El segundo día del Premio comenzó de la mejor manera: contando historias. Los cuatro ganadores y los ocho finalistas presentaron sus trabajos y narraron cómo los hicieron. Compartieron anécdotas, consejos, aprendizajes, fracasos, satisfacciones: la jornada de excelencia fue un espacio en el que periodistas de todo el continente se sentaron a celebrar su oficio y a enriquecerse mutuamente en la conversación.
Innovación
La categoría de Innovación fue la primera en exponer sus experiencias. Gumersindo Lafuente, maestro de la FNPI, presentó los tres mejores proyectos, y destacó que ninguno de ellos es parte de un gran medio de comunicación: como ellos, son muchos los pequeños emprendimientos abriendo caminos y liderando cambios.
Sala Negra
Sala Negra es una redacción de ocho periodistas salvadoreños que busca responder una pregunta a través del periodismo: ¿por qué los centroamericanos nos estamos matando tanto? Daniel Valencia, miembro de este proyecto finalista, contó que desde el comienzo supieron que no se quedarían en un solo lado de la historia, y por eso se acercan tanto a víctimas como a victimarios. Recordó la vez que fueron a la cárcel para establecer contacto con los líderes de la Mara Salvatrucha, escucharlos, comprender quiénes eran y de dónde venían. Encontraron, sorprendidos, que los pandilleros tenían acceso a Internet, y que además conocían bien el trabajo periodístico que ellos hacían.
Aunque trabajan en el diario salvadoreño El Faro, y a veces tienen que cubrir noticias del día a día, los miembros de Sala Negra reconocen eso como una ventaja: hacer investigaciones a profundidad permite trazar un mapa extenso de fuentes, y comprender las dinámicas del conflicto. Esa experiencia les permitió en 2012 revelar la verdad oculta tras la tregua entre las pandillas de su país: no fue por efectividad policial, como lo hizo creer el gobierno, sino que fue un proceso diseñado por el ministerio de seguridad y con conocimiento del presidente.
Gumersindo Lafuente resaltó la importancia de los contenidos publicados por Sala Negra, y dijo que lo que hace innovador a este proyecto es que con una redacción muy pequeña publica investigaciones que impactan el contexto centroamericano y que los grandes medios no están interesados en hacer. “Cuando esos medios luego se preguntan por qué tienen cada vez menos éxito, yo creo que una de las respuestas es que no abordan a profundidad los temas”, opinó Lafuente.
Chequeado.com
Otro proyecto finalista fue Chequeado.com, un equipo de cuatro argentinos que se encarga de verificar la veracidad de lo que declaran algunos líderes de su país. El objetivo es aportar a los lectores datos reales para que a partir de ellos construyan su opinión. Laura Zommer, quien empezó su carrera en La Nación, un medio tradicional, es ahora la que dirige este proyecto que usa el potencial del periodismo digital.
Hace unos meses, Chequeado.com hizo el primer chequeo colectivo en tiempo real aprovechando el discurso de la presidenta Cristina Fernández ante el Congreso. Mientras ella presentaba el balance del año anterior y hacía promesas para los meses siguientes, el equipo de Chequeado y quince expertos en diferentes temas verificaban en Twitter los datos de la mandataria y les decían a los usuarios si eran verdaderos, falsos o engañosos. Si hubiera tenido que pagarle a los expertos por las nueve horas que trabajaron ese día, Chequeado habría invertido casi un tercio de su presupuesto anual; sin embargo, ellos lo hicieron de manera voluntaria, convencidos del aporte que estaban haciendo a través de esta iniciativa periodística.
Zommer opinó que el futuro del periodismo está en aprovechar la generación de conocimiento colectivo. En unos días presentarán una aplicación móvil para que los usuarios envíen datos, ellos los verifiquen, y así formarán una base de información que podrán usar en cualquier momento y que le permitirá a quien la consulte darse cuenta de cifras reales para que puedan hacerse preguntas reales.
Proyecto Rosa – La silla vacía
Este proyecto inició con el objetivo de darle reconocimiento a las víctimas del conflicto colombiano que ahora buscan recuperar las tierras de las que han sido desplazado. Lo hace a través de Rosa Hernández, una líder que va de pueblo en pueblo recogiendo las denuncias que los campesinos temen hacer, para luego hacerlas ella misma.
