La multiplicidad de formatos y miradas para contarnos hizo parte del día a día del 11º Festival Gabo. En charlas, talleres y clases magistrales la agenda exploró las perspectivas LGBT+, afro y feministas, así como los nuevos enfoques para narrar la realidad.
Si algo nos queda de los tres días de Festival Gabo es que en el periodismo y en el oficio de contar historias coexisten la contradicción y la diferencia. No hay relatos concluyentes sobre el mundo; los lectores y las audiencias transitamos permanentemente en la marea de cambios que trae cada época y, a veces, cada día.
En medio de las transformaciones, los y las periodistas no ceden en su empeño por buscar y explorar las herramientas apropiadas para seguir narrando el mundo; igualmente, las audiencias se abren a las nuevas maneras de consumir información o disfrutar de las historias.
Pero, como dice el periodista y escritor Martin Caparrós, no se trata tan solo de contar; se trata de pensar y cuestionar; de la “libertad de analizar al mismo tiempo que se cuenta”.
De ahí que cada participante y evento del Festival Gabo nos invite a preguntarnos sobre el mundo que estamos contando y cómo lo hacemos, en qué formatos y desde qué lugares. No es –nunca ha sido– ‘contar por contar’, sino dar cuenta de unos procesos, ser conscientes de ellos y en ese camino hacernos más transparentes.
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“Somos un montón de contradicciones […]. No estamos exentos de habitar nuestras propias contradicciones para generar otras preguntas” sostuvo el periodista Cristian Alarcón en la charla Todxs en las historias: las fronteras de la narración.
Ése fue justamente el lema del 11º Festival Gabo, “Todos en las historias”: una síntesis para esta apuesta colectiva que buscó en cada decisión que todos y todas contaran y formaran parte de un espacio reflexivo, de convivencia para el goce y/o el debate.
El goce de contar
La variedad de enfoques se cristalizó en la agenda del Festival con eventos de periodismo, literatura, cine, arte, música, cómic, pódcast y otros formatos, que se llevaron a cabo en el Gimnasio Moderno, la Cinemateca Distrital, la Red de Bibliotecas Públicas, Theatron y otros lugares de Bogotá.
Un día los asistentes escuchaban a la poeta trans afro caribeña decir cosas como estas –que nos hacen pensar en las demandas sociales que hoy dinamizan a los eventos culturales–: “Me cuesta mucho no ser la cuota trans de las actividades donde participo: soy optimista pero también es muy doloroso participar en espacios donde me llaman solo para decir que son inclusivos. Es una cosa estructural que es mucho más grande que nosotras”. En esa misma mesa, la ilustradora Marcela Trujillo declaraba: “Es importante el reflejo: no solo para las personas trans ver que hay alguien trans, sino ver cómo las historias son reveladoras para toda la audiencia”.
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Otro día Enrique Anarte, periodista multimedia, especializado en derechos LGTB+ y redes sociales, hablaba de la revolución en términos de representación LGBT+ que tiene lugar en las nuevas plataformas, en las que se construye una relación más horizontal con los usuarios: “No le hablamos a la gente joven como le habla el periodismo tradicional, que le dice: ‘Sabemos lo que no sabes, aquí está’. No es una relación de autoridad, sino entre iguales”, dijo en su clase magistral durante el Festival.
Como en toda buena conversación, una cosa llevaba a la otra, por ejemplo al pódcast: “La facilidad del pódcast es que ya no tienes que estar suscrito a un medio grande para acceder a los contenidos que te identifican. Hay que saber cuándo los contenidos son una depredación o cuándo es contenido real y ahí hay que ponerle el pie en la puerta”, dijo Jesús Blanquiño, jefe de proyecto en Podium Podcast.
De igual manera, la periodista y ensayista feminista Luciana Peker nos hablaba de un “goce social”, de la necesidad de contar el placer más allá de las miradas predominantes y de los clichés del momento: “el goce de los oprimidos, de los que estaban condenados a existir, de los que estaban destinados a ocultarse”. Y nos deja preguntas urgentes: “¿Cómo podemos contar historias de goce en el periodismo? ¿Qué nos produce goce? ¿Y si todo lo bueno durara más?”
Eso mismo nos preguntamos cuando acabó el Festival, convertido gracias a sus participantes y asistentes en “todo lo bueno”: un refugio para los amantes de los relatos que se construyen en Iberoamérica, para las historias que nos contamos y las que queremos seguir narrando mañana.
Sobre el 11º Festival Gabo
El Festival Gabo es organizado por la Fundación Gabo, que, inspirada en los ideales y la obra de Gabriel García Márquez, busca promover espacios de reflexión y debate y exaltar el periodismo ético, riguroso, innovador y de servicio público.
Este año, en su undécima edición, el Festival Gabo regresa a Bogotá. Bajo el lema #TodosEnLasHistorias, hace una invitación a habitar las historias, reconocerlas como punto de encuentro donde coexisten múltiples voces y donde podemos construir un relato colectivo que nos acerque al mundo que soñamos.
El 11° Festival Gabo es posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina, y la alianza de la Fundación Gabo con la Alcaldía Mayor de Bogotá a través de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte (SCRD), su dirección de Economía, Estudios y Política (DEEP), y la Red Distrital de Bibliotecas Públicas (BibloRed).