otro campo en el que refugiados que habían vuelto a su país no tenían ni derecho a distribuciones de alimentos. Si en la ruta de los refugiados que pasaba por Grecia y los Balcanes había sirios que huían desesperados, luego te encontrabas a iraquíes o afganos que se hacían pasar por sirios, porque pensaban que así tendrían más facilidades para entrar en Europa. No importa cuánto bajes, cuánto escarbes: siempre hay alguien debajo. Hay jerarquías en todos los estratos.

Durante los más de cinco años que trabajó para EFE,  ¿cuáles eran las historias de refugiados más recurrentes?

Durante más de tres décadas consecutivas, Afganistán fue el país del que más refugiados habían salido, hasta que hace unos cuatro años pasó a ser Siria. La nueva casa de estos afganos fue Irán y, sobre todo, Pakistán. Con EFE estuve en Pakistán y también hice alguna cobertura en Afganistán. En aquellos años aún se cubría algo la región, aunque siempre era para hablar de Al Qaeda, los talibanes y el yihadismo. Lo que había detrás no importaba demasiado. Las historias de aquellas personas eran la de uno de los éxodos más importantes de las últimas décadas, por no decir el más importante, y pasaron desapercibidas.

De los sirios y su huida sabemos mucho más. El éxodo afgano es una de las grandes noticias no contadas del siglo XXI, y de parte del XX. El desconocimiento que tenemos sobre ese capítulo de la historia es descomunal. En 2011, con la muerte de Bin Laden en Pakistán, se cerró un capítulo histórico en la región y los medios dejaron de informar, aunque en Afganistán hoy hay más muertos civiles que hace unos años. Ya no nos llega nada. Ahora miles de afganos están volviendo a su país, muchas veces obligados por Pakistán o deportados desde países europeos. Es una de las historias que me gustaría contar en los próximos años. La siento como una obligación.

¿Qué le aconseja a los periodistas que quieran escribir sobre refugiados?

Aconsejar es un verbo que no me gusta demasiado, y que me empujaría en este caso a caer en clichés, a cosas que los periodistas ya saben y que algunos de ellos deciden simplemente ignorar: respeto, sentido crítico, instinto narrativo. Pero sí hay una cosa que echo de menos en el periodismo actual. La poesía. Leo crónicas que empiezan in media res, crónicas que usan el estilo indirecto libre, crónicas con tramas y subtramas. Se ha hecho de todo en ese ámbito. Donde veo menos esfuerzo es en forjar las palabras.

Emerson decía que el lenguaje es poesía fosilizada. Alguien decidió que esto era una piedra, e hizo la primera metáfora. Eso lo hemos olvidado. Cada palabra es una metáfora. Y cada una está dentro de una cadena más grande: hay que darles un ritmo. No es solo un asunto formal. La poesía es más que nunca una urgencia periodística. Además, la poesía tiene una ventaja para los periodistas: tiende a la verdad. Los fragmentos del libro en los que más me pareció que me acercaba a lo que realmente había visto en Siria, Pakistán o Sudán del Sur eran los que se movían al ritmo de la huida de los refugiados, los que soñaban al ritmo de los refugiados, los que pronunciaban palabras que, por algún motivo que aún no puedo explicar, evocaban la sensibilidad de ese momento, perdido para siempre.