Olga Lozano, periodista de La silla vacía y coordinadora del proyecto, contó que llegaron a Rosa Hernández luego de un proceso riguroso en la selección del personaje. En su historia aparecen con nitidez los procesos de las víctimas colombianas ante un reciente marco legal que pretende hacer justicia.
El proyecto inició con 2.500 dólares, una cantidad relativamente baja para su naturaleza multimedial, pero cuando les contaron a los lectores lo que querían hacer, recibieron un respaldo inesperado. Las personas se entusiasmaron con la idea, y empezaron a hacer donaciones para construirla. Algunos donaban trinos para sumar a más personas, artistas reconocidos donaron canciones y piezas gráficas, otros más salieron a la calle a pegar carteles. Lo innovador de Proyecto Rosa es que lograron que los mismos usuarios consumieran y protagonizaran la producción del contenido, basado en historias georreferenciales, videos, datos, y otros géneros tradicionales. “A mí este proyecto me permitió ser lo que más me gusta: una periodista en un tubo de ensayo”, concluyó Lozano.
Cobertura noticiosa
“Yo me odié como jurado de esta categoría, porque veía unos trabajos deslumbrantes, hermosos, y después me tenía que preguntar ¿qué les falta? Esa pregunta me parecía arrogante, pero me reconcilié cuando entendí que eso era lo que debía hacer. Estos premios no sirven para encontrar lo perfecto, que es imposible, sino para encontrar formas de avanzar”, dijo Javier Darío Restrepo, maestro de la FNPI y jurado del Premio, para presentar a los tres mejores trabajos de cobertura noticiosa.
Marcela Turati – Cobertur sobre desaparición de personas en México
Durante los últimos años esta periodista mexicana se ha dedicado con persistencia a un tema en especial: la desaparición de personas en su país. Sus reportajes en la revista Proceso retratan una realidad dolorosa, consecuencia de la violencia. Su persistencia, reflejada en más de veinticinco crónicas y reportajes, la fue convirtiendo en referencia para familiares e individuos que buscaban a sus desaparecidos.
“En México hay una crisis humanitaria por desaparición de personas, y es algo que me interesa contar. Eso me ha llevado a investigar y cubrir otros temas que son igualmente difíciles, pero que tengo que hacer”, contó Turati, quien mostró páginas de sus reportajes: niños desaparecidos, marchas de familiares, exhumaciones de cadáveres, agentes del Estado buscando a los suyos y decisiones políticas que afectaban investigaciones.
Un sueño llamado paz – Carlos Betancur, Noticias RCN.
Este documental narra en 55 minutos varias décadas de conflicto armado en Colombia, y se enfoca en los procesos de paz que se han entablado desde los años ochenta. Más de 200 horas de imágenes fueron revisadas para seleccionar las más representativas. El guión y la dirección de Carlos Julio Betancur tuvieron siempre claro una cosa: este trabajo debe ser un aporte para que los colombianos no olviden lo que han vivido. A través de un lenguaje audiovisual limpio y contundente, el equipo de RCN deja un testimonio para la memoria de un país. “Colombia es un país que no tiene derecho a olvidar, y menos ahora, cuando se encuentra en un nuevo proceso de paz”, dijo Betancur.
“Quien hace el cubrimiento de una noticia tiene un gran problema: el exceso de información. El mérito de este documental es que permite comprender un fenómeno sobre el que los colombianos estamos sobresaturados de información”, dijo Javier Darío Restrepo.
Memórias No Chumbo – Lucio Castro
Las dictaduras latinoamericanas de las últimas décadas del siglo XX tuvieron dos estrategias principales para conservar el poder: infiltraban y reprimían. Esa infiltración llegó a todos los espacios de la sociedad, incluso a los menos sospechados. El periodista Lucio Castro, de Brasil, quiso investigar los rumores que decían que la dictadura brasileña de los años sesenta y setenta eran las que manejaban algo casi sagrado para el país: el fútbol.
“Empecé consultando los archivos nacionales, cinco meses haciendo minería en esos papeles viejos y poco consultados. Encontraba cosas sorprendentes, pero a veces, también, pasaban semanas en las que sentía que estaba perdiendo el tiempo, hasta que sin esperarlo, volvía a aparecer un dato revelador que me devolvía la energía”, contó en su portuñol rápido.
