Ola Sigdvarsson, defensor del lector en Suecia, en el Festival Gabo. Foto: Joaquín Sarmiento/ Festival Gabo.
En Suecia la ley referente a la libertad de prensa es “bastante permisiva”, según les contó Ola Sigdvarsson, quien ejerce como defensor del lector en ese país desde 2011, a los asistentes a la charla ‘Los desafíos de la autorregulación, la experiencia del ómbudsman de prensa sueca’ en el Festival Gabo.
Desde que está en su cargo, Sigdvarsson atiende todas las quejas de los ciudadanos que denuncian tratos injustos por parte de la prensa para determinar si su reclamo debe llevarse al Comité de Opinión de la Prensa (PON), entidad que emite multas u obliga a los responsables a hacer otras restituciones.
Durante 45 años ha trabajado como periodista, reportero y jefe editorial de periódicos, lo que le da una amplia experiencia para analizar las situaciones que, por lo general, llegan a su oficina por correo.
“En mi país todo se permite y es fantástico. Tenemos un registro público de los documentos oficiales para que las personas puedan solicitarlos. En Estocolmo se puede ir a la oficina del primer ministro y pedirle cualquier documento porque se lo va a mostrar”, señaló Ola para evidenciar un contexto de cómo son las políticas de privacidad.
La idea, indicó, es poder luchar contra la corrupción, debido a que si cualquier persona puede analizar los archivos de un político para escribir sobre sus hallazgos sin que esto represente un riesgo de seguridad da cuenta de que el sistema ha funcionado bien durante todos estos años.
“Transparencia internacional saca un listado de los niveles de corrupción en los países, Suecia es el número tres entre los de menor grado el mundo junto con Nueva Zelanda y Finlandia. Esto no es porque los políticos suecos hayan nacido siendo más honestos que los servidores públicos en Italia o en Colojmbia, la diferencia es que hay una herramienta efectiva para combatir la corrupción y es libertad de prensa”, enfatizó.
Sin embargo, precisamente por este contexto en el que todo se acepta, es muy difícil que un individuo pueda lograr la corrección en el caso de que se escriba algo malintencionado o sin fundamentos. “La libertad que se ha dado debe ser usada de manera responsable y nuestro trabajo es velar por eso. La libertad y la responsabilidad van de la mano”.
La estructura del sistema ético
Ola Sigdvarsson explicó que hacen parte de un sistema independiente sin participación estatal, responsable del código de ética y de las instrucciones para el defensor del lector y el consejo de prensa, que es ejecutado por una red conformada por el Comité para la asociación de medios, la Asociación sueca de editores de medios, la Unión sueca de periodistas, la Asociación de editores de revistas y el Club nacional de prensa.
“Muchas personas erróneamente piensan que somos parte del sistema judicial, hay unas similitudes en el proceso, pero no tenemos un soporte legal y hay unas diferencias. En el sistema judicial uno trata de encontrar quién es el culpable. Nosotros nos ocupamos del tema de los daños que un artículo le ha generado a un individuo, pero no nos interesa determinar quién es el culpable, sino el daño, y nos cuestionamos si el daño era justificable o no”.
El código de ética sueco
Plantea proporcionar noticias precisas, ser generosos con el derecho de responder, respetar la privacidad individual, actuar con responsabilidad,escuchar a todo los involucrados y tener cuidado al publicar nombres y apellidos de personas.
“Les presento esto no para que copien nuestro modelo, pues dependiendo de la situación y el contexto en el que están deben idear una forma de actuar al respecto con modelos de autorregulación”, enfatizó Sigdvarsson.
Sobre el Premio Gabo y el Festival Gabo
Es convocado por la Fundación Gabo con el objetivo de incentivar la búsqueda de la excelencia, la innovación y la coherencia ética en el periodismo, con inspiración en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, y en la dinámica de innovación, creatividad y liderazgo que caracterizan a Medellín, Colombia.
El Premio Gabo y el Festival Gabo son posibles gracias a la alianza público-privada conformada por la Alcaldía de Medellín y los grupos Bancolombia y SURA con su filiales en América Latina.
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