Por María José Chacón
Joseph Poliszuk y Roberto Deniz, directores del portal venezolano Armando.info, abordaron en un taller, en el marco del 13° Festival Gabo, los desafíos de hacer periodismo de investigación en contextos hostiles, como el exilio, la censura y la represión estatal. A partir del análisis de sus investigaciones sobre corrupción en Venezuela, compartieron metodologías, aprendizajes y reflexiones sobre cómo continuar investigando incluso fuera del país, colaborando a distancia, usando tecnología, accediendo a bases de datos públicas y fortaleciendo redes de periodistas. La sesión ofreció una caja de herramientas y una mirada profunda sobre el rol del periodismo como forma de resistencia.
La primera diapositiva mostraba unas escaleras que no llevaban a ninguna parte. El pasillo al final de la última escalera chocaba contra una pared. “Esto es lo que a veces se siente al hacer periodismo en el exilio”, dijo Poliszuk, quien junto al equipo de Armando.info recibió el Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo 2025.
El exilio como punto de partida
Los periodistas de Armando.info compartieron cómo el exilio, lejos de significar un silencio impuesto, se convirtió en una oportunidad para investigar desde nuevas coordenadas. La conversación comenzó con una pregunta contundente: ¿cómo se trabaja desde afuera cuando estás desconectado de las fuentes directas y del entorno donde ocurren los hechos?
La respuesta fue clara: el exilio implica una transformación del oficio. Pasar de tener contactos y fuentes al alcance, a enfrentarse a la incertidumbre profesional, el desarraigo, y la reinvención de la reportería desde la distancia. Pero también ofrece algo inesperado: perspectiva. Estar fuera del país les ha permitido seguir el rastro del poder sin las presiones inmediatas del contexto local, ampliando así el alcance de sus investigaciones.
Contar lo que los poderosos quieren ocultar
El corazón del trabajo de Armando.info es contar lo que los poderosos desean mantener oculto. Así lo mostraron con el caso de Álex Saab, una investigación que comenzó de manera casual: una nota de prensa sobre una empresa colombiana que entregaba cajas de alimentos CLAP en Venezuela. Lo que parecía una historia menor fue el punto de partida para destapar una red de corrupción transnacional.
Contar esa historia implicó costos altos: demandas judiciales, amenazas y, eventualmente, el exilio. “Tocar intereses reales tiene consecuencias”, advirtieron, y sin embargo, esa es la función esencial del periodismo: revelar lo que incomoda al poder.
El rastro de la información: mirar donde otros no miran
Joseph Poliszuk y Roberto Deniz compartieron cómo han logrado continuar sus investigaciones desde el exilio, trabajando desde Colombia. En ese proceso, fueron afinando ciertos métodos que se volvieron clave en su trabajo.
Uno de los aprendizajes más potentes fue el valor de leer documentos como si fueran mapas. Contratos públicos, registros mercantiles, balances financieros o simples recibos pueden convertirse en rutas para seguir la pista de una historia. Un pequeño cambio de dirección, una empresa recién registrada o un dato aparentemente menor puede abrir puertas insospechadas.
También subrayaron algo fundamental: guardar toda la información. Aunque algo no tenga sentido al principio, con el tiempo puede encajar en un panorama mayor. Este tipo de periodismo requiere una mezcla de obsesión, paciencia y una curiosidad activa para ver lo que otros no ven.
Investigar en red: el valor del periodismo colaborativo
Durante la charla se subrayó la fuerza del trabajo en equipo. Casos como los Panamá Papers, Odebrecht y la investigación sobre la triple frontera del coltán evidencian cómo cada periodista, medio o equipo tiene en sus manos una parte del rompecabezas.
En lugar de competir, la clave está en compartir. En vez de encerrarse, lo que enriquece es articularse. En ese engranaje colectivo, cada periodista aporta lo que Poliszuk llama “un superpoder distinto” que se potencia al integrarse con otros. Además, cuando se investiga desde fuera del país, es fundamental tener una red de contactos que estén dispuestos a colaborar, compartir información y abrir puertas que desde lejos serían más difíciles de alcanzar. Como lo resumió Deniz: “Hay que crear alianzas. Por más buen periodista que seas, el trabajo siempre será mejor si es colaborativo”.
Conciencia de las bases de datos: rastrear donde parece no haber nada
Uno de los ejes más importantes del taller fue entender el poder de las bases de datos, incluso en contextos donde el acceso a la información es limitado. Roberto Deniz explicó que el periodismo de investigación no siempre parte de una gran filtración o de una fuente presencial, sino muchas veces de la conciencia de que los datos existen, aunque estén ocultos, dispersos o subvalorados.
Registros marítimos, bases de datos empresariales en Miami, sistemas judiciales en Estados Unidos o el sistema federal de contratos… todo puede convertirse en fuente. Incluso en Venezuela, donde la opacidad institucional es regla, es posible reconstruir tramas si se sabe dónde buscar: por ejemplo, rastrear el origen de productos importados o analizar quiénes están detrás de empresas vinculadas al Estado.