Las anécdotas que narró Castro dejaron atónitos a los asistentes. Contó cómo los clubes de fútbol más grandes del Brasil no tenían independencia para escoger a sus directivos, sino que tenían que pasar la lista de candidatos a los militares para que ellos los escogieran. Contó que Joao Saldanha, el entrenador de la selección nacional que se preparaba para participar en el mundial de 1970, no inspiraba confianza entre los militares que gobernaban, pues temían que ganara la copa, tomara un micrófono y señalara los crímenes que estaban cometiendo, por eso lo obligaron a salir de su cargo tres meses antes de que iniciara el torneo. Castro contó también que en esa delegación brasileña que viajó a México 70 había un hombre desconocido, que solo apareció en una foto, y que no tenía nada que ver con el fútbol: era un torturador y violador enviado por los militares. Por último, Lucio Castro mostró un documento que encontró en los archivos nacionales, en los que se registra la visita de Pelé a las instalaciones de la institución que realizaba todas las torturas en la dictadura: en ese papel amarillo se relata que el ídolo de fútbol brasileño se compromete a hablar bien públicamente del gobierno.
Mémorias No Chumbo es, en definitiva, una serie de reportajes rigurosos, que muestran cómo las dictaduras latinoamericanas se aprovecharon del fútbol para captar la atención de las masas, hacer propaganda y mantener su poder. Lucio Castro hizo una investigación a profundidad que aún estaba pendiente en su país, y que se adentró en la verdad, aunque tuviera que referirse a ídolos y a triunfos sagrados para muchos. “Desmitificar los ídolos del balón, y mostrar los pies de barro del poder. Se necesitó mucha valentía, y por eso es el ganador de la categoría”, finalizó Javier Darío Restrepo.
Imagen periodística
A través de la imagen se pueden contar grandes historias y esto fue lo que demostraron durante la presentación de sus trabajos Amaro Gómez-Pablos Benavides, Álvaro Cardona y Esteban Félix, finalistas y ganador de la categoría imagen periodística, respectivamente.
Antes de contar sobre Plástico: el doble filo, Amaro Gómez-Pablos Benavides resaltó la importancia de “compartir con otros colegas en una instancia en la que estás expuesto a lo mejor del periodismo y donde la curva de aprendizaje es grandísima”. Para él, a todos los identifica la pasión y recordó una frase que su padre, también periodista, mencionó alguna vez: “nunca le digas a tus jefes que esto lo haríamos gratis, y eso es muy cierto”.
Con su investigación publicada en la Televisión Nacional de Chile, Amaro Gómez-Pablos Benavides quiso hacer una interpelación a cada persona sobre su papel como ciudadano y consumidor. Lo que les movió a hacer este reportaje “es lo excesivamente irreflexivo que somos antes el derroche. La basura ajena es también basura propia. Es necesario que cada quien se haga cargo de algo que nos toca a todos”.
La imagen del reportaje es un pájaro que ha comido un encendedor, tapas de plástico y otros derechos que permanecen en su estómago. Ese pájaro, según el periodista, es una metáfora de lo que le sucede a cada persona en el actual modelo de consumo y elgran desafío fue convocar al espectador para generar una reflexión sobre la ecología, la ciencia, el consumo desmesurado y su efecto en la contaminación.
Un trabajo que aunque en términos precisos no se refiere a la violencia armada sí expresa, en palabras de Jesús Abad Colorado quien dirigió la conversación, uno de sus tipos y además está estrechamente relacionado con la vida.
También lo está Padre, Hijo y Espíritu armado, de Álvaro Cardona quien con sus fotografías brindó la posibilidad de expresión a las víctimas del conflicto en la zona del Catatumbo, Colombia. “Hay una analogía directa con la religión. Si le quitamos la r a la palabra armado queda amado; de lo contrario hace referencia a lo armado del conflicto pero también al ejercicio de armar en el rostro de las víctimas la imagen de la persona desaparecida”, dijo Cardona.
La idea surgió como un experimento que se materializó con la ayuda de un amigo. En este proceso estuvo un año viendo lo que ocurría en La Gabarra y “me encontré con que esta parte de la geografía del país no se había tocado. A la gente solo le quedan tres alternativas: ser parte del proceso de la coca, de las guerrillas o desplazarse”, expresó.
