“El origen de García Márquez es el sánscrito”: tres lectores desentrañan el universo creativo del autor de ‘Cien años de soledad’

¿Cómo escribía uno de los autores más grandes de la literatura universal? ¿Qué significa decir “Caribe” en su obra? Rodrigo García Barcha, Carolina Sanín y Weidler Guerra abordaron estos y otros aspectos sobre el nobel colombiano durante el 11º Festival Gabo. 

Por Kirvin Larios 

A menos de un año de conmemorarse la primera década de la muerte de Gabriel García Márquez –ocurrida el 17 de abril de 2014–, el Festival Gabo organizó una charla para hablar de la obra del escritor más importante e influyente de Colombia, de su relación con el Caribe y de cómo se lee y se estudia en la actualidad. 

No era un reto fácil, teniendo en cuenta las dificultades de acercarse a una figura de tanto renombre para los lectores, que al leer su obra parten con una “desventaja” —como dijo durante el evento la escritora colombiana Carolina Sanín— a causa, en parte, de la “fetichización” y “folclorización” que ha traído su fama.

Académicos, periodistas, docentes, autores, lectores, personas de todos los campos y procedencias lo han leído intentado desentrañar los sentidos de su universo creativo, cuyas consecuencias apenas se pueden medir: existe un García Márquez o un ‘Gabo’ para todo y para todos, su importancia universal lo ha puesto en boca de políticos o ‘gente de a pie’, de profesores y especialistas, ha hecho que defina agendas culturales e institucionales, que bautice plazas o recintos culturales en todo el mundo, alimentando no pocas veces los lugares comunes sobre su escritura que de tanto repetirse han dejado de decir algo, si es que alguna vez lo hicieron. 

En el auditorio del Gimnasio Moderno —la sede principal del evento que se realizó por segunda vez consecutiva en Bogotá— conversaron Rodrigo García Barcha, cineasta e hijo del escritor, Weidler Guerra, antropólogo especialista en el Caribe colombiano, y la mencionada Carolina Sanín, escritora y ensayista que imparte cursos sobre la obra del nobel colombiano. Moderó la charla Nadia Celis, profesora y autora de la reciente Crónica de un amor terrible.

El descubrimiento del Caribe

Celis destacó de entrada el “extraordinario mundo de palabras creado por García Márquez”, que “ha sido la fuente no solamente para recrear realidades, para inventar mundos, sino además para transformarlas y entenderlas mejor”. A partir de eso propuso una vuelta al origen para hablar de su universo cultural y su espacio geográfico. ¿Dónde se ve el Caribe en García Márquez?, le preguntó a Weidler Guerra.

También te puede interesar: Rodrigo García Barcha: dirigir “lo menos posible” para dirigir bien

Es común que al acercarse a la obra del autor de Crónica de una muerte anunciada se establezcan relaciones con grandes relatos y personajes de la literatura: Prometeo, Penélope, Ulises, etcétera. Pero lo último que se mira, sostuvo Weidler, es su entorno cultural inmediato. “Gabo, que es un hombre universal y un lector perseverante de distintas literaturas, tiene el Caribe como su punto de partida”.  

¿Pero qué es el Caribe? “Es el lugar en el que el mundo antiguo encuentra su complemento y en el que la humanidad de ese viejo mundo, que se pensaba completa y única, encuentra la otra mitad de la humanidad”, dijo el antropólogo echando mano de unas palabras del haitiano Michel-Rolph Trouillot. 

Como se sabe, ese encuentro con el Caribe legó sucesos como el genocidio indígena o la traída de la población africana esclavizada. Pero también la llegada de figuras históricas, como el corsario inglés Francis Drake, que en Cien años de soledad aparece en las primeras páginas. Por eso según Guerra, García Márquez narra “un Caribe que es producto de intensas mixturas, un Caribe que no tiene un nativo esencial, un Caribe que es el Rastafari de Jamaica, que es el judío de Curazao, que es el indígena de la Guajira y del Darién, que es el hispano en Cuba, en Puerto Rico, que son ingleses, holandeses. A la vez narra el Caribe específico desde el cual él escribe”.