La clave está en cruzar información y conservar cada dato, por insignificante que parezca. Como mostraron en el caso del piloto de El Chapo, una pequeña coincidencia entre documentos en México, Costa Rica y República Dominicana permitió confirmar una doble identidad que fue decisiva para la investigación.
Además, resaltaron que hay organizaciones como el OCCRP que permiten a periodistas independientes acceder a bases de datos internacionales de forma gratuita. En palabras de Deniz, el valor no está en memorizar todas las bases existentes, sino en entender qué metodología aplicar para probar lo que se busca.
Tecnología que amplía la mirada: de la pantalla al terreno
Más allá de los documentos, la tecnología se ha convertido en una aliada indispensable del periodismo de investigación. Durante el taller, se mostraron ejemplos concretos del uso de scraping, programación, inteligencia artificial, y geolocalización como herramientas para sistematizar y visualizar fenómenos complejos.
Uno de los casos más potentes fue el de las minas ilegales de oro en el sur de Venezuela. El equipo de Armando.info logró identificar más de 3.700 minas y 42 pistas clandestinas combinando imágenes satelitales, anotaciones en Google Earth y un algoritmo programado con expertos. Con inteligencia artificial, detectaron patrones que luego pudieron confirmar con trabajo en terreno. Así descubrieron mafias que transportaban oro hasta Brasil y Suiza, y que lo cambiaban por alimentos durante la crisis.
Otro caso fue el del registro nacional de contratistas, una base pública a la que pudieron acceder cuando aún estaba abierta. Gracias a la sistematización de esos datos, revelaron que coroneles y generales del Ejército venezolano estaban detrás de grandes contratos del Estado.
Como lo resumieron en el taller: “No hay periodismo de datos sin reportería tradicional”. La tecnología no reemplaza al periodista, pero lo potencia. Permite ver lo que a simple vista es invisible, y contar historias desde una escala amplia sin perder el detalle.
Metodologías que resisten
Roberto Deniz recalcó que un buen periodista no se limita a aplicar fórmulas fijas, sino que es capaz de diseñar una estrategia propia según las necesidades de cada investigación. En Armando.info, combinan tres enfoques: el periodismo clásico, el acceso a información pública y el análisis de datos. Esta mezcla les permite ajustar la metodología según el tipo de historia y el entorno en el que investigan.
La clave no está en encontrar una técnica infalible, sino en saber elegir la herramienta adecuada en el momento justo. Esa capacidad de adaptación es, en sí misma, una forma de resistencia.
El taller dejó una certeza: la resistencia periodística no está atada a un lugar físico. Está en la decisión ética de seguir investigando, aun cuando las condiciones sean adversas.
El periodismo de Armando.info es colectivo, técnico, estratégico y valiente. Pero, sobre todo, es una práctica ética que se adapta, se expande y se fortalece en red. Nos invitaron a descubrir nuestro propio superpoder como periodistas y a construir redes que nos permitan trabajar juntos, porque solo así se puede seguir contando lo que muchos quieren silenciar.
Sobre Joseph Poliszuk y Roberto Deniz
Joseph Poliszuk y Roberto Deniz son periodistas venezolanos y directores del medio de investigación Armando.info, reconocido por su compromiso con el periodismo independiente y su capacidad para investigar casos de corrupción en contextos autoritarios. En 2017, tras publicar una serie de reportajes sobre el empresario colombiano Álex Saab y su vinculación con negocios irregulares relacionados con el gobierno de Nicolás Maduro, comenzaron a recibir amenazas y demandas judiciales que los forzaron al exilio. Desde entonces, han continuado su labor periodística desde fuera de Venezuela, convirtiéndose en referentes del periodismo de resistencia en América Latina. Su trabajo ha tenido impacto internacional, demostrando que el ejercicio del periodismo crítico y ético no tiene fronteras.
Sobre el taller ‘Periodismo en el exilio: resistir desde afuera’
Esta actividad se realizó en el marco del Festival Gabo 2025, el cual es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con Bancolombia, CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe- y la Alcaldía Mayor de Bogotá.
El taller se llevó a cabo de manera presencial el viernes, 25 de julio de 2025, con la participación de periodistas y estudiantes de distintos países latinoamericanos y fue dirigido por los periodistas venezolanos Roberto Deniz y Joseph Poliszuk.
Sobre el Festival Gabo
Con el lema ‘Vernos de cerca’, el Festival Gabo 2025 se celebró en múltiples escenarios de Bogotá, entre ellos el Gimnasio Moderno y las sedes de BibloRed. Este año reunió a más de 150 invitados de Iberoamérica y del mundo en más de 100 eventos organizados por la Fundación Gabo.
El Festival Gabo es posible gracias a Bancolombia, CAF – banco de desarrollo de América Latina y la Alcaldía de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura y BibloRed.