Escribir y editar: darle sentido a una realidad que se niega a tenerlo

Leila Guerriero, Daniela Pinheiro, Crisitan Alarcón y Julio Villanueva Chang conversaron con Esther Rebollo en el coloquio Escribir y editardarle sentido a una realidad que se niega a tenerlo. Un recuento de esta charla.

Esther Rebollo, directora de la Agencia EFE en Colombia, presentó a los invitados diciendo que un periodista cuando escribe y edita debe ponerse en los zapatos del lector, “de manera tan honesta que nos comprenda”. La crónica y el perfil fueron los géneros protagonistas en esta conversación.  

La apertura de la charla le correspondió a Cristian Alarcón quien se refirió a la crónica y al periodismo. “El punto en el que estamos del boom de la crónica y la tendencia de crear espacios de formación, han permitido voltear la mirada una vez más sobre lo medular, sobre lo fundamental del periodismo. Por más que hablemos de literatura, de subjetividad, de forma, volvemos a los temas que importan, a lo que está pasando en América Latina”, dijo Alarcón.

Por su parte, Daniela Pinheiro habló del perfil como género para conocer la esencia de las personas. “Ahí es cuando se conoce la vida privada de los poderosos, cuando se sabe más sobre ellos. Después de que hablamos se les cae la máscara y encontramos lo que está detrás de ese personaje público”, dijo.

Pinheiro aclaró que realiza los perfiles siempre y cuando las personas accedan a trabajar con ella. “Es un contrato entre adultos”, por eso puede viajar junto a su personaje y sacarlo de su espacio habitual para obtener mejores resultados.  “La gente permite que le haga perfiles por vanidad y oportunidad”, apuntó.

Sobre el perfil también habló Leila Guerriero y lo definió como suerte de escape: “estos nos hacen sentir un poco menos locos, un poco menos solos”.

De la edición, Julio Villanueva Chang expresó que lo más valioso que hace un editor es conseguir tiempo, lograr que lo que le importa a él, le interese a todo el mundo. También se convierte en el responsable de la mediocridad o la excelencia de una historia que se publica, “es un segundo cerebro. Debe ayudar a que haya menos indiferencia con los problemas que deben ser resueltos y entendidos”. Llamó la atención, además, sobre el uso de las palabras: “hay que tener conciencia de cómo se utilizan porque son la herramienta de trabajo de un periodista”.

Guerriero indicó que “un buen periodista tiene que ser un muy buen editor de sus propios textos”. Y además del lenguaje resaltó la importancia de la sensibilidad sin la que, definitivamente, no se pueden contar historias: “esta tiene que quedar en la página. Si queda en mí, hay un problema”.

Los periodistas también discutieron sobre el ejercicio de autoedición, sin excluir la mirada del otro que por lo general encuentra todo aquello que se hace invisible para quien escribe. “Trabajo mucho en el texto para que parezca que no hay esfuerzo detrás. Hay que  ajustar tornillos y tuercas. Básicamente me hago muchas preguntas y lo primero que tengo que matar es eso de lo que más estoy enamorada”, afirmó Guerriero.