Durante décadas, Gabriel García Márquez concibió una novela que llevaría por título La casa, ubicada en el espacio casi mitológico que habitó en Aracataca, en compañía de sus abuelos maternos. Las principales historias de su vida, y la manera de contarlas, surgieron de ese sitio. García Márquez publicó fragmentos de esa obra, pero sólo se concentró en ella cuando habitó otra casa en la Ciudad de México. Finalmente, en 1967, puso punto final a Cien años de soledad.
El documental La casa, dirigido por Eva Villaseñor, recupera la vida íntima que rodeó la creación de una obra maestra.
Muchos años después, Rodrigo y Gonzalo García Barcha, hijos del escritor, regresan al sitio donde fueron niños. Ese viaje al pasado también es una epifanía: el tiempo cambia al ser recobrado. Rodrigo y Gonzalo vuelven a los asombros de la niñez y los contrastan con el presente, sujeto a los trabajos de la memoria.
La casa registra el entorno familiar en el que se gestó Cien años de soledad, con la mirada de dos adultos dispuestos a recuperar los insondables misterios de la infancia. “Tenemos de genios lo que conservamos de niños”, escribió Baudelaire.