En su intervención, Carolina Sanín amplió este punto sobre el Caribe en la obra garciamarquiana, concretamente en Cien años de soledad: “No sólo es un libro que sale del Caribe sino que es la epopeya del Caribe, es el libro del Caribe”. Añadió: “El Caribe es el mar que recoge al Mediterráneo y en el que el Mediterráneo se miró, entonces es el desdoblamiento del Mediterráneo y es también dos veces el Mediterráneo. Eso quiere decir que es el Mediterráneo potenciado, además de ser el otro del Mediterráneo”.

Al pensar en la comunicación entre esos dos mares, Sanín ha observado que “el origen de García Márquez no es Aracataca; es el sánscrito, es la India”. 

Tal cosa se hace evidente en Cien años de soledad, una obra cuyo origen “es el origen de toda nuestra civilización en realidad, que es India”. En ese libro, “al tiempo que se escribe la novela se está leyendo y se está descifrando un manuscrito invisible, que son los manuscritos de Melquíades, que son la novela misma y que están escritos en sánscrito”. 

“Creo que el mayor hallazgo, el gran descubrimiento de estas obras –que, de hecho, está cifrado en el cuento Ojos de perro azul y que en Cien años de soledad se despliega y se explica– es el del antípoda, el de lo que pasó justamente en el Caribe con el intercambio proverbial y mítico entre oro y espejos, y que es el oro que el americano da. Cien años de soledad trata sobre la construcción del oro: el oro es el sol, y es una novela que trata sobre la soledad, cuya primera sílaba es el sol o contiene el sol”. 

Sanín explicó que ese descubrimiento nos habla de un momento en que “se inauguró un mundo nuevo”, un mundo “más allá de la muerte”, sin fin o “que en la esperanza podría no tener fin […], el mundo de la eterna soledad, que es este mundo”. 

“Ese descubrimiento, que si uno lee con atención ve que el joven de 24 años de repente atisba o más que atisba; ese descubrimiento que hace en Ojos de perro azul, que significa también el descubrimiento del signo, de los dos lados del signo como de los dos lados del mundo –y los dos lados del mundo además son el sueño y la vigilia, y son la vida y la muerte–; ese es el gran descubrimiento de él y lo que informa toda su obra”.

“Yo vivía con un carpintero”

¿Cómo era el día a día del García Márquez escritor? ¿Cómo volcaba en las páginas su pensamiento, su universo creativo? La pregunta iba dirigida a Rodrigo García, sin duda un testigo principal del espacio íntimo y cotidiano de su padre, al que veía como un carpintero, un señor que trabajaba en su casa familiar, recordando una frase de Borges:  “Yo soy sólo un señor que vive en un departamento de Buenos Aires”.

Pero, como hijo, vivió un antes y un después en su familia tras la publicación de la obra más famosa de su padre. “La historia de los orígenes de Gabo, y el mito de los orígenes y la historia-mito de los orígenes de su creatividad, es algo que empezamos a oír después de que saliera Cien años de soledad”, contó García Barcha.

El cineasta recordó que su familia vivía “en una clase media mexicana en la que confluían escritores, cineastas, gente con poco éxito pero con respeto, que trabajaba en el cine y la publicidad”. Durante la estancia en Barcelona, ya con el éxito a cuestas de la novela mencionada, empezaron a empaparse del “mito” sobre “el origen de esta persona que vino de la nada y creó este libro espectacular e insólito en ese momento”. 

García Barcha insistió: “Pero seguía siendo un señor que se levantaba, se encerraba en el cuarto, a veces con la puerta abierta, impenetrable de humo, fumando constantemente y con un poder de concentración escribiendo que describo en el libro [Gabo y mercedes: una despedida]”.