La voz de Cardona se quebró al hablar de su experiencia con las familias, de las fotografías rasgadas que muestra en su trabajo, de la historia que hay detrás de ellas. Y esto lo trasmitió a través de la cámara que para él “no es un muro sino es una forma de hablar”. “Después de esto asumo que lo único que le queda a las familias es la imagen física o mental de sus desaparecidos”, agregó.
De último estuvo Esteban Félix ganador del premio con Azúcar amargo: la epidemia misteriosa, que cuenta la realidad de los trabajadores de los ingenios azucareros en Nicaragua y otros países de Centro América. “Uno trabaja para vivir pero en realidad esta gente trabaja para morir”, expresó. Habló poco pero su trabajo lo dijo todo.
“Ignacio Flórez era un ex trabajador del ingenio. Cuando lo conocí me dijo que le hiciera fotos de la condición en que vivía, enfermo, abandonado; incluso me dijo que el día de su muerte yo lo fotografiara”, contó Félix. Otro de los personajes, Segundo Zapata, cortó caña en el Ingenio San Antonio durante 20 años hasta que enfermó y quedó relegado del trabajo: “estuve con él durante toda la historia. Fue al hospital y a los cinco minutos de llegar a su casa, falleció”.
Las imágenes fueron tomadas por el periodista. El trabajo se publicó internacionalmente, caso contrario a lo que sucedió en Nicaragua donde no se conoció ni una sola foto sobre el tema.
Crónica y reportaje
Martín Caparrós introdujo a los finalistas y al ganador y mencionó lo interesante que le pareció encontrar diversidad y el hecho de que desde distintos espacios se intentara contar a través del periodismo narrativo.
El primero en relatar su experiencia en la construcción de Carta desde La Laguna, reportaje que le dio el primer premio, fue Alejandro Almazán. “Llegué a La Laguna cuando estaban matando ‘solamente’ a 2 personas al día”, dijo.
En sus palabras, La Laguna es una zona de México que siempre ha suministrado todo lo que necesita un adicto. Es el caldo de cultivo donde están los Zetas y el Cartel de Sinaloa y fue en ese lugar en el que el periodista se metió para construir la historia. Contó con un guía de la zona y un drug dealer; este último lo condujo en su recorrido por varios lugares: “decidí antes qué historias quería contar. Llegué un lunes y primero hice lo más difícil porque en esa zona te empiezan a ubicar. Tuve que trabajar 24 horas al día porque no me podía quedar en el lugar por seguridad”.
En el reportaje, Almazán utiliza diversos recursos narrativos porque “en México nos ha entrado ya mucha sangre por los ojos y contarlo de una forma distinta hace que el lector se interese en leer lo que está pasando”, concluyó.
Luego el público escuchó algunos detalles de Especial Paraguai. “La historia de Natalia Viana es realmente todo lo que usted nunca quiso preguntar sobre lo que pasó con el derrocamiento del expresidente Fernando Lugo en Paraguay”, así introdujo Caparrós a la periodista.
A diferencia de otros, a Viana sí le interesó el país. En el tema encontró un drama profundo pues por primera vez una nación tenía un presidente progresista y era derrocado. Ese fue para ella el mayor hecho geopolítico de América Latina en 2012. Un quiebre democrático que dejó marcas y envió un mensaje a toda América Latina. En cinco entregas presentó un trabajo de largo aliento que empezó un mes después de ser derrocado Lugo.
“Él estaba en San Pablo haciéndose su tratamiento contra el cáncer linfático y disponible para cualquier medio que lo quisiera entrevistar. Hizo una rueda de prensa y fueron cinco periodistas. Me sentía mal y le dije que me encantaría contar qué pasó en su país. Accedió y me fui a Paraguay”, contó Viana.
Finalmente, con La larga risa de todos estos años de Diego Erlan cerró esta jornada de excelencia. El trabajo fue la reconstrucción de la vida del escritor argentino Rodolfo Fogwill a través de sus restos, sus papeles, sus escritos. “Tuve acceso a los papeles gracias a la familia. Me enteré de que algunos apenas se estaban descubriendo y me uní a ellos. Encontré novelas inéditas, un diario bastante difícil de leer y un libro de sueños que es casi de relatos y se publicó este año con Alfaguara”, contó Erlan.
En su trabajo mostró eso además las facetas poco conocidas del escritor como la de publicista en los años 70 y 80. “El articulo termina casi con un dejo de melancolía de cuánto lo extrañamos a él y sus intervenciones en el campo cultural”, concluyó.