“Yo vivía con un carpintero, con un señor que se sentaba [a hacer] clic, clic, clic, clic, primero con la máquina eléctrica, luego una máquina ya olvidada ahora que era semi eléctrica, luego la eléctrica y años después los procesadores”. 

En García Márquez “era el acto de escribir” lo que le descubría lo que pensaba o creía. En ese proceso “lo interesante es que todo convive: el origen del mito y de los mitos y un señor en un cuarto moviendo la máquina. Y claro, el gran caldo de cultivo que es el cerebro humano”.

Revive la charla completa

Sobre el 11º Festival Gabo
El Festival Gabo es organizado por la Fundación Gabo, que, inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

Este año, en su undécima edición, el Festival Gabo regresa a Bogotá. Bajo el lema #TodosEnLasHistorias, hace una invitación a habitar las historias, reconocerlas como punto de encuentro donde coexisten múltiples voces y donde podemos construir un relato colectivo que nos acerque al mundo que soñamos.

El 11° Festival Gabo es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina, y la alianza de la Fundación Gabo con la Alcaldía Mayor de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte (SCRD), su dirección de Economía, Estudios y Política (DEEP), y la Red Distrital de Bibliotecas Públicas (BibloRed).

Rodrigo García Barcha: dirigir “lo menos posible” para dirigir bien

El cineasta colombiano participó por primera vez del Festival Gabo. En conversación con la actriz Natalia Reyes habló de su cine, de la influencia de Gabo y de sus métodos como director.

Por Kirvin Larios

Ciudades como Cartagena y Bogotá “no son fáciles de visitar” para Rodrigo García Barcha, porque en ellas ya no están sus padres, “los gabos”, y no puede recorrerlas sin que le “ronden los fantasmas”. 

No es algo “triste”, explicó el cineasta; tan sólo hace parte de la llegada a un lugar así, donde vivió momentos importantes con sus padres. A ellos les dedicó, hace dos años, el libro Gabo y Mercedes: una despedida, que relata los últimos días de la pareja.

El cineasta visitó Bogotá en su primera aparición como invitado al Festival Gabo, en el que tuvo agendadas dos charlas y una intervención especial en la ceremonia de entrega del Premio Gabo 2023 realizada en el histórico Teatro Colón. 

García Barcha (1959) lleva impreso en sus facciones tanto el rostro de su madre como de su padre. Es alto como ella (“la jirafa”, “el cocodrilo sagrado”, “la jefa máxima”), de cejas pobladas como él, y en el resto de su cara parecen repartirse características de uno y otro padre.

En entrevista con la actriz Natalia Reyes, actual presidenta de la Academia Colombiana de Artes y Ciencias Cinematográficas, el director nacido en Bogotá –donde vivió el primer año– habló de su trayectoria cinematográfica, reflexionó sobre los personajes de sus películas y sobre lo que significa haber nacido en la casa de uno de los escritores más grandes de la literatura universal. 

En el auditorio del Gimnasio Moderno, una de las sedes del evento, se refirió a sus orígenes cinematográficos en Hollywood, que “no existe” –dijo– o que existió sólo en otras épocas, cuando eran cuatro o cinco estudios los únicos encargados de las películas o los productos para la televisión.

Siempre ligado al cine independiente, el también miembro de la Junta Directiva de la Fundación Gabo debutó en la película Cosas que diría con sólo mirarla (2000), con la multipremiada Glenn Close como protagonista, y quien se convertiría en la actriz principal de múltiples películas suyas, entre ellas El secreto de Albert Nobbs (2012). 

García Barcha forma parte de una generación de directores que trabajó en proyectos innovadores de HBO, canal para el que dirigió capítulos de importantes series como Los Soprano o En terapia

Recientemente, el cineasta ha trabajado como director y productor de la adaptación a series de streaming de los libros Santa Evita de Tomás Eloy Martínez y Noticia de un secuestro de Gabriel García Márquez. También se encuentra asesorando, pero con distancia, la adaptación de Cien años de soledad para Netflix. 

En su trayectoria, contó en la conversación, García Barcha ha visto cómo el cine latinoamericano ha dejado de ser tratado de forma despectiva para suscitar el aplauso internacional. 

Sus últimos proyectos, de hecho, se han acercado cada vez más a Latinoamérica, donde ha encontrado una forma de trabajar “sin tanta presión de lo hollywoodense”, más distanciada de los costos de promoción de una película y de las exigencias por las ganancias que buscan recaudarse en el primer fin de semana.

Esto le otorga “un poquito más de tranquilidad, sobre todo porque muchos de los proyectos en Latinoamérica son hechos con estímulos, donde no hay la obligación de tener un éxito”.

Sobre este momento de su carrera, el director colombiano dijo: “Me ha gustado, me ha animado más a escribir en castellano. Me tardé sólo 63 años, no es tanto”, bromeó.

Dirigir lo menos posible

A García Barcha le interesa explorar en sus historias las relaciones interpersonales, “sobre todo esas en las que uno no puede ni vivir ‘con’ ni vivir ‘sin’”, explicó. “El divorcio, una vez que tienes hijos, nunca acaba de ser 100% divorcio. Cuando tus padres mueren nunca acaban de estar completamente muertos: el diálogo continúa”.

Sobre sus métodos como director, dijo que “hay que tratar de dirigir lo menos posible y hacerlo lo más tarde posible”. 

“Si diriges mucho, los directores, sobre todo los  directores guionistas, a veces pueden tener mucha influencia sobre el actor. Si yo hablo demasiado de cómo yo veo todo, puedo apagar una fuente de creatividad del actor. El actor o la actriz, como todo artista, trabaja a partir de su imaginación, su experiencia, su inteligencia y su instinto. Si yo te digo ‘esto tiene que ser así’, entonces tú te vas a preparar y mi voz estará en tu cabeza. Entonces prefiero que leas el guión, que cocines eso, y luego nos encontramos en algún momento a la mitad”.

Sobre sus personajes femeninos, que los considera una mezcla de las mujeres que ha conocido en su vida (tías putativas, madre, “mujeres muy fuertes”), aconsejó salirse de lo acostumbrado: “que no sea mártir santa o puta”, sino alguien que es muchas cosas a la vez: “complicada, bondadosa, egoísta, maternal, independiente, agresiva…”

“El chiste del personaje es que nunca sea una cosa sino que sea una gran contradicción de cosas”, agregó. 

Actualmente, además de terminar una película, García Barcha tiene un proyecto de serie para la plataforma Star Plus: una historia sobre una ginecóloga que está en silla de ruedas, que es alcohólica y “un personaje complicado”.  La cinta se planea filmar en Tijuana, México. 

Y acerca del proyecto de adaptación de la novela cumbre de García Márquez, dijo que participaba sólo como asesor: “Doy mi opinión, pero es un poquito a distancia. He querido dar un espacio para que esos directores, guionistas y directoras y actores y actrices hagan su interpretación. Sería muy molesto encarar un reto tan grande como Cien años de soledad para, además de todo, tener al hijo director del autor jodiendo”.

La influencia de su padre

“A veces la gente me dice ‘qué tanta influencia tuvo sobre ti tu padre’; me muerdo la lengua porque quiero decir ‘qué tanta influencia tuvo para ti el tuyo’. Claro, no todo el mundo fue hijo de un premio nobel, pero esa fue mi realidad. Entonces, por un lado hay una presión. Por un lado, hubo ventajas y privilegios: crecí en un mundo muy rico y Gabo era un buen papá. No cambiaría esa situación”.

“Ahora, hay ciertas presiones. Por un lado no, porque nunca pensé que iba a escribir una obra que va superar Cien años de soledad. Por otro lado sí hay porque –y esto lo he visto mucho con hijos de gente exitosa– aunque tu cerebro lógico te dice que el éxito de tu padre o de tu madre no te garantiza a ti nada, tu cerebro de niño te dice: ‘A mí también me va suceder’. El cerebro del adulto te dice: ‘No hay ninguna garantía’. Tu cerebro de niño te dice: ‘Yo voy a ser como mi mami, yo voy a ser como mi papi’”. 

“Es un trabajo que hay que hacer. Pero en general quejarme sería una vulgaridad insoportable. Estoy feliz. No cambiaría nada”.

Revive la entrevista completa

Sobre el 11º Festival Gabo

El Festival Gabo es organizado por la Fundación Gabo, que, inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.

Este año, en su undécima edición, el Festival Gabo regresa a Bogotá. Bajo el lema #TodosEnLasHistorias, hace una invitación a habitar las historias, reconocerlas como punto de encuentro donde coexisten múltiples voces y donde podemos construir un relato colectivo que nos acerque al mundo que soñamos.

El 11° Festival Gabo es posible gracias  a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina, y la alianza de la Fundación Gabo con la Alcaldía Mayor de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte (SCRD), su dirección de Economía, Estudios y Política (DEEP), y la Red Distrital de Bibliotecas Públicas (BibloRed).

El público va a amar las libertades que nos hemos tomado para contar ‘Noticia de un secuestro’: Rodrigo García Barcha

En la octava versión del Festival Gabo, los cineastas Rodrigo García Barcha (México) y Andrés Wood (Chile) conversaron con el periodista cultural y crítico de cine Samuel Castro (Colombia) sobre las nuevas formas de hacer cine en el auge de la televisión y las plataformas digitales. Los tres participantes compartieron sus opiniones sobre esta época en la que los televisores, las pantallas de computador y los teléfonos inteligentes se disputan las producciones cinematográficas que antes sólo eran concebibles en las pantallas grandes de los teatros y las salas de cine. También revelaron algunos adelantos de la adaptación a la pantalla chica de Noticia de un secuestro, el reportaje de Gabriel García Márquez que Amazon Prime convirtió en serie. Mira aquí la charla ‘Siguen las historias en la gran pantalla (y en muchas otras)’

Noticia de un secuestro, una adaptación muy colombiana

En la charla, Andrés Wood, su director, mencionó que él y Rodrigo García Barcha (el productor) se preocuparon siempre de que la adaptación de Gabo fuera muy colombiana. “Rodrigo quiso que Noticia de un secuestro tuviera una producción latinoamericana y creo que está siendo más colombiana que nunca. Acá siento que la serie se está contando para los colombianos, pero tiene la pretensión de que pueda trascender el Caribe y saltar el charco, volverse universal”, contó el cineasta chileno.

“Siempre tuvimos claro que no íbamos hacer Noticia de un secuestro en un contexto hollywoodense”, agregó al respecto Rodrigo García Barcha quien aprovechó para recordar que las adaptaciones cinematográficas de su padre no han sido, por lo general, muy exitosas. “Creo que todo libro es difícil de adaptar. En el caso de Gabo muchas de las películas basadas en su obra son malas adaptaciones porque ha habido demasiado respeto por sus libros. Un ejemplo: Gabo tiene muy pocos diálogos y, cuando hablan, sus personajes son muy lapidarios. El cine no resiste eso, personajes que hablen como dioses. Ha hecho falta que los guionistas y directores se apoderen del libro como está haciendo Andrés Wood, que se ha apoderado de Noticia de un secuestro”, dijo.

Sobre los cambios que tendrá la serie frente al libro, García Barcha fue claro: “Toda historia es una adaptación”, afirmó. “Es como Instagram: la mayoría de las fotografías se suben con un filtro. La serie es así. Aún el libro de Gabo, los hechos que él decidió incluir y excluir, la estructura que hizo para crear suspenso, viene con filtro. Lo importante es la esencia de la historia, el respeto de lo que la historia quiere contar y de lo que la gente vivió, sin abaratar sus emociones. Nosotros estamos contando una historia ficcionada. Gabo estaba haciendo un reportaje. Nosotros, en cambio, estamos haciendo una obra basada en un reportaje, que no es un documental de lo que sucedió. Es una historia en la que el público va a amar las libertades que nos hemos tomado para contarla”.

Salas de cine vs plataformas digitales

Durante la conversación, Andrés Wood confesó su recelo sobre el cine que se crea para las plataformas digitales, enfatizando en la experiencia única que brinda una sala de cine. “Como cineasta me cuesta pensar que es lo mismo hacer una película para un celular que para una sala. Es un dilema que todavía me cuesta mucho”, dijo.

Por su parte, Rodrigo García Barcha destacó la trascendencia que las plataformas digitales han adquirido para las nuevas generaciones a pesar de que personas como él continúan fascinados con las salas de cine. “Me encanta la experiencia de la sala de cine, pero entiendo por qué es necesario adaptarse a los nuevos tiempos. Mis hijas, por ejemplo, ven el tráiler de una película y enseguida deciden si lo van a ver en una sala de cine o en la casa. De modo que la distribución de una película se ha convertido en un asunto importante”, afirmó.

El director y productor colombo mexicano aclaró, sin embargo, que la llegada de las plataformas digitales no va a acabar con el cine que se proyecta en las grandes salas. “El cine del espectáculo es el que va a llevar a las personas a las salas de cine, pues es el más caro y cuenta con efectos atractivos”, dijo. Aunque también extendió un mensaje esperanzador a cualquier otra historia que aspirara a la pantalla grande, comparándolas con medios de comunicación que se creían extintos por la llegada de otros más tecnológicos. “Miren la radio”, dijo, “la gente pensaba que se iba a acabar con la televisión y está más viva que nunca”.

El crítico de cine Samuel Castro resaltó de las plataformas digitales su vocación hacia la intimidad. “Lo mejor de las plataformas es la posibilidad que ha dado a los tímidos de llorar a solas”, comentó, “son una oportunidad para que las personas se acerquen a historias más íntimas, más sensibles”.

Andrés Wood, en cambio, advirtió que las enciclopedias prodigiosas que brindaban las plataformas digitales son todavía un lujo de unos pocos. “Una cosa es lo que pasa en las plataformas y otra lo que pueda ver la gente. No todos tienen acceso a las plataformas. Cuando hablamos de plataformas estamos dejando a muchísima gente afuera, entonces pienso que es aquí donde deberían intervenir los gobiernos, garantizando el acceso a la cultura” concluyó.

‘Una cita con la lady’

Al final de la conversación, Rodrigo García Barcha lanzó un guiño al debut como novelista de Mateo García Elizondo (México), autor de Una cita con la lady (Anagrama), libro que describió como “realmente bueno, duro y único”. 

 “Hijo y nieto de escritores y guionistas. Se que es vergonzoso que esté recomendando a mi propio sobrino, pero si no creyera que es bueno, no lo hiciera”. 

Mateo García Elizondo conversó en el Festival Gabo Nº8 con Mónica Quintero, editora de Tendencias y de la revista Generación en el diario El Colombiano, sobre Una cita con la lady y sobre las contribuciones de su experiencia como periodista y guionista en su trabajo de ficción. Mira aquí la charla ‘Entre la adicción y el deseo, presentación de ‘Una cita con la lady’. 

Sobre el Festival Gabo

El Festival Gabo ofrece una nutrida oferta charlas públicas y clases magistrales con grandes invitados como el Premio Pulitzer de biografía 2020, Benjamin Moser; la escritora Camila Sosa Villada, ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz por su novela Las Malas, y la cantautora colombo-canadiense Lido Pimienta. Consulta toda la programación aquí o suscríbete a nuestro canal de Telegram.  

El Festival Gabo es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina, y a la alianza de la Fundación Gabo con la Alcaldía de Medellín. Para mantenerte al tanto de las novedades de estas iniciativas, puedes seguir las redes sociales: Facebook, Instagram y Twitter.